Los Uzumaki


.

.

No sentía que pertenecía a esa familia, por más que la pareja de esposos se esforzará en hacer cosas, no lo sentía, ni en esa familia ni en ninguna otra que he estado acogido, ¿Cuántas han Sido? Ocho, ocho hogares me han adoptado desde que mi padre alcohólico y abusivo me abandono en la puerta de un tipo que usaba niños para diferentes cosas, desde trabajar en un laboratorio de drogas, prostitución y pornografía infantil y robos. A mí me tocó trabajar en ese estúpido laboratorio donde muchos niños no resistían y morían, recuerdo que siempre llevaban más niños. Un día simplemente llegó la policía, Amado, unos de los científicos que trabajaba ahí había estado trabajando con la policía para reducir su condena. De ahí pase a un orfanato con tenía unos diez años.

La primera familia que me adoptó me regreso a los cinco días por explotar su inodoro, las demás las asusté un poco y terminaron regresándome, pero está última era un hueso duro de roer. Recuerdo cuando me dijeron que la familia Uzumaki quería adoptarme, a mí un adolescente de 15 años, son unos estúpidos. El primer día escape de esa casa, recuerdo que llovía mucho esa noche, no llegué muy lejos, el viejo rubio me dio alcance unas cuadras adelante, para mí sorpresa no me regañaron, pero al día siguiente tuve gripe. No he tratado de escapar desde entonces, pero les habló poco y siempre estoy encerrado en mi cuarto, tengo un plan y cuando cumpla 16 me ire lejos con algo de dinero que voy a robarles, solo debo ser paciente y esperar.

—Kawaki, dice mamá que la cena está lista —escucho a Himawari detrás de la puerta. Himawari es inmune a mis groserías que me ha llegado a agradar.

Sin contestar me voy al baño a lavar mis estúpidas manos por qué es una estúpida regla de esa estúpida casa. Bajo en silencio como siempre, veo que todos se encuentran en el comedor, tomó mi lugar con la misma expresión de siempre. Siento la mirada de Boruto en mí, volteó a verle me encanta molestarlo.

— ¿Qué? —le digo para provocarlo.

—Al menos cambia esa cara nos arruinas el apetito —como disfruto esto.

— ¡Boruto! —escucho a la señora Uzumaki reclamarle.

—Sí no te gusta mi cara, deberías empezar por ignórame idiota.

— ¡Kawaki! —me habla la mujer.

—Déjalos, Hina si hasta parecen hermanos —El viejo se divertía a costillas nuestra.

Antes de que siguiéramos discutiendo la mujer del viejo empezó a servir la comida en la mesa. La comida de esa señora era la mejor que he probado en mi vida, me encanta todo lo que hace, sus desayunos, almuerzos, postres todo lo que hace es delicioso.

Comimos en silencio, uno que otra anécdota contada por la niña, y los chistes sin gracia del viejo. Terminamos de comer, echaba un vistazo para ver cuál sería el postre, pero no veía nada, será que no habría postre hoy.

El viejo se paró y del refrigerador saco una caja con Taiyaki, él sabía lo mucho que me gustaba, fue el primer postre nuevo que comí en esta ciudad.

—Bien señora Uzumaki, osito de gomas y monstruos hormonales — dijo el viejo creyendo se gracioso.

—Por favor papá, no uses esos apodos en público son vergonzosos —Se quejó Boruto y estaba de acuerdo.

—Al mí puedes llamarme osito de goma, papi.

— ¡Me alegro! Hima, al menos tú no eres amargada. -Dijo el viejo lazándole un beso a la niña. —como decía compré doce Taiyaki dos para cada uno y los dos que sobran lo podremos en el refrigerador a disposición de quién quiera.

Repartió los Taiyaki, estaban deliciosos, Himawari no se comió los dos que les tocaron porque estaba muy llena así que sobraron tres.

— ¿Kawaki ya irá a la escuela con nosotros, papá? —preguntó la niña

—No, aún no he resuelto lo de los documentos al parecer tendré que ir personal a tú antigua escuela. Ellos dijeron que me lo enviarían por correo pero me quedo calvo esperando.

—Ya estás calvo, papá —Boruto siempre atacando al viejo.

Al rato pedí subí al cuarto me desearon buenas noches excepto Boruto. Fui al cuarto, me recosté pero no me dormí me quedé viendo películas en mi teléfono unas horas. Cuando la película termino sentía un poco de hambre así que baje por un poco de leche y quizás me comería una manzana al llegar a la cocina vi la caja de los Taiyaki en la basura e inmediatamente cambié de antojo nocturno el viejo dijo que los Taiyaki que sobraron no tenían dueños excepto el de Hima, los serví en un plato y me los comí, fregué el plato y me fui a dormir.

Sentí que habían pasado unos minutos cuando un dolor en el estómago interrumpió mi sueño, me quedé quieto tratando de ignorar el malestar tenía mucho sueño los párpados me pesaban para abrir los ojos, el dolor seguía aunque era soportable, esperaría a la mañana y con Himawari de mensajera le pediré medicina a la mujer del viejo. Un rato más pasé divagando en mis pensamientos e ignorando el dolor de estómago que había aumentado un poco Cuando mire la hora en mi teléfono me sorprendió, eran las 7:13 AM, no habían pasado unos minutos sino horas. Escuché voces abajo me levanté con el dolor todavía, salí al baño corriendo sintiendo unas ganas fuertes de cagar, el dolor aumentó y unas ganas de vomitar me hicieron estremecer. ¿Qué me pasaba? Y si esa dulce familia al final eran unos psicópatas e intentan matarme.

Unos toques en la puerta del baño me sacaron de mis conclusiones.

— ¿Kawaki? ¿Estás bien? —No, no estaba bien. Salí del baño y la Vi ahí todavía en pijamas. Iba a responder pero las náuseas me ganaron y tuve que volver a encerrarme en el baño. Salí minutos después sintiendo me un poco mejor. Fui a mi cuarto y me tire en la cama, sentía frío y mi frente sudada, el dolor volvió a molestarme.

—Kawaki, ¿estás enfermo? —no, estúpida, solo estoy fingiendo vomitar y que me duele el estómago.

No respondí lo que era obvio, me agarré fuerte el estómago, oí que ella dijo que iba a traer unas medicinas, no preste atención. Cerré los ojos y sentí quedarme dormido.

—Kawaki, despierta, toma esto y te hará sentir bien.

Lo tomé sin dudar si era más veneno o si realmente eran medicinas. Al beberla, las náuseas aumentaron y corrí al baño otra vez a vomitar. Después de contarle mis penas al inodoro me abrace a el. Dios no aguantaba el dolor en el estómago y mi cuerpo quería estar recostado. Cuando volví a salir, la mujer estaba cambiada y hablaba por su teléfono con alguien.

—iremos al hospital, busca tu abrigo. —me dijo y se quedó en mi cuarto.

—sí, Sakura, ha vomitado unas cuantas veces y al parecer le duele el estómago. – Se veía nerviosa y caminaba de un lado al otro, le hice caso y me puse un abrigo. —no, no es necesario que envíes una ambulancia, vamos en mi vehículo.

En unos minutos estábamos en el hospital, desde que llegamos nos atendió una mujer de extraño cabello rosa, antes la había visto en la casa de los Uzumakis. Me recostaron en una camilla y pusieron un suero en mi mano, unas cuantas preguntas, me sangraron para analítica y luego a tomar tomografía. La mujer se movía conmigo para todos lados que era trasladado.

Por un momento sentí empatía a la cara de preocupación que tenía aquella mujer que intentaba ser mi mamá.

La mujer de cabello rosa como corrió las cortinas y se acercó a nosotros.

—Bien, viendo que podemos descartar anomalía internas podemos aplicar te un antiespasmódico y Dramidon para los vómitos, presentas deshidratación por lo que vamos a hidratarte unas horas. —la mujer hablaba en sus términos con el enfermero que ponía en el suero unos medicamentos. Dijo que volvería en un rato para ver mi mejoría.

Tape mis ojos con mi brazo, la luz me molestaba, la mujer del viejo leía mi diagnóstico que la pelirosa dejo en la mesa junto a la cama, quite un poco la mano y Vi a ese estúpido enfermero mirar a la ojos perla de forma declarada.

Estábamos en el cubículo solos, ya los malestares habían cedido y solo me sentía cansado.

—Realmente me asustaste, Kawaki, no debiste callar si te sentías mal, se que no te sientes cómodo con nosotros y quiero entender te, pero eres nuestra responsabilidad ahora.

Seguí callado.

—Note que te comiste los dos Taiyakis que sobraron, creo que eso debió hacerte indigestión — ¿qué? Debía darle un premio por llegar a esa conclusión.

—Comer tantos Taiyakis te hizo indigestión —Me sonrió —ves por qué la regla de no comer cosas dulces antes de ir a la cama.

—Sí —respondí.

—Uzumaki Kawaki —llamo un enfermero abriendo las cortinas del cubículo me miró y cambió la solución salina —después de este podrás irte a casa, usted es? -le dijo a la mujer que miraba la solución que había puesto el enfermero.

—Soy su mamá —dijo sonriendo le cortes al sujeto.

— ¿En serio? Es usted muy joven —dijo el sujeto coqueteando con ella. Rodé los ojos.

—Sí, y está casada —solté hastiado de que la ojos perla no notara las intenciones del tipo.

— ¡Ah! Naruto dijo que viene en camino, le diré que mejor venga en un rato más para cuando nos den el alta. —dijo amablemente.

Yo solo asentí, ella comenzó a acariciar me el cabello y caí en un sueño profundo. Desperté con la voz de alguien quejándose muy alto de dolor. Ahí mismo llegó el viejo haciendo un escándalo y abrazándome, haciendo me preguntas tan rápido que no alcanzaba a responder bien, su mujer dijo que iría avisar que el suero se había terminado.

—Hinata me contó que te dio indigestión los Taiyaki que te atragantaste a media noche —dijo el viejo molestando me.

—No era medía noche.

—Una vez me tomé una leche vencida y me dio cagadera toda la mañana al menos a ti te pasó en la casa, a mí me pasó en la escuela, todos se burlaron, de verás —el pensar en eso me sacó una risa.

— ¿Quien se toma una leche vencida?

—No sabía que estaba vencida, de verás —dijo alzando sus manos.

—Sí, si sabías –entró la doctora de pelo de chicle —te está contando lo de la leche, ¿cierto? –se dirigió a mí y mamá también reía bajo.

—Bien, ya puedes irte a casa, te tomarás este medicamento cada ocho horas, ¿sientes algún malestar? negué —la analítica salió bien, y creo que con hidratación en casa, será suficiente, ¿dudas? —está vez miró a mis padres.

Ambos negaron.

—Bien, nada de comer cosas dulces en exceso —se despidió mientras el enfermero conquistador me retiraba el suero.

Camine con mis padres por los pasillos, mamá me llevaba de la mano, en la sala de espera, el idiota y Himawari estaban allí con sus uniformes escolares.

—Te ves fatal, ¿seguro que no se está escapando del hospital? – Boruto pregunto a mamá.

— ¿Ya no te duele la barriga? –me abrazó Himawari. Negué y fuimos a casa.

Íbamos en el vehículo del viejo que no se callaba contando todas las anécdotas de malestar estomacal de él y sus amigos.

—y esa vez, que a Shikamaru le dio cagadera en plena cita con Temari… —está vez sus cuentos no me resultaban pesados y sin gracias, me sentía extraño una especie de sensación en mi pecho, podría decirse que era plenitud .

— ¿y si compramos Taiyakis de postres está noche? —Boruto se reía malicioso y puse cara de asco, al menos tardaria dos días sin comer Taiyaki.

—Boruto, deja es paz a tu hermano —mamá intervino mirando por el retrovisor y me sonrió, sabía que empezaba a adaptarme a la familia.

— ¿y si le digo a todos de los libros anaranjados que escondes bajo tu colchón? –susurré a Boruto que se puso rojo al instante y me maldijo bajo.

Cuando llegamos me recosté todo el resto de la tarde, a la hora de la cena comí poco aún sentía mi estómago débil y me fui a recostar otra vez.

— ¿Y te dolió cuando te inyectaron? Hima seguía preguntando – y vomitaste mucho, yo odio vomitar – y puso cara de asco. Ella y el idiota de mi hermano habían subido a mi habitación cuando terminaron de comer.

—osito de goma y… —Boruto miró amenazante a su padre para que no soltará un apodo estúpido. —Boruto, vayan a lavarse los dientes y a dormir mañana hay escuela, Hina fue por agua es hora de tu medicina. ¿Cómo te sientes? —me dijo y Vi como mis visitantes abandonaban mi habitación.

—Mejor que en la mañana. —respondí sincero, mi viejo me revolvió el cabello y salió de la habitación.

Mi mamá entro después y superviso que me tomará el medicamento. Me dolía un poco la cabeza y quería decirle, ella justo iba a salir y la llamé.

—Me duele un poco la cabeza, podrías traerme un calmante —dije arrepintiéndome de llamarla mamá.

—Claro —me sonrió.

Sonreí, a pesar de ser un día de mierda, me había sentido querido, sentí que les importaba a LOS Uzumakis. Trataría de mejorar mi convivencia con los Uzumakis, al final son mi familia, Mamá, el viejo, el idiota de mi hermano y osito de goma.


Hola...

Que gusto saber que les haya gustado la historia, eso me da muchos ánimos de continuar.

Este capitulo quise hacerlo al ver que el bello y sexy de Kawaki va formar parte de la familia Uzumaki. con relación al Kawasara no tenia en mente seguir la continuacion, pero que se puede hacer soy débil con el publico jajajaja. es broma. la respuesta es si, si voy a darle continuación, ojala hacer algo cool.

Hasta el próximo!