Capítulo dos
.
.
.
.
Llevaba varios días pensativo.
Qué decir. Semanas. Semanas, pensativo. Sumido en sus cavilaciones alrededor de la idea que debía de hacerse de que Izuku (o el "pequeño Izuku") ya no necesitaría demasiado de su cuidado, como antes lo pediría.
La imaginación le hacía malas jugadas, pues le frustraba creer que su amistad con Izuku se basaba enteramente en sus cuidados y en su protección, misma que ya no podía ofrecerle, dado que Izuku, pese a estar inclinado a ir tras él a cada momento posible, podía cuidarse por su cuenta en miles de escenarios.
Por mucha reflexión que hiciera sobre el tema, se sentía traicionado por su lado, no por el lado de Izuku. Se sentía traicionado de creer que no podría estar detrás de él como su figura de líder, como antes. Sino como un amigo. Un consejero. Un algo. Y aunque Katsuki tomara ese papel en la vida del adolescente, eso no cambiaba que Izuku lo siguiera admirando tanto como a ningún otro héroe habido en el ranking mundial.
Y ese hecho aún le brindaba calma. Y con eso podía respirar.
—Has estado muy pensativo estos días.
Kirishima lo miraba de frente, inmiscuyéndose en el plano visual del rubio, que observaba sus manos como si fueran lo más interesante del mundo.
Katsuki hizo un sonido similar a un gruñido contenido, moviendo la cabeza hacia el lado contrario.
No le andaría contando sus cuestiones mentales a su mejor amigo, por mucha confianza que le tuviera.
—No es nada que te incumba.
—No, pero se trata de ti— Apuntó. —Estás muy fuera de tu sintonía.
—¿Me retas, estúpido?— Insufló el pecho.
—Que no, hombre. No te estoy retando, ni nada por el estilo. Solo te estoy diciendo que estás muy pensativo, es todo. Cálmate un poco.
—Estoy calmado.
—No parece. Ayer le pegaste a Aizawa sin tener necesidad de hacerlo.
—Ese idiota estaba dormido en el pasillo—Acusó .— Alguien tenía que sacarlo de ahí.
—Pero, ¿arrastrarlo?
—Tsk— Chasqueó la lengua. —¿Cuál es tu punto?
—Que he notado que hay algo que te lleva molestando estos días— Comentó.
—Algo, ¿como qué?
—Bakugo— Pronunció.—Sabes a lo que me refiero.
Por supuesto que sabía a lo que se refería pero no le diría nada que comprometiera su historia, de modo que se mantendría encerrado consigo mismo hasta nuevo aviso.
Katsuki no decía sus problemas a los cuatro vientos y menos, delante de las personas en pleno ocaso del día.
Katsuki era precavido y reservado con sus asuntos. Consideraba que era muy pronto para divagar sobre lo que es y aún no ha sido.
—No estoy de humor para hablar sobre mis asuntos— Fue su respuesta, luego de haber dado mucho tiempo de silencio entre ellos.
—Entonces, ¿Seguirás con esa facha de pocos amigos dondequiera? Yo creo que lo mejor sería que hablaras con alguien de tus amigos. No te estoy pidiendo que hables conmigo necesariamente, porque juzgando por tu cara, es algo que no te deja en paz.
Un bufido salió de su boca.
—Mira, no te diré mas, si no quieres—Prosiguió Kirishima. —Pero te conozco. Y sé cuando algo te está molestando.
—Lo sé, idiota—Puso los ojos en blanco.
Su amigo le sonrió mostrando su sonrisa dientona.
—Así se habla, hombre. Ya decía yo que habías perdido la actitud.
—¿Insinúas que la perdí?
—No, cómo crees, hombre. Como no conoceré a mi mejor amigo y ex.
—Cierra la boca, imbécil. Estamos trabajando— Dijo para disminuir la tensión que brotó de su pecho.
Por un instante, había olvidado que salió con su mejor amigo en el pasado. Que fueron novios, por un momento que duró meses. Ni duraron ni el año, pero sí lo suficiente para hacer un montón de cosas juntos.
Katsuki había intentado antes salir con mujeres, resultando esos intentos en infructuosos. No logró congeniar con ninguna chica y ni una alcanzaba a llenarlo lo suficiente como pensaba.
Eran buenas chicas, eso sí, pero no lo cautivaban.
Así que intentó con los chicos, siendo esto que resultó en que fuera novio de su mejor amigo, en donde los dos se percataron que no congeniaban para ser pareja, más que solo amigos.
Fue divertido mientras pasó, mas eso no lo sacudió de pies a cabeza. Pues no llegó a amar a su mejor amigo.
Y por tanto, los dos llegaron a un acuerdo: serían amigos siempre.
Desde entonces, su relación de amistad se volvió fuerte y duradera. La confianza resurgió en ambos y podían hablar como si no hubiera pasado nada comprometedor entre ellos.
Por una parte, Katsuki agradeció que resumieron su amistad. Por otra, se decía que no debió de haber salido con él en primer lugar. Le molestaba el recuerdo de pensar que salió con su mejor amigo con fines de descubrir su orientación sexual. Cosa que sí hizo, pues se percató que le gustaban los hombres. El hecho que todavía no descubría es qué tipo de hombres le atraían, pero eso era una cuestión que dejaría para después.
Ahorita lo que le concernía era Izuku. Toda su mente estaba consumida por Izuku.
El chico le importaba mucho y le preocupaba que se lastimara en su camino para ser héroe.
Al menos podía seguir adelante con la meta de cuidarlo a su manera y no permitir que le pasara algo malo al "pequeño Izuku"
«¡Kacchan!» Esos gritos pletóricos que lo llamaban lo hacían girarse y ver al pequeño niño que lo seguía cada que lo veía.
«¿Qué quieres, Deku?»
«Tengo algo para ti» Anunciaba sin borrar esa sonrisa luminosa de su rostro pecoso.
«Qué» No fue una pregunta, sino una afirmación.
El niño sonrió ante esto y extendió su mano a él en señal de que también acercara su mano. Él lo imitó, recibiendo un anillo echo de raíces y flores amarillas.
«Deku, ¿qué es esto?» Había preguntado sorprendido, pues no esperaba que el pequeño le fuera a entregar un anillo.
«Cásate conmigo, Kacchan»
«¿Huh?» El estudiante de secundaria estaba lívido.
«Me gusta Kacchan. Y quiero estar con Kacchan. Te protegeré y seremos los mejores juntos»
¿Y por eso me da este anillo, este niño demente? Había pensado el Katsuki de doce años con una presuntuosidad desmedida.
Si que tiene mucha imaginación en quererse casar con alguien como yo.
«No necesitas protegerme de nada, Deku» Hizo un puño con el anillo dentro de su mano. «Porque yo te protegeré primero. Seré el héroe número uno. No tengo tiempo para pensar en casarme con nadie, ni siquiera contigo»
La expresión de ilusión no se borraba del chico.
«Dame tiempo, Kacchan. Te prometo que creceré y me volveré tan fuerte que podré ser digno de ser llamado tu esposo»
«Espera, Deku. ¿De dónde sacaste esas estupideces?»
«De la escuela. La maestra dijo que le diéramos ese anillo a alguien importante. Y eres tu»
Una sensación lo devino en ese instante, indicándole que esas eran acciones de un pequeño de kínder que no conocía mucho sobre la vida y su mundo era un espacio tan reducido que se fijaba en las personas más próximas a él.
«Por favor, Kacchan. Dame tiempo. Te probaré que puedo volverme fuerte. Lo suficiente para estar a tu lado»
Sus ojitos de cachorrillo pudieron más que su orgullo y sólo por eso, aceptó la propuesta echa por el menor.
Al despertar de ese sueño, buscó entre sus muebles aquel anillo del cual no se deshizo.
Una vez encontrándolo en la mesa de noche, le dedicó una buena observada al diminuto anillo de raíces y flores amarillas marchitas, desarmándose en su mano.
No supo por qué había guardado el anillo entre sus pertenencias, pero lo consideraba como un recordatorio de lo infantil y divertida que era su amistad con Deku cuando él era un adolescente inmaduro.
Apretó el anillo entre su puño, sonriendo ante la ridiculez que suponía aquel recuerdo rezagado en su memoria. De seguro Deku había olvidado aquel momento que para Katsuki había sido irrelevante.
No se imaginaba que Izuku hablaba en serio cuando le entregó el anillo, siendo esta la segunda grieta que sufrió su relación.
.
.
.
.
.
.
NOTA: En esta historia Deku es persistente en lo que quiere desde pequeño, y Katsuki no sabe en qué se metió con su respuesta.
