Disclaimer:
La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir". Los personajes son propiedad de Thomas Astruc.
Los personajes originales así como las situaciones aquí presentadas son ficticios y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
[PROHIBIDA SU COPIA]
Se removía molesto bajo las sabanas, había metido la cabeza bajo la almohada tratando de evitar los molestos rayos de sol que se colaban por su ventana. Era domingo, no tenía clases y su agenda estaba vacía, solo quería dormir pero al parecer entre los luminosos llamados del astro rey y el incipiente dolor de cabeza esa sería una tarea imposible.
Somnoliento se incorporó quedando sentado en la cama, con movimientos torpes se frotaba los ojos con el dorso de la mano y un bostezo salió de lo más profundo de sus pulmones. Tenía la boca pastosa y un desagradable reflujo amargo que le recordaba el exceso de la noche anterior. Tomó el control que estaba sobre su mesa de noche y abrió la ventana permitiendo que el aire fresco de la mañana entrara y limpiara ese olor rancio a resaca que inundaba la estancia.
Plagg se acercó flotando con un trozo de queso entre sus pequeñas patas - Una dura noche, ¿eh, chico? - no disimulaba lo divertido de su comentario.
Adrien ya adivinaba por donde venia el comentario de su kwami - Ahora no Plagg por favor, siento que la cabeza me va a reventar.- apoyando sus dos manos sobre el colchón se puso de pie y con paso lento fue hacia el baño, busco entre los cajones algo que le aliviara el taladrante dolor de cabeza, al fin encontró una caja de aspirinas que torpemente abrió y rápidamente metió dos pastillas a la boca, al no ver ninguna botella de agua a la mano giró el grifo de su lavamanos y pegó la boca a él ayudándose a pasar el medicamento con el liquido que salía a borbotones.
Se quedó apoyado sobre el mueble del baño mirándose al espejo, a pesar de no haber tomado una cantidad excesiva de alcohol se notaba su falta de costumbre, se sentía terrible como si un autobús le hubiese pasado por encima y su aspecto gritaba a los cuatro vientos lo que había sido su noche, estaba pálido y con unas marcadas ojeras. Agradecía no tener ninguna sesión de fotos ese día, ya que si su padre o Nathalie lo vieran con ese aspecto lo más probable es que no le permitieran asistir a otro evento con sus amigos.
Se quitó el pijama y entró a la ducha, un ligero temblor sacudió su cuerpo al sentir las primeras gotas sobre su espalda, el agua estaba fría pero en ese momento era lo más oportuno para quitarse la pesadez del desvelo. Despacio fue regulando la temperatura hasta que consiguió una agradable agua templada. Con los brazos apoyados en la pared y su frente descansando en ellos notaba como su cuerpo se relajaba.
Plagg miraba a su portador desde atrás con una sonrisa de malicia - ¿Lo pasaste bien en la fiesta? - preguntó con picardía.
- Si, bien...lo normal. Los chicos estaban un poco pesados con lo del juego, pero si, lo pase bien. - respondió indiferente sin moverse de su posición.
- Ah, eso estuvo bien también, pero yo me refiero a tu amiga, estuviste hablando con ella mucho tiempo. - el pequeño ser miraba de soslayo a su portador sin dejar de sonreír de medio lado.
- ¿A qué te refieres? - se giró hacia su amigo desconcertado por sus palabras.
- Ya te lo he dicho, estuviste mucho tiempo con ella y se te veía muy a gusto. - Plagg estaba disfrutando viendo la cara trastocada del rubio - Humm, ¿Cooomo se llamaba? - giraba los ojos hacia el techo - Tú ya sabes cual, la chica bonita que siempre huele a dulce.
- ¿Marinette?, ¿estuve hablando con Marinette? - miraba con curiosidad a su kwami.
- Si, con ella. Estuviste hablando mucho. - Plagg aguantaba las ganas de romper a reír al verle la cara de incredulidad con la que él lo miraba - ¿No lo recuerdas? - se acercó hacia él y empezó a girar sobre su cabeza.
- No, recuerdo ver a Kim salir corriendo y yo levantándome para ir al baño. - respondió pensativo.
Plagg se quedó flotando frente a él - ¿De verdad no recuerdas nada de tu conversación con ella? - el rubio volvió a negar con la cabeza - Humm, ¿entonces esto no te sonara de nada?, me encantan tus ojos, - el travieso kwami trataba de imitar la voz de su portador al repetir algunas de sus frases, sobreactuando la escena - eres dulce y tierna, eres una chica muy especial y muy guapa, yo estaría rendido a tus pies.
El pobre chico se había quedado aun mas pálido, veía con horror al pequeño ser que se carcajeaba frente a él - Di...dime que no le dije todo eso.
- Eso y más. Jajaja - Plagg se burlaba de la cada vez más angustiada expresión de Adrien.
- Cre...cre...creía que lo había soñado. - todo el recuerdo de su charla con la azabache apareció de golpe en su cabeza hasta la última palabra, incluido el fortuito roce de sus labios.
- ¿Que...que voy a hacer ahora?, ¿cómo la podré mirar a la cara?, ¿qué pensara de mi?. - su autocontrol se había ido por el desagüe, hablaba sin sentido pensando en cómo se tomaría sus palabras su amiga, aunque en él fondo eran verdad no entraba dentro de sus planes confesárselas y menos con una copa de más en el cuerpo.
- Que eres un patán. - respondió divertido su kwami.
- ¡PLAGG! - exclamó fulminándolo con la mirada.
- ¿Qué?, tú preguntaste ¿no?.
Rápidamente tomó una toalla y se la envolvió a la cintura, salió con paso largo del baño para tomar su teléfono, necesitaba hablar con Marinette y saber que todo estaba bien entre ellos, temía haberla asustado con sus palabra y que ahora su amiga no quisiera saber más de él.
Marcaba ya el número cuando una voz a su espalda llamo su atención - ¿A...drien? - su sonido era aterciopelado y no ocultaba su nerviosismo. Se giró lentamente y no pudo evitar la sorpresa, ahí estaba ella frente a él.
- ¿Ladybug? - inquirió incrédulo. No era capaz ni de pestañear ante esa imagen llena de ternura que a la vez transmitía una sensualidad inusual, tenía sus manos entrelazadas a su espalda, su mirada ligeramente inclinada hacia el suelo, el tenue rubor que enlucía sus mejillas y la suave presión que ejercía sobre su labio inferior al morderlo. Ella era todo un poema.
La heroína luchaba por contener su respiración que empezaba a entrecortarse, notaba como el pulso se le aceleraba al tenerlo así de cerca solo con una toalla rodeando su cintura mostrando su torso bien definido aun salpicado por el agua, el chico era el epitome de la sensualidad. Por un momento se cuestionó si había sido buena idea el haber ido a verle de esa manera. Al llegar a su casa después de la fiesta y del intenso interrogatorio de Alya, no dejo de pensar en su conversación con Adrien la cual le arrancó algún que otro suspiro o risilla nerviosa. Con ayuda de Tikki estuvo ensayando las palabras adecuadas para ese entramado que había ideado, era su turno de mover ficha.
Entrecerró los ojos y soltó el aire contenido en un imperceptible bufido, levantó la mirada viéndolo con decisión, ya había dado un paso muy grande como para acobardarse ahora. - Bu...buenos días A...Adrien. - y aun con todo no pudo evitar balbucear su saludo, el saber que él era su compañero le intimidaba en cierta forma.
- Bu...buenos días. - respondió anonadado - ¿Qué...que haces aquí?. - no se podía creer que la chica de la que estaba enamorado y que ayer le había roto el corazón estuviera ahí mismo en su habitación.
Soltó un risilla por lo bajo al notar su nerviosismo - Yo...pasaba por aquí y...quería hablar contigo.
- ¿Hablar conmigo? - la azabache solo asintió con la cabeza. Adrien la miró dudoso - Cla...claro...por favor pasa y ponte cómoda. - con un amable gesto le señaló el sofá blanco frente al ventanal.
Ella solo miraba el lugar señalado sin dejar de jugar con sus manos, siguió de pie sin moverse - ¿pasa algo? - preguntó el rubio confundido por el comportamiento de la heroína.
- No...no, solo que...¿podrías vestirte?...por favor - se notó de inmediato el rubor en sus mejillas.
El rubio se quedo congelado hasta ahora se había dado cuenta de que estaba prácticamente desnudo - ¡Lo siento!. - exclamó y a toda prisa desapareció por la puerta de su armario.
Ladybug disimuló una risilla por la reacción del rubio, caminó hasta el sofá para esperar a que Adrien terminase de vestirse.
Al cabo de un minuto apareció vestido con unos jeans y una camisa blanca, se acerco hasta su mini nevera y tomó tres botellas de agua. Ladybug no dejaba de seguirlo con la mirada.
Se sentó junto a la heroína y le ofreció una de las botellas - Solo tengo agua aquí, pero si quieres puedo pedir que me suban otra cosa, lo que te apetezca. - ofreció amablemente.
- No, no te preocupes, agua está bien. - abrió la botella y la acercó para beber.
Adrien trago pesado al ver como sus labios se humedecían al contacto con el agua, un tenue brillo cubrió los amelocotonados resaltes de la azabache. El inconscientemente se llevo la mano al labio palpando justamente el mismo lugar con el que ayer rozó la comisura de los codiciables labios de Marinette.
¿Acababa de pensar en los labios de Marinette?...no...no, eso no estaba bien. Veía abochornado a la heroína que dejaba su bebida sobre la mesa, con movimientos torpes y apresurados abría una de las botellas y de un solo empuje terminó con su contenido. Entre la resaca y sus acalorados pensamientos el frío líquido le supo a gloria.
- Vaya, ¿tenias sed? - se giró aun sonrojado hacia la chica que lo veía divertida.
- Si...tenía algo de sed. - respondió correspondiéndole la sonrisa.
Pasaron un par de minutos en completo silencio, Adrien jugando con la botella entre sus manos y Ladybug con la mirada perdida hacia el suelo mordiendo su labio inferior.
- Yo... - dijeron ambos a la vez, un súbito rubor cubrió sus rostros. Fue la risa de la heroína la que rompió la tensión, siendo acompañada al momento por la del rubio.
- Por favor habla tú primero. - propuso cortésmente el anfitrión.
Vio a la chica dar un pequeño respiro y girar su azul mirada hacia él.
- Ve...veras, yo he venido hasta aquí porque necesitaba hablar contigo... - era evidente lo nerviosa que estaba la chica ya que no dejaba de mover sus dedos entre sí, dio otro respiro - yo...ayer rechace a alguien, - vio como Adrien enderezó ligeramente su espalda y clavaba sus ojos con interés sobre ella - él es increíble. Es lo que cualquier chica esperaría de un chico, educado, amable, valiente, galante, detallista y aparte muy guapo - pudo ver como una pequeña sonrisa llena orgullo se formaba en los labios de su acompañante, la cual le causo gracia - ...jeje creo que he dicho de más. Cualquiera pensaría que estoy loca por rechazar a alguien así ¿no?, yo en realidad lo quiero y mucho y le daría una oportunidad pero... - hizo una pausa y tomó su botella de agua para beber, sentía la boca seca - vaya es mas difícil de lo que pensé... - dijo abochornada pero sin dejar de sonreír - lo que trato de decir es que hace tiempo me enamore perdidamente de otro chico. - no pudo evitar sentirse mal al ver la expresión de desilusión en su cara.
No importaba cuantas veces lo escuchara ni el tiempo que pasara, el volver a oír de su voz que ella estaba enamorada de otro le provocaba el mismo dolor que la primera vez que se lo dijo.
- ¿Por...por qué me lo cuentas a mi? - inquirió contrariado, no podía negar que esa situación lo estaba incomodando.
- Por... - le costaba pasar la saliva - porque es de ti de quien me he enamorado. - tuvo que bajar la vista ya que no podía aguantar la mirada atónita con la que le miraba.
Adrien apenas daba crédito a lo que acaba de escuchar, con ojos titilantes la miraba una y otra vez. Un sentimiento de culpa copaba toda su atención, él siempre creyó que cuando por fin su lady aceptara sus sentimientos se lanzaría a ella para envolverla en un cariñoso abrazo y colmarla de besos. Pero no, nada más lejos de la realidad que estaba viviendo en ese momento, se sentía aliviado y a la vez egoísta de saber que no era de otro chico de quien ella se había enamorado. ¿Pero por que si quería a sus dos personalidades tuvo que escoger a la falsa, a la del escaparate?
Se giró hacia ella para ver como lo miraba con ojos ansiosos, a la espera de que él dijera las palabras correctas y tan esperadas. Pero por extraño que pareciera simplemente no podía.
- ¿Por qué? - fue lo único que salió de su boca, una inexpresiva pregunta que resumía todas sus dudas.
Ella abrió de más los ojos en los cuales se notaba su aprensión por la pregunta, ¿acaso él no estaba enamorado de ella?, ella acaba de confesarle que también lo amaba y ¿solo recibe eso?.
- ¿A qué te refieres? - preguntó siendo consciente de que tal vez su idea no había sido la más idónea.
- ¿Por qué rechazaste a ese chico por alguien a quien ni siquiera conoces? - por su tono más que una pregunta parecía un reproche.
Ella le aguantó la mirada antes de responder - Eso no es así, te conozco desde hace mucho. - al ver su cara de sorpresa desvió su mirada hacia la mesa - yo...nosotros nos vemos a diario.
Si hace un momento se sentía culpable por no responder como siempre había soñado a los sentimientos de su lady ahora era la frustración la que lo golpeaba de lleno, ¿como era posible que haya estado conviviendo con ella cada día durante sabe dios cuanto tiempo y ni siquiera haya sido capaz de notarla?.
- ¿Adrien?...¿está todo bien? - estaba tensa, el chico se había quedado en silencio sin siquiera mirarla.
- Te equivocas, no me conoces. - una vez más azul y verde chocaron - Ese chico que dices ver a diario no soy yo, es un producto de las exigencias de mi padre. Tal vez te sorprenderías al conocer mi verdadero yo y seguramente no te gustaría.
Ahora se cuestionaba que tal vez todo esto había sido un error desde el principio, ella no era capaz de ver su verdadera personalidad y al parecer él no podía ver más allá del antifaz rojo. En su vida todas las cosas importantes habían sido meros hechos efímeros, su madre, la relación con su padre. Ya estaba cansando, por una vez quería poner algo real en su vida y que perdurara. La que él proclamaba ser el amor de su vida al final había caído al igual que tantas chicas en la trampa del chico ejemplar, solo tres personas lo conocían como realmente era, esa simbiosis entre Adrien Agrestre y Chat Noir ese era él.
Tenía que ordenar sus ideas y dar prioridad a lo que realmente era importante para él en ese momento y para ello necesitaba hablar con cierta persona, la que de todos mejor lo conocía.
- Ladybug, yo...necesito un momento a solas. No sé si pueda pedírtelo pero me gustaría que me esperaras aquí. - la vio dubitativa por un momento hasta que dibujo una amable sonrisa. Era importante para él dejar las cosas claras con ella ese mismo día.
- Te prometo que no me moveré de aquí. - vio como Adrien le sonreía y tomando su teléfono desapareció por la puerta del baño.
En cuanto cerró la puerta apoyó su espalda contra ella, soltando un suspiro de agobio se dejo caer hasta quedar sentado en el suelo con la vista puesta en la lista de contactos de su teléfono.
Al quedarse sola su imagen de sosiego desapareció, definitivamente esto no estaba saliendo como lo había planeado, era un total desastre. Se había quedado en blanco y no sabía cómo reconducir la situación, necesitaba ayuda y urgente. Miró en todas direcciones buscando el lugar adecuado, en cuanto lo encontró se puso de pie de inmediato, se sentó en el suelo apoyando la espalda contra la cama de Adrien justo al lado contrario de la puerta del baño, así que si él salía no podría verla.
- Tikki transformación. - después del brillante destello rojo apareció ante sus ojos el pequeño kwami de la creación.
- ¡Marinette!, ¿qué tal ha ido todo con Adrien? - preguntó entusiasmada.
La expresión de Tikki se volvió seria en cuando vio la cara de horror de su portadora y no pudo evitar la sorpresa al ver donde estaban.
- ¿Que ha pasado?, ¿por qué sigues en la habitación de Adrien? - preguntó curiosa.
- ¡Ay Tikki!, un verdadero desastre, lo he hecho dudar de él, de mi, de nosotros. - respondió alterada.
- Marinette tranquilízate - flotó hasta quedar frente a ella tomando entre sus pequeños brazos el puente de su nariz y así captando toda su atención - ahora cuéntame lo que paso.
- Yo...empezamos a hablar y le dije que había rechazado a un chico, no quise mencionar a Chat Noir, es..es decir a él, para disimular, ya que él por supuesto que ya lo sabe porque él es Chat ¿no?. - el pequeño kwami se empezaba a desesperar, Marinette estaba tan nerviosa que no era capaz de dar un orden coherente al relato.
- Marinette, trata de calmarte y ve a lo importante. - sugirió con calma.
Inhalo profundamente para después soltar todo el aire lentamente por la boca tratando de relajarse - No quería que pensara que solo lo amaba por ser Adrien Agreste por eso le deje ver que a pesar de haber rechazado a Chat Noir yo lo quería y si las circunstancias hubieran sido otras le hubiera dado una oportunidad. Después le dije que estaba enamorada de él y fue entonces cuando él me cuestiono el porqué de mis sentimientos si es que no lo conocía, yo le respondí que nos veíamos todos los días como civiles. - Tikki abrió de más los ojos sorprendida - y me dijo que yo no sabía quién era él realmente y se metió al baño dejándome sola. - los ojos de Marinette miraban cristalinos al pequeño ser - yo...yo lo conozco Tikki, se perfectamente quien es, es el dulce y sencillo chico que se sienta frente a mí y el valiente y bromista héroe que lucha a mi lado.
- Pero Marinette eso no fue lo que hablamos ayer, tenías que ser sutil y clara. - el kwami flotó hasta su mano y se posó en ella - Tienes que entender cómo se debe de sentir ahora, él está dolido y defraudado. Siempre te ha comentando lo bien que lo pasa contigo y con Alya y Nino por que puede ser él sin tener que fingir. Y ahora no solo lo rechazas como Chat Noir si no que le dices que te has enamorado de la faceta que él odia.
- ¡Lo sé!, no sé que me paso, me puse muy nerviosa. - exclamó agitada.
- ¿Hmmm? - Tikki trataba de ver una solución a la falta de tacto de su portadora - Tienes que hablar con él, tienes que abrirle tu corazón...
Biiip, biiip - el teléfono te Marinette empezó a sonar, lo sacó de su bolso y miro la pantalla.
- ¡Aaaagh! - gritó asustada lanzando al aire el dispositivo.
Por suerte Tikki lo cazó al vuelo antes de que chocara contra el suelo - ¿Marinette, que pasa? - inquirió confundida.
- Es Adrien. - respondió hecha un ovillo.
La kwami miró la pantalla y ahí estaba el nombre del rubio que insistía en la llamada. Una sonrisa taimada ilumino el rostro del pequeño ser.
Acercó el teléfono hasta Marinette - Vamos, toma la llamada.
- ¡No!, no...no puedo hablar con él después de lo de antes.
- Pero él no sabe que eras tú, contesta y dile lo que realmente sientes sin tanto rodeo. - la azabache volvió a negar moviendo varias veces la cabeza. Tikki bajó los ojos y soltó un bufido para después presionar la pantalla aceptando la llamado y lanzando el teléfono a las manos de la azabache.
- ¡Tikki, no! - exclamó pero ya era tarde.
- ¿Hola?, ¿Marinette? - se alcanzaba a escuchar por el altavoz del teléfono la voz del joven modelo.
Marinette ya resignada tomó el teléfono y lo acerco a su oído con mano temblorosa.
- Ho...hola - respondió al fin.
- Marinette, hola. ¿No te habré molestado, o si? - inquirió dubitativo.
- No, claro no, solo estaba ordenando algunas cosas. - "mis ideas" pensaba para sí misma.
- Me alegro...y ¿que tal lo pasaste ayer en la fiesta de Kim?.
- Muy bien, ya sabes charlando con las chicas.
- Si, las vi, se notaba que estaban muy entretenidas.
- Si. jaja ya sabes siempre tenemos algo que contar. ¿Y tú, como lo pasaste? - por el momento estaban teniendo una charla normal entre dos amigos que comentaban la fiesta de ayer.
- Yo, bueno...creo que ya lo sabes tuve mis mas y mis menos con el vodka. Y por cierto gracias por preocuparte por mí, debió haber sido un engorro tener que aguantarme. - comentó apenado.
- No, no...te aseguro que no lo fue. - apresuró a corregirlo, lo que menos necesitaba ahora era que se sintiera avergonzado con ella.
- ¿Sabes?, no acostumbro a beber, realmente ayer fue de las pocas veces que lo he hecho y en esa cantidad, pero no quería desairar a los chicos.
- No tienes por qué justificarte, sabemos que Kim puede llegar a ser un poco insistente a veces.
Ambos guardaron silencio durante unos segundos, por el auricular se podía escuchar sus respiraciones.
- ¿Marinette?, sobre lo que hablamos... - empezó a hablar pausado y tratando de marcar cada palabra hasta que fue interrumpido.
- ¡¿Re...recuerdas la conversación?! - intervino sorprendida.
- Si, la recuerdo muy bien y quería hablar sobre ello, ¿si a ti no te molesta?. - la azabache ruborizada notaba el sobresalto en su pecho, no contaba con que él se acordara. Se puso en pie y empezó a caminar nerviosa por la habitación sin importar que Adrien estaba al otro lado de la puerta.
- ¿Marinette? - preguntó al no recibir respuesta al otro lado del teléfono.
- Si..si, aquí estoy. - se movía inquieta de un lado a otro de la estancia.
- Antes que nada quiero que sepas que todo lo que te dije era verdad,...son sentimientos que he llevado muy adentro durante mucho tiempo. - Marinette lo escuchaba atenta, con paso lento camino hasta la puerta que los separaba levantando su mano titubeante hasta posarla sobre ella - ...La cuestión es que ayer solo hable yo y aun no sé lo que tú piensas de todo esto.
- Yo...no sé qué decir, ayer no eras tú el que hablaba. - ella trataba de darle la vuelta a la conversación. Con la vista buscaba a Tikki, necesitaba de su consejo ella no sabía cómo abrirle sus sentimientos, ya le había hecho daño al intentarlo como Ladybug.
- No, no te equivoques Marinette, tal vez fue el alcohol el que me animo a hablar pero lo que siento por ti es real, tan real como tú y yo. - al otro lado Marinette descansaba su frente contra la puerta apretando los labios para no gritar de felicidad - ¿Entonces que me respondes?.
Su obstinación de no responder cayó como un endeble castillo de naipes - Yo...yo tam...- las palabras se aferraban por no salir - ¿Y qué pasa con ella? - de golpe la pregunta exploto en su boca, notaba la fuerte presión con la que sostenía su teléfono. Si sus sentimientos eran claros hacia sus dos facetas ella necesitaba saber que pasaría ahora con Ladybug, por que la heroína era parte de su todo.
El cerró sus ojos con parsimonia mientras jugaba con sus labios buscando las palabras - Ella vino a verme esta mañana a decirme que me quería y ahora está esperando en mi habitación por una respuesta. Ella se enamoro de solo una parte de mí, del maniquí, de la portada de revista. No puede decir que me ama cuando ha preferido a la faceta que mas aborrezco de mí... y tú lo sabes Marinette, tú sabes todo de mi, todo, nadie me conoce como tú. Y si esto te genera alguna duda ni por un instante pienses que eres solo un reemplazo, tú siempre has estado a la par que ella en mi corazón pero hasta ahora me he dado cuenta que el vinculo que comparto con Ladybug jamás llegara a ser tan fuerte como el que siento contigo. - sus propias palabras lo atosigaban, necesitaba saber lo que Marinette sentía por él - No te mentiré siempre tendré un gran cariño por ella pero será solo eso. - tomó un respiro antes de continuar - ¿Marinette puedes imaginar un futuro conmigo...con los dos juntos?.
Para ese momento la azabache no podía contener las lágrimas, sus dedos acariciaban la puerta queriendo llegar a él. - Adrien, lo he imaginado desde el momento que te conocí. - lo de contarle sobre el nombre que había elegido para los niños lo dejaría para otro momento - Siempre te he amado y cada día que he pasado contigo he aprendido a quererte más.
- Voy ahora a tu casa, no puedo esperar para tenerte entre mis brazos. - Adrien no ocultaba la gran sonrisa de felicidad.
- ¡Espera!, antes de que vengas habla con Ladybug, te aseguro que ella también te ama tal y como eres, ella solo es una tímida y torpe chica bajo el antifaz que no supo como mostrarte lo que sentía por ti y espero que puedas amarnos a las dos por igual.
-¿Cómo? - Marinette había colgado, Adrien miró extrañado el teléfono sin comprender las últimas palabras de la azabache.
Se puso en pie y acomodó un poco su ropa frente al espejo, caminó hasta la puerta y tiró del picaporte abriéndola. Se quedó congelado mirando con ojos desorbitados la figura que le bloqueaba el paso. Ahí frente a él estaba una sonrojada Marinette moviendo nerviosamente su teléfono entre sus manos, pudo percibir el ligero rubor en sus ojos, señal inequívoca de que había llorado.
- ¿Ma...Marinette?...¿pe...ro cómo? - su cara de asombro lo decía todo, no entendía como la azabache había llegado hasta su habitación.
- Por favor no me odies - suplicaba con ojos llorosos y dicho esto se abrazó con fuerza a él.
Adrien estaba estático por la incertidumbre que le producía todo esto, ni siquiera había sido capaz de corresponder al gesto de ella. Giró su vista hasta el sofá y su sorpresa fue mayor al no ver a Ladybug, oteo cada rincón de la habitación pero nada, al parecer la chica había desaparecido.
Bajó la vista hacia Marinette al momento una cálida sonrisa se dibujó en sus labios, le provocaba ternura oír sus suaves gemidos que se ahogaban contra su pecho. Levantó su mano para acariciar su negro cabello recogido en dos adorables coletas iguales a las que Lady... Enarcó las cejas a la vez que caía su mandíbula, como podía ser taaan ¡idiota!, el idiota por el que tantas veces se preguntó siempre había sido él.
Con cuidado la tomó por la cintura y lentamente empezó a apartarla de él. Ella se afianzo aun mas a su camisa, no quería separarse de él. Finalmente cedió ante el empuje quedando con las manos apoyadas en su pecho y la mirada al suelo.
Adrien tomó cariñosamente su mentón con sus dedos y levantó su cara hasta poder ver ese azul que tanto le gustaba - Tú, siempre fuiste tú - fue una afirmación más que un pregunta.
- A...Adrien...yo... ¡Aiiinsss! - entre sus nerviosos balbuceos salió un profundo suspiro al sentirse elevada por los brazos del rubio para quedar enfrentada a sus ojos.
- ¡Loco!, me has tenido loco. - y sin más la beso, era un beso anhelado, necesitado por ambos. Al principio era un torpe roce de labios que mostraba su inexperiencia pero según iba avanzando se iba acompasando mostrando un ritmo cadencioso que hechizaba con solo verlo, poco a poco fueron dejándose llevar acompañándose con suaves caricias, Adrien recorría con pequeños círculos la espalda de ella, mientras que Marinette envolvía con frenesí sus dedos en el rubio cabello.
Se separaron jadeantes y sonrientes sin dejar de verse, Marinette sentía el rubor en su cara al recordar que este había sido el primer beso de Adrien y que había sido para ella, ante esa idea no pudo evitar volver a tomar con pasión los labios del rubio.
Adrien no podía disimular su felicidad correspondiendo a cada caricia y a cada beso de su Lady. Y era ahora que se daba cuenta de que tan equivocado había estado, él por mucho que se esforzara en mostrar su verdadera faceta siempre estaría incompleto. Hasta ahora, por fin la había encontrado a esa hermosa chica que era su complemento perfecto, la que lo hacía sentirse pleno y feliz y en su mano estaba que eso sería así por siempre.
FIN
