Intenciones ocultas.
Por: Vampisan86.
Capítulo II.
Encuentro furtivo.
Aclaración: Esto debí colocarlo en el primer capítulo. Los lugares, así como los títulos nobiliarios serán ya sea reales o inventados por mí.
La tan esperada noche para el baile de inicio de temporada, para su presentación en sociedad había llegado, para desgracia de Lady Bulma, demasiado rápido. La pobre Lady se notaba sumamente nerviosa ya que no tenía la certeza de cometer o no una imprudencia que la dejaría en vergüenza frente a los distinguidos miembros de Londres, arrastrando el apellido Brief por los suelos, peor de lo que ya lo consideraban. Nunca, ni en sus más inusuales sueños, se imaginó que cumplir con el protocolo social fuera tan difícil.
— ¡Mi adorada Bulma! —exclamó Tights llevándose ambas manos al pecho mientras la observaba, embelesada, bajar por las escaleras fundida en su vestido azul— ¡Estás exquisita! ¡No cabe duda que eres la viva imagen de madre! ¡Nuestros padres estarían orgullosos si estuvieran aquí!
Muy pocas fueron las personas que le insistían frecuentemente en el parecido que compartía con su difunta madre por lo que Lady Bulma simplemente optaba por no mencionar alguna otra cosa. Tal vez si su padre le hubiera aludido algo en sus escasos encuentros otra historia sería y, probablemente, no estaría de pie escéptica ante las palabras de su hermana. Sin embargo, debería de tener en consideración el hecho de que su padre, en sus últimos días de vida, se había dirigido a ella con el nombre de su madre, una razón suficiente y válida para creer en lo que le decían, aunque Lady Bulma lo atribuía a los delirios de su enfermedad. Tristemente, hace muchos años el Barón mandó a quemar todo retrato de la Baronesa en un ataque de tristeza bajo el pretexto de que era doloroso solamente verla y no poder tocarla; así que Lady Bulma nunca pudo vislumbrar algún recuerdo de su madre más que su propio reflejo en el espejo como siempre le persistían.
—Tights, temo cometer una equivocación en la velada y poner nuestro apellido en vergüenza —confesó genuinamente preocupada. Al ser criada en un internado durante toda su vida, así como ser recluida en el campo con su padre, jamás pudo convivir con otras personas que no fuera el servicio, por lo que no conocía si podía desenvolverse a la perfección con personas curtidas en fiestas sociales—. Además, técnicamente deberíamos estar en luto por la muerte de padre. Ni siquiera ha transcurrido un tiempo prudencial. Lo sensato sería atrasar mi presentación hasta el próximo año.
Aunque su explicación era demasiado lógica, Tights simplemente negó con la cabeza. —El luto lo llevamos en el corazón no en la ropa. Cuando falleció madre nuestro padre estuvo sumido en una depresión fatal y terrible que me tenía viviendo en el miedo de no poder salir de ella. Me prometí que en el doloroso caso de que viviéramos otra muerte, no dejaría que nos dañara tan duramente. No quisiera someterte a un ambiente así. Conozco muy bien a padre y sé que a él no le gustaría que nos enfrascaramos en un estado depresivo —contestó Tights acercándose a Bulma para abrazarla—. A la gente le hemos hecho saber que padre dejó estipulado en el testamento que solamente cumplieramos un mes de luto, por lo que al ser la última voluntad de un Barón poco podrán decir.
Al ser ignorante de todo lo que se vivió tras la muerte de su madre, Lady Bulma no pudo evitar sorprenderse por aquella esclarecedora información. Jamás supo a qué grado su padre sufrió la trágica pérdida de su esposa, ni tampoco cómo pudo vivirlo su hermana. Lady Bulma se sintió inmensamente culpable y egoísta, por solo preocuparse de sus miedos, en lugar de vislumbrar todo el sacrificio que estaba dispuesta a hacer por ella su hermana junto a su esposo para que pudiera ser presentada como se debía y cumplir con lo que se esperaba de ella. Estaban obligados a cuidarla y Lady Bulma solo se inquietaba por sus miedos infundados ¡Incluso Jaco tenía más confianza en su éxito que ella misma!
—Tienes toda la razón Tights —concedió Bulma con una sonrisa—. Vayamos de una vez antes de que tu querido Lapis se pregunte porqué no estamos ya en el carruaje rumbo a la fiesta.
Cuando el carruaje se detuvo, Lady Bulma supo que su ineludible destino se cernía sobre ella sin un posible retorno. No sabía qué tan propio era presentarse con un atuendo de su madre. Aunque lo modificó para adaptarlo a lo que actualmente era llevado por las debutantes, en su interior creía que se darían cuenta de ello. No obstante, su hermana le hizo saber, con demasiada calma, que nadie se fijaría en el vestido sino en la persona que lo lucía pero Lady Bulma no pensaba lo mismo. Sir Lapis le mencionó lo hermosa que se veía en aquel vestido celeste pero la muchacha pensó que se lo decía por mera cortesía. El matrimonio debía animarla para que no tuviera miedo alguno, después de todo, y las palabras alentadoras eran parte de ello.
A pocos segundos de que fuera finalmente presentada, Lady Bulma estrujó el pequeño collar de zafiro que colgaba de su cuello. Cerró los ojos y respiró profundamente en un desesperado intento de obtener alguna clase de tranquilidad. Ante la mención de su nombre junto con su honorable apellido Lady Bulma supo que el momento había llegado, debía hacer su entrada y bajar la escalinata que conducía al enorme salón donde se llevaba a cabo el baile social. Por suerte, Sir Lapis fungió como su acompañante, Lady Bulma tuvo que apoyarse fuertemente en él porque creía que si lo soltaba caería en un abismo sin fin, su cuñado era el enlace que la mantenía en la realidad y evitaba que se desvaneciera. Por otro lado, Sir Lapis no era tonto, sentía la tensión que emanaba su cuñada por lo que no tuvo más remedio que colocar una mano sobre su brazo para animarla. Lady Bulma se lo agradeció internamente, se centró en llegar abajo donde su hermana los esperaba y evitó a toda costa mirar a otra parte del salón. Después de todo, las personas no fueron nada disimuladas porque sus miradas se clavaron en ella en el momento en que vociferaron su nombre. Lady Bulma intuyó que la sorpresa reflejada en los miembros se debía a su atuendo fuera de lugar o a ella misma como la última Brief entrando a sociedad sin dote que ofrecer; lejos estaba de llegar a la conclusión que el estupor general se debía a su incuestionable belleza muy por encima de las debutantes de aquella temporada.
— ¡Lady Bulma! —llamó la señorita Launch una vez que Bulma se encontró con su hermana— ¡Ven conmigo! ¡Te presentaré a la Marquesa para que sea tu tutora de la temporada! —anunció escandalosamente cogiéndola del brazo, Lady Bulma se ruborizó preguntándose porqué esas cosas le sucedían a ella. La tutoría de un miembro de la nobleza consistía en que fungiría como algo parecido a una casamentera— ¿Señora Tights puedo llevar a lady Bulma al centro del salón para presentarle a nuestra querida Marquesa? ¡Ella con gusto aceptó ser la tutora de nuestra queridísima amiga!
—Por supuesto, tienen mi permiso. Más tarde me acercaré a la Marquesa para hacerle saber mi agradecimiento —por la sonrisa en el rostro de Tights, Bulma intuyó que su hermana estaba completa y sinceramente agradecida. No era un secreto para nadie que Tights no sería una buena casamentera por su lamentable pasado de solterona, poco sabría hacer para buscar un marido para su hermana.
—Estás bellísima, querida amiga. No me sorprendería que esta noche tu tarjeta de baile esté a rebosar de caballeros con ansias de obtener una pieza contigo —alabó Launch con una sonrisa sincera.
—Muchas gracias por tus alentadoras palabras aunque ciertamente lo dudo mucho —contestó dejándose arrastrar entre las personas que volteaban a mirarlas sin disimulo—. Sin embargo, tú sí estás totalmente hermosa esta noche. Si ningún caballero te invita a bailar deberá ser porque no saben juzgar la belleza femenina.
Launch le dedicó una delicada carcajada antes de negar con la cabeza como si Bulma le hubiera contado el mejor chiste de su vida. Lady Bulma no pudo agregar nada más al respecto porque repentinamente se detuvieron frente a una hermosa e imponente mujer de cabellos intensamente negros con una copa en mano que las miraba con evidente curiosidad. Lady Bulma quedó perpleja por su hipnotizante belleza y, por el color rubí de su vestido, supuso que se trataba de una dama religiosamente casada.
—Milady —reverenció Launch con cortesía. Lady Bulma no tuvo más opción que imitar su acción—. Permítame presentarle a Lady Bulma Brief. Anteriormente le había hecho mención que entraría en sociedad por lo que usted se ofreció a tenerla como su pupila.
Bulma se sintió nuevamente nerviosa. La Marquesa era una mujer de piel blanquecina, más que la de ella, con unos ojos de noche que provocaban que resaltara de entre todas las demás. Los cánones de belleza en Londres se concentraban en los cabellos rubios con los ojos azules como su hermana y Launch. Sin embargo, la dama frente a ellas rompía el estereotipo. Solo entonces Lady Bulma comprendió que incluso ella misma no cumplía con los tópicos de la nobleza pues sus colores eran evidentemente diferentes a lo común.
La Marquesa asintió arqueando una ceja—. Un placer conocerla Lady Bulma —saludó devolviendo la inclinación—. La señorita Launch me hizo saber hace unos días de su status y como buena cristiana ofrecí mi ayuda, sin embargo, eres totalmente diferente de lo que creí en un inicio.
Lady Bulma no pudo evitar ruborizarse ante el escaneo de la Marquesa en su persona. Suponía que estaba evaluando su viejo vestido y, por razones obvias, probablemente le quitaría su ayuda. No obstante, en la mente de la Marquesa se desenvolvían otros pensamientos, para ella Lady Bulma no necesitaba ayuda alguna puesto que la muchacha era terriblemente hermosa, en comparación con su hermana u otra Brief presentada en sociedad.
—Muchas gracias por su ayuda Milady —reverenció Bulma intranquila por el silencio de la Marquesa.
—Por favor querida, llámame solamente Milk —dijo agitando su mano para restar importancia—. De ahora en adelante considerame tu amiga para todo y con respecto a mi ayuda creo saber quiénes serían los candidatos adecuados para ti. Acompáñame por favor —Milk le tendió educadamente su mano por lo que Bulma no tuvo más opción que aceptarla y despedirse de Launch. Algo le decía que la noche sería muy larga.
No muy lejos de Almack 's se encontraba un pequeño y lujoso club, sin embargo, debido a la festividad de la noche no estaba tan concurrido como usualmente debería. El Duque de Vegetasei se preguntaba qué hacía en ese sitio bebiendo cuando en su mansión tenía un bar a su entera disposición. Tampoco le interesaba buscar compañía femenina puesto que durante la semana, su amante de turno, Seripa se había encargado de satisfacerlo.
— ¡Mis ojos no me mienten! ¡Es el mismísimo Vegeta! —exclamó una voz gruesa entre risas. Por el aliento el aludido supo que también había bebido—. Qué sorpresa encontrarte aquí y no en tu trinchera.
— ¿Qué quieres, Nappa? No estoy de humor para tus bromitas.
El gigante siguió con su escandalosa risa—. Uy, pero qué carácter. Ya casate.
Vegeta rodó los ojos hastiado. —Si no tienes nada interesante para decir mejor retirate. Me encontraba muy tranquilo antes de tu interrupción.
Nappa fingió buscar algo con la mirada para fastidio de Vegeta—. No sé tú amigo mío, pero yo no veo a la persona con la que estás. Tal vez se aburrió de lo ermitaño que eres.
Vegeta lo ignoró antes de digerir su bebida.
—Anímate Vegeta —Nappa le palmeó el hombro—. Mejor acompáñanos a Toma y a mí a Almack 's. El muy idiota acaba de perder una apuesta conmigo y debe ir a cortejar a la dama más horrenda del sitio. Veamos cómo queda en ridículo —como si fuera lo más gracioso que se hubiera dicho Nappa rompió a reír.
Solo entonces Vegeta se fijó en el pobre diablo que estaba detrás de su amigo. El tal Toma era un señor gordo, chaparro y un poco calvo sin ningún título que lucir. Vegeta se preguntó si el ridículo no sería para la pobre dama a la que Toma tendría la desgracia de cortejar. Casi se apiadó de la muchacha. Vegeta conocía muy bien a Nappa y a su perseverancia, por lo que sabía que no lo dejaría en paz hasta convencerlo. Incluso pensó que Toma le había insistido en ir a saludarlo porque sabía que se negaría a asistir y Nappa no se iría sin él dejando la apuesta olvidada. Sonrió de lado. Además, seguramente Nappa se burlaría del pobre insecto por el resto de la semana y le gustaría estar presente ante la vergonzosa escena. A pesar de los inconvenientes que podría desencadenar su aparición de improviso en Almacks para alguien con su título puesto que se podría pensar que buscaba una esposa, advirtió que el riesgo bien merecía la pena.
—Está bien Nappa, vamos.
— ¡Así se habla Vegeta!
Era casi medianoche cuando hicieron su entrada en el lugar. Como era de esperar, el salón estaba repleto de personas bailando o charlando. Las señoritas solteronas que fungían como adorno ante la evidente falta de interés de los caballeros sobre ellas estaban recluidas en una esquina con un aire triste.
—Por un momento creí que estaba alucinando por el alcohol al verte Vegeta —dijo Goku apareciendo frente a los tres hombres—. Casi me asusté porque si Milk cree que estoy ebrio seguramente me dará una buena reprimenda ¿De todas formas, qué haces aquí precisamente tú?
Cada uno estrechó la mano del Marqués Paoz antes de que Nappa les dijera que existía una apuesta de honor que Toma debía pagar por lo que el par de hombres se retiró.
—Estaba aburrido y quería ver el espectáculo de primera mano —admitió sin darle mucha importancia—. Por cierto, ahora que te veo me ahorras el viaje a tu casa mañana. Debemos ponernos de acuerdo con nuestros negocios Kakarotto.
—Estaré en mi despacho toda la mañana Vegeta. Ahora no quiero hablar del trabajo —contestó Goku con una sonrisa alegre—. A Milk no le gusta que hable de negocios en los bailes porque dice que no es de buena educación. Además se supone que los eventos sociales como estos son para socializar o buscar pareja.
Vegeta rodó los ojos. Desde que Goku se casó con Milk, hace seis años, había cambiado radicalmente. Sí era cierto que al principio se comportó como un energúmeno con la actual Marquesa y la había hecho sufrir horrores, también era cierto que cuando ambos finalmente se reconciliaron su amigo cambió su carácter con todos. Ya no era el mismo. Y, aunque Vegeta debía admitir que era un punto bueno, no siempre estaba de acuerdo con su comportamiento. Si Milk decretaba algo Goku no tardaba en cumplirlo sin cuestionamiento alguno. Intuía que se debía a la culpa que sentía su amigo por haber ridiculizado a la Marquesa en el pasado. A su parecer, Goku ya no tenía criterio propio desde su matrimonio. Otra razón más para rehuir del matrimonio. O eras totalmente infeliz o te volvías un pelele.
—Pensé que tu esposa ya no frecuentaba los bailes por dedicarse a educar a tu hijo —comentó Vegeta comenzando a adentrarse al salón para tomar una copa.
—Lo sé pero decidió ser la tutora de Lady Bulma Brief. Creo que quería salir de la rutina…
— ¿Lady Bulma Brief? —Vegeta no pudo evitar reírse mientras recordaba la charla que mantuvo con Lapis hacía días atrás—. Entonces déjame darte mi pésame porque estarás atado a estos bailes para siempre si tu esposa no recupera la razón y declina su ofrecimiento.
Muy por el contrario de lo que Vegeta esperaba, Goku sonrió como si supiera algo que el Duque no—. Algo me dice que estaré tranquilamente en mi casa antes de terminar la temporada.
Lady Bulma no sabía el motivo por el cual el transcurso de la noche estaba resultando ser mejor de lo que esperaba. Rebosaba de alegría. Su amiga Launch había tenido razón en algo puesto que su carnet de baile se había llenado rápidamente así como diversos caballeros se presentaban ante ella ya sea para conversar o para pedirle una pieza. Parecía que por algún motivo todos los solteros decentes mostraban cierto grado de interés en ella. Lady Bulma creía que debía ser obra de la Marquesa Paoz y se lo agradecía enormemente puesto que su miedo irracional de no ser bien recibida o de cometer algún desliz en su debut comenzaba a evaporarse rápidamente.
Sir Yamcha, como todo buen soltero en edad casadera, se encontraba en Almack 's por petición expresa de su madre. Por otro lado, había ido porque le molestaba que siempre acabaran discutiendo de lo mismo por lo que había aceptado asistir para que lo dejara en paz durante algunos días. Era un fastidio. Siempre colmaba su paciencia el tema del matrimonio, e incluso había llegado a pensar en permitir que su madre le buscase una esposa para así solucionar su incesable drama diaria sobre la importancia de engendrar un heredero. A pesar de no poseer título alguno debía buscar a quien dejar su fortuna en caso de su prematura muerte. Sin embargo, para Sir Yamcha aquel lugar no era en absoluto su ambiente, aunque había hecho acto de presencia en más de una ocasión, sobre todo por conservar las apariencias ante la sociedad londinense. Solía tener bastante éxito entre las damas a pesar de que a él no le interesaba el matrimonio.
— ¡Qué agradable sorpresa Sir Yamcha! —saludó escandalosamente Launch. Particularmente a Yamcha aquella joven le resultaba inquietante, siempre parecía gritar en lugar de hablar—. Debo suponer que no se encuentra aquí por gusto ¡Seguramente su madre tiene mucho que ver en su aparición!
—Un gusto saludarla señorita Launch —contestó en su lugar dedicándole un leve inclinamiento—. Se ve espléndida.
No supo qué le contestó Launch porque una sombra azul llamó repentinamente su atención. Incrédulo, divisó a una preciosa joven que nunca antes había visto en sociedad. Supuso que debía ser su primera vez. Aquella hermosa jovencita parecía una diosa caminando entre mortales y dirigiéndose a ellos. Yamcha no supo porqué pero se puso nervioso.
—Veo, Sir Yamcha, que en el fondo es como cualquier caballero que se rinde ante la belleza femenina.
— ¿Quién es ella? —preguntó dejando pasar por alto el tono confianzudo de Launch mientras observaba como poco a poco aquella diosa zafiro se acercaba a ellos.
—Se trata de Lady Bulma Brief, última hija del Barón HoiPoi.
—No puede ser una Brief —contestó estupefacto volviendo la mirada hacia la señorita Launch en busca de algún indicio de broma—. Es imposible. Ella es...
—La viva imagen de la difunta Baronesa —interrumpió Launch con una sonrisa pragmática—. O eso es lo que dicen todos en el salón en cuanto la vieron. También tenían su misma expresión de incredulidad.
Sir Yamcha seguía sumido en su sorpresa que no se percató cuando Lady Bulma llegó hacia ellos.
—Oh querida Bulma, permíteme presentarte a Sir Yamcha. Se encuentra ansioso por pedirte un baile.
Lady Bulma sonrió.
—Lady Bulma Brief. Es un honor que una diosa como usted nos deleite con su presencia —dijo Sir Yamcha saliendo de su estado onírico mientras se inclinaba sin apartar la vista de ella.
Lady Bulma se ruborizó de pies a cabeza, no estaba acostumbrada a los halagos, por lo que esa había sido su reacción durante toda la noche, y menos si provenían de alguien tan apuesto y educado como lo era Sir Yamcha.
—Es usted muy considerado Sir Yamcha —sus palabras sonaban tímidas así como su expresión.
— ¿Lady Bulma, me concedería la siguiente pieza?
—Sería un placer para mí, Sir Yamcha. Sin embargo, mi carnet se llenó hace bastante tiempo y no tengo piezas disponibles por el resto de la noche.
Sir Yamcha hizo una mueca de disgusto. Comenzaba a interesarse de verdad por aquella peculiar joven, tristemente no podía hacer nada al respecto para estar junto a ella esa noche. —A riesgo de ser inaudito, permítame pedirle hacerme el honor de pasear por Hyde Park mañana, por favor.
La mirada de Lady Bulma se concentró en su amiga Launch, muy insegura, no obstante, Launch la inducía con gestos afirmativos a aceptar la invitación sin miramientos.
—Será un placer para mí, Sir Yamcha.
—Llamame solamente Yamcha, por favor. Me gusta que mis amigos me llamen así y a usted deseo considerarla mi amiga.
—Esto lo recordaré en cada ocasión. Mira al pobre estúpido bailando con aquella adefesio —señaló muy alegre Nappa tirando un poco de su bebida por el ataque de risa.
Vegeta y Goku dirigieron su atención en dirección a donde señalaba Nappa para, efectivamente, mirar como el idiota de Toma bailaba, demasiado mal, la cuadrilla con una mujer regordeta. No solo Toma se veía incómodo sino también la pobre muchacha. Era un lamentable cuadro para mirar. Vegeta incluso se arrepintió de seguirles la broma puesto que no le hallaba la diversión el burlarse de una pobre dama. Goku a su vez desvió la mirada sumamente incómodo recordando viejas vivencias. Aquellas bromas ya no eran tan divertidas para ellos.
No obstante, un destello azul llamó la atención de Vegeta inesperadamente. Esos colores no eran comunes en Londres por lo que resaltaba de entre los presentes. Ese tono azul cerúleo era tan hermoso como el mismo cielo; la profundidad te invitaba a deleitarte en tan inocente tonalidad. Por un momento, creyó que era una alucinación por tratarse de algo sumamente irreal, sin embargo, por las miradas de las personas alrededor de la figura femenina supo que era verdadero. Vegeta sabía que era la misma muchacha que se encontró accidentalmente en casa de Lapis; en aquella ocasión quedó tan impresionado que no pudo cuestionarle a su amigo la identidad de tan bella ninfa, pero ahora, observándola desenvolverse en el baile como si fuera el punto de gravedad de todos, sabía que debía tratarse de una Lady.
No creía que fuera posible pero aquella joven parecía aún más hermosa que el día que la había conocido, como si su belleza aumentara con el pasar de los días. Para Vegeta no fue audible como accidentalmente golpeó su copa con la mesa, llamando la atención de Goku quien se limitó a sonreír. Extrañamente, la consciencia del Duque tuvo un repentino remordimiento al percatarse que esa Lady jamás podría ser para él por la decisión que se autoimpuso unos años atrás. Solamente podía mirarla pero no tocarla.
—Esa joven es Lady Bulma Brief —le susurró Goku en su oído mientras le pasaba un brazo por el hombro. Por la expresión del Marqués dejaba en claro que el asunto le divertía—. Ha sido presentada hoy, y las invitaciones para los bailes le sobran. Es la sensación de la noche.
Vegeta no pudo evitar sorprenderse ante el nombre. Le parecía increíble que se tratara de una auténtica Brief, incluso creyó que Goku le estaba tomando el pelo con una broma de mal gusto. Era imposible que aquella diosa compartiera su genética con los Brief. Para Vegeta era claro que la joven no necesitaría una dote para contraer matrimonio. Las ofertas le lloverían que incluso ella bien podía elegir a cualquiera con el chasquido de sus dedos. Sin embargo, él no entraba en la lista. Él no quería casarse aunque se tratara de la espectacular mujercita que lo tenía anonadado.
El Duque se negó a perder de vista a la joven. La pareja con la que estaba bailando era patética en comparación con los movimientos delicados de Lady Bulma y pese a ello, no perdía su sonrisa. Desde su posición miró como todos se acoplaban al ritmo que llevaba Lady Bulma, parecía que ella guiaba a las demás parejas.
Solo cuando observó como Lady Bulma le susurraba algo al joven con el que bailaba separándose de él al mismo instante para dirigirse a un pasillo que llevaba en dirección a la terraza, Vegeta actuó. No comprendió qué lo impulsó a moverse arriesgándose a que Goku se diera cuenta de sus maquinaciones, ni siquiera él mismo sabía la razón por la que se movió. Sin embargo, Lady Bulma era como una luz hipnotizadora que te atraía como si fuera una trampa a una muerte segura que con gusto aceptabas. Tuvo un segundo de lucidez en el que pensó si tal vez la joven se encontraría furtivamente con algún compañero, y tras el pensamiento una furia comenzó a invadirlo. Ningún caballero con buenas intenciones sería capaz de citar a una inocente Lady a solas en pleno evento social a menos que quisiera comprometer su reputación; Vegeta no iba a permitirlo. Aunque se sintió hipócrita por sus aires de héroe porque él quería estar a solas con ella y no le importaba que fuera indecoroso la acción.
Llegó a la terraza solo segundos después que Lady Bulma. Vegeta observó sus movimientos en silencio, parecía agotada suspirando mientras su vista recorría el enorme cielo nocturno. Cubierta bajo la luz de la luna a Vegeta le pareció más hermosa aún, con esos tonos tan distintos a lo acostumbrado y con esa inocencia de su persona. Aquella mujer había sido creada para ser admirada, no existía duda alguna de eso. Ningún hombre podía igualarla ni ofrecerle lo suficiente para complacerla. Repentinamente se sintió molesto ¿Por qué demonios Lady Bulma tenía que ser tan hermosa? ¿Por qué se sentía diferente cada vez que la veía? ¿Tenía un hechizo que provocaba que los hombres sucumbieran ante ella? Vegeta no quería casarse pero muy en el fondo quería tenerla para él sin el estigma de amante ¿Podría acaso romper su promesa? El suspiro audible de Lady Bulma lo sacó de su ensoñación. Parpadeó unos segundos espantando cualquier pensamiento que cruzara la línea de un posible matrimonio. Él no se casaría y punto. El Ducado moriría con él a menos que pasara a manos de Tarble y sabía que no podría ser de esa forma.
—Una Lady como usted no debería estar sola. No es correcto —Vegeta se sorprendió de escucharse ¿Él hablando de lo que era correcto? El cinismo en todo su esplendor.
Lady Bulma saltó sorprendida en su lugar. Con una extremada lentitud se volteó a observar al caballero. Por Kami ¿En qué pensaba cuando decidió salir a tomar un poco de aire? ¡Qué escándalo se desataría si alguien la veía en compañía de un hombre! Hundiría el apellido Brief. Se llevó una mano a su pecho temerosa.
— ¡Disculpe mi imprudencia! Es que sentía que si permanecía un minuto más en ese salón me desvanecería. Solamente quería un poco de tranquilidad por unos minutos —se excusó. Y era la verdad absoluta, sin embargo, solo entonces se percató de lo estúpido que había sido aventurarse sola a un lugar.
—No se asuste Lady Bulma. Su secreto está a salvo conmigo —concedió comenzando a acercarse fingiendo amabilidad. Debía hacer lo que tenía en mente rápido ya que no quería ser atrapado con la dama en cuestión. No podría responder como caballero ante Lapis y sus amigos—. Soy un caballero ante todo y Sir Lapis es un buen amigo mío. No quisiera comprometerla de ninguna manera.
Ante la mención de su cuñado, Lady Bulma por fin reconoció al hombre frente a ella ¡Por Kami, se trataba del mismo caballero que la había visto en pijama en días pasados! ¡Qué horror! ¿Cuántas vergüenzas debía pasar en presencia de él? Bulma se ruborizó, algo que le pareció muy sensual a Vegeta.
—Creo que no hemos sido presentados adecuadamente Lady Bulma —continuó Vegeta fingiendo no notar el rubor de la joven—. Soy el Duque de Vegetasei Vegeta Cuarto —se presentó inclinándose justo cuando le tomó la mano para depositarle un beso.
—Un placer conocerlo su excelencia —concedió Bulma sin tener otra opción que corresponder. Debía salir de ese lugar rápidamente antes de que alguien los descubriera.
—El placer es totalmente mío, Lady Bulma. Alguien como usted fue hecha para embelesar con su presencia —halagó sin soltar su mano, en su lugar la acarició suavemente.
Claro que esa noche había recibido varios tipos de elogios, sin embargo, nadie le miró con tanto sentimiento, ni la acarició con tal devoción que Lady Bulma no supo qué decir. Aquella ocasión fue la primera vez que se fijó totalmente en Vegeta. Era un caballero como cualquier otro, no obstante, su presencia era más pesada, su elegancia más firme, y su expresión muy sincera. Los ojos del hombre eran tan oscuros como el alquitrán, parecía un pozo sin fondo con un alma que escondía un devastador secreto que provocaba querer indagar de qué se trataba. Solo cuando ambos se observaron tan íntimamente en un intenso silencio fue que Lady Bulma sintió como los latidos de su corazón iban en aumento. Conocía la sensación por lo que había leído en viejas novelas y la presencia de Vegeta era el detonante de tal sentimiento. Lady Bulma comprendió que se había prendado en aquel corto lapso del Duque, una realidad cruel porque lo suyo era imposible. Él estaba fuera de sus límites.
— ¿Lady Bulma, sería capaz de guardar un secreto, por favor? —la voz de Vegeta la atrajo a la realidad. Él seguía mirándola con fervor y Bulma sentía que se derretía.
—Sí.
—Por favor, necesito discreción Lady Bulma.
Lady Bulma no lo pensó dos veces, cautivada por el tacto de Vegeta en su mano y hechizada por sus ojos como la noche—. Por supuesto su excelencia. Será un secreto entre usted y yo.
Ante aquellas palabras, Vegeta no pudo resistir un segundo más. Posó una mano sobre la estrecha cintura de Lady Bulma y la atrajo sin miramientos, inmovilizandola por si se le ocurría safarse de lo que estaba por hacer. Vegeta sabía que era un acto vil aprovecharse así de una inocente dama pero estaba dispuesto a cargar ante tal culpabilidad. Necesitaba saborear a Lady Bulma. Conocer su esencia. Había perdido el control de sí mismo, si no la probaba enloquecería. La aprisionó contra el bordillo del pequeño balcón y sin mucha ceremonia la besó.
Al principio fue un beso inocente creyendo que lo rechazaría en cualquier momento, pero no sucedió, Lady Bulma lo aceptó con gusto sintiéndose desfallecer. Una sensación extraña para ella pero muy conocida por él, comenzó a recorrer sus cuerpos. Un gemido sofocado escapó de sus labios y notó como él, la estrechaba aún con más fuerza. Cerró los ojos, sintiendo una imponente intensidad nacer dentro de él y precipitarse sobre sus extremidades. La acarició intentando ser delicado, sin embargo, no pudo controlar las incipientes ansias que sentía de arrastrarla contra su cuerpo. Bulma sintió las manos de Vegeta recorrerle la espalda lentamente, produciéndole intensos escalofríos en toda su persona. Percibió debajo de sus caricias cierta fuerza contenida que la estremeció, tenía la sensación de que le arrancaría el vestido en ese mismo instante y estaba usando toda su fuerza de voluntad para controlarse.
Ella lo besó con cierta suavidad que él intentó corresponder. Pero es que la había deseado tanto que no pudo controlarse y la intensidad de sus besos se elevó rápidamente. La besó con fiereza posesiva, empujando su lengua sobre la tímida boca de ella.
Débil ante la sensación de avasallante calor que la sometía Lady Bulma paseó la yema de sus dedos desde la quijada de él hasta su cuello y lo recorrió con especial delicadeza. Viajó del cuello a su nuca y envolvió sus dedos en su cabellera oscura. Invitándolo a unirse con más ansias en el beso que compartían. Embelesado con los sugerentes sonidos que brotaban de su boca presionó con fuerza sus labios sobre los de Bulma. Deseaba morderla mientras le recorría el virginal cuerpo con las manos por primera vez.
De pronto se escucharon unas risas en el jardín, lo que rompió aquella intensa atmósfera. El hechizo se desvaneció al instante, separándolos entre ellos y observándose con detenimiento. Lady Bulma no sabía cómo reaccionar, ese había sido su primer beso, muy distinto a lo que siempre se imaginó, no obstante, el Duque no se quedó a comprobar si Lady Bulma estaba furiosa con él o no, en su lugar se limitó a inclinarse para excusarse.
—Lo siento. No fue correcto de mi parte hacerlo, perdóneme Lady Bulma —dijo antes de desaparecer por el oscuro pasillo, dejándola sola, intrigada y realmente confundida por su proceder.
N/A: Holaaaaaa. Al parecer esta historia tuvo muy buena recepción ¡GRACIAS! Siempre es un gusto escribir para ustedes. Quiero aclarar que no tengo un día específico para actualizar, solamente lo hago cuando hay alentadoras lectoras.
Agradezco su tiempo en dejar review. Debo aclarar que lo que mencioné con respecto a la tutoría de la Marquesa con Bulma, en realidad los nobles si podían tomar bajo su cobijo a señoritas o caballeros pero era cuando quedaban huérfanos, no sé mucho del tema pero en este fic omitiremos eso *guiño, *guiño*.
También estaba pensando en hacer otro fic GoChi donde se hablé cómo fue que ellos dos se casaron y qué sucedió después. A menos que decida abarcarlo aquí. Ya con el tiempo veré.
Ah, y si, nuestra Bulma se nos casa y como era de esperar, en aquella época no existe el divorcio ¿Cómo le hará Vegeta para revertir su metida de pata? :(
Es todo por mi parte. Me despido.
Publicado: 08/04/21
