Como se conocieron.

Descargo de responsabilidad: Yin Yang Yo no me pertenece.

Hace once mil quinientos años. Una joven coneja morada con un tocado de oro y una manta rosa y púrpura cubriéndole la parte superior del cuerpo, caminaba por una aldea a paso lento, acompañada por un guardia celestial, que vestía una pesada armadura de láminas de acero y oro.

Ya te dije Lang, no necesito un guardia siempre conmigo— Decía la joven, tratando de persuadir al guardia, ahora identificado como Lang, para que volviera.

Lang la miró y no quería discutir, pero quería aclarar que no era culpa suya. —Lo siento, Ashia. Pero son las órdenes del rey mono, no quiere que interfieras en la guerra mientras él no está.—

Ashia le devolvió una mirada inquisitiva. Había algo que nunca pensaría del dios guardián, y era que este obedeciera tan abyectamente al rey mono. —En verdad nunca pensé que llegarías a tomar las palabras de Sugo como ley. —

El ganó. Ya no podemos hacer más que esto— Respondía el dios en armadura.

La joven seguiría caminando con el guardián a su lado, hasta que se detuvo para comprar frutas a un comerciante de la aldea.

¿Qué haces? Hay frutas mejores en el palacio celestial de Jade— Diría Lang, extrañado.

Ashia rio antes de cerrar las frutas en una bolsa de seda y pagar al comerciante con un royo de este mismo material, por lo que el aldeano se emocionó y se arrodilló para besar el suelo debajo de ella. La diosa le dijo con una sonrisa que se levantara y no reverenciara. Mientras se retiraban, Lang preguntó extrañado. —Ashia, un metro de esa seda valía lo que tres huertos completos ¿En qué estabas pensando? —

En que cada uno de nosotros tiene kilómetros de esa seda, Lang. Todos los días nos hacen trajes nuevos e igual sobran kilómetros de las ofrendas. — Respondióla diosa, antes de ofrecerle un melocotón. Lang tomaría la pequeña fruta peluda con sus enormes garras de oro, le daría una probada, y se aguantaría las ganas de escupirla. Para un mortal esa fruta habría estado deliciosa por estar fresca, pero para él estaba muy ácida, pues estaba acostumbrado a las frutas de la inmortalidad que, por derecho, le correspondían en el palacio.

No sé ni por qué venimos. Mas te vale que no sea uno de tus planes para enseñarle a los mortales. La última vez casi nos envían al abismo del sufrimiento eterno por querer entrenar a un niño en las artes celestiales. — Dijo el dios guardián, antes de recibir su respuesta.

No temas. Sugo jamás enviaría a su hermanita al abismo, ni tampoco lastimaría a su saco de puños personal, así que estamos a salvo. — Respondía Ashia a la inquietud de Lang.

El dios guardián tenía más dudas que antes. Si no quería romper la ley, entonces ¿Qué quería hacer?. —Ashia ¿En qué estás pensando? —

Ashia lo miró con una sonrisa de "Sé lo que hago", y respondió. — Estos campesinos cuentan la leyenda de un espíritu que mata bestias y expulsa a los demonios en una cueva cerca de aquí. Pensaba que podríamos encontrarlo y ver de qué se trata. —

Espera ¿Salimos del palacio para buscar una leyenda? — Preguntaría el guardián algo exaltado. No podía creer que la mismísima princesa de los dioses buscara una leyenda como esa.

Más que eso, buen guardián. Mi hermano no quiere que enseñemos las artes celestiales a los mortales, pero nunca dijo nada de los muertos. Si un espíritu aprendiera las artes celestiales. Podría ser él mismo quien se las enseñe a los mortales, solo habría que persuadirlos para que lo tomen por maestro. — Respondía la diosa. Para que así entendiera su plan.

Lang estaba realmente preocupado por como terminaría este plan. Pero lo que más le preocupaba, era lo que le haría el rey mono a él una vez que los descubriera. Pero ¿Qué podía hacer? La princesa jamás le haría caso.

Una vez que se alejaron de las casas, la cantidad de aldeanos se iba reduciendo, hasta que llegaron a la cueva, donde no había nadie, y solo estaba la bandeja de ofrendas que dejaban los habitantes al espíritu, para que se quedara en la cueva y evite que los depredadores y demonios se acerquen a la aldea. — Bueno, aquí estamos, aquí vamos. — Indicó Ashia. Pero Lang la detuvo.

¡Espera! ¿No crees que podría ser peligroso? Podría ser una trampa. —

Tranquilízate ¿O acaso el guardián del palacio celestial de Jade le teme a una pequeña cueva oscura? ¿Acaso le tienes miedo al espíritu?— Preguntó Ashia, cosa que hizo enojar al dios en armadura, y entró adelante para demostrar su valor.

Solo decía que aunque fuera un espíritu, a tu hermano no le importará. Todos saben que quiere terminar la guerra él mismo, aunque no pueda estar en todos lados. — Contesto Lang, siguiendo hacia el frente.

Caminaron a través de la cueva. Para ellos, no era necesario tener luz para ver. Entonces, se escuchó un rujido en el fondo y un grito de guerra. Ambos empezaron a correr hacia la procedencia de esos sonidos, mientras se repetían y se sumaban gritos que sonaban como de apoyo. Estos sonaban con una sola letra "Uuuuuuu". Sonaba dicho por una masa de seres. Al llegar, se encontraron con una escena increíble, un conejo antropomórfico como la diosa, de piel amarilla, vestido con una piel extraña de color café, se enfrentaba en una dura pelea a un enorme tigre con un par de colmillos gigantescos, mientras una multitud de pequeños conejitos salvajes gritaban "Uuuuuuuuuuu" como si aullaran. El conejo vestido usaba un enorme hueso como arma. Mientras el tigre no dejaba de arrojarse una y otra vez, siendo repelido en todas las instancias por un golpe de calcio.

¡Uuuuuu! — Gritaba el conejo mientras golpeaba al depredador con el gigantesco hueso.

El enorme tigre vio que ya no tendría oportunidad de vencerlo y atacar a los pequeños conejos salvajes. Pero viendo a su alrededor, se dio cuenta de la presencia de los dioses. Se acercó rápidamente a la coneja morada. El salvaje amarillo iba a golpear al animal, pero la diosa detuvo el golpe con un campo de energía, que se trizó al ser golpeado por el hueso, causando sorpresa en las deidades.

Lang sería el primero en decir algo al respecto. —Acaso ¿Acaba de…—

Romper un campo foo de energía— Ashia decía, sin poder creerlo ella misma. ¿Qué clase de fuerza o poder tendría aquel mortal para romper un campo Foo hecho por una diosa? Y más tratándose de una de las más poderosas del palacio celestial de Jade. Sin mencionar que el hueso que porta soportó ese golpe sin rasguño ¿De que clase de criatura sería?

El conejo cavernario también tenía sus dudas ¿De donde vino esa luz? ¿Y como fue tan sólida como para detener el hueso? Era de la criatura más dura y peligrosa a la que había enfrentado. Le había tomado generaciones completas de su tribu el poder matarla.

El enorme tigre de los grandes dientes se había acercado a Ashia, y ahora se dejaba acariciar, como si de un gatito se tratara. La diosa le hizo una seña y el enorme animal se fue, para no volver jamás a esa cueva. El chico de las cavernas quedó mirando a los extraños y se acercó. Lang iba a levantar una de sus manos con garras de oro, pero Ashia lo detuvo.

¿Qué estás haciendo? ¿No ves que es peligroso? — Preguntó el guardián.

Ashia dejó su palma levantada, y miró con algo de enojo a Lang antes de responder. — ¡Peligrosas tus garras, bájalas Lang! — Miró al conejo amarillo con una mirada comprensiva antes de preguntar. — Hola ¿Cuál es tu nombre? —

El conejo amarillo levantó una ceja mientras se ponía el hueso en la espalda.

¿Qué pasa, no sabes hablar? — Preguntaría un irritado Lang.

¿Uuuuu? —Preguntaría el salvaje.

Ashia tomaría la palabra después de eso. — Creo que es todo lo que sabe decir. — Extendería la mano hacia él para ver si querría recibirla.

Lang se percató de lo que quería hacer, y cuando vio que el conejo iba a recibir la mano, iba a detenerlos, pero Ashia volvió a mostrarle su palma. —Se lo que hago Lang, es necesario. — Manteniendo su palma levanta hacia Lang, ofrecería de nuevo su otra mano al confundido muchacho que tenía al frente — ¿Quieres ver? — Entonces, acepto la mano de la joven, y ambos se las olfatearon, entrando en conexión con sus auras, y ambos pudieron ver fragmentos de la vida del otro.

Él vio unos padres amorosos (Un sol y una Luna), dejándolo con los ojos empañados. Apareció Un mono muy amigable y protector. Vio una pelea, una ciudad escondida tras una cascada y una enorme estructura verde llena de criaturas hermosas e intimidantes, el mono sentándose en un objeto desconocido. Vio unas niñas de diferentes especies jugar en un prado enorme lleno de árboles frutales, rodeado de unos enormes vapores blancos y brillantes, que por su descuido causó que se les cayera una fruta (Un melocotón) al vacío. Todo se oscureció y surgió una sombra, esta era enorme y oscura, rodeada de criaturas malignas y peligrosas, iniciando una variedad de batallas. Una búsqueda, que no dejaba rincón sin revisar, ni piedra sin voltear. Esa era la vida de la joven a la que le olía la mano.

Mientras ella también olía la suya, y vio al principio una cueva, tal vez esa misma. Sintió la soledad, y vio sus ojos empañados, y se dio cuenta de que era un recuerdo de la primera infancia, estaba llorando. Vio a una conejita salvaje acercarse y acurrucarse en sus pequeños brazos. Vio como crecía más que los demás. Sintió soledad ante esa manada. Temía, por la vida de su tribu, y no quería estar sola, pero de algún modo, aún lo estaba. Vio enormes y abusadoras criaturas, incluyendo una grande y escamosa. Y vio el momento en que un melocotón caía del cielo, lo partía por la mitad y lo compartía con la coneja del principio, que ya estaba envejeciendo bastante, pero se repuso tras comer el fruto. Vio conejos nacer y morir, violencia, derrotas y victorias, y la caída de la gran bestia escamosa. Esa era la explicación, vio todo lo que pudo ver. Al salir del trance, tuvo una vista empañada del conejo que tenía al frente, tan solo las imágenes casi la habían hecho llorar, igual que al conejo que tenía en frente.

¿Qué viste? — Preguntó Lang. El dios en armadura se preguntaba qué la había hecho llorar.

Ashia lo miró devuelta. Sus ojos aún estaban empañados por lo que había visto. —Fue criado en esta cueva, y… mató a un dios dragón. —

¡¿Qué?! — Gritó Lang al escuchar lo que dijo la princesa. Luego miró al extraño de nuevo, con una sola pregunta en mente. "¿Quién es este sujeto?".

ASF: Hasta aquí llega el segundo segmento del piloto, que a la vez marca el formato que tengo pensado para la historia. Quiero hacer simultáneamente dos historias, la de Yin; Yang y Yo con el maestro Guerrero en el presente y la de Guerrero y Ashia en el pasado. Así sabrán como pasó de cavernario, a maestro de las ocho artes celestiales, además de ver como era el mundo gobernado por los dioses (Liderados por su rey mono). Como ya he dicho, este fic no iniciará oficialmente hasta que haya terminado el primer libro de "Los Loud: Señores de las tierras de Frith".

Cualquier duda, consulta o amenaza de muerte, por favor contactar a mi Facebook o a mi Wattpad "Juanito Sama ASF".

Atentamente

Juanito Sama

Amo y Señor de la Ficción