Para cuando el sol comenzaba a alejarse cada vez más del cielo e iba ocultándose detrás de las enormes montañas junto con sus tenues rayos, dejando a su paso un estela de colores cálidos de teñido rosado y naranjo plasmados en el cielo anunciando la pronta llegada de la noche, Jean finalmente pudo visualizar las tenues luces de un posible poblado a través de su ventana.

Al fin habían llegado a Trost, la capital de Isla Paradise.

Rápidamente todos los pasajeros se conmocionaron ante este hecho y echaron sus ojos rápidamente hacia las ventanas en busca de una espléndida vista de aquella ciudad. Jean no dudo mucho abrir la ventana y dejar que el aire fresco pasará por sus fosas nasales, respirando al fin luego de tanto tiempo encerrado en aquel vehículo tan reducido junto con un montón de idiotas. El viento pasó por sus cabellos y no hacía nada más que revolotearlos de manera traviesa, despeinadolo a todo su paso, dando un indicio de libertad después de aquella tortura de viaje. El estrés dentro del cuerpo del chico pronto se esfumó al inhalar en paz aquel ambiente de alivio, estando ciertamente algo emocionado al ver el enorme letrero de bienvenida con letras cursivas en grande que dictaminaba que en efecto, Trost ahora los recibía con los brazos abiertos.

La carretera pronto se volvió en una saturada avenida lleno de faroles mientras los primeros edificios hacían aparición a la escena, mismos que ahora reflejaban la débil luz del sol que no tardaba en desaparecer por detrás del horizonte. Las calles y los coches que Jean veía pasar delante de sus ojos hicieron qué su imagen mental del poblado pronto tomara forma y color. No tardaron también en localizar locales de comida, cafeterías de aquí para allá, así como los típicos supermercados o tiendas de ropa, que estaban saturados de gente, siendo iluminados con letreros neón de tanta variedad y forma.

Conforme se adentraban más, empezaron a visualizar a más personas y con él, más luces provinientes de distintos lugares, los sonidos del tráfico se intensificaba a cada segundo que se mezclaba con música de distintos puntos indefinidos de la ciudad.

Cómo añadido único, habían muchas palmeras que daban ese toque tropical y las localizaciones eran muy coloridas (tanto por las distintas pinturas que habían en los muros como graffitis así como las calles que destilan una amplia gama de calidez con degradados rojos, naranjos y amarillos). El contraste que daba la ciudad en contraria de las enormes montañas a sus espaldas era más que magnífico.

Jean solo soltó un largo suspiro. Le encantaba como aquel lugar retrataba tan bien ese libertinaje y aventura que tanto buscaba, así como dar una calidez hogareña con sus colores y música. Podía sentir esa chispa eléctrica recorrer su cuerpo, denotando su emoción como si se tratara de un niño que veía los juegos de un parque de atracciones, tratando de saber dónde ir primero. Además, sorprendentemente estaba muy limpia. Puntos extra a su favor. Tan emblesado se hallaba con el aura de Trost, que fue dislocado totalmente cuando las voces de los demás se hicieron oír.

— Wow…¿Enserio vamos a vivir aquí? - preguntó Connie lleno de emoción mientras recorría con la mirada todas las calles buscando una nueva aventura.

— Bueno, aquí es dónde está nuestra universidad. Pero no creía que Trost fuera tan lindo - Historia sin duda también había quedado encantada con la ciudad, cosa que despertó curiosidad en todos

— Espera, se supone que tú naciste aquí. ¿Acaso nunca visitaste aquí? - bramó la otra rubia quien no quitaba sus ojos de su libro.

— Yo vivo cerca de la costa noroeste, en Orvud. Mi papá nunca se dedicó a hacer recorridos por la isla conmigo, casi siempre está ocupado. - ante lo último, Historia solo miró hacia la nada mientras una leve melancolía se hacía presente en su rostro. Más decidió borrar todo rastro de negatividad, forzar una sonrisa y seguir con la conversación - Pero en cuánto a tu pregunta Connie, lamento decir que nosotros no viviremos por aquí...

— ¿Qué? ¿Entonces donde vamos a estar?

— Seguro que nos tendrán durmiendo en la calle como perros, vaya bienvenida… - espetó Jean

— No no, nosotros vamos a estar en un lugar un tanto alejado de aquí, no toma ni 15 minutos en coche. Mi padre ha comprado una casa para nosotros en algún punto de una zona del bosque de árboles gigantes...

— ¿Acabas de insinuar que viviremos en algún punto remoto de la nada? - Connie solo abrió sus ojos como platos mientras veía a Historia con el ceño fruncido, mostrando su preocupación ante la idea - ¿Sabes lo que sucede cada que un grupo de jóvenes se quedan solos en una cabaña dentro un bosque enorme siquiera?

— Siguiendo la lógica de las películas de Hollywood, un asesino serial aparece y mata de un tiro al más estupido del grupo. Mis sinceras condolencias Connie. - ante lo último mencionado, Reiner fingió secarse lágrimas con su mano mientras hacia falsas muecas de lamento.

— ¿Que insinuas con eso?

Las risas burlonas de Reiner y Eren se hicieron oír mientras veían el rostro consternado de Connie, quien no le había pillado a la insinuación indirecta de que le dijeron estúpido. Jean solo soltó una sonrisa burlona mientras seguía observando el bullicio del enérgico suburbio que lo rodeaba. Pensándolo bien, no se equivocaban después de todo.

— Pero que innecesario, ¿acaso no hay cupo en los dormitorios de la universidad? - Annie se sentía irritada al ver qué en efecto, Historia les acababa de informar que vivirían en medio de la nada. No había escuchado de esa parte de su trato al aceptar viajar aquí.

— Déjeme recordarle que está universidad es una de las más cotizadas y más buscadas señorita Leonhardt - está vez fue Erwin Smith quien intervino en la plática entre las chicas mientras conducía cada vez lejos de la caótica ciudad- cada año llegan muchos alumnos de distintas partes del mundo, y debido a ello, la universidad y está ciudad en general se satura de un sin fin de extranjeros durante las épocas de nuevo ingreso. No es de extrañar que los departamentos, las facultades, las residencias o los dormitorios de la universidad quedan sin cupo.

— ¿Pero comprar una casa en medio de la nada? ¿No es eso algo exagerado y peligroso? - preguntó Connie de vuelta

— Vaya, tal parece que si puedes razonar después de todo cabeza de kiwi…

— ¡Tú cállate cara de caballo!

— Mejora un poco tus insultos ¿quieres?

— Mejor escuchen bien mocosos, es la única casa más cercana que el señor Reiss pudo conseguirles a chicos tan irritantes como ustedes. Deberían dejar de ser unos malcriados malagradecidos y dejar de chillar, ya están grandecitos como para temerle a la oscuridad- Levi fue muy cortante en su respuesta, cosa que solo hizo callar a todos al no querer contribuir más a la molestia del hombre.

— No deberían temer. Hay más casas cerca y creo haber oído que hay una residencia algo cercana de la zona, no está tan desolado…eso creo -

— ¿Crees? - preguntaron al unisono todos los chicos mirando incrédulos a la rubia, haciendo que está se sintiera totalmente nerviosa al ver todos los ojos puestos en ella.

— El punto es que tenemos donde quedarnos por los años que estudiaremos. ¿No es suficiente?

— Ajá...

Después de varios minutos, dejaron atrás la ciudad y se encaminaron de vuelta a la carretera principal. Para el alivio de los demás (aunque más para Connie), vieron que al menos aún transitaba personas y habían locales a lado de la vía, mostrando que al menos no estaba tan apartado de la ciudad. Y tal como lo dijo Historia, no tomo mucho tiempo en llegar a cierto desvío del camino y ver que en efecto, estaban a punto de adentrarse a un bosque lleno de pinos. Gracias al cielo que había una especie de cafetería en aquella esquina en la que doblaba la vía principal hacia el misterioso camino de tierra, por lo que Jean tomó nota mental de ir por un jodido capuchino una vez que bajara del tedioso coche, se lo merecía luego de ir junto con este circo de personalidades que solo le daba una terrible jaqueca.

El auto dobló la esquina y comenzó a adentrarse a lo que sería su nuevo "hogar". Jean solo se limitaba a observar con cada detalle posible todo el alrededor, puesto a que el lugar tenía sin duda una bella vista, digna para ser plasmada en una hoja de papel y ser vendida como la octava maravilla del mundo.

Las montañas que estaban no muy lejos de la zona efectuaban sombras gigantescas que contrastaban con la luz que el sol proporcionaba. Vio como poco a poco la vegetación hacían notable aparición desde el horizonte, más lo que destacaban eran los famosos arboles gigantes dentro de la misma, que hacían honor al sitio con solo ver inmenso tamaño, algo que llegaba a intimidar a más de uno; el reflejo de un río claro y cristalino no muy lejos de algún prado también era algo muy digno de admirar de la zona. Entonces, finalmente pudo ver a través de la distancia pequeños puntos de luz tenues que indicaban la existencia de algunas casas.

La belleza natural que transmitía aquella residencia podía dejarte muy perplejo. A veces las cosas más sencillas que te ofrecía el mundo eran las más hermosas, y tal lugar no era una excepción a la regla.

Era tonto siquiera temerle ¿verdad?

Jean se limitó a sacar su celular y tomar varias fotografías detrás de la ventanilla del coche con la menuda discreción posible para evitar la atención de los demás. Sin duda tendría contenido en que plasmar su inspiración en su confiable libreta de dibujo con solo ver las fotos. También para presumir su suerte a sus amigos y familiares en Alemania que tal vez nunca en sus vidas iban a llegar aquí, a quien engañaba. Su pequeña sesión se vio interrumpida cuando escuchó al Sr. Levi pronunciar las palabras que ya todos necesitaban escuchar desde que comenzaron el viaje.

— Ya llegamos

El auto pronto disminuyo su velocidad hasta finalmente detenerse por unos momentos a lado de la entrada principal de la casa, que se hallaba muy convenientemente a lado de la vía principal donde transitaban los coches que pasaban para ir en camino a Trost. El inmenso portón de color rojo con pequeñas soldaduras y diseños de tono dorado ya estaba abierto de par en par, así que concluyeron que alguien ya los estaba esperando adentro. De nuevo reanudaron el paso lento del vehículo hasta finalmente entrar al patio frontal de la casa. Y si, oír como Erwin finalmente apagaba el motor era lo mejor que los oídos de los 6 chicos pudieron oír desde que llegaron a la isla.

– Muy bien chicos, ya pueden bajar – enunció el conductor de cabellera rubia mientras se desabrochaba el cinturón de seguridad, misma acción que todos replicaron casi de inmediato.

Una vez todos bajaron del vehículo, Jean finalmente pudo desperezar su cuerpo con total libertad después del tortuoso viaje de más de 23 horas. Los demás hicieron prácticamente lo mismo al recorrer el patio tan impecable que tenían debajo de sus pies, pudo distinguir jadeos de asombro del resto del grupo al ver la enorme vista que proporcionaba la casa. Acá entre nos, el padre de la dichosa chica Reiss sí que se había lucido en darles a sus huéspedes un lindo lugar en donde vivir, aunque para el joven Kirschtein, prefería mil veces un departamento de lo más sencillo cerca de la zona centro que una cabaña desolada lejos de toda civilización con pinta de película de horror de los años 80. Pero, ¿quién era él para juzgar los lujos que su anfitrión les proporcionaba?

Después de que todos los presentes se estirarán, vieron una silueta sentada en una de las bancas de madera que estaban en el umbral de la entrada. Era una mujer, bastante alta y que contaba con una melena castaña bastante desordenado amarrada en una sencilla coleta. Llevaba una bata blanca consigo, combinado horriblemente con ropa de lo más modesta y con unos tenis viejos, contaba con unos curiosos anteojos que le daban un aire friki. La mujer al ver qué los chicos ya llegaron, rápidamente se levantó y comenzó con brincar de emoción.

— ¡AY AL FIN LLEGAN! ¡Creí que nunca lo harían!

La mujer pronto se acercó al grupo, más comenzó a acercarse demasiado al punto de romper la barrera de espacio personal. Pronto comenzó lo verdaderamente incómodo.

— Pero mira nada más está musculatura - la castaña comenzó a picar descaradamente parte de los brazos y hombros de Reiner - no es normal que un chico de tu edad tenga está anatomía, ¿acaso te inyectas esteroides o prácticas algo por el estilo?

— ¿Qué? - preguntó el rubio mientras trataba de no darle algún manotazo a la mujer - Yo.. claro que no. Solo es que…

— Ay pero que adorable es este cabezón - ignoró totalmente al rubio solo para voltear a dónde se encontraba Connie - Pero ¿porque te rapaste? Apuesto a que tenías un lindo cabello, ¿Planeabas entrar a una escuela militar? ¿O eres algún tipo de budista?

— ¿Budi-qué?

— Ay pero quita esa cara larga chico - está vez era a Jean con quién se dirigía la castaña - por un momento creí que eras un caballo parlante y que ibas a galopar…

— Pero que..

Las risas de burla de los chicos inundaron el ambiente mientras que la expresión de Jean solo mostraba su gran hastío ante la impertinencia de aquella señora, quién solo metió más leña al asunto de su rostro alargado. ¿Acaso no le enseñaron lo que era la prudencia siquiera?

— Ay pero si tú debes ser la hija de aquel señor Reiss que tanto se quejan los habitantes de la isla ¿no?

Historia se tensó al oír aquel comentario respecto a su padre. Por Dios, ¿que tan lejos estaba llegando esta mujer al meterse en asuntos que no le incumben? Sintió como Annie la miraba indiferente aún sosteniendo aquel libro con una mueca de disgusto.

— No se porque no me sorprende oír eso…

— ¡Ay pero que chiquitín eres amigo! - la castaña se acercó al supervisor Levi mientras le daba tiernas palmadas en la cabeza de éste - Creo que estás muy grande para reingresar a la universidad pero como siempre dicen, ¡más vale tarde que nunca!

— Quite sus asquerosas manos encima…

— Disculpa usted pero, ¿acaso es la antigua dueña de está casa? - Erwin rápidamente aparto a su compañero y decidió detener la intromisión masiva de la mujer antes de que alguno de ellos llegará a perder los estribos. Cosa que el grupo agradeció.

— ¡Ay! Perdonen mis modales, claro que yo era la antigua dueña... ¡Soy Hange Zoë! ¡A su disposición! ¡Aunque me pueden decir señorita Hange! - dicho esto la mujer hizo un intento de reverencia ridícula que solo hizo que tropezara al suelo y cayera. Los chicos reprimieron las risas tanto como pudieron para no mostrarse groseros ante la ridícula escena.

— Pues de "señorita" no le veo nada en absoluto eh - Connie susurró

— Más bien será una anciana de 80 haciéndose pasar por una chica de 15.

— Siempre queriendo encajar con los jóvenes de hoy. Que lindo - espetó Braun

— Al menos ella encaja mejor que tú, chico esteroide - aquel comentario de parte de Leonhardt solo logró sacar de casillas al fornido

— ¡Oye!

— ¿Acaso ella sabe lo que son los modales? - mofó Kirschtein mientras rodaba los ojos

— Me alegra que usted todavía no se haya ido aún, perdone nuestra tardanza al llegar - replicó Erwin mientras ayudaba a la tal Hange a levantarse del suelo

— ¡Ay, pero claro que no podía irme! ¡No sin antes darles la recorrida exclusiva a esta casa a estos chicos!

— ¿Una recorrida? - preguntó Eren

— ¡Por supuesto! ¡Un paseo por la ciudad no es un paseo sin que tengan a su guía personal! ¡Vamos! - sin más, la mujer sacó las llaves del bolsillo de su bata, abrió la puerta e invitó a todos los presentes a pasar.

Todos entraron por la gran puerta solo para observar el interior. Relativamente estaba bien, era grande, espaciosa, y olía a un particular aroma de pino. Conforme fueron avanzando, Hange solo seguía parloteando cosas respecto a la casa confirme pasaban por ella.

— Está es la sala principal. Tiene una chimenea que solo funciona con leña que pueden usar para pasar tranquilos las noches de invierno, realmente el clima aquí es bastante loco así que más vale prevenir que lamentar una muerte a causa de la hipotermia. Después tenemos al gran comedor a lado de la cocina. Luego tenemos un cuarto bastante pequeño con los productos de limpieza para la casa, las escaleras principales que los llevan al segundo piso y luego la puerta trasera que los lleva al patio. Allí enseguida tienen otra sala de estar, ahora vayamos arriba - dicho esto todos subieron por las escaleras principales.

— ¡Y aquí están las 8 habitaciones disponibles! Aunque para su mala suerte solo tenemos 3 por el momento, las demás están bajo remodelación a petición de Rod Reiss. Por el momento, los chicos estarán en una habitación y las chicas en otra para que tengan su propio espacio, no queremos incidentes.

— ¿Oiga y acaso eso es el ático? - preguntó Eren mientras señalabra una pequeña puerta arriba al final de aquel pasillo.

— ¡Claro! También hay un sótano a lado del cuarto de limpieza. Sin embargo, el dueño anterior nunca me dio las llaves de ambas puertas cuando yo llegué aquí, así que traten de no curiosear o tendrán que pagar las cerraduras que se le ocurra violar… - dicho esto todos dieron por concluido el recorrido y bajaron de inmediato, tratando de huir de la mujer parlanchina que ya les estaba dando menuda migraña mientras aún hablaba a sus espaldas sin traba alguna.

— Antes de que me vaya, también quisiera aclarar algunas reglas y condiciones que he decidido redactar con anterioridad - Hange prosiguió a sacar un pequeño bloc de notas de su bolsillo mientras leía lo escrito en ella - Primero que nada, no se permiten fiestas sin autorización, nada de alojar desconocidos en las habitaciones y las luces deben estar apagadas antes de las 10…

— Oiga, ¿si toma en cuenta que tendremos desvelos nocturnos respecto a los trabajos verdad? - Historia forzó una sonrisa una vez más, aunque por dentro ya estaba harta de la voz de aquella mujer y anheleba que se callara de una jodida vez.

— Hmmm, entonces antes de las 11. ¡Pero pueden utilizar linternas para la ocasión! ¡Sean ingeniosos chicos! Tampoco querrán endeudar de facturas a Rod Reiss ¿no es así? - Hange sonrió amable para seguir con la tediosa lista - luego tenemos aquí que la casa deberá estar impecable cada que los supervisores lleguen de visita, tendrán días exclusivos de limpieza.

— ¿¡Qué!? ¿¡Es enserio!? - gritó Connie y Eren con muecas de disgusto

— Ay pero no sé preocupen, si todos se reparten las tareas el trabajo será menos pesado. Y desde luego, tendrán que encargarse de su propia alimentación así que ustedes tendrán que ver la manera de no morir de hambre, aunque tengo una cafetería aquí cerca, creo que la vieron, así que con mucho gusto los recibo para que puedan gastar todo lo que quieran para apoyar la economía local. También tengo entendido que en unos días vendrán a instalar un sistema de seguridad para que puedan estar tranquilos y…

— ¿Sistema de seguridad? ¿En medio de la nada?

— Es necesario chico, pueden entrar a robar y ustedes dormidos como bebés no aportará mucho

— ¿De verdad van a entrar a robar a una casa que ni siquiera está tan cerca de la carretera?

— Bueno, es por seguridad. Hablando de seguridad...

— Ok ok, ya basta. - Levi solo tapó la boca de la mujer con su mano para así al fin callarla, ya estaba sacándose de quicio con solo por una palabra más de parte de Hange. - Creo que ya entendemos que hay que hacer pero los chicos están muy cansados - ambos adultos fijaron sus miradas hacia los 6 jóvenes que solo denotaban un sueño horrible debido al viaje tan largo - ¿podría callarse de una vez?

— ¡Ah, perdón perdón! Lamento mucho mi intromisión excesiva, solo quiero que todos tengan en cuenta las cosas lo antes posible. Pero están agotados, aunque estuvieron todo el día sentados y no tiene sentido que estén cansados por no hacer nada pero igualmente deben descansar - la mujer rápidamente apartó la mano del azabache mientras guardaba su bloc de notas - ¡Entonces ya me voy! Pero vendré mañana para que pueda seguir dando las mejores indicaciones posibles para que se adapten rápido a la zona. No queremos que estén relacionados en accidentes en el lugar, tampoco queremos seguir manchando la reputación de está casa…

— ¿Cuál reputación? - Jean arqueó la ceja con notable consternación en los ojos dirigiéndose a Hange - ¿Pues que cosas sucedido aquí?

— ¿Será por eso que la casa está por debajo del presupuesto promedio? Es muy linda y grande como para ser tan barata…- añadió Historia

— Bueno, este lugar tiene un historial un tanto… fuera de lo común.

— ¿Fuera de lo común? ¿Cómo que?

— Eso se los dejo de tarea mis curiosos niñitos - la mujer solo dio un piquete tierno hacia la nariz de Jean mientras giró para retirarse, no sin antes dejar las llaves correspondientes a Erwin - ¡Igualmente sean bienvenidos a la isla Paradise! ¡Espero que todos se la pasen genial por aquí! Mañana les traigo las copias de las llaves. ¡Nos vemos!

La mujer tan pronto como llegó, también desapareció detrás de la puerta principal. Todos finalmente se relajaron al confirmar que la mujer se había marchado.

— Bueno chicos, nosotros también nos iremos, tenemos que ir a recibir más estudiantes en los dormitorios universitarios - pronunció Levi mientras se dirigía hacia la entrada, despertando intriga en los demás.

— ¿Ustedes no se quedarán? - preguntó Historia de nueva cuenta formando cierto nerviosismo en su cuerpo ante la sola idea de dormir solos allí

— No es como si algo malo fuera a pasar señorita Reiss, relájese.

— En todo caso, vendremos mañana a primera hora para estar al pendiente de lo que diga la señora Zoë - enunció Erwin mientras alcanzaba el paso veloz de su compañero, al mismo tiempo que dejaba las llaves en una mesa contigua al pasillo - Ustedes descansen chicos. ¡Hasta mañana!

Luego de que los adultos también se despidieran de los demás y abandonaron el lugar, los chicos quedaron completamente varados en la sala sin ninguna idea de que hacer primero, en medio de un silencio un tanto incómodo que comenzaba a hacerse eterno, el primero en gritar fue Connie.

— ¡La cama de la habitación de chicos es mía! - intentó correr, más sintió como un pie lo pisó sin piedad, deteniéndolo completamente. - ¡Oye!

— ¡No, es mía! - gritó enseguida Jean mientras corría cuesta arriba para llegar primero a la habitación, siendo seguido por Connie y Eren. Para su infortunio de ambos, Jean llegó primero a la habitación y se lanzó en picada hacia el único colchón disponible.

— ¡Maldito Kirschtein, eso no es justo!

— La vida no es justa amigo. Ahora jodanse y déjenme dormir.

— Uy sí, no hay que molestar al bebé o le saldrán arrugas de anciano por no dormir sus horarios.

— Con compañeros tan imbéciles como ustedes, creo que me lo merezco ¿no creen?

— ¿Porque no mejor te buscamos un establo cerca? Te vendría mejor dormir en un lugar hecho para ti Jean… - sugirió Eren

— Que gracioso Jaeger - no dudó en alzar su encantador dedito del medio enfrente del castaño para mostrar su aparente simpatía dirigida al chiste- que gracioso. Le robarás el trabajo a medio circo a este paso.

— Bueno, en ese caso, creo que como tienes los honores de dormir en la única cama disponible, también serás el encargado de tenderla junto con nuestras colchas. Es buena tregua para mí.

— ¿¡Qué!? ¿Tengo cara de criada acaso?

— Más bien a la de un caballo, gracias por preguntar.

—¿Porque yo tengo que arreglar sus porquerías? ¡Eso no es justo!

— La vida no es justa, amigo. - sonrió victorioso el castaño ojiverde mientras le devolvía el lindo gesto del dedo medio al mismo tiempo que soltó leves carcajadas junto con Connie. Jean solo resopló de frustración mientras soltaba una última sentencia.

— Idiotas.

Después de cierto debate entre los varones en determinar dónde y como dormirían así como recibir las típicas "buenas noches" de parte del dúo de rubias, todos se dispusieron en cambiar sus prendas e irse directamente a descansar, puesto a qué la noche ya los había alcanzado y todos se hallaban exhaustos después del largo viaje. Tal como lo indicó Hanji, apagaron todas las luces antes de que dieran las 11 p.m. y toda la casa quedó en un silencio sepucral, siendo acompañado por el canto de los grillos y los pájaros alrededor. La luna no apareció, por lo qué no quedó de otra más que ser cubiertos por la inmensa capa de oscuridad en conjunto con las diminutas estrellas consigo.

Todo había salido bastante bien por hoy, aún pese a la pesadez de largo trayecto de Alemania hasta Paradise en conjunto del estrés concurrido gracias a los choques entre todos los chicos, algo bastante predecible teniendo en cuenta sus personalidades tan contrarias. Pero como siempre, en algún punto de la "aparente calma", debe suceder algún suceso caótico para comenzar la interacción. A tan solo unas 48 horas de comenzar su recorrido por la universidad, ¿porque no comenzar con algo divertido?


Y bueno, aquí al fin esta el capítulo 2 JSJSJSHS. Tardé unos 4 días en redactar esto, pido perdón si hay alguna falla ortográfica o algo así por el estilo, a veces soy algo despistada al respecto. En fin, un comienzo tranquilo y aburrido es más que suficiente para comenzar con lo divertido de esta historia. En fin, gracias por leer hasta aquí y nos vemos en la próxima actualización