Notas de la Autora Capítulo 4: Stiles regresa a Beacon Hills, pero no está seguro de la bienvenida que tendrá.
Muchas gracias por los hermosos comentarios. Espero que la historia cumpla y mantenga las expectativas —risas.
Capítulo 2
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Stiles pasa el letrero de Beacon Hills a las 10 de la noche y lo primero que quiere hacer es ir directo con Scott, y exigir respuestas:
«¿Dónde está? ¿Qué diablos pasó?», recabar información, elaborar estrategias, ¡hacer algo!
El primer problema con el que se encuentra es que no sabe dónde vive McCall, duda de que siga viviendo con Melissa. Podría llamar a la Central y tener la información en treinta segundos, sin embargo, eso implica dar explicaciones que no quiere dar y, b), ha sido un viaje largo, está tan cansado que por poco y termina en una zanja.
Requiere dormir antes de hacer cualquier cosa, por lo que gira a la izquierda, en dirección a su antigua morada, hacia su padre. Se lo debe, no se han visto por seis años y las pocas llamadas que tuvieron pueden contarse con una mano.
Para mantenerse al tanto de su padre y la conciencia tranquila, suele hacer búsquedas por Google y pedirle a alguien en la Central que haga un chequeo rápido. Noah Stilinski sigue siendo el sheriff de Beacon Hills y viviendo en la misma casa.
Se detiene a unas casas de distancia. Tal vez debió haber llamado antes, aunque un "Hola, papá, voy a regresar por Derek, pero no me voy a quedar" no es lo ideal, tampoco lo es tocar a la puerta, esperando ser invitado a pasar la noche. Quizás debería irse a un motel, no, su padre merece algo mejor. Respira hondo para afrontar la ira y la decepción, y conduce hasta la vivienda que alguna vez llamó hogar.
La patrulla está en el lugar de siempre, se estaciona a la izquierda, donde solía poner el Jeep. Apaga el motor y se queda mirando la casa. La luz del pórtico se enciende, no hay vuelta atrás, su padre sabe que está ahí.
Suspira y baja del auto, su cuerpo se siente entumecido. Cierra la puerta, si se le permite quedarse —y está seguro de que así será—, volverá después por sus cosas.
Cuando se acerca, el sheriff está en el pórtico con una pistola en el muslo, oculta para un inesperado visitante, no para Stiles.
—¿Te puedo ayudar en algo? —cuestiona Noah con los ojos entrecerrados hacia la oscuridad.
—Hola, papá —responde Stiles en voz baja, parándose bajo el halo de luz.
—¿¡Stiles!? —Noah deja el arma en la barandilla.
—Sí… —Es todo lo que logra decir antes de terminar en un apretado abrazo, sus costillas protestan, pero no emite sonido alguno, es el primer abrazo que tiene en seis jodidos años y no quiere que se termine.
—Me alegra mucho verte, hijo —declara Noah con voz ronca—. Scott me dijo que había hablado contigo y que venías, pero él no… ninguno sabía de dónde venías ni cuánto tardarías.
—Montana, 22 horas.
Noah hace una mueca de dolor y se aparta, Stiles no quiere separarse, pero no puede dejarse llevar, no ahora ni nunca.
—Largo viaje, chaval, ¿hiciste paradas…?
—"No conduzcas si estás cansado", me lo repetiste una y otra vez, así que me detuve un par de horas para dormir y comer.
—Bien. —Noah logra contenerse para no pasarle una mano por el cabello—. ¿Cuál es el plan?
—Dormir un par de horas, reunirme con Scott e ir por Derek.
Noah asiente con la cabeza.
—Prepararé el cuarto de visitas. Scott probablemente estará en el búnker de Argent, así que nos iremos mañana a primera hora.
—¿Nos?
—Sí, nosotros, tu Viejo no es tan grande e inútil como parece.
Stiles se traga las emociones que amenazan con irrumpir por milésima vez en las últimas horas.
—Gracias, papá. ¿No hay problema en que me quede?
—Ninguno, hijo.
—Yo… necesito ir por mis cosas.
—Ve, haré la cama, el café está listo y hay cervezas en el refrigerador.
Stiles esboza una mueca lo más parecido a una sonrisa y regresa al auto, toma la pistola de la guantera, su bolso y el de las armas de la cajuela.
Nada parece haber cambiado, incluso los pescados siguen en las paredes. Excepto por el detalle de que ahora su habitación es el cuarto de invitados. Después de unirse al FBI y mudarse a Fresno, su padre cambió el diseño adolescente de su habitación por uno más neutral y aún seguía siendo su habitación. Escucharlo referirse a ella como el cuarto de invitados, dolía más de lo que debería.
Deja sus cosas al pie de la escalera, revisa las cerraduras de las puertas y, solo entonces, se dirige a la cocina. Cuando el sheriff baja, está sentado en la pequeña mesa con una cerveza, de alguna manera resulta bastante familiar y, a la vez, totalmente extraño.
Noah no está del todo seguro de cómo manejar la situación, así que toma una cerveza y se sienta frente a él.
—La cama está lista.
—Gracias, papá. —Stiles le da un sorbo a la cerveza—. ¿Cómo has estado?
—Oh, ya sabes, chaval, lo mismo de siempre.
—¿Qué tal todo por aquí?… ¿Tranquilo?
—Sí, a veces pasan cosas, pero Peter se encarga de la mayoría y Scott está al pendiente.
—¿Has estado en peligro?
—Ni una vez.
Stiles afirma con la cabeza, es bueno escucharlo. Los asuntos sobrenaturales no salen en las noticias, pero siempre hay un indicio y puede descubrirlo a una milla de distancia: una fuga de gas, un ataque de animales salvajes. Nunca encontró algo durante sus búsquedas y hasta ahora Scott lo contactó, por lo que supuso que todo estaba bajo control o en estricta confidencialidad.
Su padre lo observa lo suficiente como para empezar a sentirse incómodo.
—¿Cómo has estado?
Stiles se encoge de hombros.
—Bien, ya sabes, haciendo… cosas.
—¿Cosas de las que te gustaría hablar?
Stiles frunce el ceño, luciendo como el adolescente reacio que alguna vez fue.
—Nada que te interese saber.
—Pruébame.
Stiles suspira, antes de irse le dio una escueta explicación, no tiene intención de rellenar los espacios en blanco, pero sin duda le debe un par de respuestas. Después de unos instantes dice:
—Operaciones negras.
—¿Militares?
—CIA.
Noah arquea ambas cejas.
—¿La CIA? Creí que… ¿No habías renunciado al FBI? ¿Cómo terminaste en la CIA?
—Larga historia, la versión corta es que encontré a las personas que mataron a Larry, la CIA ya andaba tras de mí, se hicieron cargo antes de que pudiera hacer algo y me reclutaron.
—Y… ¿Operaciones negras?
Stiles asiente con la cabeza.
—Oficialmente, Stiles no existe, tengo documentos falsos por parte del gobierno y una tapadera, si me pasa algo, lo eliminan.
Noah se siente ligeramente enfermo, tiene la suficiente experiencia militar y policiaca como para entender lo que es Stiles, no un espía, sino un asesino.
—Parece agotador, chaval —profiere, manteniendo el tono de su voz y su cara sin una pizca de reproche—, vivir una vida llena de mentiras.
Stiles traga duro, haciendo a un lado las emociones que amenazan con devorarlo. Por primera vez, en años, se siente visto y reconocido.
—Lo es, pero… lo estoy haciendo bien, papá. Sé que no lo apruebas y que Scott tampoco lo hará, pero lo que hago es… lo correcto.
—Estoy orgulloso de ti, Stiles, quizás no estoy de acuerdo con tus métodos, pero lo estoy.
—Gracias —expresa en voz baja—, papá. —Disimuladamente se limpia una lágrima con la manga.
Noah le da una sonrisa reconfortante.
—Entonces, ya que no puedes contarme nada de tu trabajo, ¿qué hay con el resto de tu vida?
Es un tema seguro, omitiendo uno que otro detalle, puede decirle que el resto de su vida es normal. Incluso antes de la CIA, la normalidad había sido poco frecuente, lo sobrenatural se convirtió en parte integral de su vida, pero eso no implicaba que para los demás fuera igual.
—Uhm, estuve aquí y allá, el entrenamiento fue en Roanoke Valley, después me mudé a Providence, Rhode Island, pero…
—No estaba lo suficientemente lejos de Lydia, ¿no es así?
Stiles afirma con la cabeza.
—Cada que iba a la ciudad corría el riesgo de que alguien me reconociera, así que por un tiempo me establecí en Roanoke, pero mi… ¿Jefe?, aunque no lo es.
Noah suelta una ligera carcajada.
—Es tu jefe, pero tu problema con la autoridad no lo admite, vale.
Stiles sonríe.
—Sí, eso no ha cambiado mucho. Si no fuera tan bueno en lo que hago, estoy seguro de que ya me hubieran eliminado.
—Entonces, sigues siendo un buscapleitos, okey.
—No es lo que solías decir.
—¿Qué quieres que te diga? ¿La distancia ablanda el corazón? Te extraño, chaval, con todo y mentiras.
Stiles traga el nudo en la garganta.
—También te extraño, papá.
Noah hace un ademán, restándole importancia.
—Así que vivir con tu jefe no funcionó, ¿a dónde fuiste después?
—Como mencioné, Montana. Tengo una cabaña al este de Bozeman, es… tranquilo, está bien para pasar mi tiempo libre, llevo viviendo ahí cuatro años.
—Te estableciste, eso es grandioso. ¿Eres feliz?
Stiles se encoge de hombros.
—No estoy seguro de creer en la felicidad.
—Lo entiendo, has pasado… por mucho.
—Sí. —Stiles no se deja arrastrar por los recuerdos, no ahora, lidiará con ellos después, por hoy ha sido suficiente—. Entonces, ¿de qué me he perdido?
El rostro del sheriff se ilumina con una sonrisa.
—Bueno, Chris se mudó con Melissa y Scott, y luego Scott se mudó con Malia al antiguo apartamento de Chris. Peter construyó una nueva casa en donde los Hale. El otro día vi a Natalie y me contó que Lydia está dando clases en el MIT y sigue con su investigación, no me preguntes de qué, Natalie me explicó, pero solo entendí una palabra de diez.
La conversación se extiende en lo que están haciendo los demás, aunque el sheriff no está al tanto de todos, sobre todo con los más jóvenes, tiene una idea general. Se desvían a los viejos tiempos, se ríen con la historia del entrenador y cierto grado de desnudez que ninguno quiere pensar. Se siente tan natural, como si Stiles nunca se hubiera ido, solo que sí lo hizo, todavía hay mucho por hablar.
«Siento haberme ido, papá».
«Me dolió que te fueras, hijo».
No lo dicen en voz alta, tal vez algún día, pero hoy no, hoy se enfocan en otras cosas. Stiles evita indagar en todo el asunto de Derek, Noah evade mencionar el nombre del hombre lobo, ninguno parece querer tocar el tema. Bueno, Stiles quiere hacerlo, pero sabe que primero necesita hablar con Scott y estar en su equipo, para eso requiere una buena noche de descanso que no puede tener si no deja las cosas en claro con su padre o, al menos, dar los primeros pasos. Así que sonríe, charla, suelta un par de carcajadas, bebe un poco y, cuando es lo bastante tarde, se excusa para irse a la cama.
El sheriff lo observa tomar su bolso, el de las armas y subir por las escaleras, abre otra cerveza y suelta un agotado suspiro.
Es lógico que Stiles sea diferente, han pasado seis malditos años, no esperaba que siguiera siendo el mismo o volver a verlo, pero tampoco esperaba este cambio.
La torpeza y la falta de atención se han ido, su cabello es más largo y se acomoda alrededor de su cara de forma desordenada, sigue siendo delgado, pero ha ganado músculo. Está más alto, no exactamente, cuando lo abrazó encajó de la misma manera que hace años, no obstante, se comporta como si lo fuera, manteniendo la cabeza en alto. Y emana una dureza intensa, oscura, muy diferente al joven roto que vio la última vez.
Sabe perfectamente de que este Stiles es capaz de hacer cosas que el antiguo nunca imaginó, cosas que lo asustan. Sin embargo, sigue siendo su hijo, hubo muchas veces que se preguntó si estaría vivo. No importa quién o qué sea ahora, está vivo y saludable (sin contar los moretones y cortes en la cara). Deja escapar un largo suspiro de alivio, da otro trago.
Stiles está bien, en casa, sano y a salvo. Es probable que no se quede, pero está bien. Stiles está bien y es lo único que importa.
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Stiles deja las armas a un lado de la cama, no es seguro, pero tiene el sueño ligero y no cree que alguien se atreva a irrumpir en la casa del sheriff para robarlas, sobre todo cuando nadie sabe que están ahí. Hurley lo noquearía por este inconveniente, pero es por una noche y es mejor opción que dejarlas en el coche.
Echa un vistazo a la habitación, no es como la recuerda, no hay nada de Stiles ahí, tal vez eso sea bueno, después de todo, hace mucho que dejó de ser Stiles.
Cierra las cortinas, va al baño a lavarse los dientes y se topa con su reflejo, por lo menos su padre no preguntó sobre los cortes y moretones, lo que es genial porque no tiene ganas de explicar cómo se dejó atropellar por un Alfa Romeo en Roma. Vale, probablemente todavía queda algo de Stiles en él porque ese plan fue muy Stiles: necesitaba un automóvil y saltó frente al primero que vio. Esa historia no lo deja muy bien parado, siendo honesto, no puede recordar cuáles heridas fueron por el incidente con el auto o por la pelea con los tres guardaespaldas que terminaron muertos, eso lo deja peor todavía. Sí, es mejor que su padre no preguntara nada.
Se queda en bóxer, se mete a la cama e intenta dormir, no quiere. No quiere estar ahí, como si nada pasara y dormir cuando Derek quién sabe dónde diablos está y qué demonios está pasando. No, lo que quiere es beberse una cafetera entera y tomar varias pastillas de Adderall, idear un plan, ir por Derek, asegurarse de que está bien y en un lugar seguro, de preferencia en Montana a su lado, pero es flexible, mientras Derek esté bien. Lo que no sucederá si sigue ahí, acostado en la cama.
La idea de levantarse, escabullirse e ir al búnker para encontrarse con Scott o con Chris, o con quien sea que le dé información, pasa por su cabeza, pero no lo hará. Está muy bien entrenado, disciplinado y es un profesional. No lo haría en ninguna otra misión y esta es demasiado importante como para actuar con menos del 100% de eficacia.
Es bueno en lo que hace, realmente bueno. Tiene que confiar en sus habilidades y conocimientos, tratarlo como otra misión, un nuevo equipo, sin emociones, lo normal para él. No puede permitir que las inquietudes nublen su juicio, es la única manera de hacerlo.
«Preparación, planificación, ejecución», es cómo va a sacar a Derek de donde sea que esté y lo hará mañana. Apaga la luz, cierra los ojos, después de un hacking cerebral se queda profundamente dormido, si sus sueños están plagados de pesadillas, bueno, nadie tiene porque enterarse.
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