Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.


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Capítulo 2

EPOV

Pienso en si cambio la estación de radio o no, pero sé que si lo hago, Willow gritará como una loca. CJ se está riendo, pensando que es jodidamente adorable, y lo es—si fuera una bebé stripper. Pero tengo que hacer inventario de las copas de vino y los vasos del bar. Así que... supongo que dejaré que mi bebé de dos años baile "Rude Boy" de Rihanna.

Sacudiendo la cabeza, aparto mi mirada del suelo y me paro frente exhibidor del bar; desafortunadamente, el espejo detrás de los estantes siguen dándome una vista de ella. Está dando vueltas, vistiendo solo su pañal y pequeñas zapatillas, y sacude su trasero para una cantante que por alguna puta razón no puede dejar de cantar sobre su vida sexual.

Ella se encuentra sin aire, apartando el cabello que heredó de mí de su rostro. Ojos verdes agua felices y manos regordetas agitándose al ritmo de la música.

—¡Papá! ¡Mida! ¡Mídame! —Ella menea su cadera y rebota su cabeza.

Jodidamente adorable.

—Estoy mirando, ángel. —Sacudo la cabeza divertido y comienzo a contar los vasos.

—¡Puedes bailar como Rihanna, cariño! —elogia CJ. Le dedico una mirada, pero él está concentrado en la bebita y el manual para nuestra nueva caja registradora—. Y quizás cuando crezcas, puedas entretener...

—Oye, te desafío a que termines esa frase —le amenazo.

Él sonríe y levanta las manos.

—¿Me pasé?

Lo fulmino con la mirada.

—¿Eso crees? —Cabrón.

Quizás hacer negocios con mi primo no fue la mejor idea. Nah, lo fue. Él es genial. Pero también puede sacarme de quicio. Y creo que es porque él es muy parecido a mí.

Crecimos juntos en Nueva York —Staten Island— pero sus padres, Carlisle señor y Esme, quisieron mudarse a un lugar más cálido cuando CJ se graduó del secundario. Así que, fue así por un tiempo. Ellos se mudaron aquí abajo y yo me quedé en Nueva York para asistir a la universidad y luego para trabajar. No fue hasta que mi nana se mudó también —hace casi tres años— que comencé a pensar en empacar mi mierda también. Pero en ese momento, la mujer con la que había estado saliendo casualmente por unos meses me dijo que estaba embarazada.

Eso pausó todo, incluyendo mi sueño de abrir un bar.

Mi pequeño bebé ups.

Sin embargo, sabía en lo que me estaba metiendo, así que no me quejaré. Bree me dijo desde el comienzo que no quería tener hijos, y que esa era su elección. Yo no sería capaz de abandonar al bebé, sea feto o no, así que estuve agradecido que ella aceptara seguir con el embarazo antes de irse. No le guardo rencor.

Mi abuela sugirió —casi insistió— en volver para ayudarme, pero logré convencerla de que no lo hiciera. Claro, luchamos por un tiempo; tenía dos trabajos, pero salimos adelante. Sé que me sentiría mal si Nana nos hubiera ayudado más—con su artritis y todo eso. Pero aquí estamos ahora. La soleada Florida. Y el bar que abriré con CJ en un par de semanas es mi propio sueño vuelto realidad.

Durante los últimos meses, Willow y yo hemos viajado aquí para preparar todo. Un fin de semana aquí y otro allí. Nuestra casa está lista, me moriré antes de pagar la hipoteca, he encontrado una niñera para Willow —mi tía Esme, de hecho— todos los pedidos estaban hechos, y Nueva York oficialmente es historia. ¡Qué alivio! Algo así. De acuerdo, la chica que estaba viendo por un tiempo... ella es la que me hace decir que es un alivio. Qué loca.

Tia Sanchez, dulce por fuera; perra loca por dentro. Afortunadamente, solo nos vimos por cinco meses, aún así ella tenía todo nuestro futuro planeado. Finalmente comprendió —que estaba mudándome aquí— y no he escuchado nada de ella en seis semanas ya. Creo que la última vez que la vi fue cuando volví de mi último viaje a Jacksonville, y ella estaba empacando la mierda que mantenía en mi casa.

De vuelta a la tía Esme... ella debe estar por llegar pronto para tomar a Willow así CJ y yo podemos concentrarnos en los muebles que actualmente se encuentran apilados contra las paredes. Las cuatro cabinas tardarán más tiempo en preparar, pero deberíamos ser capaces de colocar todas las mesas altas y banquetas hoy.

—¡Papá! ¡Toc, toc!

Girando, veo que la bebita está señalando a la puerta.

Esbozo una sonrisa y camino alrededor de la barra, acercándome para tomarla en brazos.

—Puedes ser nuestra pequeña portera, ángel. —Soplo una pedorreta en su mejilla mientras me dirijo hacia la puerta.

—Puelta. —Ella se ríe.

—Sí. Puerta. —Abriéndola, dejo entrar a una Esme sonriente—. ¿Cómo estás, Es? —Sonrío y beso su mejilla.

—¡Nana'sme!

—Así es, cariño. —Esme arrulla y extiende sus brazos para Willow—. Nana Esme está aquí. —Con mi hija en su cadera, ella me sonríe y dice—. Justo el hombre al que quería ver.

—¿Trajiste algo para comer, ma? —grita CJ desde la barra, actuando como un niño de nueve años en vez de un hombre de veintinueve.

Esme pone los ojos en blanco y lo ignora.

—Bien, Edward. Tengo algo para ti. —Mete su mano libre dentro de su cartera y saca un pedazo de papel doblado. Levanto mis cejas y lo acepto—. Anoche, escuché a una amiga mía hablar sobre su hija... de hecho... —Suelta una carcajada—. Quería que ella conociera a CJ, pero... —Pone los ojos en blanco de nuevo. Y sonríe con gracia—. Tengo el presentimiento que esta chica ya ha encontrado a alguien.

Sin saber completamente de lo que está hablando, abro el papel y veo que es una copia de una página del periódico local. Mirando de cerca, veo que probablemente no tenga nada que me interese.

—¿Anuncios personales, Es? ¿En serio? —No estoy buscando novia. Hay una chica que me hace compañía durante mis duchas en la mañana cuando me froto una, pero tengo mucha mierda por hacer para más que eso. Estoy bien con fantasías por ahora.

Además, tengo un don para atraer a las más locas, así que...

—Lee el tercero. —Señala—. Puede que lo reconozcas. Fue publicado hace dos semanas, así que espero que no llegues tarde.

Frunciendo el ceño, bajo la mirada hacia el papel de nuevo y leo el tercer anuncio.

Hombre con cresta y una niña. Cubierto de tatuajes, sosteniendo a tu precioso ángel, su nombre tatuado en tu cuello. Cuando te fuiste, articulaste las palabras "eres tan hermosa": a mí... ¿por qué no volviste y pediste mi número? Cuándo: 30 de abril. Dónde: KFC/Taco Bell #1334-0508.

Una sonrisa lentamente se ubica en mis labios, y sacudo la cabeza, incrédulo.

Bueno, mierda.

Sí, no es posible olvidar a esa belleza. Y las cosas que me hace en mi cabeza—olvídalo. Pero no puedo creer que ella se haya atrevido a buscarme. Causé una buena impresión, ¿eh? Pero de nuevo, ella hizo lo mismo conmigo. Al principio, todo lo que vi fue este jodido pedazo de culo parado frente a mí en la fila—firme, pomposo, y en esos putos jeans, hombre... Carajo. El solo recordar ese culo hace que mis dientes ansíen.

Su risa musical me había hecho levantar la mirada, y recuerdo al pequeño —su hijo— que cargaba. Parecían estar haciéndose caras graciosas; mientras tanto yo discutía con Tia al teléfono. Sacudo la cabeza, llevando mi mirada de vuelta al aviso. Eres tan hermosa. Sí, lo dije. Debería haberle hablado. Pero... mierda, con todas las cosas que estaban pasando...

Pero el recuerdo de su rostro cuando hablaba con su amiga y los dos niños me hace arrepentir. Pasé casi todo el almuerzo mirándola. Y a sus espectaculares tetas. Afortunadamente, tenía a mi niña en el regazo, así que no puedo decir que estaba luchando contra una erección. El rato a solas de este papi que le siguió es otro tema.

—Eres ese hombre, ¿o no? —Esme pregunta suavemente.

Suelto una pequeña risita, sonriendo para mí mismo, y asiento una vez.

—Eh, sí. —Rozo la yema de mi pulgar contra mi labio inferior, pensando—. ¿Dijiste que conocías a esta chica? —Levanto el papel.

La idea de volver a verla me emociona.

Ella sonríe.

—Bueno, conozco a su madre. Estamos en el mismo club de lectura.

—¿Cómo se llama? —suelto.

—¿Su madre? —Ella sonríe con fingida timidez.

Le hago una cara, sintiéndome impaciente de repente.

—No te hagas la tonta conmigo, Es.

—¡Oye! Modales. —Chasquea su lengua.

—¡Mohales! —Willow la copia con una expresión seria. Incluso agita un dedo regordete en mi dirección.

No puedo evitar reírme, y beso su dedo.

—De acuerdo. Lo siento. Quiero decir, el nombre de la mujer.

—Es Isabella. —Esme sonríe—. Pero creo que se hace llamar Bella.

—Bella —repito con una pequeña sonrisa. Sí. Eso es todo.

¿Qué pasó con no estar interesado ahora mismo?

Eso fue antes de esto. Antes de Bella.

—Ella no está loca, ¿cierto? —pregunto y me rasco la parte trasera de mi cuello.

—¿Quién está loca? —CJ aparece a mi lado, lanzando un trapo sobre su hombro.

—Isabella Swan, y definitivamente no está loca —bufa Esme—. Renée siempre habla de lo dulce que es su hija.

Bueno, estoy seguro que los padres de las personas locas las aman. Pero como sea. Me la voy a jugar ya que ella fue simplemente increíble con su hijo. Incluso fue... tonta—juguetona y divertida.

—Ah, cierto. —CJ asiente y sonríe—. ¿Cuándo nos vas a emparejar?

Sonrío y estampo el pedazo de papel contra su pecho.

—Lo siento, amigo mío... pero ella no está disponible. —Léelo y llora—. El tercero. —Con el ceño fruncido, estudia el papel, y miro a Esme de nuevo—. ¿Sabes cómo la puedo contactar?

—La contactas a través del aviso, o puedes llamar a Renée Swan.

—¡Diablos! —CJ pone mala cara y devuelve el papel—. ¿Qué hay de mí, eh?

Me río y finjo un acento sureño.

—Bueno, pensé que estabas enamorado de Rosie Palmer y sus cinco hermanas. —Muevo mis dedos.

Él me fulmina con la mirada.

Esme jadea.

—¡Carlisle Junior! ¡¿Realmente estás saliendo con seis mujeres?! ¡¿Qué te pasa?!

—¡Ja! —Comienzo a reírme. Ojalá CJ tuviera tanta suerte.

—No son... Dios... Cielos, mamá. —CJ palmea su rostro—. Él está hablando de mi puta mano.

—Oh. —Mi tía obviamente no sabe qué responder a eso, lo cual me hace reír aún más—. Cierto. —Agita una mano—. Edward, ¿quieres el número de Renée o no?

Aún riéndome, asiento. Sí, carajo, quiero su número.

~ISU~

Cuando Willow duerme esa noche, tomo una cerveza y me subo a la encimera de la cocina, el teléfono a mi lado y el número de Renée Swan en mi billetera.

Lo cierto es que he puesto excusas toda la noche para no hacer la llamada aún, pero después de un día pensando en Bella, han habido algunas dudas. Quiero decir, nos vimos hace un mes y medio; entonces ella publicó este aviso hace dos semanas. O tiene la paciencia de un santo, o... bueno, no puedo culparla si ha dejado de esperar. De todas maneras, era poco probable. Para ella, quiero decir. Al publicar este aviso.

Pero si fue lo suficientemente valiente para hacerlo, no puedo acobardarme solo porque ella podría haberse dado por vencida. Ahora es mi turno para perseguir.

Tomando un trago de mi cerveza, saco el número de teléfono y marco antes de convencerme de no hacerlo.

Un hombre con una voz ronca contesta después del segundo tono.

Swan.

¿El papá de Bella? Mierda.

Me aclaro la garganta. Mierda. Mis palmas comienzan a sudar.

—Sí, eh... hola. Estoy buscando a Renée Swan. ¿Ella se encuentra allí?

No luce bien que un hombre de treinta y cuatro años se ponga nervioso, ¿o no?

¿Quién pregunta? —Hay sospecha en su voz.

—Edward Cullen. —Hago una mueca—. Señor —añado rápidamente. Jamás he lidiado con padres, así que no soy bueno para esta mierda—. Mi tía está en el club de lectura de Renée... eh, ¿Esme Cullen?

Él gruñe.

De acuerdo. —En el fondo, lo escucho gritar a su esposa, y termino mi cerveza mientras espero. Y entonces escucho la voz de una mujer—. Soy Renée... ¡Oh, Justin! Cariño, no puedes comer eso. —¿Justin? Recuerdo a Bella pronunciar ese nombre cuando estaba detrás de ella en KFC—. Charlie, ¿puedes ayudar a Justin con su baño? Iré en un momento. —Ella exhala—. Lamento eso. Estamos cuidando a nuestro nieto esta noche.

—Está bien —respondo—. Mi tía me dio su número. —Vuelvo a aclararme la garganta—. Ella no le contó sobre mí, pero soy Edward Cullen, y creo que su hija publicó un aviso sobre mí. —Pongo los ojos en blanco, porque no hay un "creo" al respecto. Definitivamente soy Hombre Cresta, aunque mi cresta está muy crecida estos días. Sonrío para mí mismo y juego con los piercings en mi labio, soñando con la hija de los Swan. Pero un jadeo del otro lado de la línea me trae al presente—. Así que sí, me gustaría llamar a Bella.

Vaya, esto es... —Ella comienza a decir, ¿quizás incrédula?—. ¡Increíble! —O quizás solo buscaba una palabra.

—Sí... —Asiento a pesar de que no puede verme—. Entonces... —Vamos, señora.

¡Oh! Cierto. Cierto. Bueno, si no te molesta, me gustaría llamar a Esme para asegurarme...

—Eso lo respecto —digo rápidamente, pero en serio.

Después de darle el número a Renée donde me puede contactar, nos despedimos por ahora. Ella prometió llamarme de inmediato, así que termino dando vueltas en la cocina, esperando que Esme y Carlisle estén en casa.

Mierda, Bella ha estado esperando por seis semanas; yo apenas puedo mantenerme tranquilo por veinte minutos. Pero diablos si no me siento jodidamente emocionado. Quiero que mi primo vea bien a Bella —vea lo hermosa que es— pero con dicha mujer en mi brazo o como sea. No hay forma que mi tía empareje a esos dos. Porque, ya sabes, yo la vi primero.

Articularle unas palabras no te da derechos.

A la mierda con eso. Ella es mía. La he hecho mía una y otra vez en mi cabeza.

Cuando suena el teléfono, respondo demasiado rápido.

—Cullen —suelto.

La suave risa de Renée se filtra por el teléfono, recordándome de la risa de su hija. Sin duda pudo escuchar mi ansiedad. Pero entonces deja de reírse. Y me da unas noticias que no apruebo.

Aparentemente, Bella está preparándose para una cita.

Pero... —Renée vacila; mientras tanto, estoy apretando los dientes. Aunque no tengo razones para estar molesto. Bueno, sí. Estoy molesto conmigo mismo. Sí, de acuerdo, y con el hijo de puta con el que va a salir Bella—. Solo son las siete treinta, así que supongo que ¿podría darte su dirección...? Tyler la pasará a buscar a las ocho, y Esme me dijo dónde vives. No vives muy lejos de Bella.

Oh. ¡Oh! Con ojos bien abiertos, me vuelvo hacia el reloj en la pared, mi mente da vueltas. Bueno, mierda. Puede que haya algo de indiscreción en la madre de Bella. Pero... ¿qué hay de Willow? Es muy tarde para llamar a mi nana, y Esme y Carlisle no viven tan cerca. Pero supongo... ah, al diablo. Puedo llevarla.

Realmente no debes despertar a los niños —los pulmones que tienen, amigo— pero yo la creé. Yo decido.

—Su dirección sería perfecto —digo con firmeza.

Antes de darme cuenta, estoy fuera de mi casa, una bebita gritando conmigo, un bolso cambiador en mi hombro, y me doy cuenta demasiado tarde que solo tengo puesto unos pantalones deportivos, unas chanclas, y una musculosa. Una musculosa que tiene manchas de puré de bananas y jalea. Y como si eso no fuera suficiente, una mirada al espejo retrovisor me dice que tengo avena en mi cabello.

Vaya, Bella realmente se arrepentirá de buscarme.

—¡Papaaaaaaaá! —Oh, los gritos y las sacudidas de brazos y piernas—. ¡Papaaaaaaá!

—Lo sé, ángel. Lo sé. Papi es un idiota. —Retrocedo el Impala y acomodo mi cinturón rápidamente. Lo siguiente que hago es encontrar el chupón de Willow que metí en mi bolsillo temprano; por supuesto, está lleno de pelusas—. Pero estamos en una misión... tenemos que salvar a la princesa Bella del maligno, eh, ogro. —Doblando en la esquina, meto el chupón en mi boca, haciendo una mueca—. Mierda, eso es un asco. —Una vez que se encuentra libre de pelusas, estiro un brazo y se lo doy para callar al bebé monst... quiero decir, hacer que mi preciosa beba deje de llorar—. Ahí lo tienes. ¿Puedes sonreír ahora, cariño? —La miro a través del espejo retrovisor—. ¿Puedes sonreír para papi?

Ella grita y lanza el chupón hacia la ventana.


Este daddyward jajaja ¿Logrará llegar a tiempo?