Estiró su brazo con cuidado hacia la mesita de luz a un costado, intentado encontrar sus anteojos hasta que pudo sentirlo. Agarrandolo perezosamente se los colocó e intento enfocar su vista para saber donde se encontraba ya que su cabeza no lograba captar nada de lo que había ocurrido la noche anterior.

Su vista enfocaron paredes blancas, un techo que al igual que las paredes, era blanca, y cortinas oscuras cubriendo la luz del día que intentaba filtrarse atraves de ellas. En definitiva, no tenía la menor idea de donde de encontraba, solo sabía que estaba acostado en una grande y espaciosa cama, con sabanas verdes y había ropa tirada por el piso, y a su lado, una espalda fina y pálida cubierta con lunares. Nada fuera de lo normal.

O eso, hasta que logras captar ¿espalda fina y pálida cubierta con lunares? ¿cabellos rubios albino esparcidos por la almohada? ¿ropa tirada en el suelo?

Y con tan sólo ver el cabello rubio, todos los recuerdos de la noche anterior llegaron a su cabeza mientras se arremolinaban y lo lanzaba a la realidad, despertandolo de golpe. Se sentó en la cama en un rápido movimiento agarrando sus cabellos y estirandolos lo suficiente como para que le doliera y finalmente entendiera que no, no estaba soñando. Si, si se acostó con Malfoy. Si, fue el mejor sexo que tuvo en toda su vida. Y si, las nalgas blancas - pero que gracias a las nalgadas y apretones que le había dado durante momentos de pasión y excitación ahora se encontraban algo enrojecidas- si rebotaban. Y vaya que lo hacían.

Dándose cuenta de sus pensamientos y del bulto entre las sabanas, se avergonzo de si mismo. Se había puesto duro con sólo imaginar las nalgas de su ex-némesis. El shock fue tanto que cuando quiso levantarse, su pie se enredo con la sabana y cayó al suelo, arrastrando la sabana consigo, destapando al rubio, y logrando así, que este despertará y también que dejará al descubierto la fruta de su "problema".

Malfoy aún estaba adormilado, se tallo los ojos perezosamente y dio un suave bostezo mientras lo observaba desde arriba de la cama, con una expresión desconcertada, luciendo demasiado sexy y adorable al mismo tiempo sin siquiera esforzarse.

Agradecía mil veces tener las sabanas tapando su erección, aunque aún no entendía por que se avergonzaba si hace no más de unas horas, era su pene el que había entrado en ese perfecto trasero y lo había llenado una y otra vez hasta quedar agotado.

Draco aún lo miraba desde arriba, luciendo más confundido de lo que antes ya estaba. Se levantó despacio del suelo, sin destapar su erección y juntado su ropa del suelo, dirigiéndose hacia el baño, ahora no solo con la sabana, sino que también con su ropa.

Cuando salió, Malfoy aún lo miraba, ahora sentado con las piernas junto a su pecho, aunque al parecer no tan confundido como antes, era como si supiera algo, que él mismo ignoraba.

Él aún no se había puesto la remera, pues mientras se vestía en el baño, a toda prisa se había dado cuenta que sólo había llevado sus zapatos, medias y su pantalón vaquero, es por eso que ahora se encontraba parado en el marco de la puerta del baño buscando su remera con la mirada.

Su cabello estaba pegado a su frente por el calor, intentando evitar la mirada gris mientras sus nervios estaban por estallar al no poder encontrar la condenada remera que parecía, se había esfumado.

ᅳbajo la cama ᅳsusurro Draco y él dirigió su mirada bajo la cama y allí por fin la encontró. Se acercó para agarrarla y cuando le iba a decir gracias, las palabras del rubio lo dejaron mudo.

ᅳno te preocupes, Potter.

Su voz sonó tranquila, él no supo como interpretar eso, asi que aún dudoso se dio la vuelta mientras se colocaba la remera y salía de la habitación, cerrando la puerta suavemente. Tenía que despejar su mente y procesar todo lo que habia pasado.

Dentro de la habitación, Draco se mantuvo mirando la puerta un breve momento antes de apoyar su cabeza en su rodilla, mientras se abrazaba así mismo, sintiendose realmente un idiota.

Era Harry Potter, ¿qué esperaba? ¿qué le trajera el desayuno a la cama? ¿que le dijera lo bien que lo paso?

Soltando un suspiro, algo decaído decidió darse una ducha y sacarse la esencia del moreno de su interior, por que el moreno podría ser un idiota, pero eso no quitaba el hecho de que realmente era muy bueno en el sexo. Y fue la única aventura de una sola noche que lo hizo llegar al orgasmo 3 veces en una noche.

Oh, Merlín. Ojalá se repita otra vez.

Mientras se levantaba de la cama completamente desnudo y caminaba hacia el baño, el sonido de un objeto vibrando llamo su atención, buscando con la vista de donde provenía el ruido, fijo su vista en la mesita de luz. Justo a lado de su teléfono, había otro vibrando, supuso que el despistado de Harry se olvidó llevar su aparato comunicativo, volviendo sus pasos, cogió el móvil y contesto, escuchando de inmediato una voz femina furiosa.

ᅳHarry James Potter, ¿dónde carajos te metiste? Se supone que vendrías a-

ᅳdisculpa ᅳla interrumpió antes de seguir escuchando el griterío ᅳsi buscas a Potter, se olvidó el teléfono en la mesita de luz, acaba de irse hace unos minutos.

ᅳ¿y quién eres? ᅳpregunto más calmada, pero antes de siquiera contestar el teléfono se quedó sin batería y se apagó por completo.

Draco apartó el móvil de su oreja, y lo miro con fastidio ¿es que acaso ese tonto seguía siendo tan distraído como aquellos años, que además de olvidarse el teléfono también se le olvidó cargarlo? Oh, denle paciencia.

Ya pasado una hora, donde luego una larga ducha con agua fría, vestirse con la ropa que le había traído la mucama del hotel, decidió marchar rumbo a su departamento, necesitaba su café matutino y una porción de tarta de chocolate.


A unas cuantas calles de allí, un hombre moreno desaliñado y nervioso caminaba sin rumbo alguno, pensando en lo que había pasado. Realmente se había comportado como un idiota, pero no podían culparme, entró en pánico.

Encontrar a Malfoy le hizo recordar cuando le encantaba molestarle y verlo con esa sonrisa burlona y engreida. Verlo de la manera que lo vio, siendo una persona hermosa, sexy, coqueta y totalmente diferente a como era antes, le hizo sentir cierta nostalgia por aquellos tiempos donde sus únicos problemas eran las tareas y evitar que sus maestros vieran como se jugaban a bromas o se metían en problemas para no estar en detención.

Pero haber terminado en la cama con una persona como él, teniendo el mejor sexo que jamás haya podido experimentar, y ponerse duró con sólo recordar lo sucedido en la noche fue realmente vergonzoso ¿acaso era un adolescente? Pero eso no quitaba el hecho de que había actuado muy infantil.

Deseguro pensó que se había arrepentido. Es cierto que no le gustan los hombres, pero no tiene nada en contra de ellos. También es cierto que esa fue su primera experiencia con un hombre, y lo disfruto bastante pero no estaba arrepentido, no habia pensado en Ginny ni una sola vez cuando entraba en el interior se su ex-enemigo escolar y lo llenaba con a esencia.

Sólo había pensado en su pálida espalda, en esos glúteos blancos y redondos, que rebotan cuando lo montaba de espalda y en como gemía su nombre en cada estocada. En el sudor que bajaba y en como sus respiración se aceleraban.

Ojalá pudiese repetirse.

Sus pasos lo conducieron hasta una parada de taxis, donde tomó uno, rumbo a la casa del matrimonio de sus amigos Ronald y Hermione.

Cuando el taxi se detuvo, le dio la paga y se adentró al jardín de la casa frente suyo hasta la puerta, donde sin tocar el timbre la puerta se había abierto por una castaña de cabellos alborotado y mirada furiosa.

ᅳHARRY JAMES POTTER EVANS ¿ME PUEDES EXPLICAR DÓNDE ESTABAS?

ᅳHerm... ¿puedes dejar de gritar? ᅳno quería que todo el vecindario escuchara como su amiga gritaba, a su parecer aún era demasiado temprano.

ᅳhey, compañero ᅳ la voz de su amigo se escucho detrás de la mujer furiosa frente a él, quien se acercó a su esposa y la sujetó de los hombros arrastrandola a la cocina, seguido por él mismo, quien cerró la puerta de la entrada siguiendo al joven matrimonio.

ᅳRonald ᅳsaludo.

Los tres, un pelirrojo despreocupado, una castaña furiosa que echaba fuego por los ojos, y el tan relajado como siempre se sentaron en la mesa de la cocina mientras se miraban a los ojos.

ᅳ¿me puedes decir como es que llegas a esta hora si había acordado vernos a las 8? ᅳpregunto la castaña ya más tranquila, odiaba la impuntualidad, es por eso que como maestra de leyes en la Universidad muchos de sus alumnos tenían puntos bajos por su falta de puntualidad.

ᅳestoy en mi día libre, ni siquiera me acordé de esto.

ᅳpues claro, si hasta te lo olvidaste el teléfono en el hotel en el que te dormiste.

Y con sólo decir eso se dio cuenta de que eso le faltaba. Empezó a buscar el aparato en los bolsillos de su pantalón y chaqueta, y sólo tenía la billetera.

ᅳ¿no te diste cuenta, verdad? ᅳpregunto su amiga ya resignada. Sabiendo de primera mano que este seguía siendo tan distraído como cuando era más joven ᅳcuando te llame, un hombre contesto pero supuse que tu teléfono se quedó sin batería ya que corto la llamada. Parecía que te conocía, así que espero que recuperes tu teléfono

Un pensamiento paso por su mente y una sonrisa se extendió por su cara. Sólo podía significar una cosa ¡Draco tenía su teléfono! Si quería recuperarlo sólo debía ir a buscarlo, e inevitablemente se encontraría con el rubio.

ᅳme asustas compañero ᅳdijo Ronald mientras lo miraba extraño la sonrisa de su mejor amigo.

ᅳno te preocupes.

Ya tenían una excusa para encontrase con Malfoy, definitivamente iría el lunes a su oficina y lo invitaría a tomar un café para pedirle disculpas por su tan repentina despedida.

ᅳMione ᅳsusurro Ronald en el oído de su esposa para que sólo ella escuchara, ambos miraban extraño a un Harry que reía levemente atrapado en sus propios pensamientos que parecía tener una discusión consigo mismo dentro de su cabeza ᅳ¿ya enloqueció?

ᅳlo más probable.

Ambos negaron con la cabeza. Su amigo aveces les preocupaba.


La puerta de su oficina se encontraba cerrada con las cortinas bajas. Le había dicho a su secretaria que no dejará entrar a nadie que no fuera del trabajo. Odiaba estar estancado en papeles, y además todavía tenía una audiencia por la tarde que esperaba no durará tanto, una visita sólo lo distraería.

Sus otras dos colegas -Cho Chang y Katie Bell- estaban igual de estancadas con el trabajo, ya que al parecer ellas mismas corroboranban las evidencias y analizaban los reportes policiacos-pues siempre omitian algo o lo eliminaban- y aún tenían dos casos pendientes que les quitaba mucho tiempo.

Pero él tampoco estaba mejor. Es por eso que allí estaba él, con una coleta alta sentado en su silla detrás de su escritorio, con los lentes puestos, mientras estaba rodeado por carpetas y muchas cajas, con un dolor de cabeza y el estómago vacío. Maldecia mil veces haber elegido la carrera de abogacía, pero si su padrino lo escucha maldecir, no queria saber lo que pasaría después.

ᅳMalfoy ᅳla voz desde el otro lado de la puerta lo sobresalto, reconociendola de inmediato ¿quién no recordaría la voz de San Potter?

ᅳadelante ᅳfue lo único dijo por que estaba intrigado de que hacia el moreno allí, buscandolo.

La puerta se abrió lentamente dejando ver a un hombre moreno, alto, con el cabello alborotado, los mismos lentes redondos, vestido completamente informal -como siempre- con un vaso térmico. Cuando terminó de entrar, cerró la puerta con cuidado y se acercó a una de las sillas frente a su escritorio.

ᅳ¿qué te trae por aquí, señor Potter? ᅳpreguntó mientras se quitaba los lentes y lo miraba, esperando una respuesta.

Harry lo miraba sin disimulo alguno, con los ojos expectantes y asombrados, aclaró su garganta antes de ofrecerle el vaso que traía consigo ᅳtal vez no has comido, y... te traje un café.

Sorprendido, tomó el café que el moreno le estaba ofreciendo y con una leve inclinación, en muestra de agradecimiento, lo acepto. Realmente lo había salvado de dejar su oficina.

ᅳyo... No sabía que usabas lentes ᅳcontinuo el moreno, nervioso.

ᅳ¿no los usas tu también?

Harry lo miro mal y él no pudo evitar reírse.

ᅳ los uso por que mi vista se cansa demasiado, he estado leyendo papeles desde las 7 de la mañana que llegue, y me has salvado con ese café ᅳtomado un sorbo del vaso, sintió el líquido bajar por su garganta ᅳasi que ¿que te trae a mi humilde oficina, detective Potter?

ᅳcreo que me olvidé mi teléfono ese día, en el hotel.

ᅳoh, si ᅳcomo una mano libre abrió el primer cajón de su escritorio sacando un teléfono, devolviendole al moreno el aparato que se había olvidado ᅳtoma.

El moreno lo agarró dudoso y Draco pensó que se iba a ir, pero en cambio este sólo se quedó parado allí, mirándolo.

ᅳlo siento por irme así aquella mañana.

ᅳtranquilo, pasa todo el tiempo ᅳcontesto restandole importancia al asunto.

ᅳnecesitaba pensar, he estado muy estresado y debo admitir que el sexo contigo es bastante efectivo contra el estrés ᅳdijo sin preámbulos.

ᅳmuchas gracias por eso también Potter, pero dime ¿venías a algo más?

El silencio se quedó en el ambiente una vez más, antes de que a él le dominará una risa que resonó por toda la oficina, mientras miraba como el otro se sonrojaba avergonzado.

ᅳsolo querías una excusa, ¿verdad? ᅳpregunto ya más calmado mientras se limpiaba la lágrima que se hania acumulado de tanta risa.

Harry abrió y cerró la boca, nervioso. Era tan fácil de leer que una sonrisa burlona se asomó por sus labios mientras que el moreno estaba al borde del colapso frente suyo.

ᅳeso es adorable.

ᅳcallate ᅳ Harrry se encontraba ya muy sonrojado y avergonzado que le era imposible evitar querer jugar con él.

ᅳcallame.

Y Harry lo hizo. Con todo el valor, caminó rodeando su escritorio y se acercó a su silla, mientras sus manos agrarraban con firmeza la madera de su silla y se inclinaba para luego besarlo con rudeza, en un beso firme y demandante que él no pudo resistir corresponderle.