Capitulo Dos

Compañeras de cuarto

Mildred y Hermione siguieron su camino hacia el pasillo de la casa roja. Les tomó años llegar hasta sus habitaciones, Mildred repetía su número de habitación mientras seguía a Hermione, pasando por el pasillo de la casa verde. Lastima para las dos, Catherine las miraba con frialdad y se metía a su habitación, aunque ambas chicas la habían ignorado olímpicamente. Las dos sintieron que era eterno ir a sus habitaciones hasta que doblaron la esquina, donde les esperaba una escalera interminable. Subieron las escaleras y abrieron la puerta para su sorpresa, encontraron una nota y además la habitación se veía distinta.

Había dos camas, una a la derecha y otra apretujada junto a la ventana de la izquierda. Mildred tomó la cama de la derecha y puso su equipaje junto a la cama, mientras que Hermione tomo la de la izquierda y colocó su equipaje en la cama. Se sentó mientras miraba alrededor de la habitación bastante estrecha. Tenía una mesita de noche apretujada entre su cama y el gran armario. Su escritorio estaba al lado de la ventana, al lado de su cama y al lado de la puerta tenía una cómoda. Hermione tenía los mismos muebles que Mildred tenía pero apretados. Tomó mucho tiempo procesarlo y Mildred tuvo que admitir que la habitación sería acogedora si no fuera por la masa de polvo por todas partes.

— Es increíble. La Srta Cackle nos dijo que ahora seremos compañeras de cuarto, fantástico ¿no, Mildred? — dijo Hermione mientras sacaba su varita que había comprado en el callejón Diagon.

— ¿Eso es una varita? — preguntó Mildred.

— Si, es mía — dijo Hermione con una sonrisa. — Solo no le digas a nadie, mucho menos a Ethel y sus amigas. Esta prohibido en Cackle pero quería aprender algunos hechizos con varita —

— Tranquila, no le diré a nadie — dijo Mildred sinceramente. — ¿Qué puedes hacer con tu varita? —

— Tergeo — dijo Hermione como el polvo que estaba en los muebles y los pisos habían desaparecido en el aire. Mildred estaba sorprendida por el hechizo, la magia con varita era efectiva y Mildred quería probarla.

— ¡Guau! ¡Eso fue absolutamente brillante! — dijo Mildred asombrada mientras Hermione le sonreía. — ¿Puedo intentar? ¿Puedo intentar hacer un hechizo? — Mildred parecía esperanzada cuando Hermione de repente vaciló, pensando en ello.

— Lo siento, pero no funcionaria, necesitas tener tu propia varita. Saldrían hechizos defectuosos debido a que la varita no identificaría tu magia — dijo Hermione como Mildred asintió. — Pero no te preocupes, tendrás tu varita pronto —

— Eso espero — dijo Mildred con una sonrisa.


Ambas chicas se ayudaron a desempacar sus cosas y colocarlas en los muebles. Mildred tenia una foto de su madre y varios dibujos que había hecho en el verano mientras Hermione sacaba libros de novelas, de magia y una foto de tres chicos de su edad comiendo helado. Uno tenia pelo marrón oscuro, ojos de color verde esmeralda, una cicatriz en forma de rayo en la frente y gafas redondas, el otro chico tenia el pelo rojo anaranjado, pecas y ojos azules, llevaba ropa de segunda mano. La chica era de la misma estatura que Maud, tenia el pelo marrón oscuro hasta la mitad de la espalda, piel morena clara y ojos castaños oscuros, sin duda alguna tenia rasgos latinos. Hermione sonrió ante el recuerdo, el día que se conocieron en el callejón Diagon antes de irse a la escuela.

— ¿Quiénes son ellos? — preguntó Mildred.

— Son mis amigos que conocí en el callejón Diagon antes de irme a Cackle, se llaman Harry Potter, Ron Weasley y Alejandra Macías. Harry es muy famoso en el mundo mágico por vencer al mago más tenebroso de la historia cuando era un bebé, Ron tiene seis hermanos, cinco son mayores y una hermana menor mientras que Rini, así le gusta que le llamen, es nacida de muggles, viene de México y es hija única. Según Rini dice que sus padres a duras penas aceptaron que ella fuera a Hogwarts — dijo Hermione. — Esperemos que estén bien —

— Lo van a estar — dijo Mildred. De repente alguien abrió la puerta, era una compañera de la casa roja que tenia el pelo rubio y ojos verdes, tenia una mirada llena de emoción.

— Chicas, vamos es hora de tener nuestros gatos — dijo la niña como se fue corriendo felizmente. Hermione y Mildred siguieron a sus compañeras hacia la habitación de los gatos, otro camino que seria eterno.