Capítulo 2

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En la casa había sido recibida por quien la presentaron como su abuela, se llamaba Sumire, quién la recibió con un cálido abrazo. El pequeño Hiroshi también participaba de la emotiva reunión familiar. Sakuma o Sakuno, como prefieran llamarla descubrió que su madre era una gran cocinera y le había preparado un festín. El salmón era exquisito. Su padre muy orgulloso de su profesión, le mostraba las katanas que había hecho el mismo y había puesto en la pared como decoración. Hiroshi no entendía demasiado lo que pasaba a su alrededor y solo se concentraba en comer su comida. Su abuela Sumire tampoco se quedo atrás y le contó sobre su profesión, Sakuno quedó completamente sorprendida.

— ¡Debió costarte mucho trabajo llegar a ser entrenadora!

— ¿Por qué lo dices?— preguntó la anciana un poco inquieta.

— Porque a las mujeres nos ponen el doble de trabas para convertirnos en ninja, entonces no me quiero imaginar para convertirse en entrenadora o al menos eso pasaba en la aldea de la luz.

— Sí, a muchos no les agradó, y dudaron de mi capacidad para enseñar y entrenar pero mis muchachos fueron prueba suficiente para demostrar que soy completamente capaz independientemente de si sea mujer o hombre. Afortunadamente hoy puedo decir que tengo el respeto de todos mis colegas.

— Eso me alegra.

El Hokage había reservado una habitación de hotel para que sea ocupada por Sakuno pero esa habitación fue necesaria, pues Yusaki y Ryusei habían preparado una habitación para ella que decidió aceptar. Ya que Hiroshi insistía que no se quería ir de ahí y así ambos hermanos durmieron plácidamente abrazados.

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El sol indicaba el comienzo de un nuevo día. El reloj de habitación del más joven de la familia Echizen comenzó a sonar sin parar. ¡Cómo le costaba levantarse temprano! Pero bueno, ¡había un buen motivo detrás de ello! En el torneo se encontraría con contrincantes muy fuertes y él debería de asegurarse de ser superior a a todos ellos.

— ¡Buenos días, hijo!-saludó la mujer de la familia— Te preparé tu desayuno favorito, pescado frito-el ambarino ya se había percatado de ella pues el aroma apenas llegó a su nariz se le había hecho agua la boca.

— Buenos días-saludó también— . Muchas gracias.

— Se acerca el torneo, ¿verdad? ¡Esfuérzate mucho!

— Lo haré— respondió antes de darle una probada lo que para él era un exquisito manjar.

-— ¡Ryoma!— lo saludó su padre yendo a la cocinar—. ¿Quieres una lucha de entrenamiento conmigo hoy?

— Tengo entrenamiento con Sumire.

— ¡Maldición! ¡Voy a estar aburrido!

— No es mi problema.

— ¡Más respeto para su padre, jovencito!

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Sakuno se había reunido con el Hikakage en la mañana. Como bien era sabido él no podía abandonar mucho tiempo la aldea. Y debía conocer su decisión si iba con él o se iba a quedar un tiempo más. La muchacha estaba pérdida. sin saber cuál decisión tomar y entonces el Hikakage decidió guiarla.

-¿Porqué no pruebas de quedarte una semana? Si algo no te gusta la aldea de la luz siempre tendrá la puertas abiertas. Te mereces empezar de cero y también sería un buen lugar para que Hiroshi comenzara.

—Hiroshi está muy a gusto mientras que yo siempre esté con él pero aún así, me preocupa.

—Hiroshi necesita que tú estés bien también, y esta es una oportunidad de que lo estés. La aldea de la hoja es el hogar donde te arrebataron. Dale una oportunidad.

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Todos se reunieron en el mismo lugar que ayer a las ocho de la mañana junto al río. Con los mismos tres chicos que se ofrecian voluntariamente ayudarlos y esta vez con su porrista, animadora y presidenta del club de fans de Ryoma, Tomoka Osakada. Los chicos notaron que Sumire estaba muy animada durante el entrenamiento y los hacía esforzar más que de costumbre pero según la mente de ellos se debía al gran torneo que avecinaba y por ello no les extraño en lo absoluto o les llamó la atención pero sí sus cuerpos lamentarían el cansancio que van a sufrir.

— ¡Bueno chicos! ¡Un descanso de cinco minutos!

— ¿¡Sólo cinco minutos!?— reclamó Eji.

— ¿Quieren que sean tres?

—¡NO HE DICHO NADA!—repuso enseguida el pelirrojo aterrado ante la idea de que su momento de descanso redujera aún más.

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Su madre insistió con la idea de irle a comprar ropa para los dos. Ella tenía su propio dinero no era para nada necesario que su madre tuviera que invertir. "Madre" era raro pensar en llamarla así, y más aún sorpresivo para ella pensar que tenía una pareciese mentira todo lo que estuviera viviendo y que sería un sueño del cual pronto despertaría.

Primero fueron a la tienda para comprar la ropa de niño le probaron distintos atuendos. El niño se miraba al espejo aprobando y desaprobando algunos atuendos que le ponían.

—¡Se ve tan bonito!—exclamo Yukiko tan emocionada al verlo con un traje con moña.

—¡Te ves precioso, Hiroshi!

—No quiero verme lindo. Yo quiero dar miedo—respondió el niño frunciendo el ceño y su boquita hacía un puchero.

—¡No sabes cuánto me asustas!—exclamó la mujer para animarlo— ¿Quieres quedarte con nosotras Hiroshi? Hay un parque de juegos aquí cerca.

—Quiero quedarme aquí—respondió el niño, pues no quería separarse de su hermana aunque cinco minutos después de aburrimiento y de ver que las mujeres estaban muy entusiasmadas por comprar ropa y que iban a demorar preguntó:

—¿Dónde dijiste que quedaba el parque?

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—Muy bien ahora, van a realizar lanzamiento de kunais y shuriken, aquél que fallé al objetivo recibirá mi jugo especial.

Al principio cuando Inui había comenzado a implementar sus jugos al entrenamiento estaban plenamente hecho de vegetales, eso lo dejaba bastante claro. Pero desde ya hace un buen tiempo sólo decía "jugo especial", lo que en varias ocasiones a los chicos les daba entender que no sólo estaba compuesto de vegetales pero, por el bien de su salud mental preferían no conocerlo, el aspecto que tenía esa sustancia ya les decía bastante. Era un misterio que no querían resolver.

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Yukiko no podía evitar preocuparse al ver el semblante de quien era su pequeña pues a pesar de conocerse hace poco, no había que ser adivino para notar la incomodidad de la muchacha, está se reflejaba claramente en su expresión. Su semblante estaba serio.

—¿Ocurre algo, Sakuno?

La chica no sabía como responder esa pregunta. Pues nunca en la vida había imaginado que iba a comprar ropa con su madre es más nunca había tenido amigas con quienes ir a comprar ropa y le ayudaran a escoger. Simplemente escogía lo que le podía gustar sin probárselo y se lo llevaba. Tampoco se preocupaba demasiado de que fuese un buen atuendo pues... se arruinaría en las misiones o en las practicas.

—No es nada—respondió regalandole una pequeña sonrisa.

—Está bien—Yukiko le regaló la misma sonrisa.

Sakuno eligió unas cuantas prendas un tanto femininas y su madre también escogió algunas para ella por su cuenta. Entre que se probaba prenda y prenda la mayor no paraba de repetirle lo bella que se veía. A la hora de pagar Sakuno sacó su monedero pero su madre la obligó a guardarlo enseguida. AZQ

—¡DE NINGUNA MANERA! Yo pago todo.

—Pero yo puedo pagarlo—insistió la muchacha apenada, ella tenía su dinero y ella no tenía porqué pagarle nada.

—Dame este gusto.

Era una batalla totalmente perdida, así que dejó que la mujer pagase todo al final, ya se lo compensaría de alguna manera.

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Al buscar a Hiroshi al parque Sakuno se encontró con que estaba jugando con un par de gemelos a las escondidas. Yukiko y Sakuno no quisieron interrumpir aquél momento y se quedaron viendo a los niños jugar.

—¡Satoshi y Saruto! ¡Vengan ya es hora de irnos!—gritaba una voz femenina y bastante chillona.

Los gemelos hicieron oídos sordos ante aquél llamado y siguieron jugando entusiasmadamente lo que hizo saltarle la vena a la jovencita que los había llamado. Llenó de aire sus pulmones y con pasos acelerados que hacían revolotear sus coletas se acercó hasta los niños y les dijo de forma amenazante.

—He dicho que es hora de irnos—los tomó furiosa a cada uno del brazo.

—¡Queremos jugar un rato más!—protestaron los niños.

—Ya es muy tarde y tienen que venir a casa a cenar.

—¡No queremos!

—Nosotros también tenemos que irnos Hiroshi—intervino Yukiko para ayudar a la desconcida—. Mañana si quieren vienen a jugar de vuelta si estamos todos de acuerdo.

—Sí mañana pueden volver—confimó la jovencita—. Muchas gracias por ayudarme. Por cierto mucho gusto, me llamó Tomoka Osakada.

—Yo soy Yukiko Ryuzaki—se presentó la mujer amablemente.

—¡Sí usted la conozco! ¡Trabaja en la herrería junto con su marido! ¡Cuando mis padres necesitan algun kunai o algo de eso siempre van a su tienda—Tomoka dirigió su mirada hasta la castaña de cabello extremadamente largo—. ¡A ti nunca te había visto!-señaló con curiosidad.

—Es la primera vez que vengo aquí, me llamo Sakuma—se presentó la joven amablemente.

—¡Oh, con razón! ¡Espero que disfrutes mucho de estar por aquí en Konoha tenemos mucho para ofrecer!-hizo una pequeña pausa-¡Ya debo irme! ¡Un gusto! ¡Nos vemos mañana!—exclamó un tanto apurada comenzando dar marcha su retorno a casa pues la cena la estaba esperando y si seguían con la conversación a este paso no iban a llegar más.

—Un gusto—dijo Sakuno despidiéndose de ella para luego dirigir su mirada hacia su hermano pequeño—Hiroshi, ¿te divertiste mucho?

—¡Sí!—respondió el niño con entusiasmo.

—Me alegro.

En la cena Sumire estaba presente otra vez. Cada uno contó muy entusiasmado como fue su día. Su papá estaba creando el diseño de una nueva arma y si esta llegaba a funcionar tal como el quería, sería todo un éxito. Al señor Ryuzaki le interesaba ganar dinero como a todos pero lo que más le hacía feliz de su trabajo es que su creación podría ser útil para un buen ninja. Cada artefacto que el hacía lo hace con pasión y dedicación, son como sus bebés. Sumire comentó muy contenta el progreso de sus muchachos pero aclaró que aún les falta mucho por trabajar. Hiroshi también participó de la conversación muy entusiasmado y feliz por los niños que había conocido dejando a

—¡Oh, Sakuno! ¡Buenos días!-la saludó su madre. Esto era extraño para ella aún.

—¡Buenos días!—saludó también.

—¿Qué puedo hacer?—preguntó Sakuno mirando hacia la mesada de la cocina.

—Sirve los platos y los cuencos en la mesa, si no es mucha molestia.

—Para nada-—respondió cortésmente—. ¿Dónde se encuentran?

—En aquél mueble—señaló un mueble tabasco.

Una vez la mesa estaba servida todos volvieron a desayunar en familia.

—Sakuno lo lamento, esta tarde me encantaría estar contigo, de hecho a los dos nos encantaría estar contigo pero debemos trabajar sí o sí debido a que nos habíamos comprometido a entregar un pedido mañana. Pero no queremos que estés sola, así que se nos ocurrió que podrías ir a ver a tu abuela.

—Pero ¿la abuela no tiene que trabajar hoy también?

—Sí, pero tú puedes estar con ella en el entrenamiento de los muchachos, no te preocupes. Obviamente si queires hacerlo, no vayas a ahí al menos que sabiendo que no vas a pasar bien.

—No hay ningún problema, además tengo mucha curiosidad por saber que clase de entrenadora es-comentó demostrando entusiasmo ante la idea.

—¡Me alegro! Mañana cerraremos la tienda y pasaremos todos juntos el resto de la semana.

—Hiroshi, tú puedes ir al parque otra vez pero asegurate de estar de vuelta para la hora de la cena—le dijo Yukiko.

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Sakuno ya se encontraba en el bosque con su abuela, ella no se iba a quedar de florero pues le ayudaría en lo que hiciese falta. Su abuela le contó que había unos chicos que se encargaban de levantar los kunais, shuriken y que les ayudaba a preparar el entrenamiento. Colocaba troncos de forma circular, que funcionarian como blanco y esto lo tenían que repetir nueve veces, ya que eran nueve miembros.

—¡Me alegra mucho que hayas venido conmigo! La verdad tienes más fuerza de lo que esperaba—halagó Sumire a su nieta. Pensaba que no iba poder levantar los troncos pero su nieta lo hacía con mucha facilidad.

—A mi también me gusta estar aquí.

—Luego me dices que te parece mi entrenamiento y mis muchachos.

—¡De acuerdo!

Poco a poco los muchachos venían llegando de su descanso. Sumire la presentó como Sakuno simplemente y les informó que estaría ayudando en el entrenamiento de hoy. Ellos no le dieron demasiada importancia a la chica pues la idea que ocupaba en su mente era el gran torneo que se avecinaba.

—¡Este chico siempre llegando tarde!—se quejaba la entrenadora.

—Seguramente se habrá quedado dormido por ahí—comentó Momoshiro, lo más destacable y llamativo de su fisico eran sus ojos de color violeta—¡Iré a buscarlo!—avisó pero antes de que se emprendiera en la búsqueda fue detenido por su entrenadora.

—¡De ninguna manera! Vamos a perder mucho tiempo—se negó completamente, luego dirigió la mirada hacia su nieta—Sakuno ¿me haces el favor de ir a buscar a Ryoma?

—¿Quién es Ryoma?—preguntó, pues si iba a buscar a alguien por lo menos debía saber como era su físico para poderlo identificar.

—Ryoma es el pequeñin de nuestro equipo—respondió Eiji muy animado.

—Mira es este—la anciana le enseñó la foto de todo el equipo y con su dedo señalo a un ambarino que llevaba una gorra blanca—Dile que yo digo que venga—agregó mientras su nieta asintió y se fue a cumplir con aquella tarea.

Comenzó a rondar por los alrededores del bosque buscando al ambarino sin tener demasiado éxito. ¡Un momento! ¿No había pasado por aquí antes?, ¡oh no! ¿Cuál era el camino de regreso hacia donde estaba su abuela? Lo peor de todo es que no había encontrado el tal Ryoma. ¿Qué haría?, ¿qué haría?, repetía esa pregunta en su mente de manera constante.

Empezó a caminar sin rumbo esperando de alguna forma encontrar la salida, encontrar al joven ya no estaba entre sus prioridades, su prioridad, era salir de ahí. De repente, sus ojos se toparon con un joven que tenía la cabeza cubierta con una gorra blanca que tenía gran similitud con la que habia visto en la foto. El joven estaba recostado en el pasto cubierto por la sombra del árbol.

—Disculpa, ¿tú eres Ryoma?—le habló despertandolo con su voz.

—¿Y tú quién eres?—preguntó un poco malhumorado, pues no le gustaba ser despertado de su siesta. Se colocó bien la gorra y dirigiendo su mirada hacia la chica. Aquellos ojos ambarinos eran hipnóticos y a la vez penetrantes pero la muchacha no se dejó que eso la distrajera.

—La entrenadora Sumire me pidió que te buscara —respondió cordialmente—. Soy Sakuma.

—Está bien.

La chica se sintió aliviada de haber encontrado el ambarino pues gracias a el podría regresar hacia dónde estaba su abuela y los otros. Había tenido mucha suerte a decir verdad. Ella iba caminando unos pasos atrás del ambarino, se ve que no le interesaba caminar a la par con ella y que no era para nada simpático y mucho menos que le gustase la plática. Esa situación la ponía un poco incomoda a decir verdad. Decidió restarle importancia, total, ella ya había cumplido con el pedido de su abuela de buscar a Ryoma, había tenido mucha suerte de encontrarlo justo cuando se daba por perdida a ella misma.

Una vez llegaron dónde todos estaban instalados, todos abandonaron el calentamiento y se pusieron a entrenar de inmediato. Ser precisos a la hora de lanzar un kunai o una shuriken a pesar de ser básico, es algo que un ninja nunca debe dejar de practicar para mantener la eficiencia y eso todo el equipo de Seigaku lo tenía presente. Alguno había captado la atención de Sakuno, aquél chico que denominaban Kaoru lanzaba sus kunai de una forma especial, se supone que los kunais a la hora de lanzarlos van directo al blanco pero los que lanzaba él en el trayecto se alcanzaba a ver claramente como hacian una curvatura antes de llegar al blanco, muchos decían que era la serpiente, ya había escuchado de ella en su aldea pues sus compañeros ninjas quedaron muy sorprendidos una vez que se habían cruzado con él. Los otros no se quedaban atrás, ese tal Eiji hacia maniobras atléticas en el aire que para cualquier persona común le sería imposible lanzar o maniobrar cualquier arma. Oishi dabá al blanco desde muy largas distancias y Momoshiro se destacaba por dar un gigantesco salto antes de realizar un lanzamiento que terminaba enterrando su kunai en el tronco.

"¡BURNING!", gritaba ese que se llamaba Kawamura lanzando una gran cantidad de lo que lanzaba no daba precisamente en el centro pero daba todos daban en el centro pero mientras diera en el blanco de disparo estaba todo bien. De precisión y que no fallaban al centro se podría hablar de tres, Syusuke Fuji, Tezuka Kunimitsu y Ryoma Echizen.

Aunque no nos olvidemos de Inui, pues él se notaba que era un ninja de probabilidades y de datos puesto que usaba toda la información que recolectaba a su favor y así se demostró dando en el centro la gran mayoría de las veces y cuando el tiro no iba dar en el centro lo sabía por sus cálculos también.

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Al día siguiente la entrenadora se encontraba reunida con todos sus alumnos otra vez desde la mañana temprano.

—Sumire, ¿quién era la chica qué trajo ayer?—preguntó Eiji deseando saciar sus deseos de cotilleo.

—Mi nieta.

—¡¿SU NIETA?!—respondieron la mayoría sorprendidos ante lo dicho de la señora-

—Sí, es mi nieta. Ella se crió en otra aldea.

—¿Por qué?—preguntó Eiji.

—¡YA DEJA DE SER IMPRUDENTE!—lo hizo callar Oishi.

—No debe de tener muchos amigos. ¡Se ha de sentir sola la pobre chica!—Eiji siguió hablando los dichos de su compañero.

—Tengo una idea, hoy los invito a todos al restaurante de sushi—ofreció amablemente uno de los presentes.

—Kawamura, ¿no tendrás ningún problema con eso?-preguntó Oishi, como era percatable, él era muy considerado con todas las personas que tenía a su alrededor y cuidaba de que nadie fuese perjudicado en ningún aspecto.

—Para nada, mi padre me dijo que podía invitar al equipo cuando yo quisiera.

—Shshsh.

—¡Genial—dijo Eiji emocionado ante la idea de que comerían el delicioso sushi que preparaba el padre de Kawamura, era el más famoso de todo Konoha y uno de los sitios favoritos del Hokage.

—Entonces el entrenamiento hoy será el doble de duro—declaró Tezuka. Todos respondieron "sí" sin mucho entusiasmo.

Horas después llegaron el trío que los suele acompañar junto su gran animadora Tomoka Osakada, que iba a principalmente a ver Ryoma, pues según ella era muy guapo además de ser genial. Ella había creado un club de fans dedicado a él y ella era quien presidia ese club. El pobre trío de chicos a veces estaba harto de la chica pues esta pegaba unos gritos que los dejaba aturdidos, además de que metía su nariz dónde no le incumbía y se ponía a dar ordenes muchas veces. A pesar de las apariencias muy en el fondo todos se caen muy bien y cuando toca animar a Ryoma en un enfrentamiento los cuatros están unidos haciéndolo.

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—¡Sakuno! ¡Hiroshi!—la llamó su madre desde la cocina—¡hora de comer!

A la castaña le resultaba extraño comer comida que no era preparada por ella misma, de hecho se sentía incomoda y que no la merecía. Todos en la familia habían notado que ella era muy lenta para comer pero nunca se imaginaron las ideas que navegaban por la mente de la muchacha. Hiroshi estaba disfrutando de su estadía en la casa de los Ryuzaki y estaba disfrutando de la aldea de la hoja también.

Sus padres la llevaron a recorrer la aldea por la tarde, Hiroshi obviamente vino también. Las personas se mostraban muy alegres en general, aunque en esa hora de la tarde lo más pequeños ya se encontraban en la academia. Muchos saludaban muy alegres a sus padres, la señora Inoue de la florestería, el señor Kurosaki del puesto de ramen y muchos más de otros locales. No importaba a que parte de la aldea fuese si había algo que nunca se dejaba de ver era las esculturas en piedra de los Hokages. Cada uno de ellos fue querido y respetado por los aldeanos, algunos más memorables que otros pero todos ellos fueron amados y respetados como fue dicho en un principio.

—Son muy queridos—comentó Sakuno.

—Todos nos conocemos desde hace muchos años. Algunos fueron nuestros compañeros en la academia, otros suelen ser clientes habituales de nuestro local y así nos conocemos entre todos—respondió alegremente Yukiko.

—Ambos trabajamos como ninjas por un tiempo como tú pero luego dejamos eso para disfrutar nuestra familia y formamos nuestro propio negocio—le comentó Ryusei afligiendo el corazón de Sakuno. Habían abandonado aquella vida para dedicarse a ella y se los habían arrebatado.

Su cabeza estaba en pleno conflicto una parte de ella quería permanecer en la aldea de Konoha pero a la vez una parte de ella le daba miedo permanecer allí, pues ¿qué le aseguraría que iba ser feliz allí? Si ella aceptaba quedarse con los Ryuzaki quedaría bajo la normativa de ellos y ya se había acostumbrado a vivir sola, la idea de estar bajo el mando de alguien no le atraía demasiado. No aceptaría tener una autoridad encima de ella. Bueno ahora no era el momento para analizar eso.

Hiroshi iba de la mano de Sakuno y Yukiko muy feliz de que le iban a comprar una paleta. Los padres de Sakuno a pesar de no esperar la llegada de ese pequeñín en sus vidas estaban muy felices de que estuviesen presente y querían que él también formara parte de la familia como un hijo más.

Un perro ninja de repente detuvo su caminata comunicándole los siguiente:

—Mensaje para Sakuno—anunció el bulldog francés. Su pelaje era completamente negro y brillaba bastante. Llevaba una banda de metal que lo identificaba como ninja de la hoja en su frente.

El niño se quedó muy sorprendido, era la primera vez en su vida que escuchaba un perro hablar. Veía como su hermana tomaba el pergamino que este le entregaba. El contenido era el siguiente.

"Ven a las ocho de la tarde al restaurante de sushi Kawamura. Si no sabes donde queda puedes preguntarles Yukiko y Ryusei. Te estaré esperando.

Atentamente, Sumire."

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Sakuno consultó donde quedaba el restaurante y a esa hora puntualmente estaba allí en la puerta pero había algo que le detenía entrar. El cartel de "reservado" estaba en la puerta, seguramente la anciana se había equivocado o seguramente Estaba a punto de irse hasta que una voz la detuvo.

—¡Sakuno!—la llamó la voz ronca de la anciana desde la puerta del restaurante—. ¡Pasa por favor! ¡Estábamos esperándote!

Allí dentro se encontraba todo el equipo de Seigaku sumado por el trío que solía estar para animarlos y una cara que le resultaba conocida de haberla visto en otra parte. Al principio no captaba dónde la había visto hasta que se dió cuenta, ¡era la chica que había visto en el parque el otro día! Ella había sido quien había buscado a los gemelos que estaban jugando con Hiroshi.

—¡Oh qué sorpresa!—comentó Tomoka entusiasmada— Así que eres la nieta de la entrenadora Ryuzaki que gusto volverte a ver.

—¡Hola! Es un gusto verte a ti también otra vez—saludó cordialmente la joven.

—Yo me llamo Kachiro, él es Katsuo y él es Horio—se presentaron amablemente los muchachos—¿Tú cómo te llamas?

—Me llamo Sakuma—respondió sonriendoles de igual manera.

—¡¿Cómo?! ¿Anote mal en mis datos?—pregunto Inui al escuchar lo dicho por la muchacha—. Yo tenía que su nombre era Sakuno.

—¿No me digas que en serio anotaste eso?—le preguntó Kaoru un tanto extrañado y sorprendido.

—Yo necesito tener los datos de absolutamente todo, nunca se sabe para qué se pueden necesitar.

—Pueden llamarme Sakuno o Sakuma, ambas formas están bien respondió la muchacha.

—¿Y eso a que se debe?—preguntó Inui con la libreta y lápiz en mano, pues ambos nombres eran diferentes lo único que coincidían era en "Saku".

—Hay gente que me llama "Sakuno y hay gente que me llama "Sakuma"—respondió desviando el tema—. Pero prefiero que me llamen Sakuno si es posible—esto último lo dijo pensando en su familia, pues ellos querían llamarla así y que fuese reconocida así, no le costaba para nada hacerles ese detalle.

Traté de que este capítulo fuese más extenso que el anterior y por suerte logré mi objetivo. También me esforcé más en ser minuciosa con las faltas de ortografía y gramaticales. Tal como dije en el capítulo anterior las criticas son bienvenidas mientras sean hechas con respeto. Soy consciente que me falta un largo camino que recorrer.

Tengo en un documento organizado como se va desarrollar esta historia y que acontecimientos que según yo son relevantes para que la historia avance. Así que no se preocupen que si me demoro en escribir, no es por falta de inspiración sino de tiempo. Tengo más historias en mi mente que he comenzado a escribir pero no serán publicadas hasta que esta no se termine así que no se preocupen que estoy completamente comprometida con este fic, a excepeción de que sea un oneshot, eso sí puede que se publique.

Si son muy observadores se habran llegado a percatar que he cambiado el rating de mi obra por "M" porque me puse a releer las reglas de fanficition y me vengo a enterar que "T" significa que es apto para publico de 13+ y "M" de dieciseis años o más.

¡Un saludo! ¡Gracias por leerme! ¡Tengan un bello día!