La Reina que fue Prometida
Capitulo 2
El sol en el cielo
"La petunia es una flor muy resistente, tanto a los suelos como a las temperaturas. Posee una floración muy generosa, si se desea ayudarla a que se vea más bonita y a estar más sana la podéis ir podando eliminando los bulbos muertos. El significado de las petunias puede ser contradictorio, pero recuerde que el significado de cualquier flor depende de las circunstancias y la relación entre el donante y el receptor. La flor de petunia simboliza la ira y el resentimiento especialmente cuando son presentados por alguien con quien hemos tenido una discusión acalorada. También simbolizan el deseo de pasar el tiempo con alguien porque nos resulta relajante y pacífico. Son un símbolo de no perder las esperanzas."
Año 828. Continente de Marley
"-vez tuvimos suerte, no es probable que pueda soportar otro parto" los murmullos resonaban en los oídos de Rhaella cuando recobraba lentamente la conciencia. A medida que aumentaban los susurros más se intensificaba el dolor en su cabeza.
Con un pequeño movimiento de su cuerpo, las enfermeras se percataron de su estado lucido aproximándose rápidamente hacia ella. Con la resequedad marcando su agrietada boca y la luz del sol filtrándose por las cortinas, Rhaella sentía como si uno de esos nuevos automóviles le hubiese pasado encima.
"Mi señora ¿Puede oírme?" la voz preocupada de la enfermera se filtro con lentitud "Ve a buscar al doctor, me informo que es de vital importancia que lo llamemos tan pronto despierte" la segunda asintió y se alejo frenéticamente.
Rhaella hubiera gritado de frustración si tan solo pudiera "agua, dame agua" su voz rasposa salió como un murmuro que en cualquier momento se quebraría. Con gran diligencia, la auxiliar le acerco un vaso de agua fresca que se encontraba a lado de su cama. "Beba con cuidado mi Señora"
El líquido le picaba la garganta pero no le importaba, era mejor que el dolor punzante entre sus piernas esto se pone cada vez peor pensó, ¿Cuánto tiempo habrá pasado ahora? ¿Cinco días? ¿Una semana? El solo pensar en eso solo aumentaba su ya desagradable migraña. Tal vez ya hayan incinerado al niño, después del penoso incidente con Shaera es lo más probable. Tan pronto llego ese recuerdo lo alejo.
Pensar en su pequeña niña solo comprimía su pecho, los pequeños momentos que pudieron estar juntas siempre serán atesorados en lo más recóndito de ella; pero no era momento para recordar el pasado. Sobre todo uno que lastimaba más fuerte que cualquiera de los golpes de Aerys "-asusto mucho cuando no despertaba, mi señora" la suave voz de la enfermera interrumpió su reflexión.
Cuando Rhaella termino de beber, miro de solrayo a la joven mujer esperando que comprendiera su mirada y la dejara en paz. No necesitaba de sus pobres intentos de animarla, ni escuchar su parloteo innecesario.
Solo necesito dormir. Déjenme quedarme aquí sola. Me lo merezco, yo más que nadie me lo merezco. Permítanme vivir mi duelo como cualquier madre.
Con los ojos entrecerrados Rhaella despidió a la enfermera con un leve movimiento de su mano esperando a que se retirara, cuando esta no lo hizo, lo único que no esperaba era que tomara su mano entre las suyas. Estuvo a punto de decirle que la soltara cuando lo que dijo le cortó la respiración "Felicidades, mi señora, la niña nació sana y evoluciona muy bien" los ojos bondadosos de la enfermera la miraron fijamente con gran gentileza, tratando de trasmitirle tranquilidad.
Apretó su mano con las pocas fuerzas que poseía, en un intento desesperado de confirmar lo que había dicho. "¿C-C-Como dijiste? "Pregunto con una voz trémula Rhaella. "Su bebe nació con 3,400 Kg y 50 cm, tiene un peso y talla más que saludables" respondió alegremente. "Es muy hermosa, mi señora, posee su precioso cabello plateado y estoy segura que cuando pasen los días sus ojos cambiaran el azul de los recién nacidos, al bello violeta que usted tiene".
Dejo de escuchar en el momento que confirmo que estaba con vida, que importaba si se parecía a ella o al mismísimo R'hllor, Mi pequeña está con vida pensó con incredulidad. Ya no sabía si sus lágrimas eran de ella misma o por la maldición de Alyssa. No, son por mi .Se dio cuenta cuando su mano toco su rostro, la secreción era más abundante de lo habitual.
Casi le cuestiono donde estaba su niña, cuando el Doctor ingreso en la habitación junto a dos enfermeras mas. "Señorita Romano será mejor que se retire antes de que mi paciente entre en una crisis nerviosa" nerviosamente la joven mujer asintió y se retiro con rapidez.
Melosamente él medico dijo "No se preocupe señora Rhaella, su hija se encuentra en perfecto estado de salud, me preocuparía mas por usted. Estuvo una semana inconsciente, nos dio un buen susto a todos nosotros".
Como si yo les importara a ustedes, solo les preocupa si su yegua aun puede dar más crías pensó con resentimiento "¿Cuándo podre verla? Pregunto lentamente tratando de detener su sollozo. "Cuando usted se recupere, no es recomendable que la vea en el estado lamentable en el que se encuentra "respondió con soltura.
Por supuesto, una semana durmiendo probablemente hizo estragos en su aspecto ya desmejorado debo de ser un espectáculo para los ojos doloridos pensó son pesar, intento protestar pero un dolor profundo se instalo en su cuerpo como un manto.
"Ahora, si me permite, me gustaría revisarla. Los altos mandos necesitan un informe completo sobre su estado de salud, usted ya sabe mi señora, la misma rutina de siempre" sonrió con picardía. A veces, Rhaella piensa en cómo le gustaría borrar esa estúpida sonrisa de su rostro. Tal vez de ese modo aminorar la palpitación su cabeza que solo aumentaba cuanto más abría la boca este idiota.
Pero solo sería como ellos ¿verdad? Reflexiono con disgusto, mientras que el Doctor y las enfermeras maniataban su cuerpo como un muñeco. Alguien que solo sabe usar la fuerza bruta y la barbarie. Definitivamente no. Ella era mejor, una mujer, tiene que hacer lo que mejor sabe. Tiene que resistir. Quejarse o discutir era inútil y una pérdida de tiempo. Eso fue lo último que pensó antes de sumergirse de nuevo en la oscuridad.
Cuando Rhaella despertó, lo hizo por el olor de té de manzanilla que emanaba de una tetera. Se encontraba en su habitación, era mediodía y el sol deslumbraba con su insoportable calor de verano. Junto a su cama, Joanna Lannister la observaba. La sorpresa asomándose en sus ojos verdes esmeralda y sus agraciadas facciones.
"Me parece que no tenias que dormir tanto tiempo ¿o sí Rhae?" la voz juguetona de Joanna lleno el dormitorio infestado de flores si había observado bien. Margaritas, girasoles, rosas de todos los colores abarrotaban los floreros en su mesa y ventanales. Rhaella sonrió con sinceridad y antes de preguntarle cuanto tiempo había estado inconsciente, Joanna le había acercado un vaso de agua que bebió con gran avidez.
"¿Sabes?, deberías hacer que tus sirvientes te preparen una limonada sin azúcar todas las mañanas. De este modo no solo te hidratarías también podrías aumentar las defensas de tu cuerpo, o eso escuche de la matrona" dijo despreocupadamente, a sabiendas de su desprecio por la falsa preocupación de los demás.
"Podría, pero sabes que no me gusta lo amargo" respondió con diversión. Tenía suficiente de amargura en su vida como para también tener que comerla, prefería en cambio unas dulces tartas de frutillas. Dulces, como sus pequeños bebes.
Frunció el ceño ante el pensamiento, y pregunto lo que la carcomía por dentro "¿Cómo esta?" "Ella está muy bien, sabes que detesto a ese tonto tanto como tú, pero él tiene razón" dijo con preocupación. Joanna la miro con inquietud y entonces supo que tal vez la suerte entre ella y sus bebes se invirtió.
"Perdiste mucha sangre esta vez, el que hayas sobrevivido es un milagro dijeron" respondió mientras que le pasaba un trapo húmedo por el rostro con delicadeza, apartando los rastros de sudor y lagrimas. Se siente muy diferente cuando te cuida alguien quien te ama pensó con nostalgia.
"También sabes que sería la primera persona en traerte a esa preciosura para que la sostengas en tus brazos, pero debes prometerme que no harás algo inapropiado. No solo por ti, por ella igualmente" susurro con desazón. "Ya lo sé, no cometeré nada estúpido, te lo prometo "la angustia era palpable en su voz. "Te lo garantizo Joanna, no tienes nada que temer". Por supuesto, no haría nada para dañarla. ¡Soy su madre por el amor de R'hllor!
Joanna sostuvo sus manos, escudriñando en sus ojos algún indicio de lo que sea qué buscaba y asintió ligeramente retirándose fuera de sus aposentos.
Al quedarse sola, Rhaella pudo observar mejor su entorno. Cuando era niña las flores siempre habían sido motivo de regocijo, ahora el solo mirarlas mucho tiempo provocaba que todo el resentimiento y dolor resguardados en su interior incrementasen. El aroma de la infusión de manzanilla se tornaba pesado e impregnaba sus aposentos. Antes, los jardineros tenían la costumbre de plantar manzanillas cerca de plantas debilitadas y dolientes para fortalecerlas ¿Qué significa eso para mí?
Debió estar muy cansada, porque despertó cuando escucho el familiar lloriqueo de un infante. Joanna mecía suavemente un pequeño bulto entre sus brazos que extendía sus diminutos brazos hacia ella .Tiene pulmones fuertes, fue lo primero que pensó. Cuando se dio cuenta que estaba despierta se acerco a ella, en ese preciso momento Rhaella sintió que se le detenía el corazón.
Con la respiración entrecortada y las lagrimas fluyendo por sus mejillas, Rhaella pudo vislumbrar el rostro de su bebe que Joanna extendía con mucha delicadeza. Las manos le temblaban, aunque no sabía si era por la emoción o por su debilitado estado. Mientras que su querida amiga acomodaba a su pequeña en sus brazos, un profundo suspiro escapo de sus labios.
Es tan pequeña…pero no demasiado. No como sus hermanos ¿Por qué los bebes son tan indefensos? ¿A caso no se dan cuenta que llevan el corazón de sus madres en sus pequeñas manos? El corazón de Rhaella fue pisoteado y aplastado tantas veces que el solo recordarlo duele tanto, solo deseaba arrancárselo y obsequiárselo a las pequeñas sombras que seguían sus pasos.
Es más de ellos que mío después de todo, pensó con tristeza. Como el resto de mí.
La bebe, que había estado gimoteando cuando la sostuvo, dejo de llorar y abrió sus pequeños ojos aun con diminutas lágrimas. Rhaella en su búsqueda de información sobre los recién nacidos había leído que, al nacer, los bebes poseían una agudeza visual limitada; es decir, no distinguían muy bien su alrededor. Por lo tanto debían guiarse por el resto de sus sentidos, ellos podían reconocer la voz y el olor de su madre.
Tal vez, por ese motivo, su pequeña empezó a moverse inquietamente hacia su pecho olfateando el aroma de su leche materna, que empezó a gotear al momento de oírla llorar. Rhaella destapo su seno izquierdo y de inmediato se prendió a él.
Un familiar sentimiento se instalo en su interior, por supuesto, no era su primera vez amamantando. Pero se sentía raro. No, raro no. Más bien como un dolor sordo. Que penetra silenciosamente en mí.
No el dolor primerizo cuando se da de lactar ni las molestias de sus senos hinchados y endurecidos por la cantidad de leche, que muchas veces fue necesario soportar cuando no había a quien alimentar. Esperando con una impía lentitud a que se seque. Porque, sencillamente, Rhaella no podría soportar permitir que las manos frías de la matrona tocasen sus sensibles pechos para extraer de ellos lo que debería ser el primer bocado de sus hijos.
Oh, con qué es eso. Duele, como duele no amamantar a sus bebes muertos.
Tuvo que reprimir el lacerante sollozo que se escapaba de su garganta, el nudo era asfixiante. Pero el liberar lo que sentía solamente angustiaría a su bebe, después de todo, ellos sienten a flor de piel los estados de ánimo de sus madres; como bien tuvo que aprender por las malas Rhaella.
Con ternura acaricio las finas hebras plateadas en su cabeza, tanteando el contorno de su rostro, sus pequeños orbes fijados en lo indiscernible de su propio semblante; a lo mejor tratando de descubrir si ella era su madre. Sonrió con sinceridad entre lagrimeos ante el pensamiento. Cuando tomo su diminuta mano con la suya, inspeccionándola, ella sujeto su dedo pulgar; apretándolo con la solidez que solo podría tener un recién nacido.
Eso fue todo
No pudo tolerarlo más. Ese estrujón, estremeció todo su ser. El lamentable gemido que estuvo conteniendo se disparo tan rápido que no pudo detenerlo. Joanna viendo atentamente todo lo que sucedía, fue a su encuentro para evitar que cometiera alguna imprudencia.
"Mírame, Rhaella, no pierdas la calma. No ahora que la tienes entre tus brazos" dijo con precisión. La niña empezó a inquietarse y se desprendió del pezón, con un leve puchero formándose en sus rasgos; iniciando un tenue gimoteo. Pues como no iba ser así, las lagrimas de su madre caían en rostro.
La joven progenitora lucia como una fuente rota, no pudiendo frenar el torrente que eran sus mejillas. La sensación era demasiado palpable para ser encarcelado, como constantemente hacia a diario con sus sentimientos. "N-n-no puedo, Joanna" respondió, el desgarro ligado en su descargo, inhalando bruscamente. "¿Qué pasara si no lo logra? ¿Si no lo consigue? ¡Todos mis niños no sobrepasan los seis meses de edad! ¡No podría soportarlo, no de nuevo! No otra vez, por favor. No dejes que suceda". Lo que deberían ser gritos desesperados, eran susurros desfallecientes en la voz de Rhaella.
Joanna solo pudo observar su declaración, con sus manos bordeando el cuerpo de la niña, si la solloza mujer la soltaba. Las palabras de su amiga ya empezaban a hacer estragos en su mente. No era fácil escuchar los lamentos de una madre después de todo, incluso para ella. No obstante, era necesario templar el temperamento actual de Rhaella; debía evitar que el Medico notase su deplorable estado mental.
Si se diese cuenta, había una gran posibilidad que considerara a su amiga no apta para cuidar de su propia hija; separándola de ella. Algo que definitivamente la destruiría, de eso estaba segura.
"No sé si lo logre" seguía afligiéndose Rhaella. Era raro este comportamiento. No algo que se miraba todos los días. Verla completamente vulnerable, cuando todo lo que veías en ella era una resignada obediencia. Bueno, supongo que perder tantos hijos provoca esto pensó con furia Joanna.
Con la resolución endureciendo sus agraciados rasgos "Puedes" dijo Joanna. Los hinchados ojos la miraron con cansancio. "Por supuesto que lo lograras. No pretendo saber lo que sientes ni el martirio que tuviste que sobrellevar por tu deber a esta nación. Pero si se una cosa, que tu eres Rhaella Targaryen. Descendiente de los grandes domadores de dragones, quienes enfrentaron a los demonios Eldianos hasta hacerlos retroceder con fuego y sangre. Eres más fuerte que esto, mas grande que toda la mierda que fue arrojada a tus pies desde el día que naciste." con una fuerte exhalación, la esposa de Tywin Lannister prosiguió.
"La admirable señora Rhaella, de la que todas las insulsas mujeres de esta mugrienta ciudad olvidada por R'ollor; envidian la templanza y sobriedad con la que sobrelleva todos los aspectos de su vida, tanto públicos como privados. La mujer que ahora se deshace en lágrimas no es ese roble de mujer. Puedes llorar todo lo que creas que es necesario, ese pequeño lujo te lo puedes permitir, pero cuando salgas de este cuarto a enfrentarlos de nuevo debes hacerlo con la espalda enderezada y con todas tus armas afiladas."
"No te doblegues porque buscaran cualquier abertura para hacerte daño y eso lo sabes mejor que yo, pero debido a tu estado es mi deber como tu querida amiga y confidente recordarte lo que mejor sabes hacer, lo que las mujeres mejor sabemos hacer" los orbes violetas y verdes se observaron, ambas reconociéndose, a sabiendas de lo que esa declaración implicaba. "Debes resistir" de todos modos Joanna lo aclaro. "Si te muestras vulnerable te alejaran de tu niña, aun mas de lo que ya lo hacen." Esa afirmación empapada en saña, con el único objetivo de alejarla de su entumecimiento.
Sin embargo, parece que logro su cometido, puesto que Rhaella detuvo abruptamente su llanto sosteniendo con más firmeza el bulto en sus brazos. Respirando lentamente, tratando de tranquilizarse, la esposa de Aerys Targaryen alternaba su mirada entre Joanna y su hija. "La arrogancia de un Lannister" comento con un falso desdén "desnudo mi corazón ante ti y me pides que lo encierre con candado. Solo tú, harías tal cosa". Rio sordamente, incomodando a la mujer Lannister.
"Pero sabes que tengo razón." Replico sirviendo un vaso de agua para su amiga y acercándoselo. "Lo sé, claro que lo tengo en cuenta" respondió, lista para beber del vaso que le ofrecían. Tenía sed. La cabeza le iba a explotar luego de tanto llanto pensó con frustración.
Luego de beber, con un pañuelo húmedo refregó el rostro de su amiga, contemplando al infante. "Tengo el presentimiento que esta niña lo lograra, nació durante la peor tormenta en la memoria viva, eso tiene que ser una señal". Debía sobrevivir, solo los dioses sabían si Rhaella aguantaría enterrar otro hijo.
"Es tan hermosa, solo deseo estar así para siempre". Las ojeras eran profusas en su rostro, sus plateadas hebras lucían sin lavar y una enfermiza palidez la enmarcaba. Pero aun así, el fugaz destello en sus ojos al atisbar a su hija iluminaba su melancólico semblante. El amor de una madre. ¿Qué mas podría ser?
"Los niños necesitan a sus madres para subsistir, debes mejorarte por ella si no es por ti misma". Susurraba Joanna colocando su mano en el brazo de Rhaella. Realmente necesitaba comer más, estaba muy delgada.
"Me encargare personalmente de que comas lo suficiente para que te repongas lo antes posible y no me importa si-"
"¿Cómo debería nombrarla? "Interrumpió con somnolencia Rhaella.
"¿Ehh? ¿Cómo llamarla? Bueno, no cualquiera nace en medio de una tempestad. Necesitara un nombre como tal, podrías nombrarla como la Bondadosa Reina Alysanne o la Reina Visenya. Por su puesto también-"
De las innumerables mujeres de su familia, las grandes reinas o las olvidadas damas que desaparecieron al morir en la cama de parto, la que más llamaba la atención de Rhaella era la princesa Daenerys Targaryen.
La hermana del Rey Daeron, cuyo matrimonio término la guerra con Dorne al casarse con Maron Martell. La princesa de la paz. La historia demostró que ambos se amaron a pesar de ser de distintos reinos. Los famosos jardines de agua fueron un regalo de Maron a su esposa después de todo.
Daenerys
Dany
Si ese me gusta mucho
"Daenerys" susurro Rhaella sin apartar la mirada sobre su hija, recostándose junto a ella. Era natural para Joanna darse cuenta cuando no la estaban escuchando, por lo que se acerco a cerrar las cortinas. Los rayos del sol eran molestos incluso para alguien que adoraba los días cálidos.
"¿Qué te parece Joanna?"
"¿Daenerys? Es un bonito nombre. Aunque tiene cara más de Alyssane" Comento sentándose al borde de la cama. Ya era hora de llevarse a la niña a su habitación con sus enfermeras. No quería tener que lidiar luego con Aerys.
Mi pequeño dragón, mi querida Daenerys, tu madre siempre estará a tu lado. Rhaella acerco su rostro al de su bebe, sus interminables lagrimas manchándola. "Te prometo que serás tan amada como tu tocayo". La bebe gorgoteo alegremente ante sus palabras, robando una sonrisa del rostro de Rhaella antes de dormirse por el cansancio.
Con cuidado, Joanna tomo a la recién nacida sobando su pequeña espalda para que eructase. Después de todo había sido alimentada recientemente. "¿Qué te parece si nos vamos a dormir, bebe? Tu madre está muy cansada" murmuro con júbilo saliendo de la alcoba, no sin antes observar con afecto a Rhaella. Nunca estarás sola mientras yo esté contigo, te lo prometo Rhaella.
Nota de la autora
¡Hola! ¡Buenas noches! No he escrito nada después de este capítulo y hace 2 semanas empezaron mis horribles clases virtuales por lo que no sabría cuando hare el tercero. Este Fanfic nace de una imagen mental que tuve al mirar Juego de tronos y eventualmente la saga de libros de Canción de hielo y fuego al mismo tiempo que veía Shingeki no kyojin porque ¡Vamos! ¿No es interesante el enfrentamiento entre dragones contra titanes? Además de los personajes de ambas obras interactuando entre sí o mejor, enfrentándose. Sin embargo, es medio complicado combinar ambos mundos porque se rigen por sus propias reglas ¡Por favor, sean amables si me dejan críticas!
¡Pregunta! ¿Se imagina si Tywin Lannister era un militar Marleyano? Porque estoy segura de que si él era el general Calvi de Marley, Paradis no hubiera tenido oportunidad. Hubiera bombardeado toda la isla antes de enviar a los guerreros a buscar al titán fundador. Es más, no enviaría niños a una misión tan importante.
Review
Sansa: ¡Toda la verdad! Necesitamos más cruces entre estos dos. Cuando quise leer fanfics de este tipo me impresiono un poco que hubiera solo 4 historias (sin contar esta) en esta plataforma. ¡Esperemos que más personas se animen a escribir este tipo de crossovers! Gracias por leer ¡Saludos!
Por último y no menos importante
Los personajes de Shingeki no Kyojin y ASOIAF no me pertenecen, son creaciones de sus autores.
Atte: Elia99
¡Hasta luego! ¡Gracias por leer!
