"Rose se ha ido" Dijo Rachel, al tiempo que entraba corriendo al salón de la Mansión Wayne, donde estaban el resto de los Titanes.

"¡¿Que!?" Dick se levantó de golpe "¿Que significa que se ha ido?"

"He ido a su habitación para ver como estaba o si necesitaba compañía, pero no había nadie, y no la encuentro por ninguna parte" Explicó Rachel.

"Tal vez solo quería alejarse un rato de aquí" Sugirió Gar, intentando sonar optimista "Todos sabemos cuanto le ha afectado la muerte de Jason y sin duda estar en esta Mansión solo lo ha empeorado todo"

Dick quería pensar que se trataba de eso, pero por otra parte...

"¿Alguno de vosotros sabe si Rose tiene su traje, o lo ha dejado en San Francisco?"

Todos lo miraron sorprendidos y extrañados.

"¿A que viene esa pregunta?" Quiso saber Hank "Ninguno de nosotros hemos traído nuestros trajes?"

"Si. Hemos venido por un funeral" Le recordó Donna "¿Por que crees que Rose lo habría traído?"

Dick tenía una expresión mortalmente seria "Para poder colarse en Arkham, sin que nadie la reconociese, y dar con el Joker"

Un silencio atónito reinó en el ambiente, mientras todos consideraban esas palabras.

"¿No estarás insinuando que Rose quiere...?" Empezó Kory, pero Dick la interrumpió.

"Su padre la entrenó para matar. Y ella estaba enamorada de Jason. ¿De verdad creéis que no sería capaz de hacerlo?"

Y, a pesar de que todos querían hacerlo, ninguno fue capaz de negar que Rose sería capaz de matar al Joker para vengar a Jason.

"Maldita sea" Donna fue la primera en ponerse en pie "Tenemos que ir a Arkham, antes de que..."

"Eso no será necesario" Habló una nueva voz.

Todos se dieron la vuelta y se quedaron de piedra al ver entrar a Batman, cargando a Rose en sus brazos.

Dick tragó saliva al ver que, efectivamente, Rose llevaba su traje puesto "Iba a hacerlo ¿Verdad?"

Batman asintió de forma casi imperceptible "Estaba apunto de colarse en la enfermería de Arkham cuando la he detenido" Dejó a Rose acostada en el sofá, y se fue sin mirar a nadie, pero antes soltó una advertencia "Entiendo que está sufriendo, pero la próxima vez no seré tan suave con ella. Si no podéis controlarla, la quiero fuera de mi ciudad"

"Si no podemos controlarla" Repitió Rachel incrédula, cuando Batman estuvo fuera de su vista "Lo hace sonar como si Rose fuese una especie de bestia salvaje"

"Bruce lidia con su dolor a su manera... Mayoritariamente sin lidiar con él, y centrándose únicamente en el trabajo para evadirse de todo" Explicó Dick mientras le quitaba con cuidado la mascara a Rose "Tendremos que hablar con ella en serio, cuando se despierta"

"¿De verdad podemos culparla?" Preguntó Dawn "Sé sincero, Dick ¿Que habrías hecho tú en su situación?"

"Tal vez lo mismo" Admitió Dick "Pero también sé que vosotros no me habríais dejado hacerlo"

No había replica a eso.

Rose empezó a recuperar la consciencia y abrió el ojo, reconociendo su entorno y recordando lo que había pasado.

"¿¡Donde está!?" Gritó sobresaltándolos, ya que no esperaban que se despertase tan rápido "¿Donde está Bruce?"

Dick intentó sujetarla de los hombros "Rose, cálmate"

"Si, realmente no creo que quieras hablar con Batman ahora mismo" Dijo Gar "Creo que si le provocas podría darte la paliza de tu vida"

Rose lo fulminó con la mirada, mientras empujaba a Dick lejos de ella "¿Cree que tiene el más mínimo derecho a recriminarme nada? ¡Él es quien sigue protegiendo a ese monstruo, después de todo lo que ha hecho!"

"Rose, matar al Joker no traerá a Jason de regreso" Intentó explicar Dawn "Entendemos lo que debes estar sintiendo, pero..."

"¿Lo entendéis?" Le espetó Rose incrédula "¿Que demonios vais a entender vosotros? Odiabais a Jason. Algunos incluso estuvisteis apunto de conseguir que se matase él solo"

La mayoría recibió eso como un jarro de agua fria.

"Eso no es justo, Rose"

"Tienes razón, no es justo" Rose recogió su mascara y su Katana "Abandono el equipo"

"¿¡QUE!?"

"Rose, detente un momento y hablemos" Le pidió Dick "Estas enfadada, dolida y obviamente no piensas con claridad. No hagas algo de lo que luego puedas arrepentirte"

"Lo unico de lo que me arrepiento es de no haber dejado que mi padre os matase a todos" Siseó Rose, antes de alejarse de ellos.

Realmente no lo decía enserio pero, como había dicho Dick, estaba dolida y furiosa. Furiosa consigo misma, con Batman, con el Joker, con los Titanes y, especialmente, con Jason. De modo que se sintió bien diciendo algo cruel que pudiese herirlos.

Rachel miró a Dick "¿Vamos a dejar que se vaya así sin más. No está bien Dick, necesita ayuda y apoyo"

Dick sacudió la cabeza "Ahora mismo no creo que acepte nada de eso. Demosle un par de días para que reflexione. Estoy seguro de que, cuando este preparada, regresará"

Cinco meses después, en Alemania

Rose había alquilado un piso de mala muerte para tener algún sitio donde dormir durante los pocos días que iba a estar en la zona.

No era que tuviese problemas de dinero, pero cuanto menos llamase la atención mejor y además, en esta clase de apartamentos baratos siempre cobraban en efectivo y por semanas, lo cual iba perfecto para sus intereses.

Distraídamente, afiló su katana mientras repasaba por enésima vez todo lo que había podido descubrir sobre su objetivo; Llevaba algo más de tres semanas investigando una red de trafico infantil que secuestraba niños de aldeas pobres de china, tailandia y otros países asiáticos, y luego los repartían por toda Europa a través de Alemania.

Le había costado muchas noches sin dormir y dejar varios cadáveres y huesos rotos tras de si pero al fin había logrado que alguien le revelase la ubicación exacta donde llevaban a los niños, una vez llegaban a Alemania; Un complejo oculto en el bosque,a unos treinta quilómetros de la ciudad en la que se encontraba ahora.

Ayer mismo había dado con un hombre que trabajaba de guardia allí y había logrado los últimos detalles que necesitaba para planear su ataque.

La seguridad del lugar consistía básicamente en los 27 hombres que había patrullando el perímetro o realizando otras tareas, no había cámaras ni sensores de ningún tipo que pudieran ser hackeados o inutilizados. Una idea inteligente, en cierto modo, ya que evitaba que alguien pudiese usar ese mismo equipo para facilitar su entrada, pero, al mismo tiempo, provocaba que para alguien como ella, colarse fuese poco más que un juego de niños.

El hombre al mano era un alemán llamado Egon. El guardia al que había "interrogado" no le había dado muchos datos sobre él, salvo que tenía mal genio, y era adicto a una bebida energética. Y también donde estaba el barracón que usaba como despacho.

No era mucho, en realidad ese hombre parecía saber más bien poco ya que solo se encargaba de patrullar la misma área cada noche. Por no saber, ni siquiera sabía donde llevaban a los niños. Solo era un matón con poco cerebro.

Por eso le había dejado vivir.

Le había roto la mandíbula y probablemente tendría que pasar varios días en el hospital, de modo que no podría avisar a nadie sobre ella, pero viviría.

Egon no iba a tener tanta suerte.

Si estaba al cargo de ese complejo sin duda debía saber mucho sobre la operación. En cuanto lograse sacarle los nombres de las personas que lo habían organizado todo, y donde podía encontrarlas, iba a matarlo.

¿Que pensarían Dick y los demás si me viesen ahora?

Sacudió la cabeza para alejar ese pensamiento. Sabía muy bien lo que los Titanes pensarían de ello si supiesen lo que había estado haciendo desde la ultima vez que se vieron. Incluso era posible que ya lo supiesen, ya que alguno de sus últimos trabajos no habían sido del todo sutiles, precisamente, pero le daba igual. Estaba haciendo del mundo un lugar mejor, sin importar lo que sus estúpidos códigos morales pudiesen decir al respecto.

Y tampoco era como si hubiese matado a todos y cada uno de los criminales con los que se había encontrado, solo a los peores.

Jason había muerto porque Batman se había negado a matar al Joker, durante más de dos décadas. Él era casi tan responsable de todas esas muertes como el payaso. No estaba dispuesta a cometer el mismo error. No iba a permitir que gente inocente sufriese porque ella había dejado vivir a las personas equivocadas.

Ya estaba empezando a anochecer, de modo que se puso el traje y salió del apartamento.

Tenía que concederle algo al tal Egon; La zona en la que estaba ubicada su base era muy remota y aislada. Las posibilidades de que alguien pasase por allí, aunque fuese por accidente, y lo descubriese todo, eran muy escasas.

Precisamente por eso escondió su vehículo en el bosque cuando aún faltaban unos 10 km para llegar e hizo el resto del camino a pie. Habría sido estúpido acercarse más y arriesgarse a alertar a todo el mundo con el ruido del motor.

Un rato después empezó a ver luces y las siluetas de varios edificios; cabañas, casas de madera y barracones, exactamente lo que su "informante" le había dicho. Incluso si alguien encontraba este sitio de casualidad, no había nada a simple vista que pudiese resultar sospechoso... Salvo por los hombres armados haciendo guardia constantemente, claro.

Su informante también le había dado un detalle que, si bien podía resultar interesante, no era de ninguna utilidad; Al parecer Egon tenía un protegido.

Pocas semanas atrás había llegado un joven, americano al cual Egon parecía estar entrenando, aunque no había especificado en que lo estaba entrenando.

¿Tal vez el hijo de algún mafioso que quería aprender del negocio?

Era posible pero, como ya había dicho, no era una información que a ella le pudiese resultar realmente útil para nada.

Tras pasar un par de minutos oculta entre los arboles, observando el entorno, aprovechó un momento en el que no había ningún centinela cerca y se coló en el complejo.

No dudaba de poder vencer a cualquiera que se encontrase allí pero si dejaba uno o varios cadáveres tras de si alguien lo acabaría notando y haría saltar la alarma. Lo primero era encontrar a los niños que pudiera haber y matar a Egon. Luego ya decidiría que hacer con el resto de hombres.

Las indicaciones que había recibido no eran completamente exactas pero llegó hasta lo que parecía ser una oficina y miró a través de la ventana, para ver a un hombre rubio que sujetaba una botella en la mano derecha y hablaba a gritos en Alemán por el teléfono.

Sin duda se ajustaba a la descripción que había recibido de Egon.

Desenvainó su espada y entró por la ventana.

Él la oyó, pero no le dio tiempo a reaccionar y le dio una fuerte patada en el estomago. Para su sorpresa se recuperó muy rápido y le arrojó el móvil, con el que estaba hablando, al rostro, pero ella lo desvió con un movimiento preciso de su espada.

"¿Quien demonios eres tú?" Le preguntó en alemán.

"La encargada de hacerte pagar tus deudas" Replicó Rose, también en alemán.

No quería matarlo antes de obtener las respuestas que buscaba, de modo que empezó atacando zonas no letales, pero enseguida se dio cuenta de que algo iba mal; Este tipo era rápido y ágil, esquivaba todos sus ataques con mucha facilidad.

En el momento en que la agarró el brazo de la espada, se lo retorció, obligándola a soltarla, y la golpeó en el cuello, haciéndola retroceder, se dio cuenta de que había cometido un gran error. Ese hombre no era un simple matón como los demás. Estaba entrenado. Era un profesional.

Eso se confirmo en los siguientes segundos cuando la golpeó tan rápido que ella apenas pudo bloquearlos. No fue capaz de esquivar un rodillazo en el estomago que la dejó momentáneamente sin aliento, ni el revés que la mandó al suelo tras eso.

Notó como ella agarraba del pelo y le levantaba la cabeza.

"Ahora vas a decirme que estás haciendo aquí, y quien te ha enviado"

Por toda respuesta, Rose conectó un codazo contra su rostro, logrando que él la soltase y retrocediese. Aprovechando ese momento, sacó una bomba de humo y la arrojó al suelo.

En ese momento empezó a sonar una alarma.

Maldiciendo, Rose aprovechó que el humo aún la cubría para irse de allí. Odiaba la idea de huir, pero tenía que replantear su estrategia. Egon acababa de superarla en un uno contra uno, de modo que no sería muy inteligente probar suerte si se les unía más gente.

Oyó gritos detrás y empezaron a sonar disparos. Giró a la derecha y se topó de frente con dos hombres, pero los derribó antes de que ellos tuvieran siquiera tiempo de reaccionar.

Más gritos, más alarmas, más disparos.

Maldita sea ¿Como había podido dejar que todo se complicase tanto?

Pero sabía la respuesta. No había sido precavida. Tendría que haber obtenido más información antes de actuar, descubrir exactamente con quien estaba tratando, pero se había dejado llevar pensando en que iba a pasar con los niños si esperaba demasiado.

De repente al llegar a un cruce, alguien la envistió desde la derecha, tirándola al suelo. Sabiendo que habría más gente al llegar, se quitó a esa persona de encima y rodó para ponerse de pie y...

... Y todo su cuerpo se congeló al ver ese rostro. Su mente dejó de funcionar por completo y notó como las piernas empezaban a fallarle.

"¿Jason?" Susurró con un hilo de voz, temiendo estar perdiendo la cabeza.

Sin embargo era él. Su pelo era un poco más corto que la ultima vez que lo había visto y tenía varias magulladuras frescas en su rostro, indicando que había estado recientemente en una pelea, pero era él. Era Jason.

Por la forma en que sus ojos la miraron con sorpresa fue evidente que él la reconoció y que no esperaba verla allí en absoluto.

Durante un instante que se le hizo eterno simplemente se miraron el uno al otro sin moverse.

Luego Jason levanto la pistola que llevaba en las manos, y disparó.