¡Hola a todos! ¡He aquí un nuevo capítulo!

¡Y sin mucho que decir, respuesta al Review!...

leonardogatocsa34: Hello! Very thanks for your review! ... Me alegra que te haya gustado el comienzo. Ya no espere más, he aquí un nuevo capítulo. ¡Espero que lo disfrutes!

Disclaimer: High School DxD o cualquier elemento de otra serie presente en este trabajo no me pertenece. Lo único que es de mi propiedad es la trama y los conceptos y personajes OC


Arco 01: El Génesis del Dragon Heroico

01: Una Cita Falsa


– ¡M-Me gustas!... ¿p-podrías tener una cita conmigo?!

En el momento en que esas palabras fueron pronunciadas, el ambiente se llenó de una extraña tensión.

En el patio estudiantil de la Academia Kuou, una escena se estaba robando la atención de todos los estudiantes:

Una chica le estaba pidiendo una cita a un chico.

Normalmente, ese simple hecho no debería llamar la atención de tantas personas; pero si se tomaba en cuenta varios detalles, entre ellos la apariencia de la chica, el que la atención de tantas personas se hubiera centrado por completo en aquel evento a era comprensible.

Y es que la chica era simplemente hermosa. Aunque su apariencia no estaba llena de tanta opulencia ni era tan extravagante como la de ciertas chicas de pelo negro y carmesí, ella tenía algo que simplemente robaba la atención de muchas personas, ya fueran estas del género masculino o del género femenino.

Ella era pelinegra y usaba lentes que hacían que sus ojos lucieran grandes, iguales a los de un tierno animal de una película animada. Ella vestía una especie de uniforme estudiantil, el cual hacia que reluciera con un aura juvenil. Pero sobre todo, ella poseía un rostro y unas facciones extremadamente suaves y tranquilizadoras, tan bellas al punto de que cualquier persona que viera a esa chica la compararía de inmediato con un hermoso ángel que había caído del cielo.

Era tan bella que cualquier hombre quedaría enamorado de su belleza y cualquier mujer sentiría una admiración extrema por su ternura. Sin importar del tipo de persona que se trataba, todo aquel que la mirara quedaría atrapado en su encanto sobrenatural.

Sin embargo, el joven de pelo negro que estaba frente a ella no la miraba fijamente por su belleza.

– « ¿A qué estás jugando? – pensó él, mirándola fijamente –. Para venir con un disfraz tan obvio… esto no puede ser más que una descarada declaración de guerra. Ni siquiera parece importarle que este no sea su territorio»

La mirada que él tenía sobre ella se acrecentó en intensidad al momento de que él pensara eso.

– «Por supuesto, dadas las condiciones actuales del estatus, ella debe estar consciente del riesgo al que se está enfrentando. Sin embargo, no parece ni un poco nerviosa. Lo que sea que la esté motivando, debe ser algo extremadamente importante. ¿Sera que acaso logró descubrir mi identidad?»

– H-Hyodou-kun – lo interrumpió la muchacha, sus palabras siendo tartamudeadas ante su tan intensa mirada –, s-si tanto te disgusto, simplemente dímelo. N-no tienes por qué mirarme de esa m-manera...

Ella le dio una mirada que parecía al estar el borde del llanto, pequeña gotas cristalinas presentes en sus ojos.

–… Y-Yo comprenderé si mi propuesta te desagrada. N-No tienes porque p-preocuparte por lo que piense – ella exclamó, sus palabras siendo dichas de una manera tan lastimera que el corazón de quien la viera se partiría de inmediato al escucharla.

Y al verla así, de inmediato miles de críticas se precipitaron sobre el joven… Aunque por alguna razón todos los que las hacían eran del género masculino.

– Que bastardo. ¡Para tratar a una chica de esa manera!

– Se cree la gran cosa solo porque es amigo de Kaichou. No es nada más que un presumido

– Alguien como él debería morir. ¡No es justo que existan personas como él que rechacen proposiciones! ¡Lo yo que daría por estar en su lugar y que una chica tan bonita me invitara a una cita!

– ¡Lo mismo digo, Motohama! ¡Todos los chicos guapos deberían morir! ¡Así nosotros podríamos formar nuestros respectivos harems de manera tranquila!

– «Vaya, resultó ser toda una manipuladora » – pensó el joven de pelo negro –. Actuando de esa manera de inmediato me puso en el reflector como el villano. Ahora si hago o digo cualquier cosa para rechazarla, de inmediato el odio colectivo se cernirá sobre mí»

Sin embargo, a pesar de lo que pensaba, el joven sonrió, su sonrisa brillando sobre la chica.

– «Sin embargo, a pesar de que es una buena movida, te equivocaste de persona. No podría importarme menos lo que los demás piensen de mí – pensó, sus palabras dirigidas hacia la joven –. Pero tengo que darte puntos por tu actuación. Incluso yo no pude evitar sentir lastima a pesar de saber quién eres… Dime, Draig, ¿qué crees que debería hacer?»

[¿No es obvio? – una voz en el fondo de la mente del muchacho le contestó a este –. Debes aceptar su propuesta. Sea lo que sea que la motive, solo lo descubrirás si te acercas a ella… Además – añadió la voz – . Te vendría bien tener una cita. En serio, compañero; para tener dieciséis años y no haber tenido una sola cita con una chica… ¡me estas preocupando! ¡A tu edad varios de mis anteriores compañeros ya tenían cinco novias y habían hecho esto y aquello con todas y cada una!]

Una vena palpitó en la frente del joven al escuchar aquello – «Eso era totalmente innecesario y lo sabes, Draig»

Pero a pesar de lo que pasaba por su mente, el muchacho le sonrió galamente a la muchacha.

– Disculpa si mi mirada se malinterpretó, Amano-san – le dijo a la joven –. Tan solo estaba sorprendido porque una muchacha tan hermosa como tú haya invitado a salir a alguien como yo. Por supuesto que acepto tu propuesta. Sería un tonto si no lo hiciera.

De inmediato, sus palabras hicieron que el público femenino diera un suspiro.

– Es tan caballeroso… Como quisiera tener un novio como él

– Como era de esperarse del «Príncipe de Cabello Oscuro de Kuou». Es simplemente tan genial…

– Kaichou es una total afortunada por ser amiga de alguien como él.

– No es nada sorprendete que alguien tan hermosa como ella se haya fijado en él. Si no fuera porque me moriría de la vergüenza si me rechazara, incluso yo hubiera tratado de… ¡Kyaa! ¡¿Eso lo dije o lo pensé?!

– Lo dijiste, Murayama.

– ¡Kyaa! ¡No te tenías que reafirmarlo, Katase!

[Vaya, ¿lo escuchaste? Ya tenemos una candidata para que arreglemos el problemita de tu virginidad]

– «Callate, Draig» – fue la contestación del joven a la voz, la mirada del ya mencionado todavía fija sobre la muchacha de pelo negro.

– Y-Yo… Tus palabras me alagan, H-Hyodou-kun – dijo la muchacha con rubor en sus mejillas, una sonrisa que robó suspiros de hombres y mujeres apareciendo en su rostro –. Entonces, ¿te parece bien en el parque al atardecer?

– ¿En el parque al atardecer? Hmn. Sí, está bien. No tengo ningún problema con el sitio. Ahí estaré luego de salir de la escuela

La sonrisa de la muchacha se amplió ante su respuesta.

– Nos vemos entonces en el parque, Hyodou-kun – dijo ella mientras se marchaba –. Te prometo que será divertido

El chico le sonrió.

– «Creeme que no sabes que tan divertido será» – pensó él mientras la miraba alejarse. Luego de pensar eso, él inicio su propia marcha de regreso hacia la academia, causando que la multitud que estaba a su alrededor se dispersara como si fuera el Mar Rojo ante Moisés.

– «Todavía me sigue sorprendiendo lo raros que son estas personas – se dijo el joven mientras caminaba –. Son capaces de hablar de mí a mis espaldas, pero en el momento en que me ven salen despavoridos. De veras que no los entiendo. ¿Si tanto les agrado o desagrado no sería más fácil tratar conmigo directamente?»

[Su actuar no tiene nada de extraño, compañero – le contestó la misma voz de hace unos instantes al muchacho –. Tal ellos no sepan la razón, pero de manera instintiva te tienen miedo. Es igual que una manada de herbívoros ante un depredador. No importa cuánto suprimas tu presencia, al igual que la realeza siempre destaca de la plebe, nosotros, los seres sobrenaturales, resaltamos ante los ojos de los seres mundanos]

– «Eso en realidad es más molesto que útil – le contestó el muchacho a la voz –. Para empezar todas las chicas me siguen llamando el "príncipe esto" y "príncipe aquello", pero cada vez que les pido un lápiz o una borra actúan como si se fueran a desmayar, mientras que todos los chicos me odian, pero son incapaces de enfrentárseme de frente… En serio, si hubiera sabdo que la escuela era tan problemática le hubiera hecho caso a sensei y hubiera hipnotizado a mis padres para no tener que venir para acá»

[Pero a la final decidiste venir porque querías experimentar un poco – le recordó al voz –. Lo recuerdo claramente: « ¡No se preocupe, sensei! ¡Le prometo que mantendré mi identidad oculta, pero dejame ir! ¡Sniff, ya estoy harto de no tener amigos, sniff! ¡BUAA! ¡Odio ser un sin amigos! ¡BUAA! ¡Me quiero morir! ¡BUAA! »]

– « ¡La mitad de eso te los estas inventado tú!» – acusó el muchacho.

[Tal vez sí, tal vez no – contestó la voz con descaro –. Pero no cambies el tema. Le estuviste rezongando a tu sensei hasta que te dejó venir, ¿y cuantos amigos has logrado? Pues apenas dos. Uno de ellos siendo la hermana de la Reina de los Mares Congelados, y la otra siendo una completa…]

– ¡Ey, Issei!

[Hablando del rey de Roma...]

Dando una mirada rápida a sus alrededores, el muchacho de nombre Issei buscó a la persona que lo había llamado. De inmediato dio con ella, y al ver que se trataba de alguien que le era extremadamente familiar, él desaceleró su paso, permitiéndole a quien lo había llamado unirse en su caminar

– Escuches que tienes una cita con una chica; y una muy bonita, de paso. ¡¿Es que acaso no pensabas decírmelo?!

– No estoy seguro de porque exactamente tendría que decírtelo, Aika-san – fue la contestación plana del llamado Issei.

Al oírlo, la muchacha, quien era una chica de lentes, pelo castaño trenzado en coletas y un rostro que luciría muy bonito de no tener aquella extraña y muy poca femenina expresión que llevaba en esos momentos, le gritó.

– ¡¿Cómo que porque tendrías que decírmelo?! – repitió la muchacha –. ¡La respuesta es obvia: ¿si no es conmigo, con quien puedes contar para que explique cómo hacerla gemir de placer?! ¡No hay nadie mejor que yo para esa tarea! ¡Después de todo, yo soy una chica!

– Con esa clase de comentarios, no lo pareciera – le recriminó Issei –. Además, ¿exactamente qué es lo que crees que va pasar? Me parece que tienes que revisar tu definición de la citas, porque en la vida real las cosas no pasan tan apresuradamente.

Aika resopló

– Aquí el que tiene que revisar su definición de la citas eres tú, Issei – replicó ella –. Además no me tomes por tonta. Sé cómo piensan los muchachos. ¡De seguro que cuando la viste te preguntaste de inmediato en cómo se vería debajo de ti sin que ninguno de los lleve nada puesto, ¿cierto?!

– ¡¿Pero qué es exactamente lo que crees que somos los muchachos?! – le grito Issei, incrédulo, su tono formal desapareciendo.

Aika le sonrió –. Unas muy atractivas bestias descerebradas que se guían únicamente por sus impulsos – contestó.

Issei le dio una mirada plana –. Eso más bien suena como tú.

En lugar de ofenderse, Aika siguó sonriendo.

– ¿Estás diciendo que te parezco atractiva?

Issei dio un suspiro de derrota. Todo el tiempo era lo mismo con Aika. Ella era muy extraña. A pesar de que no detectaba que tuviera nada sobrenatural en ella, ella fue la única de todas las chicas «normales» que se le acercó sin tener ningún tipo de miedo. Lo que es peor, lo primero que ella había dicho cuando lo había visto fue: « ¡¿Esa cosa tan grande que tienes entre tus piernas es real?!» en frente de todo el mundo, ocasionándole que pasara por una de las escenas más extrañas y vergonzosas de toda su vida

Y desde ahí en adelante ella se lo había pasado molestándolo. De hecho, si no fuera porque Issei en secreto consideraba su presencia agradable, él hace rato que la hubiera espantado.

– «Pero tal vez si debí haberlo hecho cuando ella trató de convertirme en un funjashi» – se dijo, estremeciéndose al recordar como ella le había mostrado un manga hentai yaoi en frente de todo el mundo.

– Hey, estas guardando silencio – dijo Aika mientras se acomodaba sus lentes y sonreía, un brillo travieso en sus ojos –. ¿Eso quieres decir que me consideras atractiva, Issei? Todavía no se me olvida la imagen de esa cosa tan increíblemente grande que tienes entre tus piernas, así que creeme cuando te digo que si la respuesta es afirmativa, no me importaría ser partícipe de tus fantasías más salvajes y violentas – ella sonrió de una manera seductora al decir aquello, sus pasos sincronizándose con los suyos hasta que su rostro quedó a escasos centímetros del suyo.

[¡Di que sí, compañero! – le aconsejó la voz que vivía en su cabeza a Issei –. ¡Si lo haces por fin dejaras de ser un pobre, miserable y tonto virgen! ¡Ya no tendría de que preocuparme de que mi portador sea un pobre diablo que a sus dieciséis años lo máximo que ha hecho con una chica es agarrarla de la mano!]

– «¡Callate, Draig!» – le exigió Issei a la voz, un poco de molestia mezclada con rubor en sus mejillas –. ¡Y tú, Aika, alejate de mí; de lejos veo como tienes prendido tu teléfono en tu bolsillo para que me grabe!… ¡En serio, ¿qué se supone que estás haciendo con eso?!

Con una mirada de molestia en su rostro, Aika se separó de Issei.

– Rayos. Y yo que pensaba ganar una buena suma al vender este material a tu club de fans – se quejó ella.

Issei la miró incrédulo – ¡¿Qué ibas a hacer qué…?!

– Ey, bajen la voz y mantengan las composturas. Recuerden que están en el pasillo, no en un mercado de pulgas.

Al escuchar aquella voz, tanto Issei como Aika voltearon de inmediato sus miradas.

– Oh, pero si es usted, Shinra-sempai – exclamó Aika, algo de molestia en su tono –. Que raro verla por aquí. ¿Acaso no tiene nada más que hacer interrumpir los negocios de una chica?

Ante su pregunta, la chica de largo pelo negro que les había pedido que bajaran la voz le dio una mirada molesta, sus ojos con heterocroma lanzándole dagas.

– ¿Y tú no tienes otra cosa que hacer que no sea causar un escándalo público, eh, Kiryuu-san? – contraatacó la chica a Aika –. En serio. Ya es la décima cuarta vez en la semana… y eso que apenas hoy es miércoles.

En lugar de avergonzarse como una persona normal, Aika alzó la cabeza, orgullosa.

– ¡Y todavía no he mostrado por completo de lo que soy capaz!

– ¡¿Pero que te pasa?! ¡Se supone que tienes avergonzarte, no decir esa clase de cosas! – le recriminó Issei –. Discúlpela, Tsubaki-san. Ella es un dolor de muelas, pero no es una mala persona, así que por favor perdone sus pecados – dijo, su mirada centrándose en Tsubaki.

– ¿Desde cuándo estamos en la iglesia? – se burló Aika. Pero para su molestia, su comentario fue ignorado.

– No se preocupe, Issei-san; ya estoy acostumbrada a tratar con esta chica – suspiró Tsubaki –. Ella es toda una molestia tal como tú dices, pero por lo general es manejable. Es solo por eso y que sorprendentemente tenga muy buena notas lo que hace que la escuela la mantenga en este sitio… Aunque tomando en cuenta que a pesar todo lo que han hecho el Dúo Pervertido no ha sido expulsado, creo que no pasaría nada ni aunque tuviera notas bajas – reflexionó para sí misma.

– Oye, ¡no me compares con esas lacras! ¡Yo soy una pervertida, pero soy una pervertida con clase!

– Aun así, discúlpela, Tsubaki-san – repitió Issei, tanto él como Tsubaki ignorando olímpicamente los comentarios de Aika –. Se de primera mano lo difícil que es tratar con esta chica, así que comprendo su dolor. Por favor acepte mis más sinceras condolencias

– ¡¿Ahora soy una enfermedad terminal?!

– Ara, ara, Issei-san. Pero que considerado eres. Ahora entiendo porque Kaichou te tiene en tan buena estima – exclamó Tsubaki, sonriéndole a Issei –… Y ahora que lo digo, acabo de recordar la razón de porque vine aquí. Kaichou quiere que vayas un momento al salón del consejo estudiantil. Ya sabes, es para lo mismo de siempre.

– ¿En serio me van a seguir ignorando? ¡Ya me estoy empezando a enojar! ¡Préstenme atención o les juro que me encargaré de crear y repartir fotos comprometedoras de ustedes dos a toda la escuela!

– No se preocupe, Tsubaki-san; ahora mismo voy. Tan solo deme un momento para tratar con un pequeño problemita

Al decir esto, Issei dio una mirada hacia Aika, quien estaba muy ocupada haciendo algo con su celular. Se podía escuchar que susurraba cosas como: «Ah, sí; justamente en esa posición» y «Un poco más de líquido en esta parte de la cara» de manera airada.

Tsubaki dio un suspiro de derrota al ver eso

–. Tómese todo el tiempo que quiera, Issei-san. Creame que si se trata de Kiryuu-san Kaichou entenderá la tardanza.

Al escuchar eso, Issei le dio una mirada de disculpa y se acercó rápidamente hacia Aika, para luego gritarle: « ¡Borra esa porquería, Aika!» y forcejear con ella por el celular.

Ya un rato después con Aika en su salón y sin un celular con el que pudiera hacer photoshop, Issei y Tsubaki atravesaron la puerta del consejo estudiantil.

– Vaya, a buena hora que llegan, Tsubaki. Ya me estaba empezando a preocupar por la tardanza.

Tsubaki sonrió en forma de disculpa –. Disculpe, Kaichou, pero sucede que estábamos tratando un pequeño problemita relacionado con Kiryuu-san.

Sentada detrás de un escritorio, una hermosa chica dio un suspiro. Detrás de sus gafas, sus lindos ojos morados que hace un momento llevaban una mirada fría lucieron de repente cansados. Ella hizo un pequeño movimiento con su mano al momento siguiente de que pasara eso, arreglándose su corto peinado de pelo negro para luego decir:

–. Ya veo. Otra vez Kiryuu-san. ¿Qué fue lo que hizo esta vez? ¿Volvió de nuevo a cambiar la clase con proyector de un profesor por CDS de películas porno?

Tsubaki dio un suspiro al escuchar aquello. A su lado, Issei hizo lo mismo. Ambos recordaban ese día con cansancio extremo…. sobre todo porque eso apenas y había sucedido ayer.

– No. Esta vez trató de chantajearnos con fotos hechas con photoshop, Kaichou – respondió Tsubaki tras suspirar.

La llamada Kaichou, quien respondía al nombre de Souna Shitori, dio otro suspiro de derrota; pero no dio mayor signo de preocupación. Por su cara se notaba que estaba acostumbrada a que esa clase de cosas sucedieran.

– Mejor cambiemos de tema. Creo que ya me están empezando a salir canas por la preocupación – dijo ella, para que luego su mirada se centrara sobre Issei –. Es un gusto verte de nuevo Hyodou-kun. Lamento tener que molestarte, pero de nuevo el aire acondicionado volvió a dañarse y necesitamos que lo repares. Ya sabes que es de vital importancia que este lugar este frio para evitar que los dispositivos electrónicos se dañen.

Issei la miro con una sonrisa –. No tiene que preocuparse, Souna-sempai. Ya sabes que para mí no es ninguna molestia el ayudarlos... Además – añadió –, creo que ya le había dicho que me llamara Issei. Después de todo, llevábamos seis meses de conocernos. Ya no somos extraños, ¿no es así?

Un pequeño rubor apareció en las mejillas de Souna.

– T-Tú… tienes algo de razón en eso pero… para llamar a un muchacho por su nombre… – tartamudeó ella.

Issei la miró con extrañeza –. ¿Acaso usted no llama a Genshiro-san por su nombre?

Souna desvió la mirada, el rubor de sus mejillas volviéndose más intenso – Eso es distinto. A Saji llevo mucho tiempo de conocerlo y todo el tiempo nos vemos al trabajar juntos… Por otro lado, tratándose de ti, yo… – la última parte salió un susurro inaudible, a la vez que la cara de Souna se sonrojaba todavía más.

Sin entender la razón de su sonrojo, Issei la miró, todavía más extrañado.

– Bueno, si se la hace tan difícil puede seguir llamándome por mi apellido. Tan solo estaba tratando de que sintiera más cómoda – aclaró él.

Con un carraspeó, Souna trató de controlar su sonrojo.

– No te preocupes, solo es una cuestión de tiempo… Quizás, tan solo quizás, yo pueda tomarme la libertada de llamarme por tu nombre en algún momento del futuro– tras decir esto, ella le dio una mirada a Tsubaki, su expresión volviéndose a tornar ligeramente fría y distante, totalmente diferente a la que había mostrado hace unos segundos –. Por favor acompañalo hasta donde se encuentra el aire acondicionado, Tsubaki.

Issei hizo un gesto con la mano –. No se preocupe. De tanto haber venido para acá yo ya me sé el camino.

– Aun así – insistió Souna –, deja que Tsubaki te acompañe. Aunque te conozco y sé que serias incapaz de causarnos problemas, no puedo dejar que alguien se pasee tranquilamente por mi consejo estudiantil. No es nada personal, solo es protocolo.

En lugar de ofenderse, Issei solo asintió, su expresión calmada

– Entiendo – dijo, para luego seguir a Tsubaki por el corredor del consejo estudiantil.

Al quedarse sola, Souna dio un suspiro para sí misma a la vez que se quitaba sus gafas, su rostro frio e indiferente adoptando una expresión más propia de una chica de su edad.

– «Debo controlarme – se dijo ella a si misma –. No puedo permitir que se dé cuenta de lo que siento… Al menos… al menos no por los momentos»

Distraídamente, ella sacó una especie de estuche de piezas de ajedrez y lo acarició.

Y un rato después…

– ¡Listo! – dijo Issei, Tsubaki y Souna a un lado.

– Vaya, Issei-san, un trabajo genial como siempre – le dijo Tsubaki con una sonrisa cordial.

Issei hizo un ademan con la mano, restándole importancia al hecho.

– No fue nada. De hecho fue bastante fácil… Incluso diría que demasiado fácil – divagó él para sí mismo sin querer.

A un lado, Souna disimuló una expresión de nerviosismo.

– « ¿Se habrá dado cuenta que saboteé a propósito el aire acondicionado para poder tener una excusa para verlo?» – se preguntó ella, gotas de sudor resbalando por su frente.

A un lado, Tsubaki la miraba con una gota de sudor – «Es increíble ver a Kaichou actuar así… Supongo que el amor cambia a cualquiera» – pensó ella.

– Pero dejando eso de lado – exclamó Issei –… ¿Se puede saber porque este lugar están tan vacío? Es muy extraño. Por lo general, Genshirou-san siempre está rondando por aquí y mirándonos a ti y a mí con una extraña expresión en su cara.

– Todos ellos están ocupados en una «tarea extracurricular» – le contestó Souna, algo en su tono haciendo pensar que ella estaba hablando de alguna forma en clave.

– « ¿Acaso el que no estén aquí tendrá algo que ver con aquella chica caído?» – pensó Issei, a su mente viniendo la imagen de la chica que le había pedido una cita hace unos momentos. Sin embargo, a pesar de lo que pensaba, en el exterior él no dio ni la más mínima pizca de que pareciera sospechar algo –. Bueno, Souna-sempai, Tsubaki-sempai, creo que es hora de que me retire. Tengo clases a las que ir – dijo a la vez que empezaba a dar unos en dirección hacia donde había venido.

– ¡E-Espera! – lo interrumpió Souna, impidiéndole el paso –. Sucede que realmente estoy complemente libre de deberes y tengo algo de tiempo libre, así que… ¿n-no te gustaría tener otra de nuestras ocasionales partidas de ajedrez en estos momentos? – preguntó, un pequeño rubor apareciendo en sus mejillas.

Issei le do una mirada preocupada –. No me molestaría, Souna-sempa, pero, ¿y la clase? – cuestionó él.

El rostro de Souna se iluminó.

– Si es por la clase, no te preocupes – le dijo, para luego dirigirse hacia Tsubaki –. Por favor, Tsubaki, toma uno de esos permisos que hay en el cajón de mi escritorio y lleváselas al director. Dile que Hyodou-kun está muy ocupado haciendo una tarea muy importante para el consejo estudiantil y que por eso no podrás asistir al resto de sus clases.

Tsubaki asintió – A la orden, Kaichou – y tras decir eso ella partió a realizar lo que le había sido encomendado.

Issei no pudo evitar hacer una mueca divertida al ver esto –. ¿No es eso abuso de autoridad, Souna-sempai? – preguntó.

Souna le sonrió –. No, por supuesto que no. Naturalmente estás haciendo una gran labor para el consejo estudiantil: estas elevando los ánimos de su tan querida presidenta.

– Ara. Eso sonó un poco narcisista, Sempai – le sonrió Issei de manera socarrona.

Souna se limitó a sonreírle a la vez que lo llevaba a una mesa en donde un juego de ajedrez ya estaba servido, un brillo alegre que Issei no podía notar estando presente en sus ojos.

– No es narcicismo – continúo ella al fin, Issei sentándose al frente de ella con las piezas blancas estando del lado del y las piezas negras del lado de ella –. No es más que la lógica más simple. Para hacer un buen rendimiento en el trabajo hay que tener un buen estado mental. Un trabajador alegre es mucho más productivo que alguien que se encuentra en un estado mental negativo.

– Vaya, cualquiera que la escuche diría que usted no tiene nada más divertido que hacer aparte de jugar al ajedrez conmigo – dijo él de manera divertida.

Un pequeño rubor apareció en las mejillas Souna, rubor que, afortunadamente para Souna, Issei no notó.

– Pues te sorprenderá saber que esa es la verdad, Hyodou-kun – dijo ella luego de unos instantes, sorprendiendo a Issei –. A diferencia de otras chicas, yo no encuentra tanta diversión en salir de compras o pasear. Soy más de las que prefiere leer un buen libro o jugar una buena partida de ajedrez con un buen adversario… Y por supuesto, si se trata de dignos adversarios, no hay nadie mejor que tú, quien sacó la misma puntuación que yo en el examen de admisión de la academia.

Issei hizo una expresión que daba a entender que se sentía alagado.

– Vaya, para que alguien tan inteligente como usted diga esas clases de cosas acerca de mi… creo que me estoy ruborizando – bromeó.

Souna le sonrió –. No estoy diciendo ninguna clase de falacia. Tal vez suene un poco arrogante, pero antes de conocerte no había encontrado a alguien que pudiera parárseme como mi igual en el departamento mental.

Para sorpresa de Souna, un rubor apareció de verdad en las mejillas de Issei.

– Usted dice esa clase de cosas, pero… la verdad es que yo no soy tan inteligente. Todo lo que soy es gracias a una muy buena educación – dijo él con una expresión avergonzada.

– Lo dices como si de alguna manera eso le restara puntos al hecho – replicó Souna –. Si piensas que es así, pues te equivocas. Ya sea por nacimiento o por trabajo duro, lo que importa es lo que se ha logrado, no como se ha logrado. De hecho – añadió ella –, comparado con alguna clase de prodigio que logra todo sin esforzarse y que se le pasa todo el tiempo dormido en sus laureles, alguien como tú, que ha trabajado para lograr todo lo que ha obtenido, es mucho más de mi agrado.

El rubor en las mejillas de Issei se acrecentó

– ¡Ja, ja! Mejor cambiemos de tema. Si sigue alagándome así, creo que voy a convertirme en un tomate.

Souna sonrió. Por alguna razón, Issei no pudo evitar sentir que había caído en alguna clase de trampa.

– ¿Otro tema, dices? – dijo ella, una sonrisa muy presente en su cara –. Está bien. Entonces, ¿qué te parece si hablamos de la cita que vas a tener luego de la escuela? – preguntó.

De inmediato, Issei hizo una mueca –. ¿Incluso usted, Souna-sempai?

– Los chismes corren rápido, Hyodou-kun – se limitó a contestar Souna –. Además, ¿tiene algo malo que una amiga le pregunte a su amigo acerca de un pequeño detalle de su vida? No es como si estuviera preguntando algo muy comprometedor, de todos modos.

– No, no tiene nada de malo, pero – sin saber muy bien que decir, Issei hizo una mueca de derrota –… Está bien, ¿qué es lo que quiere saber?

– Nada especial – aclaró Souna –. Tan solo… tan solo quiero saber la razón de qué aceptaras aquella cita.

– ¿? – una expresión de confusión apareció en el rostro de Issei.

Al ver eso, Souna de inmediato se explicó.

– Debes entender que es algo intrigante. Tienes casi a todas las chicas de la academia a tus pies, pero no haces ningún movimiento con ellas, lo que me indica que no eres un playboy que gusta de jugar con las mujeres. Es más, por la forma tan respetuosa en que me miras puedo notar que no eres para nada un pervertido. Después de todo, aunque no soy tan guapa como Tsubaki, Rias o Akeno, yo también tengo una cierta cantidad de encanto; si fueras un pervertido la forma en que mirarías incluso a alguien como yo sería muy evidente.

Issei hizo una expresión muy rara, sin saber muy bien que decir ante tremendo análisis.

– Yo… creo que no hay nada especial que decir. Tan solo quería probar suerte por una vez en el amor, a ver si esta vez daba bueno resultados o no. No hay mayor razón detrás de ello.

– Ya veo – fue la respuesta de Souna –. Supongo que tengo que cambiar la pregunta. Mejor dime entonces, ¿qué tipo de chica te gusta? ¿Prefieres a las de apariencia física exuberante como todos los chicos, o acaso eres más del tipo del que busca una personalidad llamativa y vivaz?

Issei hizo otra mueca –. Para hacer esa clase de pregunta... – murmuró –. Bueno, se la responderé, pero con una condición – le dijo a Souna.

Esta alzó una ceja.

– ¿Cuál?

Issei le sonrió.

– Que me diga el tipo de chico que le gusta, por supuesto. Así estaremos a partes iguales.

Para sorpresa de Issei, tanto un rubor masivo como una expresión de nerviosismo aparecieron en el rostro de Souna ante la pregunta.

– Vaya, Souna-sempai – dijo él –, para hacer esa clase de pregunta y luego avergonzarse porque alguien se la formule de vuelta, ¿no cree que está siendo un poco injusta?

– E-en realidad n-no es la p-pregunta en sí, s-sino más bien es quien la formula – susurró Souna para sí misma, avergonzada.

– ¿Dijo algo, Sempai?

– ¡N-Nada! ¡No he dicho nada!

Issei le dio una mirada de extrañeza, para luego, sin saber muy bien que pensar, encogerse de hombros.

– «Las mujeres son raras» – pensó

[Aquí el único raro que no ve lo evidente eres tú, compañero]

La expresión de extrañeza de Issei se acrecentó al escuchar aquello.

Fue así como la tarde pasó en medio de un juego de ajedrez entre dos mentes maestras.

– Empate otra vez – dijo Souna, algo de molesta y una especie de satisfacción estando presente en su tono, aunque Issei fue incapaz de notar la satisfacción.

Issei vio las fichas. Era cierto: era un empate. Ninguna de las fichas podía realizar un movimiento sin generar una abertura para el rival. Era algo que por lo general debería ser imposible que ocurriera, pero que sucedía cada vez que Issei jugaba ajedrez con Souna.

– Como siempre, fue un buen juego, Kaichou – dijo Issei, levantándose de la silla –. Ahora, si me disculpa, tengo que irme. Creo que ya lo sabe, pero tengo un compromiso.

La expresión de Souna para Issei era indiscernible.

– No te preocupes. Ve con cuidado.

Issei no pudo evitar notar el doble sentido de ese «Ve con cuidado»

– No se preocupe, Kaichou. Creame que nada malo sucederá – dijo, mientras internamente pensaba: – «O por lo menos, nada malo me sucederá a mí»

Y con esas palabras, Issei se dirigió hasta la puerta. Agarró la manija y jaló de ella dispuesta a salir por ella… pero…

– Oh, Hyodou-kun, que sorpresa encontrarte.

– Ara, ara, ¿Acaso estabas pasando un tiempo de calidad a solas con tu querida Kaichou, Hyodou-kun?

Dos mujeres de despampanante encanto sobrenatural estaba al otro lado de la puerta, impidiéndole salir.

La primera era una hermosa joven que parecía estar a finales de la adolescencia, a pesar de que su cuerpo pareciera indicar lo contrario. Ella tenía una piel hermosa, igual a la de la porcelana más fina. Su rostro, el cual era aparentemente de origen europeo, tenía una seductora forma de corazón y sus ojos eran de un hechizante azul zafiro, los cuales hacían un hermoso contraste con su largo cabello carmesí. Sumándosele a todo esto estaba un cuerpo lleno de más curvas que una montaña rusa, cuerpo que portaba el uniforme femenino de la academia.

Por otro lado, la segunda también era una joven extremadamente hermosa, al punto que no tenía nada que envidiarle a su compañera. Su piel era del mismo hermoso tono blanco pálido de su compañero, pero su hechizante rostro era de origen japonés. Su largo cabello era de un color negro, igual al color de la más hermosa y aterradora de las noches. Sus ojos era morados y su cuerpo era tan o incluso más despampanante que el de su compañera. Ella, al igual que la joven que estaba a su lado, vestía el uniforme femenino de la academia.

– Oh, vaya, Gremory-sempai, Himejima-sempai, que sorpresa encontrarlas aquí – dijo Issei, a la vez que por su mente pasaba: – «Ellas también están solas. Sea lo que esté pasando debe ser muy importante para que las dos noblezas estén desperdigadas«

– Sí. Es toda una sorpresa, Hyodou-kun – dijo la chica de hermoso pelo carmesí, Rías Gremory –. Supongo que estas ayudando a Souna con otro electrodoméstico dañado, ¿cierto?

– Sí, exactamente – se limitó a contestar Issei, sin ganas de entrar en muchos detalles –. Ahora, si me disculpan, tengo que irme. Lamento ser tan brusco y descortés, pero, como creo que ya saben, tengo un compromiso.

– Sí, la tan famosa «Cita del Príncipe de Cabello Oscuro» – exclamo la chica de pelo negro, Akeno Himejima con tono burlón –. Esta noticia está en todos los medios de comunicación virtual de la academia, sobre todo en un cierto blog llamado « Kiryuu-vision»

Una gota de sudor y una leve expresión de molestia aparecieron en el rostro al escuchar aquello.

– « ¡Esa Aika! » –pensó con leve enfado.

– Ara, ara. No te enfades con Kiryuu-san, Hyodou-kun – continuó Akeno sonriendo divertida y elegantemente –. Ella solo esta hacendó lo que toda amiga haría por su amigo: regar su vida amorosa al todo mundo y ensañarle un buen motel al que llevar a su cita.

– ¡Akeno, eso ultimo te lo estas inventando tú! – intervino Rias, sonrojada –. ¡Por favor no digas esa clase de cosas! ¡Es gracias a gente como tú que Kiryuu-san le causa tantos problemas a Souna!

– Ara, ara, Bouchou. No sé de lo que está hablando. Mirar a alguien hacer malo y no hacer nada para evitarlo no es un crimen – fue la contestación de Akeno

– ¡Por supuesto que sí lo es! – discutió Rías –. ¡Pero tú ni siquiera haces eso! ¿Se te olvidó que tú fuiste quien ayer distrajo a aquel profesor para que Kiryuu-san pudiera cambiar la clase con proyector por una película para adultos?

– Ara, ara. No sé a qué te refieres. Yo tan solo estaba preguntando por algo que no entendía acerca de una clase que él nos había dado. Que Kiryuu-san casualmente decidiera aprovechar aquella oportunidad para hacer de sus travesuras no es culpa mía.

– ¡No me vengas con esas! Cuando me prestaste tu teléfono claramente leí que en una conversación como le decías: «Buen trabajo, Kiryuu-san. ¿Cuándo hacemos la próxima jugada?»

– Fufufu. Eso no prueba nada, Bouchou – contestó Akeno, divertida –. Tan solo sirve como una prueba de tus ganas intensas de chismorrear. ¿Se puede saber que hacías revisando una conversación privada?

– T-Tu… – sintiéndose atrapada, Rías se sonrojó –. ¡No me cambies el tema! Aquí la única que tiene que dar explicaciones eres tú. ¿No lo crees así, Hyodou-kun?

– Ara, ara. Hyodou-kun, por favor explicale a Rías aquella vieja regla de jardín de niños que decía que estaba mal espiar conversaciones ajenas.

Sin embargo, para desconcierto de ambas, ninguna de la dos recibió respuesta.

– ¿Hyodou-kun…?/ ¿Hyodou-kun…? – exclamaron ambas, desconcertadas, su mirada clavándose en el sitio donde Issei debería estar.

Fue ahí que ambas se dieron cuenta de que Issei no estaba.

– ¡Mira lo que hiciste, Akeno! ¡Espantaste a Hyodou-kun con tus perversiones! ¡De seguro que ahora debe estar pensando lo peor de nosotras!

– Ara, ara. Parece que te preocupa mucho la opinión de Hyodou-kun, Rías. ¿Sera que acaso Kaichou no es la única que alberga sentimientos especiales por nuestro querido «Príncipe de Cabello Oscuro»?

Rías se sonrojó –. ¡T-Tú…!

Y con un «Ara, ara» de parte de Akeno, ambos se adentraron en el consejo estudiantil mientras discutían.

Muy a lo lejos de ahí, Issei caminaba con una gota de sudor resbalándose por la nuca.

– «Las mujeres son muy raras» – se dijo de nueva cuenta.

[Esta vez sí te doy la razón, compañero]

Y con ese intercambio casual de palabras, Issei se dirigió hacia el parque, lugar donde había acordado con aquella chica para tener una cita,

– Hola, Amano-san. Lamento la demora. Espero que no hallas tenido que esperar mucho – se disculpó Issei.

Amano Yuuma, la chica que le había pedido una cita, le sonrió de manera tranquilizadora.

– No te preocupes, Hyodou-kun. Yo también acabo de llegar – dijo.

Pero contrario a lo que decía, Issei pudo observar como un breve destello de molestia aparecía en sus ojos de manera momentánea.

– «Parece ser que en realidad llevaba un rato esperando. Creo que incluso pudo haber hecho uso de un hechizo de ocultamiento y haber estado esperando aquí desde el momento en que acepté su propuesta» – pensó Issei con diversión, en el exterior su expresión no mostrando ni el más mínimo signo de sus pensamientos.

– Bueno, Amano-san. ¿Se puede saber a qué clase de lugar quieres que te lleve? – preguntó él, saliendo de sus pensamientos.

Yuuma sonrió angelicalmente –. Para mi cualquier lugar al que quieras llevarme está bien, Hyodou-kun.

– « ¿Qué opinas, Draig? ¿A dónde crees que debo llevarla? » – preguntó entonces el pelinegro a su «voz interior» al escuchar aquella respuesta]

[Pues yo opino que hagas de su vida un infierno y la lleves a los peores sitios que se nos puedan ocurrir] – sugirió Draig.

– «Vaya, Draig, sabes que no puedo hacer eso porque… porque… – de repente, Issei guardó silencio –. ¿Sabes qué? No hay ningún pero. Me gusta tu propuesta. ¡Vamos a hacerlo! ¡La primera parada es aquel restaurante en donde los asientos quedan al lado de los baños y el vertedero de basura!»

Yuuma no supo porque, pero ella de repente tuvo un muy, pero MUY mal presentimiento.


Por otro lado, en el consejo estudiantil ciertas estudiantes de último grado estaban teniendo una reunión muy importante.

– ¿Que han logrado averiguar? – le preguntó Souna a Rias y Akeno, Tsubaki estando a su lado derecho.

Rías frunció el ceño – Las cosas son peores de lo que nos imaginamos, Sona. El número de muertes de personas con Sacred Gear es mucho mayor a lo esperado. Además, con ayuda de los talentos de Koneko hemos detectado rastros de poder mágico de un caído de alto rango, cuando menos de alguien con seis alas.

Souna, o Sona como la había llamado Rías, palideció.

– ¿Seis alas, dices? – repitió –. Debes estar bromeando, ¿cierto? Para que un caído de esa clase esté en nuestro territorio… cuando menos debe contar por lo menos con la aprobación de uno de los cadres – dijo Sona, algo de nerviosismo en su tono al decir aquello.

– O también puede ser que se trate de un ángel caído rebelde, Kaichou – sugirió Tsubaki en lo que parecía ser una manera de tranquilizar el ambiente.

Sin embargo, eso no pareció tranquilizar a Sona.

– No estoy segura de cuál de las dos opciones seria peor, Tsubaki – dijo la chica de lentes –. Si se trata de un ángel caído rebelde podríamos tener una oportunidad, a pesar de que el número de alas es algo preocupante… Sin embargo, si se trata de uno de los cadres…

– Creo que no deberíamos ser tan negativas, Sona – opinó Rías, pareciendo también algo nerviosa ante la idea de un cadre en su territorio –. Los caídos saben que este nuestro territorio. Ellos deberían estar al tanto de que con el carácter de mi Onii-sama y tu Onee-sama la más mínima provocación sería un augurio de algo terrible. He escuchado a veces a Onii-sama decir que el líder de los caídos, Azazel, fue el primero de los líderes de las tres facciones en retirarse en aquella lucha de antaño, así que no creo que tengas deseos belicosos.

– Si, yo también he escuchado eso de la boca de Onee-sama – contesto Sona –. Sin embargo, Rías, eso no es prueba de nada. Puede ser que Azazel haya decidido cambiar de opinión respecto a sus deseos de pacifismo, o puede ser que otro de los cadres este jugando sus propias maniobras a escondidas de los ojos del líder. Creo que ya deberías saber esto, pero cuando se trata de gobiernos y política siempre es posible que alguien esté realizado maniobras a tus espaldas en post de obtener poder con el que derribate. Por eso, mientras no estemos 100% seguras, ninguna posibilidad puede ser descartada.

– Lo sé, Sona; pero no hacemos nada con preocuparnos en vano – exclamó Rías de manera tranquilizadora –. Por el momento, lo mejor que podemos hacer es estar alerta y al pendiente de todo. Si se trata de un ángel caído rebelde de seis alas, entre tu nobleza y la mía podremos encargarnos. Y si se trata de una invasión de un cadre…

Rías no continuó, pero Sona sabía lo que ella quería decir: «Y si se trata de un cadre, aunque no lo queramos, tendremos que pedirle ayuda a nuestros hermanos»

– Ahora, cambiando de tema – continuó Rías, una sonrisa pícara apareciendo en su rostro –. No pude evitar notar que Hyodou-kun estaba aquí. ¿Acaso por fin te animaste y lo invitaste a tu nobleza?

Un pequeño sonrojo apareció en las mejillas de Sona, pero ella de inmediato lo suprimió.

– No, todavía no lo he hecho. He estado buscando la oportunidad correcta para hacerlo – contestó ella, Tsubaki y el resto de las muchachas mirándola con una sonrisa cómplice.

– Ara, ara, Kaichou. Debería apresurarse. Ya sabe que si se duerme en sus laureles es posible que su amado Hyodou-kun le sea robado. Fufufu – rió Akeno de manera provocativa.

Una expresión de molestia apareció en el rostro Sona, y ella abrió la boca dispuesta a contestarle a Akeno, pero Rías la interrumpió.

– Akeno, no digas esa clase de cosas. ¿No ves que molestas a Sona? – regañó ella a Akeno, ocasionando que la mencionada soltara unos divertidos «Fufufu». Seguidamente, ella se dirigió hacia Sona, una sonrisa traviesa presente en su rostro –. Sin embargo, Sona, Akeno tiene razón. SI no haces tú movida rápido, puede ser que yo me adelante y haga mi jugada primero.

Aunque Sona no lo mostró, ella sintió consternación ante aquella declaración.

– No entiendo porque querrías hacer algo como eso, Rías – le contestó la pelinegra –. Hyodou-kun no es como los especímenes que sueles elegir. No tienes talentos especiales o Sacred Gears poderosos, su poder mágico no está por encima del promedio y él no tiene ninguna capacidad impresionante que pueda llamarte la atención.

Rías continuó sonriendo

– Vaya, dices todo eso y sin embargo tu misma deseas tenerlo en tu nobleza. ¿No te parece eso algo extraño? – contestó, haciendo que Sona guardara silencio –. Además, dices que Hyodou-kun no tiene ninguna capacidad resaltante, pero tú y yo sabemos que eso es mentira. Tal vez en el sentido del poder no resalte, pero su mente es maravillosa; tan increíble que siempre empata en ajedrez contigo, quien no tiene paragón alguno en el campo de la estratagema – la sonrisa de Rías despareció –. Quizás eso es lo que me falta a mí, cuya nobleza destaca en capacidad ofensiva: una mente estratégica que pueda ayudarme a armar planes increíbles. Tal vez con eso yo pueda evitar que…

Rías calló, aunque todas las que estaban en la habitación sabia a lo que ella había querido referirse.

– Aun con todo, Rías, tú… – habló Sona, rompiendo el silencio, una expresión de determinación mezclada con rubor apareciendo en su rostro –… ¡no puedes llevártelo! ¡Desde hace tiempo que te dije que quería reclutarlo! ¡Yo fui la que habló primero, y tú aceptaste no meterte! ¡Tú sabes que yo lo…!

Sona calló, un rubor masivo en su cara impidiéndole continuar. Sin embargo, Rías no tuvo piedad de ella a pesar de ser testigo de eso.

– ¿Que tú qué? – interrogó ella con expresión seria, para no recibir ninguna respuesta –. Si no eres capaz de aceptarlo en voz alta, entonces no tienes ningún derecho a quejarte si otra se acerca y roba lo que no reclamas. No sé si lo sabes, pero aquellas que no son honestas consigo mismas nunca logran nada. A los chicos no les agrandan las mujeres confusas que ni siquiera pueden entenderse a sí mismas, después de todo.

– Ara, ara, Bouchou, cualquiera diría que tú sabes mucho de chicos. Tal parece que las novelas románticas que lees por las noches te están siendo de mucha ayuda.

El rostro de Rías se volvió rojo y su expresión seria se tornó en una de vergüenza.

– ¡Akeno! – chilló ella, avergonzada, antes de carraspear para controlar su expresión y regresar su mirada hacia Sona –. Piensa lo que te digo, Sona. Las mujeres exitosas son aquellas que son asertivas, directas y que saben lo que quieren. Aquellas que se duermen en sus laureles no tienen ni el privilegio de llorar cuando otra llega y les quita lo que han descuidado.

Sona apretó sus puños, su expresión dura como piedra.

– Tu… ¡¿qué derecho crees que tienes para decirme esta clase de cosas?! – exigió saber.

– El derecho de una amiga – contestó Rías al instante –. En serio, Sona, ¿qué estas esperando exactamente? Ya viste el movimiento de aquella caído. Esta vez pudimos chequearlo con anterioridad y poner protección y vigilancia para atraparla al instante en que en que se revele. Sin embargo, a la próxima quizás no tengamos tanta suerte. Si hubiera sucedido que la caído la hubiera atacado en su camino a casa, nosotras simplemente no hubiéremos podido hacer nada.

– Yo… yo lo sé. Por eso fue que acepté usarlo como cebo – dijo Sona cruzada de brazos, una expresión triste y distante que hizo Tsubaki a su lado se preocupara apareciendo en su rostro –. Si logramos atrapar a la caído podremos interrogarla y descubrir lo que están planeando. Tan solo por eso fue que yo acepté el riesgo de poner a Hyodou-kun una situación tan peligrosa.

– ¿Solo por eso? – le preguntó Rías –. ¿Acaso en el fondo de tu mente no tenías ni el más mínimo deseo de que se sintiera agradecido contigo por haberlo salvado y que por esa gratitud decidiera unirse voluntariamente en su nobleza?

Sona guardó silencio. Sin embargo, había algo en su expresión que le indicó a Rías que había dado en el clavo.

– No me sorprende. Yo hubiera hecho lo mismo – admitió Rías –. Después de todos, somos demonios: seres que se guían única y exclusivamente por sus emociones. Es natural que… ¡!

De repente, Rías interrumpió su discurso y dirigió una mirada apresurada hacia la ventana, cosa que de inmediato fue copiada por sus igual de consternadas compañeras.

– Eso… ¡Eso fue un pico de energía sagrada! – dijo Rías, exaltadamente nerviosa –. ¡No es de un ángel de seis alas, sino que es de uno de ocho! Y lo que es peor, ¡ese pico de energía proviene del parque!

Una expresión de alarma apareció en el rostro de todas, todas pensando lo mismo aunque con diferentes grados de alarma y preocupación:

– « ¡Hyodou-kun!»


Por otro lado, hace unos momentos…

– Ha sido un día fantástico, Hyodou-kun. Me he divertido como nunca – dijo Yuuma sonriendo angelicalmente, ella e Issei sentados juntos en un banco del parque.

Sin embargo, Issei fue capaz de detectar con diversión como ella estaba haciendo un esfuerzo magistral para contener su molestia.

– « ¡Ja, ja, ja! Tengo que darle méritos. Incluso después de que la lleve a aquel restaurante, la lleve a aquella perrera con todos aquellos perros en celo, la obligue a ir a taller e hice que me ayudara a reparar un montón de electrodomésticos al cargar un montón de cosas pesadas durante toda la tarde, ella está haciendo un trabajo magistral al contener su enojo» – pensó, divertido.

[Tienes razón, compañero – concordó Draig –. Su actuación es esplendida. De hecho, creo que sabemos quién se llevará el Oscar a «Mejor Actuación como Mosquita Muerta» esta temporada]

Issei contuvo las ganas de explotar en carcajadas ante aquella declaración de su compañero espiritual.

– «A veces te pasas, Draig» – pensó él, antes de regresar su mirada hacia la chica que estaba a su lado, quien parecía estar diciendo algo –. Perdón. ¿Decías algo? No te estaba presentando atención – admitió con cierto descaro.

Un brillo de molestia llenó los ojos de Yuuma por un segundo, tiempo más que suficiente para que Issei lo notara.

– Decía, Hyodou-kun, que hoy ha sido un día fantástico – repitió ella –. Me he divertido como nunca, pero ya es hora de irme. Mis padres me están esperando… Pero antes de irme, ¿podrías hacerme un pequeño favor? – preguntó.

Presintiendo lo que se venía, Issei le sonrió.

– Claro. Tú dilo, y mientras este en mis manos, yo lo haré, Yuuma-san.

Ante su respuesta, Yuuma se ruborizó.

– E-Eres tan amable, Hyodou-kun – tartamudeó ella, mientras se ruborizaba aún más –. Siendo tan amable, yo… Lo siento. n-no puedo evitar sentir algo de pena al decir esto, así que… ¿podrías acercarte más, por favor? – pidió.

Mientras inadvertidamente para Yuuma la mirada en sus ojos se afilaba, Issei sonrió y acató el pedido de Yuuma.

Ante eso, Yuuma sonrió, y algo en sus ojos cambioo abruptamente.

– ¿Podrías morir para mí? – preguntó ella.

BUZZZ.

– AGH – gimió Issei, una lanza aparentemente hecha de luz clavada en su estómago.

– No sabes cuando estaba esperando para hacer esto – dijo Yuuma con sadismo, dos alas negras surgiendo de su espalda y su ropa y rostro cambiando para hacerla lucir como una mujer de la mala vida en lugar de aquella inocente jovencita que hace unos minutos había sido –. Al principio cuando vi que actuabas caballerosamente, pensé que esta sería una cita divertida, ¡pero tuviste la osadía de llevarme a los peores lugares que podían existir! ¡Solo por eso tendrías que morir!

– Ku… – Issei solo podía gemir, la lanza de luz en su estómago brillando por unos instantes para luego desaparecer, causando que se desangrara a alta velocidad.

– Diría que lo siento, pero estaría mintiendo – continuó Yuuma, una sonrisa divertida presente en su rostro al ver a Issei desangrándose –. Aparte de los pecados que osaste cometer en contra de mí, resulta que según mis superiores eras una amenaza para nosotros, así que se decidió que yo me deshiciera de ti. Si deseas guardar algún rencor, entonces odia a Dios que puso el Sacred Gear dentro de ti… O mejor aún, ¡odiate a ti mismo por ser un ser tan asqueroso que no sabe tratar a una delicada flor como yo! ¡Fufufu!

Y tras decir eso, ella aleteó con sus alas y se levantó del piso, dispuesta a irse del lugar, careciendo totalmente de cualquier clase de resentimientos…

Pero entonces…

– Vaya – resonó la voz de Issei –. En ningún momento mostraste ni el menor signo de compasión.

Una mirada de sorpresa apareció en el rostro de Yuuma.

– « ¡¿Cómo es posible?! – se preguntó ella, asombrada, su mirada centrada sobre el joven que estaba desangrándose –. ¡Recibió mi ataque a quemarropa y está desangrándose a un ritmo alarmante! ¡¿Cómo puede ser capaz de hablar?! ¡Y lo que es más, ¿cómo puede estar tan tranquilo?!... Un momento, ¡¿acaso será que…?!»

– La verdad es que estoy sorprendido – siguió escuchándose la voz de Issei –. Por la forma en que habías actuado, pensé que un pequeño destello de buenos sentimientos todavía seguía en tu interior… pero para actuar de esa manera en contra de un inocente e indefenso humano, tú, ¡no eras más que un monstruo sin corazón!

Y mientras esas palabras se escuchaban, la imagen de Issei desangrándose en el piso despareció en cientos de haces de luz.

– « ¡¿Una ilusión?! » – se preguntó Yuuma al ver eso, impactada, antes de responderse a sí misma –. No, no es una ilusión. Mi lanza impactó verdaderamente contra algo, así que no puede ser que se haya tratado de un engaño. Pero entonces, ¿qué fue exactamente lo que hizo?»

– Sin embargo – siguió Issei, aparentemente sin darle importancia a la sorpresa de Yuuma –, la verdad es que me divertí bastante jugando contigo, así que aunque no tuviste piedad conmigo yo si la tendré contigo. He aquí mi propuesta: te permitiré irte de aquí conservando tu vida, pero te iras de aquí junto a todos los de tu clase para jamás regresar. ¿Lo aceptas? – preguntó.

Y al escuchar esa pregunta, Yuuma…

… se río.

– « ¿Eh?» – pensó Issei al ver eso, desconcertado.

– Fufu. Tengo que darte crédito – río Yuuma, su expresión de sorpresa siendo remplazada por una de cruel confianza –. Fue un buen truco el que hiciste ahí. Mereces que te ascienda de insecto a payaso. Sin embargo – ella le dio una mirada hostil –, no te olvides lugar, asqueroso humano. No eres más que un orangután retrasado comparado conmigo. ¡El mero hecho de que te atrevas a tratarme de esa manera simplemente porque me di el tiempo de jugar contigo merece un castigo!

Ella conjuró una enorme cantidad de poder mágico, más o menos la mitad del total de su poder mágico. Con un movimiento de sus dos manos, ella hizo que todo ese poder mágico se condensara en la forma de una gigantesca lanza de dos metros que estaba hecha de luz.

– Y como es natural, ¡tú castigo será la muerte! – auguró ella con arrogancia, totalmente confiada en lo que decía –. ¡Muere! ¡Great Spear of Light! (¡Gran Lanza de Luz!)

Y tras decir ella soltó la lanza, ocasionado que una enorme explosión se originara.

BOOM

– «Fufufu. Es imposible que lo halla esquivado» – pensó ella, sonriendo –. Concentre todo ese poder mágico para que al momento en que la lanza impactara esta se expandiera. Sin importar si se trata de un mago, es imposible que un simple humano pueda esquivar esa clase de movimiento, y ese truquito no funcionara porque la explosión abarcó todo. Es imposible que él…»

– Haaa. Y yo que quería hacer las cosas más fáciles

– « ¡I-Imposible! » – pensó Yuuma, en shock –. ¡Él no solo sobrevivió a mi ataque, sino que además….!

– Además, aparte de arrogante y parlanchina, tienes un pésimo gusto por los nombres. En serio, ¿quién llama a una gran lanza de luz «Great Spear of Light »? – se burló Issei de ella, la lanza que supuestamente era el ataque final de Yuuma siendo sostenida por él con una mano –. Bueno te di una oportunidad, y la desaprovechaste. No digas que no te lo advertí.

Tras decir eso, Issei hizo que una parte de su poder mágico saliera a relucir, una cantidad que, aunque insignificante para él, hacia ver la mitad del total del poder mágico de Yuuma como una luciérnaga al lado de un faro.

– Sin embargo, dado que no soy muy bueno con las armas, tendré una última cortesía contigo – él rápidamente hizo que todo ese poder mágico se condesara en lanza de luz que tenía en sus manos, causando que esta creciera hasta alcanzar una increíble longitud de seis metros –. Toma. ¡Te devuelvo tu arma!

Y con esas palabras, la enorme lanza de luz se dirigió hacia Yuuma, en lo que era un pronóstico de muerte segura para esta…

Pero…

– Lamento la interrupción, pero aunque esta chica es una basura no puedo dejar que acabes con ella en estos momentos

Y con esas palabras dichas, un hombre se posó ante Yuuma y, tal cual como Issei había hecho, agarró la lanza de luz entre sus manos, evitando que esta acabara con la vida de Yuuma.

Sin embargo…

– ¡! – una expresión de alarma apareció en el rostro de aquel hombre, segundos antes de que él lanzara con rapidez la lanza hacia el cielo, en donde esta generó una increíble explosión.

BOOOOMMMMMM

– Increíble. No solo incrementaste su poder ofensivo, sino que también hiciste que fuera lo suficientemente inestable como para que explotara de inmediato al entrar en contacto con un objeto físico. Es un logro increíble para que alguien que no es un ángel o un caído – felicitó aquel hombre, nada más que admiración presente en su tono.

Issei no le contestó. En lugar de eso le dedicó una mirada aprensiva y analizó a aquel hombre de manera rápida.

Como era natural para un ser sobrenatural, era guapo; muchísimo más atractivo que el hombre promedio. Asimismo, al igual que la mayor parte de los ángeles caídos, su pelo era negro, un corte militar apenas y permitiendo discernir este detalle. Sus ojos eran de un profundo tono oscuro que, aunque aparentemente eran afables y amables incluso ante un obvio enemigo como lo era Issei, rebosaban de «algo» que hacia Issei quisiera ponerse a la defensiva de inmediato. Era musculosamente delgado y su cuerpo con una constitución perfecta para la batalla estaba ataviado con lo que parecía ser un traje de camuflaje.

Lucia como todo un militar curtido por la experiencia de cientos de batallas, y, por lo que Issei sabía de él, no había ningún error en dar una descripción como aquella.

– «Draig, ¿ese es…?

[Si, compañero. No hay ningún error – contestó Draig, la seriedad presente en su tono –. Este hombre que está ante nosotros es uno que pertenece a la elite de la organización Grigori: un ángel caído de ocho alas. Antiguamente uno de los más fieros protectores del cielo, su salvajismo y crueldad en la batalla lo hicieron caer y perder la gracia del Señor. Un personaje cuya crueldad infinita es escondida por una falsa cara de amabilidad, él es conocido como el precursor del concepto de «El Hombre de la Maldad». Su nombre es…]

– Azkeel – exclamó Yuuma, algo de molestia en su tono –, ¿se puede saber qué haces aquí? Habíamos quedado en que yo sería quien me encargaría de esto.

El llamado Azkeel le dio una sonrisa que, aunque amable, rebosaba de burla.

– Naturalmente, querida Raynare, estoy aquí para cuidad del pequeño e inútil polluelo que eres tú – contestó –. Nunca has demostrado ser poseedora de una gran capacidad o talento alguno, por lo que simplemente me esperaba que fracasaras en esta misión y fueras capturada por las noblezas de las hermanas de los Maous.

El rostro de Yuuma, o Raynare como lo había llamado aquel sujeto, enrojeció de la rabia.

– T-Tú…

– Y mira que no me equivoqué – siguió hablando Azkeel, sin darle importancia al enfado de Raynare –. Resultó ser que tu «presa» fue mucho más de lo que esperabas y tú, la supuesta «depredadora», casi terminas siendo cazada. Era un espectáculo tan lamentable que incluso estuve dispuesto a dejarte sola, pero dado que al final mostraste que incluso un insecto como tú tiene una pizca del honor de Grigori, me tome la molestia de inmiscuirme en tu ejecución.

Ante las burlas de Azkeel, el rostro de Raynare se fue tornando cada vez más rojo. Ella abrió la boca, dispuesta a devolverle todos los improperios que este lanzado a pesar de saber que no tendría ninguna oportunidad de sobrevivir si este llegaba a enfadarse con ella. Sin embargo, ella no hizo eso, puesto que algo en las palabras de Azkeel captó su atención.

– Que demostré una pizca de honor, ¿dices? – repitió ella, desconcertada.

Una mueca de decepción apareció en el rostro de Azkeel.

– Así que ni siquiera lo notaste, ¿eh? – dijo él, causando que Raynare, sin saber muy la razón, se ruborizara –. Supongo que tuve muchas expectativas con alguien como tu… Pero bueno, ya me tome la molestia de inmiscuirme, así que supongo que tendré que explicártelo de una manera que tu insignificante mente pueda entenderlo – él centró su mirada sobre Issei, quien estaba mirándolo alertadamente con la guardia alta –. Veras, cuando este chico te dio la oportunidad de retirarte, él solo estaba esperando utilizarte. En sus ojos lo veo claramente: igual que un león que deja escapar un antílope para que lo guie hacia el resto de la manada, en el momento en que tú huyeras de aquí hacia la guarida serias perseguida de manera implacable.

– ¡! – una expresión de sorpresa apareció en el rostro de Raynare – «N-No, ¡eso no puede ser! Si eso fuera cierto, entonces… ¡desde el primer momento en que me revelé él estaba jugando conmigo!» – pensó ella, su orgullo impidiéndole aceptar esa posibilidad.

Como dándose una idea de sus pensamientos, Azkeel le sonrío, sus ojos llenos de desprecio hacia su persona.

– Oh, pobre, tonta e ignorante Raynare – dijo burlonamente –. ¿De veras creíste que este chico te iba a dejar irte confiando en la bondad y amabilidad de tu corazón? ¡Por favor! ¡Esa solo es una posibilidad que solo una inútil como tú, cuyo único valor es ser poseedora de buen un cuerpo, podría pensar! ¡Solo mira la cara del chico! ¡Está sorprendido porque deduje su plan en cuestión de segundos!

Al oír esas palabras, Raynare de inmediato volteó su mirada hacia Issei. Al hacerlo, ella entendió lo que Azkeel decía. A pesar de que Issei lucia calmado, su expresión había cambiado al oír las palabras del ángel caído masculino, la sutil calma que había estado despreciándola siendo remplazada por una expresión alertada, indicando que sí consideraba a Azkeel una amenaza en un cierto grado.

– « ¡Ese actuar no está nada para nada equivocado… p-pero…! – pensó Raynare, frustrada y enojada, su orgullo herido – ¡…el cambio es del cielo a la tierra! ¡¿Es que acaso no soy más que basura para él?!»

– Je. Pero al menos algo bueno salió de esta situación – continuó Azkeel, ignorando con desprecio a Raynare, su mirada centrada sobre Issei –. A pesar de que Raynare es una total basura, no debería ser posible para un simple humano normal detener sus ataques tan fácilmente. Incluso si eres un mago, esa clase de cosas solo debería ser posible para un ángel o un caído, quienes tienen resistencia inherente a la luz. Hacer esa clase de cosas por lo menos implica que tienes el poder de una criatura de clase alta… no. Pensándolo mejor, la manera en que me miras no es la de alguien temeroso ante un superior, sino la de una persona que se encuentra por primera vez ante un enemigo de su misma categoría. Más o menos tienes el poder de un inexperto ser de clase suprema, ¿cierto?

Aunque no lo demostró, Issei se sintió alarmado ante esa declaración.

– «La precisión no es perfecta, pero… – se dijo –… ¡para hacer declaraciones con tanta veracidad mediante una simple mirada!»

[Como es de esperar de alguien que fue parte de los Guardianes del Cielo] – exclamó Draig, una ligera tanda de sorpresa en su tono.

– Hmn. Sin palabras, ¿eh? – comentó Azkeel, una de sus manos alzándose –. Muy bien. Entonces solo toca demostrar la hipótesis con palabras.

Y tras decir eso, un círculo mágico apareció en frente de la mano de Azkeel, en donde una gran cantidad de poder sagrado fue condesado con extrema rapidez. Este poder sagrado entonces se condesó en una pequeña esfera centrada en la mano de Azkeek, quien al ver esto dijo:

Shining Shooting (Disparo Brillante)

Y entonces, esa esfera se convirtió en un rayo láser que se movió con la velocidad de un rayo en contra de Issei, el suelo del parque siendo destruido a su paso.

Pero a pesar de ver esto, Issei estaba tranquilo

– « ¿Conque un rayo de luz concentrada? – se dijo –. Con el guantelete podría desviarlo fácilmente, pero ya que ellos no saben de el mejor mantenga la tapadera y utilizo lo otro… Creo que un poco de oscuridad servirá»

Y tras pensar eso, Issei levantó una mano en frente de él, y con el rayo de luz tan solo a segundos de tocar su cuerpo, él exclamó:

Sozo: Donyokuna Kage (Crear: Sombra Voraz)

Y ante los ojos incrédulos de Raynare y la mirada expectante de Azkeel, una «macha» de oscuridad se formó en el espacio enfrente de Issei, «mancha» sobre la cual el rayo impactó de manera inofensiva, la explosión de poder ofensivo que debería haberse formado no dándose lugar por alguna razón.

– «¡I-Imposible! ¡Detuvo el ataque de Azkeel! » – pensó Raynare, incrédula, el miedo empezando a surgir en su ser ante esa imposibilidad.

– Oh, vaya. Que interesante. ¿Así que eres un usuario de Magia de Oscuridad? – dijo Azkeel, sonriendo, para luego alzar otra vez su mano –. Hmn. Una defensa media divertida la que usaste ahí, pero ya me hago una idea de lo que hace, así que… ¡veamos que puedes hacer en contra de esto!

Con esas palabras dichas, Azkeel realizó un movimiento simple con su mano, igual al que realiza un director de orquesta con su batuta, causando que cientos de círculos mágicos aparecieran en frente de él, todos los círculos mágicos apuntando hacia Issei con esferas de luz dentro de ellos.

¡Multiple Shining Shooting! (¡Múltiples Disparos Brillantes!) – exclamó Azkeel, causando que cientos de rayos laser salieran despedidos velozmente en contra de Issei.

Y este, por su parte…

… solo hizo una mueca de diversión.

– «Logró deducir que mi Donyokuna Kage solo absorbe la energía lumínica en cierta cantidad – se dijo Issei, una de sus manos alzándose –. De hecho, su plan tiene lógica. Muchos ataques pueden cubrir muchos flancos, y mucha energía impedirá que el hechizo funcione a su máximo potencia… pero…»

La mano que Issei tenía alzada empezó a despedir una gran cantidad de energía mágica, la cantidad de esta siendo tal que era visible incluso al ojo común.

– «… ¡me esta subestimando! »

Y con ese pensamiento, Issei hizo un gesto con su mano

Sozo: Kyodaina Donyokuna Kage (¡Crear: Gran Sombra Voraz!) – exclamó.

Y en ese momento, justamente cuando la andanada de láseres se le acercaba, de la mano de Issei una gigantesca «mancha» negra se vertió sobre el espacio. Fue entonces que, igual que si un pintor estuviera utilizando pintura negra sobre un lienzo blanco o de manera similar a lo que se ve en un casete mal grabado, la imagen del espacio en frente Issei fue sobrepuesta por una infinita marejada de oscuridad que hizo parecer como si el espacio se torciera frente a un agujero negro que consumía todo lo brillante.

Y como era natural los láseres no fueron una excepción.

– «Bien. Salió incluso mejor de lo que esperaba – pensó Issei para sí mismo, su mano alzándose de nuevo –. Ahora, tal como me enseño sensei, ¡debo aprovechar que el enemigo tiene la guardia baja y atacar bajo sus propias expectativas!»

Al pensar eso, la mirada de Issei afiló. Levantando su otra mano y colocándola junta a su homóloga en una posición muy similar a la utilizada al realizar cierta famosa técnica de un personaje de traje naranja y cola de mono, él dijo:

¡Sozo: Yami no Shi no Nami! (¡Crear: Onda de Oscuridad Mortal!)

Y entonces, en lo que era una escena de lo más bizarra, una esfera brillante de oscuridad se formó en contra de toda lógica en las manos de Issei. Al principio, esta esfera tan solo tenía el tamaño de una pelota de pingpong, pero en cuestión de milisegundos esta pronto creció a ser dos veces más grande que una pelota de basquetbol.

Y entonces, cuando eso sucedió Issei apuntó con sus manos hacia Azkeel y Raynare, para luego liberar aquella esfera.

De inmediato, un extraño «ZAAAZZZZ» se escuchó en el aire, y la esfera se convirtió en un rayo de oscuridad mortal. Aquel rayo no parecía cargar alguna clase de poder ofensivo, y sin embargo, todo lo que tocaba aquel rayo se ennegrecía y desaparecía, causando a su vez que el rayo de energía oscura por alguna razón viera tanto su forma como su tamaño incrementado.

Era un ataque aterrador: eso era lo que pensaba Raynare, quien, temblando de al miedo al sentir como todos sus instinto de supervivencia le gritaban para que buscara una manera de escapar a pesar de que le era imposible, solo podía ver como ese ataque la acercaba por segunda vez en aquella noche al final de su larga vida.

Sin embargo, por segunda vez en una sola noche, la vida de Raynare fue salvada por la misma persona.

– ¡Ja, ja! ¡Eso ya es algo! – rió Azkeel con loca diversión, un círculo mágico formándose de nuevo en frente de el –. ¡Veamos que rayo triunfa! ¡ Luminescent Cannon! (¡Cañón de Luz!)

Y tras que el dijera eso, un enorme haz de luz salió disparado en contra de la Yami no Shi no Nami de Issei.

Y entonces un choque entre luz y oscuridad se dio lugar.

Naturalmente, lo que debería suceder era obvio. Igual que fuego que era consumido por agua o planta que era consumida por el fuego, la oscuridad debería caer ante la luz. Eso era tanto un principio de las leyes naturales como mágicas: la luz siempre debía prevalecer ante la oscuridad.

Sin embargo, ante los ojos incrédulos de Raynare y Azkeel, el rayo de oscuridad estaba «consumiendo» sin problema alguno al rayo de luz. Era que no debería suceder, y sin embargo era algo que estaba sucediendo. ¿Tal vez fuera porque los poderes que representaban la dualidad del bien y el mal estaban siendo utilizados en lados opuestos que ese fenómeno se daba?: esa era una pregunta que no podía tener respuesta. Lo único que podía decirse era el resultado natural de que el Luminescent Cannon de Azkeel fuera consumido:

Y eso era, por supuesto, nada más y menos que el que ataque de Issei diera de lleno en contra de sus objetivos.

Y entonces, lo que naturalmente debería suceder es que tanto el cuerpo de Raynare como el cuerpo de Azkeel vieran su forma y masa robada por la Yami no Shi no Nami ; eso era lo más natural, y sin embargo, tal como se había demostrado, las leyes lógicas de la realidad simplemente parecían que habían dejado de funcionar hace rato.

– ¡Ja, ja, ja! ¡Que divertido! – exclamó Azkeel, ochos alas negras similares a la de un cuervo apareciendo en su espalda mientras una cantidad colosal de poder mágico era despedido de su cuerpo. Todo esto sucedía a la vez que la Yami no Shi no Nami de Issei era bloqueada por el ángel con una mano, quien luego cerró su puño, causando que el rayo mortal de energía oscura se viera disipado.

– «Ku. No puedo decir que eso me sorprenda, pero aun así…» – pensó Issei haciendo una mueca.

– ¡Admirable! ¡Fantástico! ¡Sensacional! – exclamaba Azkeel por su parte, su mirada fija sobre Issei mientras poder mágico de tipo sacro era despedido de su cuerpo –. ¡Es increíble el nivel al que ustedes los seres humanos han llegado! ¡Para que un simple mago me obligué a liberar mi verdadero poder…! ¡Ja! ¡Como era de esperarse de los amados niños de padre! ¡ES SIMPLEMENTE INCREIBLE!

Mientras aquellas palabras salían de sus labios con lo que parecía ser deleite, Azkeel se elevó a los cielos mediante un aleteo de sus ochos alas, el poder mágico despedido por su cuerpo haciendo que el brillara como si se tratara de la más lustrosas de las joyas.

– A pesar de que solo eres un mocoso, has logrado una hazaña magistral: has sido capaz de obligarme a liberar mi verdadero poder. ¡Puedes sentirte honrado! ¡Tú tenacidad ha logrado que te vea con los ojos de un rival! – dijo mientras su mirada estaba fija sobre Issei, para luego centrar sus ojos sobre Raynare quien todavía estaba a sus espaldas –. ¡Vete de aquí, Raynare! ¡De lo contrario no me hago responsable si uno de mis ataques se desliza accidentalmente sobre tu débil espalda!

Raynare tembló, y por un momento pareció que ella estaba dispuesta a aceptar con mucho gusto la oferta de Azkeel…

Pero entonces…

– T-Tú… ¡¿s-se te ha olvidado cual es nuestro deber, Azkeel?! – tartamudeó Raynare, aparentemente motivada por algo que superaba incluso su miedo hacia el poder de Azkeel –. N-No sé si este humano pueda darte pelea, ¡pero si liberas todo tu poder gran parte de la ciudad será destruida! ¡¿Crees que las hermanas de los Maous no se darán cuen…?!

Raynare calló de repente, una poderosa y fría mirada de Azkeel obligándola a ello.

– ¿Crees que soy tan estúpido como para no saberlo? – le dijo –. ¡Por supuesto que lo sé, ¿pero sabes que es lo que sucede?! ¡No me importa! ¡Solo estoy aquí por la promesa de una gran batalla! ¡Si las hermanas de los Maous vienen, entonces tan solo tendré que acabar con ellas! Y de hecho, ¡hablando del diablo!

Fue en ese momento en que Azkeel pronunció esa última frase, que Issei lo vio:

Era dos enormes círculos mágicos, cada uno con patrones muy distintivos para todos aquellos del mundo sobrenatural; es decir, se trataban de círculos mágicos que tenían grabados en su estructura los símbolos demoniacos del clan Gremory y el clan Sitri.

– «¡KU! ¡¿Cómo puede ser posible?! ¡¿Tuvieron la imprudencia de acercarse a este lugar a pesar de poder sentir tal colosal energía mágica?! – pensó Issei, preocupado y molesto –. Si se trata de la princesa del clan Gremory me esperaba por completo algo como esto… ¡pero no puedo creer que alguien tan inteligente como Sona haría una jugada de este tipo!»

[Supongo que normalmente no haría algo como eso. Lo más probable que en esta ocasión se esté dejando llevar por sus sentimientos en lugar de por lo que le dicta su cerebro] – reflexionó Draig

Issei no pudo evitar sentirse confundido por aquella declaración, pero no ahondó con Draig sobre el tema. En lugar de eso, él concentró su mirada sobre Azkeel, alerta a cualquier movimiento que este pudiera hacer.

Fue justo en ese momento que los círculos mágicos brillaron, trayendo a una gran multitud de personas para luego desaparecer. De esas personas, una chica de lentes le dio una mirada preocupada, y exclamó un ahogado: « ¡Hyodou-kun!», por un instante, antes de posar su mirada sobre el ángel caído y, con un ligero estremecimiento, dirigirse hacia este.

– ¡A-Ángel caído Azkeel! – gritó, un poco de nervios en su tono –. ¡Por si se la ha olvidado, este es territorio de los clanes Gremory y Sitri! ¡Ni usted ni ninguno de los suyos puede venir a este sitio sin un acuerdo mutuo con los Maous! ¡Por haga el favor de retirarse amablemente, o nos tocara tomar medidas extremas en su contra!

Azkeel le sonrió con burla, su cara brillando en la inmensa oscuridad de la noche como subproducto del poder que era liberado de su cuerpo.

– ¿Que me retire amablemente o sino me atendré a las consecuencias, dices? – repitió, antes de soltar una carcajada burlona –. ¡Ja! Por favor. ¡Se nota que son una novatas en el arte de la guerra! ¡¿Acaso piensas intimidarme con protocolos cuando veo que tus rodillas y las de tus siervos tiemblan ante mi mera presencia!? – inquirió.

Lo que Azkeel era decía cierto, notó Issei a la lejanía; tanto Sona como como sus siervos temblaban ante el colosal poder sagrado que despedía Azkeel. Y no era solo Sona, a pesar de que lo disimulaban mejor que Sona y su sequito, Rías y su nobleza también temblaban, sus nervios saliendo a flote ante la animosidad de un ser superior como lo era un ángel caído de ocho alas.

– ¡Nosotras no tenemos miedo, Azkeel! – mintió Rías, una fuerza fingida presente en su tono –. ¡Si no cumples con lo acordado en los tratados, entonces nosotras te enfrentaremos!

– Puff. ¿Tú, enfrentarte a mí? – se burló Azkeel, ocasionado que el rostro de Rías enrojeciera por la cólera –. ¿Se supone que debo reírme? Te pregunto, ¿cómo piensas enfrentarme con tan solo 3 integrantes en tu nobleza? En serio, ¡eres más patética que la heredera Sitri, y eso ya es decir mucho! ¿Qué, acaso se supone que ese chico rubio, esa pequeña de pelo blanco o la joven pelinegra que está a tu lado me enfren…?

De repente, al posar su mirada sobre Akeno, Azkeel interrumpió sus propias palabras.

– Esos ojos. Esa cara. Ese pelo… – murmuró, su mirada fija sobre Akeno, causando incomodidad en esta –. Sí, no hay duda – seguidamente se dirigió hacia Akeno –. Tú eres ella, ¿verdad? ¿Eres la pequeña hija de Shuri Himejima y Ba…?

Al instante, él tuvo que interrumpir sus propias palabras para bloquear un rayo con su mano.

– ¡No te atrevas a pronunciar ese nombre! – gritó Akeno mientras pequeños rayos eran despidos de su cuerpo –. ¡Ni tu ni los de tu clase tienen derecho a siquiera compararme con él! ¡ Ika…!

– ¡Akeno, no lo ha…!

– ¡… zuchi! – exclamo Akeno, cegada por el odio, de sus manos una estela de poder mágico formándose para luego dirigirse hacia el cielo y caer sobre Azkeel.

Un enorme estruendo se formó entonces, similar a como si una gran cantidad de tambores sonaran al mismo tiempo. Seguidamente, el rayo que caía sobre Azkeel se expandió y perdió su forma, transformándose en una gran cantidad de energía que generó una explosión que causó que un montón de viento se originara y que una cortina de humo se originara.

– Vaya, interesante – exclamó Azkeel, la nube de humo disipándose para mostrar que se encontraba ileso, para incredulidad de Akeno –. Fue solo una ligera sacudida comparado con los rayos de tu padre, pero la cantidad de poder escondido en el es simplemente sorprendente para alguien que se está reprimiendo a sí misma. Tienes bastante potencial, mocosa… lástima que ni tu ni tu Rey vayan a sobrevivir esta noche.

Y entonces, para alarma de Rías, Sona e Issei que estaba a unos cuantos metros, Azkeel levantó una mano y conjuró un círculo mágico que rebosaba mucho más poder del que había utilizado en toda la mini-batalla contra Issei.

– ¡Primero me deshago de los estorbos, y luego voy por ti, muchacho! – dijo él, el círculo mágico apuntando en contra de Rías, Sona y las nobleza de ambas –. Mueran. ¡ Final Li…!

Y de repente, para sorpresa de todos los que estaban en el lugar, él interrumpió sus propias palabras.

–…. Muy bien. Entiendo – dijo, deshaciéndose del círculo mágico para mayor sorpresa de todos. Seguidamente, él se dirigió hacia Raynare, quien había estado paralizada en su lugar, totalmente aterrorizada –. Prepara un círculo mágico, Raynare. Nos vamos de aquí.

– ¡! – la sorpresa llenó el rostro de Raynare ante esa declaración. Sin embargo, a pesar de su sorpresa ella siguió el pedido de Azkeel, quien descendió de los cielos y se le acercó.

– ¡Esperen! – los interrumpió Rías, incrédula –. ¿De verdad esperan que los dejemos ir así sin más? – preguntó, sin poder creer lo que veía.

Azkeel dio un suspiro divertido.

– Vaya, pero quien las entiende. ¿No querían que me fuera tranquilamente? – preguntó, ocasionado que una expresión confusa apareciera en la cara de Rías –. Pero no te preocupes, querida Princesa de la Ruina Carmesí. Tengo un regalo de despedida para ustedes.

Azkeel una mano al momento de decir eso. De la palma del ya mencionado apéndice, una lanza de seis metros, tan grande como la que Issei le había lanzado a Raynare, surgió.

– No tiene un nombre especial, pero es suficiente para lidiar con ustedes – murmuró divertido –. Por favor, traten de no morir.

Y seguidamente, lanzó la lanza.

De inmediato, Rías y compañía hicieran una expresión de alarma y trataron de formar medidas defensivas. Ese ataque tal vez no contuviera tanta energía mágica como la que Azkeel había expedido hace unos momentos, pero seguía siendo un ataque de luz, la cual era la debilidad de ellos, los demonios. De llegar a recibirlo de manera directa, incluso podrían morir de un golpe.

Y eso Issei lo sabía.

– « ¡No puedo permitir que eso los toque! – pensó, moviéndose a velocidades que el ojo humano no podía seguir, para quedar parado en frente de las jóvenes.

Y entonces, justamente cuando la lanza estaba a punto de darle directamente, Issei…

¡Sozo: Donyokuna Kage!

conjuró de nueva cuenta aquella «mancha» de oscuridad como un escudo, causando que la gran lanza despareciera sin asestar daño alguno.

Y de inmediato, Issei dirigió su mirada hacia el sitio estaban Azkeel y Raynare, tan solo para ver cómo estos desaprecian mediante el círculo mágico conjurado por la caído.

– «Tsk. Escaparon » – pensó con molestia.

[Dejemos ese problema compañero. Ahora tienes un problema más urgente con el que lidiar] – le dijo Draig.

Y entonces…

– ¿H-Hyodou-kun…? – exclamó Sona, sorprendida –… ¿tú eres un mago?

Al escuchar esas palabras, Issei se giró, sola para encontrarse con la escena de tanto los integrantes del Club de la Investigación de lo Oculto como los miembros del Consejo Estudiantil de la Academia Kuou mirándolo con sorpresa.

– «Oh » – pensó Issei haciendo una mueca –. Adiós identidad secreta»

Y pensando eso, dio su mejor sonrisa y se acercó.

Iba a ser una larga noche.


Notas de Autor.

Probablemente alguno de ustedes estén pensando algo como: «¿Qué es esto? ¿El guion de un anime de los ochenta?»

Bueno, la verdad es que este capítulo es puro dialogo, y si les soy sincero la mayor parte de este arco será dialogo. Pero eso no debería sorprenderlos. Sinceramente, cuando Issei es fuerte, Raynare solo es… meh.

Principalmente utilizare este arco para manejar las relaciones de los personajes y explicar un poco acerca del pasado de Issei. Naturalmente, habrá batallas (probablemente mucho mejores que la mini-batalla de este cap), pero no creo que sean tantas como las que otro arco podría tener.

Y hablando de eso, presente un OC. Es Azkeel, un ángel caído de ocho alas basado en un ángel caído de mismo nombre que es mencionado en el Libro de Enoc. No es un OC Gary Sue o algo así, tan solo lo introduje para que este arco no fuera así:

Raynare: ¡Soy malvada! ¡MUAHAHAHA!

Issei: ¡Dragon Shot!

Raynare: ¡Kyaa! (Se muere)

Además de eso, también lo introduje para generar una conexión con un cierto arco futuro donde veremos muchos más ángeles OCS (saben a lo que me refiero ¿no?)

Y por otro lado, sé que probablemente pensaran que esto es un Sona-centry, pero la verdad no es así. No quiero centrarme en un solo personaje femenino, sino que quiero hacer que todas las integrantes del harem tengan su momento. El caso de Sona es especial, pues ella, demasiado acostumbrando a ser indiferente y a no permitirse actuar como una chica normal, no confesara sus sentimientos hacia Issei hasta mucho después. De hecho, como luego de esto se viene el arco de Raiser, es muy probable que Rías se torne en waifu antes que Sona.

…Y dejando de lado eso, siguen quedando muchas cosas por descubrir. ¿Qué son esos poderes que usa Issei? ¿Cómo es que este sabe de Draig? ¿Cómo es tan fuerte e inteligente? ¿Quién es ese sensei que menciona a cada rato? ¡Si quieren averiguar todo esto, siguán atentamente el curso de esta historia!

Y con eso dicho, me despido. Si les gusto, por favor voten o dejen un Review, que eso me anima.

¡Hasta la próxima!