Capítulo 2

Sariel estaba mirando fijo a Benja, por alguna extraña razón quería empezar a reír otra vez pero se contuvo. "Pronto morderé" volvió a resonar en su mente, "Que diablos" se gritó internamente, Benja tenía la mirada tan seria y parecía nervioso. Una risa alocada la despertó del letargo, se movió, aclaro su garganta y decidió seguirle el juego o chiste o lo que sea que él esté haciendo, aunque esperaba que muchas cámaras salieran a la su alrededor y sea una broma, algo parecido a Punk'd.

- ¿Pronto morderás?

- Si, bueno aún no he cambiado

- ¿Qué?

- Todos los vampiros pasamos por una transición, a los veinticinco o alrededor de esa edad, nos convertimos en vampiros, ahora solo soy un debilucho pero cuando eso pase, cambiare. Seré mas alto tal vez, fuerte y bueno, necesitare sangre.

- Si dices ser un vampiro, ¿por que estas a plena luz del día? Te vi esta mañana

- Como te dije, aun no cambio

- Y como sucede eso

- Es largo de explicar

- Te escucho

Conforme él iba hablando, la expectativa de que alguien salga y grite "Estas en Punk'd" se hacía más remota, la seriedad en sus palabras estaba empezando a asustarla. Empezó a atar cabos, nunca había visto a los padres de Benja, las ventanas de su casa estaban selladas, solo en las noches venia luces, el nombre de su amigo ya era extraño.

- Mis padres pertenecen a la Glymera, es como el alto estatus de los vampiros

- ¿Reyes?

- No, el rey es otro

- ¿Hay un rey?

- Si, lo tenemos. Él vive según me dijeron cerca de aquí

- ¿Y me dijiste que después de tu transición tendrás colmillos?

- Si, necesitare beber de una hembra para alimentarme cada cierto tiempo

- ¿hembra?

- Si, bueno mujer

- ¿Y esa academia militar es una especie de …

- Está a cargo de los hermanos, hay una hermandad, que asesina a los lesser

- Los que los matan

- Si, veo que me escuchaste bien, ellos buscan aniquilarnos

- ¿Pero porque?

- El omega

- ¿Ese es como el diablo?

- Si, bueno según mis padres…

Y otra vez se quedó impresionada de ese relato, así que existía un enemigo, alguien malo. Bebió su soda y siguió atenta, eso no podría ser una broma. Él estaba explicándole inclusive como eran.

- Suelen ser personas como nosotros pero huelen diferente, lucen diferente.

- ¿Huelen?

- Como a abuelita, como el talco que usan los bebes

- ¿Y cómo lucen?

- Nunca he visto uno pero me dijeron que suelen ser pálidos, rubios, cabellos blancos, con el tiempo de hacen así

- ¿Hasta las pestañas?

- Si, ¿Cómo lo sabes?

- Bueno es que hace un rato un tipo alto, pálido y rubio estaba por aquí – señalo el ventanal – parecía buscar algo

- Mierda – el giro bruscamente mirando - ¿Seguirá por aquí?

- ¿Sabe que eres un vampiro?

- No, porque aún no lo soy, pero no sé si podrá saberlo

- ¿y si nos ataca?

- Me dijeron que se les clava algo de acero en el pecho y se desvanecen, aunque hay un hermano que los traga

-¿Qué? –

- Bueno eso creo

- ¿Quiénes son los hermanos exactamente?

- Hijos de elegidas

- ¿Elegidas?

Y otra vez otro relato, era demasiada información para una noche, pero "Carajo" era interesante. Así que había mujeres, no hembras, que estaban preparadas para ser usadas, para alimentar a la raza. Demonios, parecía que ya estaba aceptando la idea.

- ¿Entonces tú no podrás ser un hermano?

- No lo sé, puede que no pero quiero luchar, estuve entrenando mucho, quiero hacerlo

- ¿Y se te matan? – un miedo extraño la golpeo

- No pasara, he entrenado y si en el peor de los casos me pasa pues, moriré con dignidad

- Benja – le toco la mano -. ¿Porque me cuentas todo esto si tus padres no me quieren cerca de ti? ¿Porque?

- Porque eres mi única amiga, la persona que me ha valorado sin saber quién soy

- ¿temes que me aleje por lo que me dijiste?

- No, aun sigues aquí y sé que eres muy curiosa como para irte

- Oye – le soltó la mano – ¿y que se supone que haremos ahora? Tu padre no me quiere

- Seguiremos siendo amigos, le mentiré, le diré que ya te aleje, porque no quiero que te borre los recuerdos, sería muy peligroso

- ¿Borrar?

- Si, podemos hacer eso, pero solo cuando están algo frescos, si atacamos tu mente de otra forma, podrías perder la razón, solo los sympaths pueden y ellos …

- ¿Symm que?

Y otra vez otra relato fantástico, diablos, él tenía más historia que cualquier libro extraño que solía comprar, miro de reojo su reloj, había estado hablando por más de dos horas. Ya no tenía nada que comer y necesitaba un café urgentemente.

- ¿Crees que sería mala idea salir de aquí?

- No, mejor vámonos, te acompañare a casa

- ¿Y si tu padre te ve?

- Hoy tiene reunión, no estará por la cuidad

- Ya veo

- Ya quiero que llegue mi cambio, así podría desmaterializarme

- ¿Qué? Espera – lo detuvo – antes que empieces con otro relato impresionante, mejor vamos a mi departamento, preparare café

- Está bien

Caminaron en silencio, solo la cadena de la bicicleta sonaba. Lo miraba de reojo, ¿Qué más podría cambiar? Ya era alto, tal vez uno setenta y algo, había diferencia entre los dos, era delgado y lucia bien así. No se lo imaginaba lleno de músculos, más alto y poderoso, era como sacarle la cabeza y ponerla en el cuerpo de algunos de los hermanos Hemsworth. Seria loco, como tener a Thor de hermano.

"Sariel, hermana de Thor" – resonó en su cabeza.

Sonrió de lado, estaba volviéndose loca. Llegaron después de quince minutos, abrió la puerta principal y lo invito a pasar, dejo la bicicleta en el estacionamiento.

- ¿Ese el auto que me dijiste?

- Si – se acercó al pequeño sedan – costo repararlo pero aquí lo vez, llenándose de polvo

- Sera mejor que tengas tu licencia

- Vengo proponiéndomelo hace años pero mírame, sin tiempo

- A tu hermano le gustaría – el toco el capo

- Lo sé, a Joseph le hubiera encantado, los dos en el auto escuchando a Flock of Seagulls, I ran.

- Buena elección, ni siquiera se nota que algo sucedió

- El mecánico fue increíble, todo estaba dañado, era chatarra pero míralo ahora – acaricio la puerta – como nuevo

- Debió ser muy doloroso encontrarlo destrozado

- Si, cuando llegue a la zona del accidente, Joseph estaba cubierto con una manta, seguía aquí – señalo el asiento de copiloto – mi padre estaba unos metros más alejado, con el cráneo destrozado – sintió el mismo terror al ver el suelo mas allá, era como si los volviera a ver

- Ya no lo recuerdes – él se acercó – debió dolerte mucho

- En ese instante no sentí nada, estaba en shock, creo que cuando la ambulancia llego y descubrieron a Joseph me desmaye, no recuerdo mucho, solo desperté en el hospital y ya habían enterrado a mi padre y hermano – sonrió – no me dejaban salir sin un familiar y escape, cuando llegue a casa, mi madrastra tenia mis maletas en la entrada, había una nota que decía "Lárgate".

- Eso no me lo contaste

- Quise hablar con ella, pero solo recibí un baldazo de agua, insultos y otras cosas, yo tenía la culpa

- No es verdad

- Si no le hubiera insistido tanto en que le regalen este auto, tal vez ellos estarían vivos

- No fue tu culpa, tu madrasta debió entender

- Nunca lo hizo, me echo, no recuerdo ni como llegue aquí, menos mal mi padre había dejado un porcentaje de su herencia para mí, como ya estaba en la universidad, me sirvió. Y aquí me ves

- Gracias por decirme todo eso

- Tú me has contado algo más impresionante, era lo justo

- Estamos a mano entonces

- Algo, pero vamos, necesito un café

- Está bien

Subieron y ella lo hizo pasar, el apartamento era pequeño, nada lujoso, muy modesto. Vio que el miraba el espacio, debía de sorprenderle, con la casa que tenía. Pero lo vio sonreír, acercarse al librero.

- Mira estas joyas – señalo los libros de Sherlock Holmes – ¿son los originales?

- Sí, mi preciada colección

- ¿Puedo? – le brillaban los ojos

- Claro

Lo vio sujetar el primer libro, con una delicadeza extrema. Lo olio y suspiro, a ella también le gustaba oler los libros, era una fanática de Conan Doyle.

- ¿Tu preferido?

- Estudio en escarlata

- Genial

Lo dejo revisar la colección y se dedicó a preparar café, su cocina era una mini cocina pero la dejaba alimentarse, puso el agua en la estufa y reviso la cafetera. Abrió los cajones y vio galletas saladas, tal vez le apetecía eso, el no había comido nada.

- Es acogedora – el ingreso a la cocina

- ¿Lo crees?

- Si, muestra que eres ordenada – paso su dedo por la mesita – y muy limpia

- Hago lo que puedo – limpiaba como loca – aunque no tenga mucho tiempo

- Muestra quien eres

- Ay no me adules, me pone nerviosa

- ¿Soy el primer macho que entra?

- ¿Macho? Bueno hablando vampíricamente, si, no ha entrado nadie más, ni mujeres

- ¿Por qué?

- No sé, digamos que es mi intimidad

- ¿Puedo ver tu habitación?

- Si

Vio que el tanteaba las puertas y parecía que encontró la habitación, escucho un Wau exagerado, tal vez había visto la colección de Shakespeare, también originales. En eso gastaba su dinero, libros, algunos que ni siquiera había sacado del empaque pero que ya había leído antes. Sirvió café y llevo las tazas a la pequeña sala que tenía, el salió con un libro en la mano.

- ¿Podrías prestarme este?

- Cuento de invierno

- Sí, no puedo creer que lo tengas ¿ya lo leíste?

- Si, tres veces

- Rayos, por favor

- Está bien pero regrésamelo, es mi tesoro

- Claro que lo hare

- Bien, ahora dime sobre eso de los vampiros

- Ok, te diré todo, me pondré cómodo

Se quitó el abrigo y se sentó, bebió algo de café y empezó a relatar su historia.


Benja, sujeto el libro con fuerza, el taxi iba rápido, quería esconderlo. Miro su reloj de mano y vio la hora, estaba tarde, muy tarde. Tal vez su padre lo castigue pero ya se le estaba ocurriendo algo para salvarse.

- Por aquí señor – señalo las rejas

- Claro

Hace poco había dejado el departamento de Sariel, habían hablado mucho, demasiado. Ahora ella sabía todo sobre él, todo sobre la raza. Inclusive le dijo direcciones, como la clínica de Havers, sabía que ella no se lo diría a nadie, confiaba con su vida.

Bajo del taxi, pago y suspiro, las luces estaban encendidas, sus padres tal vez ya habían tenido su comida. El guardia asintió y le abrió las rejas, entro algo asustado, el recibidor estaba vacío. Llego a la sala y su madre estaba tejiendo.

- Oh Benjhamien, no dijiste que saldrías por tantas horas

- Fui a comprar un libro – señalo el libro – necesitaba relajarme

- Ya veo, es muy tarde, tu padre está molesto en el estudio

- Son apenas las cuatro

. Sabes las reglas

- Si madre – agacho al cabeza – llegar antes de las dos

- Claro hijo, ve a tu habitación y medita

- Si madre

Agradecía haberse encontrado con ella y no con su padre. Al llegar a su habitación cerro con seguro, saco su nuevo móvil, se había comprado uno que usaba un sistema diferente, usaría ese con Sariel. Le envió un mensaje diciéndole que ya estaba en casa, la respuesta llego rápido. Estaba algo inquieto por despertarla, ella trabajaba en el día, debería estar cansada.

Sariel lo había tomado bien, pensó que se asustaría, que gritaría o le pediría que se aleje pero no, ella se había portado muy madura, aceptando que hay otra raza. Le sorprendía y le hacía sentir caliente su pecho, estaba empezando a sentirse muy apegado a ella, no sabía si era algo romántico o algo fraternal, ella no era como las hembras de su raza, era normal.

Se recostó pensando en ella, en su cabello, esas ondas marrones, esos ojos miel, espectaculares. Sus labios finos, su delantera pronunciada y no es que fueran enormes, pero no pasaban desapercibidas. No era tan curvilínea, pero era muy bonita, simpática.

Lástima que no sea como él, él podría alimentarse de ella cuando llegue el momento pero siendo una humana, estaba descartado. La quería, no quería que le hagan daño, cuando sea un hombre de verdad se encargaría de protegerla, en las sombras, siempre lo haría, como ella a él.

Aunque no usaba dagas, ella lo protegía, lo cuidaba, siempre le preguntaba como estaba, si había comido, si había tenido un dolor de cabeza. ¿Quién más hacia eso? Nadie, se dijo. Era una hembra valiosa, en momentos así quería solo ser un humano más, pero también quería poder para protegerla, como un guerrero, como un hermano.

Como su maestro Zsadits, era terrorífico, pero se veía que pateaba pelotas por deporte, diablos como lo había molido en el entrenamiento, casi haciendo que se orine en los pantalones. Extrañaba eso, se preguntaba si los demás habían pasado por la transición. Después de lo ocurrido en las casas, todo se había detenido.

Se preguntaba si John logro cerrarle la boca a Lash, porque era exasperante. Rezaba porque si, además tenía buenos amigos, Qhuinn y Blaylock. Ambos poderosos, ambos hombres. No entendía porque él estaba demorando tanto, tal vez algo malo le pasaba. Decidió abrir el libro y empezar, distraería su mente de esa forma.


Sariel trataba de mantenerse despierta, tarea ardua ya que solo había dormido tres horas. Miro el reloj y vio las doce, tal vez si usaba su hora de almuerzo en dormir, podría reducir las ojeras. Platicar con Benja había sido increíble, extraño y revelador. Ahora sabía que existan los vampiros, y que en algún momento Benja estaría con colmillos.

Aterrador, emocionante y extraño. Ya quería verlo pero tendría que esperar. Tallo sus ojos y bostezo, rayos, si volvían a repetir esa sesión de chismes nocturnos, no podría seguir trabajando.

- No te duermas – le llego un mensaje, era de Richard, giro a verlo, él estaba tecleando

- Claro – le envió

No obtuvo respuesta y volvió a bostezar, demonios, quería dormir, si pedía el resto de la tarde libre tal vez lo hiciera. Estaba cansada, hambrienta.

- Cruser – salto de su asiento – no te ves bien – Richard estaba frente a ella

- Digamos que no

- ¿No te dejaron dormir? – había sarcasmo en sus palabras

- No, en eso tienes razón

- Así que ya estas explorando terreno adulto – se apoyó en su CPU

- Hace mucho que soy adulta

- No lo aparentas, te vistes como las colegialas

- Oye, el que no use tacones y faldas cortas no quiere decir que no sea mayor

- Pues salir con alguien como tú, con esas fachas me hace ver como depravado

- Dile eso a tus arrugas

- Significado de sabiduría

- Ok, cuando las tenga te lo anunciare

- Si llegas a mi edad, espero verte, achacosa, solterona porque lo serás

- ¿Por qué?

- Que hombre en su sano juicio se enredaría con una colegiala que le gusta Avril lavigne del 2000

- Te recuerdo que saliste conmigo

- Y los del cuarto piso pensaron que eras mi hija punk

- ¿Qué?

- De verdad, me dijeron "Oye tu hija si salió hermosa"

- ¿Pensaron que era tu hija?

- Ese día tenías tus all star negras, jeans celestes y un polo de Metallica, ¿que podrían pensar? Oh, miren es una licenciada en comunicaciones, sí que seriedad

- Qué pena, me gusta vestirme así, es cómodo, con falda no podría abrir las piernas

- Oh sí que podrías, pero primero tendrías que aprender a sentarte, porque ahora pareces camionera

- Jodete Richard

- ¿Lo ves? Hasta el lenguaje lo tienes, y si, encontrare alguien que me joda

- Suerte con eso, busca a alguien que guste de la nicotina

Le grito mientras se alejaba, tal vez la tenía razón, ya tenía que dejar de usar esa ropa juvenil, no iba acorde con su carrera, con su edad pero, era cómoda. Como ahora, tenía una camiseta blanca, pantalones jean negros, botines con tachas, y una camisa afranelada de cuadritos, digna de ser la próxima Kurt Cobain del 2013. Golpeo su teclado, miro sus uñas, negras. Cortas, sin manicura francesa.

Cerró el archivo de los pastelitos y abrió uno nuevo. Escribir le hacía bien, tal vez empiece una historia, algo que la entretenga.

Hora de almorzar – le llego un mensaje, era Benja, tenía una foto de arroz y algo encima

Come más por favor – le respondió, era muy poco

Mi estómago no recibe más comida, es por el cambio – otro mensaje

Ya veo, pero intenta comer más, debes estar fuerte para cuando llegue

Gracias por preocuparte – recibió – espero la foto de tu almuerzo

Aun no salgo, en diez iré a buscar algo – envió

Que no sea del mac, no te hace bien – recibió

Lo se mamá – se burló y envió

Una carita molesta le llego, le envió un beso y decidió salir a buscar algo de comida, total tenía hambre y también sueño. Bajo al primer piso y vio a los policías hablando con Richard, al parecer habían encontrado unos cuerpos de ladronzuelos, robaban autos. De reojo vio las fotos, estaba hechos mierda.

La seriedad de Richard la sorprendía, veía las fotos como si fuera costumbre, después veía otras fotos.

Estaban en esta establecimiento de atención veinticuatro horas, parece que robaron un auto

- ¿Se sabe de quién?

- No, según el que atiende, recuerda una hummer negra, de esas que usan los narcotraficantes

- Entonces se cruzaron con las personas equivocadas

- Puede ser, los pobres desgraciados no tuvieron suerte

- Rayos – encendió un cigarro – entonces esta será mi plana ¿Hay videos?

- No, las cámaras del establecimiento no funcionan

- Carajo, bueno, ladrones muertos

- Si, cuando tenga más datos te avisare

- Claro

Bebía café de la máquina, había escuchado todo. Richard sí que tenía un trabajo serio, escribía de sangre, muerte y ella de crema pastelera. Que mal.

- ¿Te gusto la conversación?

- ¿Cómo? – disimulo

- Claro tu estas centrada en pasteles

- Y tú en muertos

- Pero es atractivo, mundos diferentes, excitante no lo crees – la miro de arriba abajo

- ¿Estas tratando de seducirme?

- ¿Me quieres ver preso? Nunca haría eso con una mocosa

- Tengo veintisie... veintiséis

- Ya te lo dije, luces como una de quince

- ¿Y eso es malo?

- Para hombres como yo de cuarenta, atractivos, pudientes e inteligentes sí, no podrías manejarlo

- Solo tengo que sentarme sobre ti y listo

- ¿Así? Tan débil me crees – se acercó más – no provocarías una erección en mí, ni en nadie

- Puerco

- Mocosa

Él se alejó y bebió el café caliente como si fuera un shot de wiski. No le iba a permitir ese trato, iba cobrársela.


Benja masticaba el arroz, estaba aburriéndose de solo comer eso pero su estómago estaba rebelde. Bebió el agua y agradeció, se sentía peor que ayer.

- Ya no la vi esta mañana, se ve que hiciste caso

- Hice lo que me pidió padre – tenía la vista abajo

- Me complace hijo, no humanos entre nosotros

- Nunca la veras

- Bien, debo aplaudir, estas madurando

No dijo nada, suspiro en cansancio. Ya quería retirarse, tal vez hoy podría ir a verla, solo por unas horas, quería platicar y…

- Hoy vendrá la hembra que te alimentara cuando llegue el momento

- ¿Qué?

- Es una hembra valiosa, logre acordar con su padre, esta al mismo nivel que el nuestro, espero la trates bien

- Claro – no se esperaba que sea pronto

- Espero también poder emparejarla contigo

- No – soltó sin pensar – es … muy pronto decir eso

- Después de mi transición me empareje con tu madre, mientras más pronto mejor, además si nuestras familias se unen, nuestros caudales serán mayores, dos aristócratas juntos

Su padre siguió hablando pero él estaba perdido, "Emparejar" no, eso no. Él no quería eso, no quería unirse a alguien que no conocía, ¿Y si no la amaba? Peor, él no quería a nadie, solo a… ¿Sariel? Quería a su amiga como su Shellan, aunque era imposible, ¿Podría ser ella su pareja? ¿De quién se alimentaria? Tantas preguntas lo golpearon.

Cuando la comida termino, estaba vistiéndose elegante para conocerla. Estaba muy nervioso, asustado. Miro la hora, eran casi las siete, no podría ir a ver a Sariel, pero tampoco quería decirle que iba a hacer.

Cogió el nuevo móvil, escribió un mensaje convincente y envió. Espero la respuesta que llego unos minutos después.

- No te preocupes, aprovechare en dormir, tuvimos una charla grande y no dormí nada-

Sonrió y escondió el móvil. Suspiro viéndose, esperaba que esa hembra no sea nada atractiva, porque no quería traicionar a Sariel aunque no era nada suyo.