Todo pertenece a Masashi Kishimoto.

Capitulo 2

Era el penúltimo día antes de que Hinata y Sasuke se fueran de misión. Sakura estaba trabajando en el primer turno del hospital. No había hablado con Sasuke ni Naruto desde que se enteró, hace dos días, de la repentina necesidad de Sasuke de dejar Konoha otra vez. Estaba sentida con ambos, por no haber discutido con ella algo tan importante. Nuevamente era dejada de lado. Lo extraño era que cada vez le dolía menos. Así comenzó la mañana, sumida en sus pensamientos.

– ¿¡Qué?!

Miró hacia su lado. Naruto estaba igual o más sorprendido que ella. ¿Cómo era posible que una misión, en estos tiempos, se extendiera por tanto tiempo? Sasuke-kun acababa de reincorporarse a la aldea, ¿qué rayos pasaba con Kakashi-sensei, que no tomaba en cuenta eso? Había que sumar el hecho de que, incluso dentro de Konoha aún había resentimiento hacia Sasuke-kun ¿de qué forma iba a ser tratado en el exterior? ¿y qué pasaba con su brazo mutilado? La prótesis estaría recién dentro de una semana. Respecto a Hinata, ¿no era que ella estaba ocupada con los asuntos del clan Hyuga? ¿Podía desaparecer un año, así como así? Nada tenía sentido. Volvió la vista hacia Kakashi.

– Kakash...– sus palabras fueron interrumpidas por el chico a su lado.

– Kakashi-sensei, ¿por qué debe ir Hinata-chan? – Naruto ocupaba un tono serio.

Hinata miró sorprendida a Naruto. Se notaba que no entendía su reacción, pero al mismo tiempo tenía la misma duda.

– Hinata es la kunoichi más apta para esta misión. Gracias a su byakugan, ayudará a las demás aldeas a rastrear a sus desaparecidos y tiene grandes conocimientos de plantas y flores curativas, además de manejo básico del ninjutsu médico. ¿Tienes suficiente con eso? – respondió Kakashi con su acento de siempre. Naruto siguió con la mirada seria.

– Entonces, ¿por qué Sasuke-kun debe dejar la villa por un año? Acaba de reincorporarse. Kakashi-sensei, tú, Naruto y yo misma pusimos mucho empeño para que resultara...no entiendo...

– Sasuke lo decidió por sí mismo – le respondió Naruto.

– ¿Qué...? – miró a Sasuke tristemente. Éste la miró serio. Como siempre, no podía descifrar en qué estaba pensando.

– Esto es algo que deben hablar fuera de esta oficina. Hinata y Sasuke partirán dentro de tres días. Hablaremos los detalles antes de que se vayan. Pueden retirarse.

– Si Hokage-sama – respondió Hinata haciendo una reverencia y yéndose. Sasuke se quedó en silencio y se fue.

– Naruto y Shikamaru necesito que me hagan un favor. Sakura te llamé porque Ibiki necesita de ti a la mayor brevedad. –

Toc, toc, toc. Toc, toc, toc, toc. Toc

Sakura se preguntó quién sería el o la insistente a esa hora de la mañana. Normalmente comenzaba a recibir pacientes a eso de las 9 am, lo que le daba tiempo de revisar expedientes y ordenar sus cosas en general, pero eran las 8 am recién. Se paró de su escritorio y abrió la puerta.

– Buenos días, Frente – Esbozó una sonrisa ladeando su cabeza, lo que hizo que su abundante cabellera rubia siguiera el movimiento.

– Cerda! Debí imaginar que con esa insistencia fueras tú. Pasa – dijo haciéndose a un lado para dejar a Ino pasar a la oficina.

– Tan ordenada como siempre – señaló Ino, sentándose frente al escritorio mientras escudriñaba la oficina de su amiga.

– Por supuesto, es el trabajo después de todo – respondió Sakura volviendo a sentarse donde estaba antes. – ¿Qué te trae por acá?

– En vista de que mi mejor amiga no me cuenta nada, ayer me enteré de parte de Shikamaru de la misión de Sasuke-kun y Hinata-chan. A Chouji se le ocurrió que fuéramos a todos a Yakiniku Q hoy a modo de despedida. No aceptaremos negativas – manifestó con carácter firme, al ver la mirada triste de su mejor amiga. Entendía el dolor que estaba pasando, pues ella se hubiese sentido de la misma forma tiempo atrás. Ahora era diferente, había crecido y entendido mejor sus propios sentimientos después de la muerte de su padre. El tiempo pasa luego y ella no iba a esperar por siempre. No era tan perseverante como la terca de su amiga. Aun así, se le vino otra cabellera negra a su mente. Sacudió su cabeza tratando de despejar su mente, ante la vista extrañada de la de pelo rosado. Ahora lo preocupante era que le costaba entender desde cuándo Sakura se guardaba tanto las cosas para sí misma.

– Pero Ino, no depende de mí – refutó Sakura, ignorando las acciones de Ino. – Ya sabes cómo es trabajar aquí. Las emergencias van y vienen, y siendo yo la encargada, es mi deber estar presente y... –

– Ya hablé con Shizune-san y está dispuesta a hacer el favor de atender las emergencias de la tarde y la noche- interrumpió Ino. – Aparte, ¿de qué hablas? Estás en este turno, sales a las 5 de la tarde. No tienes excusas. Pasaré por ti y nos pondremos guapas en mi casa. Hinata y Tenten ya están avisadas.

Sakura asintió con pocas ganas. Se estaba mintiendo a sí misma. ¡Tenía muchas ganas de hablar con Sasuke-kun y Naruto! Era ahora o nunca el momento de aclarar las cosas. Mientras miraba salir a Ino de su oficina se preguntó si todos se acostumbrarían a interrumpirle mientras hablaba. Esperaba que no.

...

Comer ramen siempre lo hacía sentir bien. Ayudaba a despejar su mente, recargaba sus energías, entre otros múltiples beneficios. Si era del Ichiraku Ramen todo se multiplicaba por diez. No, por cien. ¿Se podía por mil, diez mil, cien mil? En fin, era lo mejor. Era lo que necesitaba en ese momento. Debía aprovechar que no tenía alguna misión por hacer -solo los favores aburridos para Kakashi- debido a la espera de la prótesis para su brazo en la que Tsunade estaba trabajando. Aún faltaba para que fuera la hora de almorzar pues eran las 12 de la tarde aproximadamente, pero era mejor llegar antes que todos los demás. Así se aseguraría un asiento, pues últimamente Ichiraku se había vuelto tan popular que, para poder atender a más clientes, el viejo Teuchi tenía que poner mesas afuera del local.

Mientras caminaba hacia el local, reflexionaba sobre la decisión de Sasuke. Podía entender los motivos para querer abandonar Konoha de nuevo, pero le costaba aceptarlo. En parte se debía porque imaginó que volverían los tiempos en donde tenían misiones juntos y entrenaban junto a Sakura como el equipo 7 nuevamente. Lo deseaba de todo corazón, sin embargo, con la resolución de Sasuke ya nada de eso sería posible. También se preguntaba en qué estaría pensado Sakura. No había hablado con ella desde que se enteró de la misión del Teme y tampoco la había querido buscar temiendo su reacción. Sobre todo, porque en su mirada había dolor y resentimiento por haberse enterado de esa forma. Él quería decírselo, pero no había hallado momento, puesto que se había enterado horas antes. Esperaba que no estuviera tan enojada. Todo era culpa del Teme.

Dobló en una esquina y divisó al ansiado Ichiraku Ramen. Aceleró el paso y vio entrar a Hinata. Se detuvo. No supo por qué, pero no sabía muy bien cómo enfrentarla luego de haber reaccionado de esa forma en la oficina de Kakashi. Él solo quería protegerla. Sabía que disimulaba bien su dolor por la pérdida de Neji, pero su mirada lo decía todo, a él no podía engañarlo. Por lo mismo le pareció descabellado que se fuera por un año con alguien tan amargado como Sasuke e intentó después de eso hacer cambiar de parecer a Kakashi, pero fue inútil. El Sexto Hokage decía tener mejores motivos de los que expuso frente a todos, pero que no se los podía revelar por el momento. No era tan listo, pero supuso que tenía que conformarse con eso. Hinata parecía haberlo aceptado de todas formas.

Cuando entró al local, la vio sentada junto con Sai, conversando. Era raro ver a Sai hablar tranquilamente con personas que no fueran del equipo 7. No caía bien a muchos por no saber leer ambiente y decir cosas fuera de lugar, aunque últimamente la gente se esforzaba por entenderlo, al ver que él también lo hacía. Quizá la gentileza de Hinata ayudaba a que tuviera una conversación normal.

– ¡Oi 'ttebayo! ¡Viejo, lo mismo de siempre! – saludó, sentándose en el puesto vacío junto a Hinata.

– ¡Bienvenido Naruto! – exclamó el dueño de Ichiraku alegre.

– Naruto-kun, buenas tardes – dijo Hinata regalándole una sonrisa, lo había sentido entrar. Estaba un poco nerviosa y sonrojada, pero había aprendido a controlar lo que sentía a través de los años. Naruto le sonrió de vuelta. Sai miró la escena de reojo, mientras Teuchi se puso a cocinar inmediatamente. No había una tensión especial en el ambiente, pero a ambos les habían llegado rumores sobre cómo Naruto y Hinata se habían protegido en la guerra, sin contar con que era un secreto a voces en la aldea la declaración de amor de la muchacha cuando Pain invadió la aldea. Era una pregunta recurrente entre la gente el cómo el héroe de Konoha seguía ignorando a la princesa del byakugan, siendo ese su más reciente apodo.

– Naruto, llegas en un buen momento. Hinata-san me contó sobre su misión y dice que estamos todos invitados esta tarde a Yakiniku Q para una despedida. Es una excelente ocasión para fortalecer los lazos entre compañeros de generación, ¿no te parece? – le dijo Sai a modo de saludo.

– ¿Eso es cierto Hinata? ¡Estaré allí presente dattebayo!

– Sí, fue idea de Ino-san y Chouji-san. Pero aún no le hemos avisado a Uchiha-san. Espero que no se ausente.

– De eso no te preocupes, yo me encargo del Teme. No puede faltar a una ocasión tan importante. Después de todo, no los veremos durante un año... – dijo el rubio, con la voz apagada. Al verlo, Sai quiso hacerle una de esas tantas preguntas incómodas que le salían naturalmente, sin embargo, el dueño del local de ramen fue más rápido.

– ¡Aquí están sus órdenes! Hinata, he puesto más naruto a tu ramen, tómalo como un presente de mi parte. Y cuando vuelvas de tu larga misión junto a Uchiha-kun no olvides pasarte por acá – dicho esto, Teuchi guiñó un ojo a Hinata. Ésta se sonrojó intensamente al ver su plato de ramen. – ...Gracias Teuchi-san –

– ¡¿Escuché bien?! ¡¿Qué Hinata se va con ese bastardo?!

– ¡Wooffff, guau, guau!

Ella sabía que, si había alguien que no iba a tomar bien la noticia, era Kiba y un poco Shino, siendo este último más racional pero igualmente intenso a veces. Por lo mismo, cuando hasta Naruto se puso serio con el Sexto se sorprendió bastante, pues jamás imaginó que lo cuestionaría por algo así. Finalmente concluyó que probablemente fue porque Naruto quería tomar esa misión junto a Sasuke, lo que parecía mucho más razonable dado el momento que atravesaba su amistad. Por otro lado, había intentado hablar con su padre en cuanto se enteró, porque la única forma de que fuera posible una misión así, era con la aprobación del líder del clan, pero no logró reunirse con él. La situación la tenía realmente preocupada, a tal punto de cuestionarse si estaba haciendo las cosas bien como futura líder. Si la querían fuera, ésta era quizá la mejor forma de sacarla del camino. Entristecía su corazón reflexionar de esa forma, así que después de encontrarse con Ino y Chouji, y que estos al verla triste se les ocurriera hacer una reunión con los demás, decidió que antes de partir hablaría si o si con su padre. Así no sacaría conclusiones erróneas y calmaría su corazón, haciendo que los que estaban a su alrededor no se preocuparan por ella.

– Kiba-kun, Akamaru-kun, Shino-kun bienvenidos. ¿Cómo les fue en su misión? – dijo esbozando una sonrisa. Pero al verlos, no pudo evitarlo, sus ojos se ensombrecieron. No sabía que se iba a ver afectada de esa forma con la presencia de sus mejores amigos.

– Hinata, estás triste. El Sexto no puede separar al equipo 8 durante un año. Ya nos hemos separado mucho por la posición que ocupas en tu clan. Iré a hablar con él – manifestó Kiba de manera firme y seria. Shino no habló y se limitó a seguirlo, junto a Akamaru.

De nuevo estaba siendo débil. De nuevo dependía de los demás. Por eso…

– ¡No Kiba-kun! ¡Espera! ¡Shino-kun! ¡Akamaru-kun! – se levantó del asiento y corrió hacia ellos, dejando el ramen con naruto extra atrás.

Sai, al verla tan triste, quiso hacer algo por la chica, por lo que se dirigió a Teuchi. – Disculpe, ¿puede guardar el ramen de Hinata-san en algún envase para llevar? –

– Por supuesto muchacho – respondió Teuchi, guardando el ramen inmediatamente. – Aquí tienes.

– Muchas gracias, aquí tiene el dinero. – respondió el pálido chico, dejando el pago sobre el mesón.

Por su parte, Naruto sentado, mirando todavía hacia donde se había ido su amiga, se cuestionó qué tan idiota sería como para no darse cuenta de la tristeza de Hinata. Al final ella si podía engañarlo. Sintió una sensación incómoda al ver que Kiba y Shino se daban cuenta inmediatamente. ¿Por qué se sentía así? ¿Sería él capaz de darse cuenta cuando Sasuke y Sakura estuvieran en una situación similar? Por supuesto que sí. Pero no era lo mismo. Y no entendía totalmente el por qué.

– Viejo, yo también lo quiero para llevar. – dijo antes de Sai se le adelantara hacia la salida del local.

Y recibiendo el ramen envasado y pagando su precio, ambos partieron a la siga del equipo 8.

NOTA

Muchas gracias a quienes leyeron, siguieron, pusieron favorito y/o escribieron reviews a esta historia. Me pone muy contenta la recepción :') Nos vemos!

PD: me hice una cuenta de twitter donde pretendo ir subiendo dibujos y opinando de cosas o qué se yo, por si a alguien le interesa que nos sigamos e_e ovel_jejeje

PD2: también tengo un Tumblr. Sé que muy poca gente usa esa red social, pero a mi me gusta caleta el formato xd