Tikki, refugiada por la privacidad de la noche, recuerda un aciago accidente que la dejó con secuelas, mientras Tom y Sabine corren a ver qué pasó con Bridgette. Adrien en cambio, recibe la contención de su tío Félix… ¡GRACIAS POR LEER!


DISCLAIMER: Los personajes son propiedad de Thomas Astruc, Zag Toons y quienes hayan comprado las respectivas licencias. No estoy ganando dinero con esta historia, sin mencionar que no tengo ni donde caerme muerta: si me demandan, no van a sacar nada.

ADVERTENCIAS

La plaga todavía no ha sido purgada de estas tierras. Cuídense y cuiden de otros. Mantengan la distancia, lávense las manos y a resistir como mejor podamos.

Puede haber spoilers de la cuarta temporada.


"CONOCERSE DE NUEVO"

CAPÍTULO 1: Incertidumbre

Residencia Dupain–Cheng.

Sábado 26 de diciembre de 2015. 3:12 hrs.

Tikki se limpió los ojitos y se acurrucó en su nidito. Otra vez había tenido esa pesadilla que solía interrumpir su descanso cada tanto. Más que una pesadilla era un recuerdo recurrente que la atormentaba sin piedad. Sin duda que se necesitaba mucho para lastimar a un kwami, pero eso no los hacía inmunes a los golpes y sustos; la experiencia la había dejado muy sacudida y sí que le había puesto el mundo patas arriba. Del lado positivo, Tikki había sobrevivido, aunque el maestro Fu tuvo que atenderla por sus heridas y de hecho… había quedado con secuelas.

… poco después de despertar, tuvo una migraña invalidante tan horrible que tuvo que pedirle a Marinette que la llevara urgente con el maestro Fu antes de que éste se presentara como tal. Aquél episodio no era sino un efecto secundario de aquél… suceso ocurrido en 1999… un accidente de tránsito que nadie vio venir.

Plagg… Plagg la había protegido en aquella ocasión. Del accidente en sí tenía muy pocas memorias, y todas eran confusas. Recordaba, por ejemplo, que debido a la fuerza del choque, salió expulsada del bolso de su portadora y dio botes contra el motor de un vehículo que vaya a saber Dios de donde había salido… De hecho, Plagg usó sus poderes para destruir el motor y así impedir que la lastimara más, pese a lo peligroso que era hacer eso sin mediar un portador. Su querido gatito hizo malabares para rescatarla, recibiendo también algunos golpes, pero logró contenerla, y con delicadeza la sacó de entre los fierros. ¡Hasta la había apapachado! Eso sí, no la dejó ver nada de lo ocurrido, aunque no digamos que estaba en condiciones de fijarse en nada, pues perdió la conciencia casi en seguida. Lo siguiente que recordaba era haber despertado con el maestro Fu encima, mientras la atendía de sus heridas y le pedía que no se agitara. Poco después de eso la hizo dormir y no había despertado sino hasta que la entregó a Marinette.

¿Cataclismeaste el motor? —le había preguntado a Plagg en aquella ocasión, aun sufriendo los efectos de sus heridas— ¡Podrías haber destruido París!

¡Hey, Sucrette! Tenme algo de fe… por ti sí que puedo dosificarlo. ¡Esa cosa te pudo lastimar feo!

¿Qué pasó Plagg…? ¿Y Bri…?

—… No sé. ¡No lo sé!

¡Claro que no sabía, si todo acababa de pasar! Después no tuvo tiempo ni de preguntar, pues la pusieron a dormir y solo despertó algunas horas antes que Fu la entregara a su actual portadora. Nunca supo que pasó con Bridgette y Plagg no le podía dar respuestas muy concretas, pues poco después del accidente, horas incluso, y todavía alterado por los sucesos, Félix había devuelto los miraculous de la destrucción y la creación al guardián, por lo que Plagg tampoco tenía mucha información extra. Fu nunca buscó respuestas y hasta el día de hoy casi no sabía nada de lo ocurrido con Bridgette. Excepto que ambas habían sido víctimas de un horrible accidente y que lo más probable es que su portadora hubiera muerto en el lugar de los hechos.

Hacía falta mucha fuerza para lastimar a un kwami… en serio dudaba que su portadora hubiera sobrevivido. Además Tikki intuía que Plagg la había visto morir, pues no hablaba de eso… Solo le había dicho "Vi lo que les pasó por encima. Estaban ahí y de pronto no. ¡Te tenía que sacar de ese motor!".

¡Cómo le gustaría saber qué pasó exactamente con Bri! Le hubiera gustado cerrar ese ciclo, ¿acaso había muerto? Y ni siquiera era su culpa, ¡estaban cruzando con luz verde! Sabía que había sido una suerte de vehículo utilitario (¿un camión pequeño o una camioneta grande?) lo que había embestido a quienes cruzaban la calle en esos momentos, pero cuántas víctimas hubo no tenía idea. ¡Esa cosa las había arrollado y pasado por encima! Era difícil sobrevivir a eso siendo un ser humano. Plagg debía saber muy poco y lo más probable es que ya le hubiera dicho todo y Fu… no quería responder sus preguntas.

Suspiró angustiada. Ahora se sentía un tanto desolada. Aprovechando la oscuridad de la noche, que su portadora dormía a pierna suelta (incluso escuchaba sus ronquidos), y que estaba en la privacidad de su cajita y en su nidito de mullido algodón, Tikki se daba permiso para llorar por algo que no estaba del todo superado y de lo que no hablaba. El tiempo ya haría su parte en sanar sus heridas, pero…

—¿Marinette?

Tikki se alertó. La voz de Tom resonó por el cuarto con bastante decisión. Por lo general el hombre era muy respetuoso del espacio de su hija y sabía que solo entraría a su cuarto si se trataba de una emergencia, como cuando Marinette estaba resfriada o en efecto había pasado algo, pero cuando lo hacía, solía entrar con bastante sigilo… al contrario de esta ocasión, que no procuró ser silencioso.

La kwami se asomó a la ventanita que tenía en su caja, decorada a manera de una habitación en miniatura, y con la mirada siguió atenta al hombre. Este prendió una luz baja y no tardó en encaramarse hasta el altillo en donde estaba la cama de la muchacha. Sabine no tardó en asomarse y Tikki notó que ambos adultos lucían agitados, como si estuvieran saliendo a las carreras. Tom se sentó junto a su hija y la sacudió un poco.

—¿Hijita…?

Mmmmmmmmmmmjá… —naturalmente la muchacha no despertó.

—Pastelito… ¡despierta! Tengo que decirte algo…

Stttssss mmam… —Marinette medio abrió los ojos, aunque evidentemente sus neuronas no reiniciaron el sistema. Tom se mordió la lengua.

—Cariño, con tu mamá tenemos que salir urgente. Te vamos a dejar una nota. ¡Tu tía despertó del coma! Estaremos de vuelta en la mañana…

—¡Tom!

—¡Aquí te dejo el sobre! —Tom dejó la nota sobre la mesita de noche de Marinette, de manera tal que la chica la viera cuando despertara del todo. Entonces le besó la frente— Estamos con celular. ¡Llámanos cuando despiertes!

—Si papa

Marinette cerró los ojos, giró sobre sí misma y siguió durmiendo. Tom la arropó y procedió a marcharse tan rápido como había llegado, seguido de Sabine, quien parecía un manojo de nervios. Tikki tomó aire: ¡menos mal que había estado despierta! Así podría recordarle a Marinette lo ocurrido por si llegaba a despertar y se encontraba toda sola en casa. ¡La tía de Marinette! Nada más ni menos que Bridgette Cheng, la hermana mayor de Sabine. Encontraba tan irónico que su portadora fuera la sobrina de su predecesora, y al mismo tiempo tan doloroso, sobre todo porque por un tiempo había visto cosas tan espeluznantemente similares entre la tía y la sobrina que le hacían tener acidez.

Y lo más trágico de todo era saber que Marinette nunca había conocido a su tía. El accidente había ocurrido justo un año antes que Mari naciera. Bri ni siquiera se había enterado de que iba a ser tía. ¡Cómo la habría consentido!

¡Momento!

Tikki aguantó la respiración. ¿Acaso Tom había dicho que…?

—¡Bri despertó del Coma! ¡¿Estaba Viva?! ¡¿Y ahora está despierta?!

Tikki comenzó a hiperventilar.


Estación de policía.

En esos momentos.

Adrien tenía la mirada fija en el café con leche que humeaba frente a él. Roger, quien acababa de ponerle una manta sobre los hombros y lo mantenía acompañado, sintió un vuelco en el corazón. El gentil muchacho no se movía y se notaba que había tenido un día del asco. El estrés emocional era demasiado patente en su rostro y eso no era justo. Suspiró y esperó paciente a que el muchacho hablara.

—¿Père ya viene por mí?

—No. La verdad no llamé a él. —confesó Roger— Llamé a tu tío Félix. Está en camino.

El muchacho levantó la cabeza y Roger pudo ver un dejo de esperanza en la mirada del chico, que duró quizás un segundo hasta que sus inseguridades lo abrumaron.

—¿Estaba muy enojado?

Non, para nada. Se habría enojado si no lo llamaba y sabes no es chiste provocar a tu tío. —Roger ladeó la cabeza— ¿Mal día?

Adrien asintió, pero no habló del tema. Roger tuvo un tic en el ojo: el muchacho era un visitante regular de aquella estación de mucho antes que comenzara ir al colegio. No, no tenía antecedentes, excepto que se lo conocía por escapar de casa de manera recurrente, lo que había aumentado desde que la madre del chico había desaparecido. Para nadie era un misterio que Gabriel Agreste era un padre abusivo, narcisista y que sometía a su bendición a violencia psicológica. Nunca le había pegado, pero los tratos al chiquillo eran tan denigrantes que más de alguno en la estación tenía ganas de darle un puñetazo en el estómago. Lo trágico es que probar el abuso había sido en extremo difícil, Gabriel tenía esa mala costumbre de coimear a todo el mundo, por lo que sacar al muchacho de ese ambiente estaba siendo espantosamente difícil.

Adrien era un chiquillo gentil, y le sorprendía que lo fuera, pues con esos antecedentes, cualquiera hubiera querido destruir al mundo. Conocía chiquillos de la misma edad que con menos ya tenían antecedentes criminales. Al menos Adrien tenía a su tío Félix… abogado peligroso, arisco y con una mala leche que se notaba de aquí a la luna, pero un tipo decente, quien desde la desaparición de Emilie estaba moviendo el mundo para obtener la custodia de su único sobrino.

¡Y Gracias a Dios lo estaba logrando! Tarea nada fácil, pero lo estaban logrando, pese a las coimas de Gabriel, quien no quería perder a su principal activo. Pero mientras los tribunales de familia no dictasen sentencia, Adrien seguiría bajo su alero y por lo visto su padre disfrutaba acosándolo psicológicamente.

¡Así cualquiera huía de casa! Roger suspiró: al menos, desde la orden judicial para que el muchacho asistiese a clases en un colegio, Adrien había mejorado mucho. ¡Si tan solo pudiera irse a vivir con su tío de una buena vez! Y si él podía colaborar con eso, ¡Por Dios que lo haría!

—¿No te gustaría elaborar más al respecto?

—Lo de siempre, oficial Raincomprix… no quiero modelar más. Père no quiere saber nada de eso…

—¿Y por eso saliste a pasear?

—Perdí noción del tiempo.

—¡Vaya que la perdiste! Eran las 2:35 am cuando te encontré paseando en Trocadéro. ¡Y con este frío!

—Ya sé… yo… necesitaba tomar aire.

—Sin abrigo. Adrien… ¿Te das cuenta de que afuera está nevando? Te pudo dar hipotermia y ese sweater… no sirve para estas temperaturas.

—No lo pensé. Solo quería salir.

Roger suspiró. Le volvió a señalar el café y se cruzó de brazos, tratando de pensar en algún modo para forzar la salida del chiquillo de aquella casa. ¡¿En serio?! ¡Qué fallo tan garrafal del sistema! Se supone que las autoridades deberían proteger a menores vulnerados en sus derechos, fueran de la condición que fueran, y no tolerar ninguna clase de violencia contra ellos. Ojalá que las coimas que Gabriel pagaba para que los asistentes sociales o los jueces mirasen para el lado se le convirtieran en ruina. Bufó molesto: al menos Félix, el desheredado Agreste, estaba moviendo todas sus influencias y tomando las acciones necesarias para terminar con la cuestión de una buena vez.

Le regalaría una botella de buen vino y queso cuando consiguiese arrancar a su sobrino del lado de su padre.

—¡¿Te encontraron así en Trocadéro, Adrien?! ¿Con este clima? —la voz de Annelisse Lapin los hizo pegar un brinco. La mujer estaba acompañada por Félix, otro policía y un asistente social que estaba mucho más dormido que despierto a esas horas. A este pobre diablo la mujer le dedicó una mirada de esas que hacen perder el control de los esfínteres— ¡Más Vale Que Esto Quede En El Registro! Es inconcebible que un menor prefiera exponerse a los elementos a estar en su casa abrigado.

—¿Adrien? —Félix ignoró a su colega, le hizo una seña a Roger y tomando una silla se sentó junto a su sobrino. Este bajó la mirada y escondió un puchero cuando Félix puso su mano sobre su cabeza— ¿Estás herido?

Non.

—Igual quiero que constates lesiones. —Annelisse se volvió a Roger— Oficial Raincomprix. Mucho le agradezco sus gestiones, pero más me gustaría saber qué pasó.

Roger asintió y se puso de pie, indicándole a la mujer y a sus colegas que se alejaran un poco del muchacho y su tío para hablar con más calma. Félix los ignoró: Annelisse era una de sus colegas, trabajaba en la misma firma que él y la había contratado para que fuera la abogada de Adrien. Unas semanas después de la desaparición de Emilie, cuando fue evidente que la mujer no volvería y luego que Adrien llegase en medio de la noche llorando a su casa y en medio de un ataque de pánico, Félix había decidido obtener la custodia y patria potestad de su sobrino de una vez por todas, iniciando el proceso de demanda judicial más importante de su carrera. Como viese que se estaba haciendo cuesta arriba, incluso con sus destrezas, decidió contratar la ayuda de Annelisse, quien le debía un par de favores.

La mujer, por decirlo de modo elegante, era una hija de… AHEM, su reverenda y casta madre cuando tenía que defender a sus clientes. De hecho, le decían la pitbull, pues cuando mordía, no soltaba y bien capaz que era de desgarrar a sus víctimas. Era abogada de familia, muy conocida en el circuito por odiar a muerte a quienes vulnerasen los derechos de sus clientes por el resto de su vida y de guardar rencores desproporcionados. El caso de Adrien y los motivos que habían llevado a Félix a pedir su ayuda la habían conmovido y hecho hervir la sangre a partes iguales. Después de todo, Félix era conocido por ser un bastardo sin piedad en su trabajo, que no compartía con nadie sus casos. Si le había pedido ayuda, entonces el asunto era grave. De hecho, desde que la habían contratado, hacía 10 meses, que el caso contra Gabriel Agreste había por fin tenido avances.

Convenía cuando dos abogados temibles unían fuerzas… Sobre todo cuando eran dos abogados muy hábiles y despiadados, que además estaban respaldados por la Firma Clouseau et Dumas, conocida por contratar abogados excelentes y altos hijos de su… AHEM, de sus reverendas madres. ¡Pero con respeto!

¡Aún así se les había hecho cuesta arriba! Esto ya era cuestión de orgullo.

Adrien se refregó la cara. Estaba con frío, agotado y sumamente desolado. La presencia de su tío realmente comenzaba a quebrar sus defensas. ¡Es que se sentía seguro con él! Pero al mismo tiempo quería aparentar fortaleza…

—¿Qué pasó?

—Nada… —Adrien frunció el ceño— Père se puso pesado.

—Tanto que saliste así no más. Sin llamar.

—Necesitaba respirar.

—Comprendo. —Félix siguió acariciando la cabeza del muchacho— ¿Y tu celular? Me prometiste que me llamarías cuando algo así pasara.

—Me lo quitaron hace dos días… —reconoció Adrien cabizbajo— Antes de navidad.

—¿No le pediste a Nathalie que me llamara entonces?

—… no me atreví. ¡Me acordé lo que pasó la última vez! Nathalie casi queda sin trabajo y… y… sé que se caen mal.

Félix tuvo un tic en el ojo. Con Nathalie no se podía ver ni en pintura, se odiaban como nunca, pero había algo que tenían en común: Adrien. Por el bien del muchacho eran capaces de hablar civilizadamente. No obstante, seguramente era Nathalie quien tenía el celular de Adrien ¿y no lo había llamado? ¡Perra! Bah. ¡Ya arreglaría cuentas con ella!

A propósito, ¿estarían enterados en la mansión que Adrien había escapado?

—Nino también tiene mi número… ¿No se te ocurrió llamarlo y…?

—¿Y cómo lo llamaba si tampoco me dejan usar el teléfono?

Félix se mordió la lengua. Era mala pregunta, pero había que hacerla. ¡Por supuesto que Adrien quedó aislado! Estaban en vacaciones de navidad en esos momentos, si no le fallaba el cálculo desde el 18 de diciembre, ¡Obviamente Adrien no había podido tener contacto con sus amigos! Por el rabillo del ojo notó que Annelisse empuñaba las manos: estaba prestando atención también. Félix carraspeó.

—¿Pasaste la navidad solo?

Non. Con Nathalie y el Gorila…

—Ya veo… —Félix suspiró entristecido. Al menos Adrien había estado acompañado de gente que lo quería, aunque Nathalie fuera detestable. ¿Él? Había pasado con amigos, aunque también había… ido a visitarla durante la tarde, como siempre hacía. —¿La discusión con Gabriel fue por eso? ¿Por qué pasaste la navidad acompañado?

—Sí… y no…

Adrien frunció el ceño y algo de rubor le decoró las mejillas. Bajó la cabeza avergonzado y pareció entrar en modo almeja. Esto hizo que todos los adultos prestasen más atención de la normal. Félix le dio un empujoncito a su sobrino, como si fuera un gato que insta a un gatito a hacer algo. Adrien se ruborizó aún más.

—Tengo que modelar ropa interior. Yo no quiero. —confesó avergonzado— ¡Ya está todo listo! La sesión es la próxima semana… ¡No Quiero Modelar Ropa Interior! Trajes de baño es una cosa, pero… ¿calzoncillos?

A todos los adultos, incluso al dormido asistente social, les palpitó una vena o en el cuello o en la frente de la indignación. Félix golpeó la mesa. ¡Maldita sea! ¿Qué tenía el imbécil de su hermano en la cabeza? ¡¿Serrín?! ¿En qué mundo era aceptable que un menor de edad modelase ROPA INTERIOR? Hacía varios meses que Adrien ya no estaba a gusto modelando para su padre, sobre todo desde que se había dado cuenta que no era una actividad padre – hijo, sino un aprovechamiento del hombre, pero no lo dejaban renunciar. Ahora último el chiquillo se estaba negando, pero Gabriel no le estaba dando opciones.

—¡No Vas A Modelar Eso Y Sanseacabó! —siseó Félix peligroso.

—Espero que eso se incluya de manera confidencial y detallado en el reporte que le hará al juez. —le gruñó Annelisse al asistente social— ¡Es exposición innecesaria de un menor de edad! Claramente contra su voluntad. Vulnera sus derechos y varias leyes todo al mismo tiempo. ¡No toleraré que mi cliente sea expuesto de ese modo! ¡Tiene 14 años maldita sea!

—Mis reportes siempre son confidenciales y detallados, madame Lapin. —aseguró el asistente, mucho más despierto— ¡Pierda cuidado!

—Solo recordaba para dar un énfasis a la cuestión. —la mujer inspiró una buena bocanada de aire— No solo se está aislando a un menor de edad de su derecho a jugar, sino que se le está obligando a modelar y a exponerse en un medio en donde podría ser víctima de algún pervertido.

—Madame Lapin, por favor… el muchacho. —advirtió Roger haciendo gestos para que Annelisse bajara la voz, en virtud que el muchacho podría estar alterándose.

No lo malinterpreten, Roger mismo tenía ganas de retorcerle el pescuezo a Gabriel por esto, pero había que mantener la compostura. En todo caso, averiguar donde sería la sesión de fotos sería simple y siempre podría ir a estorbarla, en el caso de que se concretase.

—¡Ya es suficiente! Oficiales, ¿me puedo llevar a mi sobrino a casa o tiene que venir el idiota de Gabriel a buscarlo?

—Llévatelo a casa, Agreste. —le dijo la abogada— Yo lidiaré con lo demás. ¡Asegúrate que coma algo caliente!

—Jejeje, como si mi tío cocinara…

—¡Hey!

Non, de no ser por Teresa, tu tío se muere de hambre. —se burló Annelisse— Así que reza para que le hayan dejado el refri lleno de tuppers con comida.

—Los dos no me simpatizan. ¡Vamos, enano! —Félix se puso de pie, instando a Adrien a imitarlo. Éste, ni bien se puso de pie, lo abrazó, buscando refugio. El mayor no tuvo otra opción sino contenerlo— Ya pasó, enano. Ya pasó.

Adrien asintió con la cabeza y en silencio.


Residencia de enfermos Marchant.

En esos momentos, 3:35 hrs.

Tom tuvo que sujetar a Sabine. Llegaron a la residencia de enfermos en la que Bridgette estaba internada con bastante rapidez, pero no se atrevían a entrar. El lugar se notaba lleno de actividad, pese a ser madrugada todavía. Era evidente que algo grande había pasado y que sí, eso grande había sido el hecho que Bridgette había despertado por fin del coma. ¡Después de la bola de años y contra todo pronóstico! Sabine se sentía horrible, asustada y angustiada. ¿Qué se supone que debía hacer ahora? ¿Cómo trataba a su hermana después de tantos años? ¿Cómo le iba a explicar todo el tiempo que había pasado?

—Mademoiselle Cheng ha preguntado ya varias veces cuánto tiempo estuvo en coma. No la hemos dejado verse en el espejo… el impacto puede ser muy perjudicial y acaba de despertar… —explicó Lucille, otra de las enfermeras— Debe hacerse con cuidado.

—¿Acaso ya sabe que…? —comenzó a preguntar Tom antes de tragar saliva y bastante aprensivo.

—Sí… se dio cuenta sola. Y no fue lindo. —Lucille dejó escapar un sonoro suspiro— por eso debemos ser cuidadosos. ¡Está muy asustada!

—¿Le avisaron a Félix? —preguntó Tom en un susurro.

Non, monsieur. Se nos pasó. Si gusta le aviso.

—Sería bueno que le avisaran.

—¿Puedo verla? —preguntó Sabine tratando de controlar sus emociones.

—Primero bebe un vaso de agua, ma vie. —le dio Tom con cariño— Debes estar fuerte para tu hermana, luego lloras conmigo, pero Bri te necesita fuerte.

—Tienes razón…

—Le traeré un vaso con agua, madame. ¡Vengo en seguida!

Tom sobó la espalda de Sabine en un esfuerzo por animarla. Miró a su alrededor: aquella era una residencia hospitalaria para enfermos crónicos, con cuidados especializados y un centro de rehabilitación. Los tíos de Sabine y Bridgette, quienes las habían criado, se habían asegurado de que Bri quedase en buenas manos y con cuidados adecuados por todo el tiempo que fuera necesario y aquella residencia había cumplido con todas las expectativas. Con mucho, Bridgette era uno de los pacientes de más larga data y todo el personal la conocía… también los pacientes, por cierto.

Todos conocían su historia: Bridgette había estado involucrada en un horrible accidente de tránsito, cuando el conductor de un camión utilitario, que además de ebrio estaba drogado, embistió contra un cruce peatonal, arrollando al menos a 10 transeúntes, entre ellos Bridgette, creyendo que estaba aplastando duendes malditos. El hombre hubiera seguido causando el caos de no ser por un grupo de valientes que logró detenerlo (y porque de milagro el motor se desintegró, lo que nadie se explicaba). Desde entonces Bri no despertaba y siendo sinceros, nadie creyó que lo haría nunca, sino que estarían cuidando de un vegetal por el resto de la vida.

Pero ese no era el principal motivo porqué Bri llamaba tanto la atención… sino además por su visitante más asiduo. Félix Agreste la visitaba prácticamente todos los días, exceptuando notables ocasiones, llevándole rosas, conversándole y leyéndole libros, cosa que no había dejado de hacer en todo ese tiempo, sin esperar nada a cambio. Todos los que pasaban por la residencia pronto notaban las visitas y al escuchar la historia… se conmovían ante el trágico sino.

Incluso hubo un escritor de mucho renombre que tuvo que pasar una temporada en las instalaciones y la historia lo inspiró para una de sus novelas, que por cierto tuvo bastante éxito. Al menos esa novela había tenido un final feliz. Abierto, pero feliz.

Si se están preguntando, terminaba con la oración "Entonces se dio cuenta que la durmiente lo miraba fijo, consciente y alerta. El corazón le dio un vuelco" o alguna cursilería por el estilo.

Sí, Félix tenía el libro. Autografiado y dedicado incluso. Sí. Se lo había leído a Bridgette, tal como le había leído los libros de Harry Potter. Él los odiaba, pero sabía que Bri había leído los primeros y pues… pensó que no la podía dejar en ascuas con los últimos. ¡Pedazo de Ñoño!

Pero eso no era lo que importaba en esos momentos. Lucille llegó con el vaso de agua que Sabine apuró con ansias. Tomó aire y enfiló hacia la habitación de su hermana, el centro de toda la actividad de la residencia a esas horas insanas de la madrugada. Es que el suceso incluso había provocado que se despertara al médico de turno. El residente había considerado que una paciente que llevaba tanto tiempo en coma también debía ser revisada por alguien con más experiencia que él, así que no dudó en invocar al viejo médico (bueno, el hombre tenía 40, viejo no era, pero bueno…). A esas alturas Bridgette ya se había dado cuenta que… había pasado bastante tiempo en coma y que bueno… no estaba funcionando como debería, lo que la tenía parada de pestañas. Además estaba en un lugar que no reconocía y nadie quería decirle exactamente qué había pasado con ella por temor a descompensarle los nervios más de lo que ya los tenía.

—¿Bridgette? —llamó Sabine juntando valor.

La aludida, quien ya estaba exigiendo respuestas con más ahínco a quienes la atendían, la quedó mirando con espanto, reconociendo la voz en el momento y conteniendo las emociones. Sabine sintió un nudo en la garganta. ¡En serio creyó que nunca más vería a su hermana mayor consciente! Pero se contuvo, en serio tenía que ser fuerte para ella, tenía que contenerla todo lo que pudiera. Con pasos decididos, avanzó hacia su hermana cuando esta le estiró los brazos.

—Ay… ¡Estás tan…! Sabi… ¡Eres tú!

—Sí Bri, aquí estoy. ¡Lo siento tanto!

—¿Qué me pasó? —Bridgette estaba angustiada y llorosa. Ciertamente le estaban pasando calmantes por las vías, pero de todos modos era un amasijo emocional y con justa razón— ¡No Puedo Mover Las Piernas! ¡No Las Siento! No me quieren decir cuánto tiempo pasó… ¡Por favor dime!

A Sabine le hubiera gustado negarse, pero por un asunto de deber se contuvo. La verdad nunca es algo fácil de tragar o manejar, pero es verdad y en serio… algo así de grande no es posible ocultarlo. ¿Quién mejor que ella para decirle la verdad? Tomó aire, mientras percibía que las enfermeras y los dos médicos la observaban expectantes.

—Tienes que ser fuerte, Bri. Yo estoy aquí, también Tom… incluso Félix, pero debes ser fuerte. —Sabine se detuvo unos segundos para tragar saliva, sintiendo un nudo horrible en la garganta al ver el rostro de Bri deshaciéndose en lágrima.

—Sabes que lo soy. No me ocultes nada…

—Te atropellaron. —dijo Sabine con calma forzada— Fue una camioneta utilitaria, el conductor estaba ebrio y creo que drogado. Te chocó de costado, te golpeaste contra un poste y casi te repasaron. Tuviste una concusión muy grave y… —la voz le falló por instantes a Sabine antes de proseguir— … una fractura en la columna…

Bri sintió como si la atropellaran de nuevo, y de hecho tuvo flashes del suceso que rápidamente reprimió. Hiperventiló un poco, pero se obligó a calmarse.

—¿Por eso no puedo mover las piernas?

—Así es. —respondió esta vez el médico— Lo lamento mucho mademoiselle, fue un daño… irreparable.

—¿Cuánto tiempo pasó? ¿Hace cuanto no despertaba? —insistió Bridgette tratando de reunir todo el valor que podía. Sabía que la respuesta no le iba a gustar, pero… tenía que saberlo.

—¿Cuánto tiempo crees que pasó? —le preguntó Sabine lo más maternal que pudo.

—No sé. —Bridgette miró por la ventana, sin ver mucho, pero sabía que hacía frío, a juzgar por las vestimentas de todos— Era agosto la última vez que me fijé. ¿Estamos en invierno? ¿Quizás unos meses?

—Tuviste el accidente en agosto de 1999.

—Sí… ¿pasó más tiempo?

—Estamos a 26 de diciembre…

—… pasaron meses. —balbuceó Bridgette asustada. Sabine se mordió el labio.

—… de 2015.

Había pasado mucho más tiempo que un simple cambio de estación. Bridgette abrió los ojos como platos del susto…

… y pronto pegó un alarido que terminó por despertar a todo el piso.

Continuará…

Por

Misao–CG

Publicado el lunes 10 de mayo de 2021


Próximo capítulo: Grandes sorpresas

la vida como que se puso en cámara lenta a medida que el hombre, abogado y ex súper héroe curtido en mil batallas, giraba la cabeza en la dirección de la voz y lo que vio casi le quitó el calor de la sangre. Ahí estaba Bridgette, con los ojos muy abiertos y alertas, fijos en él, despierta, consciente, más hermosa que nunca.

Fue como si le voltearan agua helada en la espalda y en serio tuvo que sujetarse del mueble por temor a caerse. Ambos fijaron la mirada por lo que pareció una mini eternidad en la que hasta olvidaron de respirar. A Bridgette le dio vueltas la cabeza, y tal como en aquella ocasión, mientras más se perdía en la mirada de Félix, más reconocía a su gato…


Notas finales: Del lado positivo, no he matado a nadie, aunque sí creo que he matado a medio mundo del susto. Prometo que los voy a compensar. Creo. ¡Gracias por darme una oportunidad!

Por favor, cualquier error, gramatical o de ortografía, me lo dicen para poder arreglarlo si corresponde. ¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!