El frío y la soledad del cuarto en el que había sido aislado y confinado, tras ser capturado, se había vuelto parte de su día a día.
Después de múltiples intentos por escapar de ahí para volver a reunirse con ella, siendo estos intentos fallidos y que casi, le cuestan la vida, aprendió a ser paciente.
Porque actuar impulsivamente, era infructífero. Estúpido.
Si él quería huir, debía tener paciencia. No solamente esperar una oportunidad, sino también, planificar con cuidado lo que debía o no hacer.
Si él se comportaba como ellos querían, como un animal dócil y obediente, entonces no tendría que ser encerrado nuevamente. Y aunque hubiera sospechas, él debía convencer a todos con su actuación, de que se había rendido de escapar y que en cambio, había aceptado colaborar con ellos en la invasión y colonización del planeta.
Si ellos le hablaban, debía mostrar una sonrisa y acatar órdenes. No solamente debía ser dócil y servil, también, debía ser amable.
Debía fingir y ser cuidadoso en todos los aspectos. El mínimo error o descuido, sería mortal.
— Espérame... prometo volver a ti — cerró los ojos con fuerza, mientras sus cuernos brillaban.
—... Te estaré esperando, Hiro.
Abrió los ojos al sentir unas presencias, pero no por eso alzó la mirada. Sabía perfectamente quiénes eran, después de todo, fueron ellos la razón de su cautiverio.
Pero el mayor culpable era... Ese hombre, aquel al que llamaban Doctor FRANXX.
Quien se había atrevido a tocar los cabellos de su esposa y con ello, crear algo parecido a ella.
Una abominación.
Aquello sólo le hizo apretar los puños un momento. ¿Hasta qué punto la codicia de estos seres llegaría?
Porque era claro que ellos querían a su hijo. Después de todo, VIRM era una especie que buscaba someter a otros; y si estos no cedían. Entonces serían eliminados.
Humanos estúpidos, ¿Acaso no se dan cuenta de que solamente están siendo usados?
Dejó hablar a ese humano, escuchándolo en silencio pero sin intención de mirarlo. Sin embargo, no pudo ignorarlo cuando él, mencionó a su esposa.
- Si eres obediente y te comportas bien, no habrá necesidad de mantener aquí ni ser castigado… Y eso, si quieres volver a verla también.
Era un vil chantaje, lo sabía. También, era una mentira que lo fueran a dejar fácilmente si obedecía, lo sabía.
Sin embargo, él iba hacer esa mentira realidad. Un objetivo y una razón para seguir.
Si debía ser un mentiroso, lo sería hasta que llegase el momento de dejar este lugar. Pero para eso, debía de igual forma conocer y familiarizarse con el sitio.
Porque él iba a volver con ella, sí o sí.
- Sí.
