El Frío Cielo Sin Luna

Los personajes de Bleach no me pertenecen. Son obra y creación de Tite Kubo.

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Capítulo 2: La Fresa, El Ultimo Y El Poder

Pov Daisuke:

Los días pasaron con mayor tranquilidad en la ciudad, los números de los Hollows seguían siendo igual de mayores que antes, pero nada que el llamado "Shinigami Sustituto" no pudiese manejar… aunque algunos de esos hechos fueron algo… problemáticos.

Primero, estaba la vez en la que aquel Hollow muy raro ataco a Orihime-san y a Tatsuki-san mientras estaban haciendo cosas triviales… nada fuera de lo que podía llamar "normal".

Después, aquella ves que "Ichigo" empezó a hacer un alboroto en todo el salón… cosa muy poco común en el, para luego entender que solo era un Kaizō Konpaku (Alma Modificada).

Luego, paso aquella vez en la que Chad tenia consigo un pájaro enjaulado que estaba "maldito" … sí, claro. Aunque fue un poco desconcertante ver a la mujer pelinegra hacer dos hechizos muy raros, además de cómo habían terminado las cosas… una puerta que jamás había visto en su vida había encadenado al Hollow… según pudo escuchar, tales puertas eran llamadas "Las Puertas Del Infierno". El aspecto de las Puertas era de dos grandes paredes unidas por cuatro cadenas en la parte superior y dos esqueletos cortados por la mitad en la parte central, los esqueletos tienen vendada la mayor parte de la cabeza.

A demás de que Ichigo falto a la escuela, debido a que era 17 de junio, no había pasado la gran cosa en la ciudad

Es sin duda fueron los sucesos más extraños que pasaron en esos meses, ahora no había más que seguir esperando y vigilar los movimientos que harían el par, además de que era inquietante que su amigo pelinegro no había hecho ningún movimiento…

Fin Pov.

Ahora, todos los alumnos estaban cada uno en sus salones respectivos, hablando de cualquier cosa trivial… pero la que más se repetía era el nombre de aquella famosa celebridad, conocido como "Don Kanonji".

Ninguna persona podía dejar de hablar de aquel espiritista o hacer su pose algo extravagante para algunos… pero eso no evitaba que le hiciese aquella broma al pelinaranja con aquel eterno ceño fruncido… de verdad, ¿A quién lo le gustaba fastidiar a aquel adolescente?

- ¡Muajajajaja! – se escuchaba aquel coro dentro de su salón de clases… era realmente predecible saber quién era el responsable de esto.

- ¡Oye, Daisuke! – decía el animado Keigo, quien ya había empezado a molestar al pobre pelinaranja - ¿Tú también vas a venir al Show de esta noche?

- Pero qué clase de pregunta es esa, Keigo – dijo mientras fingía que las palabras del pelimarrón lo habían ofendido, solo para ver como el pelinaranja que estaba a un lado, iba a agradecerle… pero por lo visto se había adelantado a los hechos…

- ¡Muajajajaja! – decía, mientras él se arrodillaba, dejando a Keigo a su derecha y a Mizuiro a la izquierda y Chad arriba de él, todos haciendo la misma pose.

- Debí suponer que esto pasaría – suspiro con deje de fastidio en su voz… por lo visto, no había nadie a lo que él pudiese llamar "normal" en la secundaria… solo esperaba que alguno no lo fastidiase más con esa ridícula pose del hombre espiritista…

- Se lo que estás pensando, Ichigo – decía el rubio, sacando de sus pensamientos al pelinaranja – por desgracia, no creo que vayas a encontrar a alguien que sea tan aburrido como tú – la diversión en su tono solo hizo que el pelinaranja frunciera el ceño aún más de lo que tenía… claro, si es que fuese posible.

- ¡Muajajajaja! – y ahí estaba la respuesta del rubio… la mujer pelinegra y la pelinaranja lo hicieron ver que sus palabras eran ciento por ciento afirmativas, para su desgracia.

- Supongo que ustedes dos también irán al show de esta noche… - dijo el rubio, tratando de salvar vagamente al pelinaranja, cosa que le salió bien, ya que ahora la atención de las mujeres se centró en el, cosa que agradeció el pelinaranja en silencio, mientras se iba a sentar en su puesto correspondiente.

- Pues claro que iremos, no por nada tuve que hacer horas extras para llegar a tiempo para la transmisión del programa – dijo la pelinegra con un deje de fastidio, aunque le alegraba mucho que ya no tuviese que estar hasta tarde en aquel Dojo.

- Todavía no entiendo cómo es que todavía no te has ido de aquel Dojo, Tatsuki-san – decía con su típico tono sarcástico que siempre utilizaba en todo lo que decía, haciendo que la mujer lo viese con una expresión aburrida.

- Y yo todavía no entiendo por qué utilizas el prefijo "san" en mi nombre…

- Oh, ¿Acaso quieres que utilice el "chan" en vez del "san"?

- Idiota… - y así, la pelinegra se fue a su asiento, en cierta forma, no le gustaba que nadie utilizase con ella algún prefijo, la hacía sentir un poco… vieja, pero claro, siempre estaba aquel rubio que le gustaba jugar con ella… como si fuese algo nuevo, también lo hacía en su momento cuando estaba en el Dojo con Ichigo y ella.

- ¿O estás esperando que una persona en particular te diga de esa forma…? – decía, haciendo énfasis en "persona" mientras miraba discriminadamente al pelinaranja que estaba a unos puestos al frente – Pero yo creía que "Ella" le gustaba, entonces eso haría que peleasen por el amor de ese hombre – esto lo dijo viendo a la pelinaranja indisimuladamente – pero, tal vez si les ayudo proponiéndole hacer un harem con…

- ¡Ya cállate! – y sin más, la pelinegra trato de golpear al rubio, pero claro, el solo hizo a un lado la cabeza, para que aquel golpe no le diese, haciendo que pasara de largo y, en consecuencia, golpease a cierta pelirroja que trataba de sorprender a la pelinaranja.

- Oye, oye. Solo es una broma, Tatsuki-san… - decía este con diversión con una sonrisa ladeada, obteniendo un ceño fruncido de parte de la mujer.

- Sí, claro… - con sarcasmo notorio, solo se fue a su asiento, dejando al rubio ahí parado, notando a la pelinaranja a su lado.

- Y dime, Orihime-san – comenzó el rubio captando la atención de la mujer - ¿Tú también vendrás al show de la noche?

- ¡Si! ¡Tatsuki-chan y yo iremos juntas, dicen que hoy será un show muy genial! – decía entusiasmada la pelinaranja, cosa que saco una pequeña risita del rubio, de verdad le divertía mucho hablar con la mujer.

Pero por desgracia, el timbre que indicaba el comienzo de las clases había sonado.

- Entonces espero verte ahí, Orihime-san

- ¡Así será, Daisuke-san! – de verdad, la mujer nunca dejaba de ser tan animada, en cierto modo era desconcertante el positivismo que tenía la pelinaranja, era algo irreal.

Pero ahora, se encontraba en su puesto… no sabía por qué, pero tenía un mal presentimiento, pero uno de en donde todo lo que puede salir mal, sale mal.

- Presiento que algo muy… revelador pasara hoy en aquel espectáculo del que tanto hablan, mi señor – aquella profunda voz volvió a hablar dentro de su cabeza… solo haciendo que sus preocupaciones aumentaran un poco… esto no era algo con lo que su compañero jugase muy a menudo… de hecho, él nunca jugaba con él en cosas tan importantes como estas.

- Gracias por avisarme… Hitsujikai – respondió mentalmente a aquella voz, para solo recibir aquel silencio de su parte, cosa que ya había sabido desde un principio que en señal de que había asentido a lo dicho de algún modo… después de todo, no podía ver lo que estaba haciendo en estos momentos.

Unas horas después…

Ya era de noche en la ciudad, justo era la hora exacta en que los guardias de seguridad dejaban pasar a los espectadores para ver el exorcismo de parte del hombre espiritista…

Aunque solo hacia las poses de aquel hombre para fastidiar a su amigo pelinaranja, realmente no había visto tanto de el en la televisión… siempre estuvo más ocupado en sus partidos de fútbol o en tocar cualquier canción o en vigilar al par de Shinigamis… realmente, no tenía tanto tiempo para él.

Pero qué más da, ahora no era momento para ponerse a pensar en cosas como esas, tenía que llegar a donde se encontraban sus amigos ahora… después de todo, su presentimiento no había desparecido todavía.

Solo tardo unos minutos en llegar, tenía la suerte de que el lugar en que se haría la transmisión del programa, seria en aquel hospital abandonado del que se llevó gran parte de los aparatos electrónicos, como las pantallas y las cámaras que tenía instaladas y escondidas dentro y fuera de su casa, después de todo, nadie había ido a desalojar aquel lugar, y no sería bueno perder tan buenos equipos electrónicos… así que hizo una limpieza magnifica en el lugar.

Ahora, podía ver como ya todos sus amigos estaban en aquel lugar… además de que le llamo un poco la atención de la presencia de cierto adulto pelinegro con una animada niña de unos 10 años, como también otra de la misma edad, pero parecía aburrida por lo que estaba pasando en el lugar.

- ¡Yuzu, Karin, Isshin-san! – saludo el rubio a los nombrados, hacia un gran tiempo que no veía a la familia Kurosaki.

- ¡Oh, pero no es nada más que el joven Daisuke! – dijo animadamente el hombre que estaba parado con sus hijas… bueno, con la castaña, ya que la pelinegra estaba algo alejada y apenada por la actitud de su padre y hermana.

Kurosaki Isshin… realmente apreciaba mucho a ese hombre, en algún momento en el que había ido a la casa de los Kurosaki, él siempre estaba animando el lugar, ya sea con alguna que otra locura que se le ocurría, como la habitual "ataque sorpresa" que le hacía al pobre pelinaranja.

Es un hombre alto y musculoso, con el pelo negro y corto, ojos igual de oscuros y barba de pocos días sin afeitar. Llevaba puesto su típica bata blanca de médico sobre su ropa normal, que suele consistir en unos pantalones sobrios y una camiseta con dibujos y estampados pintorescos.

- ¡Daisuke-san! – dijo animadamente la castaña, tal vez por el hecho por el que hacía mucho tiempo que no los veía o algo parecido.

Una de las hermanas menores de pelinaranja, Kurosaki Yuzu. Tiene el pelo marrón claro con una pinza roja en el lado izquierdo de su cabeza. Llevaba puesto un vestido completo color verde con los bordes de color blanco.

- Daisuke-san – dijo la joven pelinegra, quien se había acercado al lugar para saludar al rubio. Realmente, los tres apreciaban al rubio adolescente.

Kurosaki Karin, lleva su pelo, de un color tan negro como sus ojos, a una altura por encima de los hombros. Llevaba puesto ropa deportiva con pantalones cortos de color negro.

- Ha pasado mucho tiempo, ¿No lo creen? – decía el rubio con su media sonrisa dirigida a las tres personas que estaban ahí.

- Seguramente porque no te dignaste más a visitarnos – decía un poco malhumorada la pelinegra, cosa que solo saco un suspiro de sus familiares y una sonrisa del rubio.

- Oh, ¿Así que después de todo, Karin-chan aun me sigue extrañando? – decía mientras sobreactuaba mientras hablaba, haciendo que la joven pelinegra solo mirase a otro lado un poco avergonzada de lo que acaba de decir - ¡Así que si me extrañan! – luego, tomo desprevenidas a las gemelas solo para revolver el cabello de ambas jóvenes, sacando unas risitas de la castaña, y haciendo que la pelinegra se apartase un momento para arreglar su cabello.

- Bueno, prometo que, a partir de ahora, tratare de visitarlas cada vez que tenga tiempo – dijo para luego mirar al pelinegro adulto – por cierto, Isshin-san, tengo algo que le enseñare en la próxima vez que lo visite… - decía esto último guiñándole un ojo en complicidad al hombre, quien entendiendo lo que estaba pasando, solo corrió a abrazarlo con unas cuantas lágrimas cómicas.

- ¡No entiendo por qué Ichigo no puede ser más como tú! – decía mientras seguía asfixiando al rubio, sacando dos enormes gotas de sudor por parte de las gemelas.

- Bueno, seguramente tendrás que tener una muy larga charla con el… - decía mientras por fin se libraba de aquel mortífero abrazo del Kurosaki mayor – Por cierto, ¿En dónde está la Fresita?

- Nii-san esta hacia allá – decía la joven castaña, quien sabía que se refería al pelinaranja, apuntando un poco más al frente de donde se encontraban los demás, identificando a Chad en el camino, realmente era una buena forma de buscar la ubicación de los demás.

- Gracias, Yuzu. Nos vemos pronto – se despidió el rubio, dejando atrás a los Kurosaki, quienes no hicieron más que esperar a que el espiritista hiciera su entrada en escena.

Luego de pasar ágilmente entre la multitud, por fin llego al lugar en donde se encontraban los demás… realmente fue una travesía lo que tuvo que hacer para llegar hasta su ubicación.

- Lamento llegar tarde… - decía el rubio, mientras salía del medio de las personas, siendo notado por las personas que estaban ahí, siendo notado por los otros que habían identificado su voz – Me detuve hablando con la familia de Ichigo.

- Es cierto. Lo vi hablando – decía el moreno, reafirmando lo hechos, cosa que agradeció el rubio con un asentimiento que fue devuelto.

- Bueno, como sea, ya estás aquí – decía Keigo, que por un momento vio hacia el cielo, viendo un helicóptero en el que se encontraba cierto espiritista – Llegas justo a tiempo, Daisuke.

- Por lo visto, si… - luego miro a la baja mujer pelinegra que estaba justo al lado del rubio, quien veía todo con mucha emoción – ¡¿Verdad que esto es muy genial, Rukia-san?!

- ¡Si, es muy genial! – decía mientras seguía viendo el helicóptero, sacando una leve sonrisa del rubio… seguramente el lugar en donde estaban lo Shinigamis debía ser especialmente aburrido para que algo como esto la pudiese emocionar… aunque realmente de algún modo, si era un poco genial este tipo de entradas a escena.

- ¡Heme aquí, el carismático médium de nuevo siglo! – grito aquel hombre que estaba a punto de lanzarse de aquel helicóptero.

Cosa que no tardó en hacer, y dando acrobacias espectaculares en el aire, abrió el paracaídas antes de que pudiese llegar al suelo, aterrizando en la entrada de aquel hospital.

Ese era el famoso médium del programa "Cazador De Espíritus", el cual posee un total del 25% de la audiencia de Japón, Don Kanonji. Su cabeza está coronada con un gorro con una "S" y una "P" y a cuyos lados tiene dos bolas de pelo blanco. Su pelo está formado por lo que parecen ser rastras y lleva unas gafas de sol circulares con montura dorada que destacan bastante; lleva un bigote bastante discreto en comparación con el resto de su traje, que consiste en una capa de color negro coronada por el mismo tipo de bolas de pelo que lleva en el gorro y una chaqueta del mismo color que le llega hasta las costillas, dejando ver una camisa azul abierta hasta el pecho y un collar de oro. En la cintura lleva un fajín a rayas rojas y blancas. De cintura para abajo lleva unos pantalones negros y unos zapatos del mismo color.

- ¡Los espíritus están siempre con ustedes, Muajajajaja! – decía aquel sujeto cruzando los brazos sobre el pecho y reír con la última frase dicha, a lo que todos los espectadores presentes también rieron de aquella peculiar forma… realmente este sujeto era bueno en lo que hacía - ¡¿Están listos para el espectáculo que están a punto de presenciar?! – decía animando aún más a la audiencia, cosa que logro un gran "Si" por su parte.

Las cosas se habían puesto un poco… interesantes… ya que el médium empezó a ir al lugar en donde todavía estaba encadenado un alma… cosa que era un poco raro, ya que parecía que aquel hombre podía verlo… aunque no fuese algo raro, ya que desde un principio sabía de los que hacia el pelinaranja cuando este no tenía los poderes de Shinigami… yendo de aquí para allá, salvando un alma tras otra, honrando su memoria y cosas así.

Pero lo que le impacto fue lo que hizo luego… empezó a meter la punta del bastón que llevaba en el hueco en donde se encontraba atada la cadena de aquella alma… esto realmente era algo muy malo.

Discretamente, el rubio fue entre la multitud para detener a aquel hombre de lo que estaba haciendo en completa ignorancia de lo que sucedía en realidad, pero pudo ver a un lado, como su amigo pelinaranja forcejeaba con algunos guardias para pasar al frente, a lo que al rubio se le ocurrió una idea, que sería lo suficientemente efectiva para que ambos pudiesen pasar sin ningún problema.

- Disculpen, guardias, esta fresa de aquí viene conmigo – decía el rubio, apareciendo a un lado del pelinaranja, sorprendiendo a todos los que se encontraba en el lugar – descuiden, yo lo mantendré… - no pudo terminar de hablar cuando un señor prácticamente atravesó la cabeza de Ichigo con su bastón para que de pronto apareciera el pelinaranja en su forma espiritual, dejando su cuerpo físico "vacío", a lo que el rubio tuvo que atraparlo antes de que cayese al suelo, cosa que los guardias ni la gente notaron, pero se quedó mudo al ver a las personas que se encontraban ahí parados…

Uno de ellos, un hombre alto, de ojos grises y pelo corto de color beige con un flequillo en el medio de la frente. Llevaba puesto un kimono verde, un sombrero a rayas blancas y verdes y un abrigo de una tonalidad más oscura, además de unos pantalones que le llegaban hasta un poco más arriba de los tobillos, del mismo color verde y unas las sandalias de madera de estilo japonesas.

El otro hombre a su lado, un hombre muy alto y musculoso de piel bronceada y aspecto intimidatorio, que lleva unas gafas de cristales rectangulares y pasta negra. Lleva el pelo, también de color negro, recogido en unas trenzas hacia atrás, y luce unas cejas gruesas y un gran bigote. Vestía una camiseta de color blanco muy ajustada, sobre la cual luce un delantal azul, con unos pantalones y zapatos de olor negro.

- Descuiden, no ha pasado nada, solo le di un "tranquilizante" para que no fuese a hacer alguna tontería – dijo el hombre del sombrero, mirando a los guardias, que solo asintieron en señal de aprobación, para luego ver por un momento al rubio – descuida, Kurosaki-san probablemente despertara luego de que termine el show de esta noche – dijo tranquilamente, mientras tapaba la parte inferior de su cara con un abanico….

Y ahí estaba el rubio mirando fijamente la cara del sombrerero… tal vez se quedó unos minutos viéndolo con pura sorpresa en su cara, para luego pasar a una de confusión… de cierto modo, el hombre se le hacía extrañamente familiar.

- Creo que ya había sentido este Reiatsu antes… me parece algo… familiar… mi señor – resonó la voz profunda en su mente, aunque quisiera contestarle, no podía para de ver a aquel hombre frente a él, hasta que el sombrerero lo noto, para luego voltear a verlo con una sonrisa divertida en su cara - ¿Se te ofrece algo?

- No… - fue lo que dijo sin más, sin ningún tipo de expresión en su cara, para luego volver a prestar atención a lo que sucedía en el programa del médium… solo para darse cuenta de que ni el Shinigami sustituto, ni el espiritista, ni el Hollow se encontraban ahí, solo tuvo que ver caer un poco de escombros del techo de aquel hospital.

Pudo ver una pequeña explosión de alguna cosa que pudo haber hecho el pelinaranja, luego para que apareciera nuevamente el hombre médium dando su típica risa y hablar en son de victoria… realmente no le estaba prestando tanta atención a lo que hacía aquel hombre, ya que seguía pensando en aquel sombrerero….

Ya unos minutos después, solo dejo el cuerpo del pelinaranja recostado en un muro lejano, sabiendo que pronto regresaría a su forma normal, no tenía planeado hablar con el… ya que ahora le inquietaba el hecho de que, en la multitud de gente, se encontraba el auto proclamado "ultimo Quincy" … esto realmente no era algo muy bueno… al parecer la hora de su venganza se estaba acercando.

Pero ahora no podría hacer nada, no tenía idea de que cosa había planeado el joven azabache, solo podía esperar a que la promesa del de lentes no se rompa por su maldito orgullo.

Y así fue como termino aquella extraña noche. No hubo nada por algunos días… tanto que era inquietante de que su compañero le decía que la presencia de los Hollow desaparecía casi al instante en que aparecían en la ciudad…

Entonces fue cuando se dio cuenta de lo que estaba por pasar, su amigo por fin se había presentado a los Shinigamis… realmente fue algo muy sencillo de entender, ya que la mañana en que había llegado a la secundaria, el pelinaranja y la baja pelinegra estaba de aquí para allá, preguntando por el joven Ishida…

Y entonces fue cando le toco su turno de que el par le hiciera la pregunta.

- Oye, Daisuke… - llegaron las dos personas al lado suyo – de casualidad no conoces a un tal… ¿Urio… Ishindra…?

- Seguramente me estás hablando de Ishida Uryū-san – decía tratando de tomar esto lo más serio posible… realmente no quería que se le escapara las risas que estaban amenazando por salir debido a la gravedad del caso, pero realmente esto si se lo decía al joven Quincy… no tendría precio ver cuál sería su reacción – Hoy no lo he visto en ningún lado… posiblemente debe estar en el patio del edificio.

- Gracias – fue lo que dijo la educada pelinegra, ya que el otro se había ido al lugar mencionado… solo para verlos con una sonrisa no muy típica en el… una sonrisa falsa.

Esto, debido a que volvió a su expresión seria en el momento en que se giró a ver en dirección contraria a donde se habían ido el par… ahí estaba el azabache, mirándolo con su típica expresión.

- Entonces…

- Si. Hoy es el día…

- Y…

- No tengo pensado involucrar a ningún inocente en esto –la declaración del azabache quito de inmediato la expresión seria del rubio, que ahora estaba viéndolo tranquilamente.

- Es bueno oírlo… Entonces espero que les patees el trasero a esos dos… - finalmente dijo con su media sonrisa alejándose del lugar… realmente no es que odiase a los Shinigamis, sino que, esta vez, quería que su amigo ganase la competencia que tenía planeada para el par, y así bajarle los humus no solo a ellos, sino a todos y cada uno de esos Shinigamis – Pero recuerda que lo que te dije la última vez, todavía sigue en pie…

- No tienes que repetirlo… - dijo el de lentes, quien, con una sonrisa confiada, posiblemente a lo seguro que estaba de su vitoria contra los dos, además de recordar por un momento la última amenaza que le había dicho el rubio con respecto a involucrar a los inocentes.

- Por cierto, Uryū-san; ¿Cuándo vas a empezar?

- Hoy, en la tarde.

- Esta bien. No quiero quedarme de farol en todo esto, así que mejor, me cuentas que tal te fue otro día… - y así, fue como se retiró el rubio de aquel pasillo, era hora de que él se retirara a para ir a algún lado… seguramente a visitar a la familia Kurosaki… y también llevarle al hombre pelinegro lo que le había dicho que llevaría…

Solo tardo unos minutos para llegar a su casa, cambiarse e irse inmediatamente al hogar de los Kurosaki, no sin antes meter en un bolso pequeño unas botellas un poco raras con líquidos de un color también un poco extraños.

Ya sin tardar más tiempo, llego a la casa de aquella familia, a lo que el rubio se dirigió a la puerta de entrada tocando el botón del timbre que estaba a un lado.

No había tardado más que unos 15 segundos en que le abriesen la puerta, solo para ver a la pequeña Yuzu con su típico traje verde con un mandil blanco encima.

- ¡Daisuke-san! – dijo emocionada, lanzándose encima de él aferrando sus dos brazos en su cintura, para que el rubio con una sonrisa solo revolviese el cabello de la castaña mujer.

- Les había dicho que vendría a visitarlos tarde o temprano… - dijo el joven ya terminando con el abrazo, solo para quitar sus zapatos y dejarlos en la entrada y pasar, solo para ver a la pelinegra menor con su típica ropa deportiva y su gorra de color rojo, seguramente estaba a punto de salir a jugar con sus amigos en el parque – Vaya, Karin. Parece que vine en un mal momento para ti.

- Que se le puede hacer… - decía la pelinegra, quien solo esbozo una pequeña sonrisa al ver al rubio… pero de un momento a otro, esta fue abrazada por el rubio, mientras la alzaba y la movía de un lado a otro.

- ¿Es que Karin-chan ya no se alegra de verme? ¡No sabes lo triste que pone saber eso! – decía mientras derramaba unas cuantas lágrimas cómicas, solo para ver a la pelinegra quien hacia su mayor esfuerza para librarse del rubio, mientras que la otra mujer presente solo veía la escena con una sonrisa.

- Mis hijos crecen tan rápido… - dijo una voz llena de nostalgia en el lugar, para ver que no era otro que Kurosaki Isshin, quien todavía llevaba su bata blanca puesta.

- Isshin-san – saludo el rubio al pelinegro mayor, ya dejando a un lado a Karin, no sin antes de quitarle la gorra y revolverle su cabello, cosa que ella trato de evitar, pero como era costumbre, no lo ogro, y tuvo que peinarse de nuevo antes de colocarse la gorra.

- ¡Me alegra verte de nuevo, Daisuke! – decía el hombre, quien comenzó a acercarse al rubio, notando que llevaba su bolso puesto, seguramente tenía una idea de lo que había traído el rubio, cosa que noto al instante.

- Te traje lo que te había prometido… - decía mientras colocaba su bolso en la mesa del comedor, para luego abrirlo y dejar ver unas cuantas botellas de... bebidas alcohólicas.

- ¡No puede ser! – decía el pelinegro incrédulo a lo que veía… esas bebidas en específico eran muy buscadas en todo el país - ¡¿Cómo es que las conseguiste?!

- Tocar en los bares a media noche tiene sus ventajas… - decía el rubio, mientras buscaba en la repisa de la cocina de los Kurosaki dos vasos de vidrio – Y ahora es cundo nos tomamos todo lo que traje…

- ¡¿Por qué Ichigo no puede ser como tú?! – decía nuevamente el hombre mientras le salían lagrimas cómicas… pero en vez de ser asfixiado por el mortífero abrazo del hombre, lo vio abrazar a la foto de su difunta esposa - ¡Oh, Masaki-chan, como te habría gustado tener a Daisuke como nuestro segundo hijo! – decía aquel hombre mientras los demás solo lo veían con unas grandes gotas de sudor en sus nucas.

- Yo, ya me voy. Nos vemos luego – decía con fastidio la mujer pelinegra retirándose del lugar, seguramente para no ver las payasadas que hacia siempre su padre.

Ya pasados algunos minutos, el adulto y el joven presente habían empezado a tomar de aquel liquido no muy legal para uno de ellos.

– ¡Como me encantan estas bebidas!

- ¡Esto es lo mejor que a alguien se le haya ocurrido! – el adulto nunca dejaba de impresionarse por aquella bebida que tenía en frente de él, sin contar que solo habían abierto la primera botella.

Pero los pensamientos del rubio se detuvieron en seco al sentir que algo no estaba bien… entonces fue allí cuando cayó en cuenta que la cantidad de Hollows era ridículamente alta.

- ¿Qué demonios está pasando? – pensó el rubio, ya un poco serio por lo que estaba sintiendo.

- Parece que su amigo utilizo el cebo, mi señor – y la profunda voz de su compañero le saco una aterrada expresión al rubio…

En su momento, Ishida Sōken le había explicado del funcionamiento de algunos de las herramientas de los Quincys, una de ellas era el cebo, que atraía una cantidad indefinida de Hollows al mundo real.

- ¡Maldita sea, Uryū-san! ¡¿No puede ser más idiota o acaso cree que el solo puede acabar con una cantidad de Hollows indefinida sin que salga algún civil herido?! – maldijo en sus pensamientos al Quincy… por lo visto su orgullo había nublado cada pensamiento que pasaba por su cabeza y todavía no entendía la magnitud de lo que significaba utilizar aquella herramienta.

- Oye, Isshin-san, creo que se me olvido que tenía que hacer algo… - decía parándose abruptamente de su asiento llamando la atención del mencionado – y creo que no volveré hasta quien sabe cuándo. Así que, por favor, no te tomes las otras botellas sin mi… - dijo ya desde la entrada de aquella casa, listo para correr en dirección a cierto pelinaranja y cierto azabache.

- ¿Qué paso aquí? – decía el confundido pelinegro quien solo se encogió de hombros y fue a guardar las demás botellas que seguían cerradas, para luego finalmente llevarse la otra botella que estaba abierta y tomársela por completo.

Ahora, el rubio no sabía a donde tenía que ir primero, ya que habían Hollow en dirección a la secundaria, otros en dirección al parque cercano y, por último, una cantidad bastante grande en el parque de árboles de Sakura de Karakura.

- Ve en dirección al parque más lejano, ahí se encuentran el Shinigami y el Quincy… no te preocupes por las otras dos direcciones, al parecer, dos de tus amigos se han vuelto espiritualmente conscientes y han adquirido poderes para repeler a los que se encuentran en ese lugar. Concéntrate en llegar lo antes posible con los más problemáticos, mi señor.

- Gracias, Hitsujikai – dijo a la voz en su mente para retomar su camino. Ahora, estaba más seguro por lo dicho por aquella voz, pero también estaba intrigado por saber quiénes eran esas dos personas que se han vuelto espiritualmente conscientes… pero eso sería para otro momento.

Ya pasados algunos cuantos minutos, pudo ver a unos cuantos Hollows de camino, cosa que, gracias a un poco del entrenamiento Quincy, pudo evitarlos lo mejor que pudo, ya que no tenía ni la menor idea de cómo acabar con ellos sin que el saliese hecho comida para Hollows, después de todo, no tenía nada con que defenderse de ellos, solo podía confiar en sus artes marciales y, sobre todo, en sus instintos.

Hubo algunas veces en las cuales el rubio le había preguntado al azabache sobre si tenía algún artefacto para que el pudiese eliminar Hollows, pero nada de lo que tuviese le servía, todavía no sabía cómo manipular su Reiryoku, y mucho menos podía absorber Reishi.

Por fin, luego de atravesar unos cuantos Hollows por el camino, pudo ver el parque, que estaba infestado por más de 100 Hollows, y en medio de esa circunferencia que ellos formaban, se encontraba el Quincy, el par de Shinigamis y… ¿Ichigo? Luego recordó lo que paso con lo del "Alma Modificada".

Sacudió su cabeza por un momento, no tenía tiempo para escuchar explicaciones, por lo cual, dando ganchos y golpes por aquí y por allá, mandando a volar de manera cómica a los Hollow en una fila, llego a donde estaban los presentes, quienes no cabían de su impresión por verlo jadeante y cansado… con una expresión que denotaba furia absoluta… no ayudaba el hecho de que sus ojos tuviesen un peligroso brillo.

- Uryū-san… - su peligroso tono con el que hablo solo hizo que el mencionado tragase duro… además, algunos Hollows por el temor que sentían, retrocedieron unos pocos pasos – Eres un idiota.

¡Boom!

Y ahí se fue volando el azabache, que se estrelló contra un árbol cercano, cortesía del rubio, quien seguía irradiando su propia aura, que alejaba a los Hollows que se encontraban en el lugar.

- Tu orgullo nublo completamente tus pensamientos… ¡Para utilizar ese maldito cebo! – dijo mientras pisaba el pecho del azabache, sacándole todo el aire de sus pulmones, esto dicho sí que sorprendió mucho a los presentes restantes en el lugar.

- Ya te dije…

- ¿Qué no lo entendería? Maldición… Uryū-san, tu sed de venganza no solo te puso en peligro a ti, sino a toda la ciudad, y más gente como Sōken podría morir por lo que has hecho, insensato.

Y ahí se quedó el Quincy, atónito por lo que dijo el rubio. Nunca pensó en esa posibilidad, después de todo, lo que el pretendía era eliminar a todos los Hollows sin que nadie saliese herido, ya que su orgullo le decía que, literalmente, solo serían unos insectos atravesados por su flecha, y listo.

- Así que levántate, y limpia el desastre que has causado… - el rubio le tendió la mano al azabache, quien seguía sorprendido por la actitud del joven en frente de él… no podía comprender todo lo que decía ni tampoco todo lo que hacía, pero realmente no podía refutar a la razón por la cual lo estaba ayudando… esto era su culpa, ahora tenía que arreglar lo que había hecho, así que, con una pequeña sonrisa, tomo la mano el adolorido Quincy.

- Pero recuerda… esto no ha acabado… Uryū-san… - decía igual de serio el rubio, para luego ir con los tres presentes, haciendo que el de lentes tragase duro nuevamente… algo le decía que muy pronto conocería el verdadero dolor.

- Ichigo, Rukia-san – dijo el rubio, llamando la atención de los nombrados, que no entendían nada de los que había pasado – antes de que pregunten… Si. Siempre fui capaz de verlos… los vi el día en que fui de compras, el día en que ayudaron a Chad, el día del show del espiritista… siempre los había visto… - finalmente, soltó la bomba al par, que no podían sacar el asombro de su expresión – ahora no es el momento para hablar de eso, primero tienen que hacer una limpieza… muy rápida… - decía, señalando al cielo aquella grieta que se estaba formando alrededor de aquellos Hollows - ¿Alguien tiene una idea de cómo detenerlos?

- No podemos hacer más que eliminar a tantos Hollows podamos hasta que se acabe el efecto del cebo – decía la mujer pelinegra en su expresión seria, cosa que hizo suspirar al rubio… realmente no tenía ni idea de que hacer ahora.

- Por ahora, eso es lo único que se puede hacer, mi señor.

- Ya veo... – respondió a ambos con la misma respuesta – Y bueno… ¿Qué están esperando, Ichigo, Uryū-san?

- ¿Qué? – dijo el desconcertado pelinaranja, quien no entendió casi nada de lo que había dicho… mejor dicho, apenas logro salir de la sorpresa que le ocasiono su llegada, sacándole un pesado suspiro a todos los presentes.

- Tu y Uryū-san eliminen tantos Hollows como puedan – dijo directamente el rubio al pelinaranja, quien frunció el ceño por lo dicho, realmente sonaba más como una orden.

- ¿Y por qué no lo haces tú?

- ¿Se te olvido que soy un simple humano? – esta pregunta hizo que el pelinaranja se sonrojara de la vergüenza… realmente lo había olvidado, pero antes de que dijera algo estúpido, siguió hablando el rubio – El hecho de que sea espiritualmente consciente, no necesariamente significa que tenga algún poder con los que pueda defenderme y eliminar a los Hollow, lo más en que le puedo ayudar es en evacuar a los civiles del área, pero actualmente no hay ninguno cerca.

- Vamos, Kurosaki, deja de perder el tiempo y céntrate en eliminar.

- Tu cállate, Ishida; ¿O se te olvido que todo esto es por tu culpa?

- Ya dejen de pelear ustedes dos… realmente harán que termine muerto antes de tiempo… - dijo lo último con un suspiro de fastidio, realmente esto era muy molesto, y no toleraría que esos dos se pusieran a pelear en medio de una crisis como esta.

Los mencionados solo gruñeron un poco y comenzaron a eliminar a tontos Hollows como podían, a lo cual el rubio aprovecho esto para hablar con la pelinegra… después de todo, tenía que hacerle muchas preguntas con respecto a lo que estaba pasando.

- ¿Así que debo suponer que tú eres la causa por la que Ichigo se convirtió en un Shinigami? – su pregunta fue tan seria como el modo en que le hablo al Quincy, tomando desprevenida a la pelinegra.

- Si. Yo le cedí mis poderes de Shinigami a Ichigo – respondió la pelinegra con la misma seriedad del rubio.

- ¿Por qué?

- Porque era la única manera en la que Ichigo podía salvar a su familia… - eso ultimo hizo que el rubio entrecerrara los ojos por un momento… recordando el día que hubo aquel accidente en la casa de los Kurosaki, ahora entendiendo lo que en realidad había pasado.

- Ya veo… - dijo el rubio, para luego entender lo que significaba eso - ¿Eso significa que tu perdiste tus poderes?

- Temporalmente… - fue lo único que respondí, pero el rubio solo dio una mirada de no entender lo que decía, cosa que capto la pelinegra rápidamente – Debido a que Ichigo absorbió todo mi Reiryoku, me quede atrapada como una humana, ahora tengo que esperar a que mi Reiryoku se reestablezca a su estado normal para que pueda volver a hacer mis tareas como Shinigami.

- Entonces, Ichigo absorbió más de lo que se necesitaba para acabar con ese Hollow.

- Si. Así es – ahora tenía sentido por qué el pelinaranja era un Shinigami en estos momentos.

- ¿Y estando en esa forma no puedes volver a la Sociedad De Almas? – pregunto el rubio, a lo cual vio a la pelinegra tensarse por la pregunta… algo le decía que lo que había hecho la pelinegra, salvándole la vida al pelinaranja fue algo que para los Shinigamis no estaba permitido – Tu expresión me dice todo lo que necesito saber… así que, cambiando de tema, ¿Qué era esa técnica rara que utilizaste contra aquel Hollow cuando estabas con Chad?

- Realmente no paras de hacer preguntas – decía la pelinegra dando un leve suspiro, agradecía al rubio por cambiar de tema, pero no dejaba darle ni un respiro a la baja mujer – Te responderé si me respondes algo…

- ¿Y cuál sería esa pregunta, Rukia-san?

- ¿Cómo es que sabes sobre los Shinigamis?

- ¿Acaso no viste lo bien que me llevo con Uryū-san? – pregunto el rubio, dando a entender muy bien lo que estaba insinuando.

- Entonces es gracias a él…

- No del todo – esto hizo que la pelinegra lo viese con intriga, esperando a que continuara con su explicación - También le debo mucho a su abuelo, Ishida Sōken. Él es realmente la causa del por qué se mucho más de lo que cualquier simple humano como yo debería saber – dijo, notando mucho el sarcasmo en el final, precisamente, cuando dice la palabra "simple" cosa que confundió un poco a la pelinegra – Ahora; ¿Puedes responder mi pregunta anterior?

- Supongo que respondiste lo que quería saber – decía la mujer, ahora lista para dar su explicación – lo que utilice en el combate contra aquel Hollow, se llama Kidō (Vía Del Demonio), una forma del combate de los Shinigamis basados en hechizos avanzados.

- Vaya, suena muy interesante… realmente más interesante de lo que creía… creo que cuando termine esto, tendrás que explicarme más a fondo como es que funcionan esos encantamientos, Rukia-san

- No veo por qué no… - decía la pensativa pelinegra, pero en su interior, se sentía algo emocionada por ver que alguien se interesase en el Kidō… esto era escasamente visto en la misma Sociedad De Almas – Pero antes, quiero que me respondas algo más.

- Bueno, no veo cual sea el problema… - decía viendo a un lado, como el Shinigami pelinaranja y el Quincy azabache seguía eliminando de un lado a otro los Hollows que se encontraban cerca.

- ¿Por qué llamas a las personas por su nombre?

- Vaya, pensé que nunca lo preguntarías… - decía el rubio con su típico tono sarcástico… aunque realmente la oración dicha no conllevaba utilizarlo, cosa que puso un tanto curiosa a la pelinegra – Dime algo; ¿Tu irías a una obra de teatro con personas que no van a la obra de teatro?

- ¿Qué? – dijo perpleja a la pregunta hecha… realmente no entendía bien por donde iba lo que estaba diciendo aquel rubio… pero si quería saber lo que pasaba, solo tenía que responderle – No. Pero…

- Claro, están sus excepciones y eso, pero en algo parecido se basa mi pensamiento… ¿Tu llamarías a las personas por su apellido sin que tu tengas tu propio apellido?

Y ahí fue en donde la pelinegra entendió a donde quería llegar el rubio. Realmente, aun así, lo haría… pero claro, el rubio frente a ella era una de aquellas excepciones.

- Bueno… además que también se me hace un poco incómodo llamarlos por su apellido… así que me siento más cómodo haciéndolo de esa forma…

- Ya veo… ¿Puedo preguntar por qué no tienes apellido?

- Porque soy huérfano, Rukia-san – y ahora, la pelinegra estaba más que sorprendida por la respuesta dada… hasta por un momento se empezó a sentir mal… pero una mirada del rubio le dijo que se calmase – No tienes que sentirte mal por mi… digamos que… el destino todavía no quiere que sepa mis orígenes… pero qué más da – dijo para finalmente encogerse de hombros, restándole importancia al asunto.

- Bueno… - decía tratando de cambiar de tema… pero realmente no tenía nada de lo que hablar… también que se le hacía muy aburrido el hecho de esperar a que esperar a que los hombres con poderes terminasen con su labor.

- ¿Y quién es el, exactamente? – dijo, finalmente prestándole atención a "Ichigo", cosa que hizo que el señalado se sobresaltase exageradamente.

- Ah, ¿Él? Solo es un Kaizō Konpaku (Alma Modificada) – dijo la mujer, restándole importancia al mencionado.

- ¡¿Qué?! ¿Por qué siempre eres así conmigo, Nee-chan? – decía el alma en el cuerpo del pelinaranja, cosa que hizo suspirar con fastidio a la mujer.

- Me parece bien – agrego el rubio, también restándole importancia, pero antes de que aquella alma pudiera quejarse, vieron como aquella grieta en el cielo se hacía cada vez más y más grande – Esto parece ser algo malo.

- No puede ser… - dijo la pelinegra… quien ahora se le notaba preocupada, cosa no muy normal, pero antes de que pudiese preguntar algo, vio como de aquella grieta salía una mano esquelética… para que luego saliese la cara de una máscara giganta con una gran nariz puntiaguda, además de que parecía que llevaba un manto puesto como traje.

- ¿Y este qué tipo de Hollow es? – pregunto intrigado el rubio, solo para ver la cara de horror que tenía la pelinegra en estos momentos…

- A este tipo de Hollows se les llama "Menos" – decía una persona que estaba detrás de los tres presentes…

- Tu, de nuevo… - dijo serio, pero tranquilo el rubio, viendo a la persona que había respondido su pregunta… solo para ver nuevamente al señor del sombrero de rayas verdes, junto con el hombre bronceado con su cabello amarrado en trenzas… pero esta vez venía con dos niños… una niña sostenía una especie de bazuca vendada, mientras que había otro niño con una especie de bate de béisbol de hierro gigante…

La primera, una niña pequeña, viste con una playera y una falda rosa con motitas de color rosa y unas sandalias de color rojo. Su pelo lo tiene amarrado en dos coletas dejando dos mechones en medio de su cara, además de que también tiene los ojos de color azul oscuro.

El segundo, un muchacho con el pelo de color rojo intenso, que viste con una sencilla camiseta de color blanco y unos pantalones vaqueros piratas y unas zapatillas de deporte de color negro.

- Vaya, así que todavía me recuerdas…

- ¿Vas a ayudarlos a detener a ese Hollow?

- No puedo hacer eso

- ¿Qué demonios me estás diciendo?

- ¿Qué? Yo soy un honesto, atractivo y sexy tendedero

- En todo eso, falto la palabra "Shinigami"

- ¿Y en que te puedes basar para saber que yo soy uno de ellos?

Y aquí fue donde la cosa se estaba poniendo en su contra… sabía que el hombre que estaba en frente de él, estaba más que relacionado con los Shinigamis, por no decir que él es también uno, pero ahora, no sabía cómo demostrar que estaba en lo cierto…

- Su batón, mi señor – dijo la voz de su cabeza, para darse cuenta de que ese bastón era uno muy poco común…

- ¿Me permites? – dijo el rubio, señalando con su maño el bastón del sombrerero, cosa que sorprendió en gran medida a los acompañantes del hombre, e hizo entrecerrar los ojos al sombrerero, pero le saco una sonrisa divertida.

- Esta bien… - dijo, lanzándole el bastón para que el rubio lo agarrase, cosa que hizo, y al instante… fue cuando lo sintió, cosa que le hizo sacar una media sonrisa, notada por los presentes.

- ¿Puede responderme una pregunta, Sombrerero? – decía el rubio, pero sin esperar ninguna respuesta, continuo - ¿Cuál es el arma que lleva un Shinigami?

- Esa arma se llama…

- Esto, es una Zanpaku-tō… - decía, mientras tomaba con la mano izquierda el soporte del bastón mientras que con la derecha, sacaba a relucir completamente la espada, tomándolo desde su "empuñadura", las cual era la agarradera del bastón.

Este hecho sorprendió a todos, incluido el hombre del sombrero… aunque era muy sorprendente, se le hizo muy extraño, tanto que por un momento tuvo que entrecerrar los ojos.

- Y entonces… ¿No los ayudaras… Shinigami-san?

- Realmente, aunque quisiera, no podría hacerlo sin poner mi vida en peligro… - esta declaración sorprendió al rubio por un momento, pero ya viendo su razón, no tenía tiempo para juzgar su criterio ni nada de eso.

- Bueno, ¿Al menos sabes alguna forma de detenerlo?

- Si, se unas cuantas formas, y una de ellas está a punto de ocurrir – dijo, mientras señalaba al lugar en donde estaban Ishida y Kurosaki, viendo al pelinaranja mientras corría contra el Menos, que estaba elevando su Reiatsu y llevando su Reiryoku a la punta de su boca.

- ¡¿Qué?! ¡¿un Cero?! – el miedo en la pelinegra no le decía nada bueno al rubio nada bueno… pero realmente no podía hacer nada, pero le sorprendió ver como la mujer pelinegra se quedaba arrodillada en el suelo.

- ¿Rukia-san?

- Descuida, solo la paralice para que no interfiriese en lo que está a punto de pasar…

No tuvo tiempo de pensar, cuando finalmente aquel Cero impactó de lleno contra el pelinaranja. Tuvo que cubrirse un poco para ver lo que sucedía…

- ¿Ichigo… está reteniendo el ataque? – decía sin poder creer lo que estaba viendo ante el… sin duda, aquel pelinaranja es mucho más poderoso de lo que se creía… pero no era el único sorprendido ante la vista, pues el Quincy y la pelinegra también no podían creer lo que estaban viendo.

- ¡AAAAAAAHHHH! – ese fue el gran grito que dio el Shinigami Sustituto, para luego devolver por completo aquel ataque, haciéndole un gran corte a aquel Menos, que lo hizo retroceder para esconderse detrás de aquella grieta…

- ¡Yo gané! - dijo el pelinaranja, levantando los dedos índice y medio al aire, quedándose en aquella pose… muy extraña en él.

Pero luego paso lo impensable… Ichigo, de repente, quedo tirado en el suelo, liberando un poderoso Reiatsu, cosa que hizo volver al Menos, que no se había ido del todo…

- ¡Ichigo! – ahora, el alarmado rubio no podía evitar preocuparse por el bienestar del pelinaranja… cosa que se intensifico aún más al ver la cara de preocupación por parte del sombrerero – Mierda – no podía evitar pensar lo peor.

Pero algo que no espero, fue ver a su amigo Quincy, ir en dirección al pelinaranja… solo para ver como este colocaba un pie en su espalada, para luego disparar colosales flechas de Reishi… pero por desgracia, vio como los brazos del azabache sangraban demasiado… tanto para que el Quincy pudiese morir por desangre… ahora la cosa se había puesto demasiado jodida para todo en el lugar.

- Según lo que acabo de ver… tu amigo, el Quincy, utilizo el desmesurado Reiatsu que está desprendiendo tu amigo, el Shinigami, para dos fines: uno, salvarle la vida antes de que su cuerpo explote; y dos, para reforzar sus flechas… pero al parecer, no podrá seguir soportándolo más… - la profunda voz resonó en su cabeza, dándose cuenta de lo que estaba pasando en realidad.

Si no hacía algo, podrían morir ambos… No, podrían morir todos los presentes… sin contar el hecho de que aquel sombrerero no podía detenerlos sin poner en riesgo su vida… hasta que pensó en algo.

- ¿Y qué tal si utilizamos aquel hechizo que utilizo Rukia-san para detenerlo? – pregunto en a su compañero, realmente no sabía si algo como esto podría servir.

- Las probabilidades de hacerlo retroceder son de un 100%... – la respuesta sorprendió en gran manera al rubio – Y la probabilidad de eliminarlo es de un 87%... mi señor.

- Esta decidido – dijo en voz alta, con su mirada seria, haciendo que los demás presentes los vieran con algo de duda…

- ¡Daisuke-san! – esa fue la voz de una mujer muy conocida por el rubio, para luego voltear a ver que eran la pelinaranja, Orihime, junto con el moreno, Chad.

- ¡Orihime-san, Chad! – dijo un poco desconcertado por su presencia, pero luego recordó las palabras de su compañero – Así que son ellos…

- Vinimos tan rápido como vimos al gigante – dijo Chad, haciendo mención del Menos, ganando un asentimiento de los demás.

- Se llama Menos, y gracias por querer venir a ayudar… supongo que sí están aquí es porque los pueden ver… - decía el rubio ganándose el asentimiento de ambos - ¿Y qué pueden hacer?

- Yo puedo convertir mi brazo en un arma que elimina a esas bestias.

- ¡Yo tengo hadas! – la mujer nuca podía dejar de ser tan animada como ahora, aunque el mundo se fuera a acabar… sabía que ella seguiría siendo igual de animada, aunque siempre le desconcertaba, a lo que con una risita hizo un asentimiento con su cabeza.

- Bien, necesito que vallan y ayuden a Uryū-san en todo lo que puedan – dijo señalando al Quincy – Yo tengo que verificar si lo que estoy a punto de hacer es posible.

No dijeron nada, solo asintieron y fueron en dirección a donde se encontraba el azabache… realmente era raro en el mandar a otras personas a hacer lo que es tenía que hacer… pero no había tiempo para pensar.

- Rukia-san – dijo rápidamente el rubio mirando a la mencionada - Dime exactamente como hacer aquel encantamiento que hiciste contra aquel Hollow.

- ¡¿Qué crees que…?!

- No fue una pregunta, Rukia-san. Realmente no tengo tiempo para explicar…

- Aquí esta – dijo rápidamente el sombrerero, extendiéndole un papel escrito al rucio, sorprendiendo a los presentes, incluidos sus acompañantes – pero primero, ¿Me puedes devolver…?

Ni siquiera tuvo que decir la oración por completo, antes de que el rubio se acercase a devolverle el bastón para luego tomar aquel papel que decía exactamente como hacer el hechizo… solo pasaron 5 segundos antes de que este le devolviese el papel, intrigando a los demás.

- Lo tengo – fue lo único que dijo, antes de ir en dirección a donde estaban sus amigos combatiendo al menos… realmente se quedaron estupefactos los más veteranos del lugar… como fue que se aprendió el hechizo en solo cinco segundos.

El rubio había llegado al lugar, mirando a Chad y a Orihime a los lados, defendiendo al Shinigami y al Quincy de algún problema menor, mientras el Quincy utilizaba al Shinigami como catalizador para reforzar sus flechas… pero ahora ya no tenía tanta energía como para seguir, y no ayudaba el hecho de que tuviese que estar quieto para que Orihime lo curase con su poder.

- Ya hicieron suficiente, chicos… - decía el calmado rubio, sorprendiendo a los presentes – ahora descansen, yo me ocupara de esto.

- ¿Ahora te has vuelto loco como para acabar contra este Menos tu solo?

- Es cierto. No lo podre acabar yo solo – decía mirando al azabache por un momento – por eso necesitare del Reiatsu que está desbordando a Ichigo.

- ¿Qué planeas…?

- Orihime-san, Chad, apenas absorba todo el Reiatsu de Ichigo, llévenselo junto a todos los demás – dijo, para luego que los mencionados solo asintiesen.

Si esperar más tiempo, toco la espalda de pelinaranja – Lo siento, Ichigo, pero tomare algo de tu poder… - dijo, para luego empezar a absorber el Reiatsu del Shinigami sustituto.

Y solo paso un segundo.

Un segundo en el que el pelinaranja volvió a estabilizarse, para luego mirar desconcertado lo que estaba pasando.

- ¿Qué está ocurriendo? – pregunto, solo para ver al rubio, con la cabeza agachada… pero se notaba la tensión que hacia todo su cuerpo… el hecho de que estuviese temblando no lo ayudaba.

- ¡Daisuke-san! – fue lo que dijo el Quincy, antes de que una onda expansiva los mandara a volar a toso en dirección al grupo del sombrerero.

- ¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH! – y así comenzó a gritar el rubio, a quien se le empezaron a marcar todas y cada una de las venas del cuerpo… sin excepción alguna.

- ¡Idiota! ¡¿Qué crees que estás haciendo?! – esta vez fue torno de que el pelinaranja gritase preocupado por el rubio, hasta que este solo volteo a un lado su cabeza, dejando ver una parte de su cara… viendo como esta también tenía las venas marcadas, y además de eso… sus ojos brillaban tan dorados como el oro.

- Te diré lo mismo que le dije a Uryū-san, Ichigo… – la voz entrecortada por lo pesados suspiros del rubio no ayudaba a calmar a ninguno de los presentes – ¡Yo me ocupare de esto!

De un momento a otro, el rubio empezó a ir contra el Menos, a quien ya se le había agrietado un poco la máscara por tantos flechazos por parte del Quincy, pero luego se quedó quieto en su lugar, dejando confundidos a los presentes.

- ¡Oh, señor! ¡Máscara de sangre y carne! ¡toda Creación, batir de alas, aquél que ostenta el nombre de Hombre! ¡Infierno y Poseidón, la barrera del mar surge marchando hacia el sur!... – dijo perfectamente cada palabra del encantamiento, dejando perplejos al grupo del sombrerero, a la pelinegra y, sobre todo, al sombrerero.

Luego, esquivo el pisotón del Menos, dando un salto tan alto que llego a estar a la altura de la cara del Hollow, para luego agarrar su cara, con tal fuerza que agrieto la misma mascara de aquella bestia.

- ¡Hadō #31: Shakkahō! (Vía De Destrucción #31; Disparo De Fuego Rojo) – y ahí fue donde todo exploto.

El rubio, quien todavía seguía teniendo su palma clavada en la máscara, empezó a brillas con aquel brillo rojizo bastante peligroso, solo para que saliera una colosal bola de luz roja al otro lado de la cara de aquel menos, que se había desintegrado por completo tras recibir el ataque.

Pero tal ataque, creo su propia explosión por la magnitud del poder utilizado en este, haciendo que algunos de los presentes se aferrasen a algo para no salir volando, para luego ver como salía disparado el rubio en dirección contraria al ya inexistente Hollow.

Al llegar al suelo, creo un gran cráter tal vez de unos 5 metros de diámetro y 2 metros de profundidad.

Los demás salieron corriendo en su dirección, solo para encontrar que el rubio, quien respiraba agitadamente, estaba de pie dentro de aquel cráter… sin la manga izquierda de aquella camisa que tenía puesta, solo dejando con unos pocos daños aquel brazalete que nunca se quitaba, su cuerpo todavía seguía teniendo las venas marcadas, que fueron retrocediendo al pasar unos segundos, además de que tenía los ojos cerrados.

- ¡Daisuke/Daisuke-san! – dijeron todos, menos el grupo del sombrerero, quienes fueron en su dirección, pero se detuvieron, esperando a que el rubio hiciera algún movimiento.

Cosa que hizo al pasar unos segundos… volviendo a abrir sus ojos… que todavía eran dorados… además de que ahora tenía en su rostro su típica sonrisa, pero está ahora estaba llena de satisfacción total.

- Les dije que… yo me ocupaba de… esto… – se le hizo un poco difícil articular aquella oración al rubio, ya que, para su desgracia, termino en el suelo, completamente desmayado, cosa que preocupo mucho a las personas que estaban ahí.

- Descuiden, solo está agotado por el repentino incremento de su Reiatsu – dijo calmadamente el sombrerero, quien había llegado con el hombre de las trenzas, quien fue en dirección al rubio para cargarlo y llevarlo en su hombro – El estará inconsciente… tal vez por unos cuantos días… no puedo saber exactamente cuánto tiempo estará así…

- Esta bien… - dijo seriamente el Quincy del lugar, quien comenzaba a retirarse… era muy conveniente para el que el rubio se hubiese desmayado… no quería saber lo e le pasaría una vez que el rubio llegase a recuperarse…

En otro lugar…

El rubio en estos momentos se encontraba flotando en la nada misma… ya que alrededor de él no había más que vacío… un obscuro y negro vacío…

- Lo has hecho realmente bien, mi señor – ahora, aquella voz que siempre sonaba en su mente, se pudo escuchar en todas partes… solo para que el rubio mirase a un lado mientras seguía flotando en la infinita obscuridad… ya sabía de antemano quien era la persona que le estaba hablando… pero solo podía ver aquella silueta de un hombre alto… se podría decir que más alto que el por unos centímetros…

- Yo también estoy impresionado de como terminaron las cosas, Hitsujikai.

- Sin contar que ahora ya activaste por completo tu Reiatsu… - este dato realmente sorprendió al rubio, quien, por un momento, trataba de erguirse un poco.

- ¿Eso significa que ahora me convertiré en un Shinigami o algo así?

- No serás tan diferente de tu compañero pelinaranja

- ¿A qué te refieres?

- Actualmente, posees en lo más profundo de ti la forma de activar los poderes de un Shinigami… pero por desgracia, la única forma de activarlos es estando en tu forma espiritual.

- ¿Entonces tendré que morir para activar mis poderes?

- No exactamente… puedes pedirle al hombre del sombrero loco que te ayude en eso… talvez, si consigues que aquel hombre utilice aquel bastón de la misma forma que lo utilizo con el pelinaranja aquella noche, podrás acceder a tu forma espiritual. Pero, por ahora, será mejor que te quedes tal como estas…

- ¿Por qué lo dices?

- Este revuelo seguramente alertará a la Sociedad De Almas… entonces será mejor que todavía sigas con tu forma normal.

- Entonces, Ichigo será el más afectado de todo esto…

- Para ese entonces, es cuando podrás empezar a acceder a tu forma espiritual.

- ¿Eso significa que algo muy malo está a punto de pasar?

- Probablemente… y la más afectada de todo esto, será la mujer Shinigami…

- Entonces, por ahora, tendré que aprender lo más que pueda de ella…

- ¿Te refieres al Kidō?

- Seguramente será algo muy importante que me servirá en algún futuro… por el momento, también tengo que buscar alguna forma de eliminar a los Hollows, y el hecho de que ya haya aprendido a realizar uno es demasiado bueno para creer…

- No creo que haya ningún problema en que aprendas todo lo que puedas…

- ¿Cuándo crees que despertare de mi inconsciencia?

- Tardaras 9 horas, 38 minutos y 27 segundos en despertar, contando desde el momento en que te desmayaste por la sobrecarga de tu Reiryoku.

- Excelente.

- ¿Ahora seguirás con tu investigación?

- Así es. Tengo que retomar lo que deje pendiente… aunque creo que sería bueno ir en algún momento a la Sociedad De Almas… tal vez encuentre la respuesta que busco si voy para aquel lugar…

- Eso el justo lo que había pensado, mi señor…

- Lo sé, Hitsujikai… después de todo, eres parte de mi… - esto último, lo dijo mientras esbozaba una pequeña sonrisa.

- Bueno, ya es momento de que te tomes un buen descanso… seguramente sea algo que necesites, mi señor.

- Esta bien… - y así sin más, la siluete desapareció de aquel lugar… dejando levitando en la nada a aquel rubio, quien había empezado a cerrar sus ojos para tomar su merecido descanso – Lo mejor estará por venir… aunque realmente me hubiese gustado terminarme aquella botella que le deje a Isshin-san…

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Fin Del Capítulo.

¡Hola! Si llegaron hasta aquí, les agradezco que hayan leído el fic… aunque sé muy bien que ahora, salte mucho de la historia, pero no era algo que pudiese considerar del todo "importante", pera ahora las cosas se van a tornar un poco más lentas de lo que piensan… este es el momento en que revelo los sucesos que conlleva esta historia hasta llegar al punto actual.

En otras palabras, es el momento en el que relleno los huecos que había dejado desde el capítulo anterior… aunque solo será un poco por encima, sin profundizar tanto.

Ahora, solo espero que puede actualizar el fic lo antes posible… no pudo poner una fecha exacta, ya que realmente puede pasarme lo mejor, como también me puede pasar lo peor… pero por el momento, solo me han pasado cosas buenas, y la posibilidad de que actualice la semana siguiente a la próxima o en este mes es muy alta… así que estén atentos.

También digo que me gustaría saber cuál es la opinión de cada uno de ustedes con respecto a cómo va encaminado el fic.

Y ahora sin nada más que decir, me despido. Cuídense mucho y ¡Hasta el próximo capítulo!

Atte.: Yagel0601