Declamier: Los personajes no me pertenecen, son obviamente de nuestra querida y drogada (no literalmente creo) J.K Rowling.
En una celda, arrecostado en la pared, observando sin hacerlo realmente, viviendo sin estarlo realmente, se encontraba Sirius.
Las lágrimas volvían a surcar su cansado rostro a la vez que volvía a recordar aquella noche, a la vez que simplemente los recordaba.
¿En qué momento habían llegado aquello? ¿En qué momento habían dejado de ser unos niños?
Su hermano...James...su mejor amigo, ya no estaba, Lily tampoco, su Lily, ¿Porqué había pasado aquello? Entonces volvía a recordar, Petegrew, aquel traidor que todos habían pensado que era su amigo.
¡CAMBIEMOS EL MUNDO!
Volvió a escuchar en su cabeza, aquella voz que ahora anhelaba volver a escuchar, con una felicidad y emoción que ya no existía, de hecho desde hacía poco después de haber salido del colegio. Aún con lágrimas en sus ojos, aquel joven de no más de 21 años se dejó arrastrar a sus recuerdos, el único lugar que aunque doliera y lo destruyera poco a poco, le permitía ver a aquellas personas que había perdido, aquellos que fueron su mundo antes de que todo se destruyera.
En una de las cabinas del expreso de Hogwarts, cuatro niños de no más de 11 años, se hayaban riendo y hablando felices.
—Oigan, ¿Cómo se llaman?—preguntó el más bajito de todos riendo un poco por la broma de otro de los que allí se encontraba, sus ojos marrones, su pelo castaño, su delgada figura—
—Remus Jhon Lupin, mucho gusto—contestó otro chico, sus ojos eran color oro, su cabello castaño claro casi dorado, su rostro juvenil acompañado por una alegre sonrisa, justo lo que todo su cuerpo gritaba, que estaba feliz—Y ustedes?—preguntó observando a los dos niños frente a él, y él chico a su lado—
—Yo soy James Potter—se presentó el chico de lentes, ojos castaños y cabello del mismo color, el orgullo se notaba en su voz del mismo modo que su gesto en el momento en que se presentó, levantando un poco su mentón con orgullo pero sin mostrarse altanero—
—Y yo Sirius Orión Black—habló el niño al lado de James Potter, su cabello negro largo, su sonrisa arrogante, sus ojos azules brillando, observaban a todos los presentes en la cabina, pensando que ellos podrían ser sus amigos sin importar en qué casa cayeran cada uno—
—Mucho gusto, yo soy Peter Petegrew—volvió a hablar el chico bajito, sonriendo—
—GRYFFINDOR!!—gritó el sombrero seleccionador, la niña pelirroja de ojos verdes se levantó y caminó hacia la mesa de su casa, sentándose en medio de Sirius y James que la observaban—
—Hola, soy Lily—sonrió la chica sonriendo a la par que le daba la mano a James que también se presentó junto a Sirius, sonriendo los tres—
Dos niños corrían por los pasillos después de haberle gastado una broma a unos Slytherin's , cuando se encontraron con una pelirroja y un chico más alto que cargaba sus libros en medio del pasillo. Ambos se miraron y corrieron más rápido, separandolos y empujando al chico a la vez que pasaban en medio de ellos, lo que provocó que los libros cayeran.
Al llegar al final del pasillo, ambos se giraron observando a los chicos con una pequeña sonrisa, James sólo observaba a Lily pero ambos captaron el momento en el que Severus Snape, un chico de Slytherin, le entregaba los libros a la pelirroja y se giraban a observarlos.
En los jardines de Hogwarts, se hayaban un Sirius y James, un poco más grandes molestando como todos los días a Severus Snape, o Quejicus como ellos le decían. James había comenzado a odiar a aquel chico por tres simples razones, era Slytherin, amaba las artes oscuras, y le gustaba Lily Evans, la chica de la que James estaba profundamente enamorado, aunque ésta no le correspondiera, y lo rechazaba siempre que podía, James seguía insistiendo.
Lo que lo había llevado a comenzar a molestar a Snape, y dónde James fuera, Sirius lo seguiría con los ojos cerrados. En aquel escenario, se pudo ver a una pelirroja de la edad de ambos chicos llegar corriendo mientras se colocaba delante de su amigo, a la par que les pedía que se detuviera, y los chicos obedecieron.
—No necesito tu ayuda, sucia sangre sucia—habló el Severus Snape, dirigiéndose a la chica con una mirada y un tono de asco, lo que provocó que la chica lo mirara dolida y que tanto Sirius como James, casi lo volvieran a atacar de no ser porque Lily los volvió a detener para posteriormente marcharse los tres juntos—
Frente al lago se podía observar a dos muchachas, una pelirroja y una pelinegra, arrecostadas a un árbol charlando y riendo mientras observaban la hermosa puesta de sol, sin darse cuenta que a la lejanía cuatro chicos las observaban, decidiendo por fin acercarse a ellas.
Cuando llegaron a la altura de ellas, simplemente se sentaron y se unieron a la charla, aumentando las risas, sencillamente disfrutando de la inocencia y felicidad que se podía sentir en el ambiente de todo el lugar, olvidandose de la guerra que había fuera de las rejas que protegían el castillo y sus habitantes.
—Messer's Moony, Warmtail, Padfoot and Prongs a pround to present 'The Marauders Map' —leyó James sonriendo observando a sus tres acompañantes en busca de su aprobación, a lo que todos sonrieron y asintieron satisfechos—
—Podriamos decir una frase para que sea visible y así sólo nosotros sepamos utilizarlo, y otra para que se oculte su contenido—habló pensativo Remus, mejor conocido como Moony, observando la mesa dónde se encontraba el pergamino, el mapa del merodeador—
—Pero, ¿Cuál? O mejor dicho, ¿Cuáles?—volvió a hablar James, o Prongs como ellos le decían, observando también la mesa—
—Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas—dijo Sirius a.k.a Padfoot sonriendo, observando a sus amigos—Esa podría ser para que se vea.
—Travesura realizada—aportó Peter, también observando a sus amigos—
—LISTO!—gritó emocionado James sonriendo, dirigiendo su mirada hacia Sirius que también lo observó sonriendo—
—¿Hermanos para toda la vida?—le preguntó Sirius, observando a James, quién se giró a observarlo mientras una sonrisa aparecía en su rostro—
—Hermanos para toda la vida—le prometió James abrazándolo, Sirius simplemente sonrió y le devolvió el abrazo—
—¿No puedes dormir, Black?—preguntó Lily acercándose a Sirius quién estaba sentado frente a la chimenea en la sala común de Gryffindor—
—¿Qué haces aquí, Evans?—le respondió Sirius con una pequeña sonrisa, observando como la chica se sentaba a su lado y lo observaba—
—Tampoco puedo dormir—contestó la chica girandose hacia el fuego, observando sin hacerlo realmente, simplemente pensando y haciéndole compañía al chico en un agradable silencio—¿Porqué no estás allá arriba con Potter y los demás? Es raro que estés sólo—dijo después de un rato—
—No quise despertarlos...y necesitaba pensar—le respondió el chico observandola por un momento para después volver a centrar su mirada en el fuego, igual que ella—
—¿Sabes? Cuando era niña, no me gustaba observar los mismos animados que mis amigas, me gustaba ver y leer los libros y películas de mi mamá—contó la chica, lo que ocasionó que el chico la mirara sorprendido pero dándole toda su atención, escuchándola—Una vez, ví una película, de un chico que desde niño había sido independiente, sus padres no apoyaban sus creencias, ni sus sueños, ni su personalidad—siguió relatando sin mirarlo, como si fuera más para ella misma que para él—Para los muggles, los sueños no son solamente lo que ves cuando duermes, sino que son sus metas, lo que quieren ser en un futuro, sus planes, esos son los sueños. Así que él chico, al cumplir los 19 años, huyó de su casa, cansado de que sus padres planearan su vida como una marioneta, y se dedicó a tratar de cumplir sus sueños, a buscar su felicidad. Conoció a dos chicos, que más que sus amigos, eran sus hermanos, puede que no de sangre, o por un papel, pero él los quería como tal. Los tres tenían el mismo sueño, querían hacer música. Él protagonista, escribía canciones y realmente tenía talento—calló pensando que de seguro a él chico no le interesaba, y que estaba hablando demasiado, así que se giró a mirarlo, encontrándose con los ojos azules de él chico brillando de intriga por lo que pasaría—
—Entonces...¿Que pasó, Lily?—le preguntó observando los ojos verdes de la chica, instandola a qué siguiera el relato—
—Cumplió su sueño, y era realmente feliz, al menos durante un tiempo. Se volvió famoso, junto con otros chicos, pero comenzó a cansarse, se volvió rutinario y la vida perfecta se escapó de sus manos. Aún hoy, recuerdo la letra de la última canción que cantó sobre un escenario—observó nuevamente el fuego, aún sintiendo los ojos azules fijos en su figura—¿Sabes que decía la canción, Sirius?—le preguntó esbozando una pequeña sonrisa cuando percivió al chico negar con la cabeza— 'El momento en que me encuentro tan alto como tanto soñé, mi sombra se hace más grande, azotada contra el suelo por la luz, te lo pido no me dejes brillar, no me dejes caer, no me dejes volar, tengo miedo. El momento en que me encuentro en mi punto más bajo, es irónicamente cuando estoy en este vasto cielo azul' Eso dice el coro, la última canción escrita y cantada por el mismo. Se destruyó pensando que había encontrado su felicidad, que por fin tenía su vida perfecta, pero nada es perfecto y eso él lo descubrió tarde—volvió a callar, el chico hacía un rato que había vuelto a observar el fuego, escuchando a la joven—
—¿Qué pasó con él, Lily? ¿Que pasó después?—Sirius no la miró al momento de hablar, pero después de unos segundos en silencio azul y verde volvieron a encontrarse, analizandose mutuamente—
—El chico se fué del mundo de la música, abandonó su vida, tras esa despedida. Se apartó del mundo entero, y comenzó a sanar, fué cuando conoció a una chica. Ella lo ayudó, y gracias a ella, él chico volvió a su casa, perdonó a su familia, y quedó tranquilo, pero regresó al lugar donde la conoció a ella. La película se acabó cuando acostados debajo de un árbol, observando las estrellas, ella le dijo que era hora de descansar, de dormir en paz—terminó girandose a observar a Sirius que se encontraba mirándola también—Ahora soy yo, Sirius, quién te dice: Es hora de descansar—y le sonrió por primera vez, fué entonces que Sirius notó que por primera vez desde que la conocía la chica lo llamaba por su nombre así como él también lo hacía por primera—
En medio de un pasillo, cuatro chicos caminaban en dirección al lago mientras charlaban del mundo, y sus metas y planes para la vida, siempre juntos.
—¡CAMBIEMOS EL MUNDO!—gritó James con una sonrisa que reflejaba su emoción, una que llegaba hasta sus ojos que seguían reflejando la inocencia de alguien que aún no se había enfrentado al mundo—
James tenía los brazos extendidos a su costado, y caminaba de espaldas observando de frente a sus amigos por lo que no pudo observar la sonrisa sincera de cierta pelirroja que lo observaba a un poco de distancia del chico.
Sirius sonrió y lo abrazó por los hombros obligándolo a girarse y caminar junto a él, a la par que Remus y Peter sonreían y los alcanzaban, caminando a la par.
—¡VAMOS A COMERNOS EL MUNDO!—gritó un James bastante borracho siendo arrastrado por toda la sala común, por Remus y Lily que sonreían aún cargandolo con dirección a la habitación de los chicos—Lily...mi pelirroja...¿Sabes que realmente te quiero? ¿Porqué no me das una oportunidad? Yo realmente estoy enamorado de tí, pero lo único que recibo son negativas y más negativas, ¿Realmente soy tan malo?—la miró serio o al menos lo intentó ya que estaba realmente borracho, y veía a dos Lily's al lado de él—
Sirius y Marlene iban detrás de ellos, sonriendo también, cuando llegaron al cuarto de los chicos. Remus y Lily dejaron a James en su cama pero el chico aún no se dormía, fué entonces que Remus salió a buscar a Peter que se encontraba dormido y borracho en la sala común, Marlene se fué y Sirius se sentó en la cama de al lado, ósea la suya, que la chica le contestó aún sabiendo que Sirius los observaba.
—Vuelve a decírmelo cuando no estés borracho, prometo darte una oportunidad—le contestó la chica cuando James casi se dormía, aún observandola a los ojos, se inclinó y le dió un beso en la frente, después le sonrió y susurró—Dulces sueños, James—se alejó acercándose a Sirius que la observó expectante, sorprendiendolo cuando le dió un beso en la frente igual que a James—Descansa, Sirius. Cuídalo—y con aquello se fué del cuarto en dirección al suyo propio, dejando a Sirius aún estático por la sorpresa—
La graduación de los chicos había sido de todo menos "normal", habían hecho más bromas que de costumbre, incluso Lily había participado, se la habían pasado un poco nostálgicos pero con una sonrisa, casi habían hecho que McGonagall llorara, pero aquella mujer aún cuando los había abrazado en aquel último día, no había derramado ni una sola lágrima, al menos no delante de ellos.
Habían jugado Quidditch juntos, Lily y Marlene los habían ido a ver, y habían vuelto a recorrer el castillo completo recordando y despidiéndose de aquel lugar que se había vuelto su hogar, de aquel lugar que los protegía de la maldad del mundo, una que les tocaba afrontar a ellos ahora, debían comenzar su vida.
En la tarde, a la puesta del sol, cuando habían terminado de recoger todas sus pertenencias, se habían reunido en el lago. Marlene traía una camara mágica, ya que quería tener una foto de todos juntos, una última foto.
—Tendremos una para cada uno, para que mi futuro hijo con Lily la tenga—habló James con una sonrisa ganándose un pequeño golpe de la anterior nombrada—
—Ni siquiera nos hemos casado¿y ya estás pensando en hijos?—preguntó Lily fingiendo estar molesta—
—¿Eso quiere decir que te casarás conmigo?—le preguntó James sin borrar su sonrisa pero no la dejó contestar porque ya la estaba besando—
Sirius los observaba sonriendo, feliz de que ellos hayan logrado estar juntos y que sean felices por encima de todo, aún cuando él se había enamorado también de la chica, su amigo o mejor dicho, hermano era más importante.
Al final, cada uno había terminado con una foto de aquel día, y todas reflejaban lo que ya habían perdido tras aquel último año, la felicidad sincera y completa, la inocencia de ser jóvenes.
—Voy a hacerlo, voy a luchar—habló James observando a Remus para después observar a los demás—¿Lo harán ustedes?—preguntó al ver que ninguno hablaba, Sirius movió su copa para posteriormente beber su contenido de una sola vez y mirar a James—
—Sabes de sobra, que siempre estaré contigo, James—habló Sirius mirándolo, James le sonrió y después se fijó en Peter—
—¿Peter?—dijo James aún observándolo, él chico levantó la mirada fijandola en James—
—Podría matarnos con los ojos cerrados, James, sólo somos unos niñatos recién salidos del colegio—respondió dejando ver a través de su tono el miedo que sentía de sólo imaginarlo—
—Todo estará bien si permanecemos juntos—le dijo Sirius sin observarlo realmente, James asintió, corroborando lo que había dicho Sirius—
—Bien, juntos—habló nuevamente Peter, girandose a observar a Remus quien observaba fijamente su copa, pensando en todo aquello—
—¿Remus?—lo llamó James, Moony lo observó serio aún moviendo su copa—
—Son riesgos reales, James—le contestó, todos lo observaban—Ya no estamos en Hogwarts, ésto es una guerra, podríamos estar peleando contra compañeros...amigos del colegio allí, podríamos perder a las personas que queremos, podrían traicionarnos, bajo la maldición imperius, o simplemente haber caído por miedo, ¿Estás tú preparado para eso? ¿Para ver morir a alguien? ¿Para matar? Ésto ya no es un juego, James, ésto no se trata ya de decidir que maldición le vas a lanzar a Snape por simple aburrimiento, o escoger que broma harás hoy—siguió observandolos a todos que bajaron su rostro sin poder soportar la mirada de Remus—Podría ser perfectamente Snape quién mate a alguno de nosotros por la bronca que le tuvimos en el colegio, o bien podría matar a Lily en un error—
—Nos protegeremos entre nosotros, lo intentaremos al menos—le contestó James, aún sin poder observarlo directamente a los ojos—
Remus asintió pero no volvió a mirar a ninguno, ni tampoco volvió a hablar hasta que llegó Lily al bar, sentándose al lado de James, disfrutando de la velada sin saber nada de lo que habían hablado ellos.
En aquel recuerdo se podía apreciar a un Sirius sonriendo feliz mientras llevaba de la mano a Lily Evans, con los ojos vendados, guiandola hasta la cima de aquel claro en medio de un bosque. Un lugar hermoso, para una proposición perfecta, en el momento perfecto. Eso pensó Sirius, mientras veía el horizonte aún guiando a Lily.
Para cuando llegaron a la cima del claro, Lily ya estaba impaciente y nerviosa sin saber que pasaba y el sol comenzaba a esconderse, advirtiéndole a los presentes que era el momento perfecto.
James escondido tras uno de los tantos árboles que había en el lugar, sonrió nervioso observando a su amada pelirroja, sosteniendo fuertemente en su mano una snitch especial.
Sirius observó a James a la distancia, sonrió más, comenzó a correr alejándose de la pelirroja y haciéndole la señal a Remus y Peter, quiénes con un movimiento de sus varitas hicieron que un montón de mariposas azules volaran hacia Lily sin que ésta se diera cuenta, claro. Sirius se giró hacia ella, mientras levantaba su propia varita a la altura del rostro de la pelirroja, aún a la distancia, y con un movimiento casi imperceptible, hizo que la venda que cubría los ojos verdes de la chica cayera, posibilitandole a la chica la hermosa vista del atardecer y todas aquellas mariposas azules que aleteaban alrededor de ella.
James observando aún a su pelirroja, la hermosa sonrisa que traía al observar todo aquello, liberó la snitch, dejándola volar hasta Lily, quién sorprendida la atrapó entre sus delicadas manos sonriendo, pudo observar que en ella estaban sus iniciales entrelazadas a las de James justo antes de que la snitch se abriera revelando a su verde mirada un hermoso anillo de oro.
Lily levantó la mirada del anillo aún sorprendida, observando como James caminaba nervioso hacia ella a través de todas aquellas mariposas. Le sonrió aún un poco desconcertada, a la par que James le devolvía la sonrisa, reflejando sus nervios. Los chicos aún escondidos sonrieron al verlos juntos.
—Amm...Lilian Evans, sabes que he estado enamorado de tí desde el primer momento en que te ví en aquel andén, eres la única mujer con la me veo por el resto de mi vida, con hijos, siendo feliz. Eres esa persona con la que quiero compartir toda mi vida, mis aventuras, mis problemas, esa con la que quiero despertar, tener hijos, aprender a cocinar—rieron, Lily sólo lo observaba formándose lágrimas en sus hermosos ojos esmeraldas—Proteger y amar. Sé que durante mucho tiempo fuí un idiota arrogante, puede que aún lo sea un poco, pero así me amas. Tú me haces ver las cosas de una forma diferente, me haces ver qué hay más cosas aparte del Quidditch, las bromas y el mapa. Me haces replantearme el futuro, planear y quiero sinceramente que tú estés en él, pero no como mi amiga, ni mi novia, quiero que seas la señora Potter, mi esposa, la madre de mis hijos—para ese momento Lily ya estaba llorando de emoción, y James la observaba seriamente, mientras Sirius, Remus y Peter, esperaban expectantes—¿Quieres casarte conmigo?—soltó finalmente bajando un poco su mirada—
Lily asintió sin poder hablar pero al ver que James no la miraba se lanzó a sus brazos abrazándolo mientras daba pequeños besos en el cuello del chico. James la abrazó por la cintura, enterrando su rostro en el cuello de su novia.
—¿Eso es un sí?—le preguntó nervioso sin mirarla mientras sentía como Lily asentía emocionada ahogando un sollozo—
—Sí, y tres mil veces sí—le dijo ahogada aún en su emoción—
James sin poder contenerse, y aún abrazándola por la cintura, les gritó a sus amigos que seguían escondidos.
—¡DIJO QUE SÍ! ¡ME HA DICHO QUE SÍ, CHICOS! SIRIUS, ME VOY A CASAR! ME VOY A CASAR CON LILY EVANS!—gritó feliz, tanto Lily como Remus y Sirius rieron ante la emoción de James, para posteriormente acercarse a ellos acompañados por Peter que sonrió un poco—
Lily se separó de James, dejando que sus amigos lo felicitaran, lo que aprovechó Sirius para abrazarla felicitandola.
—Te dije que era un buen chico—le susurró al oído aún abrazándola sin que los demás escucharan—Desde antes ya éramos amigos, pero a partir de ahora en adelante, eres mi hermana, tienes el mismo valor que James, así que siempre podrás contar conmigo. Sois mi única familia, ¿Vale?—siguió susurrando, emocionado porque ahora no sólo James era su familia, sino que Lily y sus probablemente futuros hijos pasaban a formar una familia, su familia—
La chica lo abrazó sonriendo, sosteniendolo fuerte.
—Oye, Canuto, apenas nos comprometimos, ¿Y ya me quieres robar la novia?—bromeó James sonriendo mientras observaba a su prometida y su amigo, sabiendo de antemano lo que el chico le estaba diciendo—
—Tranquilo, Cornamenta, la bruja no es mi tipo—rió SIRIUS separandose de la pelirroja quién le propinó un pequeño golpe sonriendo—
—James Potter, ¿Aceptas a Lily Evans como tú legítima esposa para amarla, cuidarla y respetarla, en la riqueza y la pobreza, la salud y la enfermedad, hasta que la muerte los separe?—
—Acepto—contestó James sonriendo—
—Lily Evans, ¿Aceptas a James Potter como tú legítimo esposo para amarlo, cuidarlo y respetarlo, en la riqueza y la pobreza, la salud y la enfermedad, hasta que la muerte los separe?—
—Acepto—contestó ésta vez Lily seria observando al cura frente a ellos, habían decidido casarse en una iglesia muggle, ella lo había preferido así—
—Entonces los declaro marido y mujer, puede besar a la novia—James no esperó más y tras susurrarle algo que Sirius no pudo escuchar la besó—
—¡VIVA EL MATRIMONIO POTTER!—gritó Sirius emocionado sin importarle nada, estaba más que feliz por sus amigos, justo en ese momento, terminó el beso, a la vez que se escuchaban más exclamaciones por parte del resto de amigos, magos claramente que habían sido invitados a la ceremonia—
—Es hora de la fiesta, amigos—dijo Peter a la vez que salían de la iglesia detrás de Lily y James Potter, el reciente matrimonio—
Todos bailaban a lo loco en la fiesta, unidos en un pequeño grupo en medio de la pista de baile. Sirius observó a Lily y James reírse mientras "bailaban" con el grupito que estaba conformado por ellos, Peter, Remus, Marlene, Frank, Alice y el propio Sirius.
Esperaba que esa felicidad les durara mucho tiempo.
—¡VOY A SER PAPÁ!—les gritó James en cuanto los vió entrar a la casa, había construido con magia obviamente una casa en la cima del claro dónde le había pedido matrimonio a Lily casi dos años atrás—
SIRIUS sonrió y después de felicitar y abrazar a James, se lanzó hacia Lily quién lo recibió gustosa con una sonrisa.
En una habitación de una casa sencilla, en el valle de Godrig, se hayaban 5 personas, riendo y arreglandola, o bueno intentándolo porque dónde estubieran los MERODEADORES no se podía estar serio.
Lily había querido arreglar el lugar al estilo muggle, así que Sirius lo aprovecharía, y sin que nadie se diera cuenta, con su brecha salpicó a James, quién enseguida se giró a mirarlo.
Todos comenzaron a tirarse pintura entre todos pero seguían riendo, y después de horas en aquel juego, decidieron parar.
Sirius observó a Lily y James, orgulloso y feliz de conocerlos, bajó un poco su mirada cuando se comenzaron a besar con todo y pintura, encontrándose con el estómago ya bastante abultado de Lily, y sonrió más, queriendo conocer ya a Harry como sus padres habían decidido llamarlo.
Sirius llegó a la casa, entrando sin siquiera llamar, de cualquier forma, esa era su casa también, James estaba en el sofá cargando al bebé Potter, que lo observaba con sus pequeños ojitos verdes y movía las manos.
—Harry James Potter Evans—sonrió James al decir su nombre, Sirius se acercó a ellos sonriendo, y en ese momento, entraron en la sala Lily y Remus, quiénes se acomodaron alrededor de la pequeña estancia—
Sirius aún sonriendo sacó su varita y de ella salieron varias figuras azules de tamaño medio, formaban un círculo corriendo detrás de la otro, sobre el niño, que comenzó a reír y a estirar sus pequeñas manitos tratando de alcanzarlas.
Una cierva, un perro, un hombre lobo, y un ciervo, esas eran las figuras que Sirius había hecho aparecer sin dejar de mirar al bebé sonriendo.
—Seré el favorito, Cornamenta, acéptalo, a mí me va a querer más—habló Sirius sonriendo—
Estaban en el patio de la casa, sentados alrededor de una mesa, sólo ellos dos ya que Lily estaba adentro cocinando y cuidando a Harry al mismo tiempo.
—De eso nada, Canuto, yo soy su papá, claro que va a ser a mí a quién quiera más—respondió James, sonriendo y observando el cielo—
—No creo, yo soy su padrino, tú eres su papá, pero mientras tú le tengas que regañar, enseñar y bla bla bla, yo lo voy a consentir, le enseñaré toda clase de bromas que pueda hacer en el colegio, claramente tendré que ver para que no caiga con ninguna chica y se nos pierda, como pasó con su padre—habló Sirius sonriendo y girandose a mirar a James quién había comenzado a reír a carcajadas por lo dicho, le gustaba verlo feliz y ayudarlos tanto a Lily como a James a olvidar durante un rato la maldita profecía—
—Nunca lo dejes solo, Sirius, si algo nos pasa, prométeme que no lo abandonaras—dijo James después de un rato—
—No les pasará nada, pero te prometo que siempre estaré con y para él—ambos se observaron y Sirius le sonrió escondiendo el miedo que el también sentía—
Bajaba las escaleras para llegar a la sala de estar, tratando de hacer el menor ruido posible, estaba pensando en todo lo que podría pasar, que no se dió cuenta de que ya había llegado al principio del salón por lo que se sobresaltó al escuchar a alguien cantar bajito, se giró hacia los muebles encontrándose con un pelirroja que se paseaba por el salón cantando y meciendo a un bebé entre sus brazos, tratando de dormirlo, al verlo le sonrió, Sirius sólo la observaba embobado escuchándola cantar.
En éste recuerdo se podía observar a un Sirius corriendo por toda la calle con dirección a la casa de los Potter, y deteniéndose justo frente a la reja que lo separaba de la casa directamente.
O lo que quedaba de casa mejor dicho, entró caminando lentamente sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos pero sin caer aún, comenzó a subir las escaleras sintiendo cada vez más el miedo dentro de él, cuando pudo ver unos pies en la cima de la escalera, al inicio del pasillo, cuando llegó hasta el cuerpo las lágrimas comenzaron a caer a cascadas mientras negaba y gritaba.
—¡TÚ NO ESTÁS MUERTO! TÚ NO ESTÁS MUERTO!—volvió a gritar sintiendo como alguien lo abrazaba por la espalda impidiéndole tocar el cuerpo—James...venga levántate...te estás pasando... ésto no es una buena broma, no me asustes así... James!—le habló tratando de alejar a cual sea la persona que no lo dejaba acercarse a su hermano—¡JAMES POTTER LEVÁNTATE AHORA MISMO! ¡TÚ NO ESTÁS MUERTO!—volvió a gritar pero entonces recordó a dos personas más y sin importarle nada se levantó apartándose de quién lo sostenía, echando a correr hacia el cuarto de Harry o lo que quedaba de cuarto—
Cuando entró lo primero que vió fué a Harry en la cuna llorando observando el cuerpo de su madre, esperando que se levantara y lo cargara, pero Lily ya no podía hacer aquello, Lily se había marchado tras el amor de su vida, acompañándolo como siempre.
Sirius cayó nuevamente pero ésta vez abrazó rápidamente el cuerpo de Lily contra su pecho, llorando y negando con la cabeza, mientras pedía perdón una y otra vez.
—¡NO!—el grito de Sirius casi se podría jurar que lo escuchó todo el pueblo de Godrig Hollow's, él sabía que había alguien en la puerta llorando y observandolo, pero no le importaba ni quién era, ni nada realmente—No...no... Lily no puedes dejarme tú también... pelirroja no me hagas ésto...no nos hagas ésto—susurraba Sirius en el oído de Lily, sin parar de llorar, negándose a haberla perdido a ella también—Te amo, ¿Lo sabías? De seguro que sí, tú lo sabes todo. Se que amas a James, lo sé y soy feliz con ello, pero despierta sí? Regresa por favor, no pueden dejarme solo, ¿Recuerdan? Juntos por siempre, lo prometieron. ¡LO PROMETIERON!—le gritó llorando más, desesperandose porque sabía que ellos no iban a regresar, que lo habían dejado—
Sirius parecía haberse vuelto loco en ese momento, parecía que ya no era consciente de nada aparte de que ellos habían muerto, fué entonces cuando Hagrid llegó, Sirius le entregó al niño y simplemente se fue caminando o bueno, al principio era así ya que al poco rato había comenzado a correr mientras seguía llorando y susurraba cosas como: Petegrew...lo voy a matar...me las va a pagar...
Pero justo cuando encontró a Peter Petegrew, éste mató a doce muggles y huyó, cortándose un dedo culpando a Sirius de todo.
No hay dónde correr de ésto
No hay manera de olvidar
Solo quiero tumbarme
y finalmente, descansar un poco
Ahora 13 años después, se hayaba delante de la tumba de las personas que fueron su mundo, su familia. Sabiendo que pronto podría volver a reunirse con ellos, que pronto sería su momento de descansar un poco.
No podía olvidar pero recordar lo dañaba de sobre manera, recordar lo estaba destruyendo y aún así, aún cuando lo sabía, lo seguía haciendo no solamente porque Harry era la representación de ambos, Lily y James, y constantemente lo hacía recordarlos, sino porque era la única forma de verlos nuevamente, de volver a sentirlos al lado de él.
Veámonos en el campo de batalla nuevamente
Incluso en la noche más oscura
Voy a ser tú espada y tú escudo
Seré tu camuflaje y tú serás el mío
Es hora de descansar, Sirius...
