Resumen: Todos los nobles y hombres poderosos de Francia se apresuran a enviar a sus hijos a Versailles tras el anuncio de que la hija única del monarca va a elegir a su próximo esposo, pero uno de los pretendientes no está muy feliz de estar ahí.

Notas:

1) Los Personajes no me pertenecen, son propiedad de ZAG Heroes, y los créditos son de Thomas Astruc y su equipo.

2) Este fic está realizado sin fines de lucro, solo por diversión.

3) Puede contener Spoilers de lo que ha aparecido en la cuarta temporada

OCURRIÓ EN VERSAILLES

CAPÍTULO 2

Mansión de la marquise Tsurugi

Cuatro días más tarde

Fiel a las órdenes de su padre, Adrien continuó visitando a la marquise los siguientes días, cada vez más seguro de que Kagami lo aceptaría cuando él le llegara a pedir su mano en matrimonio. En su mente, el joven ya se había resignado a casarse con ella y vivir el resto de su vida a su lado, ya que era lo que su padre esperaba de él y sabía que no tenía otra opción más que obedecerlo.

No, la verdad era que ya se había resignado a casarse e intentaría ser feliz toda su vida con ella. Sus propios padres, Gabriel y Emilie, habían tenido también un matrimonio arreglado y, por lo poco que sabía sobre ellos como pareja al menos estaba seguro de que su padre realmente había amado a su madre, y después de todos esos años aún sufría por su ausencia.

-Se encuentra muy callado esta tarde, monsieur Agreste- observo la marquise con una sonrisa curiosa- ¿está pensando en algo en especial?-

-Solo pienso en lo linda que se encuentra esta mañana, madame- le respondió Adrien tras parpadear y regresar a la realidad, dedicándole una sonrisa a la marquise- al igual que usted-

Kagami sonrió un poco sonrojada y bajó los ojos. A pesar de que estaban solos en los jardines de la mansión de los Tsurugi, Adrien podía sentir la mirada el tutor de Kagami desde la ventana de la sala en la casa en su nuca como si le quemara. Realmente no había necesidad de esa agresividad, pues él era un hombre honorable y jamás haría algo que no debía o que deshonrara a la dama con la que se tendría que casar.

-Estoy un poco aburrida- dijo Kagami poniéndose de pie mientas que él la imitaba- ¿le apetece ir al interior para tener un duelo?-

-¿Un duelo, madame?-

-Sí, le presentaré un arma- dijo ella con una sonrisa traviesa- vamos-

Adrien asintió con una sonrisa y la siguió de regreso a la mansión, cruzando los pasillos hasta una gran sala de esgrima, incluso más grande que la de la mansión Agreste. Había varias espadas y un equipo de esgrima listo para ellos. Kagami eligió un florete y le ofreció otro a Adrien.

-En garde- dijo ella apuntándolo con la punta del florete mientras que sonreía traviesa- le advierto que no pienso ponérsela fácil…-

El rubio obedeció tomando el florete y se puso en guardia inmediatamente con la misma sonrisa que ella.

-Jamás esperaría eso de usted- dijo Adrien.

Kagami no esperó a que dijera algo más y comenzó a atacarlo mientras que él se defendían hábilmente. Todo golpe que ella daba era hábilmente detenido por Adrien, los dos contrincantes moviéndose hábilmente por toda la sala, genuinamente divirtiéndose. Aquello le dio esperanzas a Adrien: podría haber sido mucho peor, al menos tenían gustos similares y se llevaría bien con su futura esposa.

Pronto la joven lo tuvo contra la pared a pesar de que él detenía todos sus ataques.

-Eres bueno- dijo Kagami bajando su florete, pero sin separarse de él. Ambos estaban prácticamente a unos centímetros del otro.

-Suena sorprendida, madame- dijo Adrien con una sonrisa antes de dejar la formalidad con la que había estado hablando todo el tiempo y agregar- no soy tan bueno como… tú-

El rubio tomó la mano de ella y Kagami se puso de puntillas para besarlo, pero un ruido hizo que los dos se apartaran de golpe.

-Ejem…-

Cuando levantaron la mirada se dieron cuenta de que Longg los estaba mirando con cara de pocos amigos, con arco y flecha en mano, desde la parte alta de la sala. Tragando saliva y entendiendo la advertencia, Adrien supo que esa era su señal para irse.

-Lo siento- dijo él tomando la mano de Kagami y besando el dorso de la misma- ¿podré verla mañana?-

-Estaré esperando, monsieur- dijo ella con una sonrisa sonrojada, pasándose un mechón de cabello detrás de su oreja al verlo alejarse hacia la puerta donde su carruaje esperaba.

Adrien hizo el breve viaje de regreso a casa con una leve sonrisa. Si había tenido dudas sobre la elección de esposa que le había dado su padre, ahora éstas se habían borrado. Kagami era hermosa, inteligente, hábil y divertida, y a pesar de que no tenía fuertes sentimientos hacia ella estaba seguro de que los desarrollaría conforme pasaba el tiempo. Su padre pudo haber elegido a alguien que odiara, al menos no sería tan terrible. Claro, a él le hubiera gustado casarse por amor, pero ya sabía que eso era solo una fantasía y no podría ser.

"Mañana", pensó Adrien sin dejar de sonreír mientras viajaba de regreso "mañana le propondré matrimonio".

Pero su sonrisa se borró de inmediato tan pronto como llegó a su casa. En la entrada se encontraba el Gorila junto con el ejército de sirvientes de su padre, quienes estaban sacando cofre tras cofre a la entrada de la mansión. No le tomó a Adrien mucho tiempo en reconocer que lo que estaban sacando eran sus cosas.

-¿Pero qué está pasando?- dijo el rubio confundido tan pronto como bajó del carruaje, pero el Gorila ni siquiera alcanzó a responder porque ambos escucharon a Plagg peleando acaloradamente con Gabriel Agreste.

-¡No puede hacer esto!- exclamó el tutor en voz alta. Adrien pudo ver que Plagg tenía un objeto en su mano, una cajita cuadrada de color negro.

-Yo hago lo que quiera en mi casa y con mi hijo- dijo Gabriel cruzándose de brazos- ya escuchó sus órdenes-

-¡Esto es inaceptable, está jugando con los sentimientos de los dos muchachos!- gruñó Plagg furioso- esta vez se pasó, anciano-

-¡Y usted no puede hacer nada al respecto, Plagg!- exclamó Gabriel de la misma manera- ¡y modere su tono de voz si no quiere que lo despida!-

Plagg estuvo a punto de explotar, seguramente diciéndole que no necesitaba ese trabajo y que podía arreglárselas, pero se contuvo una vez que vio al muchacho mirarlos preocupado. La verdad era que Plagg se podía ir en cualquier momento pero no quería abandonar a Adrien en esa casa, con ese padre. Sí, su pupilo era ya un adulto pero estaba completamente dominado por su padre y sabía que el chico necesitaba un aliado.

Los ojos verdes de Plagg se fijan en Adrien, que los miraba preocupado, y no atinó sino a darle la espalda y entrar a la casa maldiciendo en voz baja. Gabriel también se dio cuenta de la llegada de su hijo y bajó las escaleras de la entrada para acercarse a él.

-Apresúrate a cambiarte a tus ropas de viaje y recoge lo que necesites que no hayamos empacado ya- dijo Gabriel sin darle oportunidad de preguntar- saldrás inmediatamente a la corte en Versailles-

Adrien sintió un horrible vuelco al escuchado eso, algo decepcionado al recordar que había prometido ir a ver a Kagami al día siguiente.

-¿Qué? Père, ¿cómo…?- comenzó a decir Adrien- ¿por qué tendría que ir a Versailles?-

-Por que el rey de Francia ha comenzado a recibir pretendientes por la mano de su hija, Madame Royale- dijo Gabriel seriamente- al parecer el muy idiota dejará que la princesa Marinette se case por amor, y eso nos da una oportunidad sin precedentes. Si juegas bien tus cartas, podrías llegar a ser el padre del próximo rey de Francia-

Miles de cosas pasaron por la mente del rubio. Primero, el hecho de que su padre lo mandara lejos y sacara sus cosas sin siquiera preguntarle si podía o deseaba hacerlo, el hecho de que lo mandaran a cortejar a una mujer cuando ya cortejaba a otra, que lo hiciera romper su promesa a la marquise Kagami y que su padre quisiera que cortejara a nada menos que a la princesa…

-P…pero père, yo ni siquiera soy de sangre noble- apenas alcanzó a balbucear Adrien nerviosamente- estoy seguro de que no me considerarán para…-

PAFF

Gabriel le dio una bofetada que por poco lo tira al suelo. No lo hizo solamente porque se apoyó en el carruaje para no caer.

-¡NO VUELVAS A MENCIONAR ESO JAMÁS!- bramó Gabriel antes de ajustarse la corbata y aclararse la garganta- vas a ir al Château de Versailles, te vas a presentar como pretendiente por la mano de la princesa Marinette y la vas a conquistar como conquistaste a la marquise. Si logras esto, tendremos todo el poder e influencia que siempre soñamos-

Adrien sintió como si se le quebrara el corazón. Ya había comenzado a encariñarse con Kagami para que ahora le dijera eso. ¡Kagami! No era justo para ella quedarse creyendo que iba a volver al día siguiente a verla (y que le propondría matrimonio) cuando él estaría en Versailles intentando cortejar a una mujer muy por encima de su propio nivel.

-De acuerdo, pero antes de eso dame algo de tiempo para decirle a Kagami que…-

-No hay tiempo- dijo Gabriel fríamente- tienes quince minutos para cambiarte y salir. Si lo haces así llegarás a Versailles esta misma noche. Y no quiero ningún tipo de retraso-

Adrien gruñó y corrió escaleras arriba a su habitación donde Plagg lo esperaba con cara de pocos amigos. Al llegar vio que su tutor ya le había preparado su ropa de viaje y se había cambiado él mismo, además de tener listo papel, pluma y tinta para que Adrien pudiera escribirle a Kagami. Tras agradecerle con la mirada, Adrien comenzó a escribir rápidamente.

Pero, ¿qué le diría?

El rubio meditó la situación. Ir a cortejar a la princesa era una cosa, pero nada le aseguraba que él sería el elegido. Como le había dicho a su padre, él no era de sangre noble y era muy poco probable que la princesa se fijara en él. Estaba seguro que volvería y que podría continuar cortejando a Kagami, así que comenzó a escribir.

Chèr madame la marquise:

Me encuentro en este momento extremadamente entristecido al informarle que mi padre me ha enviado a arreglar un asunto urgente a París y no podré tener el honor de verla el día de mañana. Mis más sinceras disculpas por el malestar que esto le pudiera llegar a causar. Le escribiré todos los días hasta mi regreso…

El joven suspiró largamente y bajó la mirada. No sabía que otra cosa poner en la nota, así que solo la firmó y la dobló automáticamente sin moverse más. La mano de Plagg sobre su hombro lo devolvió a la realidad para que comenzara a cambiarse. Apenas terminó de hacerlo cuando Gabriel entró a su habitación para apurarlo.

-Vamos, apresúrate- dijo Gabriel fríamente- no tenemos todo el día. Tienes que llegar a Versailles antes de mañana-

Adrien asintió seriamente y bajó a la puerta, no sin antes entregar la nota al mensajero para que llevara la nota a Kagami. Una vez que lo vio alejarse, Adrien y Plagg abordaron el carruaje que ya estaba cargado con su equipaje. Gabriel ni siquiera salió de la mansión para despedirse de él o desearle suerte. Tan pronto como lo abordaron, el carruaje comenzó a avanzar hacia el norte.

Al ver que el joven Agreste miraba tristemente por la ventana cuando pasaron por la casa de Kagami, Plagg puso una mano en su hombro.

-Estará bien, chico- dijo Plagg en voz baja, aunque él mismo estaba furioso por la situación en la que estaba- sé que todo se resolverá-

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Antigua habitación de Luis XIV, palacio de Versailles

Esa noche

Marinette caminaba de un lado a otro nerviosamente detrás de la galería de los espejos, esperando algún sonido o indicio de que un carruaje estuviera a punto de llegar. Pero nada, solo sus propios pasos rompían el silencio en esa área del palacio. Alya y Juleka, dos de sus damas de compañía, estaban con ella siguiéndola divertidas con la mirada.

-Déjame adivinar, el galante y apuesto duque de Aquitania va a venir esta tarde a honrarnos con su presencia- dijo la pelirroja con una sonrisa traviesa- y a competir por la mano de la princesa…-

-Shhh- dijo Marinette aún caminando en círculos y mirando de tanto en tanto a través de la ventana.

-Meh…- dijo Juleka encogiendo los hombros sin mucho entusiasmo como las otras chicas- no entiendo la emoción, es solo Luka-

-Es tu hermano, es normal que no te parezca tan guapo. Ya verás cuando llegue, estoy segura de que va a alborotar a todo el gallinero…- comenzó a decir Alya, pero un pequeño grito de emoción de parte de Marinette la interrumpió.

La princesa dejó a sus compañeras y corrió hacia la ventana para asomarse sin atreverse a abrirla para salir al balcón. En efecto, un lujoso carruaje cruzó la grille du roi y se detuvo frente a la corte de mármol, en la entrada principal de Versailles. Una docena de sirvientes salieron y se apresuraron a acercarse al carruaje recién llegado para comenzar a bajar el equipaje y un paje abrió la puerta del mismo, del cual emergieron dos hombres.

Uno de ellos era, en efecto, el duque de Aquitania. Era mucho más apuesto de lo que Marinette recordaba de unos años atrás. Luka era un hombre más alto que el promedio, de cabellos oscuros e impresionantes ojos color turquesa. Llevaba tonos claro y oscuros en sus ropas, una espada en su cinturón y una capa sobre sus hombros. Detrás de él iba otro hombre, al menos una década mayor que él, mirando seriamente a su alrededor y ordenando a los sirvientes.

-¿Quién es ese?- preguntó Alya.

-Es Sass, el controlador de las propiedades de mi hermano- dijo Juleka, porque Marinette no parecía estar escuchando- también es su padrino-

La princesa puso la mano en el marco de la ventana, debatiéndose si debía abrirla o no para mirar mejor, pero no fue necesario. Luka levantó los ojos hacia ella y le dedicó una sonrisa que hizo que la chica sintiera un vuelco de emoción. Sus labios se tornaron en una sonrisa al ver al duque tocar sus propios labios por un segundo y guiñarle el ojo antes de seguir a los sirvientes al interior del palacio.

Marinette se llevó las manos a la boca para no gritar de emoción.

-La tiene bastante grave, madame- dijo Alya con una sonrisa divertida- vamos, será mejor que regrese a dormir o mañana no estará en condiciones para recibir oficialmente al duque y a todos los pretendientes-

-¿Dormir?¿Crees que voy a dormir esta noche, Alya?- dijo Marinette antes de volverse a Juleka- ni una palabra de esto a tu hermano-

-Por supuesto que no, madame- dijo la aludida.

Estaban a punto de irse cuando escucharon el ruido de otro carruaje. Las tres mujeres volvieron a asomarse por la ventana para ver de quien se trataba. Su transporte era tan magnífico como el del duque, y de la misma manera los sirvientes se apresuraron a bajar las pertenencias del recién llegado y abrir la puerta. La primera persona en bajar era un apuesto joven rubio de bellas facciones, pero que tenía los hombros caídos y la cabeza agachada. El segundo era un hombre moreno de cabellos oscuros, quien sí tenía la cabeza erguida pero una expresión de pocos amigos.

-Ugh, ¿quién es ese?- comentó Alya mirando por la ventana- parece que no está muy contento de estar aquí… como si lo hubieran traído a punta de pistola-

-Lo mismo pensé- dijo la princesa mirando por la ventana.

-¿Es el rubio quien viene como pretendiente?- preguntó Juleka- porque el otro hombre también está vestido como noble-

-No, el otro es demasiado viejo- observó Alya- debe ser el rubio. Aunque ninguno de los dos se ve muy entusiasmado-

El muchacho rubio ni siquiera levantó la mirada así que no pudieron ver el color de sus ojos y solamente se mantuvo tenso sobre la corte de mármol mientras que los sirvientes recogían sus cosas.

-Vamos, madame- insistió la pelirroja interrumpiendo los pensamientos de la princesa que aún miraba a través de la ventana- mañana será un gran día-

Marinette volvió a sonreír.

-Eso espero- solo alcanzó a decir antes de comenzar a caminar con sus damas de compañía hacia sus habitaciones del otro lado del pasillo-

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Corte de mármol

Al mismo tiempo

Adrien bajó de su carruaje cuando aún el otro pretendiente estaba en la corte de mármol, justo frente a la entrada del edificio, seguido de Plagg. No había comido ni dormido en todo el viaje, y estaba con los nervios de punta. No había podido dejar de pensar en que eso iba a herir a Kagami y en que no debería estar ahí.

Plagg también tenía un humor espantoso pero no había querido explicar el motivo de su aversión contra ese viaje, así que Adrien solo había asumido que estaba enojado porque Gabriel lo había obligado a ir.

-Bienvenido a Versailles, monsieur Agreste- dijo el paje inclinándose levemente al recibirlos- en un momento lo acompañaremos a sus apartamentos-

Adrien asintió distraídamente mientras miraba de reojo a su alrededor. Los sirvientes se apresuraban a bajar sus cofres del carruaje mientras que otro par de mozos llevaron el carruaje y los caballos a los establos.

Junto a la entrada y sobre el suelo de mármol estaba otro hombre vistiendo también ropas de viaje y que parecía haber llegado antes de él, y Adrien pensó que el otro carruaje que estaba frente a la entrada debía pertenecer a ese joven.

El otro hombre lo miró y tardó un segundo en reaccionar, pero suavizó su mirada y le sonrió, acercándose y extendiendo su mano hacia él.

-Salut- dijo el muchacho con una sonrisa radiante que de inicio le fastidió mientras le ofrecía la mano- mucho gusto, me llamo Luka Couffaine, duque de Aquitania-

Adrien lo miró con desagrado por un momento sin responder. Tenía hambre, estaba cansado y muy disgustado por todo el asunto del viaje.

-Adrien Agreste- dijo el rubio bruscamente sin tomar su mano.

Luka pareció entender el fastidio del muchacho y no tomó ofensa por ello, solamente se encogió de hombros y siguió sonriendo como si Adrien lo hubiera saludado efusivamente.

-Bueno, supongo que está aquí por la misma razón que yo- dijo el joven duque- solo espero que quien gane sea la persona que haba feliz a Ma… a la princesa-

Adrien lo miró con cara de circunstancias, preguntándose porqué decía eso. ¿Había una especie de extraño código que no había comprendido?¿Lo estaba retando o porqué decía eso? No atinó sino a hacer un movimiento de su cabeza. Notó que el sirviente que iba con él se tensó y lo miró furioso aunque el duque no dejó de sonreír.

-Es un honor haberlo conocido, monsieur Agreste. Lo veré en los siguientes días- dijo Luka antes de seguir al paje hacia sus apartamentos al ver que Adrien le respondió con un gruñido.

Plagg se acercó a él.

-Vaya, esa es la mejor manera de hacer amigos, ¿eh?-

-Ugh, ahora no, Plagg- dijo Adrien. Su estómago hizo ruido y comenzó a sentirse mareado. Se llevó una mano a la frente, cosa que no pasó desapercibida para su acompañante.

-Necesitas comer algo- dijo Plagg antes de volverse al paje- por favor haga que lleven algo de comer a las habitaciones de monsieur Agreste-

-Oui, monsieur- dijo el paje antes de tomar un candelabro en sus manos- los conduciré a sus apartamentos. Por aquí, messieurs-

Adrien agradeció en silencio a Plagg por haber dicho eso. Necesitaba comer algo y dormir quizá por los próximos dos días. Después de una caminata que les pareció interminable, por fin llegaron a los apartamentos asignados a ellos. Casi al mismo tiempo otro sirviente llegó con un pequeño festín y lo colocó en la mesa principal de los apartamentos.

-Monsieur Agreste será presentado a la familia real mañana a las 4 de la tarde- dijo el paje- bonsoir-

-Sí, gracias- dijo Plagg antes de cerrar la puerta. Para cuando se volvió, Adrien ya había comenzado a comer, lo cual lo alivió un poco así que solo agregó- hey, tranquilo, no te acabes el queso-

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Apartamentos del duque de Aquitania

Más tarde

Luka comenzó a quitarse sus ropas de viaje mientras que los sirvientes preparaban un baño para él. Sass había servido dos copas de vino y le pasó una.

-Bueno, ya estamos aquí- dijo el controlador en tono resignado, pero el duque no estaba escuchando, sino que tarareaba en voz baja. Sass alzó las cejas- ¿porqué está de buen humor, monsieur? Sobre todo después de que ese…-

-La vi cuando llegamos, Sass- dijo Luka con una sonrisa enamorada- la princesa estaba mirando desde la ventana sobre la corte de mármol-

Sass alzó las cejas ya que él no la había visto, e incluso dudaba de lo que su amo había visto pero decidió no decir nada al respecto, sobre todo porque el joven estaba en su propio mundo. No, lo que le preocupaba al controlador era la actitud hostil del otro hombre.

-Ese muchacho- dijo Sass pensativo- ¿cómo dijo que se llamaba?-

-Adrien Agreste- respondió Luka.

-Umm… nunca había escuchado ese nombre- dijo el controlador- seguramente es hijo de algún burgués… pero con esa actitud dudo mucho que logre conquistar a la princesa. Claro, si hubiera algo que conquistar-

-¿Qué cosas dices?-

-Que toda esta competencia es prácticamente una formalidad- dijo Sass cruzando los brazos seriamente- todo el mundo sabe que la princesa lo favorece a usted-

-No es una formalidad, Sus Majestades lo dejaron muy claro. Además, ella puede ver otras opciones- dijo Luka frunciendo el entrecejo- jamás la trataré como si ya fuera mía, tendré que trabajar como todos para conquistarla-

Sass sonrió levemente. Su amo era así de generoso, pero estaba equivocado. La mitad del trabajo estaba hecho, la princesa ya lo conocía y evidentemente ya lo favorecía desde antes de que comenzara siquiera la competencia.

Luka se disculpó para pasar a la sala contigua a darse un baño mientras su administrador se quedaba pensativo. El día siguiente sería interesante para todos.

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Apartamentos de la princesa

La tarde siguiente

Las damas de compañía estaban luchando por mantener quieta a Marinette mientras la ayudaban a cambiarse. Había pasado toda la mañana intentando poner atención a sus lecciones (cosa que no logró ni de broma para total frustración de Tikki) y ahora se tenía que alistar para la recepción de los pretendientes. Mientras las chicas se encargaban de ayudarla a vestirse, la princesa se asomaba por la ventana hacia los jardines, donde algunos de los pretendientes convivían entre sí.

-Marinette, por favor- dijo Alya comenzando a perder la paciencia. Era su mejor amiga de toda la vida, y la única que tenía permitido hablarle por su nombre en privado.

-Ya voy- dijo Marinette alejándose de la ventana resignada y caminando de regreso a donde estaban sus damas, extendiendo los brazos para que la ayudaran a meterse al elaborado y complicado vestido- solo estaba mirando-

-Ya tendrá tiempo de mirar todo lo que quiera, madame- dijo le dijo Alix, una de las dos damas de compañía que eran casadas, alzando repetidamente las cejas- y si quiere, de probar también-

-¡Alix!- la regañó Alya mientras que el resto de las chicas ahogaban una risita- un poco de decoro-

-¿Qué? Es cierto- dijo la aludida.

-De todos modos, Alix tiene razón en la parte de que ya tendrá tiempo para mirar- dijo Rose tratando de zanjar la discusión- sobre todo a ese guapo duque de Aquitania. Awww es tan apuesto…-

Las jóvenes se propusieron a ayudarla a terminar de vestirse. Tras ponerse su corsé, su ropa interior y su vestido encima de todo eso, Juleka y Mylène comenzaron a peinarla mientras que Aurore les pasaba las peinetas y los broches.

-¿Qué saben de los otros pretendientes?- preguntó Marinette.

-Pues… como podrá imaginar, vienen de toda Francia- comenzó a explicar Alya- son en total dieciocho jóvenes de familias nobles, y dos hijos de burgueses-

Un murmullo recorrió a las damas.

-Supe que vendrá el primo de mi esposo- dijo Aurore casualmente mientras le mostraba las peinetas para que eligiera una- no lo conozco bien, pero Félix me ha dicho que es un buen muchacho-

Marinette iba a preguntar su nombre, pero las chicas terminaron de recoger su cabello en un elaborado peinado.

-Listo- sentenció Alya dando unos pasos atrás y mirándola con una sonrisa satisfecha- ya estás perfecta-

Marinette sonrió a su reflejo y dio una vuelta. Su vestido era hermoso y las chicas se habían esmerado con su peinado. Esperaba que fuera a impresionar a sus pretendientes, sobre todo tenía a uno de ellos en su mente.

La puerta de principal de los apartamentos se abrió y Tikki apareció en ella.

-Es hora, madame- dijo la recién llegada tras hacer una breve inclinación- Sus Majestades están esperándola en la Galería de los Espejos-

Las damas murmuraron emocionadas y Marinette respiró hondo antes de salir de sus habitaciones, seguida de Tikki y de las otras chicas.

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CONTINUARÁ…

¡Hola a todos! Espero que les esté gustando esta historia. Por fin los pretendientes están llegando a Versailles y están a punto de ser presentados ante la familia real. Adrien no está nada feliz con lo que está pasando. Pobre Kagami también, está muy ilusionada.

Vayan a sufrir conmigo con el fic de Misao.

Muchas gracias a todos por sus reviews. Abrazos.

Abby L.