Octubre
Los días de descanso habían terminado, empezaron a caminar hacia una nueva ciudad, solo habían algunos rumores, la verdad demasiado vagos para gusto de todos, pero era lo que había y debían proceder con lo que tenían, Erza tenía el bolso cruzado mientras caminaba detrás de todos, se la veía algo decaída, Jellal había insistido en que ella aun no estaba del todo recuperada y que podían esperar unos días más en el lugar en el que se encontraban, la peli escarlata claramente se había negado alegando que se sentía totalmente recuperada, quería tener la mente ocupada, descansar no era opción para ella.
Meredy pensó que ver a Erza algo pensativa no era normal, así que se acercó a ella para empezarle a hacer el habla, aunque creía sospechar de lo que pasaba.
– ¿En qué tanto piensas? – Le sonrió interrumpiendo lo que sucedía en su mente
– Solo recuerdo a mis amigos, me pregunto qué estarán haciendo… – Contestó sincera viendo al cielo como si le pudiera dar una respuesta
– Se nota que los extrañas – La vio llevando una mano a su hombro
– Sí.. – Asintió – No sé en cuánto tiempo el gremio vuelva o si lo hará – Habló algo nerviosa
– No seremos la mejor compañía del mundo, pero… espero que disfrutes tu estancia con Crime Sorciere – Le sonrió
– Lo estoy haciendo – Asintió algo más animada – Hace mucho no hacía una misión, hasta que ustedes me lo permitieron
– Eres en serio de mucha ayuda – Se encogió de hombros diciendo algo que para ella era obvio – Incluso…
– Shhh – La calló posicionándose delante de ella, empezaron a oír muchas voces acercarse a ellos
– Es el consejo – Habló Cobra que recién estaba seguro de lo que escuchaba a lo lejos
– Deberíamos irnos rápido – Determinó Sorano viendo por dónde escapar
– Cambiemos de ruta – Emitió Jellal cubriéndose mejor con el abrigo viendo de reojo por donde empezar un nuevo camino, dirigiéndose para allá, todos los demás lo siguieron
– Iré a distraerlos o desviarlos si puedo – Decía Erza escuchando el marchar al ejército del consejo que se aproximaba – Los alcanzo después – Asintió con seriedad disponiéndose a ir hacia ellos
– No – Sintió una mano detenerla del brazo, volteó y vio al peli azul que la tomaba firmemente – No puedes arriesgarte a distraer o mentir por nosotros – Negó levemente – Tendrás problemas con el consejo
– No sería la primera vez – Le restó importancia – Ahora ve con ellos, porque se aproximan…
– Erza Scarlet – Escucharon tras ellos y cuando se dieron cuenta eran los únicos en el lugar, los demás del gremio habrían caminado o se habrían escondido, no lo sabían. – Traigo una carta de la princesa de Fiore – La voz provenía de un mensajero del consejo, atrás la escoltaban algunos guardias
– ¿La princesa? – Soltó sorprendida estirando la mano al sobre con el sello real impregnado en cera – Pero… ¿Qué quiere la princesa de mí? – Preguntó al aire sin entender sosteniendo la carta con extrañeza en el rostro
Jellal la había soltado poco después de tal anuncio, a la peli escarlata claramente la llamaba alguien de tanto prestigio, era una maga muy poderosa como para desperdiciarse en misiones como las de su gremio, un gremio cuales miembros no percibía ni siquiera cerca de dónde estaban.
– Las únicas instrucciones que me encomendaron, fueron que se presenten usted y el señor Fernandes tres días después recibida esta carta en palacio, al principio del régimen diario – Continuó diciendo
– ¿Yo? – Frunció el ceño no creyéndose que lo quieran en palacio en las mismas condiciones que a Erza
– La princesa en persona estará esperando por ustedes, al parecer es algo realmente importante – Los vio – Han sido notificados – Dio media vuelta y caminó por dónde había llegado
Los dos se quedaron confundidos no creyéndose lo que había pasado, los ojos fijos en la carta, intentando ver dónde estaban los demás, pensando en cuál sería la mejor opción para llegar a Crocus.
– ¿Al principio del régimen diario? – Cuestionó Erza sin entender el motivo de la princesa para llamarla, bueno llamarlos. La mayoría de las palabras parecían en otro idioma y no se imaginaba lo que vendría en la dichosa carta
– Las nueve de la mañana – Respondió Jellal no creyéndose que estaría en presencia de la princesa, después de la alta traición que había cometido contra el reino – Es la hora en la que se inician los procesos en el reino de nueve a nueve – Suspiró cruzándose de brazos
– Ahhh… – Asintió recordando que él estaba en el consejo y sabía esa clase de cosas – Entonces… deberíamos dirigirnos hacia… – Analizó el lugar viendo alrededor – En dirección a…
– Sur – Determinó Jellal – Crocus está en esa dirección – Señaló hacia una colina – Podríamos caminar lo suficiente hasta poder armar el campamento cerca y…
– Ya se fueron – Escucharon la voz de Macbeth proveniente de los árboles
– Al fin – Se quejó Sorano limpiando un poco de tierra de su abrigo
– ¿Dónde estaban? – Preguntó la peli escarlata con curiosidad
– Al ver que no se movían, nos escondimos entre los árboles y la maleza – Explicó Meredy sacando unas ramas de su cabello – ¿Qué es eso? – Preguntó viendo el sobre en las manos de Erza
– Una carta de la princesa – Contestó Erik por ella – Lo escuché todo – Habló mientras se sacudía el abrigo
– ¿De la corona de Fiore? – Emitió la pelirosa con preocupación acercándose hacia ellos
– Exacto – Asintió Jellal – Nos quieren allá en tres días, al parecer tendremos audiencia con la princesa, pero no sabemos de que vaya a tratarse
– ¿Irás? – Cuestionó viendo al peli azul, él era lo único que le quedaba en el mundo después de Ultear, la situación no le gustaba para nada, tenía un mal presentimiento y lo más importante, no quería perderlo
– Es mi deber, Mer – Afirmó con determinación
– ¿Y si te arrestan? O peor… nos capturan a todos – Soltó la albina de largos cabellos con algo de miedo
– No lleguemos a conclusiones precipitadas – Se apuró a decir, intentando calmar a todos como el líder que era
– Primero deberíamos leer lo que dice la carta, después pensaremos que será lo mejor – Agregó Erza haciendo que todos guarden la calma
– Es fácil para ti decirlo, hadita – Sorano suspiró lánguidamente dirigiéndose hacia el sur – Claramente a ti no te pasaría nada por ir a palacio, es más... – La vio de reojo – Ya has estado ahí – Por más que hubiera querido sus palabras suenen sarcásticas con un toque de ironía o burla, sonaban tristes y vagas, la peli escarlata no sabía lo que significaba estar encerrada y privada de libertad
– No tienen porque ir – Los detuvo de caminar – Si no lo desean, pueden no hacerlo – Los vio
– Estás en serio demente si crees que yo no iré – Soltó Meredy cruzándose de brazos con el ceño extrañamente fruncido
– Ya estamos yendo ¿No? – Erik continuó caminando como si no lo hubiera escuchado – Y por lo que escuché no tienen intención alguna de capturarnos, así que… ¿Qué más da? – Decía relajado restándole importancia con la mano y avanzando en dirección a Crocus
– Erza tiene la carpa infinita – Soltó Macbeth en un bostezo – Y yo no pienso volver a dormir en el piso… – Empezó a caminar detrás del peli marrón
– Huir de los guardias servirá como el entrenamiento que nuestro Maestro nos negó con su chica… así que sí… también voy – Habló Sawyer con total burla, sonrojando al "maestro" y "a su chica"
– Yo decidí seguirlo Jellal-san – Empezó diciendo Richard – No me retractaré ahora – Hizo una leve reverencia con la cabeza y se dirigió con los demás
– ¿Y tú, Sorano? – Preguntó la peli rosa acercándose a ella
– Creo que será interesante saber para que quieren a ese par en la corte real – Intentó volver a su tono prepotente de siempre – Y realmente aun quisiera ver como nuestra hadita sigue con el estilo de vida criminal – Rio levemente iniciando su camino con los demás – Podría tal vez interceder a nuestro favor con su alteza real – Soltó divertida
Los tres mecieron levemente la cabeza con una sonrisa en el rostro, sea cual fuera sus respuestas, el sentimiento de acompañarlos y estar juntos por más que no sepan lo que fuera a pasar estaba ahí.
– ¡¿Qué esperan?! – Escucharon de parte de la albina – ¡Tenemos un largo camino hasta Crocus!
– ¡Ya vamos! – Exclamó Erza corriendo para darles el alcance, Meredy rio yendo tras ella al mismo ritmo, y aunque Jellal estaba algo dudoso y pensativo acerca de tal enigmático llamado, sonrió levemente y también se dispuso a seguir con rapidez el camino hacia el sur
Pronto la colina se convirtió en otra y en otra y en otra, estaban realmente lejos de la capital, la noche iba demasiado avanzada, los espesos y oscuros árboles casi ni se veían a pesar que la luna estaba llena, y resplandecía encima de ellos, decidieron parar cuando el entusiasmo de la mañana se agotó, la peli escarlata puso en su estado original el campamento, se dispusieron a darse un festín para después dormir y continuar con su camino el día siguiente.
Estaban sentados en la mesa, la comida les había devuelto el buen humor a algunos, la curiosidad ahondaba por el misterioso sobre que Erza no había querido abrir, Jellal no estaba muy interesado en saber lo que contenía o al menos eso aparentaba.
– Si tan necesarios son ustedes, deberían haber traído un carruaje o algo para escoltarnos – Habló Sorano dándose gran importancia como siempre
– No creo que la princesa haya querido justamente hacer ninguna llegada tan notoria, porque si no habrían mandado a llamar a cualquier otro mago o gremio que esté activo – Razonó Erza
– Tienes razón – Secundó el peli azul
– Deberíamos ver la carta para quitarnos por fin de dudas – Habló Meredy viendo a la peli escarlata con toda la curiosidad que la invadía, la peli rosa era un libro abierto
– Apoyo la idea – Asintió Macbeth dando un bostezo seguido a eso – A pesar de estar de acuerdo con arriesgarnos a volver a prisión, debemos siquiera entender qué está pasando
– Dudo que el motivo en concreto se encuentre en esa carta – Habló Jellal cruzándose de brazos – Por lo que dice Erza se nota que la princesa quiere algo clandestino, y si no lo puede encargar a algún mago o gremio activo, entonces… no creo que esté plasmado en un papel que trajo custodiado por tantos guardias
– ¡Dejen de suponer y abran el sobre! – Exclamó Sorano con toda la intriga que la invadía
La peli escarlata solo vio la carta en sus manos, el sello real inmaculado que aseguraba el sobre, Jellal en el camino le había comentado que ese no era cualquier sello, de hecho era el personal de la familia, por lo que sabía que el que haya sido profanado era casi imposible, solo había un sello de la familia real, y ninguno podría hacer una copia tan perfecta, pero igual, era solo un pequeño seguro, no algo completamente impenetrable, sus finos dedos repasaron desde la esquina superior del sobre hasta donde descansaba la cera con el emblema, con tanta facilidad que hasta parecía ridícula el pedazo rojo que portaba el sello saltó dejando el sobre abierto, la cera al entrar en contacto con la mesa desapareció, sin más preámbulos y con la mirada atenta de todos en lo que hacía sacó por fin la dichosa carta.
– Querida Erza Scarlet – Empezó leyendo el papel que contenía la fecha, el emblema de la corona y el nombre del reino impreso – En primer lugar estoy realmente conmovida e invadida de tristeza por la disolución de Fairy Tail, más he sido notificada del paradero de cada miembro y me complace anunciarle que todos están en bien – Sintió como el alma se le estremeció y a la vez la calmó el saber que Hisui se había tomado el tiempo de averiguar esto antes de informarle para que la necesitaba – El motivo principal de esta carta es para pedirle un gran favor para la corona, en especial para mí y mi padre, es de mi entendimiento que usted ahora se encuentra en el gremio conocido como Crime Sorciere, necesitaremos de su total colaboración, requerimos una audiencia con Jellal Fernandes y usted, sin embargo la misión que se les asignará involucrará la participación de todos los miembros, lamentamos no haberles enviado algún transporte, empero queremos que se maneje con absoluta discreción. Atentamente Hisui E. Fiore – Levantó la mirada y las interrogantes habían crecido
– Nosotros… entonces… la corona también nos quiere – Habló Meredy con la voz algo temblorosa
– ¿Misión? – Cuestionó la peli escarlata para sí misma
– En serio que te tienen en consideración, hadita – Emitió Sorano agitando su cabello para atrás – Si la princesa se tomó el tiempo de escribirte personalmente y hallar a sus amigos es porque eres… – Balanceó la cabeza de un lado a otro – Importante
– Es de las magas más prestigiosas en el reino de Fiore – Agregó Jellal – Siempre ha sido de gran impacto desde hace muchos años
Erza sintió sus mejillas sonrojarse, pero intentó mantener la mente en la carta.
– Olvidaba que habías estado en el consejo – Soltó Erik – Claro que te llamarían a ti a palacio, eres también de esa gente finísima, perteneces a esa clase – Hablaba divertido viendo al peli azul – No eres un delincuente vulgar como nosotros – Rio terminando su bebida
Erza lo vio de reojo, cierto que Jellal por más que viva como un nómada tenía clase, porte, elegancia, muchas cosas de las que se sentía en falta cuando la invitaban a magnos eventos, si irían a palacio debería de comportarse un poco como él.
– Bueno, a dormir – Determinó el peli marrón levantándose de la mesa – Mañana aun falta mucho por recorrer y… debemos de llegar a Crocus lo antes posible para conseguir unos atuendos decentes a estos dos – Sonrió de lado
– ¿Atuendos? – La peli escarlata frunció el ceño levemente
– No van a ir vestidos así – Determinó Macbeth cruzándose de brazos
– Y menos si podemos evitarlo – Meredy sonrió apoyando a todos
Claramente Erza y Jellal si pensaron en que no iban a ir vestidos como habitualmente a presentarse ante corona de Fiore, pero era divertido ver como todos se entusiasmaban por eso así que lo dejaron pasar, mientras compartían una sonrisa y mirada cómplice en la que solo ellos dos se entendían.
Día 2
Nunca había sentido haber caminado tanto en su vida, después de llegar a Crocus e ir de compras con más entusiasmos de los que ella no tenía se sentía cansada, como si le hubieran molido las piernas, después de cenar fue la primera en levantarse e ir a su habitación, estaba en pijama sentada en su cama cepillando su largo cabello, la puerta sonó, a la peli escarlata le extrañó.
– ¿Quien? – Preguntó repasando los ojos por el vestido que había comprado ese día, era en serio precioso de color rojo con ornamentos color vino, con su cabello no creía que podría funcionar algo así, pero Sorano y Meredy insistieron tanto que ella cedió a comprarlo
– Jellal – Escuchó de afuera, se levantó rápido y ocultó el vestido encima del dosel de la cama
– Ya voy – Emitió algo nerviosa acercándose al espejo de cara cerca a la puerta, alisó su cabello y respiró profundamente, seguidamente negó sonrojándose y no entendiendo porque se ponía tan nerviosa, era el peli azul quien estaba afuera
Exactamente era por él.
Tomó la perilla y abrió la puerta con una sonrisa amable – Pasa – Se encogió de hombros sentándose en su cama fingiendo total naturalidad
– Gracias – Le sonrió levemente – Venía para recordarte que nos iremos como a las ocho y media de la mañana para llegar a la hora a la audiencia – Habló recostado en el marco de la puerta
– Está bien – Asintió viendo hacia abajo pensando en cómo sería su llegada con la princesa y más importante… ¿Qué querrían de ellos?
– ¿Te sientes bien? – Preguntó algo preocupado, el rostro se le veía levemente ido como si repensara demasiado las cosas
– Sí, gracias – Se apuró a decir
– No estés nerviosa – Podía notarlo desde que le explicó algunas cosas del reino como que la carta estaba escrita en el papel personal de la princesa, esa clase de cosas que había aprendido cuando estaba en el consejo
– Lo intentaré – Mordió la uña de su dedo pulgar
– Todo estará bien – Le sonrió de una forma que la hizo creérselo – Nos vemos mañana, descansa – Se despidió
– Tú igual – Soltó aire cuando él cerró la puerta
En serio sentía que todo estaría bien, se estiró un poco y se dispuso a dormir al fin acurrucándose entre las mantas, sonriendo cerrando los ojos, pero la puerta volvió a sonar siendo levemente golpeada por unos nudillos.
– ¿Jellal? – Cuestionó extrañada sentándose un poco
– No – Escuchó una inconfundible risa de afuera – Meredy – Emitió su nombre con una voz cantarina, Erza se sonrojó
– Pasa – Alcanzó a decir, la peli rosa entró, al cerrar se apoyó en la puerta con una sonrisa divertida
– ¿Así que Jellal y tú suelen reunirse por la noche? – Rio un poco acercándose a ella
– ¡Meredy! – Exclamó sonrojándose y hundiendo su rostro en la almohada – ¡No! ¡Nosotros no...! – La risa de ella interrumpió sus reclamos
– No te preocupes – Se encogió de hombros recostándose a lo ancho de la pateadera de la cama – Su secreto está a salvo conmigo – Le guiñó el ojo
– No.. no.. Jellal y yo… no… – Otra vez la risa de ella volvió a interrumpir su balbuceos, la peli escarlata tomó aire profundamente relajándose – ¿Todo bien? – Preguntó a los segundos del silencio en su habitación
– Ajá… – Contestó vagamente, lo cual a Erza no la convenció
– ¿Qué sucede? – Cuestionó con un poco de preocupación
– Solo… – Tomó aire – No estoy acostumbrada a estar yo sola en una habitación – Vio hacia el techo sintiendo vergüenza por sus palabras – Nunca había estado sola, mis primeros recuerdos son de Ultear cuidando de mí y aunque suene muy egoísta porque sé que mañana tienes una misión, quisiera dormir aquí esta noche, no sabía cómo más reaccionar, es fastidioso porque soy un adulto, pero… – Sintió unos brazos envolverla y sonrió de inmediato
– Está bien, no tienes que darme más explicaciones – Emitió con una sonrisa, no podía imaginar por la cantidad de sufrimiento por la que estaba pasando Meredy, había sido arrastrada desde pequeña a ese mundo y había perdido a la única persona que había sido estable para ella desde que era una pequeña niña, estaba siendo muy valiente, no podía negarse a no querer ayudarla
– Gracias – Sonrió tomando su brazo, recordando que a pesar de todas las comodidades en cierta parte extrañaba dormir en sus campamentos improvisados por la sensación de compañía y seguridad, después de horas de intentar dormir y conseguirlo hasta el amanecer se decidió por ir con alguien que tal vez podría entenderla y claramente no la culparía si no
– Acuéstate entonces, hoy caminamos mucho a la par en la que estuviste muy pendiente de nosotros y seguro no pudiste dormir al completo estos días – Le sonrió con afecto recordando alguna de las veces en las que se quedaba hasta tarde hablando con ella y después se quedaba dormida en su habitación, hasta ahora entendía porqué hacía eso
– No te preocupes, Erza – Se acomodó entre las mantas a su lado – Seguro en los días siguientes ya me acostumbro a dormir sola – Le sonrió
– Intenta descansar bien por lo pronto – Intentó no ahondar en lo otro, sabía que habían más razones por las cuales no quería estar sola
– Erza
– ¿Sí?
– ¿Ansiosa por lo de mañana?
– En el mal sentido – Rio levemente para calmar sus nervios
– ¿Por? – Cuestionó frunciendo levemente el ceño – No es la primera vez que vas a ver a la princesa
– No, pero… – Tomó aire – Jellal me explicó que lo común sería después de la audiencia un almuerzo con ellos, dijo también que no creía que pase, pero por si acaso deberíamos de estar listos
– ¿Hablas de etiqueta, protocolo y esas cosas? – Habló emocionada con un brillo especial en los ojos
– Algo como eso – Mordió su labio inferior sintiendo pánico desde ese momento
– ¿Cuál es el problema con eso? – La vio con atención
– Empezando porque Fairy Tail no es el gremio más refinado del mundo… – Soltó una risa nostálgica – Y continuando porque yo tampoco soy la mujer con más clase en Earthland
– Tienes mucho porte – Se encogió de hombros – En la mesa eres propia y hasta algo recatada, no creo que tengas problemas
– No lo sé – Suspiró – Me abruman los cubiertos, las copas, los platos… son demasiadas cosas ¿Sabes?
– De afuera hacia dentro, los cubiertos más pequeños para el postre, la copa grande es de agua y probablemente solo te den otra para el vino; no hay de que preocuparse – Habló como si lo tuviera memorizado – Y si te bloqueas, solo haz lo mismo que Jellal – Se encogió de hombros
La peli escarlata soltó una gran risotada – Lo siento, pero… – Tomó un poco de aire – Posiblemente la princesa me mande a pelear contra algún monstruo o algo así y a mi lo que me aterra es una mesa para almorzar
– La muerte social antes que la física, eso te da cierta clase entonces… – Soltó divertida
Volvió a reír solo que levemente – Una vez Jellal me invitó a un restaurante súper elegante y… – Los ojos de la peli rosa se abrieron tremendamente con sorpresa, Erza detuvo sus palabras, pero debió caer en cuenta antes de lo que decía
– ¡¿Qué?! – Exclamó entusiasmada – ¡¿Cuándo?! ¡¿Cómo?! – Preguntó sin creerse lo que estaba escuchando
– Si te digo… – Tomó aire no creyendo lo que contaría – Prometes en serio no decirle a nadie – La vio y Meredy asintió frenéticamente – Pero en serio, a nadie, no puede saberse en la vida, jamás… – Continuaba advirtiendo – A nadie
– Juro que no se lo diré a nadie – Habló con solemnidad levantando la mano izquierda
– Bien... – Suspiró – Ni a Sorano – La señaló recordando las múltiples bromas acerca de la prometida falsa del peli azul
– No lo sabrá nadie, solo yo – Asintió seria
– Entonces… – Dudó levemente en si compartir aquella lejana memoria – Hace años estaba de paseo en Crocus, la verdad había ido de compras, en ese tiempo solo usaba mi armadura, pero tenía la meta de algún día poder llevar ropa normal – Se encogió de hombros recordando aquellos tiempos en los que no dejaba su armadura Kreuz por nada – En fin que caminaba por el centro y después todos los transeúntes fuimos apartados porque llegaban los miembros del consejo mágico a la corte real, me dio algo de curiosidad el alboroto, estaba casi enfrente teniendo una buena visión de las carrozas que llevaban a los miembros hasta que lo vi, era Jellal, estaba completamente segura cuando pasó, la verdad sentí que cruzamos miradas, pero no lo creo del todo – Negó levemente sonrojándose un poco, Meredy estaba atenta y expectante a todo lo que decía – La sensación con la que estuve el resto del día me pareció extraña, pensé que solo me había parecido, que fue producto de mi imaginación, volví a la posada en la que me hospedaba, pero de camino escuché la voz en reclamo de una mujer, lo hubiera ignorado si no hubiera sido tan altanera y grosera – Rio un poco – Voltee y vi a Ultear, estaba en una tienda de joyería, se quejaba de algo, no recuerdo exactamente de qué, en ese momento no sabía su nombre tampoco, ni quién era, ni si pertenecía al consejo, seguramente llegó con Jellal en la misma carroza, pero no lo recuerdo; el punto es que al lado de ella estaba justamente Jellal, claro que en ese momento era Siegrain, fue cuando supe que no podía ser mi imaginación, él volteó para ver a la calle con una expresión algo malhumorada, se notaba que no quería estar ahí, hasta que me vio, y sentí como si me hubiera reconocido, yo no supe qué hacer y entré a la posada lo más rápido que pude, vi de reojo como salió en dirección a mí, pero simplemente me escabullí, llegué a mi habitación, empaqué mis maletas y me fui a la noche, tomé el tren a Magnolia sintiendo que al fin podía respirar, intenté llevar las cosas tranquilas, como si no hubiera pasado nada, no contaba con que en una misión destruyamos unas cuantas cosas, tuve que acompañar al maestro Makarov a una audiencia con el consejo, te juro Meredy… – Vio a la mencionada – Yo me moría de vergüenza y de miedo, tenía demasiado pánico, insistí en quedarme en casa y que vaya Mirajane o Laxus o algún otro, pero el Maestro creyó que yo era la mejor opción, entré y lo vi, recién me enteré que era Siegrain, el hermano gemelo supuestamente de Jellal, y aunque tenía esa información y lo veía diferente al Jellal que conocía, no entendía la mirada que me había dirigido ese día en Crocus, ni porque me había seguido después de eso, en la audiencia también sentía que me veía, pero… había algo en él, que sí me gritaba efectivamente que no era Jellal, o al menos no el que yo conocía, antes de retirarnos de esa audiencia Siegrain me pidió cruzar unas palabras conmigo a solas, el Maestro insistió en que vaya, por más que yo haya lanzado mil indirectas para no ir con él, pero al final hablamos apartados, fue extraña la manera en la que se interesó tanto por explicarme, pienso que fue para no dejar cabos sueltos, tal vez… lo curioso es que me dijo que iría a Magnolia en persona uno de esos días, que le complacería tener una cena conmigo – Rio nerviosamente sonrojándose al instante – Me negué en un principio, pero después simplemente dijo que iría a Magnolia y que si tenía que insistir en salir conmigo personalmente y no como un holograma, lo haría
– Eso suena tan alejado al Jellal que conozco… – Habló recordando todas las pláticas que habían tenido con respecto a Erza los últimos años
– Pues sí… – Aceptó – Así era Seigrain, muy encantador, controlador, manipulador y siempre obtenía un sí como respuesta – Suspiró – Y la verdad no sé si fue por el parecido o qué… – Confesó – Pero… acepté salir con él cuando fue a Magnolia a buscarme – Mordió su labio inferior con nerviosismo mientras Meredy soltaba un gritito de emoción – Salimos unas cuantas veces, fuimos a pasear a las colinas, hicimos un picnic cerca del puerto de Halgeon, y al final, antes de que vuelva al consejo mágico tuvimos una especie de cita en el restaurante del Latham Hotel, fue un total desastre – Negó riendo levemente – Ya te mencioné que siempre iba de armadura y que no soy una chica de alcurnia – Suspiró – Así que… fui algo torpe, el mantel de la mesa se atoró con mi armadura y todo fue al piso, Jellal tuvo que pagar todo, aunque dije que yo lo haría, insistió en pagarlo él porque había sido su idea, al final de la noche simplemente le dije que lo que sea que pasaba entre nosotros no iba hacia ningún lugar y que…
– ¿O sea que habían pasado cosas entre ustedes? – Preguntó insinuante
– ¡No lo que imaginas! – Exclamó sonrojándose – Nosotros… solo… – Jugó con sus dedos nerviosamente – Nos tomábamos de la mano y me acomodaba el cabello, acariciaba mi mejilla – Sentía la cara arder conforme a iba narrándolo – No nos dimos ni siquiera un beso – Se encogió de hombros, así que terminó todo ahí, después había una notable tensión entre nosotros, el resto es historia – Se encogió de hombros acomodándose mejor
– Se ve que él te quiere – Sonrió convencida
– ¿Qué? – Emitió confundida
– Siegrain era una persona que estaba manipulada, alguien que tomaba lo que quería sin importarle, pero no aplicó eso contigo, él podrá haber hecho muchas cosas bajo el control de Ultear, pero no dañarte, al menos no directamente – La vio – Nada lo detenía de haberse aprovechado emocionalmente de ti y no lo hizo – Se encogió de hombros
– Él es un buen hombre – Determinó – Y ahora Meredy, debes dormir que mañana tendremos mucho por hacer – Sonrió acomodando su cabello
– Gracias por la historia, Erza – Soltó en un bostezo acurrucándose mejor
– Descansa – Cerró los ojos
– Ni creas que hemos terminado de hablar acerca de Jellal – Rio levemente – Buenas noches – Cerró los ojos para disponerse a dormir también
La peli escarlata tuvo una rara sensación al revivir esos recuerdos, omitió la parte en la que lagrimeó por haber tenido que rechazar a Siegrain, porque sabía que se engañaba a sí misma, porque sabía que él también se engañaba a sí mismo, llegó al gremio tarde esa noche, solo se encontraba Mirajane, fue la única persona que se enteró de lo que había pasado, de las pocas personas en ese momento que sabían de su historia y su pasado, la extrañaba como a todos en el gremio, a pesar de no verse muy unidas cuando niñas al crecer aprendieron a valorarse y quererse.
Día 3
No pudo dormir bien, a pesar de la comodidad del lugar y que la habitación era totalmente adecuada, simplemente no pudo descansar, la duda de porque lo habían solicitado en palacio lo carcomía, no entendía que sucedía, cual era la misión exactamente, no había ningún sentido para requerir de su presencia, se levantó de la cama dirigiéndose a su baño personal para poder lavarse la cara y peinarse un poco, Erza les había traído muchos beneficios, entre ellos comodidades de las que no se sentía merecedor, después de cepillar sus dientes se fijó en la hora, era aún muy temprano, seguro que la peli escarlata seguía durmiendo, no veía motivo de porque despertarla, se estiró un poco y se dispuso a realizar su rutina normal de ejercicios.
De rato en rato veía el reloj, llevaban varios minutos en los que se estaba ejercitando, sentía el cuerpo sudoroso, el cabello más desordenado de lo normal, estaba haciendo abdominales mientras intentaba mantener la mente en blanco, hasta que el sonido de la puerta la interrumpió, perdió la noción del tiempo viendo fijamente a la pared enfrente suyo mientras analizaba si el dosel de la cama era lo suficientemente resistente para poder ejercitar sus brazos con su propio peso.
La puerta de su habitación sonó levemente siendo tocada por unos nudillos.
– Pasa – Emitió el peli azul sin más continuando con su rutina
– Buenos días, Jellal – Habló Erza abriendo la puerta – Solo venía a decirte que… – Sus mejillas se sonrojaron viendo como el hombre continuaba haciendo abdominales en el piso, estaba solo en boxers, se volteó algo alarmada balbuceando cosas inentendibles
– A decirme que… – Habló mientras seguía concentrado en su ejercicio, olvidando que se había quitado la camiseta para hacerlo
– Ah… yo … yo.. – Intentaba hablar viendo a otro lado aunque el color de las mejillas no se le bajaba – Voy.. a vestirme – Respiró profundamente – Ya debemos… ir… con la… princesa
– ¿Estás bien? – Interrogó frunciendo el ceño, la escuchaba algo extraña y no entendía porqué, se levantó del piso y se acercó a ella – Pareces nerviosa.. – Entrecerró sus ojos viéndola fijamente, el color en las mejillas de Erza aumentó e intentó alejarse
– Ah… yo.. Sí – Caminó hacia atrás intentando ver al techo
– ¿Segura? – Continuaba igual de preocupado – Porque pareciera que… ¡Cuidado! – Vio que iba a chocar con una de las mesas de adorno que estaban en el pasillo
La peli escarlata cayó encima de Jellal dado que él la atrajo a sí mismo para que ella no tropiece con el mueble, tenía ambas manos en su bien estructurado abdomen, la tela de su bata era tan delgada que sentía el cuerpo de él como si no tuviera puesto nada, al peli azul recién le empezó el enrojecimiento en las mejillas, recordando que estaba solo en ropa interior y que en ese momento tenía a Erza encima suyo.
– ¡Vayan a una habitación! – Escucharon una voz que no sabían en qué momento había llegado ahí – No tiene que estar haciendo sus cosas en el pasillo – Se cruzó de brazos viendo a otro lado
– ¡Nosotros no...! – Exclamó Jellal
– Yo me caí y… – Intentaba decir la peli escarlata
– Sí sí sí – Sorano le restó importancia con la mano – Como sea, solo les recuerdo que no hay tiempo para que hagan esas cosas, recuerden que deben caminar hacia el palacio – Tomó un sorbo de su taza de café
– ¿Levantándose animados esta mañana? – Escucharon la voz de Macbeth que en un bostezo caminaba evitando pisarlos mientras su tono era completamente burlesco
– No es de buena educación comer pan frente al pobre… – Soltó Erik que también se dirigía al comedor
– Yo creo que es parte del amor – Añadió Richard siguiendo a sus compañeros
– Imagínense que escuché ruidos desde el comedor y vine a ver que pasaba – Habló la albina volviendo por dónde había llegado
– ¡Nosotros no hacíamos nada! – Exclamaron al mismo tiempo, se vieron y volvieron a sentir la cara arder
La verdadera pregunta era ¿Por qué no se levantaban del piso mientras tenían esa conversación? Erza sin darse cuenta por la vergüenza había enterrado sus dedos en el fuerte torso del peli azul, decidió levantarse antes de seguir con las malas interpretaciones.
– Lo siento – Dijo ella tendiéndole la mano para que se pare del piso
– No importa – Suspiró intentando recobrar la tranquilidad y tomándole la mano a ella para levantarse – Iré a tomar una ducha y vestirme, nos vemos en un rato – Habló lo más rápido que pudo entrando a su habitación
– Yo igual – Intentó sonreír caminando hacia su habitación, sentía que las manos le temblaban
La peli escarlata entró a su habitación intentando respirar correctamente imaginando de seguro que le recordarían el pequeño accidente de ahora cuando se vayan a despedir, intentó no hacer caso a eso y decidió mejor tomar una ducha rápida, Meredy aún descansaba en su cama, sonrió al verla pareciera que en serio no había estado durmiendo bien los últimos días.
Jellal tomó una rápida ducha, supo que había pasado demasiado tiempo desde que él empezó a hacer ejercicio, los minutos se le habían pasado de las manos, empezó a ponerse el traje, la verdad hubiera preferido vestir como lo hacía antes para el consejo, ya que aunque el traje era formal no sentía que combinase mucho con el almuerzo de día que posiblemente tendrían, sabía como la corona manejaba los asignamientos así de extraordinarios como lo era ese, no quería poner nerviosa a Erza, finalmente eso era lo de menos, lo importante era la misión, el resto solo era protocolo.
Él fue quien salió de su habitación primero, todos esperaban a ambos expectantes, de hecho solo los hombres, pues Sorano y Meredy se quedaron con la peli escarlata ayudándola con el maquillaje, el peinado, el vestido, los zapatos, todas esas cosas por las que las más animadas eran ellas; cuando Erza salió de su habitación con el cabello suelto en relajadas hondas, el perfecto vestido para lucir en el día, los tacones no tan altos, el maquillaje que no necesitaba para verse igual de preciosa que siempre, Jellal estaba atónito, los ojos se le engrandecieron totalmente.
– Está bellísima ¿Verdad? – Habló Meredy dándole levemente con el codo al peli azul para que la halague con un cumplido o si quiera diga algo en vez de estar con la boca abierta
– Meredy… – Negó la peli escarlata con un leve sonrojo en sus mejillas
– Mejor traíganle un balde al maestro que ahora nos babea toda la sala… – Soltó Sorano cruzándose de brazos – Eso señala que hicimos un buen trabajo con la hadita – Vio a Erza de reojo con una sonrisa ladeada
– Será mejor que se vayan – Determinó Sawyer – Ya falta poco para las nueve y ustedes tienen un largo camino hacia el palacio
– Creo que sí – Asintió la peli escarlata cruzándose de brazos
Todos voltearon al peli azul, pero pareciera ido, como si no reaccionara.
– Jellal… Jell – Habló Meredy acercándose a él y agitándole la mano en frente del rostro
– Ah sí sí – Asintió levantándose – Vamos – Vio a Erza
– Seguro – Sonrió ella – Hasta luego – Se despidió de todos con la mano y siguió al peli azul
– Nos vemos – Emitió intentando relajarse
Los dos salieron de la carpa, se alejaron unos cuantos metros hasta llegar al sendero por el que caminarían directamente hacia el palacio, Jellal le ofreció el brazo cortésmente, ella se sonrojó pero lo tomó con una sonrisa.
– Te ves en serio preciosa – Alcanzó a decir por fin el peli azul lo que rondaba en su mente desde el primer momento que la vio y no con el vestido, pero era la perfecta excusa para decírselo
– Ah… esto… gracias – Respondió algo nerviosa con otro leve sonrojo en las mejillas – Tú también vas muy guapo – Asintió con una sonrisa, el peli azul carraspeó un poco sintiendo levemente arder sus mejillas
– Gracias igual – Dieron unos cuantos pasos más en silencio – ¿Pudiste dormir?
– Ammm… sí – Balanceó levemente la cabeza – ¿Tú no, verdad? – Lo vio
– Pues no – Suspiró contestando con sinceridad – Desperté y decidí hacer ejercicios
Ella rio nerviosamente recordando el momento – Repasé lo que me dijiste para el almuerzo, de hecho Meredy me ayudó
– Ultear se pasó nuestros días libres enseñándole a Mer toda esa clase de cosas – Vio nostálgicamente hacia adelante – Siempre estuvo la ilusión en ella de que Meredy pueda salir de esta redención más rápido que nosotros… Mer era una niña prácticamente cuando estaba en Grimoire Heart, no era justo que tenga que estar en Crime Sorciere, ella sí fue totalmente manipulada
– Tu también fuiste manipulado – Soltó aire creyendo que volverían a la parte en la que él se hace el mártir siendo merecedor de la culpa
– Yo…
– Disculpen – Escucharon una tercera voz cerca de ellos, que al verla descubrieron que era una persona perteneciente al consejo, ambos lo vieron sorprendidos – ¿Erza Scarlet y Jellal Fernandes? – Leyó uno de los recados de corte
– Sí… – El peli azul alargó la sílaba algo desconfiado, anteponiéndose a la peli escarlata protectoramente
– La princesa nos mandó a alcanzarlos con el carruaje para llevarlos al palacio – Se inclinó respetuosamente señalando la entrada de la carroza
– Oh… – Emitió Erza con algo de sorpresa
– Suban por favor – Pidió amablemente
– Está bien – Jellal ofreció una mano a la peli escarlata con delicadeza para que pueda entrar al carruaje, ella sonrió tomándola, posteriormente él subió a su lado
El caballero designado por la corona cerró la puerta, sintieron como la carroza empezó a avanzar, Erza vio por la ventana distraídamente percibiendo en su estómago un nudo, estaba algo nerviosa, el peli azul lo notaba en su mirada preocupada cuando se acercaban más al jardín del Mercurius.
– Todo va a salir bien – La vio ofreciéndole la mano, ella se quedó observando su mano izquierda que le era ofrecida – Lo prometo – Insistió ofreciéndole la calma que necesitaba con los ojos
Ella suspiró tomando su mano y apretándola levemente con una sonrisa, sintió como Jellal acarició su mano con suavidad, se sentía en serio confortada con el gesto del peli azul, sabía que era algo exagerada y que no importaba en realidad la etiqueta que pueda tener en el almuerzo, lo que la ponía en serio nerviosa era recordar todo lo que había pasado con Siegrain, era algo tonto también, es decir, era el pasado, no había porque revivirlo ¿No?
Jellal sentía que estaba terriblemente mal tomarla de la mano, intentaba centrarse que era por ella, pero no podía negar que el tacto le agradaba en demasía.
– Esta sería nuestra primera misión oficial ¿Verdad? – Preguntó ella sintiéndose mucho más relajada
– Algo como eso – Se llevó la mano libre a la cabeza
El carruaje se detuvo pocos minutos después, al abrirse la puerta el peli azul la ayudó a bajarse del carruaje, aun estaba maravillado con como le quedaba ese vestido, claro que siempre la peli escarlata se veía preciosa con su armadura, pero no podía negar que le encantaba verla con ropa normal, porque aparte del buen gusto que tenía la sentía más ella cuando vestía así, volvió a ofrecerle el brazo al entrar al palacio Mercurius, ella lo tomó caminando a su lado, estaban justo a tiempo para su reunión entraron al salón principal, observaron al rey en su trono, a la princesa a su lado y su guardia personal Arcadios.
– Buenos días, su majestad, princesa – Saludó Jellal inclinándose levemente, Erza hizo una venia con delicadeza
– Buenos días – Contestó el rey – No tienen que ser tan formales – Rio levemente negando con las manos
– Nosotros los llamamos después de todo – Agregó la princesa – Trátennos como a las personas que los contratan para misiones
– Entonces… – Erza tomó la palabra cruzándose de brazos – ¿Para que nos solicitó? – Preguntó aun sin entender el motivo de la carta
– Quieren secuestrar a mi hija – Soltó sin más el anciano
– ¿Qué? – Emitió el peli azul con sorpresa
– Hace unos días nos llegó una amenaza, uno de los guardias fue hechizado y casi me saca del castillo – Explicó Hisui con más calma y seriedad
– Por eso los mandamos a llamar – Continuó el rey – No creemos que sea algún gremio oscuro, lo descartamos por la manera en la que se lograron infiltrar para poder hechizar al guardia, pues era uno de los que solo se quedan a resguardarnos dentro de palacio
– Y las únicas personas extrañas que han entrado son nobles de otros reinos y continentes para el baile que tendremos este treinta y uno – Acotó la princesa – Queremos exactamente que por favor me resguarden – Suspiró con algo de pesar, pues su padre era el que había hecho la solicitud mientras ella insistía en poder cuidarse sola
– Se quedarán aquí en palacio – Habló con determinación el anciano – También pido que por favor su gremio esté al pendiente de si observan algo raro la noche del baile, porque recibimos una amenaza exactamente para ese día, les ruego como padre que por favor acepten esta misión, serán gratamente recompensados y también le daré la libertad a tu gremio de caminar sin ser capturados, podría haber una redención en el futuro de parte de la corona, pero por ahora quiero que mantengan a mi hija a salvo – Determinó
– Los pormenores y detalles se los daremos, pero por ahora quisiéramos su palabra en la que nos dicen que cumpliran con protegerme – Los vio atentamente
Jellal y Erza estaban algo confundidos, eran demasiadas palabras, revelaciones y peticiones, encima ni era la versión completa de todo porque faltaban frases por decir y aclarar, pero la determinación en sus rostros era total.
– Aceptamos – Hablaron al mismo tiempo, Hisui sonrió ante el gesto y el rey agradeció agachando la cabeza un poco
– Bien – Suspiró el rey – Ahora, mientras mi hija discute con ustedes exactamente como será su misión, veré que todo para el almuerzo esté listo y acompañaré a nuestro… invitado – Buscó la mejor manera de nombrarlo, la princesa rodó los ojos a un lado sabiendo porque su padre le daba tal entonación – A dar una vuelta para darle la bienvenida junto a ustedes, con permiso – Se retiró del salón junto a dos guardas reales
– Vayamos a un recinto más… privado para tener la siguiente conversación – Habló algo distraída caminando al lado de Arcadios hacia lo que parecía una sala
Jellal y Erza la siguieron aunque ahora tenían más dudas acerca de la situación, tomaron asiento en uno de los sofás del lugar, Arcadios cerró las puertas y quedaron solo los tres en el recinto.
– Disculpen todo el secretismo de mi padre, pero desde el día del secuestro está en serio nervioso – Soltó en un suspiró recostando con delicadeza el rostro en la mano
– No se preocupe, imagino que un padre tiene esa clase de reacciones por más que sea el rey – Emitió la peli escarlata con comprensión
– Pues sí… – Suspiró – Creo que deberíamos de empezar con mi intento de secuestro – Los vio – La verdad me parece extraño y descuidado, esto es algo que no le he comentado a mi padre, pero era muy claro que no me iba a poder secuestrar un solo guardia con los cientos que tenemos
– Y como bien dijo su padre solo han llegado nobles al palacio – Resaltó Jellal
– Exacto – Asintió Hisui
– No estoy entendiendo – Erza frunció el ceño levemente
– Los nobles no se caracterizan exactamente por ser eminencias en la magia – Aclaró Jellal – Algunos ni siquiera la poseen, la magia prácticamente es como un medio de sustento, entonces…
– Es poco probable que uno de los nobles que llegan de invitados estén interesados en planear un secuestro tan mal ejecutado – Analizó
– ¿Y la amenaza? – Preguntó la peli escarlata intentando analizar lo raro del asunto
– Aquí es donde se torna más extraño aún, porque fue escrita en uno de los papeles de la corona – Mordió levemente su labio inferior entregándoles la carta con la amenaza – Eso significa que…
– El intruso está en el castillo – Afirmó Jellal
– Creo que podría ser alguien que quiera asustarla – Agregó la peli escarlata
– O un verdadero peligro – Continuó diciendo el peli azul viendo a Erza quien asintió a lo que decía
– Por eso los necesitaré hasta la fecha que indica la amenaza en el castillo, mi padre insistió en aplazar el baile y mandar a todos a sus casas, pero yo quise continuar con lo planeado y más bien descubrir quién es el causante de todo esto – Los vio con seriedad – El plan es simular que ustedes son mis parientes lejanos de Giltena, exactamente gobernantes del reino Tehidra, no se preocupen por el físico que es bien sabido por los nobles que hay demasiados doppelgangers en Earthland – Le restó importancia con la mano – Dato que por cierto no deben de revelar, su gremio, señor Fernandes debe ubicarse alrededor del castillo, si me permite les daremos una parte del jardín, pueden montar su campamento ahí y usted tendrá comunicación con ellos de reportes por si ven algo extraño, necesito que actúen lo más natural posible, nada de magia a menos que vean algo realmente extraño – Ambos atendían al completo y asentían ante lo que la princesa les decía – La historia será simple, Erza era la princesa, Jellal un duque, se enamoraron y se casaron, ambos no habían salido de su reino jamás, el cual es altamente bélico por lo que ustedes dos desarrollaron al máximo que pudieron su magia, puesto que nada más al estar cerca de ustedes muchos podrán percibir el gran poder que tienen lo que como ya dijimos es raro para los nobles, dormirán en una habitación aquí en palacio y creo que es todo acerca de la misión al menos – Asintió notando el leve sonrojo en ambos, entrecerró los ojos intentando entenderlo
– ¿U-una sola habitación? – Intentó no tartamudear mientras jugaba con las manos – ¿Para los dos?
– Aja.. – Alargó la última letra contestándole a la peli escarlata – Son novios después de todo ¿No? – Se encogió de hombros
– Ah.. no.. no .. nosotros no – Negó el peli azul con algo de nervios
– ¡Oh! – Se sorprendió la princesa llevándose ambas manos a la boca – Lo siento, pero la persona que me recomendó solicitarlos para esta misión, me dijo que…
– Espere.. – Erza frunció el ceño un poco inclinándose un poco hacia Hisui – ¿Quien nos recomendó?
– Nuestro invitado, de hecho – Asintió con notable misterio – Seguro Erza estarás encantada de verlo – Le sonrió levemente, levantándose del sofá – Por cierto que esta charla ya duró demasiado y seguro nos esperan para el almuerzo – Se alisó el vestido con delicadeza – Lamento el haber dicho que eran pareja, pero no creo que podamos hacer cambios en la misión ahora, lo que sí es que tienen que quedarse a dormir en el palacio
– Está bien – La peli escarlata asintió intentando lucir seria – Ya nos acomodaremos
– Me parece perfecto – Asintió Hisui – Ahora, mi padre y yo hemos tenido un almuerzo de bienvenida con cada invitado para el baile, al que claramente también deberán asistir, la temática son máscaras, me tomé la libertad de ordenar sus atuendos, pero igualmente quiero que por favor se los prueben para saber si habría que agregar o quitar centímetros – Se dirigió a la puerta y la abrió de par en par caminando hacia una de las terrazas para la hora de la comida que se acercaba, mientras sus invitados la seguían
Al llegar al lugar Erza divisó justo de lo que había hablado la noche anterior con Meredy, lo peor es que sabía que tendría que pretender ser alguien de la realeza desde ese momento, pues no había otra opción, claro que mientras fingía ser la monarca de un reino del que jamás había oído, simultáneamente debía estar preparada para todo, escuchar atentamente a quienes la rodearían y velar por el bien de la princesa; para Jellal la situación estaba siendo realmente extraña, no entendía cómo alguien podría atreverse a hacerle algo a la princesa, claramente era estar en contra del reino, pero a la vez pareciera que querría ser descubierto porque dejaba entrever cosas demasiado obvias, intentó prestar la mayor atención a todo lo que dirían el rey y la princesa, para plantear mejores preguntas y poder deducir algo, se acercó a una silla retirándola un poco para que la peli escarlata se siente y se la acerque con delicadeza, posteriormente se sentó al lado, el padre de Hisui llegó minutos después, llegó uno de los sirvientes con platos de crema para los comensales y empezó el almuerzo.
La princesa vio hacia la entrada y a los lados, antes de empezar a comer, por más que su padre había dado su venia para comenzar con los alimentos, no quería dar inicio hasta que estén todos en la mesa.
– Disculparan que nuestro invitado esté dando el visto bueno a los guardias que nos resguardaran a la hora de comer, pero se ha tomado muy en serio el papel de cuidar a mi hija – Emitió el rey más para Hisui que no dejaba de buscarlo con la vista
– No se preocupe – Negó Jellal acomodando la servilleta de tela en una de sus piernas para empezar a comer – No nos molesta esperar
– En lo absoluto – Soltó Erza con cordialidad acomodándose la servilleta el regazo
– No, por favor – El anciano se limpió las comisuras de los labios para hablar – Sírvanse, que en unos pocos minutos ya llega
La crema empezó a ser deglutida mientras más intercambios de palabras acerca de la misión junto con detalles eran discutidos amenamente, la peli escarlata se sentía más en confianza sabiendo que su misión principal era proteger a la princesa, por más que debía fingir ser una persona completamente diferente a ella, Jellal le sonreía cada vez que tenía la oportunidad, era extraño, no habían hablado de lo que había pasado en su primera misión con Crime Sorciere, le agradaba mucho tener esa confianza que solo suscitaba entre ellos, aunque lo de dormir juntos aun la ponía nerviosa.
– Buenas tardes – La voz que escuchó tras ella la arrancó de sus pensamientos y la hizo realmente plantearse si esa persona estaba ahí
– Hasta que llegas – Soltó Hisui con algo de reproche en la voz
– Lo siento – Se encogió de hombros – Quería estar seguro de que ninguno de nuestros guardas esté, ya sabes… con ganas de secuestrarte – Habló en una forma divertidamente agria que hizo a la princesa reír, y al rey fruncir el ceño con algo de disgusto, el hombre se acercó tomando su lugar se dispuso a ver directamente a la peli escarlata y al peli azul – Que bueno que los lograron encontrar
– ¿Laxus? – Emitió Erza sin creérselo
– Pues sí, mujer – Se encogió de hombros empezando a comer – Estaba en serio dudoso de que puedan hallarlos, sabía que se había ido con el novio, pero no se quedan en un lugar específico todo el tiempo – Emitió viendo a Hisui
– ¿Qué haces aquí? – Frunció el ceño la peli escarlata no habiendo escuchado lo anterior dicho
Día 4
Estaba cruzada de brazos sentada en la cama con una pequeña sonrisa viendo cómo Laxus veía alrededor de su habitación, no podía creer que estaba ahí, que podía ver al fin a alguien de Fairy Tail, tenía muchas preguntas, pero antes necesitaba saber primero ¿Que hacía él aquí?
– Entonces… solo viniste a ver en dónde vivo ahora o en serio me hablarás de la misión – Alzó una ceja
– Pues… – Dio una última vista rápida a todo y se sentó en una de las sillas acolchadas al lado de la mesa de noche de la habitación de su amiga – Puesto que nunca pude ver una habitación de Fairy Hills esto es lo más cercano que tendré para curiosear – Soltó con una sonrisa ladeada apoyando su rostro en una de sus manos
– ¿Mira sabe que estás aquí? – Decidió preguntar una de las cosas que tenía en mente
– ¿En tu habitación? No creo que le guste saber eso… – Decía bromista
– Laxus – Endureció un poco la voz
– No – Soltó en un suspiro – La vi hace una o dos semanas, antes de que la princesa me llame para esta misión – Contestó con más seriedad
– ¿Cómo está ella?
– Tranquila, ahora trabaja en un restaurante con Lisanna – Se encogió de hombros
– ¿Y aun siguen con sus escapadas o ya les contaron a sus hermanos acerca de ustedes? – Sonrió de lado
– No, aun no les contamos, pero como te digo no veo a Mira desde hace tiempo – Intentó terminar esa conversación con esa frase – Mejor cuéntame tú acerca de cómo así se te ocurrió venir a vivir con tu novio y su gremio – Soltó bromista
– ¿Pelearon? – Continuó con el primer tema ignorando lo que dijo
Laxus se llevó una mano a la frente intentando salirse de esa conversación, aunque supo que lo mejor sería responderle a Erza – Mira no es una persona fácil de tratar, el otro día estuvimos entrenando, pero ya sabes como es ella con esa cuestión y pues… discutimos, se enojo, yo volví al gremio con los Raijunshuu, después llegó la notificación de la corona y simplemente llegué al palacio
– ¿Volverás con ella para hablarlo o algo? – Cuestionó con algo de preocupación
Bajó la mano intentando no desesperarse – Solo quiero concentrarme en esta misión y ya veré después qué pasará con Mira – La peli escarlata abrió la boca para poder agregar algo – No quiero hablar más de ella, mejor cuéntame cómo acabaste aquí – La interrumpió recostándose mejor en la silla
– Bueno, simplemente me los encontré en camino a una misión hace más de un mes, quise quedarme con ellos mientras tanto y encontré esta carpa justo para todos y ya – Se encogió de hombros – No hay nada más que agregar
– Tal vez eso de venirte con el novio fue buena idea después de todo – Rio levemente
– ¡Jellal no es mi novio! – Exclamó sonrojada
– Bueno… el que ahora tenga que ser tu esposo no significa que…
– ¡Ya! – Tomó una de las almohadas de la cama y se la arrojó al rubio, él rio poniendo las manos para que no le caiga en la cara – Tú no hablas de Mira y yo no de Jellal
– Entonces estás diciendo que Jellal significa para ti lo mismo que Mira para mí – Alzó las cejas sugestivamente
– Laxus – Volvió a endurecer la voz
– No olvido lo que la mujer de cabello blanco dijo cuando llegamos, acerca de que ustedes dos estaban hechizados o algo así, y actuaban muy románticos – Rio un poco viendo la expresión sonrojada de la peli escarlata
– La verdad no lo recuerdo del todo bien, así que no sé – Habló a la defensiva – Y no, no hemos hablado casi nada hasta el día de ayer que fuimos al palacio
– Palacio en el que no quisiste dormir – La vio – Me estás en serio dejando mal si por tus cuestiones personales no cumples la misión
– ¿Cómo me encontraste? – Preguntó curiosa dejando la otra conversación de lado
– Pues no fue tan difícil – Rio levemente – Hisui me preguntó si necesitaría apoyo para la misión y yo sugerí que…
– ¿Hisui? – Alzó una ceja – ¿Tanta confianza tienes con la princesa? – Cuestionó con cierto recelo
– No empieces… ¿Quieres? – La vio intentando que no se note su fastidio
– Cómo sea… – Negó levemente – Continúa
– El punto es que te sugerí a ti, la princesa... – Remarcó su título para no discutir acerca del nombre – Me ayudó a hacer la búsqueda de los miembros de Fairy Tail, porque en el caso de no encontrarte tendría que hacer la misión con alguien más y los Raijinshuu deben de mantener su puesto en Blue Pegasus, pero bueno después de unos días tuvimos algunos rumores acerca de verte con unos encapuchados, ahí llegué a la conjetura de que efectivamente eras tú y te fuiste con Crime Sorciere, y como ves no me equivoque – Habló con suficiencia – Así que te agradecería que por favor cumplas la misión y no dejes a tu esposo de misión – Aclaró con una risa – ¿Te parece?
– Siento que con ir a las comidas y estar durante el día, funciona – Se encogió de hombros
– Erza… – Habló con un tono más serio
– Laxus, solo vine a conversar con todos acerca de la misión y a traer la carpa infinita junto con los de Crime Sorciere al palacio para que monten el campamento en uno de los jardines, Jellal no quiso que vuelva si ya era tarde, así que tuve que quedarme a dormir aquí – Explicó desganada – No te preocupes que esta noche si estaré en el palacio
– Okay… – Asintió intentando no dar ningún comentario al respecto
– Entonces eso – Se encogió de hombros
– Oh, por cierto – Sacó una pequeña caja de terciopelo y la abrió enseñándosela – Los manda la princesa – Sacó un aro que parecía de bodas y otro con un pequeño diamante – Son para la misión
– ¿En serio? – Emitió con los ojos completamente iluminados viendo los anillos
– Sí – Asintió ofreciéndole la mano para que él le pueda poner los anillos – Uno de ellos es completamente útil, el otro solo es para que lo del matrimonio y tal sea más creíble – Decía poniéndole ambos anillos en el dedo anular – Jellal ya tiene el suyo también, son joyas de la corona así que tienes que protegerlas – Emitió con seriedad – La que no tiene el diamante sirve de ubicador
– ¿Ubicador? – Frunció levemente el ceño mientras veía los anillos en su mano, en serio eran preciosos, no podía creer que Hisui haya tenido tal detalle, sabía que eran prestados, pero no podía negar que estaba emocionada de verlos en su mano
– Es un aparato en realidad más que una joya – Indicó – Te enseño como usarla – Con un simple toque lo configuras con las runas, solo podrás saber la ubicación de Jellal y la princesa, por ejemplo… – Tocó una de las runas que estaban expandidas en el aire, las cuales desaparecieron seguidamente y apareció una pequeña flecha verde brillante encima del anillo – No es tan exacto pues solo te indica hacia donde ir para saber dónde está, y tiene una pequeña alarma para saber si se mueve a la distancia que le programes, Jellal ya entendió perfectamente cómo usarlo así que si tienes alguna duda, él puede ayudarte
– Creo que también lo tengo claro – Asintió dándole otro toque al anillo para que se apague el artefacto
– Jellal me contó que programaste la carpa infinita entonces… no tengo duda al respecto – Le sonrió y se levantó de la silla – Más te vale aparecer para el almuerzo y averiguar sobre los sospechosos
– No te preocupes – Suspiró – Me alisto y llego al palacio, debo de agradecerle a la princesa también por el artefacto, facilitará mucho la misión
– Buscas a Jellal ni bien llegues, ya sabes cómo – Soltó sugerentemente
– Tonto – Se sonrojó
– Nos vemos, Erza – Caminó hacia la puerta
– Hasta luego, Laxus – Lo siguió y se quedó recostada en el marco de la puerta viéndolo salir por la abertura de la carpa infinita
Volvió su vista de nuevo a los anillos, esa joya era preciosa, corte de corazón, un anillo de compromiso digno de la realeza, algo que sentía realmente inalcanzable y un sueño algo tonto si pensaba en la persona que quisiese se lo ofreciera, el anillo de bodas por otro lado se veía muy pulcro, perfecto para el supuesto papel que interpretaría, sabía que si Jellal la había dejado anoche quedarse en la carpa infinita a parte de que estaba realmente preocupado por la hora también quería darle tiempo de poder asimilar mejor todo lo que pasaba, agradeció que Laxus haya traído el vestido para ese día, aunque la abrumaba al mismo tiempo tanta elegancia, no era lo suyo.
– Wow… – Escuchó la voz de cierta albina que inesperadamente la animó – En serio que la realeza la estima mucho lady Erza – Soltó con burla, extrañamente amigable y no ofensiva, bueno… no como al principio al menos
– No hables así – Negó en un suspiro aun recostada en el marco de su puerta
– ¡Están en serio, bellísimos! – Exclamó Meredy que se acercaba a ella y veía su mano izquierda
– Yo prefiero el soberbio corte diamante, pero el de corazón va contigo, hadita – La albina alzó las cejas – Por cierto ese hombrezote rubio es tu amigo o…
– Sí, solo mi amigo – La interrumpió antes de que diga algo más – Pero no, no está disponible – Sonrió falsamente entrando a su habitación
– ¿Te ayudamos con el vestido? – Ofreció la peli rosa con una sonrisa
– Sí, gracias – Asintió la peli escarlata sabiendo que aunque diga que no, igualmente ambas entrarían
– Esta es una tela muy fina – Sonrió viendo el vestido que descansaba encima de la cama de ella
– Me gusta más el que me ayudaron a elegir ustedes – Emitió con simpleza y verdad
– Los vestidos no son tanto lo tuyo ¿Verdad, hadita? – Soltó con un suspiro mientras acomodaba el vestido para ponérselo a Erza
– Me gustan en ocasiones especiales, pero para una misión, por más que tenga que ir encubierta, no me convence la idea del todo – Torció el gesto
– Igual es provisional y al menos tienes tu Re-Equipar para cualquier emergencia – Le subió el cierre del vestido
– ¿La prometida de Jellal no se enojará porque tu seas la esposa ahora? – Soltó la albina con una risa
Erza solo rodó los ojos sintiendo las mejillas algo calientes, se alisó el vestido algo nerviosa viéndose en el espejo, Meredy entrecerró los ojos un poco ante la reacción de la peli escarlata, es decir, ella sabía que no existía tal prometida o no le importaba la prometida; Sorano solo le dirigió una mirada a la peli rosa asintiendo con ella.
– Tampoco le habrá gustado que hayan estado de la manita y tan cariñosos por la situación – Continuó diciendo Sorano
– Bueno… me voy – Evadió la insinuaciones acomodándose un poco el cabello, dándose una última vista en el espejo
– Disfruta tu almuerzo – Sonrió Meredy
– Comparando la comida del palacio y la de Macbeth, la de él es mucho mejor – Sonrió con sinceridad saliendo de la habitación
– Gracias por el halago – Escuchó la voz del nombrado tras ella – Cuanta elegancia – Sonrió levantando las cejas recorriéndola con la mirada – Con anillos y todo – Se emocionó acercándose a la mano de ella – Esperemos y no se tomen tan en serio lo de casados hasta el extremo en el que nos llegues con una sorpresa – Soltó divertido mientras seguía viendo el anillo de ella, la peli escarlata se sonrojó grandemente paralizándose
– Ya déjala que se tiene que ir – Sorpresivamente salió en su rescate la albina que la tomó por los hombros y la guió hacia afuera
– Bye bye – Se despidió la peli rosa con la mano
– Adiós – Erza levantó la mano alejándose de la carpa en dirección al palacio
Respiraba profundamente mientras caminaba por el jardín, decidió activar su anillo cuando llegó al palacio para poder ubicar a Jellal puesto que aparte de que no se ubicaba bien, él estaba en uno de los muchos salones para el almuerzo que prácticamente era para que puedan conocer a los sospechosos o si tenían mucha suerte saber quien era.
– Justo aquí está – Escuchó la voz del peli azul que vio se acercaba a ella y la tomaba gentilmente de la cintura llevándola hacia un grupo de personas bien vestidas, desactivo su anillo e intentó sonreír para parecer natural – Ella es mi esposa, Erza Kanao – Las mejillas de la peli escarlata se sonrojaron levemente, pero intentaba mantener su personaje saludando a los presentes
– Mucho gusto – Sonreía estirando la mano para poder saludar y presentarse ante los nobles con los que Jellal previamente estaba hablando
– Así que ustedes son pertenecientes de… – Empezó a decir uno de los caballeros mayores con los que estaban conversando – ¿Cómo se llamaba su reino? – Preguntó con cierto recelo ya que no recordaba haber escuchado de ellos nunca, algo que no le parecía lógico pues conocía a toda la nobleza en su continente
– El reino de Tehidra – Escucharon una voz que intervino acercándose a ellos – Una pequeña isla al sur en el continente Giltenia – Continuaba diciendo la princesa de Fiore – Son mis primos terceros de parte de mi difunta madre, y seguro que tienen mucho que compartir con todos ustedes, pero si me permiten debo hablar con ellos
Todos se quedaron estáticos ante las palabras de Hisui, no creían que fueran tan importantes, Jellal y Erza se disculparon con amabilidad y se dispusieron a seguir a la princesa hacia uno de los salones de té; tomaron asiento cuando ella se los indicó con la mano, Laxus por el contrario ya estaba sentado con una taza de té en la mano y degustando alguno de los bocadillos del buffet.
– ¿Lograron conocer a todos los de la lista? – Cuestionó el rubio dejando su taza a un lado e inclinándose un poco hacia el frente en dirección a los falsos esposos
– Sí – Confirmó Jellal – Los tengo a todos en mente
Día 15
Ya llevaban viviendo en el palacio unos días, aunque no sentían que avanzaban a ningún lado con el caso, sus investigaciones no daban resultado, no creían que alguno de los presentes para la fiesta tenga algún motivo sustentable para herir a la princesa de Fiore, claro que era algo que solo hablaban y mantenían entre ellos, pues al menos tenían a Hisui segura, era lo que más importaba.
Abrió los ojos estirándose un poco, se sentó cuando creyó que ya era momento de despertar, eso de ser la esposa de Jellal aun la seguía sonrojando de vez en cuando, más cuando Laxus arrojaba ciertos comentarios, sonrió inevitablemente cuando lo vio dormido en el sillón de la pequeña sala a unos metros de su cama, la primera noche él insistió en que dormiría en el sofá para que ella esté más cómoda, no sentía que el peli azul acepte una negativa de su parte por más que la cama sea inmensa, así que lo dejó, claro que todas las mañanas tenían el mismo problema.
El sonido de unos educados cuatro golpes en la puerta interrumpió sus pensamientos, Jellal despertó, se estiró un poco mientras caminaba en dirección a la cama.
– Buenos días, Erza – Sonrió levemente sentándose en la cama con ella
– Buenos días – Le devolvió la sonrisa viéndolo de reojo mientras se acomodaba recostándose un poco en él
– ¿Ya les digo que pasen? – Preguntó intentando ver a otro lado
– Mhmm – Asintió intentando contener la risa de verlo tan nervioso por la cercanía de ella
– Pasen por favor – Habló un poco fuerte y seguidamente vio a dos mayordomos entrar con el acostumbrado carrito que portaba el desayuno para dos que la princesa amablemente le enviaba a todos sus invitados por la mañana todos los días – Muchas gracias – Asintió viendo a los caballeros que se retiraron seguidamente
La princesa les había solicitado actuar un poco más como una pareja ante los empleados y los demás nobles para poder distraerlos de su presencia y que no sea sospechosa, entonces parte de su rutina esos días era recibir el desayuno en la cama juntos, ahora si vamos a la realidad y no a la idea de sospecha que les implantaron a Jellal y Erza para que crean que lo hacían todo por la misión, pues era simple. Hisui era una romántica y después de haber conversado con la peli escarlata en privado, y ella también haberle confiado unas cosas, supo que debía de usar su posición para poder juntarlos más.
Cosa que ninguno de los dos agradecía, pero tampoco se quejaban...
Se sentaron al borde del pie de cama, para poder empezar con el desayuno, el peli azul se rio levemente viendo como a Erza se le iluminaban los ojos por la comida que estaba en las finas porcelanas, le encantaban los dulces, amaba la manera en la que al comer los anillos de su mano izquierda resaltaban, a veces se iba a dormir con la idea de que le encantaría que su vida fuera así para siempre, no por los lujos o la ropa nueva, solo necesitaba estar con la peli escarlata, despertar y verla, era como una tortura y recompensa a la vez.
Aun recordaba la primera vez que llegó al palacio y tuvo que presentarla ante todos esos nobles, su cabello suelto, lacio, como si fuera lo más natural del mundo, se permitió tomarla de la cintura para acercarla, a veces cuando la tomaba de la mano o ella a él del brazo y apoyaba su cabeza en su hombro, esa cercanía tan simple lo llenaba profundamente.
– ¿Gustas miel? – Preguntó Erza a los segundos de sentir su mirada, ya cada vez se acostumbraba más, pero no aguantaba como la veía por las mañanas o cuando caminaban, simplemente porque sabía todo lo que pasaba por la mente de Jellal, la culpa, los sentimientos encontrados, la misión, era todo demasiado estresante, no creía que debía de cargar con ese peso
– Sí, gracias – Sonrió amable tomando la miel para derramarla en sus pancakes, que habían sido una solicitud especial de Laxus para la peli escarlata
Y así eran sus días, a veces iban a la carpa con los demás del gremio, que no habían encontrado nada irregular en sus vigilancias alrededor del castillo, y aunque a veces se pasaban de los límites con sus comentarios acerca de su matrimonio falso, extrañaban estar con ellos o no poder llevarlos al palacio.
El almuerzo de ese día sería al aire libre, en uno de los jardines del castillo, estaba preciosamente decorado con jazmines, los cuales invadían con su aroma el ambiente, las mesas estaban repartidas con gracia alrededor, a ellos les tocaba sentarse junto a Hisui, Laxus estaba como invitado distinguido, aunque las malas lenguas ya suponían algo más de su presencia en palacio.
– ¿Gustan algo de beber? – Cuestionó la voz que hasta ese momento se le hacía aún difícil de creer que se le estaba haciendo habitual
– Sí, gracias – Contestó Erza con una sonrisa
– ¿Usted, majestad?
– También, gracias – Contestó la peli verde con una sonrisa meneando levemente la cabeza volviendo a la realidad, pues su mirada estaba perdida en cierto rubio
– Ya vuelvo – Emitió con cortesía alejándose hacia la mesa de las bebidas
– Este pastel está en serio delicioso – Decía la peli escarlata mientras disfrutaba de la rebanada en frente suyo
– Y la cocina está disponible para ti las veinticuatro horas si gustas más o se te antoje algo – Habló con amabilidad
– Ah no… – Hizo aspavientos de negación mientras sus mejillas se sonrojaban – Yo no quería, yo…
– Tranquila – La tomó con delicadeza del brazo – Ustedes están aquí protegiéndome, así que lo menos que puedo hacer es mantenerlos cómodos – Sonrió levemente y vio de reojo al peli azul, el cual ya se encontraba rodeado de señoritas de alta sociedad
Esa era otra de las cosas habituales que pasaban, Jellal era como un imán para las sobrinas e hijas de los nobles de alcurnia, no había día en el que no se le acercaran, Erza se sentía incómoda por lo muchas veces obvias que eran, aunque el peli azul siempre las rechazaba con amabilidad.
– Por cierto… – Continuó diciendo Hisui – Acabo de recordar que debo hacer algo – Soltó misteriosamente levantándose de su sitio – Nos vemos más tarde, Erza
– Hasta luego – Agachó la cabeza con respeto viendo como se alejaba de la mesa, frunció el ceño levemente, pero volvió su atención al postre enfrente suyo
La peli verde vio a Laxus y como si pudieran hablar mentalmente, él asintió dirigiéndose hacia una de las entradas, ella volvió su mirada hacia el peli azul que no sabía cómo cortar la conversación con aquellas jovencitas.
– Majestad – Emitió Jellal tensándose rápidamente viendo cómo Hisui se acercaba hacia él
– Se me presentó algo urgente, así que me estoy retirando del almuerzo, pero sigan disfrutando – Sonrió falsamente viendo cómo las muchachas se ponían nerviosas con su presencia
– Muchas gracias, hasta luego – Emitió el peli azul con respeto
– Hasta luego – Asintió caminando en dirección a una de las entradas – Por cierto – Se volteó para de nuevo dirigirle la mirada – Su esposa lo está esperando – No pudo evitar la sonrisa al ver el rostro de fastidio entre las jóvenes presentes
– Justo para allá iba – Sonrió acelerando el paso con la bebida en dirección a Erza
Hisui soltó un sonoro suspiro – Ni aunque estén todo el día en tan obvia forma encima de él van a conseguir que las mire como ve a Erza – Ladeó la cabeza enternecida cuando vio como le alcanzaba la copa con el jugo de mango – Buen día, señoritas – Disfrutó un poco el pequeño caos que había formado y decidió irse por fin
El día pasó tranquilo, a pesar de todos sus esfuerzos en conversar con los presentes tanto en el almuerzo como en la cena, no conseguían nada más que conversaciones políticas, problemas de ricos, chismes de quienes no pudieron asistir y demás que no acrecentaban en nada su investigación, no encontraban alguien que se atreviera a atentar contra la princesa o con poder suficiente para poder llegar a los alcances a los que obtuvieron para poder asustar a Hisui.
Se recostó en la cama intentando procesar o encontrar alguna pista tal vez muy obvia para la misión, llevó el brazo encima de sus ojos intentando pensar qué podrían hacer ahora, quedaba la mitad del tiempo para obtener resultados, sentía demasiada presión, porque no se creía capaz de seguir con una misión así, es decir, una cosa era ir a un lugar, pelear con los villanos y ganar, pero ahora tenía que descubrir con quien pelear antes de hacerlo, era como vendarse los ojos y caminar con su espada intentando defenderse, pues no podía ni atacar.
Jellal sentía la desesperación de Erza con nada más verla, no podía decir que no estaba igual, pero quería verlo con que al menos sabía quienes no podían ser las personas que representen peligro, no tenían al culpable, pero sí habían descartado a algunos, vio la hora, eran casi las doce, seguro que ya todos estaban dormidos, sonrió levemente ante eso.
– Erza – Los ojos se le iluminaron de inmediato mientras pensaba más en lo que tenía en mente
– ¿Sí? – Se retiró la mano de los ojos y lo buscó con la mirada, el peli azul estaba parado al lado de la puerta
Jellal sabía que ninguna frase confortaría a la peli escarlata en su desesperación por no saber a quién enfrentarse, pero tenía en mente que podría hacerlo – Escuché a las muchachas que atienden en la cocina quejarse porque había sobrado mucho pastel de fresa – Al decir el postre los ojos de Erza se iluminaron de inmediato – Tú sabes que estos ricos prefieren matarse de hambre antes de poder si quiera ganar unos gramos ¿No crees que sería un desperdicio que lo boten así nada más?
– Sí, lo sería – Asintió con rapidez
– A parte que la princesa dijo que estaba bien si nos acercamos a la cocina siempre que queramos – La intentaba convencer con sus palabras
– Sí, lo dijo – Mordió su labio inferior intentando ser una persona seria, pero si habían tantas facilidades para poder degustar su postre favorito y además podría terminar en la basura, debía ir a rescatarlo ¿Verdad?
– ¿Te parece si vamos? – Era lo último que necesitaba escuchar para poder vencer su parte de seriedad absoluta
Sin más la peli escarlata asintió, Jellal con una sonrisa abrió la puerta para salir después de ella, entre miradas y risas cómplices llegaron a la cocina, el peli azul buscó en las lacrimas de congelación hasta hallar la del pastel de ese día, sacó uno entero, Erza le sonrió sosteniendo dos cubiertos y decidieron volver a su habitación para que no los encuentren fisgoneando en la cocina.
Con el pastel en manos caminaron más rápido hacia su habitación, aún reían levemente e intentaban no hacer ruido.
– ¿Quien anda ahí? – Escucharon la voz de Arcadios
Jellal sin fijarse mucho tomó con su mano libre una de Erza y la dirigió por otros pasillos para no ser descubiertos, la peli escarlata se aferró a su mano mientras aceleraba el paso intentando no emitir ningún sonido, al llegar a su habitación suspiraron de alivio, aunque a la vez intentaban recuperar el aliento.
– Lo logramos – Sonrió el peli azul que aún sostenía la mano de Erza con la suya
– ¡Sí! – Exclamó con emoción dando un pequeño saltito subiéndose a la cama para poder degustar el delicioso postre
Jellal se acomodó al lado de ella sintiendo como si le faltara algo cuando apartó su mano para poder acomodarse, sabía que no debía confundir las cosas, pero siquiera por unos segundos recorriendo los pasillos, sintió como si estuvieran solo ellos en el mundo, como si todo hubiera desaparecido, como si podría llegar a merecer el simple hecho de tomar su mano.
– A veces olvido lo bien que conoces el palacio – Su voz lo sacó de sus pensamientos
– Yo igual – Se encogió de hombros tomando el otro cubierto y empezando a comer a la par con ella
– No puedo creer que puedan llegar a desperdiciar una deliciosura como esta – Decía animada mientras soltaba pequeños ruidos de placer ante la degustación
– Imagino que así es cuando siempre se ha tenido – Se encogió de hombros alentando las cucharas para no empalagarse
– ¿No es curioso como la vida funciona? – Soltó con un largo suspiro
– ¿A qué te refieres? – La vio de reojo
– Que en verdad no hay ninguna diferencia entre nosotros dos y las personas con las que nos rodeamos todos los días – Ladeó un poco la cabeza – Es decir, ninguno de nosotros hizo nada literalmente para conseguir lo que obtuvimos como vida, solo nacimos y ya
– Tienes razón – Sonrió inevitablemente – No me sorprendería saber que tu madre sea de la realeza por ejemplo
– Lo dudo mucho – Negó con una leve risa acomodándose mejor en la cama – Alguien de la realeza no tendría por qué abandonar a sus hijos
– No lo sabes – Se encogió de hombros
– ¿Alguna vez has pensado en eso? – Cuestionó con curiosidad – ¿En cómo son tus padres?
– Claro que sí – Confesó sin darle importancia – Al igual que todas las condiciones y circunstancias por las que tuvieron que pasar para que yo termine abandonado, hasta a veces siento que son recuerdos
– Tal vez sí lo sean – Lo animó
– No lo sé, mi niñez por los que pasó y el control mental... es demasiado confusa para mí – Negó frunciendo el ceño – ¿Tú?
– Yo sí los he imaginado en miles de formas – Sonrió levemente – Y solo estoy segura de que al menos mi madre era muy muy muy hermosa – Asintió viendo a la nada – Es lo único que siento cierto, y la verdad quiero creer que sea por lo que sea que haya pasado para dejarme en Rosemary, ella está bien – Tomó aire degustando otro bocado de pastel de fresa – También quiero creer que algún día, si llego a tener hijos jamás los llegaría a abandonar por nada, sin importar mis circunstancias, no me creo capaz de hacer algo así
– Ni yo – Confesó el peli azul
– A pesar de todo siento que soy muy afortunada – Sonrió asintiendo – Tengo una familia, no es de sangre, pero me vieron crecer, estuvieron conmigo y aún lo están – Se encogió de hombros
– Al final, siento que eso es lo que hace a una familia, que estén para ti y tú estar para ellos – Se acomodó mejor con las almohadas
– ¿Consideras a Crime Sorciere tu familia? – Preguntó curiosa
– Algo así – Torció levemente el gesto – No soy muy cercano con todos, los primeros días solo nos limitábamos a caminar, claro que con Meredy y Ultear… – Tan rápido como sonrió al mencionar su nombre, se entristeció – Éramos más cercanos – Decía con nostalgia – Ultear nunca pensó que podría reivindicarse, sentía tanto daño internalizado que... tal vez fue demasiado – Tomó aire – Mientras Meredy era un niña cuando estuvo en Grimoire Heart, solo le tenía lealtad ciega a Ultear… – Hizo una pausa – ¿Sabes? Hace tiempo que no hablo de ella, nunca estaré listo para enfrentar que ya no está con nosotros, aunque créeme – Rio negando levemente – A veces siento que está justo al lado mío
– Tal vez y así sea – Se encogió de hombros – De algún modo las personas que amamos siempre están con nosotros ¿No? – Le sonrió
– Sí, de algún modo sí – Aceptó – Entonces… ¿Has pensado en tener una familia?
– Sí – Sonrió sintiendo las mejillas sonrojadas, mientras seguía comiendo del pastel – No es cómo que lo quiera ahora, pero me gustaría en algún momento – Suspiró viendo hacia la ventana que era lo único que iluminaba las habitación con la luz de la luna – Tampoco siento que yo llegue a ser una buena madre, pero…
– Serías excelente – La interrumpió Jellal volteando su vista hacia ella dejando la cuchara a un lado sintiéndose lleno del postre, vio cómo se puso nerviosa al instante, así que decidió aligerar la situación – Igual estás muy joven para pensar algo así – Se encogió de hombros – Yo, por el contrario… – La risa de ella lo contagió de inmediato
– Tenemos la misma edad – Negó entrecerrando los ojos
– Debo de recalcar que nos llevamos siete años de diferencia – Remarcó – Mientras tú tienes tus diecinueve años intactos, yo lastimosamente tuve que envejecer – Decía en falso dramatismo
– El tiempo pasó junto conmigo, no es cómo que haya desaparecido literalmente esos siete años – Se encogió de hombros viendo cómo la expresión de Jellal se perdía hacia una desolación, ella misma recordó las veces en las que se preguntaba por él, en las que no sabía si se encontraba vivo o muerto, claro que el sentimiento de ella finalmente era de alivio, pues recibía una que otra noticia, no podía imaginarse al saber que ella había desaparecido y seguramente muerto – Igual ya no sé desde cuándo contar, ¿Te hago caso a ti y digo que este año cumplo veinte o le hago caso al tiempo y este año cumplo veintisiete junto contigo? – Emitió en un tono bromista, se alegró cuando escuchó una pequeña risa proveniente del peli azul
– No es relevante de todas formas, el punto es lo que tú piensas o sientes – Se encogió de hombros
– Tienes razón – Asintió dejando el plato a un lado, pues ya solo habían migajas – Igual… – Mordió su labio levemente riendo – Seguramente tu prometida te tiene algo preparado para tu cumpleaños ¿No? – Decía con voz juguetona
– Ammm… yo, bueno ella… – Suspiró nervioso, sentía que ya había pasado mucho tiempo con esa mentira, tal vez lo mejor sería confesar, es decir, ahora las cosas con Erza estaban normales, eran amigos ¿No? – Creo que es momento de decirte que en realidad… – La estruendosa risa de la peli escarlata lo calló de inmediato, una risa que lo hizo fruncir el ceño con confusión, ¿Por qué se reía? Tal vez ella sabía… no, no lo creía
– Discul… pame – Intentaba decir mientras se calmaba – Es que tú… – Respiró profundamente sintiendo como la risa se desvanecía poco a poco – No sabes mentir – Dijo finalmente con una sonrisa ganadora dirigiéndole la mirada al peli azul
Jellal se quedó petrificado, balbuceó intentando hallar una respuesta a lo que ella le acababa de decir, pero no salía de su asombro, es decir ¿Siempre lo supo? La prometida falsa sabía que no había sido de sus mejores ideas, pero no creía que fuera tan obvio que era una mentira, lo peor era que justamente dijo algo cómo eso porque no podía besar a Erza, se sentía librado porque ella no piense mal de él por lo que pasó, bueno, no pasó; y todo para que al final la peli escarlata siempre lo haya sabido. No. Esa era una pésima broma de las circunstancias.
– Erza, yo… lo siento, no creía, es decir, en ese momento la situación era… – Intentaba explicarse aunque lo hacía atropelladamente y sin hacerse entender del todo
– Está bien – Negó encogiéndose de hombros – Tal vez esa era nuestra respuesta – Suspiró sintiendo como las mejillas se le enrojecían levemente, no creía que estaban hablando de ese casi beso, sabía que él no estaba listo para algo cómo eso, así que prefería liberarlo con sus palabras
– Lo siento – Fue lo que alcanzó a decir sintiendo como el cuerpo le pesaba, y esa cómoda cama junto a las almohadas lo arrullaban lentamente, se disculpó por no besarla, a la vez por casi hacerlo y claramente por la prometida falsa
Lo mejor es que Erza lo entendía – Ya está en el pasado – Decía sintiendo un leve adormecimiento mientras veía al peli azul a los ojos – Estábamos llenos de emociones ese día – Recordó
– ¿Sabes? – Se acomodó mejor observando la bella figura de la mujer que tenía enfrente, viendo su cabello desparramado por la cama que por su longitud casi y estaba cerca suyo – Cuando estaba en prisión, antes de que Meredy y Ultear me ayuden a salir, recuerdo haber hablado contigo, no sé si hayan sido alucinaciones mías o qué, pero siento haber escuchado claramente tu voz
– Cuando tú estabas en prisión, yo estaba en la isla Tenrou – Recordó viéndolo – "No te rindas" – Sonrió repitiendo lo que había escuchado en ese momento – Me sentía derrotada y escuché claramente tú voz, me pedías no rendirme – Sentía cómo los ojos se le cerraban, por más que intentaba seguir el hilo de la conversación
– Y no lo hiciste – Sonrió sintiendo que inconscientemente tenía en una mano un mechón de su cabello escarlata, lo acarició con cariño, sus ojos empezaron a parpadear, según él sólo reposaría unos minutos para poder irse al sofá
Pero no.
Se quedaron ambos profundamente dormidos en la cama.
Día 23
Ese día lo pasarían enteramente en la carpa infinita junto a los del gremio, iban a planificar exactamente cómo procederían para la fiesta el 31 de Octubre, a pesar del motivo de su reunión, estaban en serio felices de poder pasar tiempo con ellos, y dejar toda la situación de la farsa a un lado, las conversaciones de alta sociedad empezaban a hartarlos a ambos.
Esa mañana despertaron cómo se les había hecho costumbre esos últimos días, después de la noche en la que compartieron el pastel de fresas, Erza le dijo que así sería si ambos dormían en la misma cama, pues era una muy grande, y que ambos descansarían bien, Jellal pensó que era una muy mala idea, para él, pero al final la peli escarlata lo convenció después de quedarse más noches dormidos después de hablar por horas, Jellal a veces sí despertaba a mitad de la noche para ir al sofá o intentaba escaparse de esas conversaciones, pero la mayoría de veces no podía simplemente ignorar a Erza Scarlet, el peli azul jamás olvidaría la mañana en la que despertó al lado de ella, aun tenía enredados en un dedo esas hebras escarlatas que le encantaban tanto, ella dormía apaciblemente, los minutos que se quedó contemplándola, decidiendo en si irse al sofá o quedarse ahí, fueron los mismos en los que llegó el servicio trayéndoles el desayuno.
Acto que se repetía esta misma mañana, despertó al lado de ella y mientras se quedaba viéndola, el sonido de la puerta fue lo único que lo logró sacar de su ensoñación, de tener a Erza así para toda la vida, cosa que claramente él no se sentía merecedor.
Después de comer, ellos tuvieron que fingir salir del palacio, iban muy elegantes en un carruaje que fue estratégica y secretamente redirigido hacia el mismo palacio, exactamente al jardín dónde sus compañeros del gremio los esperaban.
– Pero que elegantes… – Al primero que escucharon al entrar a la carpa infinita fue a Macbeth, comentario que cualquier otro día los hubiera hecho rodar los ojos hacia un lado, pero ese día hasta agradecían escuchar su voz
– ¿Qué excusa tuvieron que dar para poder venir? – Preguntó Meredy con curiosidad
– Picnic a las afueras porque a la señora Kanao se le antojaba conocer un poco más de Crocus – Contestó Jellal, mientras compartía una mirada cómplice con Erza
– Porque obviamente con esos tacones puedes recorrer las colinas con tanta facilidad, hadita – Agregó Sorano con su tono ácido de siempre mientras se acercaba hacia ellos como todos los demás
– ¿Quiere que le guarde su saco su alteza? – Emitió Erik con burla hacia el peli azul
– Espero que aún les guste el estofado porque es lo único que hay – Continuó Richard con la broma
– Ya basta todos – Negó Erza con una pequeña risa dirigiéndose a la mesa junto a los demás – Mejor pongámonos a planear lo que haremos para resguardar a la princesa
Todos se pusieron serios y empezaron a trazar los pasos a seguir para esa noche, al igual que los plane los que se requieran por si algo no salía cómo esperaban, lo cual era lo más probable, quien estuvo amenazando a la princesa estaría en el baile totalmente, era el día en el que tenían que atraparlo, pues no había de otra.
Más tarde ese mismo día, Meredy se llevó a Erza del foco de todos para poder conversar como lo hacían antes, en serio la extrañaba mucho, no podía creer que habían estado tantos días en el mismo lugar y ni siquiera habían podido saludarse, fueron a la recámara de la peli rosa, a la peli escarlata le vinieron tantos recuerdos como si los días en los que ella vivía en la carpa infinita fueran lejanos, eso le demostraba cuan consumista era la misión en la que estaban ahora.
– Entonces… ahora pasan la noche en una misma cama… – Soltó Meredy con todo el doble sentido del mundo
– No siempre – Rio levemente cruzándose de piernas y de brazos en la cama de la peli rosa
– Pero al fin tuvieron su charla de corazón a corazón, y al parecer más como esa… – Decía con emoción
– No siento que haya sido así ¿Sabes? – Ladeó un poco la cabeza – Hay algunas cosas que no hemos hablado a profundidad ni un poco, por el mismo hecho de que nos resultan algo incómodas
– ¿Como la prometida o el beso? – Cuestionó interesada
– Mmmm.. – Pensó unos segundos – Con la prometida quedamos en que era una obvia mentira – Llevó los ojos hacia arriba recordando – Pero del beso ni siquiera lo tratamos como tal, en ningún momento se dijo la palabra, así también como los siete años… – Le dirigió la mirada de reojo a Meredy, pues la verdad tenía mucha curiosidad por cómo Jellal había tomado la noticia de que prácticamente estaba muerta, no se atrevía a preguntarle a él, pero sabía que la peli rosa le daría esa respuesta – Solo bromeamos al respecto – Suspiró
– Fue realmente difícil para él – Escuchó decir a Meredy y rápidamente la volteó a ver para poder prestar la máxima atención posible – Ultear desde un principio quiso hacer un hechizo de ubicación, pero por como este funciona, él no quiso que lo intente, así que te buscamos, como por un año más o menos y...
– ¿Cómo funciona ese hechizo? – La interrumpió frunciendo levemente el ceño
– Para buscar a un mago, significa que se busca su poder mágico, pero si al hacerlo no te da ningún resultado, significa que ese mago está muerto, Jellal no quería saber eso, Ultear lo convenció después del año para que enfrente la realidad, fue cuando lo hizo y supongo que porque estuvieron de algún modo congelados en el tiempo dio como resultado ese, recuerdo que Ultear solo veía cosas borrosas, jamás dio con una ubicación, porque supongo que tu poder mágico también…
– Estuvo atrapado en la isla – Concluyó pensativa
– Exacto – Asintió – Te dimos por muerta, Jellal lo hizo – Tomó aire – Por un año solo escuchábamos tu nombre salir de su boca, pero después de eso, no te volvió a nombrar, hasta que escuchamos que estaban vivos, y entrenando para los Grandes Juegos Mágicos, él no podía creerlo, hasta que nos encontramos y ya sabes… – Se encogió de hombros
– No puedo creerlo – Negó sintiendo como se cristalizaban sus ojos – Jellal me buscó… – Respiró profundamente intentando no lagrimear, pues en cualquier momento debía de irse con el peli azul
– Erza.. – Meredy apretó levemente su brazo – Ya pasó, lo importante es que estás bien – Le sonrió
– Estamos bien – Asintió
Día 31
Tenía la toalla en la cintura, estaba apunto de entrar a la ducha, se estiró un poco, y empezó a repasar los productos que necesitaba para él, cerró los ojos y soltó un suspiro de fastidio, recordando que había dejado la loción para después de afeitar afuera.
– Erza – Dijo algo fuerte, le pareció raro no escuchar respuesta alguna – Erza – La volvió a llamar frunciendo levemente el ceño cuando solo escuchó silencio, decidió salir del baño – Erza – Volvió a llamarla mientras caminaba hacia dónde había dejado la loción
– ¡Dios! – Escuchó y vio como la mujer frente suyo se volteó sonrojada tapándose los ojos – ¡Señor Kanao! Disculpe – Decía la muchacha de servicio – No sabía que se encontraba aquí, como vi a la señora irse con la princesa, entré para limpiar. Lo siento
– No, no te preocupes – Se apuró a decir algo nervioso tomando la loción que estaba en la mesa de centro en la pequeña sala
– Yo ya me retiro, disculpe señor – Decía totalmente sonrojada
– Sí, yo avisaré al servicio cuando me vaya de la habitación – Asintió algo extrañado, las personas que limpiaban las habitaciones para palacio jamás cometerían esa clase de error
– Lo siento mucho señor – Reiteró con arrepentimiento y se dirigió a la entrada, abrió la puerta y aun con las mejillas completamente rojas se alisó el uniforme en un acto de nerviosismo
Intentó respirar profundamente apoyándose en la puerta que estaba detrás de ella, se sentía demasiado agitada.
– ¿Estás bien? – Escuchó delante de ella, era la esposa del señor que acababa de ver casi desnudo dentro de la habitación
– Sí, gracias señora – Se limitó a contestar y se fue de ahí caminando lo más rápido que pudo
Erza frunció el ceño en total confusión, no había visto a nadie del servicio de los cuartos hasta ese día, Jellal le había dicho que era normal, ellos hacían su trabajo prácticamente como si no estuvieran en el castillo, tomó la perilla de la puerta y abrió, esa noche era el baile, la princesa la había llamado para afinar unos últimos detalles, entró a su habitación y vio a Jellal caminar en dirección al baño.
– Era justo lo que necesitaba – Escuchó mientras él cerraba la puerta y se escuchaba el agua caer
La peli escarlata suspiró sintiéndose algo tonta, no debía ser un genio para saber que pudo haber pasado mientras ella no estaba en la habitación, ver a la chica del servicio acomodándose su uniforme, después de salir de su habitación tan agitada, Jellal en toalla diciendo justo esa frase, es decir el peli azul no se paseaba en toalla por toda la habitación, y al menos ella nunca estaba a esa hora, quizás no era la primera vez que pasaba.
Erza dudó un poco, pues él no arriesgaría la misión por algo como eso, aunque era sabido que muchos de los hombres de posición sin importar si tenían esposa o no, tenían aventuras con la servidumbre, pero Jellal no era de esas personas, él no, él era recto, honorable, él no se acostaba con cualquiera simplemente por que sí, él no era así; se convenció a sí misma yendo en dirección a la cama cruzada de brazos, no creyéndose lo que veía, tomó aire y se agachó para ver el objeto plateado brillante, era un arete.
Sintió decepción pura, la imagen del Jellal que conocía se derrumbó a pedazos en ese instante, es decir no eran nada, él estaba soltero, todo era una farsa, él tal vez no querría estar con ella, pero eso no significaba que tampoco pudiera con otras mujeres, tal vez ella no lo valía como para poder … ¿Esperar? Si se le podía decir de algún modo, Jellal la rechazó, inventó a una prometida, ellos solo podían ser amigos, esa pequeña alhaja en su mano confirmaba eso, solo iban a ser amigos, para siempre, se sentía tan idiota por haber creído que tal vez un día podrían ser algo más, no, no era posible.
Escuchó la puerta del baño abrirse, no sabía cuánto tiempo había estado sentada viendo a la nada recapitulando cada momento de su vida que la hizo pensar de un modo diferente sobre Jellal, se levantó del pie de la cama, lo vio salir con la toalla en la cintura y gotas de agua chorreando de él.
– ¡Erza! – Exclamó volviendo al baño y tapándose con la puerta mientras solo asomaba la cabeza
– ¿De quién es esto? – Preguntó la peli escarlata ignorando por completo el estado avergonzado del peli azul
– ¿Qué cosa? – Entrecerró los ojos para poder ver lo que Erza tenía en una mano, notó una simple joya, parecía un arete
– No lo sé – Se encogió de hombros – Tal vez de la chica de servicio que estuvo aquí hace rato – Decía sin darle importancia – Por cierto no sabía que estabas aquí ¿Podrías pasarme mi ropa?– Continuó hablando con tranquilidad
– ¿De la chica del servicio entonces? – Jellal no lo sabía, pero ella estaba enojada
– Pues sí… – Contestó no entendiendo a qué venían sus palabras – ¿Me pasas mi ropa, por favor? Debemos irnos – Insistió
– Cámbiate con tranquilidad – Dejó el arete en la cama – Yo me voy – Se cruzó de brazos saliendo por la puerta
Jellal frunció el ceño sin entender, salió del baño y se acercó hacia sus cosas, notó el arete que Erza le había mostrado, ladeó un poco la cabeza preguntándose porque le había tomado tanta importancia, analizó el objeto, decidió ponerlo en el bolsillo de su pantalón para poder dárselo después a la muchacha por si la encontraba.
El almuerzo de ese día fue extraño, igual que su mañana, la peli escarlata no le dirigía ni la mirada, ambos solo decían lo necesario ante la princesa para lo que sucedería esa noche, Laxus como siempre callado, pero Erza nada, no hacía caso a sus atenciones, ni a lo que le decía, no entendía qué le pasaba ese día ¿Él había hecho algo malo? No lo sabía. Mientras llevaba bocados de comida a su boca, pudo divisar a lo lejos a la chica que había visto en la mañana, se la veía preocupada caminando rápido a través del pasillo, seguro estaba buscando su arete.
– Discúlpenme un momento – Habló Jellal levantándose de la silla dirigiéndose hacia el pasillo detrás de ella
Erza vio hacia dónde se iba simplemente negó con algo de decepción volviendo su vista a su plato, acción que no pasó desapercibida por Hisui.
– ¿Ya viste el vestido que lucirás esta noche, Erza? – Cuestionó la princesa intentando distraer a la peli escarlata
– Sí, majestad – Intentó ser cordial por más que lo que menos quería era hablar – Está precioso, gracias
– La máscara color perla siento que queda muy bien con el rojo vino del vestido, más las joyas y los zapatos, te verás muy hermosa – Sonrió tomando un poco de agua de su copa
– El punto de esta noche es cumplir la misión – Negó levemente – Aunque el atuendo se lo agradezco
– Jellal y tú se verán maravillosos – Emitió con emoción
– No puedo esperar a que ya sea esta noche – Sonrió falsamente – Por cierto – Dijo después de un rato – ¿Por qué quiso una fiesta de disfraces?
– Se está poniendo en tendencia algo llamado Halloween, pero pienso que el pedir a la realeza usar disfraces sería algo demasiado atrevido, así que máscaras – Se encogió de hombros
Las horas pasaron, ya era casi momento de ir al gran salón hacia la fiesta que tanto habían estado esperando, esa era la noche, si el sospechoso haría un movimiento sería ahí, se ató la máscara lo mejor que pudo, dándose una última vista en el espejo, era su última noche de fingir, después de eso ella volvía a ser Erza Scarlet.
– ¿Lista? – Escuchó a Jellal detrás de ella, la peli escarlata volteó a verlo, el traje le acentuaba muy bien su masculina figura, la máscara se pegaba a sus facciones, se veía demasiado elegante
– Sí – Asintió tomándolo del brazo para salir de la habitación, había decido dejar de ser cortante, pues empezando porque no tenía un motivo real para estar molesta, continuaba la parte en la que él era libre
Caminaron sin decir palabra alguna hacia el gran salón, la celebración se veía por todos lados, el licor se repartía, el buffet lucía apetecible, la música de total clase, ahora la parte que les tocaba a ellos era la de bailar, hasta que la Hisui les dé la señal, tenían que actuar como pareja e invitados.
Se acercaron a saludar a los ya conocidos, ubicaron un lugar en la pista que no tenga ninguna obstrucción para poder ver a la princesa, entonces fue cuando el baile comenzó, él la tomaba con la mano izquierda por la cintura mientras sostenía la que tenía libre, mientras Erza tenía la mano derecha en el hombro de él, típico baile de salón.
– Yo sé que no soy excelente en la pista de baile, pero tan malo como para que estés seria tampoco – Intentó bromear Jellal no sabiendo el motivo de la actitud de Erza todo el día
– La muchacha del servicio – Dijo finalmente sintiendo que el tema le iba a explotar de la boca en cualquier momento – ¿Tienes algo con ella? – Lo vio a los ojos – Porque si es así creo que yo debería saber, ya que me quedo en la misma habitación que tú y no me parece que…
– Espera ¿Qué? – Frunció el ceño interrumpiéndola de inmediato – La chica de esta mañana, pensó que la habitación estaba vacía y entró a limpiar, solo que justo me encontró antes de bañarme, se asustó, porque imagino los nobles serán realmente odiosos cuando la servidumbre entra sin permiso, me imagino que al intentar salir, ella perdió el arete o se le cayó, no tengo ni idea – Explicó sin entender porque lo estaba haciendo
– Oh… entonces tú…
– Yo entré a bañarme seguido a eso – Se encogió de hombros y un pensamiento rápido atravesó su cabeza
"¿Erza está celosa? No, no era eso, simplemente incómoda, sí, incómoda" Pensó.
– Eso tiene sentido – Aceptó la peli escarlata sintiéndose más tonta que en la mañana, debía de dejar de leer esos libros que le proporcionaba Sorano
– Perdón si te hice pensar algo que no era – La vio a los ojos
– Ni que lo digas – Negó sonrojándose de inmediato – Es tu vida privada
– No me importa compartirla contigo – Soltó casi que sin pensarlo
Rápidamente la atención de los dos fue a parar hacia Laxus, quien había abandonado la habitación, eso los ponía más cerca de llevar el plan a cabo, el rubio debía dejar a Hisui sola, todos se habían dado cuenta que prácticamente él estaba con ella a luz y sombra, así que el dejarla les daba una buena ventaja para atraer al sospechoso.
Lástima que la causa que llevó al rubio a retirarse no era parte del plan.
Jellal y Erza estaban alertas, pero aún así debían seguir fingiendo que estaban completamente inmersos en el baile, claro que junto al ritmo de la música y las palabras del uno al otro pareciera que sí.
¿Quien diría?
Eran muy buenos fingiendo estar casados y enamorados.
– ¿Sabes qué es lo que más voy a extrañar? – Emitió la peli escarlata teniendo en cuenta que era su última noche como nobles falsos
– Ya sé, no me digas – Sonrió juguetón – A la señorita Scarlet le fascinaron los lujos y comodidades de la vida en alta sociedad
– Claro que no – Rio negando y golpeando levemente el hombro de Jellal con la mano que tenía ahí – Voy a extrañar que tú no estés escondiéndote – Emitió con total sinceridad
Jellal ladeó la cabeza con una leve confusión ¿Ella en serio iba a extrañar un beneficio que él tenía? Solo Erza Scarlet podría tener ese pensamiento nada egoísta después de haber sido tratada como una princesa – Yo voy a extrañar hablar hasta quedarnos dormidos – Fue sincero, tal vez estaba siendo demasiado sincero esa noche, pero era lo que se le venía a la mente decirle
– Eso aún podemos hacerlo sin importar que no estemos aquí – No sabía en qué momento la pequeña distancia entre ellos había desaparecido
– Erza… – Soltó en un suspiro sintiendo el aliento de ella en su rostro
– Jellal – Emitió no creyendo lo que estaba pasando
Sus labios estaban rozándose, el aire estaba por desaparecer entre ellos, era la noche perfecta, el escenario perfecto, con la persona perfecta, el beso perfecto, por fin, después de tanto tiempo, él iba a aceptar lo que sentía con ese beso.
Ese beso que fue interrumpido antes de siquiera empezar cuando vieron a Hisui salir del salón con una cara de preocupación tremenda, los dos se soltaron al instante y salieron del gran salón, les resultó extraño no ver a la princesa, activaron sus anillos, se deshicieron de las máscaras y fueron por los pasillo hacia donde les indicaban, no sabían ni en qué parte del castillo se encontraban ahora, solo que la flecha reluciente encima de sus aros, apuntaba a una puerta. Los dos se vieron y entraron sin pensarlo dos veces.
Lastimosamente se encontraron con una escena que no les incumbía ver y desearían no haber visto, la imagen es muy fácil de explicar, pero difícil digerir, en especial para Erza, pues ver a Laxus besando a Hisui, era un acto muy comprometedor.
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Hola! Al fin actualizo esta historia que tanto me encanta! Espero que les haya gustado este capítulo que salió mucho más largo que el anterior, ojalá y les guste el desenlace de esta misión...
Perdón por lo del beso Jerza, no me odien o-o
Amo este capítulo, tiene mucho misterio y siento que a la vez es muy romántico, aun faltan cosas por develar, no soy muy buena con los villanos, y espero que tengan en consideración esto cuando sepan quién es el culpable, por cierto ¿Les gustó Erza celosa? A mi me encantó jugar con sus sentimientos un poco :v, es decir Jellal jamás podría ni siquiera pensar en otra persona que no sea ella, pero… quería explorar un poco más ese lado, pues confidentes y amigos ya son, pero yo quiero que se lleguen a tratar como más que eso 7u7
La escena del final me encanta, ellos dos en el baile, como si nada importara, pendientes de la misión y a la vez tan ellos, tan desinhibidos por la misma situación, en la que ya no saben que es real y que es fingido, simplemente me derrite el corazón!
Bueno, espero mucho sus reviews :3
Bye…
Aclaraciones:
Hablemos del recuerdo de Erza y Siegrain, como saben tengo una súper teoría acerca de que ellos fueron algo (si no lo saben es porque no me tienen agregada en fb :"v), así que decidí poder llevar esta teoría a canon en mi fic.
La isla de la que supuestamente Erza y Jellal son monarcas en este capítulo queda en Giltenia que sí es un continente real de Earthland, mientras que Tehidra es de mi invención, ¿Que significa Tehidra? Es una buena pregunta, que me encantaría responder si no fuera porque escribí esto hace mucho tiempo y ya no recuerdo porque le puse ese nombre :v (lo siento)
Ahora Miraxus, aunque este capítulo diga todo lo contrario, soy en serio demasiado fan de este shipp, por lo que también quise hacerlos canon en mi fic, porque siento que de algún modo sí lo son 3, igual tienen que esperar al siguiente para saber qué está pasando, porque no todo es lo que parece 7u7
La magia de ubicación es algo de lo que no recuerdo haber escuchado nunca en Fairy Tail, así que la decidí "inventar" por mí misma, empezando por el hechizo que usó Ultear para saber dónde estaba Erza e incluyendo el ubicador de los anillos que usaron Jellal y Erza en este cap, ambos funcionan para ubicar a la persona a través de su poder mágico, es decir que si no se detecta poder alguno, no puedes encontrar a nadie ni con el hechizo o el artefacto que por obvias razones cuenta con una lacrima (y puesto que el poder mágico es como su estado vital, si no hay que detectar significa que no hay vida alguna).
El apellido Kanao lo elegí porque es la combinación de algo con otra cosa :v, lo siento, pero esto también lo escribí hace mucho y no recuerdo porque decidí ponerlo en el fic
Por último, las lacrimas de congelación, son refrigeradores básicamente.
Agradecimientos:
Pilikali
Nicols
