El emperador:
Berlín, una ciudad prospera donde el trabajo abunda y las necesidades del pueblo no existen. Ciudad capital de las capitales del mundo, establecida así por el dragón con forma de hombre que expandió sus dominios a todo el planeta y que se llevo las tristezas y lagrimas de las sociedades humanas, pobreza, desempleo, inseguridad, desigualdad... eran palabras que solo en cuestión menor a una década, se volvieron términos que describían al pasado.
Sin embargo, el declaro emperador dragón no surgió como un diamante por pulir para el mundo. Sino vino al mundo como un humano cualquiera, que desconocía que estaba destinado a la grandeza.
-¡De pie, príncipe Issei! -grito el hombre que enseñaba el arte del sable europeo al joven de tan solo diez años. Un duro golpe por parte del empeñado maestro en enseñarle el arte por completo al heredero de Alemania -¿que pasa? Tome su espada y defiéndase, los enemigos no tendrán piedad aunque se ponga de rodillas.
El joven príncipe estaba de rodillas en el suelo como su maestro en la espada resalto, un hombre que no solo dominaba este arte sino también era un experto asesino y maestro en la magia. Issei solo era un niño, el mismo se convencía de poder hacerle frente a un guerrero de tan alta edad y de tal talento. Mas la furia de ser comparado con su padre le irradiaba.
-Levántese príncipe Issei, a su edad su padre ya podía desarmarme por completo -dijo y causo la furia del príncipe.
-¡Arrggghhh!
Difícil el castaño príncipe de diez años tomo con ambas manos la espada para arrojarse imprudente a su maestro, aquel hombre no se movió. Solo miro el acto desesperado por ganar del heredero de Germania. Y ante la mirada de otros nobles con sus familias, hijos e hijas miraban con mucha atención el desempeño del príncipe durante un día mas de su entrenamiento en el palacio del Reichstag. Alguna vez fue solamente un edificio simple de gobierno, ahora era un palacio digno del Führer y su familia. Mas Issei solo oía a los adultos especular acerca del chico, que era muy distinto al hombre que era su padre. El llamado salvador de Alemania. El príncipe ahora se hallaba tirada en el suelo luego de ser derribado por su maestro, el coraje mas la frustración de no conseguir avances hasta ahora en sus practicas lo tenían harto.
-Basta -el Führer levanto la mano, igual estaba allí junto a su esposa viendo el entrenamiento de su hijo -es todo el entrenamiento por ahora -exclamo y el espadachín enfundo su arma para darse vuelta y dar unos cuantos pasos para atrás.
La esposa del Führer se acerco con preocupación acompañada de tres de sus damas y dos médicos militares que tenían que atender al herido príncipe luego de que el ultimo golpe del príncipe le diera en la frente y le abriera la carne.
-Issei, Issei estas bien -pregunto la madre, su hijo solamente tenía puesta la mirada en el cielo llena de coraje.
-Lo atenderemos majestad -dijeron ambos médicos lado a lado del pequeño heredero.
-Estoy bien, no necesito atención medica -respondió enojado, sentándose en el suelo para ponerse de pie sin importarle cuanto sangrara su herido -solo necesito descansar.
-¡Hyoudou Issei! -grito la reina.
-¡Estoy bien, dije! -respondió con un grito también.
-Al menos heredero temperamento de su padre -escucho a uno de los nobles mal hablar de su hijo.
Mas entre tanto noble y aduladores presentes, dos niñas distintas miraban con mucha curiosidad al príncipe en su ira que se fue a por los pasillos internos del ahora palacio mientras los guardias se mantenían firmes cada uno cuando el príncipe pasaba delante de ellos. Así hasta llegar a sus aposentos donde se encerró con la puerta que le puso el seguro.
Mas cinco minutos después llego su madre con aquellos médicos de antes, cabreada por la mala actitud ante las derrotas de su hijo.
-Issei, abre la puerta para que los médicos te curen la herida -dijo mas el príncipe no dio señales de él -eres un príncipe, debes actuar como tal -otra vez, no hubo respuestas para del heredero -soldados, abrid la puerta.
-¡Si, mi reina! -los soldados que custodiaban la entrada y salida del cuarto de Issei cargaban consigo una llave para cuando se la necesitara entrar por ordenes de sus superiores.
Pero al abrirse las puertas del aposento del príncipe, él no se encontraba dentro. La reina vio en la cama la ropa de entrenamiento de su hijo abandonadas y la ventana abierta desde este tercer piso del palacio. Se acercó y vio la ciudad, los autos pasando por las avenidas que rodeaban al palacio. Los soldados custodiando el Reichstag, la gente de Alemania viviendo tranquila mas la reina se preguntaba a que barrio de la ciudad escapo su unigénito.
-Ah... Issei -solo suspiro y pidió que estuviera bien, que regresara para la cena.
En tan solo cinco minutos el príncipe Issei ya había llegado lejos del palacio, llego a un barrio común a lo lejos. disfrazado como un chico común de su época, evitando que los grupos patrullas de soldados que rondaban en sus camiones lo distinguieran. No era la primera vez que se salía a hurtadillas del Reichstag, siempre que lo hacía sus padres daban la orden a las tropas en calle de buscar a Issei, sin hacer escándalo al príncipe. Mas la gorra café de tela que usaba lo ayudaba a pasar disimulado con éxito.
Se mezclaba entre la gente de transitaba las calles, los comerciantes y otros niños, a la vez que iba limpiando la sangre en su herida queriendo que dejara de sangrar pronto. Cuando la ultima patrulla paso de largo sin éxito en su búsqueda hasta percatarse que entre las personas del pavimento por el que iba... una extraña chica vestida de negro y rojo con un velo que indicaba estaba de luto miraba una tienda de dulces, parecía que no tener dinero para comprarse un caramelo.
-Disculpa -habló Issei y la chica de extrañas ropas le miro con leve asombro -¿estas perdida?
-¿Puedes verme? -pregunto impresionada la susodicha viuda, quien por la estatura parecía estar en la misma edad que el príncipe -¿en verdad puedes verme?.
-¿No debería verte? -pregunto extraño Issei con la respuesta de la chica. No se percato que el ambiente que rodeaba cambio, todo en aquella cuadra desapareció, las casas los negocios, estaban en un vació lugar donde solo eran él y esta mensajera.
-Kuku~ -la risa risueña casi incomodo al castaño -así que eres tú.
-¿Yo? -la chica camino hacia el joven príncipe, tomo su mano izquierda con ambas manos la llave bajo su velo, quien beso la palma de la mano del heredero al trono de Alemania, posterior paso a saborear cada uno de los dedos de esa mano -¿que estas haciendo? -entro en pánico ahora, pues un pulso de luz verde apareció sobre su mano, como si una gema brillante fuera puesta debajo de su piel.
-Tu destino es mas grande del que crees Hyoudou Issei -dijo la chica con velo negro -a si ha sido escrito, porque tu traerás libertad y justicia a este mundo por el poder que tu padre te bendijo al nacer y que tu madre agradeció cuando naciste -la vio sacar algo de su ropa.
-¿Mi padre? -si tan solo supiera que no hablaba de su padre, Führer de Alemania, solo le dio una corta revelación.
-No él, sino tu verdadero padre...
Eso fue hace ocho años, después de aquel día el príncipe de Alemania se volvió Führer tras tomar el trono que le correspondía y demostrándole a los incrédulos que era mas que digno de gobernar. Y su poder era de temer.
Regresaba triunfante al palacio del Reichstag en un vehículo kubelwagen de uso militar. Escoltado por varias unidades blindadas de combate ligero o combate urbano como el emperador les decía y demás soldados en camiones en un convoy que circulaba por las amplías calles principales de Berlín.
-¡Es el emperador. ha vuelto! -no necesitaba anunciarse a su pueblo para que ellos supieran que su libertador había vuelto.
El convoy compuesto por cuatro blindados urbanos y seis camiones que hacían caravana para el Kubelwagen que iba en el centro con un joven que vestía el uniforme del ejercito hablaba por si solo. Para cuando el grupo llego a la avenida que conducía directamente al castillo y desde allí, el emperador vio a su pueblo reunido en las calles, aclamando el regreso de su rey tras ausentarse hacia la nueva guerra que comenzó.
-¡El emperador Issei ha vuelto! -decían entre las masas de personas.
-¡Grande nuestro emperador! -seguían diciendo mientras contenían las ganas de ir y rodear al rey mientras este seguía su camino.
No quiso quedar ante su pueblo como un arrogante o narcisista, así que cuando escucho al pueblo clamar a él, se levanto del auto al estar en la parte trasera junto a su paladina, para saludar a su nación con una sonrisa en la cara mientras movía la mano cual estrella de cine o música fuera él.
-¡Hail Issei!/¡Hail issei!/ ¡Hail issei! -gritaba regocijado el pueblo mientras su emperador los saludaba desde su vehículo en movimiento.
-El pueblo lo ama, emperador -comento la paladina mirando la felicidad del pueblo en lo que su señor seguía arriba.
Pero no todos estaban felices, dentro de uno de los camiones blindados la prisionera especial tomada de la familia de demonios, Venelana Gremory (Bael) seguía estando prisionera con su poder neutralizado ahora por una medicina experimental que suprimía la magia a los demonios y seres mágicos durante horas. La mujer, devastada por el asesinato de su marido apenas si podía mantener la mirada levantada, a pesar de poder escuchar a la nación de su captor recibirlo con jubilo solo miro a la soldado de la Wehrmacht que la acompañaba en el camión que se mostraba neutral. Si, una mujer también podía ser soldado en el imperio de Issei.
-Estamos en el mundo humano, ¿no? -pregunto Venelana, mas la soldado se limito a empuñar mejor su MP-40 -¿que harán conmigo?
-Eso el emperador mismo lo decidirá -respondió la soldado -ahora guarda silencio o te golpearé mujer. Se mas agradecida que el rey decidió perdonarte la vida, aunque claro... lo que te hará tampoco será perdonarte la vida -eso no calmo el miedo a Venelana. Jamás se había sentido así.
Llegó entonces el emperador a su palacio de mármol con la escolta de mas de veinte soldados de elite y su guardiana con él como siempre. Al llegar a las escaleras, donde guardias de honor protegían la llegada de su emperador en cada escalón al interior del palacio. La gente rodeaba el castillo observando a su líder volver una vez mas, lo vieron dar la cara a ellos, su pueblo y levantar la mano en un saludo cordial de su emperador a su imperio que él veía gran gratitud.
Dejando el jubilo de su pueblo afuera del palacio, por dentro fue recibido por cada uno de miembros del Reichstag con los respetos que dedicaban a su lord así hasta llegar al salón del trono que levanto para su dominio donde una mujer de cabellos claros reservaba el lugar del legitimo emperador cada que se iba la luchas.
-Emperador, es bueno verlo de nuevo -dijeron los generales y demás políticos que acompañaban a la emperatriz interina de Alemania.
-Lo mismo digo, ministros de mi armada, senadores. Agradezco el recibimiento, descuiden pueden volver a sus labores -saludo también a estos hombres casi viejos, sin embargo todos sus saludos y la alegría de volver de Issei estaban dedicados a una sola mujer, la que resguardaba su trono -madre, he vuelto ha casa -era la única mujer que le permitía en su lugar como emperador. La única ante la que se postraba el emperador rojo.
-¡Issei! hijo mío -respondió con fervor alegre la dama de origen japones. Con las vestimentas mas elegantes y a la moda de su época. Bajo del trono y recibió a su hijo, puso sus manos en la cara agachada de Issei y le hizo levantar la vista -bienvenido a casa.
Como si se tratara de una madre común corriente recibió a su hijo. Solo cuando escuchaba el recibimiento de su progenitora, los ojos del emperador dragón rojo se volvían los ojos de un joven común y no las de un conquistador. Cedió el trono e Issei subió a él, sentado pudo ver todo ese enorme salón donde su trono, para sentarse con una pose arrogante pero a la vez sabia, su mano bajo su mentón mientras miraba complacido.
De pronto, cuidadosamente las puertas del salón se abrieron, un grupo de jóvenes doncellas hizo presencia. Delante de ellas, una mujer de la misma de Issei, cabello lisio y castaño, un vestido blanco con detalles de tonalidades azules y un listón desapercibido sosteniendo la cola de su pelo. Tres chicas de su misma edad le acompañaban, una castaña, una de cabellos dorados y una mas de cabello blanco con ojos como rubíes. Sin embargo de estas cuatro, solo la primera fue anunciada por los mismos soldados.
-Mi emperador -decía el vocero -hace presencia ante usted, de la familia Claes, su prometida mi emperador: la señorita Katarina Claes mi señor y sus damas de honor.
Esta mujer contentaba mas al emperador, no era cualquier mujer para Issei. No duro mucho en volver a ocupar su trono para volver a bajarse de él e ir por la dama que así como su madre, esta también aguardaba su retorno.
-Emperador, ha vuelto -pronuncio Katarina al ver que se acercaba su prometido.
-Así es, señorita Claes -exclamo Issei al verla por fin luego de mucho. Rompió su protocolo de etiqueta como soberano y realeza para comportarse como un novio mas de la comunidad que se reencontraba con su amada después de mucho -mi amor.
Tomo a la chica de su cintura para besarla sin pena ni vergüenza ante su madre y las damas que venían con su prometida, al tomarla la levanto y la hizo dar una vuelta en el aire mientras estaban en pleno beso.
-Te extrañe mucho Katarina -dijo, su frente estaba pegada a la de su prometida mientras todos miraban el común actuar de su emperador cada que se reunía con sus seres queridos -también a ustedes le eche de menos, señoritas Mary, Sofia y María -conocía a las damas que siempre acompañaban a la prometida del emperador.
-Emperador... -la joven Maria, una doncella de origines humildes se mostraba de tal forma.
-...Nos alaga con sus palabras -termino de decir la que de las tres, mas se apegaba a Katarina, Mary Hunt.
-Yo también, todo el imperio extraña a su emperador -exclamo enamorada la prometida de Issei.
-Haa... -suspiro fuerte el emperador rojo para dedicarle una sonrisa a su prometida -es bueno estar en casa.
Tomo mando de su imperio con su retorno del inframundo y la nueva creciente guerra que estaba desatando contra los demonios. Mas tarde, al caer la noche el emperador se reunió con sus principales generales e ingenieros de su armada para discutir en el salón de guerra los próximos movimientos sobre el inframundo.
-Emperador, es bueno tenerlo en Berlín otra vez -saludaron los generales cuando el joven emperador entro con su paladín atrás suya como siempre.
-Lo mismo digo a cada uno de ustedes, mis leales generales e ingenieros -exclamo Issei mirando los dos mapas de su actual campaña en el mundo de los demonios -por lo visto todo esta en orden.
El mapa de aquel mundo de los demonios dibujado a mano habían en la mesa de ocho metros por doce, mientras que en la pared norte un mismo mapa pero de dimensiones mas cortas igual había aquí. La diferencia, en el mapa de la pared espada pintado las tierras de los demonios que las fuerzas del imperio rojo tenía ya bajo control y con lo que faltaba por conquistar. En el mapa en la mesa, los generales, mariscales e ingenieros organizaban los siguientes movimientos y predecían el avance de las tropas a como su emperador estaba exigiendo quien alrededor de la mesa de guerra tomo lugar para oír si seguían el plan que él mando con su llegada
-Tal como usted lo ha pedido emperador, tropas de Finlandia, Suecia, Siberia, Canadá y Alaska están siendo movilizadas a las fronteras establecidas en el territorio del clan Gremory con los limites del clan Sitri y sus aliados -decía un joven general de orígenes chinos, casi de la misma edad del emperador, usando un látigo de caballería para indicar el plan sobre la mesa -llegarán para el día de mañana y tomaran los lugares de las divisiones actuales en las fronteras mientras que grupos de exploración se adentran en el territorio enemigo pero solo será reconocimiento nada de ataques claves a la zona enemiga.
-Bien, va bien -exclamo Issei.
-Emperador usted predice que dentro de meses las tropas de Sitri se moverán hacia nuestras fronteras, harán retroceder a los grupos de exploración hacia la frontera y utilizaran el invierno para hacer retroceder nuestras tropas en la frontera, para cuando entren, empezará el plan de Invierno.
-¿Plan de invierno? -pregunto un joven general en la sala entre los veteranos.
-Guarda silencio -le reprendieron.
-Las tropas se dividirán en grupos menores, los francotiradores se movilizaran con el uso de las tácticas mottis a medida que avancen, en dos semanas las tropas Sitri se verán distanciadas y faltas de comunicación.
-Allí vuelve a entrar mi ejercito y todas las divisiones -tomo la palabra Issei -justo aquí -señalo un punto especifico en el mapa -y la mahou Leviatan caerá, la primera de esos tres falsos líderes caerá. Todo marcha según lo previsto general Cao cao -exclamo, ese chico... ese general el descendiente de un antiguo héroe humano, su descendiente junto a los descendientes de otros héroes humanos se postraron ante Issei durante su guerra sobre el mundo humano y juraron lealtad al ver que su causa era justa y que concordaba con sus mismo objetivos, hacer prevalecer el mundo humano.
-¿Que son las tácticas Mottis? -pregunto aquel joven soldado de antes, poniéndose en ridículo ante los demás hombres y mujeres de la sala. Incluso él sintió vergüenza de su pregunta.
-¿Quien eres niño? -preguntaron algunos ante la insolencia del joven con un traje de tan alto rango. Ni siquiera él mismo podía responder.
-Yo... me llamo Jeffrey Wilson...
-Tranquilos, déjenlo en paz. Es una pregunta valida, no siempre en las academias militares te enseñan todo ¿verdad? -exclamo Issei -verás joven e ingenuo general Wilson, cuando comencé mi campaña contra la unión soviética, establecí cuatro posibles fronteras con Rusia donde podía atacarlos. Finlandia, Polonia, Ucrania y Turquía. Los soviéticos estaban convencidos de que los atacaría por el frente de Finlandia porque era un camino rápido hacia Leningrado. Fueron imprudentes y atacaron primero, ordene a los finlandeses que dejaran que entraran con todo lo que tenían a su tierra y que tomaran a las columnas rusas por los flancos hasta romper las formaciones de día y al seguir divididos en la noche, los francotiradores se movían cazando a las tropas perdidas soviéticas. Sembrando terror en ellos. Lo que obligo a Stalin a mover todas las tropas restantes al frente finlandes, desprotegiendo las otras fronteras donde ordene la verdadera invasión antes de que los rusos llegaran con Finlandia. Cuando intentaron volver a sus fronteras, mas tropas que envía a escondidas a Finlandia lanzaron un ataque masivo sobre cuatro frentes hacia un enemigo perdido y confundido.
Esta anécdota hizo sudar a varios mientras que otros recordaban esto como un agradable recuerdo. Los que temblaban eran porque vivieron aquellos días desde la perspectiva soviética mientras que los alegres lucharon desde el lado del imperio rojo.
-Muchacho, si recuerdas algo de tus días en la academia es que la guerra no solamente se trata de poder y números, es estrategia e infligir miedo en tus enemigos. Porque yo conozco lo que hay en mi ejercito y lo que hay en el ejercito de mi enemigo.
-...Pero... -nervioso ante esos ojos verdes de dragón del emperador pregunto -¿como sabe que al final, se enfrentara a la mahou Leviatan?
-Tengo todo medido muchacho, en este momento el regalo que hice para el mahou Lucifer debe llegarle, seguramente debe reunirse ahora con la parte de su familia que escapo hacia Sitri -decía Issei, sin revelar esta parte de su plan.
Singularmente, en el territorio del clan Sitri. Dentro de las paredes de la casa principal de la familia, fueron aceptados como refugiados los miembros de la familia Gremory. La hija menor del pilar de esta familia de demonios, le fue concebida una habitación para ella sola mientras que a su cuñada y su sobrino les dieron una igual bajo el techo de la mansión Sitri.
-Rias, lamento mucho lo que ocurrido, si necesitan algo solo díganselo a los sirvientes y se los traeran -decía Sona cuando su amigo tomaba asiento en la cama de esta habitación, era de la misma talla que el hogar al que estaba acostumbrada. Esta joven de cabello corto y color negro con lentes miraba desanimada a su amiga carmesí, ni siquiera tenia palabras para la amabilidad de su amiga de la infancia.
-Gracias por el gesto, Sona-sama. Descuide no seremos una molestia ninguno de nosotros -fue Akeno, la reina de Rias quien tuvo que tomar la palabra de su señora ante las palabras de su rey. Una chica que llevaba puesto un vestido tradicional japones de colores negros.
Dejo solas a Rias y su reina en la habitación, podría ser que Akeno lograse mantenerla cuerda.
-Rias -llamo a su rey, sin embargo esta jovencita solo se limito a levantar la vista. Y cuando hablo, la respuesta que le dio no complació para nada a Akeno.
-No es el mismo chico del que me enamore Akeno -dijo Rias, dejándose caer en el colchón y mirando hacia el techo.
-Otra vez con eso, Rias acéptalo. Hyoudou Issei esta comprometido con otra mujer acéptalo. Además, ese chico ahora es un monstruo. Se auto proclamo emperador de los humanos y los dragones, conquisto su mundo con mano de hierro. Expulso la influencia de las facciones sobre su mundo y ahora esta invadiendo nuestro mundo -casi gritaba Akeno. Aquel chico que vieron una vez luchando para estar a las expectativas de su padre ya no era el mismo.
-¿Porque Akeno? -preguntaba Rias -¿porque nos hace esto? -una pregunta, que su reina no tenía respuesta. Para los demonios, las metas de este humano eran desconocidas.
En otra habitación dentro de los parámetros de la casa Sitri. Llego el hijo mayor y hermano de Rias para asegurarse que los tres miembros de su familia que huyeron de la invasión estuvieran bien. Al mismo tiempo, se reunia con su compañera Mahou para discutir acerca de la guerra.
-¡Padre!
-Millicas, Grayfia -saludaba a su hijo y su esposa aliviando parte de su pesar -me alegra saber que están bien.
-Oni-sama -apareció Rias en la habitación al oír que su hermano apareció sin aviso.
-Rias, me alegro de verte -Sirzechs abrazo a la familia que le quedaba, anhelando que sus padres donde quiera que estén estuviesen bien. Todo mientras que miembros de la casa que los refugiaba miraba felices.
-Esto no puede estar pasando -decía Sirzechs sin salir de su papel como el principal rey demonio -los humanos no tienen el poder para invadir nuestro mundo, mucho menos si se trata de sus armas que han inventado.
-¿Que dice el consejo al respecto? -pregunto Serafall con su colega a solas.
-Van hacer que los ejércitos en los clanes se alisten para la guerra, pero será complicado, ningún clan parece estar dispuesto a luchar con los otros. Algunos ven como simple suerte que los humanos hayan derrotado a mi familia -decía conteniendo su odio.
-Los humanos se han vuelto una amenaza -dijo Serafall -seria o no, hay que hacerles frente antes de que esto se salga control. He ordeno reunir a los ejércitos de mi familia y de los clanes vecinos. Iremos a contra atacar, pero hay que esperar, a ver que es lo que planean los humanos, hasta ahora se limitan a explorar las fronteras con nuestro territorio.
-Ese humano, ese... emperador -no sabia como dirigirse a tal amenaza -jamás pensé que un chico como él se volvería un conquistador de tal magnitud.
Todos parecían estar tranquilo en los limites de la casa de los Sitri, sin embargo. Esa paz se acabaría pronto. Cuando un mensajero de la familia llegaba con un paquete mandado por los ejércitos humanos hacia esta casa.
-Lucifer-sama -interrumpió una mucama la reunión privada de estos lideres -traen un paquete, dirigido ha usted.
¿Como sabían que estaría allí? se preguntaban los miembros de la familia Gremory. Llevando la caja a la sala donde miembros de la familia Sitri y de los carmesís reunidos, vieron que el remitente de este paquete estaba a nombre del mismo emperador rojo. El cual decía:
"Un regalo para el Mahou Lucifer, de parte del sacro imperio rojo."
Debió suponer lo peor cuando desenvolvió el paquete forrado cual regalo navideño se tratara. Debió apartar a Millicas antes de abrir la caja y revelar la tragica noticia que había dentro.
-¡No! -empezó a gritar desconsolada Rias al ver lo que dentro yacía -¡No es verdad! -ninguno de los presentes podía creerlo.
-Grayfia, llevate a Millicas -ordeno el mahou a la estupefacta mucama que tapaba los ojos al hijo de Sirzechs. Obedeciendo como él le pidió.
-¡Todo menos esto! -gritaba Rias mientras se tiraba a llorar totalmente desconsolada -¡Papá, Papá! ¡No!
El regalo que envió Issei fue la cabeza cortada del padre de Rias, Zecticus Gremory.
