El día anterior había estado lleno de sorpresas nada gratas para Tokaku, ahora ella tendría que actuar como el perro buscador de esa chica y no solo eso, tener un ojo pendiente en la clase negra la cual iba a comenzar en marzo, no sabía cómo procesar todo lo que pasaba cosa que se notó en el hecho de quedarse despierta toda la noche ya que su mente fluía cuál río. Cuando los primeros rayos iluminaron en tonos fríos la habitación, Tokaku se levantó y tomo el teléfono, era hora de llamar a su antiguo maestro.

— ¿Para qué me hablas? Creí que ya había sacado a la basura hace mucho—. A este punto de su vida sabía que su mentor era un bastardo.

—Angel Trumpet ¿Qué fue de ella? Quiero saberlo todo—. Las palabras de la mujer que estaba con Crow el día anterior le habían llamado mucho la atención.

—Oh pequeña basura ¿Cuánta codicia es demasiada?—. Otro acertijo ¿En serio se pondría a hablar de acertijos ahora? —No tengo tiempo de juegos, solo habla—. Una carcajada del peliblanco se oyó del otro lado de la línea.

—Veamos veamos, nunca dejo Datura, es ahora la sub directora de la organización y se encarga de los asuntos administrativos. Dime, mi no tan estimada alumna ¿Qué piensas hacer?—. Tokaku suspiro, se enfrentaba a alguien poderoso. —En primero, no soy tu alumna, segundo ¡No te incumbe!—.

Su mentor solo rio de nuevo. —Nunca te vas a graduar de la escuela de la vida por actitudes como esas, solo eres una idiota, como siempre, actúas como la falla que eres, que ridículo. —. El hombre colgó pero al menos ahora sabía bien con qué tipo de enemigos se enfrentaría, nuevamente le resultaba repulsivo el tipo de persona que era Hitsugi.


—Tokaku, no deberíamos actuar con esta imprudencia—. Haru, tenía bastante razón en ello, estaban en aquel lugar de paredes blancas, casi un laberinto blanquecino y de olores químicos fuertes, se habían adentrado en la boca del lobo, a la organización despiadada de nombre Datura, oculta bajo la fachada de un laboratorio químico más.

—Yo no me iré de aquí sin respuestas—. Finalmente Tokaku tomo de la mano a Haru y juntas llegaron a la dirección siguiendo los carteles e indicaciones, Tokaku abrió con fuerza la puerta solo para encontrarse con alguien normal a primera vista, no era quien buscaba. — ¿Dónde está Kirigaya Hitsugi?—. Cuestionó Tokaku antes que el hombre pudiera hacer algo. —En pasillo de la izquierda, hay una puerta oculta entre la de mantenimiento y la que va al reactor B—. Tokaku de inmediato camino a paso rápido encontrando ambas puertas y un desnivel sospechoso en la pared. — Detrás de mí Haru—. Ordenó a su esposa, está visión resultaba nostálgica en cierto modo para Haru.

La puerta oculta se abrió dejando ver más pasillos blanquecinos aún, está vez había un fuerte olor a toxicidad en el aire, las ventilaciones eran más grandes incluso, Haru volteo a ver a una y por un momento vio algo raro en una, como si una sombra se asomará, esto le hizo sentir el suficiente miedo como para aferrarse al brazo derecho de Tokaku. —Lo que faltaba, más pasillos—. Algo tenía claro Tokaku, cualquier persona que se encontrará ahí sería un asesino y muy probablemente tratarían de asesinarlas, la cautela era primordial en este momento, la luz de los focos solo hacía más pesada la búsqueda de la oficina de Hitsugi; para Tokaku ya era cansino y doloso en los ojos.

Finalmente, una puerta con su nombre escrito.

«Kirigaya Hitsugi» Tokaku con su imprudencia de siempre no toco la puerta solo la abrió lentamente para toparse con una escena algo rara.

Cuatro personas en total en la habitación, Hitsugi en el centro de su escritorio y otras tres uniformadas en el suelo ayudando con el papeleo. — ¿Quiénes son ustedes? No tienen el uniforme—. Preguntó Hitsugi, el tono de voz que poseía había dejado de ser infantil, ahora era maduro y hasta podría dar una sensación de agresividad. — ¿Te suena el nombre de Azuma Tokaku?—. Hitsugi solo sonrió y se levantó de la silla revelando así que ya no era la misma Loli de medio metro, ahora a cálculos rápidos de Haru sería como de un metro noventa. — ¿Qué te atrae aquí Tokaku? Creí que te alejarías de todo esto junto con Haru—. Preguntó la mayor en altura. —Digo lo mismo, sigues siendo la misma persona retorcida de antes, me sorprende que Chitaru siga contigo—. La sonrisa de Kirigaya se desvaneció dejando solamente una mirada vacía y opaca. —Creo que eso no es de tu interés Azuma... Lust, Glutonity, Envy, retírense, hora libre—. Los tres uniformados acataron la ordenanza saliendo así de la habitación. — ¿Cómo llegaron? Y principalmente ¿Que quieren?—. Ahora que estaban en solitario, Tokaku pudo percibir el aroma que tanto detestaba, mar podrido, pero en Hitsugi era peor. «Huele como el infierno» pensó, aquella a la que una vez le dieron el apodo de "Angel" era ahora un demonio del más profundo Gahena.

—El tipo que estaba en la dirección falsa nos lo dijo y busco respuestas, ¿Qué relación tienes con Haitori? No es mera relación comercial ¿Por qué tú propia hija quiere acabar contigo?—. Hitsugi solo mantuvo su siniestra sonrisa mientras volvía a la silla del escritorio. —Gracias por decírmelo—. Hitsugi tomo su teléfono y escribió, sin saberlo, Tokaku había condenado a un inocente a morir. —No esperes que diga algo tan importante así como así, en cuánto a lo otro, no me interesa lo que sea que Kisaragi tenga planeado, no es más que una traidora de su propia sangre y familia. —. Haru se sentía confundida, ¿Por qué Hitsugi se refería a Hiiragi como Kisaragi? Pregunta que tal vez estaría resuelta pronto. — ¿Tienes algo que ver con lo de hace diez años?—. Tokaku tenía la esperanza de que tal vez Hitsugi supiera algo de la masacre del clan Azuma. —Creo saber a qué te refieres, pero no tengo información alguna, solo sé que Haitori lo hizo y está muy orgullosa de eso—. Las sospechas iniciales de Tokaku fueron confirmadas por alguien cercano a aquél demonio en cuerpo de mujer. La de ojos fríos quería hablar, preguntarle porque si se trataban de vidas humanas arrebatadas injustamente ella seguía con una sonrisa en la boca, le daba asco, gracias a Haru había aprendido cual irremplazable e importante era una vida y frente a ella tenía alguien que nunca aprendió eso. —Me sigue sorprendiendo que Chitaru siga contigo, supongo que es una idiota—. La sonrisa de Hitsugi se desvaneció por completo. —Vaya que permitir que su esposa trate como basura a una de sus hijas no demuestra más que no sabe quién eres, incluso ahora, le sigues mintiendo—. Un golpe en seco hizo que el matrimonio Azuma retrocediera, Hitsugi había golpeado su escritorio y no solo eso había dejado un agujero con la forma de su puño en este. —Primero, se infiltran sin permiso alguno, luego vienen haciéndose las detectives como Kisaragi y ahora eso—. Aquél demonio de ojos amarillos se volvió a levantar y con esto Tokaku fue capaz de sentir la agresividad que desprendía. Con un veloz movimiento saco su pistola, esta vez no se detendría a mediar palabras, si Haru lo sugería no le haría caso, esto era peligro real y lo sentía en cada parte de su piel.

Disparó 3 veces al pecho de Hitsug su cabeza.

Sin embargo, no broto sangre alguna.

—Debo de darle las gracias a Sumireko por este traje—. El smoking de Hitsugi se encontraba roto por los disparos además de tener sus brazos cubriendo su cabeza, los casquillos se encontraban en el piso y ahora, prestando más atención, el demonio tenía una especie de armadura negra debajo del traje y por lo anterior no solo la tenía en el pecho, tal vez en todo el cuerpo. «Así que por eso usa guantes» ahora todo tenía sentido para Haru.

El matrimonio Azuma sabía que debía escapar, tal como Haru sospechaba, se habían metido en la boca en un mega quilombo. Tokaku tomo la mano de Haru y dando media vuelta comenzaron a correr en busca de la salida.

Hitsugi presionó un botón que había en su escritorio y hablo atreves de la bocina al lado. —Hay dos intrusas, una de pelo azul y otra pelirroja, no las quiero vivas, solicito que la unidad jäger y todos los demás vayan tras ellas—. Sus palabras se escucharon por todos los altavoces de la organización y por ende también el matrimonio Azuma escuchó.

No duraron ni 10 segundos huyendo cuando sintieron pasos tras ellas acompañados de disparos. — ¡Abajo!—. Tokaku tumbo a Haru contra el piso salvándose así de una ráfaga de disparos llena de veneno. —Tenemos que salir rápido—. Ahora volviendo a correr, Tokaku sentía que realmente aquel lugar era un laberinto, como si cada sala, cada pasillo, cada cuarto se repitiera gracias al color blanco, teniendo de tras varios asesinos tenían que defenderse así que Tokaku recargo su arma y volteándose comenzó a disparar, Haru cubrió sus oídos al escuchar de tan cerca nuevamente el sonido sordo del arma la diferencia es que está vez tuvieron el deleite de escuchar la sangre gorgotear y caer de la garganta, cuello o pecho de los asesinos de los cuales los restantes se detuvieron a auxiliar a sus compañeros, tenían paso libre para avanzar ahora.

—La salida está cerca—. Dijo Tokaku con el fin de calmar a Haru, si bien era cierto, no estaban más que a medio camino de esta.

—No se escaparan, mi "papá" me dio órdenes, y las cumpliré—.

Voltearon a sus espaldas, esa chica era una de las que estaban en la oficina de Hitsugi, de cabellos verdes y unos ojos azules que si bien eran fríos no actuaban más que como una máscara al igual que su cubre bocas de color morado.

— ¿Quién eres tú?—. Tokaku apuntó con su pistola a la cabeza de la joven. —Kamakiri, pero me dicen Lust, ¿Y ustedes son los enemigos de "papá", no? Debo de acabar con ustedes. —. La chica corrió y salto sobre Tokaku la cual disparó sin tener en cuenta que ya no tenía balas en su arma sin embargo un golpe en la nariz logro separarles lo suficiente para que Tokaku sacará su katana de la empuñadura de su cinturón, la de cabellos verdes también mostró su arma, cuchillas tekko-kagi; nuevamente Lust salió disparada cuál bala hacia Tokaku, con la tekko-kagi de su izquierda logro atrapar la katana y con la derecha logro causar una herida en el abdomen de Tokaku la cual hubiera Sido atravesada si no fuera porque Haru dio un golpe contra la nuca de Lust causando que se distrajera y la katana quedará liberada, Tokaku de inmediato atravesó un costado de Lust esto porque la última logro moverse y aminorar los daños en sí misma. Su sangre fluyó por la hoja y empuñadura de la katana dando un espectáculo sádico y curioso al ver cómo su sangre de roja pasaba a morado debido a la oxidación de esta, también era curioso el ver cómo se aguantaba el dolor.

—Haru, vámonos—. Tokaku saco la katana del interior de la chica dejándola herida y desangrándose. —Pero Tokaku—. Para Haru cualquier vida valía, incluso la de la chica. —No, ni lo pienses—. Dijo enojada la mayor tomando a Haru del brazo.

—Envy, lleva a Lust a la enfermería, yo me encargó—.

La huida del matrimonio fue obstruida por ambos lados, detrás estaba una persona monocromática con una máscara de mismos tonos, enfrente, una mujer con un bozal muy particular en la boca.

— ¿Tú, eres Glutonity?—. Preguntó Tokaku cuando observo a la antes nombrada abrir el cierre del bozal. — Según la normativa no eh de revelar información confidencial—.

Haru volteo hacia atrás solo para observar al hombre monocromático moviéndose rápidamente con la chica en brazos, enfrente de ella estaba aquella que ahora sería su oponente. La velocidad de Glutonity era mayor a la de Lust y esto fue notado rápidamente por Tokaku cuando recibió un golpe en la boca del estómago, trato de reaccionar golpeándola con la katana pero fue en vano ya que la katana quedó atrapada entre las fauces de Glutonity y con una mordida dejo en claro que era la gula en estado puro ya que la katana se fisuró no sin antes dejar sangrando a la chica.

—Mi sabor, es delicioso, combinado con el acero es un buen sazonador—. Soltó la katana y se relamió los labios. Por primera vez en mucho tiempo Tokaku se sentía en gran peligro, esa tipa había dañado la única arma que ahora les quedaba y no solo eso, se le notaba la locura a kilómetros. — ¡Haru!—. Tokaku salto y golpeó con fuerza la cabeza de Glutonity contra una pared dando así valiosos segundos para continuar su camino. —Ja Ja Ja Ja Ja Ja, tal vez tuviste oportunidad con Lust por ser novata, pero yo, ¡Soy una auténtica cazadora!—. Nuevamente el matrimonio tenía a alguien persiguiéndoles y esta vez era muy diferente debido a la velocidad de la chica, si no fuera por la diferencia de metros que hizo la patada de Tokaku ya las hubiese alcanzado. Haru volteo por un momento y fue ahí donde cuál tigre, Glutonity salto sobre ella, Haru se defendió de inmediato poniendo su brazo de defensa y luego, cuando sintió la peor mordida de su vida, pateó a la chica contra la pared. Tokaku se detuvo en seco y desgarró una manga de su traje, le habían arrancado un trozo del brazo a su amada, la desesperación en Tokaku era palpable, no podía ser verdad, se sentía idiota al haberla arrastrado con ella a este lugar, idiota por no haberla protegido nuevamente, ahora aquella cicatriz que quedará sería un recuerdo asqueroso, por su lado, Haru sentía bastante dolor pero cubrió su boca para no gritar ¿Y cómo no hacerlo? Faltaba un buen trozo ahí, no había Sido cortado con algo, si no arrancado por los dientes de un demonio el cual ahora estaba frente a ellas aun masticando el trozo que tenía en la boca. —Con que así sabe una abeja reina, es un sabor tan tan dulce, si así sabe un corte tan imperfecto, ¿Cómo sabrán tus costillas en salsa de barbacoa? ¿O prefieres que te coma a la parrilla?—. En sus ojos se veía un brillo de disfrute, como si realmente estuviera comiendo la mejor carne del mundo, cosa que molestaba totalmente a Tokaku quien sacó sus fieles cuchillos y con precisión dio en el blanco, clavando a Glutonity a la pared por el cuchillo en su hombro, solo así Tokaku y Haru pudieron ver la tan anhelada salida sin embargo sus esperanzas de salir fueron destruidas cuando vieron a Hitsugi parada tras está.

— ¿Creyeron que sería tan fácil como en la clase negra? Pues ya ven que no, quiero que me digan. ¿Que pretendían con decirme todo eso?—. Tokaku solo quería escapar, quería ver a sus hijos, quería seguir viviendo, ya había visto suficiente locura y había confirmado que Datura era un infierno en la tierra. — Cállate, solo dije la verdad de lo que veía, veremos qué piensa Chitaru de ti cuando sepa todo esto, eres realmente retorcida, me das asco y ganas de vomitar—. Por la entonación de Tokaku, Hitsugi supo que había logrado su cometido de llevarlas cerca del límite, finalmente habían dañado a su amada Haru.

Hitsugi sonrió de forma cínica al ver la sangre escurriendo del torniquete de Haru y ver a Glutonity clavada en la pared unos metros al fondo. —Tokaku, Tokaku, todas estamos buscando nuestra última oportunidad, yo hago todo esto por el bien de mi familia, no creo que lo entiendas porque a diferencia de tú, yo lo hago de forma consiente—. Tokaku fue golpeada nuevamente en la boca del estómago esta vez sacando sangre en el proceso, no tenía forma alguna de defenderse, un cuchillo no serviría, ¿Su cuerpo mismo? Se rompería a causa de la armadura de Hitsugi, pero entre tanto dolor físico que la llevo a hincarse se le ocurrió algo. Si Hitsugi era capaz de romper cosas muy duras, podría romper la pared y dejar una salida o mejor aún lograr torearla para que dejara la salida libre.

—Eso no es cierto, yo lo hago porque amo a Haru, tú no sabes nada, alguien como tú no conoce de amor, tú eres un demonio que engaño a un corazón noble como el de Chitaru—. Hitsugi sintió como la sangre le hervía, a la final...estaban diciendo la verdad, si las dejaba vivas iban a romper lo que tanto le costó construir pero antes de eso, ella las rompería primero, cegada por la ira a causa de su avaricia las embistió y en ese momento Tokaku hizo un esfuerzo sobre humano para quitarse del camino junto con Haru y por fin lograr salir; Hitsugi había fallado su intento, ahora realmente se sentía furiosa, volteo en dirección a las mujeres que ya se encontraban como balas dejando la organización y corrió tras ellas, rompió una que otra oficina de paso, su traje estaba envuelto en polvo y algo de sangre por los escombros caídos sobre ella, por su lado Haru tuvo un no muy agradable recuerdo de cuando Banba la persiguió con su martillo.

Ahora estaban fuera, Hitsugi había sido detenida por un hombre en la entrada, un hombre que desprendía una vibra rara para ese lugar, el olor del sol, Tokaku lo pudo sentir en aquel individuo.

—Deberíamos llamar a Hiiragi y reportarle esto—. Sugirió Haru que ya había dejado de sangrar como antes.

—Nos matará si lo hacemos, Haruki me dio su número cuando llevamos a Byakuren al hospital—. Ahora a unas cuadras de distancia, Tokaku saco su celular.

— ¿Haruki? Larga historia...llama a todas, nos reuniremos de emergencia en el bar que está por la avenida del centro...si, ese bar...en dos horas, debo de llevar a Haru al hospital...luego les explicó. —. Finalmente podían tener un respiro.


—Y esa es la historia—. Finalizó Haru mostrando su brazo vendado.

—Entonces, sugiero que tratemos de poner a Chitaru de nuestro lado, si ella deja a Hitsugi, Hitsugi caería y con ella un pilar de la triada del mal—. Sugirió la siempre lógica Kouko.

—Lo mismo pensaba, pero de nosotras no creo que lo acepte, tal vez si lo hace Shiena pueda que sí—. Dijo Tokaku y Shiena volteo de inmediato. —Era obvio que le traías ganas a Chitaru en la clase negra y se llevaban bien, así que por eso—. Tokaku habló antes de que Shiena pudiera hacer algo.

—Lo sé, pero no me gustaría involucrarme más con Hitsugi, esa tipa me envenenó, está loca—. Haruki se rió.

—Dices que está loca pero mira, acabaste con una loca peor 3—. Dijo Isuke uniéndose a la conversación, ahora Shiena se sentía pequeña y juzgada. —Está bien, lo haré, pero todas ustedes me acompañaran y que sea la otra semana, hay probabilidad de que Hitsugi tenga la guardia alta y no quiero morir, suficiente tengo con estar casada con Otoya—.

A Shiena no le quedó de otra más que aceptar, por su lado Otoya se sintió ofendida por el comentario, pero tenía razón, aun así no se quedaría callada. —Mira el lado bueno Shiena, te hice rica—.

— Cállate con eso, otra vez vas a dormir en el patio—

—Parece que alguien no acato como debía mis indicaciones—. Aquella de ojos soberbios estaba frente a Hitsugi. —Tu que vas pintada del dolor de cientos no deberías decirme nada, Haitori—. Se justifico al instante. Haitori solo suspiro y se retiro, ya era de noche y debía volver a ver a Byakuren al hospital. —Crow. quiero que vigiles bien a esa codiciosa—. El cuervo a su lado asintió con la cabeza. —De todos modos no creo que lleguen muy lejos, tarde o temprano estarán frente a esa chica con complejo de Juez—. Advirtió el cuervo. —Tienes razón, pero tu sabes controlar a esa chica también—.


Me quiero morir banda, tengo problemas feos con la plataforma, mateeeenmeeeeee ya no quiero vivir a la verga. En otras noticias, muchos saben que Otoya esta re loca, pero pocos saben que Hitsugi esta peor hablando desde un punto de vista psicologico y psiquiatrico y criminologo , antes de realizar el fic investigue un chingo de mamadas para hacer lo mas creible posible la sociopatia de Hitsugi, pero dios, amo a la loli.