Descargo de responsabilidad: Los personajes pertenecen a Marvel y DC cómics. No tengo ánimo de lucro.
Jonathan había salido apresuradamente al jardín. Necesitaba aire. La noticia le había cogido desprevenido y por primera vez en mucho tiempo, sintió miedo. Nunca pensó en ser padre y jamás pensó que pudiera haberlo sido. Sus encuentros con Rachel eran esporádicos y ardientes, casi siempre en moteles sucios después de un caso difícil o un día estresante, aunque a veces él la había invitado a buenos restaurantes y ella había cocinado la cena en su casa, pero normalmente había preferido no ser vistos juntos en público, siempre pendientes de sus reputaciones, sabiendo que si alguien los veía juntos podía poner en entredicho algún caso. Sólo era eso, aunque había habido veces, cuando Rachel se quedaba a dormir acurrucada junto a él, o cuando compartían una ducha, que Jonathan se había preguntado si podían ser algo más, si Gotham permitiría una relación entre ambos sin interferir. Por aquel entonces él ya era El Espantapájaros y ella la abogada idealista comprometida con limpiar Gotham de los corruptos. Jonathan sabía que no podría salir nada bueno de esa relación, porque Rachel siempre había sido inteligente, la única con la que podía hablar de todos los temas y ser entendido, Jonathan no podía dejar que ella supiera quién era él, qué estaba haciendo realmente en Arkham.
Ahora Jonathan tenía una relación con El Sombrerero, pero Rachel siempre sería la mujer que había amado, aunque en ese entonces no sabía cuánto.
Entonces había llegado el Joker y se la había arrebatado. No importaba cuánto se había esforzado Jonathan en mantenerla a salvo, de la mafia de Falcone, de los Maroni, del Pingüino, de Ra's al Ghul. Después de tantos años y todavía recordaba el olor de su cabello después de hacer el amor, la canción que siempre tarareaba cuando cocinaba en las raras ocasiones en las que lo hacía, su perfume que había pasado horas buscándolo tras tres meses de empezar esa extraña relación no oficial, que había inhalado y se le había quedado grabada en mente hasta el día de hoy, su sonrisa que todavía se le aparecía en sueños, su nombre susurrado después de haberla hecho venir y el sonido sincero de un "te quiero" susurrado por él cuando ella estaba profundamente dormida. Sus discusiones filosóficas sobre la moralidad, era algo de lo que ambos disfrutaban y Jonathan siempre se había divertido con ella, porque en todos los sentidos, la consideraba su igual. Hablar con Rachel siempre había sido una de sus cosas favoritas, más que un pasatiempo, Jonathan lo había llegado a considerar la razón por la que se levantaba cada día en esa ciudad en lugar de pedir el traslado y largarse a Metrópolis. Incluso después de que ella decidiera cortar lo que había entre ellos tras ese año sabático que se cogió y que después de unos meses comenzó a salir con Harvey, Jonathan había buscado cualquier excusa para estar cerca de ella, aunque le había dado el espacio que ella pedía. En aquel entonces había estado actuando extraño, pero Jonathan no le había dado importancia, Rachel era independiente y él respetaba eso, jamás intentó manipularla porque le gustaban las mujeres capaces de tomar sus propias decisiones.
Rachel era y aún hoy sigue siendo, una de las razones por las que Jonathan continuaba en Gotham. Para continuar su legado, controlar el crimen y la corrupción, aunque Jonathan no pudiera limpiarlo, vigilar y ayudar a Harvey Dent, para que no se perdiese a sí mismo más de lo que ya estaba, porque Rachel no lo habría querido así.
Jamás pensó que nada puro pudiera salir de eso.
Ahora estaba dolido por la decisión de Rachel. ¿Por qué ocultó a Peter? ¿Había pensado en él o sólo en ella? Jonathan debería haber sabido, al menos, que tenía un hijo. La decisión no era sólo de Rachel. ¿Habría sospechado alguna vez lo que era él? ¿Sobre El Espantapájaros? Quizás ella jamás lo amó como él sí lo hizo. Con ella se sintió completo y en paz, Jonathan esperaba haberla hecho sentir al menos una mínima parte de lo dichoso que ella le había hecho sentir.
Habiendo conocido a Peter por menos de media hora, Jonathan ya se sentía apegado a él y eso que ni siquiera sabía que era su hijo. Peter le recordaba demasiado a Rachel, por eso Jonathan había tenido que salir de allí. Demasiados sentimientos para procesar en muy poco tiempo. Por eso le dolía no haber estado en su nacimiento, ni en sus cumpleaños, haberse perdido tanto de la vida de su hijo. Había perdido momentos irrecuperables de los que él quería haber formado parte.
No sabía si Peter quería que él fuera parte de su vida, Jonathan ni siquiera estaba seguro de querer formar parte de la vida de Peter. Ahora Peter era un héroe y había salvado la ciudad varias veces, Jonathan no quería avergonzarlo al tener un padre villano. Pero al mismo tiempo, quería presentárselo a su familia, porque también formaban parte de la vida de Peter y Jonathan quería mostrarle sus raíces, pero al mismo tiempo no quería corromperlo y llevar a Peter a Gotham lo corrompería tarde o temprano o Gotham le arrebataría su vida, tal y como le sucedió a Rachel.
- Estás aquí.-dijo El Sombrerero.-Te he dado espacio, Jhonny, tal y como querías. No me gusta que te aísles en momentos como estos. Nygma está hablando con tus hermanas y con cualquiera que quiere escucharle, creo que es un buen momento para decidir si quieres quedarte y dar explicaciones o regresar al hotel o a Gotham. Por cierto, Deadpool no parece muy contento contigo, ahora está con una valeriana, siendo atendido por su familia, pero se recuperará en algún momento y parece que estás en su lista. Algo sobre "abandonar a un niño y ser irresponsable", creo que se ha montado su propia película. La noticia ha causado un gran revuelo.
- No sé cómo debería sentirme, Jervis.-dijo Crane.-No soy un buen padre.
- ¿Y eso cómo lo sabes si no lo has intentado? Jhonny, te acabas de enterar, no seas tan dramático. Además, es lógico que tengas un hijo superhéroe, sabiendo quién es tu padre.-Jervis lo miró, cómplice.
- Por enésima vez, Jervis.-le respondió Jonathan tocándose la cara con impaciencia y cansancio.-Jim Gordon no es Batman. Y espero que no tengamos esta discusión delante del niño. No quiero que se crea que su abuelo es Batman, porque no lo es.
- ¿Y eso cómo lo sabes? ¡Los superhéroes siempre tenéis esa extraña costumbre de ocultarle vuestras identidades a todos, incluidos los familiares!
- Yo sabría si mi padre es o no Batman.-refutó Jonathan.-Soy psiquiatra, puedo reconocer una psicopatía o demencia en cuanto veo al paciente.
- ¡No hables así de tu hijo!-dijo Jervis.-El que vaya disfrazado como una araña, dando puñetazos para detener el crimen, no quiere decir que esté loco. Deberías apoyarle, ser parte de su vida.
Jonathan suspiró con impaciencia. A veces se preguntaba por qué demonios intentaba razonar con él. Era en momentos como este, cuando la situación le sobrepasaba y no sabía qué hacer, que llamaba a la única persona que siempre había estado ahí para él.
- ¿Quién es?-la voz de Jim Gordon siempre conseguía calmarle.
- Hola, papá.-dijo Jonathan.-Estoy en Nueva York, en la boda de Otto Octopus y May Parker. Te informo que tienes un nieto. ¡Enhorabuena! ¡Eres abuelo!
Jonathan escuchó el móvil caer al suelo. ¡Qué divertido! Incluso en situaciones como esta seguía siendo el Maestro del Miedo.
