Recuerdos de Ti
1
La vio descruzar y cruzar las piernas de nuevo. Dios, lo estaba provocando. Sabía que ella lo odiaría, sólo que no esperaba tanto rechazo. Joder, aun recuerda cuando la vio por primera vez, ¿Quién diría que sería tan poderosa como lo es hoy en día?
El día que la secuestró hace cincuenta y cinco años, él estaba en su mejor momento, era el mejor en lo que hacía y por eso el licántropo Madara Uchiha lo había contactado para raptar y matar a la princesa vampiro ofreciéndole una suma absurda de dinero. Sabía que era un golpe duro para la raza de los chupasangre, más específicamente para su rey Hiashi Hyuga, pero si aceptaba no tendría que trabajar en todo el año, porque la cantidad de dinero que le habían ofrecido era completa y absolutamente abismal.
El trabajo en sí, era pan comido para él. Claro, que primero tuvo que estudiar todo el castillo de los Hyuga para eso. Ellos son la raza de vampiros más poderosa y ¿Eso por qué? Resulta que a través de su transformación, sus ojos les dan el poder de ver dentro de ti, ven todo, desde tu sistema circulatorio hasta tus pensamientos e intenciones. Eso les da ventaja a la hora de atacar a su víctima, haciéndolos todavía más feroces que los vampiros ordinarios. Es un don jodidamente peligroso, pero no todos los Hyuga lo poseen, sólo la rama principal tiene esa habilidad, y la pequeña sanguijuela que tenía que secuestrar, era la vampiresa con la sangre más pura de todos, no por nada era la princesa heredera. Aunque para ese momento se decía que era tan débil que no creían que pudiera llegar a vivir más de cien años. Sin embargo, no se relajó, tomó todas las precauciones. Incluso mandó a hacer una poción con la bruja Ino, para que los vampiros no pudieran oler su sangre ni sentir el aroma de su piel. Ésta le dio un brebaje con duración de 24 horas. Más que ideal.
Naruto Uzumaki jamás había arruinado un trabajo, y este lo planeó con mucho detalle. Lo que no sabía que ése, sería su primer trabajo fallido.
Tomó menos tiempo del esperado colarse en el castillo, se Rursus od hasta la sala principal con cautela justo una hora después del amanecer. Rursus ad es la forma en que se transportan los demonios, apareciendo y desapareciendo en el aire. Caminó con mucho cuidado hasta donde sabía que estaba la habitación de la chiquilla y se escondió en su guardarropa estúpidamente grande.
Miró detalladamente a la vampiresa de espaldas en su habitación, era algo pequeña, cualquiera diría que tenía como 16 o 17 años humanos. El olor de su perfume lo puso a sudar, y se sintió duro como el infierno cuando la princesita se quitó toda la ropa para ponerse un camisón de encaje y seda rojo. Estuvo a punto de gemir cuando la vio con la prenda puesta, pero trató de hacer el menor ruido posible porque ya era de día y aunque todos los vampiros del castillo estaban durmiendo, con un mínimo sonido podía alertar a la chica y despertar a medio castillo. Ellos lo matarían sin dudarlo.
Vio a la princesa acurrucarse con un montón de peluches bajo su cama para evitar los rayos solares. Se preguntó por qué no cerraría las cortinas dejando su cuarto oscuro como el resto del castillo. Era algo irrelevante se dijo, dejó de pensar idioteces y dio comienzo al golpe. Se acercó sigilosamente a la cama y jaló a la pequeña criatura del tobillo, sacándole así de su escondite. Rápidamente puso una mano en su boca antes de que pudiera gritar y los transportó a ambos hasta las catacumbas de París, donde los esperaba una antigua cámara oculta. Sabía que ella intentaría morderlo así que utilizó unos guantes con pequeñas placas metálicas que evitaron que la sanguijuela lo mordiera. Cayeron en la cama que había llevado una semana antes para hacer finalmente ese trabajo. Tanteó a ciegas con la mano que tenía libre en la oscuridad, para esposarla a la cama mientras que la mantenía inmóvil con su cuerpo, algo difícil porque la princesa no dejaba de temblar y forcejear.
Cuando se aseguró de que la vampiro estaba bien esposada, quitó cuidadosamente la mano de su boca. Ella chilló inmediatamente.—Morirás por esto. Y-yo no estoy involucrada en las guerras del Mefis, déjame en paz y regrésame ¡te lo exijo!- Gritó Hinata asustada pero firme.
—No estás en posición de exigir nada pequeña -Dijo Naruto negando con la cabeza mientras buscaba el interruptor de la luz. Había hecho un trabajo para llevar electricidad a la cámara donde la iba a encerrar el tiempo acordado antes de matarla, pero no recordaba dónde dejó el puñetero interruptor.
—Maldita sea, puedo pedir lo que quiera, soy, soy la princesa Hinata. Mi padre sacará cada maldita gota de sangre de tu asqueroso cuerpo. -Respondió la chica gritando y forcejeando con las esposas. Naruto no le contestó. Ella iba a morir dijera lo que dijera, así que ni siquiera intentaría perder su tiempo hablándole.
Se sintió aliviado cuando encontró el interruptor de la luz y encendió el bombillo. Se dio la vuelta para volver a ver a su víctima y asegurarse de que la había esposado bien, pero nunca hubiese imaginado lo que le esperaba.
La pequeña vampiro era una belleza, una preciosidad. Pero no fue eso lo que lo dejó sin respiración. Literalmente le faltaba el aire, como el que tiene un paro respiratorio. Cayó de rodillas frente a su cama y su transformación se hizo presente. Su cola se reveló y sus cuernos crecieron, la piel se le oscureció adquiriendo un tono rojizo y sus colmillos se alargaron. La ropa estaba empezando a romperse de las costuras, pues la transformación siempre lo hacía crecer un poco y agradaba sus músculos. No podía detener el cambio, era como si estuviera totalmente a la luz de la Luna llena. Sólo que aún faltaban 18 horas para que eso pasara y la Luna estuviera en su punto más alto. La verdadera naturaleza del cambio era otra cosa y él lo sabía...
Ella es tu compañera destinada. Escuchó su voz interior.
Imposible.
Estaba de rodillas aún. La preciosidad vampirica que tenía en frente lo miraba con el ceño fruncido y sus ojos interrogantes. Hinata por su parte se quedó impresionada al ver a su captor, era un demonio completamente hermoso, nunca había visto a uno, pero su transformación lo hacia ver magnífico, se quedó hipnotizada con respecto a esa mirada rojiza fija en ella. Sintió tambien algo extraño en su pecho pero llegó a la conclusión de que debía ser el miedo, pues estaba bastante asustada. No quiso demostrarlo. Trataba de mostrarse valiente, pero Naruto podía oler su miedo y peor aún, podía sentirlo también. Siempre se había burlado de su hermano Menma cuando éste le dijo que podía sentir las emociones de su hembra. Que sus miedos y aflicciones le quemaban el pecho, que un sentimiento de protección absoluta se movía como fuego por sus venas. Pero ahora todas esas historias cobraron sentido, pues en su interior sentía un fuego amargo por el miedo de la joven vampiro, miedo que tenía de él. Ser el causante de esa emoción en su compañera hacía el dolor, mil veces peor. En su mente ha habido un cambio de planes, no podía matarla, ni siquiera podía imaginar nada parecido. Es como si ahora, todo su mundo dependiera de ella; de sus deseos, de sus anhelos y de sus miedos. No la conocía pero, mierda, la amaba.
Sin pensarlo dos veces la liberó de las esposas. Ella lo miró con toda la esperanza que tenía, creyendo que el demonio la devolvería a su hogar. Como si hubiese leído su mente él le contestó —No te puedo devolver en este momento dulzura.
Ella lo miró con el ceño fruncido —¿Cómo que no? T-tienes que dejarme ir. Esto es u-una locura ¿Tienes idea de quién es mi padre?- Susurró temblando sin control.
—Lo sé cariño, pero me enviaron a matarte y si yo no lo hago, mandaran a otro el día de mañana para hacerlo.- La cara de Hinata se congestionó en una mueca de horror.
—¿Me matarás? - Naruto casi sonrió, lo hubiese hecho si no sintiese que lo quebraban por dentro con el temor de su hembra. Sentía la necesidad de sacar todos sus miedos y marcarla como suya para que supiera que jamás dejaría que nada le pasara.
—Nunca te lastimaría. Moriría antes que dejar que algo te hiriera -Respondió mirándola a los ojos, ella, tenía los ojos más hermosos que había visto en sus trescientos años.
—No lo entiendo- Dijo Hinata bajito.—¿Qué harás conmigo entonces?
Amarte, protegerte.
—Solo confía en que jamás te haré daño. - Gruñó él en respuesta cerrando los ojos, su perfume lo estaba volviendo jodidamente loco—Lo prometo.
Ella estaba algo asustada, pero por otro lado el hermoso demonio que la había secuestrado, le dijo que había cambiado de opinión con respecto a matarla, no sabía por qué se sentía así, pero cuando el rubio le hizo esa promesa mirándola a los ojos, algo en su interior le hizo saber que era verdad. Sólo tenía que esperar a que cayera la noche para saber sus pensamientos, cuando su transformación empezara con la llegada de la luna llena y confirmara si su palabra era verdadera. Tenía que esperar obligatoriamente, pues, ella no podía transformarse a placer, era muy joven y no tenía ni un cuarto del poder de su padre. Aún le faltaba mucho para llegar a ser tan poderosa como su predecesor.
Naruto se quedó admirando a su hermosa compañera, aún era muy joven, pero no le importaba en lo absoluto, era la cosita más exquisita que había visto en su vida y ese camisón rojo lo tenía como perro en celo detrás de su hembra.—¿Cuántos años tienes?- Preguntó impulsivamente con un gruñido.
Ella lo miró dudosa, había algo en ese inmortal que la atraía como un imán pero sus temores no le impidieron responder —Tengo ochenta y cinco.
—No esperaba que fueras tan joven. -Susurró frunciendo el ceño —Eres realmente preciosa. Y eres mía. - Ella se ruborizó. Las palabras salían de su boca sin control. Pero gracias a Dios esa última parte sólo la dijo su subconsciente.
—¿C-cómo te llamas? -Preguntó la chica mirándolo a los ojos. La atmósfera con ese demonio no era la de un secuestrador y su víctima, sino la de dos personas conociéndose. El miedo estaba desapareciendo, y la curiosidad se estaba adueñando de ella.
—Naruto- Respondió, ella sonrió. —¿Qué es tan malditamente gracioso en mí nombre?
—Oh, lo, lo siento. Es sólo... Que "naruto" es el ingrediente de un plato japonés llamado Ramen. -Él sonrió avergonzado, le había hablado a su compañera de mala manera, no sabía por qué, pero sentía como si hubiese cometido un pecado imperdonable.—Un día te llevaré a comer éste ¿Ramen? Allá en Japón.
Sus palabras trajeron a Hinata de vuelta a la realidad ¿Cuándo la devolvería a su casa? Frunció el entrecejo. Él dijo que la querían matar pero ¿Quién podría querer asesinarla? Sin darse cuenta dijo la pregunta en voz alta. Eso pareció despertarlo. Naruto también cayó en cuenta de la situación en la que se encontraban en ese momento. Jadeó con cansancio. Ahora tenía que matar a Madara.
Sin pensarlo dos veces se puso de pie y se rursus od al castillo de los vampiros. Su transformación ya había menguado. Miró a su alrededor. Todo estaba vuelto un caos. Las sanguijuelas estaban corriendo para todas partes. Eso quería decir que ya se habían enterado de la desaparición de su princesa. Caminó hasta la sala principal del castillo y visualizó a Hiashi dando órdenes a diestra y siniestra para encontrar a Hinata.
Cuando el rey se percató de su presencia en la sala, se dirigió a él con sus ojos rojos, extrañado por no poder oler el aroma de su sangre. Naruto sabía que estaba leyendo sus pensamientos, así que no puso barreras y le dejó saber lo que pasaba. Hiashi lo miró con horror y el rubio supo en ese momento, que ya había averiguado que Hinata estaba con él y era su compañera destinada. También sabía que lo habían mandado a matarla y que fue uno de sus más grandes enemigos quien le ofreció el trabajo, Madara Uchiha, que no descansará hasta ver cada parte de su linaje en cenizas. Sin necesidad de hablar, ya sabían lo que tenían que hacer: trabajar juntos para matar al licántropo. Hiashi se acercó a Naruto y le dijo que si algo le pasaba a Hinata, cortaría su cabeza con sus garras al momento en que lo dejaría sin una sola gota de sangre en todo su cuerpo. La amenaza era inútil, pues el vampiro sabía que los demonios eran particularmente posesivos y protectores con sus compañeras. Por un lado se sentía tranquilo de que el demonio fuera a proteger a Hinata con su vida si era necesario, pero por otra se sentía como un padre cuando le roban a su bebé. Ninguno dijo nada. Nadie se podía enterar que iban a trabajar juntos para matar a Madara. Todos tenían que creer que la princesa había sido secuestrada y que jamás volvería. Eso les daría algo de tiempo para planificar algo en contra del Uchiha.
Naruto volvió a la camara de las catacumbas donde había dejado a Hinata. Sabía que no había forma de entrar o salir de esa habitación a menos que te transportaras a ella o derrumbaras alguna pared. Así que no tenía que preocuparse por que los encontraran ni por los rayos del sol. Nunca imaginó que su compañera sería una pequeña vampiro, siempre creyó que la encontraría mucho después y que sería una diablesa de su clan, pero algo debía tener para que el destino la haya elegido.
Hinata estaba que se derrumbaba de sueño pero el demonio la había dejado sola en esa habitación de piedra, y con lo que le había dicho de que alguien quería matarla no podía estar tranquila. No pudo evitar llorar de frustración, y con los ojos empañados buscó algo por la pequeña estancia con lo que salir de ahí. Una puerta o un pasaje. Pero no encontró nada más que un pequeño conducto de ventilación y no podía escapar por allí. A estas alturas ya su padre debería estar buscándola y rogaría al cielo porque la encontrara lo antes posible.
Naruto la encontró acostada con los ojitos hinchados, las mejillas enrojecidas y supo que la chica había estado llorando, se acercó a ella y la miró interrogante, ella volteó el rostro para que no viera la prueba de su debilidad. —Déjame. -Le dijo. Él tomó sus manos en ese momento y beso sus nudillos diciéndole que había ido a hablar con su padre, mencionó que estaban trabajando juntos para llevarla a casa de nuevo. Ella se quedó perpleja. No esperaba tales noticias y mucho menos ese gesto de ternura. Naruto le contó que la mantendría en ese sitio hasta que mataran a la persona que lo había mandado a hacerle daño. Hinata se sintió aún más confundida —¿Por qué no me mataste? -Le preguntó. Él no supo si decirle la verdad, que ella era su compañera destinada. Pero decidió no decirle nada. Solamente le contestó que era demasiado hermosa para dejarla morir. La vampiresa sintió mariposas en el estómago y se sorprendió incluso por esa reacción.
...
Cuando el día se convirtió en noche Hinata despertó de su sueño y vio al demonio sentado al frente de la cama contemplandola. La chica se ruborizó. Naruto se dio cuenta que estaba empezando a transformarse y recordó que ese día tocaba Luna Llena.
Ella se sintió acalorada por su mirada, no sabía por qué, pero no podía leer ni ver nada dentro de el demonio. —¿Por qué no puedo ver dentro de ti? ¿Has puesto algún hechizo en mí?- Preguntó Hinata molesta, porque pensándolo bien, eso justificaría sus reacciones con ese inmortal.
Él no dijo nada, sabía que no podía leerlo porque era su compañero destinado. Eso le permitía inmunidad sobre el don de la hermosa vampiro. Por otro lado la poción de Ino había dejado de hacer efecto y ahora Hinata podía oler su aroma. Ella no entendía la atracción que sentía por el demonio. Tenía unas ganas que no podía aguantar de besar al inmortal y beber su sangre, tal emoción hizo más rápida su transformación. Su olfato mejorado por la luna llena le estaba jugando una mala pasada, estaba demasiado sedienta. Necesitaba sangre urgentemente. Naruto vio su cara y se preocupó .
—¿Pasa algo mon amour?
Ella no respondió, sólo miró su cuello. El demonio entendió con ese simple gesto que ella quería algo de sangre. El simple pensamiento de dejarla beber de él, lo hizo sentir excitado, había algo morboso en todo el asunto que lo hacía desearlo más aún, eso sin mencionar que podía oler el aroma del deseo en Hinata. Su transformación se estaba rindiendo a sus instintos mas básicos: Comer y desear fervientemente a su compañero.
—¿Tienes hambre?- Preguntó por fin. Ella asintió lentamente. Naruto tuvo que tragar para no lanzarse sobre ella. Estaba hermosa cuando cambiaba, sus ojos estaban rojos, sus dientes sobresalían de los apetecibles labios que moría por probar. Tenía también las mejillas sonrosadas por la excitación y sus uñas estaban largas como garras. Sólo podía imaginarias arañando su espalda mientras se enterraba profundamente en ella marcándola como suya. Hizo un esfuerzo para no gruñir ante el pensamiento. Sin mencionar que todavía tenía puesta la delicada prenda roja con la que la había raptado. Trató de calmarse y le ofreció su sangre. Ella se negó y le dijo que nunca había bebido directamente de alguien. Eso lo sorprendió y la idea de ser el primero en dejarlo beber directamente lo ponía aún más caliente de lo que ya estaba. Así que tuvo que insistir y le dijo que era tomar su sangre o morir de hambre. Ella suspiró.
—Acercate a mí entonces- Le dijo. Él se sentó junto a ella.
Hinata estaba sentada de rodillas, así que puso una mano en su hombro para acercarse al cuello del demonio, éste se estremeció por el contacto y ella sintió un cosquilleo en la piel de su palma que la detuvo cuando estuvo cerca y la puso a debatir en si hacerlo o no. Naruto sintió su perfume por la cercanía y volteó su rostro para ver sus ojos y saber por qué se había detenido. Lo supo sin preguntarlo, la pequeña vampiro tenía miedo. Miedo de tomar su sangre y miedo de la atracción que sentía hacia él.
Hinata miró sus ojos como dos rubíes, el demonio la deseaba, no entendía cómo lo sabía pero tenía la seguridad de que era así. Pestañeó y lamió sus labios ante el descubrimiento, que la condenaran, pero ella sentía lo mismo. Naruto sentía el deseo de su hembra. Sin poder evitarlo un segundo más, se lanzó a sus labios cerrando la poca distancia que tenían. La besó impaciente, sintiendo sus dulces y suaves labios corresponderle luego de la sorpresa inicial. Ella sintió como si le hubiesen dado algo negado desde hace tiempo cuando Naruto rozó sus labios con los suyos.
Ambos inmortales se habían transformado completamente, el beso se había extendido, ambos seguían y seguían moviendo sus labios en perfecta sincronía . La cola del demonio se aferró a la cintura de la princesa encajando perfectamente. Todo su entorno se había borrado y sólo estaban ellos dos en este mundo. Naruto bebió de ella fervientemente, cada segundo se volvía más frenético al sentir por primera vez los labios de su hembra, nacida sólo para él. Hinata no sabía en que momento se había puesto a horcadas del muchacho mientras lo besaba, se separó jadeante por un poco de aire. ¿Qué había pasado? Estaba enredándose con su captor ¿Estaría desarrollando algún síndrome de Estocolmo? Lo más seguro, pero no le importaba en lo más mínimo, esa innegable atracción hacia ese demonio la volvía loca. Se miraron a los ojos unos segundos y un sonido amortiguado salió de la garganta de él al verla tan preciosa.
—¿Naruto?- Preguntó Hinata confundida por su reacción.
—Dilo de nuevo- Susurró él con los ojos cerrados mientras empezaba a besar su mejilla e iba bajando por su pálido cuello.
—¿Qué cosa?- Respondió Hinata fuera de sí mientras suspiraba.
—Mi nombre, dilo otra vez- Exigió para morder su cuello haciendo que ella se arqueara y gimiera su nombre en respuesta tal como él lo había pedido.
Dios, ella nunca había sentido nada parecido, si había tenido novios y demás, pero nunca nada que llegara hasta ese punto dónde estaba con un completo desconocido que la había secuestrado hace menos de 18 horas. Se habia vuelto loca definitivamente. Sintió el latido del corazón del demonio acelerarse por la excitación y deseó su sangre como nunca antes había deseado algo en su vida. Se apartó del demonio con los párpados pesados y acarició sus fornidos hombros con sus pequeñas manos, se acercó un poco más y con confianza lamió su cuello donde le latía el pulso. Lo sintió gemir y apretar sus nalgas haciendo que sus dientes se impacientaran.
—Oh Dios... Deseo morderte Naruto. -Dijo en un gemido pegándose contra él. Seguía sentada a horcadas sobre el demonio y podía sentir su dureza contra su centro húmedo.
—No me hagas esperar ma vie. Puedes hacerlo-Respondió embistiendo las caderas contra su calor. Ella suspiro y enterró sus afilados dientes en la piel de su cuello, no pudo evitar arquearse y gemir de placer cuando sintió la dulzura de su sangre en los labios. Podría volverse adicta a eso. Ahora entendía porque su padre nunca la había llevado a cazar.
Naruto casi se corre cuando escuchó su gemido, Dios, sentía una cantidad placer sexual explotar dentro de él, que estuvo a punto de enviarlo directo al borde. Ella onduló sus caderas causando una exquisita fricción que los hizo gemir a ambos. Repitió el movimiento cuando Naruto apretó sus nalgas y empujó contra su centro rozando su clítoris maravillosamente. Hinata continuó frotándose contra su longitud, sin dejar de beber. Los sonidos de placer que hacía el demonio, la hacían sentirse más húmeda y la animaban a seguir con su tarea.
Naruto dejó caer su cabeza hacia atrás --Ma vie... vas a hacer que me venga si tú... -No pudo terminar. Ella siguió moviéndose encima de él incrementando las sensaciones con entusiasmo, hasta que lo sintió rugir, haciéndola llegar al clímax a ella también mientras soltaba su cuello para enredar sus dedos en la dorada cabellera y besarlo torpemente, con las ondas de placer explotando dentro de ella una tras otra .
Se separaron del beso jadeantes, ninguno había sentido nada parecido jamás. Y ese fue el principio de una aventura donde ambos terminarían con el corazón hecho pedazos.
Los días pasaron. Naruto iba a visitarla a diario y le contaba los planes que tenía con su padre y uno que otro mensaje del mismo. Tambien le llevaba agua para que hiciera sus cosas y se aseara, ropa limpia y conjuntos de lencería que lo volvían loco con sólo imaginarlos en el pequeño y voluptuoso cuerpo de su hembra. Siempre se enfrascaban en largas conversaciones donde él descubría cosas nuevas sobre su hermosa compañera, como que no le gustaba la comida humana, tampoco la necesitaba pero amaba los rollos de canela. Tambien descubrió que era completamente inocente, y pensar en ser el primero en enseñarle lo que son los placeres y ser el primero en hacer el amor con ella lo ponía a mil. En los días fríos se acostaba a su lado brindándole su calor. Siempre buscaba enseñarle algo nuevo al momento de darle de beber; dándole y recibiendo un placer infinito que no conocía cuando Hinata lo dejaba besarla e ir más allá. Enamorarse era la única opción, ambos se habían dejado llevar y no habían pensado en consecuencias, pero ¡Al diablo! eran perfectos juntos y las emociones que sentían cuando unían sus labios era algo tan especial que no podían negarse a repetirlo a cada instante. Naruto siempre procuraba hacerle saber que la protegería y que no dejaría que nunca nada malo le pasara, que escaparía con ella a un lugar apartado del Mefis, si es que era necesario.
El demonio tenía en mente pedirle a Hiashi su bendición para casarse con Hinata, no quería tomar su inocencia sin haberla hecho su esposa. Ella era diferente, era hermosa, dulce y tenía que protegerla a toda costa. Le daba igual si era fuerte o débil porque él la protegería con su vida. Que lástima que el destino no pensaba igual.
Estaba caminando por los pasillos del recinto de los hombres lobo ese día para dar el informe de su trabajo a Madara y esperar a que no diera la orden de matar a la princesa. Pero un tipo se cruzó en su camino, deteniéndolo de hacer una estupidez. Naruto pensaba decirle a Madara que no mataría a Hinata, que podía joderse. Ya había hablado con Hiashi y le había dicho la ubicación de donde tenía escondida a su hija por si algo le pasaba. Pero había otro plan que lo separaría un tiempo de su princesa, ese era más seguro pero no estaba convencido de si podía estar separado de ella esos cinco ó seis años que tardara en llevarlo a cabo. Sólo tenía tomar la decisión.
El tipo que lo detuvo, era nada más y nada menos que Sasuke Uchiha, el hombre lobo más sádico del Mefis. Éste lo jaló para conversar ese día y le dijo que se había enterado de sus visitas al castillo Hyuga, que sabía exactamente de su alianza con Hiashi. Lo convenció de que no diría nada a cambio de una doble alianza con él y su hermano. Si lo apoyaba para derrocar a Madara y otorgarle el liderazgo del clan licántropo a Itachi Uchiha 'El Genio', ellos nunca atentarían contra él ni contra los Hyuga cuando tuvieran el poder del clan.
Sólo tenía que decirle a Madara que la princesa había escapado y que él haría cualquier cosa para enmendar su error, soportar su ira y jurarle falsa lealtad para que contara con él. Aguantar a su lado y hacer sus trabajos sucios. Obviamente nada sería gratis pero eso lo alejaría indefinidamente de Hinata, porque Sasuke le dijo que no podían matarlo, su clan es muy leal y los matarían por traición en cuanto tuvieran oportunidad. Tenían que buscar pruebas de sus crímenes, e ir recolectando información oculta en los pergaminos prohibidos del clan Uchiha para lograr su cometido. Una vez Itachi se haya hecho con el poder del clan, ellos harían un pacto de sangre para que jamás volvieran a atentar contra Hinata o los Hyuga de nuevo. Eso tendría que hablarlo con Hiashi y acordar no decirle a Hinata de que ella es su compañera destinada. Era un gran acuerdo y mataría dos pájaros de un solo tiro.
Lo conversó con Hiashi y este le sugirió que hicieran el pacto de sangre por adelantado. Que jurara su lealtad a Itachi y así pudiera mantener a salvo a Hinata sin inconvenientes el tiempo que durara ayudando a los licántropos y despues la promesa de paz seguiría cumpliéndose por parte de todos para no perjudicar a ninguno de los involucrados.
Él dia del pacto se presentaron Sasuke, Itachi, Naruto y Hiashi en un sitio secreto del inframundo que sólo Naruto conocía. Los cuatro acordaron con sangre una tregua entre razas para siempre, ninguno dañaría al otro ni a los suyos y el demonio prestaría sus servicios a Itachi hasta que se hiciera con el poder. Era un trato complaciente para todos y mantendrían a Hinata a salvo. Ahora tenía que pensar una forma de alejar a su preciosa vampiro de él para que no intentara buscarlo.
Ese día en la noche cuando estuvo en la cámara con ella le dijo que no le importaba ganarse de enemigo al que lo había contratado, y que la devolvería a su casa inmediatamente. Los transportó al castillo en menos de un segundo, ella estaba feliz, lo había besado en los labios y le había dicho lo mucho que la complacía estar de nuevo en su hogar, sintió una punzada de dolor pero se mantuvo firme, Hinata había corrido a los brazos de su padre, donde estaba segura. Él por su parte hizo un esfuerzo titánico para mostrarse frío y distante. Le partía el alma lo que tendría que hacer pero era lo mejor. Ya habría tiempo de pasar la eternidad juntos, su seguridad y bienestar estaban primero. No podría dormir o vivir tranquilo sabiendo que algún licántropo intentaría matarla o usarla para dañarlo a él o a el padre de ella en cualquier momento. La dejó en el castillo y se fue sin mirar atrás, sin decir adiós.
Se rursus od hasta los recintos Uchiha y le dijo a Madara lo acordado. Todo marchaba al pie de la letra, soportó su ira y le juró falsa lealtad para que contara con él en cualquier otro trabajo o petición. Madara aceptó su perdón con escepticismo y le dio nuevas víctimas enemigas de su clan. La línea estaba sellada, ya no había vuelta atrás. Ahora sólo faltaba alejar por completo a su hembra. Todo esto era por ella, por su vida juntos. Pero joder, le dolía muchísimo, le quemaba la piel alejarse de ella. Así son los demonios de fuego, entregados a sus compañeras como ninguna otra especie. Esa semana hablo con Hiashi y acordó estar en un bar donde irían Hinata y sus amigas en la noche del viernes. Ese sería el día más doloroso de su vida.
Cuando ella llegó al sitio ya él estaba esperándola. La vio entrar y aprovechó la atención que le había estado dando una chica cualquiera, para que Hinata lo viera coqueteando con otras hembras. Se sentía morir ignorando a su princesa, y tocando a esa sirena que le brindaba sus atenciones. Sentía el dolor de Hinata multiplicado por mil. Pero aún así no salió de su papel, sabía que la chica lo estaría viendo, pero simplemente ella no se iba para acabar con toda esa farsa, sólo seguía viendo lo él que hacía con una cara de decepción y sintiéndose cada vez más traicionada. Su último recurso fue sentar a una de las valquirias en su regazo mientras fijaba la mirada en los ojos de su verdadero amor. Lucho para reírse convincentemente y esa fue la gota que derramó el vaso. Hinata volteo el rostro y salió apresurada con diez guardias detrás de ella. Él sabía que ella había derramado sus lágrimas contenidas cuando volteó su carita, y eso le produjo un dolor tan fuerte como mil espadas masacrando su carne. Sólo saber que ella viviría y estaría a salvo era su consuelo. Lo que nunca esperó fue que para lograr cumplir todo el plan con los hermanos Uchiha, tuvieran que pasar cincuenta y cinco largos y turtuosos años.
Pero ahora que había vuelto y estaban aquí, sentados en el piso de una mazmorra juntos, en una noche de luna llena, y con todos sus instintos a flor de piel ¿Podría recuperar el amor de su princesa? Haría todo lo posible porque así fuera o moriría en el intento. Hora de ponerse manos a la obra para reconquistarla y salir de ahí como los compañeros destinados que son. Es tiempo de aclarar toda la verdad y brindarle todo el amor que tiene a su preciosa vampiresa.
Continuará...
Hola de nuevo dulzuras, espero que hayan disfrutado el capítulo de hoy, que fue la versión de los hechos por parte de nuestro sexy demonio. Quiero darle las gracias a todas las personas que dejaron sus reviews en el capítulo anterior, me inspiran a seguir escribiendo. Me llena muchísimo saber que autores que admiro por sus geniales y hermosas historias, están leyendo mi fic. Ahora volviendo a la historia ¿Qué opinan de la verdadera razón detrás de las acciones de Naru? ¿Cómo se sentiría cuando volvió a verla? ¿Quién pudo haberlos secuestrado juntos? ¿Lograrán escapar? ¿Volverán a estar juntos alguna vez? Espero que se esten haciendo todas esas preguntas. Nos vemos en el siguiente capítulo, mil besos. No olviden dejarme sus mensajitos, chau.
Curiosidades de mi fic:
•El Mefis: Creé éste concepto de la palabra Mefistófeles que es un sinonimo de Satanás, el Diablo, Lucifer, etc. Se supone que todas éstas criaturas de la noche son sus descendientes y eso me inspiró a usar un pedacito de ese nombre para el inframundo de mi historia.
•Rursus ad: Esta palabra viene del latín y significa "girar"... Ya que pensé que teletransportarse es como dar un pequeño giro al mundo.
•El don de los Hyuga: Obviamente me inspiré en el Byakugan para esto, me los imagino viendo las venas de las personas con sus ojos, así como ven las líneas de chakra en el anime. Además, lo de ver los pensamientos, es como muchas historias de vampiros en común.
•
•
•
Con amor Vanebaby.
