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Ya habían pasado tres semanas desde que Terry conoció a Candy, y nada había cambiado desde entonces; la rubia seguía indiferente a todo lo que le rodeaba, no socializaba con nadie de su clase y mucho menos con alguien de la escuela. Algunos, incluso llegaron a pensar que era debido a su posición social, que era una de esas niñas que miraba a todos como inferiores sólo por tener dinero y porque su familia tenía cierto prestigio social en la alta sociedad del país.
-No sé qué se cree esa mustia? – había rabia en los ojos de la chica.
-Estás celosa Susana? – dijo con burla Elisa.
-Yo? Por favor, no tengo nada que envidiarle, acaso no viste lo fea que está?
-Los chicos no creen eso, incluso vi a Terry que la veía atentamente en varias ocasiones. Además ella es heredera de una gran fortuna, no sólo de su padre, sino también la de su abuelo. – dijo la pelirroja con afán de molestar más a "su amiga".
-Cállate Elisa! Terry no se fijaría en alguien como ella, aunque tenga todo el dinero del mundo.
-Si tú lo dices… - dijo de manera burlona - pero mira ahí viene Terry.
Las chicas observaron al castaño y sus amigos entrar a la cafetería del colegio, pudieron ser testigos que Terry dirigió su mirada rápida hacia donde Candy estaba sentada.
-Lo viste? No creí que Terry tuviera mal gusto. – dijo ofendida.
-Elisa desde ahora te digo que Terry será mío, no puedes verlo ni soñar estar con él, está prohibido para ti, entendiste? – dijo Susana amenazante.
-Mira Susy, yo conocí a Terry primero, y si quiero conquistarlo lo haré; además a ti ni te mira, cada vez que te le acercas te rechaza, así que estamos en las mismas condiciones.
-Vaya que son patéticas!
-Qué quieres Karen? –dijo Elisa con fastidio.
-Con ustedes nada, sólo escuché su patético comentario, es todo.
-Ya lárgate quieres.
-Bueno, iré a mi mesa, ya me esperan. – Karen les dirigió una última mirada burlona antes de alejarse.
Las dos amigas vieron a la castaña dirigirse a la mesa de su novio, que casualmente era Archie, el mejor amigo de Terry; así que, triunfal fue a su mesa y se sentó junto al castaño, no sin antes echar una última mirada a las dos chicas antes de sentarse.
-Lo estás haciendo otra vez Klaise. – dijo Terry con fastidio y advertencia.
-No seas aguafiestas Terry, es sólo para molestar a esas rogonas.
-Más cuidado con lo que dices, si Neal te escucha hablar así de su hermana tendrás problemas.
-Tú me defenderías, verdad mi amor? – dijo acariciando el brazo de Archie.
-Tal vez debería dejar que sea Terry quien se encargue. – dijo molesto.
-A mí no me metan en sus líos. –dijo malhumorado.
-Mi amor, no te pongas celoso, sabes que Terry es mi amigo, a quien amo es a ti.
-No me gusta tus juegos Karen. – dijo mirando a otro lado. – no sé lo qué quieres demostrar con estos.
Karen inmediatamente se puso de pie y se sentó junto a su novio, llevaban dos semanas como pareja; le había costado hacer que Archie la viera como algo más que su amiga y no estaba dispuesta a echarlo a perder sólo por molestar a Elisa y Susana.
-Candy sigue con la misma actitud?
-Sí, tú la conociste antes de que entre en esta escuela, verdad?
-Espero que tu pregunta no se deba a que quieras conocerla. – dijo mirando a su novio con seriedad.
-Claro que no, es sólo curiosidad.
-Estaba en la misma clase que yo, cuando vivía en Chicago. Ella era diferente, tenía amigas y era muy alegre.
-En serio? – ahora era Terry quien se unió a la conversación.
-Creo que alguien ya se interesó en el tema. –dijo burlón Archie.
Fue la primera vez que Karen veía a Terry interesado en la vida de alguien más; así que ella les contó todo lo que sabía de la rubia, que no fue mucho, pues en ese entonces no eran amigas. Pero ahora tenía la oportunidad de ayudar a su amigo, y como bonus, molestar a dos chicas que la fastidiaban todo el tiempo. Al día siguiente, a la hora del almuerzo, la castaña se dirigió a la mesa de la rubia.
-Hola Candy. – la rubia la miró sin decir nada esperando que la chica se marchara – Estábamos en la misma clase, cuando estudie en Chicago, te acuerdas de mí?
-Hola… Karen, verdad? – dijo bajito.
-Qué bien! te acuerdas de mí. Cómo estás? Hace mucho que no coincidíamos.
-Sí. – sólo dijo eso, contestando la última frase de Karen, la castaña pensó que tal vez Candy tenía problemas para socializar, incluso pensó que en su otra escuela había sido víctima de acoso.
-Puedo acompañarte a comer? – Candy sin decir nada se recorrió para hacerle un lugar.
Karen se sentó junto a ella tratando de sacar conversación; pero la rubia sólo contestaba con monosílabos y en ocasiones se oía grosera; pero inmediatamente se disculpaba, logrando en Karen una sonrisa, aunque se esforzaba por alejarla, era amable y educada.
Durante las dos semanas siguientes, Karen, continuó buscando la amistad de la rubia; en ocasiones Candy le guardaba un lugar en su mesa para la hora del almuerzo, ella no hablaba mucho; pero si la escuchaba y contestaba cuando le preguntaba algo.
-Qué te parece la idea Candy? Verdad que si festejo mi cumpleaños en Luxor seré la envidia?
-No lo sé, no conozco ese lugar.
-Es maravilloso! la música, las luces; el ambiente es magnífico, ya lo verás!
-Lo siento Karen, no podré asistir.
-No Candy, claro que tienes que estar presente. Es mi cumpleaños, no todos los días cumplo 18, no puedes abandonarme esa noche.
-Tu novio estará junto a ti, así que no estarás sola.
-Tú lo dijiste, mi novio; tú eres mi amiga, eso es diferente.
"Su amiga" – pensó - Karen la consideraba su amiga, hace tanto que nadie la llamaba de esa manera. Candy escuchaba los argumentos de Karen para que asista a su fiesta, en tan sólo un par de semanas se había acostumbrado a su presencia.
-Y qué me dices, no dejaras a tu amiga sola, verdad?
-Está bien, pero no me quedaré mucho tiempo.
-Ay! Está bien, ya veré como convencerte en ese momento. – dijo feliz abrazando a la rubia.
El timbre sonó y este indicaba que los estudiantes debían dirigirse a sus respectivas aulas. Karen y Candy se dirigían a sus salones; pero a medio camino el celular de Candy sonó.
-Hola…sí… de acuerdo. – no había emoción en su voz sólo resignación.
-Está todo bien?
-Sí… me tengo que ir. – dio la vuelta hacia la salida y dejó el colegio.
La clase estaba por empezar y Candy no estaba en su silla, le pareció raro no verla antes que el maestro ingresara al salón, y más aún, cuando éste inició la clase. Los minutos pasaron y la clase concluyó; su compañera, tampoco llegó a las siguientes clases.
-Creo que Karen es una mala influencia para Candy. – murmuró sin darse cuenta alguien lo escuchaba.
-Por qué le echas la culpa a Karen? – dijo un molesto novio.
-Oh! lo dije en voz alta? – dijo sonriendo despreocupadamente.
-Estás preocupado por Candy, eh? –dijo insinuante.
-Claro que no! Simplemente se me hizo raro, es todo.
-Cómo tú digas.
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Ya había pasado una semana desde que Candy había recibido aquella llamada y abandonara sus clases, inconscientemente Terry dirigía su mirada hacia la puerta del salón para ver si ese día ella asistiría; pero esa mañana también faltaría a clase.
-Hola amor. – saludó Karen dándole un beso a su novio. – otra vez faltó?
-Sí, ya es una semana que falta a clases. – contestó - No estés triste, seguro salió de viaje.
-Estoy preocupada, no responde a mis llamadas ni a mis mensajes, y si le pasó algo?
-Si le hubiera pasado algo, ya lo habríamos sabido. – respondió inmediatamente Terry, cuando escuchó la suposición de su amiga sintió un hueco dentro de él.
-Ustedes no están preocupados? –dijo mirándolos molesta.
-Cariño, ella no habla con nosotros, así que no estamos tan preocupados como tú lo estás; pero si lo estamos.
Dos días más pasaron y Candy aun no volvía a la escuela, Terry se preguntaba, si le habría pasado algo malo, y de cierto modo le daba lastima su situación, pues la única que parecía afectada por su ausencia era Karen, y ella ni siquiera iba en su salón.
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-Cómo te fue?
-Hola tío, por qué no entraste?
-Porque me quitaste la llave, lo recuerdas?
-Fue tu culpa, te estabas adueñando de mi departamento. – dijo mientras abría la puerta y dejaba ingresar a su tío.
-Y ya sabes algo de White?
-Sí.
-Y qué es? Dímelo. – dijo interesado.
-Que Candice dejo el colegio.
-Cómo dices, por qué?
-No lo sé, sólo dejó de asistir.
-Tienes que averiguar...
-No lo haré. – lo interrumpió - Cuál es la razón de tu visita?
-Tengo que hacer un viaje, tu padre me llamó para algo de la empresa. – aceptó cambiar de tema, conocía el carácter de su sobrino, sabía que si insistía sería peor.
-Sucede algo malo?
-No lo sé, tu padre me lo dirá cuando esté allá. – miró a su sobrino atentamente - Terry podrías hacerme un favor? – el joven suspiró con fastidio. – antes que te niegues, deja que te explique mis motivos.
Sentados en la sala del departamento del castaño, su tío le explicaba los motivos de su rivalidad con Jonathan White, Terry lo escuchaba atentamente, de momentos fruncía el ceño; apreciaba bastante a su tío, él siempre estuvo dispuesto a ayudarlo cuando lo necesito y cuando decidió estudiar en América su tío aceptó cuidarlo y estar al pendiente de él.
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Llegó puntual al colegio, como lo hacía últimamente. Estacionó su carro y se dirigió a su salón, cuando entró a éste vio que Candy estaba sentada en la última silla del salón, tenía el mentón apoyado en su mano mirando hacia un punto fijo en la pared con la misma expresión indiferente de siempre, ni siquiera lo miró cuando se acercó y mucho menos cuando la saludó.
-Hola. – silencio - qué le pasa? sólo debe decir hola. – pensó molesto.
-Hola Terry!
-Susana, qué haces aquí? Éste no es tu salón.
-Ya lo sé, sólo quería saludarte tontito, irás a la fiesta de Karen? – Terry elevó la ceja derecha mirando fijamente a la rubia lacia. – está bien, está bien obvio que irás; lo que pasa es que no me invitó, podría ir contigo? – dijo moviendo las pestañas para convencerlo.
-Hasta donde sé, ustedes se odian, por qué quieres ir? Acaso piensas arruinarle la noche? – dijo con burla.
-Sabes que yo no sería capaz de algo así. Por favor Terry, quiero asistir a su fiesta es todo, Elisa irá con su hermano, no pueden dejarme fuera. –dijo con un berrinche.
-Por qué no le pides a alguien más que te lleve, yo no lo haré.
-Terry!
-Lo siento Susana, si Karen no te invitó tendrá sus motivos, y yo no iré contra de sus deseos. Es su fiesta, no la mía.
-Terry…
-Señorita, usted no pertenece a esta clase, vuelva a su salón, ya tocó el timbre. – la interrumpió la maestra, y a regañadientes la rubia dejó el salón.
-Candy! – Karen se acercó, apenas sonó el timbre de descanso se había dirigido al salón de la rubia.
-Cómo estás Karen?
-Qué cómo estoy…? Preocupada! No respondiste a mis mensajes y mucho menos a mis llamadas.
-Lo siento, perdí mi celular. – fue una pésima excusa; pero la castaña decidió no insistir, ya que el tono de Candy era muy impersonal, sabía que no quería hablar.
-Ven, vamos a comer.
-Estoy bien, no tengo hambre.
-No Candy, no voy a dejarte sola además te veo más delgada. – dijo jalando del brazo a la rubia para llevarla a la cafetería. Candy no pudo negarse, sabía lo insistente que Karen podía llegar a ser.
Cuando llegaron a la cafetería del colegio con charolas en mano, vieron que todas las mesas estaban llenas, así que Karen buscó a su novio y lo encontró en compañía de sus amigos.
-Allá hay lugar, ven. – Candy simplemente la seguía, envidiaba lo fresca y desinhibida que era la castaña.
-Hola chicos! – dijo llamando la atención de los jóvenes en la mesa. – les presento a Candy. – dijo señalando a la rubia. – ellos son Anthony y Stear, ellos van en mi salón; ya conoces a mi novio Archie y a Terry.
-Hola. –dijo tan suave y dulcemente que Anthony, Terry y Stear se quedaron mirando a la joven como si fuera la primera vez que la vieran.
-Hola Candy, que bueno que ya estés de vuelta. –dijo el rubio.
-Gracias. – murmuró.
-Si hasta ahora aguantaste a Karen, estoy seguro que soportarás el carácter de algunos del grupo. – dijo Stear guiñándole el ojo a Terry.
-Candy y Karen estudiaron juntas. – acotó Terry para desviar el comentario de su amigo.
Candy lo miró sorprendida de que él sepa esa información; pero en seguida pensó que era lógico, pues era amigo de Karen, seguro ella les comentó algo. Durante el almuerzo los jóvenes entablaron una conversación tratando de incluir siempre a la rubia, preguntándole sobre su vida en Chicago; mas ella no contribuía nada, se dieron cuenta que ese tema no era del agrado de la rubia. El descanso terminó y todos se dirigieron a su salón respectivo.
-Terrence, Candice deben ir a la dirección en este momento. –informó el profesor.
Una vez que los jóvenes llegaron a la oficina de la directora Grey, les informaron que podían pasar que ya los estaban esperando.
-Buenas tardes, directora Grey. – saludaron los jóvenes. Nos mandó llamar? – cuestionó Terry.
-Jóvenes, me alegra que ya estén aquí. Bien seré clara. –dijo mirándolos a los ojos. – señorita White, faltó más de una semana al colegio y sabía que estaba en exámenes – vio que Candy bajaba la mirada. – su madre se comunicó para explicarnos los motivos. – en ese momento Candy levanto la cabeza para mirar a la directora. – es por eso que podrá volver a presentar los exámenes. Pude constatar que tiene dificultad con algunas materias y el haber faltado le complicaría mucho ponerse al día sin ayuda y pondría en riesgo el graduarse con sus compañeros; así que, Terrence, tú ayudarás a que Candice se nivele en sus materias.
-Cómo dice? – dijo sorprendido.
-Has demostrado ser bueno en el colegio, incluso cuando tú también faltaste durante una semana y habías bajado tu rendimiento, pudiste ponerte al día rápidamente y volver a ocupar el segundo lugar de toda tu clase.
-Pero…
-Te dije que más adelante te daría tu respectivo castigo, pues bien, ahora serás el tutor de la señorita White, hasta que ella pueda nivelarse y graduarse este año. – miró con seriedad a ambos – es todo pueden retirarse, la señorita Duncan les dará más información sobre las asignaturas que debe rendir. Pueden retirarse.
Una vez que salieron Candy y Terry se acercaron a la secretaria para pedir la lista de asignaturas, una vez en sus manos regresaron a su salón.
-Perdón por ocasionarte problemas. – murmuró apenada por causarle inconvenientes a su compañero.
-Tú no hiciste nada.- se escuchó fastidiado.
-Yo… yo hablaré con la directora, no debes preocuparte. – lo miró fijamente para que esté seguro que ella lo libraría de esa tarea.
Terry no sabía por qué; pero la voz de Candy lo relajaba, era suave, dulce y melodiosa. Le intrigaba el comportamiento de su compañera, parecía tímida; pero su mirada era altiva, no tenía miedo a las personas como todos creían.
-No te preocupes, si no eres tú será alguien más, la directora Grey ya me había advertido de eso.
-Sí, pero…
-Prefiero que sea ahora a que sea después cuando estemos en exámenes nuevamente. Eso me perjudicaría bastante.
-De acuerdo. – aceptó la rubia; sintió algo dentro de ella, acaso eran nervios?
Se dirigieron a su salón y tomaron sus clases con normalidad, ya se pondrían de acuerdo más tarde con los horarios de estudio.
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