Gracias de antemano a todos por leer, por sus reviews y comentarios, y por seguir pendientes de esta y otras historias. Aquí seguimos.
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ADVERTENCIA: Este fic está inspirado en MSLN, y está clasificado M, por contenidos y situaciones que pueden ser muy fuertes y/o violentas para algunos lectores; así como escenas íntimas de carácter sexual. Estas escenas pueden ser femslash, F/F o F/M. Se recomienda la discreción del lector. Si este tipo de contenido no es de su agrado, por favor no lo lean.
DISCLAIMER: Los personajes de Magical Girl Lyrical Nanoha no me pertenecen y son propiedad de sus respectivos autores. Todas las situaciones y personajes presentados en esta historia son ficticios, cualquier parecido con situaciones o personajes reales, históricos o presentes, no es en absoluto intencional.
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"Ultrasecreto"
por Aleksei Volken
Capítulo 2. El Objetivo.
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"Poder y deseo van de la mano. Están hechos de la misma maldita sustancia. El segundo depende del primero, y viceversa.." Lobos, Donato Carrisi.
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"Colócalos en una situación de posible exterminio, y entonces lucharán para vivir. Ponles en peligro de muerte, y entonces sobrevivirán. Cuando las tropas afrontan peligros, son capaces de luchar para obtener la victoria."
Sun Tzu.
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Frontera de la República Federal de Leasath con la República Democrática de Leasath, Dia 31, Doceavo mes, 2009.
− Déjame conducir.
Momoko miró a Mylene todavía con desconfianza.
− Alguien acaba de traicionarnos Raider,− insistió Momoko, − Nuestra posición está comprometida. Pensé que sólo nosotros lo sabíamos.
− Solo nosotras sabemos cual es tu VERDADERA misión, Moka-chan,− apuntó Midget usando el pseudónimo cariñoso que solo usaban en su grupo con Hikari y Kirie, − Tu sabes quienes son los que, "oficialmente", saben acerca tu "misión".
Momoko tragó pesadamente, miró a Mylene, guardó su arma y rápidamente cambiaron de lugares. Mylene no perdió un segundo y arrancó a toda velocidad tan pronto estuvo en control del vehículo.
Mientras tanto, Momoko sostuvo el dispositivo de comunicación para recibir una última advertencia de Midget.
− A partir de ahora, tal vez no podamos hablar por lo que cuento con que harás honor a tu nombre código y te abrirás paso...ante cualquier circunstancia...tu eres la única que puede hacerlo, Icebreaker,− dijo su tutora de tantos años y la comunicación se cortó.
Mientras Mylene conducía sin luces en medio de una oscuridad casi total pero con una extraordinaria destreza por el sendero que las adentraba en Leasath Oriental, Momoko trataba de digerir la información que acababa de recibir.
Con esas últimas frases Midget le había dado a entender que no podía confiar en NADIE, ni de su propia agencia para la misión, que involucrar a Kirie o a Hikari sería peligroso para ellas y que debía esperar obstáculos peligrosos e inesperados.
Todos sus planes de respaldo acababan de explotar… a la vez.
Tres entidades habían sancionado su misión: TSAB misma, la Sub-división de Inteligencia y Contrainteligencia a la que pertenecía y de la cual Midget era la Subdirectora. El jefe de ambas, el General Goro Kobayashi, director de la División. Y por ser una misión en el extranjero, el Ministerio del Interior y el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Estos últimos eran quienes más se habían opuesto a que su misión fuera clasificada como "Ultrasecreta" pese a los evidentes riesgos. De acuerdo a sus justificaciones, la relación con Leasath Federal se vería comprometida con una misión de ese tipo ya que ellos debían informar a sus pares de la ejecución de todas las misiones en su territorio. Si esa misión tenía la clasificación de "ultrasecreto", estrictamente hablando, no podrían hacerlo.
Cada Ministerio, tenía un oficial de enlace para las misiones de alto nivel que debía ser informado y que tenía que sancionar la misión. Kirie se encargaba de esos trámites. Sin embargo, no estaba en su control si alguien más se enteraba de esas misiones.
En ocasiones anteriores y misiones similares, Momoko por lo general se caracterizaba como personal diplomático utilizando una o incluso varias, identidades falsa. La agente era una maestra de la caracterización. Esa era SU firma principal y una de sus mejores habilidades que le permitía ser prácticamente irrastreable.
Para esta ocasión, en efecto tenía una identidad falsa y varios planes de respaldo, pero no tenía ningún apoyo diplomático en absoluto.
Había viajado por ruta aérea como una turista extranjera de edad mayor y se había caracterizado después como una simple ejecutiva de una empresa Midchildiana que supuestamente había llegado en tren a Griswall, tres días antes.
Ella y Kirie pensaban siempre en todo. EN TODO.
Lo que estaba sucediéndoles en ese momento, no era casual.
Alguien le había preparado una trampa, y Momoko había caído entera.
Ese análisis le había tomado como máximo tres segundos a Momoko, pero su atención regresó rápidamente al presente conforme sus perseguidores se acercaban peligrosamente. Aunque estuvieran en la oscuridad era tan solo cuestión de tiempo antes de que las ubicaran… si es que no las habían hecho ya.
El rostro de su ahora, forzada compañera de misión, era impasible pese a la situación en la que estaban. Mylene continuaba maniobrando hábilmente para mantener la mayor distancia posible entre ellas y sus perseguidores.
− No pueden atraparnos,− dijo Momoko como si pensara que Mylene no lo sabía, − Solo mantener la distancia no resolverá el problema. Seguramente están pidiendo refuerzos y muy pronto, nos cerrarán el paso más adelante.
Momoko sabía que desde esa posición se encontraban a más de una hora de la ciudad de Alendal. ¿Cómo diablos ibas a escapar de una persecución como esa?
Su principal problema era que su plan había estado diseñado para llegar a la ciudad, tomar a 009 y regresar a Griswall para el amanecer. Jamás había pensado en ir a Vergeltungswaffe y no sabía ni siquiera cómo llegar ahí desde donde se encontraban.
En pocas palabras, se dio cuenta que el control que creía tener sobre su misión era una ilusión. Mismo que se había desvanecido como humo al viento. Ahora no solo su misión, sino su vida, dependía de una completa desconocida que además, resultaba ser su misión.
"Dioses," pensó Momoko, "¿Cómo diablos terminé así?"
En sus más de diez años como agente, nunca había estado en una situación tan comprometida.
El paso fronterizo clandestino, estaba ubicado en una zona mixta; boscosa densa en ciertas áreas y con extensas praderas con árboles espaciados en otras. El precario sendero por donde transitaban y que al principio las mantenía a cubierto bajo el bosque, pronto estaría al descubierto; solo flanqueado a ambos lados por altas hierbas que no les servirían de mucha cobertura cuando alguno de los helicópteros estuviera encima de ellas.
− Tal vez ellos sean soldados pero este...es mi territorio,− dijo Mylene como si esa explicación fuera suficiente para calmar la evidente preocupación de Momoko.
Por lo que la agente Midchildiana podía ver cuando miraba hacia atrás, tenían detrás de ellas al menos cinco vehículos todo terreno que circulaban fuera del sendero y dos helicópteros. Sus perseguidores estaban haciendo un barrido general, abriéndose cada vez más para cubrir la mayor cantidad de terreno posible entre sus unidades disponibles.
Momoko miró con preocupación cómo se acercaban al final de la zona boscosa.
Cuando estuvieron al descubierto, de inmediato Mylene se salió del sendero en una audaz maniobra. Pese al zarandeo del vehículo, Momoko estaba sorprendida de la habilidad de Mylene para conducir de esa manera en la oscuridad y en un terreno agreste.
Tal y como Momoko pensaba, uno de los helicópteros cambió bruscamente de dirección para ir tras ellas.
En un rápido movimiento, la agente pelirroja saltó ágilmente al asiento trasero del auto y con movimientos firmes y decididos, descubrió el compartimento oculto debajo del asiento para sacar un Snayperskaya Vintovka Dragúnova...su rifle favorito.
Ese era su plan de emergencia para salir de Leasath Democrático si las cosas se ponían extremadamente feas. Tanto las armas como su siguiente maniobra. Con movimientos precisos pese a los violentos movimientos del auto, Momoko quitó los seguros que sujetaban el techo del vehiculo y en un segundo, el auto se había transformado en un descapotable.
− Sabía que tu auto tenía sus secretos, igual que tu,− dijo Mylene con una sonrisa mientras conducía como una posesa del camino.
Apuntar en las condiciones en las que estaban iba a ser un reto pero Momoko nunca se arredraba ante un reto. Especialmente si su vida dependía de ello.
Los dos helicópteros ya venían tras ellas, uno un poco más adelantado que el otro. Ella sabía que en unos metros empezarían a dispararles y seguro sus ametralladoras tenían más balas y alcance que su Dragunov. Tenía que empezar a disparar ya.
Falló los dos primeros tiros pero el tercero, alcanzó el rotor principal del helicóptero más cercano haciendo que la aeronave saliera de curso. El segundo helicóptero comenzó a disparar en ese instante. Los vehículos todo terreno, aunque estaban más atrás, comenzaron a dispararles todo lo que tenían encima.
Aun en la oscuridad, las balas se acercaban peligrosamente. El nivel de "blindaje" de su auto solo cubría balas convencionales disparadas por pistolas convencionales. Las balas calibre 7 mm de esas ametralladoras iban a atravesarlo como si fuera papel.
− Ponte a cubierto, − le ordenó Mylene, seria por primera vez.
Momoko todavía disparó varias rondas más consiguiendo que el helicóptero tuviera que optar por algunas maniobras evasivas y alentando un poco a los vehiculos. Eran segundos, pero ella mejor que nadie sabía que todo contaba. En ese momento, Momoko notó que se acercaban a una nueva zona boscosa.
Eso les permitiría ganar algunos minutos más pero no tendrían escapatoria si llegaban refuerzos, especialmente aéreos.
Mylene entró a la zona boscosa con decisión y cambio de dirección abruptamente, casi yendo en sentido frontal hacia sus perseguidores.
− ¿Que rayos….
− Sujétate,− le ordenó nuevamente Mylene y en ese momento se sintieron varios golpes en la parte inferior del vehículo, como cuando uno golpeaba una protuberancia inesperada en el terreno. El auto que había preparado para esa incursión estaba pensando más para un entorno urbano y distaba mucho de ser un todo terreno. Con sus limitaciones, ese auto era lo único que tenían entre ellas y sus perseguidores. Si rompían un eje o alguna otra cosa, sus posibilidades se reducirían significativamente.
Momoko no tuvo casi tiempo de aferrarse a algo cuando sintió esa peculiar sensación de vacío abrupto en el estómago, ocasionado por un brusco cambio de altura. Estaban cayendo en bruscos y ondulantes saltos.
En segundos pasaron de ir a más de ochenta kilómetros por hora en un terreno que casi no era transitable, a detenerse por completo, como si hubieran caído en una zanja larga, ancha y profunda. Solo que no era una zanja, ya que se encontraban en la oscuridad total.
− No hagas ni un ruido,− volvió a ordenar Mylene en voz baja y Momoko recordó cuánto le molestaba que le dieran órdenes durante los operativos. ¡Ella estaba a cargo de esta maldita misión!
El motor del auto se había apagado abruptamente y Momoko se dió cuenta que el sonido más intenso alrededor de ambas era su propia respiración agitada.
Entonces los escuchó. Vehículos se acercaban.
− Estamos debajo de ellos,− explicó escuetamente Mylene en un susurro.
Durante varios minutos, demasiados para el gusto de Momoko, se escucharon varios movimientos sobre ellas y nuevamente se preguntó dónde estaban. Y había otra pregunta que se iba abriendo paso en su mente cada vez con mayor prioridad, ¿quién rayos era esa mujer?
Los vehículos les pasaron encima tal vez diez veces hasta que comenzaron a alejarse.
Momoko no tenía idea de cuánto tiempo había pasado hasta que finalmente dejaron de escuchar movimiento. Ella esperó. Aunque no podían verse, ni hablarse, podía sentir la presencia de Mylene en el asiento del conductor y desde ahí la sintió moverse para posar una mano en su hombro en un toque a la vez suave y tranquilizador.
Pasaron muchos minutos en la oscuridad y en silencio total hasta que Mylene, finalmente, se movió. Momoko, con todos sus sentidos en alerta, se preparó para un posible enfrentamiento.
Mylene se movió en la total oscuridad y de pronto una luz mortecina y débil alumbró el espacio.
Para sorpresa de Momoko estaban en lo que parecía ser un contenedor de grandes dimensiones.
− ¿Qué demonios es esto? ¿Dónde estamos?,− preguntó Momoko en rápida sucesión y estaba a punto de sacar su arma cuando Mylene con las manos levantadas frente a ella con una expresión extrañamente abatida, la detuvo.
− Te explicaré todo, Momoko-san,− dijo Mylene, − Pero ahora tenemos que movernos, No hay garantía de que la calma se mantendrá.
El instinto de Momoko se resistía a continuar avanzando a ciegas en ese laberinto.
− No vamos a movernos hasta que me expliques qué maldita cosa es todo esto,− dijo irguiéndose en el asiento para observar a su alrededor. Hasta entonces se percató que el "contenedor" estaba hecho a partir de varias piezas de material prefabricado y que había una larga rampa de frenado por donde habían entrado al espacio subterráneo. Era en efecto una zanja y no lograba explicarse como los soldados de Leasath no habían dado con ellas.
En el espacio, adicionalmente, Mylene tenía varios contenedores verticales, gavetas, un espacio de trabajo y hasta una zona de descanso.
− Tengo varios de estos míni-bunkers cerca de pasos fronterizos estratégicos,− explicó Mylene, − Por lo general, los utilizo como base de avanzada pero en realidad, fueron concebidos para varios fines. Esta es la primera vez que utilizo alguno como trampilla de escape.
Para ese momento, Momoko ya estaba fuera del vehículo inspeccionando el espacio y notando una ingeniosa combinación de engranajes. Mientras avanzaban en la zona boscosa, el terreno literalmente se había inclinado a su paso para permitirles el acceso a la rampa de frenado. Una vez que el automóvil entró, la rampa no solo volvió a cerrarse ocultando su posición, sino que además varios seguros se activaron para mantener ese techo/suelo falso en posición.
Por eso los vehículos habían pasado sobre ellas, sin verlas.
− Ahora lo entiendes,− agregó Mylene, − Es posible que sigan buscándonos, debo salir a asegurarme que todo está despejado y debemos movernos rápido. No hay garantía de que no hayan dejado efectivos de rastreo en toda la zona.
Pese a las indicaciones de Mylene, Momoko aún no estaba satisfecha. Y ella no podía simplemente entregar su confianza a ciegas.
− ¿Cómo diablos sabías que esto pasaría?...,− preguntó.
− No sabía que esto pasaría, − respondió Mylene sorprendiendo a Momoko. Pese a la escasa y mortecina luz, la agente pelirroja pudo ver que su desconocida compañera hablaba en serio, − Sospechaba que esto podía pasar..., que alguien de tu País o incluso de tu propio equipo, te traicionara. Estas medidas que ves las tengo, desde hace mucho, por el trabajo que realizo desde hace años. Tal vez te pase Momoko-san...Conforme vamos madurando en este medio, nos damos cuenta que no controlamos nada y que prepararnos para cualquier situación es lo único que TAL VEZ te mantenga con vida...Un día más... No tomé estas medidas solo por ti y por tu misión…Así vivo mi vida, día con día, un día a la vez.
− ¿Por qué sospechabas?− insistió Momoko tozudamente pese a que entendía a lo que Mylene se refería. Ella lo había hecho alguna vez, sin embargo este nivel… superaba incluso sus delirios más paranoicos. Necesitaba respuestas para sentir que no estaba caminando a ciegas a una trampa aún peor.
− Muchas personas no quieren que la información que vamos a recuperar de Vergeltungswaffe, salga de Leasath Democrático. Yo sospechaba que algunas de esas personas eran de tu gobierno…
Momoko esperó pero Mylene no dijo nada más.
− ¿Y ahora?...¿Ya no sospechas?... Nadie sabía que iríamos a Vergeltungswaffe… ni siquiera yo….
Mylene suspiró. Tanto Kirie como Midget le habían advertido sobre Momoko y sus certezas, así que más le valía convencerla pronto.
− Te tomará un poco más de tiempo entenderlo Momoko-san, tal vez solo lo hagas hasta que lo veas con tus propios ojos pero respecto a lo otro si, así es...básicamente ya no sospecho...después de este incidente...estoy SEGURA que hay personas de tu gobierno que NO permitirán que salgamos de Leasath con vida… Tienes que reconciliarte con la idea que nuestras cabezas, ambas, tienen precio desde mucho antes que nos encontraramos. Todas nuestras decisiones y acciones a partir de este momento, deben partir de esa certeza.
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Él había esperado oculto por horas. Primero en la ciudad; y ahora en el bosque.
Monitorearlas durante los dos días anteriores y seguirlas durante esa noche, había sido una de las tareas más difíciles de su vida. Esas chicas realmente eran buenas.
Especialmente ella. Momoko.
Desde el primer momento en que el Capitán le entregó el expediente, su fotografía lo había impresionado. Pero eso no era nada comparado con verla en persona. Él había visto a Momoko, primero desde la mira telescópica de su rifle de francotirador, instalado en un edificio de la avenida principal de Griswall; y la había visto aún más cerca, mientras bailaba con la otra chica.
Seguirlas mientras salían de la ciudad había sido un reto pero tras cruzar la frontera, todo se había descarriado, al punto que llegó a considerar si debía intervenir.
Durante más tiempo del que a él le gustaba, había pensado que las había perdido. Los efectivos de Leasath se habían dado por vencidos y se habían alejado para continuar con su búsqueda, pero seguramente no tardarían en regresar con refuerzos; perros y sensores para buscarlas y atraparlas.
Él tenía que llegar a ellas primero.
Cuando estaba a punto de sentirse sin opciones, notó un movimiento que no debía estar ahí. Aun con la moderna y avanzada mira telescópica de su SCAR H / Mk17, se le había dificultado identificarlas.
Maldijo por lo bajo cuando se dió cuenta de la intrépida maniobra que sus objetivos estaban ejecutando.
A través de la mira del rifle, solo alcanzó a vislumbrar "algo" saliendo de la nada a toda velocidad.
Le tomó varios valiosos segundos identificar que se trataba de una motocicleta modificada para motocross pero con algunas adecuaciones más. El vehículo se movía tan rápido, tan ágil y silenciosamente en medio del bosque, que no tuvo oportunidad de verificar si las dos chicas iban en ella hasta mucho después.
Aunque aún no entendía cómo habían logrado esa increíble maniobra de ocultamiento y escape, no se detuvo mucho a pensarlo. Lo único en lo que debía concentrarse era en no perderlas de vista por ningún motivo.
Debió imaginar que algo así podría suceder. Él mismo, estaba utilizando una motocicleta por muy buenas razones.
Le costó mucho trabajo mantener el paso y fue hasta que estaban muy cerca del borde urbano de Alendal, que el vehículo disminuyó la velocidad lo suficiente y él pudo finalmente, detenerse en una posición estratégica para usar unos binoculares y verificar que en efecto, dos figuras viajaban sobre la moderna motocicleta.
Usando el máximo nivel de acercamiento de sus binoculares, observó con todo detalle cómo se internaron en una zona antigua e industrial de la ciudad, hasta lo que parecía una bodega de grandes dimensiones.
Eso le daba un poco de tiempo para planear su siguiente movimiento, aunque no demasiado. De lo único que estaba seguro era que aún no podía hacer su jugada. Necesitaba tener la certeza de que ella tenía TODA la información y al parecer aún no era así.
En el fondo, Shiro casi no quería que eso sucediera.
Cuando la renombrada agente de TSAB, Momoko Ryogi, tuviera en sus manos esa información, él tendría que matarla.
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Faltaba una escasa media hora para la medianoche cuando Momoko y Mylene llegaron a la "base de operaciones" de la última.
Una bodega que parecía abandonada en la zona industrial de Alendal.
Aunque el exterior del edificio lucía abandonado y viejo, el interior sorprendió a Momoko.
Mylene realmente tenía una modesta pero moderna y equipada base de operaciones al nivel de una agencia de inteligencia; lo cual incluía vehículos, armas, equipos y sistemas diversos.
− ¿Para qué agencia dices que trabajas?,− preguntó Momoko inquisitiva al tiempo que recorría con mirada experta el despliegue a su alrededor.
Mylene sonrió mientras revisaba los registros de su sistema de seguridad. Todo se había mantenido en orden durante su ausencia por lo que se irguió y miró a Momoko con una actitud ligeramente seductora.
− No lo he mencionado en absoluto...al igual que tú.
Momoko suspiró. Estaba atorada hasta el cuello en esa situación y su única aliada era una desconocida.
− Las situaciones extraordinarias forjan las alianzas más inesperadas, Momoko-san,− dijo Mylene ante el silencio de Momoko y se dispuso a explicarle el plan que seguirían para su arreisgada incursión.
Vergeltungswaffe.
La instalación de investigación militar más segura de Leasath Democrático y de todo el bloque oriental, según los expertos, era también y por mucho, la más peligrosa.
Y no solamente por las estrictas medidas de seguridad, los avanzados sistemas de vigilancia y monitoreo; o el extenso equipo militar de élite fuertemente armado que la custodiaba.
Ubicada a tres horas en automóvil de Alendal, Vergeltungswaffe se encontraba en las afueras de una pequeña localidad rural cuyo único propósito era albergar a algunos de los proveedores de servicios indispensables de la instalación y tenía la característica, única en el mundo, de ser geográficamente inaccesible e inexpugnable.
Y en eso radicaba su mayor peligrosidad.
Vergeltungswaffe había sido construida sobre una excepcional meseta de granito de más de 15 hectáreas de superficie. La zona, erosionada por uno de los ríos más grandes de Leasath, se había convertido a través de las centurias en un acantilado excepcional de más de mil quinientos metros de altura. La meseta, en la cima y en el borde del acantilado, a raíz de un accidente de terreno único, se encontraba caprichosamente separada del bloque macizo principal en su parte superior. Dicha separación disminuía conforme se descendía hasta la base del acantilado.
Momoko miraba, tratando de disimular la sorpresa y el horror, el detallado modelo tridimensional que Mylene le mostraba de la zona a la que se dirigían
La formidable columna de granito sobre la que Vergeltungswaffe estaba ubicada, se encontraba separada más de doscientos cincuenta metros del terreno firme en la parte superior. La zona de unión entre la columna y el macizo principal, se presentaba mil doscientos metros hacia abajo.
Antes de que Vergeltungswaffe fuera construida, el impresionante monolito-acantilado era conocido como "die Späher", El Acechador… y tantas personas habían muerto solo tratando de escalarlo que también se le conocía como "die unzugängliche Spalte", La Columna Inaccesible.
Desde que Vergeltungswaffe fue construido en ese lugar, nadie más había tratado de escalarla ya que aunado al riesgo natural, inherente a la exótica formación geológica, se habían adicionado otros peligros aún mayores.
Mylene le explicó a Momoko el funcionamiento del lugar con extremo detalle ya que sus vidas y el éxito de su misión dependerían de ello.
− Schutzhülle, es el nombre designado de la población inmediatamente anterior a Vergeltungswaffe. Como su nombre lo indica, su función es cubrir y proteger,− explicaba Mylene utilizando un amplio monitor donde desplegaba las imágenes y mapas que necesitarían como referencia para su incursión, − El único acceso OFICIAL a las instalaciones es a través Schutzhülle y toda la población función como esclusa de seguridad. Desde el acceso principal del pueblo, y el único por cierto, solamente el personal que labora en Vergeltungswaffe puede transitar. No se aceptan visitas turísticas, ni mucho menos familiares. Las personas que viven en Schutzhülle ofrecen servicios de mantenimiento a todas las instalaciones e infraestructura. Este personal de soporte, se va rotando cada tres meses y ha sido rigurosamente seleccionado y entrenado.
Mientras Mylene explicaba, Momoko observaba y memorizaba. Al igual que la instalación de investigación el pueblo estaba prácticamente al borde del acantilado y tenía una sola estrecha carretera de acceso.
− Para entrar a Vergeltungswaffe es necesario que todo el personal, tanto de soporte, como militar y de investigación, utilice la Estación de Conexión que da acceso a los vagones de conexión,− continuó explicando Mylene.
Para salvar el abismo de doscientos cincuenta metros de ancho que separaba Vergeltungswaffe de la población se acceso, se había construido un moderno puente atirantado sobre el que corría pequeño pero impresionante tren de tres vagones, completamente automatizado y sellado cuya longitud total era de 13 metros. Dicho tren transportaba a los pasajeros autorizados a Vergeltungswaffe a cualquier hora del día o de la noche.
Siempre y cuando estuvieran autorizados.
− Para el momento que llegas a la estación de acceso en Vergeltungswaffe, cualquier persona ya debe haber pasado por tres validaciones de seguridad que incluyen escaneo biométrico y protocolos de acceso,− dijo Mylene sonriendo como si lo que decía fuera divertido, − Uno en el acceso de Schutzhülle, uno al entrar a la estación de conexión y uno al entrar al tren. La última validación de seguridad de dos pasos, se realiza al salir de la estación de llegada y una más, antes de entrar en las instalaciones. La única forma de entrar o salir es a través de "Höllenbrücke", el tren de conexión.
Antes de que Momoko pudiera preguntar cómo rayos se suponía que iban a entrar, Mylene le detalló a Momoko los sistemas de monitoreo y alta seguridad de la instalación.
Vergeltungswaffe bien hubiera podido ser un castillo medieval inexpugnable y no solo una instalación de alta seguridad ya que además de los sistemas, guardias armados patrullaban el perímetro, aun en la zona del acantilado; sistemas de detección de movimientos y videovigilancia habían sido instalados como medidas perimetrales y un avanzado sistema de defensa antiaérea garantizaba que ningún tipo de aeronave pudiera acercarse a una distancia menor a dos mil metros sin ser derribada.
El espacio aéreo de Vergeltungswaffe era total y absolutamente restringido para cualquier tipo de vuelo, civil, comercial o incluso militar sin una autorización expresa.
− La instalación cuenta con un helipuerto, pero solamente muy pocas aeronaves tienen permiso de acercarse lo suficiente para aterrizar… Falke Eins, por ejemplo, el helicóptero oficial del Presidente de Leasath es una de ellas. El vehículo del Ministro de Defensa...Esta identificación se hace por transponder y debe haber un aviso previo. Cualquier otra aeronave, más aún si no se identifica a tiempo, será derribada sin miramientos ni advertencias.
Momoko tragó pesadamente empezando a entender porque nadie había logrado salir de ahí.
− ¿Un misil aire-tierra?,− preguntó manteniendo su rostro serio casi solo por curiosidad y para observar nuevamente el placer con el que Mylene parecía explicar la inaccesibilidad del lugar al que se dirigían.
Mylene meneó la cabeza sonriendo y activó una nueva parte de la pantalla. El archivo que ella había compilado sobre Vergeltungswaffe tal vez era uno de los más completos del mundo por lo que Momoko podía ver; ella jamás había tenido acceso a una descripción tan detallada de la instalación o sus sistemas de protección.
− No, Vergeltungswaffe tiene instalado uno de los sistemas antimisil más avanzados del mundo, fue concebido, diseñado y construido directamente EN Vergeltungswaffe y es el prototipo más avanzado,− explicó la agente utilizando el modelo digital de la computadora para mostrarle a Momoko a que se refería, − Además del sistema antimisil, también cuenta con cañones de 30 mm automatizados que se operan como vehículos autónomos y funcionan como un videojuego que tus hijos envidiarían.
Momoko bufó y resopló.
−No tengo hijos,− aclaró rápidamente, −Y tampoco pienso tenerlos...con este trabajo sería imposible, ¿no te parece?...Además nada garantiza que saldremos vivas de ese lugar...pero aún más importante, con todo lo que me has dicho, ¿cómo vamos a entrar?
La sonrisa de Mylene se ensanchó y miró a Momoko cálidamente.
− Podemos adoptar y ya encontraremos la manera de combinar nuestras profesiones, no te preocupes,− dijo Mylene haciendo nuevamente que Momoko se ruborizara, − Y no te preocupes por el acceso…Cómo te decía todo el personal debe haber pasado un estricto protocolo de selección y autorización. El personal de investigación y el militar, también tiene una asignación trimestral. Durante tres meses deben vivir en Vergeltungswaffe. No se puede entrar y salir diariamente, salvo en ciertas funciones específicas.
Momoko, todavía ruborizada, cruzó los brazos sobre el pecho, tomó una actitud desafiante y miró a Mylene con cierto enojo. La rubia aún no le decía cómo diablos iban a entrar.
−Si ya, respecto a entrar…Desde hace tres años soy una investigadora autorizada en Vergeltungswaffe y mi siguiente turno trimestral comienza mañana a 0600 horas en punto, tenemos como máximo, una hora para terminar nuestros preparativos Moka-chan….yo hubiera querido tener más tiempo para... conocernos pero... tendremos que operar con lo que tenemos… y más importante...Necesito que confíes en mí.
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Instalación de Máxima Seguridad "Vergeltungswaffe", República Democrática de Leasath, Dia 01, Primer mes, 2010.
Eran las 5:45 am cuando la Doctora Mylene Hoffnung pasó su última verificación de seguridad y abordó el tren de conexión que llevaría a toda la plantilla de investigadores designados para el primer trimestre del año. La totalidad de los treinta asientos del "Höllenbrücke" estaban ocupados. Salvo algunas conversaciones vagas en susurros, el tren iba casi en silencio. Era invierno por lo que en esa latitud y a esa hora, aún estaba bastante oscuro. Hacía frío y había nevado los días anteriores pero les permitía suficiente margen de maniobra para lo que tenían que hacer.
Tal y como Mylene le aseguró a Momoko, entrar no iba a ser el problema.
Salir...sería un asunto completamente diferente.
Al igual que Momoko, Mylene sabía que ningún espía occidental había logrado salir con vida de una incursión en Vergeltungswaffe. Ella sin embargo, era la primera que había logrado infiltrar exitosamente la institución por un largo periodo de tiempo.
La perfección de Vergeltungswaffe se convertiría en la única posibilidad de éxito que Mylene y Momoko tenían. En las instalaciones, todo funcionaba a la perfección y con rigurosa exactitud. Siempre. Todo estaba perfectamente medido y cronometrado. Y todo sucedía de la misma forma y en el mismo momento. La típica rigurosidad Leasathiana. Por algo sus relojes eran los más precisos del mundo.
Mylene contaba con eso cuando inició sus labores esa mañana.
Tras su acceso final a las instalaciones, cada empleado de acuerdo a su rol tenía unas habitaciones asignadas y un sector de operación en el que debían moverse para fines de trabajo.
Le había tomado meses a Mylene duplicar las credenciales necesarias para entrar al sitio donde estaba la información que necesitaban. Esa noche, vería el fruto de su trabajo, sería su último día de trabajo y muy probablemente, desataría el infierno en la tierra para ambas.
Una vez que iniciara la secuencia, no habría vuelta atrás. Y todo tenía que suceder con extrema precisión.
Ella y Momoko habían sincronizado sus cronómetros a las 5 de la mañana, antes de su llegada a Schutzhülle. Su día de trabajo transcurrió totalmente normal hasta las 8 de la noche que su jornada terminaba.
Vergeltungswaffe se había diseñado con varios edificios distribuidos de forma radial en la superficie disponible. Un edificio completo del complejo, ubicado en el centro del mismo e interconectado por una red dedicada con todos los demás, estaba destinado para el resguardo y el análisis de información. Solamente el personal asignado a ese edificio podía entrar no solo al edificio, sino a las diferentes áreas designadas. "La Bóveda" como todos llamaban a ese edificio tenía una zona de acceso exclusivo restringido: "El Núcleo".
El núcleo era un bloque cilíndrico fortificado ubicado en el centro de la bóveda. Aunque había otras áreas en la bóveda para análisis, monitoreo y archivo, la información más sensitiva se mantenía única y exclusivamente en "el núcleo". El espacio circular tenía las paredes, de piso a techo, totalmente cubiertas de racks de almacenamiento. No tenía ventanas, ni ningún otro acceso más que la esclusa de control. Al centro, un tablero de operaciones permitía hasta 3 operadores cuando la ocasión lo ameritaba, pero típicamente solamente un operador estaba autorizado.
El gabinete de seguridad de Leasath Democrático estaba TAN seguro de la TOTAL inexpugnabilidad de su instalación que TODA, absolutamente toda la información de Leasath Democrático se encontraba en algún u otro lugar de "La bóveda". Y especialmente, la información sensitiva en todos los niveles, se encontraba en el núcleo.
Hasta ahí debía llegar.
Exactamente a las 8:30 de la noche, su misión comenzó con Mylene tocando suavemente a la puerta de la habitación uno de sus colegas asignado al "Núcleo."
Típicamente, ella tocaba la puerta, él abría y tenían una intensa sesión de sexo cuando esas visitas sucedían. La puerta se abrió y un hombre de mediana edad la miró con sorpresa. El era un inormático, casado desde hacía más de veinte años con la misma mujer...Mylene había sido la única aventura de su vida. El la miró desconcertado ya que su turno daría inicio en 30 minutos, esa no era una de las noches en que habían quedado de encontrarse.
Sin que mediara una palabra, Mylene puso sus brazos alrededor de su cuello y lo besó mientras le inyectaba un potente sedante sin compasión en el cuello.
Ella lo había seleccionado no solo por su puesto en "el Núcleo" sino tambien por la facilidad con la que podía impersonarlo. Su altura era similar y su complexión era fácilmente replicable.
No necesitaba SER él. Solo necesitaba que pensaran que era él, durante el tiempo suficiente.
Utilizando los aditamentos que había preparado con anterioridad, Mylene salió de la habitación, tal como él lo haría habitualmente, con su larga bata de laboratorio ya puesta, el cabello oscuro sempiternamente revuelto, gruesos lentes de montura de pasta y su termo de café.
Por su particular función, "el núcleo" era la única parte del complejo de Vergeltungswaffe que funcionaba de forma regular con un solo operador y estaba activo las veinticuatro horas del día.
Con las credenciales de su desdichado amante, Mylene pasó los diferentes controles sin problemas hasta llegar al acceso principal de la bóveda fortificada.
Ese era el primer punto álgido de esa parte de la misión. El cambio de operador.
El operador de turno solo podía entrar hasta que el operador anterior iniciaba la secuencia de cambio de "llave". La llave era una moderna tarjeta magnética, esta era una clave única de acceso para cada encargado y debía ser insertada en el panel de control durante cada turno para que todos los procesos funcionaran.
El sistema no podía estar más de diez segundos sin tarjeta o todas las alarmas de violación de seguridad se activarían.
Mylene inició la secuencia de cambio de guardia desde afuera de la esclusa y se preparó. El operador que terminaba su turno debía iniciar forzosamente la secuencia de apertura desde adentro. Después de eso contaban con un minuto para concluir la secuencia de cambio.
Mientras el anterior operador se preparaba para salir, Mylene entró finalmente aproximándose al tablero, ya con su tarjeta lista.
− Hoy has llegado más temprano de lo habitual...,− dijo el joven, otro nerd informático mientras iniciaba la secuencia de cambio de llave y hasta ese momento, levantó la vista para encontrarse que su "relevo", no era exactamente quién debía ser.
Mylene le propinó un violento y certero golpe en la cara que lo dejó aturdido, tirado en el suelo mientras ella cambiaba las tarjetas.
Tras someterlo, dejándolo amordazado y casi inconsciente; Mylene se abocó con rapidez a obtener los datos que necesitaba.
Con eso terminaría la etapa fácil de su misión.
La secuencia de cambio de operador debía terminar, como máximo, en diez minutos. Ese era el tiempo en que el operador anterior debía reportar las incidencias de su jornada y finalizar la secuencia de cambio que Mylene había iniciado al llegar a la esclusa y solicitar el acceso.
Si eso no sucedía, por la razón que fuere, la central de seguridad era avisada automáticamente de una anomalía en el proceso y un operativo de verificación se ponía en marcha.
Mylene sabía que tenía máximo diez minutos y debía hacerlos contar.
Debajo de la larga bata de laboratorio tenía todo lo que necesitaba. Durante meses, había llevado poco a poco todas las piezas que necesitaría y que había preparado para ese momento.
Lo primero que hizo fue iniciar una secuencia de mantenimiento para después conectar una pequeña terminal y un teclado externo al tablero de control. Después, expertamente inició una rápida secuencia de rastreo.
"El núcleo" debía tener cientos o hasta miles de petabytes de información. La información que necesitaba era pequeña pero no sabía en qué sector físico se encontraba. Debía encontrar el sector correcto y tenía solo nueve minutos para hacerlo.
Mylene era siempre, fría y controlada, bajo cualquier circunstancia. Su contacto le había asegurado que ese rastreador digital haría el trabajo en menos de diez minutos. Cuando habían pasado cinco minutos sin resultados, comenzó a sudar y preparó su plan de salida.
Momoko llegaría, obtuviera ella resultados o no. Mylene tenía la absoluta certeza de ese hecho. Con o sin información debía estar en el sitio acordado en el momento correcto o su compañera de equipo estaría perdida.
Pasados los ocho minutos el programa de rastreo le indicó el sector que contenía la información que necesitaba. Sin contemplaciones, ejecutó una agresiva secuencia de terminación y arrancó el sector completo del rack. Debajo de la larga bata blanca, Mylene vestía un ajustado traje de neopreno negro y sobre él, un uniforme militar idéntico al de los equipos de seguridad del complejo.
Ya en los preparativos finales, lo último que Mylene hizo fue preparar una cuenta regresiva de sesenta segundos en un dispositivo que conectó al tablero de control; después inspiró profundamente. Ya no había vuelta atrás, desde que ella...Momoko, había llegado la noche anterior, ya no había retorno posible. si hubiera sido cualquier otra persona, tal vez lo hubiera reconsiderado. Pero Midget la envió a ella.
Con determinación, Mylene programó la secuencia y utilizó las credenciales del operador anterior, para terminar la secuencia de cambio y activar la esclusa para salir. Ya afuera del área del núcleo, revisó su cronómetro y se enfiló a toda prisa al punto de encuentro.
Momoko estaba a menos de tres minutos de aterrizar y ella tenía que estar ahí cuando eso sucediera.
Exactamente sesenta segundos después, todas las alarmas del complejo se activaron en un concierto aterrador que jamás se había escuchado en la existencia de Vergeltungswaffe.
-X-
Siempre hay una primera vez para todo.
A más de 10,000 metros de altura, Momoko se preparaba para el primer salto de gran altitud de su vida. Uno que estaba casi 6,000 metros más alto, que el más alto que había intentado en su etapa más temeraria. Kirie y Hikari habían apostado que jamás lo haría, ni siquiera para acostarse con ese guapísimo paracaidista de operaciones especiales.
Le gustaría que sus amigas pudieran verla en ese momento.
Mylene demostró ser, además de seductora, una excelente operadora. Ella ya tenía listo en su bodega/oficina todo lo que Momoko necesitaría para ejecutar la misión y durante las tres horas siguientes que les tomaba el viaje en auto hasta su destino en Schutzhülle, Mylene le explicó su temerario plan.
Casi treinta kilómetros antes de su destino, Mylene se salió del camino y se detuvo bajo la cobertura de una zona boscosa.
Momoko se mantuvo en silencio en el asiento de copiloto.
− Es la única forma, Moka-chan,− le dijo Mylene mirándola con total seriedad y aunque no podía verla con claridad en medio de la oscuridad en que se encontraban, de alguna forma Momoko sentía que su compañera le decía la verdad, − Lo he analizado y me he preparado para este momento durante años. Cuando empecé, no tenía ni idea de cómo terminaría pero, cada paso que he dado en este camino ha sido para llegar a este momento.
Momoko mirando a la agente frente a ella, no lo dudaba ni por un segundo. Y tampoco tenía muchas alternativas. Alguien, en el gobierno de Midchilda, la había dejado sin opciones.
− Dime una cosa,− dijo Momoko en ese momento con decisión y Mylene entendió que finalmente, habían llegado al punto de inflexión, las dos se miraron en la espectral oscuridad del auto, − Yo siempre he sabido el riesgo que conlleva el trabajo que realizo y lo he hecho con total y absoluta conciencia...No voy a arriesgar mi vida por algo que no sé lo que es o las implicaciones que podría tener. Necesito saberlo.
Mylene se mantuvo en silencio varios segundos que se le hicieron eternos a Momoko.
− Lo que vamos a obtener son pruebas Moka-chan, pruebas irrefutables de crímenes cometidos desde el gobierno, al amparo y con la autorización de gobiernos establecidos,− dijo Mylene con pesadez en la voz, − Muchas personas han muerto tratando de defender esas pruebas y más aún, tratando de obtenerlas. Es el tipo de información que, de llegar a las manos equivocadas puede destruir a esos gobiernos e inclusive, causar un conflicto armado de escala mundial.
Momoko sintió casi, un golpe físico en el estómago.
Mylene respondió su pregunta antes de que la formulara.
− Si, Midchilda... es parte de esos gobiernos…
Entonces Momoko entendió.
− Midget…¿lo sabe?,− preguntó de inmediato.
Mylene hizo un gesto vago.
− Midget es una mujer sabia Moka-chan, es tu maestra y deberías saberlo mejor que yo,− dijo la agente rubia sonriendo, − Midget sabe que las cosas no se arreglan destruyendolas...y también sabe que necesita detenerlos...Que DEBE detenerlos.
Momoko lo pensó por varios segundos.
− Midget no podía decirte nada porque no ha visto esas pruebas,− continuó Mylene, − Ha visto algunos atisbos, cabos sueltos, situaciones inexplicables y con su rigurosidad, desde luego que necesita los elementos para tomar medidas. A Midget no le gusta la guerra...ni siquiera cuando la gana. Tú lo sabes. Te envió a esta misión porque solamente tú podías realizarla.
Después de varios segundos ponderando lo que Mylene le decía, Momoko tuvo que preguntarlo, − ¿Y tú? No pareces estar haciendo esto "solo" porque te lo ordenaron...lo que vamos a hacer es…¿Por que?...¿Por qué lo harás?
Mylene suspiró. Ella...también le habría hecho la misma pregunta.
− Tengo una deuda por pagar,− dijo, por primera vez evitando mirar a Momoko, − Alguien que no lo merecía, murió porque yo tomé una decisión equivocada. Si... yo al igual que tú recibo órdenes, pero yo creo verdaderamente en el propósito y la visión de la cual esas órdenes se derivan. Al igual que Midget, yo también DEBO detenerlos, Moka-chan, ya han causado demasiado daño.
Hasta entonces se miraron. Sin decir nada más, la mano de Mylene acarició su mejilla para después inclinarse y rozar los labios de Momoko con los suyos en un beso, tentativo y suave.
Esa no era una actuación como el beso de la noche anterior.
Un poco tímidamente al principio, Momoko le correspondió con idéntica suavidad.
− No llegues tarde a nuestra cita,− dijo Mylene con una sonrisa tras esa breve pero intensa despedida, dejó a Momoko en medio de la oscuridad de la arbolada y regresó al camino. Desde antes de abandonar su base de operaciones, le había dado instrucciones precisas de adonde dirigirse a partir de ese punto y lo que encontraría.
Atípicamente para cualquiera de sus misiones y apegándose a la expresa solicitud de Mylene, Momoko decidió confiar.
En ese aspecto, ella tenía alguna especie de switch interno, confiaba o no. Muchas veces no podía explicar ni siquiera por qué, pero hasta ese día, la había mantenido con vida.
Tras seguir un sendero por cerca de medio kilómetro más, Momoko se encontró con la granja y las dos personas que Mylene le había indicado.
Un hombre y una mujer, ambos de apariencia joven pero edad indeterminada, la esperaban a la entrada de la granja con un vehículo todo terreno.
Dorothy Waynerigth y Roger Smith; ambos se veían demasiado bien vestidos y elegantes para ser espías, negociadores o facilitadores del mercado negro pero Momoko había visto demasiado mundo y demasiadas personas para dejarse guiar solo por la apariencia. Especialmente, si esas personas eran espías.
De acuerdo a lo que Mylene le había dicho, ella no solo se preparaba para el momento presente. Siempre tenía un plan de respaldo. Siempre. Dorothy y Roger siempre habían formado parte del plan original pero dados los problemas recientes que enfrentaron, habían tenido que hacer algunos ajustes.
Roger y Dorothy la había saludado profesionalmente y de inmediato se transportaron en el todo terreno, hasta un aeropuerto privado que quedaba a más de seis horas de Schutzhülle, prácticamente en la frontera de Leasath Democrático con la pequeña y exclusiva República de Aurelia, un país pequeño pero extremadamente rico.
Durante el largo viaje, Momoko se enteró que Roger era el dueño de ese aeropuerto y desde ahí, ofrecía diferentes servicios al menos, a los cinco países más cercanos alcanzables desde ese punto. Cuando Momoko preguntó qué clase de servicios como para tenerlos presentes, tanto Dorothy como Roger sonrieron.
− Tu solo pide y te será concedido…,− dijo Dorothy con seguridad y una sonrisa críptica, − Roger tiene un sentido de la moda fatal pero es muy fiable en otros aspectos.
Pasaban de la una de la tarde de la tarde cuando llegaron por fin al pequeño aeropuerto privado. Sobre el acceso principal se leía una sola palabra: "Paradigm" y para ser un aeropuerto privado, contaba con varios hangares.
Ese día, al parecer ellos serían los únicos en la instalación.
El resto de la tarde, lo invirtieron en los preparativos necesarios. A ninguno de esos dos parecía inmutarles ninguno de los increíbles requerimientos de Mylene.
Exactamente a las ocho de la noche, su parte de la misión comenzó cuando Roger abrió las compuertas automatizadas del hangar principal y la joya de su colección, un "C-295 Persuader" arrancó sus poderosos motores.
El Persuader era un avión militar de carga moderada y Momoko desde su puesto en uno de los asientos de efectivos sintió un hueco en el estómago al sentir la vibración por todo el cuerpo. Roger y Dorothy estaban en las posiciones de piloto y co-piloto, y por la familiaridad y fluidez de interacciones se veía que hacían eso
En Leasath, todos los vuelos estaban estrictamente controlados. Los diferentes operadores debían apegarse a su ruta autorizada, reportar un incidente que ameritara un cambio más allá de los protocolos admitidos y por supuesto, había espacios aéreos exclusivos que todos los vuelos debían evitar. El permiso para ese vuelo en particular había sido cuidadosamente preparado, solicitado y aprobado con semanas de antelación. No podían ni adelantarse, ni atrasarse ya que Momoko debía llegar al punto designado con extrema precisión.
Había una sola ruta que le permitiría pasar lo más cerca posible del espacio aéreo exclusivo de Vergeltungswaffe.
Para que su arriesgado plan funcionara, deberían tomar la mayor altura posible en cierta parte de la ruta, una que si bien estaba dentro del rango de vuelo de la navegación comercial, estaba muy por encima de los saltos de paracaidismo "estándar." Una vez ahí Momoko tendría que saltar y desplazarse horizontalmente en caída libre para llegar exactamente a la zona de aterrizaje.
Para ello, Momoko iba a combinar dos técnicas que requerían no solo de equipo muy especializado, sino de un entrenamiento y una capacidad especial… para la que nunca había entrenado.
Tan pronto el Persuader despegó, Momoko hizo un último check de todo el equipo que llevaría encima.
Además del casco, tanque y máscara de oxígeno especiales que se requerían para un salto de más de 10,000 metros, llevaba un altímetro, una brújula, un sistema compacto de posicionamiento satelital avanzado, guantes y botas especiales, una mochila con el equipamiento que necesitaría y por supuesto, sus armas.
Típicamente ese tipo de saltos requería también un traje especial. El que Momoko portaba en ese momento era en efecto especial, sin embargo era mucho más especial que "solo" lo que se necesitaría para un salto de gran altitud. Su traje, además del material y protecciones necesarias para el salto a gran altura, había sido personalizado a medida como un "Wingsuit".
El "Wingsuit" unía todos los miembros del paracaidista con el torso y entre si con una membrana especial que permitía que su usuario pudiera literalmente planear para desplazarse grandes distancias horizontalmente mientras se controlaba el descenso.
Momoko tendría que "planear" desde su punto de salto, hasta la posición a la que requería llegar, más de cincuenta kilómetros. Para evitar ser detectada antes de tiempo, tendría que abrir su paracaídas especial a la menor distancia posible de la zona de aterrizaje. Dorothy le recomendaba ir a lo seguro y hacerlo al menos a los 600 metros del suelo. Roger le sugería esperar al menos a 500, ya que tan pronto la identificaran tendría muy poco tiempo y muy poco rango de maniobrabilidad.
Momoko decidió que seguiría el sino de esa misión, y lo decidiría al momento.
"Un minuto", fue la única instrucción que Momoko escuchó en su auricular en la voz de Dorothy y se preparó. Una vez que saltara ya no tendría más comunicación con ellos.
La puerta del avión se abrió en ese momento. Momoko verificó el altímetro y sus instrumentos de orientación y cerró los ojos hasta que la cuenta regresiva llegó a diez...
En el momento exacto, Momoko saltó al vacío y a la noche y por algunos cortos segundos no hubo nada más, solo ella y el aire. Aunque no podía sentirlo en ninguna parte de su piel, la sensación de flotar era casi irreal. Con destreza innata, controló el wingsuit para empezar a dirigirse a su objetivo.
El helipuerto de Vergeltungswaffe.
Habían programado el salto para que, la caída desde 10,000 metros junto con el desplazamiento que debía realizar, tuviera una duración de cinco minutos.
Momoko debía aterrizar en el helipuerto, exactamente a las nueve con diez minutos.
Con su sistema GPS identificó muy rápidamente su punto objetivo y desde los mil metros estuvo lista para la apertura del paracaídas ya que pese a la sensación de vacío y de flotar en el aire, la gran mole de Vergeltungswaffe, iluminada solamente en ciertos puntos muy específicos, se aproximaba a ella con pasmosa rapidez.
Abrió el paracaídas especial pasando los seiscientos metros y se preparó para el impacto. Aunque no lo pareciera, su velocidad de desplazamiento antes de abrir el paracaídas era de más de doscientos kilómetros por hora. El helipuerto tenía un área de solamente 625 metros cuadrados. Ella debía aterrizar, con precisión en ese pequeño recuadro, controlar el impacto del aterrizaje y después debía prepararse para un segundo despegue.
Momoko y Mylene llegaron prácticamente al mismo tiempo al helipuerto que se encontraba en la zona más elevada de Vergeltungswaffe y literalmente, al borde del acantilado.
Mientras Momoko se deshacía rápidamente de todo lo que ya no necesitaría como el casco, el paracaídas y el tanque de oxígeno; las alarmas que resonaban por todo el complejo indicaban que, varios protocolos de seguridad habían sido violados y había diferentes incendios en varias zonas del complejo.
Mylene y Momoko ni siquiera hablaron o se hicieron alguna seña.
No había nada que decir, solo tenían que salir de ahí de inmediato.
Mylene se arrancó la bata blanca para quedarse solo con el traje de neopreno y preparó sus armas. Momoko aseguró el cuerpo de compañera frente al suyo, perfectamente apretado y saltó por segunda vez al vacío.
Mylene se aferró a los hombros de Momoko y al tiempo que caían al vacío, disparó varias bengalas en la dirección opuesta a su desplazamiento. Pasaron varios segundos antes de que los guardias perimetrales y los sistemas de vigilancia automatizada disparan todo lo que tenían disponible hacía las bengalas mientras ellas se perdían en la noche.
-X-
Su segundo aterrizaje de la noche no fue tan "perfecto" como el primero, pero el wingsuit fue lo suficientemente aerodinámico para desplazarlas a la dos, los cinco kilómetros que necesitaban dentro del cañón de roca, para llegar a la zona donde podrían comenzar a desplazarse.
Momoko había abierto su paracaídas auxiliar a tiempo, tal y como Dorothy y Roger le habían indicado que lo hiciera pero el peso adicional de Mylene hizo que la maniobrabilidad fuera mucho más difícil y ambas rodaron dolorosamente por el terreno
− Wow, wow, wow….,− dijo Mylene, todavía tirada en el suelo sonriendo en la oscuridad a su compañera, − Eres realmente increible Moka-chan...Midget tenía razón, tú eras la única agente que podía tener éxito…
Aunque no habían llegado exactamente al sitio estimado, habían quedado bastante cerca.
En el fondo del acantilado de Vergeltungswaffe corría un río y en esos momentos, aunque estaban aún en el fondo del acantilado, Momoko y Mylene habían conseguido llegar exitosamente a una de las zonas donde la sedimentación natural había formado una pequeña playa.
Cerca de un kilómetro más adelante, Roger les había dejado los vehículos que necesitaban para salir de ahí.
− ¿Y lo tuvimos?,− preguntó Momoko que ya se había puesto de pie y estaba quitándose en esos momentos el wingsuit y todo lo demás para quedar en un traje de neopreno militar similar al de Mylene, −Éxito, quiero decir, ¿tuvimos éxito?
La sonrisa de Mylene se ensanchó. De alguna forma le gustaba que Momoko se refiriera a "su" misión conjunta, y no solo a la misión de Mylene.
La rubia agente sacó de un compartimiento de su traje el pequeño sector informático, sellado en una bolsa especial y se lo enseñó a Momoko. El pequeño dispositivo era más pequeño que algunos teléfonos móviles.
−Por supuesto,− respondió Mylene poniéndose de pie, −Es que acaso lo dudabas...por eso debemos movernos rápido. Hemos ganado solo algunos minutos antes de que el infierno se desate sobre nosotras.
Momoko no sabía cómo sentirse. Nunca había hecho algo como lo de esa noche. Y ciertamente no dudaba que acababan de patear violentamente un avispero muy, pero muy peligroso. Esa certeza aunada al rush de adrenalina de ambos saltos y los sucesos de los días pasados; hacían que sus manos y otras partes de su cuerpo, temblaran.
Necesitaba canalizar esa adrenalina y nada mejor que poniendo distancia entre sus perseguidores inmediatos.
Les tomó seis minutos llegar al punto que Roger y Dorothy habían preparado para ellas.
Ahí cuidadosamente oculto en la vegetación, las esperaba un vehículo todo terreno que les permitiría salir ahí.
− ¿Cómo rayos puedes hacer esto?,− preguntó Momoko más que con sorpresa, con un ligero enojo.
Mylene se sentía exultante, después de tantos años...por fín, lo había conseguido.
− Ya te lo dije Moka-chan, siempre debemos tener un plan de respaldo y cubrirnos. La única forma es estar varios pasos adelante de ellos, realizar acciones que no esperen y que no puedan predecir…
Mylene se aproximó en ese momento a Momoko.
Pese a lo que ambas habían logrado esa noche, ella sabía mejor que nadie que la parte más difícil y peligrosa estaba a punto de comenzar.
−Tenemos que movernos Moka-chan…,− dijo acariciando su mejilla, − Sé que no llegamos a tiempo para usar los contacto y el plan que ya tenías pero debemos salir de Leasath lo más pronto posible...
Ahí en medio del silencio de la noche, el inconfundible chasquido de un arma pesada amartillándose, las dejó frías a ambas.
− Lo siento mucho señoritas,− dijo con firmeza una voz masculina que ninguna de ellas había escuchado antes y que salió, literalmente de la nada, detrás de ellas, −Pero mucho me temo que todavía no se pueden ir.
-X-
Muchas gracias a todos.
