Capítulo 2: Primer encuentro
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Sintió su cuerpo más liviano de lo que nuca pensó que podría estar. No podía sentir las manos ni ninguna parte de su cuerpo, pero no tenía miedo, era algo increíble y relajante.
Su mundo comenzó a girar más rápido y de un momento al otro sintió el desagradable dolor en el estomago, causado por el vértigo. Se atrevió a abrir los ojos y vio como descendía en caída libre.
-¡Me mataré!
El aire le golpeaba la cara con fuerza y no había manera de que detuviera la caída. Hasta que todo se hizo negro.
-Ey, despierta.
Harry sentía como le golpeaban en la mejilla derecha. Era cálido, y no tenía muchas ganas de abrir los ojos.
-¿Que le pasará?
Otra voz acompañaba a la primera, mucho más madura. Mayor.
Ahora sí que Harry se vio en la necesidad de volver a la realidad, tenía que saber que había pasado con él y como arreglárselas para encontrar al señor Malfoy. Lo primero fue tratar de abrir los ojos, pero en cuanto lo hiso sus ojos ardieron como dos navajas y tuvo que cubrírselos con las manos, haciendo presión para no sentir como si se quisieran salir de sus cuencas.
-Me duelen.
-Muchacho, tus lentes están hechos trizas -le dijo la voz madura- ¿Cómo te llamas?
-Ha... -estuvo a punto de hacerlo, casi dio su nombre real por la confusión. Tenía que recordar lo que el señor Malfoy le había dicho- Adam, Adam Lestrange.
-¿De dónde vienes? Porque apareciste de la nada y caíste sobre el señor Malfoy.
-¿El señor Malfoy? -abrió los ojos con dificultad, cuidando que la luz no le afectara demasiado, pero aun así poco podía distinguir de las dos personas que tenía al frente- Mis lentes, por favor -les pidió a cualquiera que los tuviera.
-Si gustas, puedo ayudarte en eso -le volvió a decir la voz madura-. Haré para ti unos artefactos geniales que crearon los muggle.
Harry sintió como el sujeto le sostenía del rostro y le hacía abrir los ojos con dificultad, el frio del cristal le hiso saltar un poco y luego todo se volvió nítido. Pudo distinguir sus manos y que no se encontraba al aire libre. Levantó la mirada y por fin pudo distinguir a los hombres frente a él.
-Profesor Dumbledore -le saludó, logrando que el hombre, no tan anciano como él recordaba, le devolviera el saludo con una inclinación de cabeza. A continuación, le tocó ver al otro hombre, al que pudo distinguir sin ningún problema- Señor Malfoy -lo mismo, una inclinación con pronta contestación.
El Lucius Malfoy de veinticinco años que tenía al frente, era mucho más apuesto de lo que imaginó. Claro, el hombre que estaba en su misma época era maduro, gentil con él y atractivo, pero este tenía un aire rebelde, sus ojos mirándolo hacia abajo, altivo.
-Veo que nos conoce -dijo el director, sacando de su insolente escrutinio.
-Claro que sí -le respondió-. Y gracias por lo de mi vista -recién ahora se daba cuenta de que el director le dio lo que parecían ser lentes de contactos muggle- ¿Cómo lo hizo?
-Oh, simplemente suavice tus mismos cristales. Los muggle los llaman lentes de contacto.
-Son geniales, se lo agradezco.
-Aun no nos dice cómo es que llegó al colegio, joven Lestrange, además claro, de por que cayó del cielo.
-Señor Malfoy, estoy aquí buscándole. Sé que no me conoce, pero debo hablar con usted de manera urgente.
-Entonces los dejaré solos -dijo el director, poniéndose de pie rápidamente-. Cuando terminen de hablar, pasen por mi despacho, por favor. Me encantaría saber más sobre nuestro viajero.
Harry le vio salir, sintiendo que Dumbledore sabía más de lo que aparentaba. Y quizás así era, seguramente él sabía en su época que tenía que enviarlo a este lugar, pero ¿Por qué no decirlo abiertamente? ¿O por qué esperar hasta ese momento? Además, recién se terminaba de dar cuenta de que el lugar en el que estaban lo conocía demasiado bien. Era la enfermería de Hogwarts.
-Y dime -le dijo el hombre, llamando nuevamente su atención- ¿Qué es eso urgente que tienes que decirme?
-Sólo a usted tengo que decirle la verdad -le dijo de manera cómplice, logrando que el rubio lo mirara fijamente-. No me llamo Adam Lestrange, de hecho, ni siquiera soy de esta época.
-¿Qué locura estás diciendo?
-Es importante que me escuche -le dijo saliendo de la cama y mirando en todas direcciones para cerciorarse de que nadie les vigilaba-. Vengo de muchos años en el futuro, usted mismo me envió a esta época para poder lograr una misión.
-Esto es ridículo -dijo negando con la cabeza.
-Necesita escuchar todo lo que tengo que decirle, pero no podrá ser en este lugar. Como sé, las paredes tienen oídos y no quiero que esta información se filtre -le dijo mirando hacia la puerta, como si supiera que había gente tras esta-. Es mejor que salgamos de aquí.
-Aun no entiendo nada de lo que pasa, pero si dices que es sólo hablar, yo no tengo ningún problema.
Harry no notó la mirada que le envió Lucius. Le analizó de arriba a abajo rápidamente, fijándose en su figura menuda, su piel morena y esos hipnotizántes ojos verdes que miraban alrededor con desconfianza.
-Sería mejor que el director no supiera nada de mí, aunque supongo que el de mi época lo sabía antes de permitirme hacer este viaje.
Lucius simplemente asintió y le siguió fuera de los límites del colegio.
-¿A dónde vamos entonces? -le preguntó el mayor.
-A donde estime conveniente. Confió en usted.
Lucius le vio de reojo, al parecer el chico si confiaba y parecía tenerle bastante respeto.
-Entonces iremos a mi mansión -se acercó al chico y lo sujetó por la cintura- ¿Listo?
Harry asintió, tratando de no levantar la mirada para que el otro no viera el hermoso sonrojo que tenía en las mejillas, a causa del íntimo movimiento del rubio. Cuando por fin llegaron, Harry sintió que podría devolver todo su estomago.
-Odio esto -dijo sujetando sus rodillas.
-Es mejor que entremos para que te sientes -le dijo Lucius, caminando delante de él, para no tener que mirarlo más. El muchachito le estaba poniendo nervioso con tanto misterio, y no era un nervio de esos malos. Todo lo contrario.
Harry se puso derecho y pudo apreciar por primera vez la mansión Malfoy. Era un lugar sublime. Debía tener fácilmente unos cuatro pisos. El diseño era clásico, por lo menos para los muggle. Se le hacía muy parecido a los castillos reales que había en Londres y que podía ver a la distancia en su época.
Cuando entraron a la mansión, el lugar se veía esplendido. Ricamente decorado con colores cálidos, y predominaban los verdes. Harry pensó de verdad, que esa familia era muy fanática por Slytherin, habían adoptado sus emblemas como propios, y se podía notar hasta en las pochar figuras decorativas que estaban sobre la chimenea inmensa que había en el lugar, eran serpientes, dragones y criaturas mágicas, de procedencia oscuras.
-Es hermoso -dijo sin ser consciente.
-Gracias -le dijo indicándole uno de los sillones-. Toma asiento, por favor.
-Gracias -Harry se sentó, casi tieso en su sitio.
-Imagino que lo que tienes que decirme es algo grave, o por lo menos algo que no debe ser escuchado por nadie más.
-Exacto. De nuestra conversación depende el que mi misión sea completada.
-Entonces habla.
-Bien -Harry tomó aire. Esto le ponía muy nervioso-. Mi verdadero nombre es Harry Potter.
-¿Potter? -pregunto arrugando el entrecejo- ¿Algo de James Potter?
-Soy su hijo.
-Entonces no creo que haya nada que tengas que hacer aquí...
-Sé que lo único que quiere es que me marche lo más rápido posible. Y fue usted mismo, en el futuro, quien me advirtió que el hombre con el que hablo ahora, no se compara en nada con el que conozco yo -tenía que sacar valor de alguna parte, esto era muy importante-. Me dijo algunas cosas de usted, como por ejemplo que es un fiel servidor de Voldemort.
-Ya no podrás salir de aquí, ¿Lo sabes, verdad? -le dijo con tono amenazante.
-Lo sé, y es lo que pretendo, por que usted mismo me envió a esta época para entrenarme. Para poder derrotar al hombre al que ahora sirve.
Lucius elevó una ceja. Esta conversación era completamente ridícula.
-¿Por qué habría de hacer algo por el estilo? Mi señor esta en lo correcto...
-¿Lo estará cuando mate a las personas que usted más ama frente a sus ojos?
-Eso no pasará.
-¿Cómo puede estar seguro? Yo soy el que viene de muchos años en el futuro. Sé que ese ser miserable asesinará a sus padres, por un estúpido error. Descargará su furia sobre su familia, por que usted hará algo con lo que no esta desacuerdo ese maldito.
-Detente -le dijo ya cansado-. No te permitiré que difames...
-¿A un ser que ni siquiera es un pureblood? -eso logró llamar la atención de Lucius- ¿No lo sabía? -le preguntó, haciéndose el inocente- Lord Voldemort, es un mago "Sangre sucia" como estoy seguro que usted les llama. Tom Riddle, alias, Lord Voldemort, es hijo de una bruja llamada Merope Gaunt y un muggle, sin una pisca de magia, llamado Thomas Riddle.
-Eso es mentira.
-¿Se atreverá a preguntarle a su amo si es verdad o no lo que le acabo de contar?
-Nunca dudaría de mi Lord.
- ¿A pesar de que le acabo de decir que está sirviendo a un hombre que ni siquiera es un pureblood como usted? -le preguntó incrédulo. Al parecer esta no había la forma de cambiar sus planes- ¿Qué demonios quiere que le diga para que entienda que lo que digo es verdad?
-Nada, niño -le dijo poniéndose de pie-. Nada de lo que me digas podrá hacerme cambiar de opinión.
-Entonces tengamos un combate -le dijo de repente, sin saber de dónde salió eso-. Le demostraré mi poder, y si gano, me entrenará como usted mismo lo decidió en el futuro.
-¿De verdad crees que podrás ganarme? Eres un niño.
-Pero estoy destinado a derrotar al mago oscuro más poderoso de la época. Tengo el poder para hacerlo, pero me enviaron para aprender a centrar ese poder.
Lucius le dirigió una mirada arrolladora y luego asintió.
-Bien, Potter. Si logras ganarme, te entrenaré.
-Y lo hará -le dijo seguro-. Además, tiene que llamarme Adam. Nadie más puede saber que yo soy Harry Potter.
-Bien, Adam -le dijo con una mueca-, acompáñame. Tendremos un combate en el exterior.
-Me parece bien. No quiero dañar tan hermosa residencia.
Ambos salieron a los jardines de la mansión y se pusieron en guardia. Era hora de demostrar quien era mejor.
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Continuará...
