Segundo fic de Envíame un número y te escribiré un beso obidei. Me encanta esta escena en la que Deidara está atrapado y trata de convencer a Kankuro de que lo suelte. Siempre quise escribir sobre eso, pero nunca tuve la oportunidad de hacerlo. ¡Gracias Triadikat por la petición!


45. Beso de rabia

—¡Por última vez, no me importa tu vida sexual! —Oye gritar a Kankuro.

Atado dentro de la marioneta, Deidara sonríe.

—Además, Tobi la tiene enorme. ¿Quién lo hubiera pensado?

—Esa es demasiada información.

—Me dolió el trasero durante días la primera vez que...

—¡Cállate!

—¡Suéltame o seguiré hablando, hm! —Deidara espera que siga quejándose, pero Kankuro se queda en silencio—. ¿Hola?

Deidara mira por una de las rendijas pero ya no ve el cielo ni la luna llena. Unos segundos después, aparece una máscara blanca. Deidara aprieta los dientes y cuando se abre la puerta, tuerce el cuello hacia el lado opuesto.

—Senpai. Vine a salvarte.

—Vete, hm.

—Pensé que querías salir —responde Obito.

—Podría haberlo hecho por mi cuenta, hm. No necesito tu ayuda, Uchiha.

Siente como esas manos enguantadas desatan las cuerdas y quitan las espadas relámpago de su cuerpo. Las heridas comienzan a cicatrizar de inmediato.

—Sí la necesitas.

—¡No, no lo hago, hm! —Deidara grita, arrastrándose fuera del barril de madera—. ¿¡Qué estás haciendo aquí de todos modos !?

—No podía dejarte atrapado allí. Iba a enviar a Zetsu, pero...

Deidara se cruza de brazos.

—Tch. Zetsu habría sido una mejor opción, escupe.

Obito suspira y lo mira en silencio.

—¿Por qué tuviste que decirles, Deidara? Sobre nosotros.

Obito suena herido. Deidara se alegra de que lo esté. Se lo merece.

—¡Me has estado ignorando desde que fui revivido! ¿¡Crees que me preocupan tus sentimientos!?

—¡Tú también me has estado ignorando! ¡¿Te hubiera gustado que te abrazase frente a Kabuto?!

—¡SÍ! —Grita Deidara—. ¡Váyanse a la mierda, Kabuto y tú! ¡Cobarde!

Obito desata el nudo que sujeta su nueva y horrible máscara, luego se la quita. Deidara traga con dificultad, mirando ese hermoso rostro lleno de cicatrices.

—Je. Quieres ablandarme, ¿no? No va a funcionar, idiota —miente Deidara—. Estoy muerto.

Obito aprieta los puños.

—No puedo creer que esta pueda ser nuestra última conversación y decidas desperdiciarla discutiendo —Obito replica—. Ojalá nunca hubiera venido. Ojalá hubiera enviado a Zetsu en mi lugar.

Incluso con el Sharingan en un ojo y el Rinnegan en el otro, Obito se las arregla para verse como un cachorro pateado. Antes de que se dé cuenta, Deidara ha estrellado sus labios contra los suyos. Obito le devuelve el beso, todo lengua y dientes. Deidara le agarra la nuca y los aprieta con más fuerza. Un gruñido se escapa de la boca de Obito. Ha extrañado esos brazos, ha extrañado tanto ese calor corporal que su cuerpo se está derritiendo.

Por un momento fugaz, Deidara se siente vivo de nuevo.