Desde entonces, Akari y Chitose quedaban frecuentemente para masturbarse. A la mínima que una de las dos sabía que no habría nadie en su casa, invitaba la otra para ir allí a masturbarse. Al principio seguían cogiendo mangas para excitarse, pero tras pocos días, ya no les hacía falta eso. Solo al llegar a la casa de la otra ya estaban excitadas, por lo que empezaban a masturbarse directamente sin necesidad de leer nada para excitarse. Chitose pensaba que algo no estaba bien. Ella solo había accedido a masturbarse enfrente de Akari para que esta viera que era algo normal que chicas de su edad se masturbaran con eso y pudiera hacerlo ella sola. Pero tras disfrutarlo más haciéndolo junto con Akari que sola, ahora a Chitose, no solo no le molestaba masturbarse junto con Akari, sino que prefería hacerlo con ella que sola. Eso no era lo que ella había planeado, por lo que a veces pensaba que tal vez no debería estar haciendo eso… Pero siempre lo pensaba después de correrse al lado de Akari, disfrutándolo de una forma que jamás había disfrutado ella sola en los cientos de veces que se había masturbado desde que lo hizo por primera vez.
En uno de esos días, Akari y Chitose se estaban masturbando como ya se había vuelto costumbre, mirándose a los ojos, pues ver que la otra la estaba viendo mientras se tocaban era lo que más les excitaba. Sin embargo, a medida que se acercaban más al orgasmo les era más difícil mantener los ojos abiertos, y Akari ya estaba empezando a cerrarlos. Después de varios días masturbándose juntas y viendo que aquello la excitaba más que hacerlo sola, Chitose llevaba ya un tiempo queriendo hacer algo más. No solo quería que ella y Akari se masturbaran por si mismas mientras la otra miraba. Quería llegar más lejos, así que cuando Akari cerró por completo los ojos, por sorpresa, con su mano izquierda cogió la muñeca de Akari y le apartó su mano de su vagina, poniendo en su lugar su propia mano derecha, causando que Akari soltara un agudo grito.
–¡Kyaaa! ¡¿I-Ikeda-senpai?! ¡¿Qu-Qué ha…
Sin embargo, Chitose no se detuvo por ese grito de Akari y empezó a mover su mano en la vagina de Akari.
–¡Ah! Aaah… Aaaaaaah… ¡Aaah!
Chitose seguía masturbando a Akari introduciéndole los dedos anular y meñique en su vagina mientras con el índice frotaba su clítoris de abajo a arriba.
–Ah, Aaaaah… I… Ikeda… Sen…
Akari se agarraba fuertemente a las sábanas, mientras Chitose podía notar claramente como tenía sus brazos y piernas claramente tensas.
–Ah, ah… ¡Ah! ¡I-Ikeda-sen… pai! ¡Aaah! ¡Ik… ¡Mmmmmn!
Akari arqueó su espalda, separándola varios centímetros de la cama, mientras su cuerpo empezó a sufrir espasmos, señal inequívoca de que se estaba corriendo, a la vez que empepaba la mano de Chitose con los fluidos que expulsaba. Finalmente, tras varios segundos Akari se dejó caer sobre la cama completamente agotada. La chica respiraba agitadamente, como si acabase de correr un maratón. Chitose, que se había excitado en sobremanera por hacerle eso a Akari, también respiraba de igual forma.
–Akaza-san… ¿Cómo se ha sentido?
Akari tardó unos segundos en contestar, intentando recuperar su ritmo normal de respiración.
–Ha sido… Increíble… Se ha sentido… Mucho mejor que las otras veces…
–Ya… Ya veo… – Tras unos segundos en que Chitose pensó en si realmente haría lo que quería hacer, finalmente decidió hacerlo, por lo que se estiró en la cama, al lado de Akari, y tomó a esta del brazo. – Entonces… – Chitose tiró del brazo de Akari, sorprendiendo algo a esta, poniéndola encima suyo. – ¿Podrías… Hacérmelo a mí también?
Las dos chicas tenían la cara roja. Chitose por lo que le había pedido a su kouhai que hiciera, y Akari precisamente porque iba a hacer lo que le había pedido.
–N-Nunca antes se lo he hecho a otra persona… No sé si lo haré bien…
–Yo tampoco… Se lo había hecho antes a nadie. – Dijo Chitose. – Y… Dices que se ha sentido bien, ¿verdad?
Tanto Chitose como Akari se pudieron aún más rojas de lo que estaban por esa pregunta. Chitose por hacerla y Akari por tener que responder. Esta simplemente asintió. Para no tener que avergonzarse más hablando decidió empezar ya. Llevó su mano izquierda por debajo de las bragas de Chitose y empezó a moverla.
–Ah… Mmm…
Poco a poco Akari empezó a mover más rápidamente su mano, haciendo que la respiración de Chitose se acelerara y fuese cada vez más fuerte. A medida que aumentaba el ritmo, Chitose no solo iba respirando más fuerte, sino que empezó a soltar leves gemidos. Gemidos que se iban haciendo más fuertes a medida que Akari seguía masturbándola.
–Ah, ah, ah… ¡Aaah! ¡Aaaaah! ¡Mmmmmng! ¡Nymmmm! ¡Aaaaaaah…!
–Está… gimiendo mucho…
Ver que su senpai estaba sintiendo tanto placer por lo que ella le estaba haciendo, hizo que Akari se volviera a excitar aunque se acabase de correr, por lo que llevó su mano derecha a su vagina y empezó a masturbarse ella también mientras le hacía lo mismo a Chitose. Que esta siguiera gimiendo sin parar hacía que Akari se excitara más, por lo que esta empezó a gemir también, señal de que lo estaba disfrutando. Tanto, que no pudo aguantar más estando de rodillas encima de Chitose y se dejó caer a su lado, siguiendo masturbándola y masturbándose a si misma a su lado.
–¡Aaah! ¡Ah, aaah! ¡A-Akaza-san! ¡Me… ¡Me voy a correr! ¡A… ¡Aka… ¡M-Me corro!
El cuerpo de Chitose empezó a convulsionarse mientras Akari notaba como dejaba su mano empapada por los fluidos que expulsaba. Todo esto sumado a los gemidos y gritos y la cara que estaba haciendo Chitose en ese momento hizo que Akari llegara al orgasmo también, corriéndose por segunda vez ese día.
Era una escena muy excitante, las dos chicas convulsionándose en la cama de Akari, mientras mojaban la cama, sus bragas y las manos de Akari por los fluidos que expulsaban.
Cuando el orgasmo pasó, las dos chicas estuvieron respirando agitadamente en la cama con los ojos cerrados durante unos segundos. Cuando los abrieron y se encontraron sus miradas, no sabían qué decirse. Las dos chicas desviaron sus miradas, incomodadas. Tras unos segundos, Akari fue la que habló.
–¿Qu-Qué tal ha sido, Ikeda-senpai?
Aún avergonzada, Chitose respondió.
–M-Muy bien… Nunca antes había tenido un orgasmo tan bueno…
–Ya veo… – Tras unos segundos, aún avergonzada, Akari siguió. – En… tonces… Ya que ha sido mejor que hacerlo uno misma… ¿Q-Qué tal si a partir de ahora se lo hacemos cada una a la otra? – Preguntó mirando de nuevo a los ojos a Chitose.
Esta también miró a Akari y asintió.
–M.
Los días siguieron pasando, y Akari y Chitose seguían quedando siempre que podían, pero ahora ya no era para masturbarse ellas mismas, sino para hacérselo a la otra. Akari y Chitose usaban sus manos para dar placer a la otra, haciendo que tuvieran los mejores orgasmos de su vida hasta el momento. No se podía comparar hacerlo una misma, ya fuera haciéndolo sola o con su compañera mirando, que a que lo hiciera otra persona.
Uno de esos días, Akari y Chitose estaban masturbándose mutuamente, como de costumbre. Las dos movían rápidamente sus manos en la vagina de la otra, tratando de hacerla sentir lo más bien posible antes de alcanzar el orgasmo. Después de tanto tiempo, las dos chicas ya sabían que el orgasmo se sentía mejor cuando más tiempo duraran retardándolo, por lo que intentaban retardarlo varios minutos para que tardara lo máximo posible en llegar, para que cuando lo hiciera se sintiera lo mejor posible. Sin embargo, eso también hacía que tuvieran más ganas de alcanzarlo, por lo que en un momento, Chitose no pudo aguantar más, y queriendo más estimulación agarró la pierna de Akari y se empezó a frotar con ella, mientras ella misma llevó su pierna a la vagina de Akari haciéndole lo mismo. Chitose movía sus caderas con fuerza, frotando su vagina en la pierna de Akari, llenándola de fluidos, mientras movía su propia pierna frotando la vagina de Akari, lo que hacía que su pierna también se mojara.
La visión de Akari se empezaba a nublar. Encontraba aquello demasiado pervertido, y eso la hacía excitar más, haciendo aumentar el volumen de los gemidos que soltaba.
–¡Aka… ¡Akaza-san!
¡Ikeda… Senpai! ¡Mmmmm!
Los cuerpos de las chicas empezaron a sufrir contracciones, tras haber alcanzado de nuevo el orgasmo. ¿Cuántas veces llevaban ya desde la primera vez que lo hicieron juntas? Ya habían perdido la cuenta. Desde que quedaban para masturbarse que habían perdido la noción del tiempo. Tanto podían haber pasado unos pocos días como varios meses. Aquello les estaba cambiando también su forma de ser. Disfrutaban tanto haciéndolo juntas que difícilmente podían dejar de pensar en ello el resto del día, esperando para el momento en que quedaran. Y los días en que no podían quedar, se masturbaban por la noche pensando que la estaba tocando la otra. Akari lo podía hacer en su cama, donde se podía quedar dormida después gracias al placer del orgasmo. Sin embargo, Chitose no podía hacerlo allí debido a que dormía con su hermana, por lo que tenía que ir al baño y hacerlo allí. Aunque después también iba a su cama y se quedaba dormida en poco tiempo. Sin embargo, tanto pensaban en ello que algunos días se masturbaban también por la noche aunque hubieran quedado pocas horas antes.
Chitose veía que aquello no era normal. Las dos se estaban volviendo unas adictas al sexo. Temía que se pudiera convertir en una ninfómana.
–¿Qué estoy haciendo? – Se preguntó Chitose estirada en la cama mirando al techo.
Chizuru ya hacía rato que se había dormido, pero Chitose seguía todavía despierta, ya que no podía dejar de pensar en eso. Aunque se sentía muy bien cuando lo hacían y disfrutaba mucho, pensaba que aquello no era normal. Tenía que poner punto final a aquello. Por lo que Chitose decidió que la próxima vez le diría a Akari que no lo haría más.
Akari y Chitose estaban de nuevo en casa de la primera. Las dos dejaron sus carteras en el suelo y Akari se sentó en el borde de la cama, pero Chitose se quedó en el mismo sitio, lo que extrañó un poco a Akari.
–Esto… ¿Vienes? – Preguntó Akari algo avergonzada.
–Verás, Akaza-san… Pienso… Que no deberíamos seguir haciendo esto.
–¿Eh? – Akari se mostró claramente sorprendida.
–Deberíamos parar, Akaza-san.
–¿Po-Por qué? – Akari se levantó de la cama. – ¿Es que ya no te gusta?
–S-Sí… Me gusta… – Respondió Chitose algo avergonzada. – Pero ese no es el problema.
–¿Entonces cuál es? ¿Qué problema hay si te sientes bien al hacerlo?
Akari se iba acercando lentamente a Chitose mientras hablaba.
–Akaza-san, por favor, no sigas…
–Ikeda-senpai… Yo quiero hacerlo. Quiero tocarte… Y quiero que me toques. – Dijo casi susurrando, con la cara enrojecida por la vergüenza, haciéndola ver entre adorable y erótica, acercándose cada vez más a Chitose.
–A-Akaza-san, para…
–Ikeda-senpai…
Akari tomó con sus manos la mano derecha de Chitose, para llevarla a su vagina, pero Chitose la empujó con la otra mano.
–¡Basta! – Exclamó, sorprendiendo a Akari. – ¡Solo estamos quedando juntas para masturbarnos, ¿qué es esto?! No me importó las primeras veces, pero solo estamos haciendo esto. ¡Incluso para mí es demasiado, Akaza-san! ¡Algunas veces hasta me duele un poco de hacerlo tanto! ¿Nuestra relación consiste únicamente en eso? ¿A eso se ha reducido nuestra amistad? ¿A quedar para masturbarnos juntas? No quiero seguir haciendo esto, Akaza-san.
Akari estaba impactada por lo que le dijo Chitose. Pocos segundos después se le empezaron a humedecer los ojos y su rostro pasó a uno muy triste. Al ver eso, Chitose pensó que tal vez se había pasado un poco. Akari empezó a llorar y se abalanzó sobre Chitose, abrazándola.
–Yo no quería… Yo no quería eso…
Chitose se extrañó.
–Pero Akaza-san, ¿no fuiste tú la que me dijo…
–¡No quería! – Akari siguió llorando en el hombro de Chitose. – Yo… Solo quería… Pasar más tiempo contigo… – Eso sorprendió a Chitose. – Hablar contigo… Comprar cosas juntas… Ir al cine… A tomar algo juntas…
Parecía que Akari quería decir algo más, pero en vez de eso siguió llorando.
–Akaza-san… Pero… ¿Por qué no me pediste eso directamente?
–No sabía cómo hacerlo… No sabía qué decir… Así que… Kyouko-chan me recomendó lo de los mangas hentai como excusa para que quedáramos juntas.
–¿Toshino-san?
Akari asintió. Eso lo explicaba todo. A Chitose ya le pareció raro desde el principio que Akari quedara con ella para pedirle consejo para comprar mangas hentai. Fue idea de Kyouko. Akari tampoco quería hacer aquello. Chitose la abrazó mientras le acariciaba su cabeza.
–Lo siento, Akaza-san, no he debido gritarte. No sabía que hacías eso porque te lo había dicho Toshino-san. No hace falta que lo hagas más.
–¿No estás enfadada? – Preguntó Akari aún con lágrimas en los ojos mirando directamente a los ojos de Chitose.
Esta negó con la cabeza.
–Para nada. No podría enfadarme contigo ni aunque quisiera, Akaza-san. Eres demasiado adorable.
Akari se sonrojó ante aquello, y abrazó a Chitose, feliz.
–Senpai…
Las dos chicas estuvieron abrazadas durante un rato. Cuando finalmente rompieron el abrazo, Chitose dijo:
–Ya no hace falta que sigamos haciendo esto. Si quieres que vayamos juntas a algún sitio solo dilo, ¿de acuerdo?
Akari asintió, y separándose de Chitose se limpió las lágrimas, quedando la cara de Akari limpia de nuevo, pero poco después se enrojeció ligeramente, mostrándose Akari algo avergonzada.
–¿Pasa algo, Akaza-san? – Preguntó Chitose algo extrañada
–Esto… – Empezó a decir la chica. – Y-Ya no hace falta que lo hagamos tanto, aunque… La verdad es que no me importaría seguir haciéndolo de vez en cuando… – Chitose se sorprendió ante lo que dijo su kouhai, sonrojándose ella también. – ¿A ti… Te molestaría?
Tras unos segundos, Chitose negó con la cabeza.
–No. A mí también… Me gustaría seguir haciéndolo de vez en cuando.
Las dos chicas se miraron sonrojadas durante unos segundos, sin saber qué decir, pero tras unos segundos las dos empezaron a solar unas risitas.
–Bien, entonces… – Empezó Chitose. – Este será nuestro secreto. – Akari asintió. – Por ahora, ¿qué quieres hacer?
–Me gustaría ir a algún sitio juntas. – Dijo Akari.
–¿A dónde te gustaría ir, Akaza-san?
–¿A dónde te gustaría llevarme, Ikeda-senpai?
Chitose sonrió y la tomó de la mano.
–Ven.
Así, las dos chicas empezaron a salir, a comprar, a jugar arcades, a ver películas, a ir al zoo, a parques de atracciones, al acuario, entre muchos otros sitios, quedando lo de masturbarse mutuamente relegado a un segundo o tercer plano, haciéndolo solo muy de vez en cuando.
En una de sus citas fueron a una feria, donde subieron a la mayoría de atracciones, algunas incluso donde no se habrían atrevido a subir solas, como una montaña rusa extrema o el túnel del terror, pero estaban las dos juntas, por lo que solo por eso ya era divertido. Además, en el túnel del terror ambas se podían abrazar para pasar menos miedo, teniendo así una excusa perfecta para hacerlo. Para finalizar el día, ambas decidieron descansar después de un día tan agitado, por lo que compraron unos helados, y tras comérselos subieron a la noria, de casi 100 metros de alto.
–¡Wa, es precioso! – Exclamó Akari cuando ya habían subido más de la mitad.
Era ya tarde, el sol ya se estaba poniendo, por lo que la luz del ocaso bañaba toda la ciudad de Takaoka y los alrededores, ofreciendo una preciosa vista. Al ser las góndolas completamente de cristal, Akari miraba el paisaje sin necesidad de levantarse del banco. Pero Chitose no miraba el paisaje. Tal vez lo habría hecho si hubiera habido más personas, pero a esa hora no quedaba mucha gente en el parque, y casi no habían hecho cola en la noria, por lo que les permitieron ir en la góndola solo a ellas dos. Chitose miraba a Akari, sentada a su izquierda, la cual tenía sus manos apoyadas en el banco, a cada lado de ella. Chitose no habría hecho eso de haber más gente allí, pero estaban solas, por lo que decidió hacerlo. Aunque dudó un poco, finalmente Chitose apoyó su mano izquierda sobre la mano derecha de Akari, llamando la atención de esta, que volteó para mirarla. Chitose estaba algo ruborizada, pero también se la veía determinada. Solo unas cuantas semanas antes Akari no habría entendido por qué Chitose estaba así, pero tras haber leído suficientes mangas hentai yuri sabía que Chitose iba a besarla, lo cual hizo ruborizarla a ella también y que se pusiera algo nerviosa. Sabiendo que Akari no tomaría la iniciativa, fue Chitose quien lentamente empezó a acercar su rostro al de Akari. Recordando lo mal que lo pasó cuando fue besada tanto por Chinatsu como por Chitose, Akari temía que lo pasara tan mal ahora como entonces, por lo que inconscientemente se hizo algo atrás, pero Chitose, aunque lentamente, se acercaba a Akari más rápido de lo que Akari se separaba de Akari, por lo que, tras pocos segundos, los labios de Akari fueron finalmente atrapados por los de Chitose, sorprendiendo a Akari.
–¿Mmn? ¿Qué… ¿Qué es esto?
Aquello era completamente diferente a la otra vez. No se parecía en nada a cuando fue besada por Chinatsu, ni tampoco por la misma Chitose un tiempo atrás. Aquella sensación era diferente. Tras unos segundos, Chitose se separó de ella, quedando las dos mirándose fijamente. Después de unos segundos, Chitose volvió a besar a Akari. Con un poco más de intensidad, pero siguiendo siendo suave, pues no quería que Akari se asustara. Esta seguía estando tensa, pero tras unos segundos se relajó y simplemente dejó que Chitose moviera sus labios sobre los suyos, e incluso poco después, ella misma empezó a mover inconscientemente sus labios un poco. Cuando se separaron, las dos estuvieron unos segundos sin decir nada, hasta que Chitose sonrió, haciendo sonreír a Akari también.
Cuando salieron del parque de atracciones, las dos fueron caminando hasta un parque que había cerca, donde se sentaron en un banco. Ninguna de las dos dijo nada en todo el camino, solo se limitaron a caminar juntas tomadas de la mano. Akari estaba feliz. Puede que siguiera teniendo poca presencia entre sus amigas, pero Chitose le daba toda la atención que quería. Para Chitose, Akari era la chica con más presencia del mundo, y eso era lo único que le importaba.
–¿Te lo has pasado bien, Akaza-san? – Preguntó Chitose.
Akari asintió.
–Sí, ha sido genial, Ikeda-senpai, me lo he pasado muy bien. – Respondió Akari con una gran sonrisa.
–Me alegro por ello. – Respondió Chitose de igual modo.
Las dos se quedaron callados durante unos segundos mirando a la nada, pero de pronto Chitose soltó unas pequeñas risitas.
–¿Qué ocurre? – Preguntó Akari, extrañada.
–Nada, solo estaba pensando que normalmente las parejas primero salen, luego se besan y finalmente tienen sexo. Nosotras casi lo hemos hecho al revés.
Akari también rió.
–Tienes razón. Aunque bueno, técnicamente no hemos tenido sexo, solo nos hemos tocado mutuamente.
–Bueno… Eso tiene solución.
Akari se sorprendió por lo que dijo Chitose, mirándola con los ojos y la boca ligeramente abiertos, viendo que estaba bastante sonrojada.
–Ikeda-senpai… ¿Estás proponiendo…
Chitose asintió. Al que ver que Akari no respondía empezó a ponerse algo nerviosa.
–E-Esto… S-So-Solo si tú quieres… Si no quieres no es necesario que lo…
Akari la calló con un beso, que tomó desprevenida a Chitose. Tras unos segundos, Akari se separó solo unos centímetros de Chitose.
–Sí, quiero.
Akari y Chitose fueron a casa de Akari. Por suerte no habría nadie en casa hoy, pues Akane había ido a dormir en casa de Tomoko, que la había invitado, y sus padres habían salido a cenar para celebrar que ascendieron a su madre, y no volverían hasta tarde. Las dos chicas entraron en la habitación de Akari y se quedaron paradas frente a la cama, sin decir nada. El silencio era incómodo.
–N-No sé muy bien cómo hacerlo. – Dijo finalmente Akari.
–Bueno… Pues improvisaremos. – Respondió Chitose.
Chitose tumbó a Akari en la cama, sorprendiendo a esta. Chitose también se subió a la cama y gateó hasta quedar justo encima de Akari.
–¿I-Ikeda-senpai?
–Akaza-san…
Chitose empezó a besar a Akari. A diferencia del beso de antes en la noria, este no era delicado, sino que Chitose la besaba apasionadamente, y hasta le metió su lengua. Tras unos segundos, Akari apartó a Chitose, empujándola en el pecho, sorprendiendo a Chitose.
–¿Qué pasa, Akari? ¿No te gusta?
–No es eso. – Contestó Akari. – Es que… Aunque nos hayamos estado tocando mucho tiempo, el sexo es diferente, así que, por favor, no seas muy brusca.
Chitose se dio cuenta de que había sido algo agresiva, así que asintió.
–Tranquila, lo haré suave.
Chitose volvió a besar a Akari, pero esta vez delicadamente. Aquello era completamente diferente. Aquel beso sí que le daba placer a Akari, que tomó a Chitose de la nuca para acercarla más a ella. Las dos chicas se siguieron besando dulcemente durante varios segundos, tras los cuales Chitose decidió usar la lengua. Suavemente, para que Akari no se sintiera incómoda como antes. Lentamente fue besando los labios de Akari y lamiéndolos, provocando en Akari una sensación extraña pero no mala. Lentamente Chitose se fue abriendo paso dentro de la boca de Akari con su lengua, lamiendo los labios de la chica por dentro, y sus dientes, haciendo que Akari se excitara, utilizando ella también su lengua, metiéndola dentro de la boca de Chitose. Aunque era el primer beso con lengua para ambas (segundo teniendo en cuenta el anterior), Chitose había visto muchos más hentais, tanto mangas como animes en donde hacían eso, por lo que tenía más idea de qué hacer que Akari, que solo había metido su lengua en la boca de Chitose y se dejaba llevar por esta, dejando que ella lamiera su lengua o lamiendo los mismos lugares que Chitose le lamía a ella. Así estuvieron durante muchos segundos, hasta que respirar por la nariz no fue suficiente, necesitando respirar también por la boca, por lo que ambas chicas se separaron, quedando aún sus lenguas unidas por un hilo de saliva durante dos segundos, antes de que se deshiciera. Chitose empezó a bajar lentamente por el cuello de Akari, lamiéndolo, haciendo que la respiración de Akari aumentara. Chitose siguió bajando hasta llegar al cuello de la camiseta de Akari, viendo que esta estorbaba. Chitose levantó le camiseta de Akari, la cual levantó sus brazos para que pudiera quitársela, dejándola caer después sin cuidado al suelo. Chitose siguió bajando hasta llegar a su ombligo, donde Akari empezó a reír.
–Ajajá, no… Me haces cosquillas, ja ja ja.
–Oh. ¿Quieres decir aquí? – Dijo pícaramente Chitose mientras con sus dedos empezó a frotar el ombligo de Akari y su alrededor.
–Ajajá. No… Para, ja ja ja.
Chitose siguió jugando con el ombligo de Akari, pero solo unos pocos segundos, no quería que se molestara. Después Chitose volvió a subir hasta su torso, metiendo las manos detrás de Akari. Esta, que sabía lo que Chitose pretendía hacer, arqueó su espalda para que pudiera quitarle el sostén, algo que pudo hacer aunque le costó un poco, pues nunca antes había quitado el sostén a otra chica, y menos en esas condiciones. Ya con el sostén desabrochado, Chitose lo levantó lentamente, dejando a la vista los pequeños pechos de la chica, los cuales Chitose se quedó mirando unos segundos, hasta que se empezó a acercar a ellos lentamente. Por haber leído mangas hentai, Akari sabía que ahora Chitose iba a lamer sus pechos, algo que hacía que su corazón se acelerara. Lentamente Chitose acercaba su boca a los pechos de Akari, metiendo finalmente su pecho izquierdo en su boca.
–¡Kyaaa! – Ese grito de Akari sorprendió un poco a Chitose, pero no se detuvo. – ¡Aaah!
–Qué buena reacción…
Chitose siguió lamiendo el pecho de Akari, chupándolo, rodeando su pezón con la lengua, mientras hacía algo similar con su pecho derecho con su mano izquierda, haciendo que Akari no pudiera parar de gemir.
–Ah, ah, ¡ah! Aaaaah… ¡Aaah! ¡Mng…! Ah… ¡Aaaaah! ¡I… ¡Ikeda… ¡Senpai…!
Chitose se detuvo.
No me llames Ikeda-senpai… Llámame Chitose. Y-Yo te llamaré… A… Akari.
Akari se sorprendió un poco, pero asintió. Chitose continuó entonces lamiendo sus pechos.
–¡Aaah! Ah… ¡Ik… ¡Chi-Chitose! – Al escuchar a Akari llamarla por su nombre, Chitose se excitó más de lo que ya estaba. – ¡Chitose! Ah, Aaaaah… Chitose… ¡Chitoseee!
Esta no pudo aguantar más y se quitó su camiseta y sus sostenes, quedando desnuda de cintura para arriba, al igual que Akari.
–Akari… No puedo más… Lámame tú también.
Tras unos segundos para recuperarse, Akari se incorporó, quedando frente a Chitose, mirando los pechos de esta. Aunque no eran muy grandes para su edad, eran más grandes que los suyos, provocándole algo de envidia a Akari. Después de unos segundos contemplándolos, Akari empezó a chupar el pecho derecho de Chitose.
–¡Aaaaah!
Al igual que hizo Chitose con ella, Akari también dio atención al otro pecho, en este caso el izquierdo, usando su mano derecha para masajearlo.
–Ah… Akari… Akari… Ah… ¡Aaah! ¡Akariii!
Akari estaba feliz y excitada de que Chitose la llamara por su nombre. Y esta abrazaba la cabeza de Akari y le acariciaba su cabello mientras ella seguía lamiendo sus pechos.
–Ah… ¡Aaaaah…! ¡Akariii! – Chitose separó a Akari de ella. – ¡Akari! ¡Ya no aguanto más!
Chitose empujó a Akari a la cama, sorprendiendo a esta, y acto seguido se quitó la falta y las bragas, quitándoselas también a Akari tras quitárselas ella misma. Las dos chicas habían salido con zapatos abiertos, no llevando ni calcetines ni medias, por lo que tras quitarse las bragas ambas quedaron completamente desnudas.
De nuevo, Chitose gateó hasta quedar justo encima de Akari, mirándola directamente a los ojos, a pocos centímetros de distancia, casi con sus narices tocándose. Las dos estaban bastante rojas y respiraban por la boca.
–Akari… Voy a hacerlo, ¿de acuerdo?
Akari asintió.
–Adelante… Estoy lista.
Chitose juntó su vagina con la de Akari y empezó a frotarla, empezando de esa forma con el acto sexual. Las dos chicas cerraron los ojos para poder disfrutar más de ese placer que poco a poco se iba haciendo cada vez mayor a medida que Chitose aumentaba su velocidad. De la misma forma que Chitose se movía cada vez más rápido, también la respiración de las chicas era cada vez más rápida, y pronto empezaron a soltar gemidos que eran cada vez más fuertes a medida que seguían. Las dos chicas estaban sudando, y Chitose tenía la frente tan llena de sudor, que varias gotas cayeron encima de la frente de Akari, quedando la frente de las dos brillando por el sudor. El roce de sus clítoris hizo que el placer fuera demasiado para que Chitose siguiera sosteniéndose sobre la cama, por lo que, sin dejar de frotar sus vaginas, se dejó caer encima del cuerpo de Akari, haciendo que ahora, además de sus vaginas se frotaran también los pezones con cada movimiento, cosa que les hizo excitar aún más y darles aún más placer. Tanto que hizo que las dos chicas no pudieran aguantar más las ganas y querer llegar al orgasmo lo más pronto posible, por lo que Chitose empezó a mover sus caderas aún más rápidamente, de una forma casi salvaje, haciendo frotar fuertemente sus clítoris erectos, llevándolas al clímax.
–A… Akari… Me voy a correr… ¡Me corro!
–¡Y-Yo también!
En uno de sus movimientos en que de nuevo sus clítoris chocaron, Chitose alcanzó el orgasmo, empezando todo su cuerpo a convulsionarse, causando en uno de esos movimientos que sus clítoris chocaran de nuevo, haciendo correr esta vez a Akari.
Las dos chicas gritaban y gemían mientras se corrían y expulsaban flujos vaginales, y su cuerpo se convulsionaba debido a los espasmos del orgasmo. Casi un minuto duraron esas contracciones, quedando después de eso solo los restos del orgasmo, causando de vez en cuando algunas pequeñas contracciones, que teniendo en cuenta que Chitose estaba encima de Akari, las dos podían notar que la otra las tenía, haciéndolas ver muy lindas a ojos de la otra, notando como su cuerpo aún sufría algunos pequeños espasmos de vez en cuando, señal de lo que acababan de hacer las dos juntas.
Cuando las contracciones desaparecieron del todo, Chitose se dejó caer al lado de Akari, recuperando, las dos, tras unos segundos, su ritmo de respiración normal. Las dos chicas giraron sus cabezas para mirarse mutuamente. La primera en hablar fue Akari.
–Lo hemos hecho…
–Sí. – Asintió Chitose.
Las dos chicas soltaron unas pequeñas risitas y juntaron sus frentes, aún llenas de sudor. Tras unos segundos, Akari se dio cuenta de algo.
–Chitose, esta vez no te ha sangrado la nariz.
–¿Eh? – Chitose se extrañó al darse cuenta de aquello. – Vaya, es verdad. – Chitose sonrió. – Supongo que es porque esta vez no estaba pensando en el sexo como algo pervertido, sino como algo romántico. No solo hemos tenido sexo y ya está, Akari. Hemos hecho el amor.
Akari se sonrojó bastante por lo que dijo Chitose, lo que hizo que se tapase con las sábanas la mitad inferior de su cara.
–No te tapes, Akari. Quiero verte. Estás preciosa cuando te sonrojas.
Aún algo avergonzada, Akari dejó ver a Chitose su cara sonrojada. Estaba realmente linda. Chitose no pudo reprimirse y besó a Akari. Esto tomó por sorpresa a la pelirrosa, pero tras la sorpresa inicial cerró los ojos y se limitó a disfrutar del beso que le estaba dando su novia. Al finalizar, las dos chicas se quedaron a escasos milímetros la una de la otra, sonriendo las dos por ese nuevo paso que habían dado en su relación.
–Te quiero, Akari.
–Yo también te quiero, Chitose.
FIN
