MI ESPOSO, EL HOKAGE
"Aquí estoy yo… Uzumaki Hinata en el jardín de la casa que he construido junto a Naruto-Kun… Mi vida ha cambiado considerablemente desde que él es el líder de la Aldea. Siempre fue su sueño, ser alguien importante y ser el ninja más fuerte de todas las cinco grandes naciones y lo logró… Él es el héroe de la pasada guerra de la que no pensé que saldría viva, pero aquí estoy… Haciendo mi mejor esfuerzo, pero a pesar de todo… No soy del todo feliz…"
Reflexionando solitaria en su casa, permanecía Hinata viendo pasar el vaivén de los días; por lo general se encontraba siempre sola. Su esposo, permanecía todos los días en la Torre Hokage consagrado de lleno a su trabajo; su hijo mayor, estaba en el periodo de formación en la Academia Ninja y, por último, su pequeña hija, era la consentida de parte de su tía Hanabi y su abuelo Hiashi, permaneciendo la mayor parte del día en la mansión Hyuuga; y así, se resumía la cotidianidad de la esposa del Nanadaime Hokage.
Su vida, en general era siempre así; pero este día en particular, la ojiperla se sentía más decaída de lo habitual. Naruto, llevaba varios días sin ir a la casa; Boruto, estaba en una salida de campo programada por Anko-Sensei, desde la semana anterior; y Hanabi, le había pedido a Hinata, su permiso para llevar a Himawari a una visita oficial al Clan Taketori y así se sentía completamente sola y sin nada para hacer.
Se cuestionaba permanentemente y sabía que, en algún momento, Boruto ascendería a gennin y se iría constantemente de misión al igual que ella en su tiempo; Himawari asistiría -ya fuera a la Academia Ninja o a la recién inaugurada escuela de artes y oficios de Konoha- para completar la educación que ya le era impartida en el clan Hyuuga y Naruto… ¿Cuánto tiempo sería Hokage? ¿Tendría un reinado tan prolongado como el del Sandaime? Ella no podría saberlo, la comunicación con su esposo estaba fallando últimamente y casi no conversaban debido a la fatiga y el cansancio constante que el rubio traía a cuestas. ¿Qué iba a suceder con ella? ¿Se iba a quedar detrás de un fogón para siempre? Esto la traía decaída, vacía y profundamente molesta y no pudiéndolo soportar más, salió de su casa rumbo a la oficina de su esposo.
Caminó por la aldea tomando fuerzas para lo que iba a hacer y cuando finalmente llegó a la Torre Hokage, su mente retrocedió en el tiempo y percibió el cambio en aquel lugar. Había cambiado mucho desde su época de infancia y juventud, la torre era mucho más moderna que antes y acercándose al lobby, las mujeres que atendían la recepción, la recibían con alegría: "Es un gusto verla nuevamente Hinata-Sama, ¡sea usted bienvenida!"
Las recepcionistas saludaron a Hinata quien se aproximó con delicadeza ante ellas y devolviéndoles el saludo expresó: "Konichiwa, Saiko-San, Hanae-San, podrían anunciarle al Nanadaime Hokage que, si es posible, solicito una audiencia ante él…"
Hinata mostraba una seriedad poco conocida; los presentes, se asombraron ante este hecho ya que, al ser la esposa del Hokage, no necesitaba anunciarse ni solicitar una audiencia ante él, pero, ante la petición hecha por ella, las jóvenes hicieron lo que se les había pedido y la invitaron a seguir hasta la oficina de su esposo.
Hinata respiró profundamente antes de tocar la puerta y en el momento en que lo iba a hacer, un preocupado Shikamaru le llamó de pronto: "Hinata ¡Tiempo sin verte por aquí!" Hinata sólo asintió tristemente el saludo de su amigo. Shikamaru, viendo esa reacción, añadió: "¿Te ocurre algo? ¿Estás bien? No es usual en ti que te refieras a Naruto como si fuera un desconocido…"
- "No pasa nada Shikamaru-Kun, tan sólo deseo hablar con el Nanadaime sobre un asunto oficial, sólo es eso" Hinata se despidió de Shikamaru con una lánguida sonrisa y cuando iba a tocar la puerta, éste sólo pudo advertirle:
- "Ignoro lo que sea que te esté pasando Hinata, pero quiero decirte, que Naruto se encuentra muy agotado tratando de resolver un asunto delicado de la aldea y ha estado un poco irascible porque, aunque no lo creas, él está extrañando demasiado a sus hijos y en particular a ti, así que… bueno, no te quito más tiempo" Shikamaru continuó de camino a otra oficina, temiendo el resultado de la reunión entre Naruto y Hinata.
(Toc, Toc, sonido de puerta golpeando) "Adelante" dijo Naruto sentado de espaldas a su escritorio.
Hinata se adentró en la oficina de su esposo y con decisión le llamó: "Nanadaime, sé que su tiempo es limitado, pero deseo hablar con usted" La ojiperla aún seguía demasiado solemne.
- "¿Qué deseas hablar conmigo con tanta urgencia, desde que te refieres a tu esposo con tanta reverencia?" Naruto seguía mirando hacia la aldea desde la ventana de su oficina.
Hinata tomó aire y habló a su esposo: "Vengo a solicitarle que autorice la culminación de mi tiempo sabático y que por favor me reintegre al antiguo equipo ocho para continuar con mi carrera como ninja" Finalmente, pudo expresar el deseo que la había llevado a ese lugar.
- "¡Eso nunca!" Naruto hervía de rabia ante el inesperado deseo de su esposa. No había tomado de la mejor manera aquella petición; Hinata podía pedirle lo que quisiera, incluso voltear al mundo de cabeza si ella lo pidiera, pero volver al servicio activo era algo que Naruto jamás pensaba concederle.
Hinata no esperaba que su esposo le hablara con tanta autoridad; deprimida y con algo de enojo, golpeó el escritorio replicándole su decisión: "¿Qué esperas entonces de mí? ¿Que muera sola, marchita y sin algo para hacer, mientras ustedes tres hacen su vida y yo quedo relegada a un segundo plano esperando que en algún momento tengan algo de tiempo para mí? No es justo Naruto-Kun… Pensé que tendrías algo de consideración conmigo… No esperaba esto de ti…"
Naruto finalmente se dio la vuelta y levantándose de su silla le contestó: "El que no esperaba una petición como ésta de parte tuya, era yo y ya que estamos tocando el tema; Hinata, mientras yo sea el Hokage de esta aldea, tú nunca volverás al servicio activo como ninja. Espero que mi orden te quede clara y si no tienes nada más que decir doy por concluida esta audiencia" Naruto, nuevamente le dio la espalda a su esposa.
Acongojada y seriamente debilitada, Hinata se limitó a decir una última cosa a su esposo: "Veo que tú también piensas como muchos, que soy una persona débil que no merece llevar el título de Shinobi… Es triste saber que ni siquiera tu esposo confía en ti…" La peliazul caminó en dirección a la puerta mientras Shikamaru hacia su ingreso y sin decir ninguna palabra, Hinata abandonó el lugar.
Shikamaru no necesitó que alguien le contextualizara la situación, de antemano supo lo que ocurrió como si fuera una simple ecuación a la vista, él simplemente se acercó hasta su amigo y poniéndole su mano en el hombro, le habló como en épocas de juventud: "¡Esto sí que es problemático, viejo! ¡Mendokusei! No tengas miedo y dile la verdad, ella de seguro lo entenderá. Arreglaré todos los pendientes aquí por si quieres tomarte el resto de la tarde, y reflexionar en lo que acaba de pasar. Ve y arregla las cosas con tu esposa, no hay nada peor que un ninja con mal de amores". Shikamaru animó a su amigo y sabía que, como siempre, él tendría la razón.
El Hokage se encontraba sólo en su oficina meditando… ¿Por qué se había comportado así? ¿Por qué no pudo entender el enojo de su esposa y se dejó llevar de su tono de voz causando todo este gran malentendido? ¿Por qué cuando la vio llegar, no corrió a sus brazos para besarla ferozmente y hacerle el amor por encima de su escritorio si eso era lo que estaba anhelando desde hacía días? ¿Por qué fue tan cobarde y no le expresó el dolor oculto que lleva a cuestas desde que se casó con ella? Naruto se cuestionaba dejando caer sobre sus mejillas grandes y amargas lágrimas. ¿Cómo había podido ser tan descortés con ella, si esa mujer era lo que él más amaba en la vida? En ese momento se dio cuenta que él, la había corrido de su oficina y sintió enojo consigo mismo por haberse atrevido a causarle ese dolor a la mujer de sus sueños, era un idiota… Como siempre…
Naruto hubiera deseado devolver el tiempo y haber reaccionado diferente ante el pedido de su amada Hinata, pero, aunque el daño estaba hecho, no estaba dispuesto a permitir que su esposa creyera que él no la valoraba como ninja… Es que sin duda las cosas no fueron como se expresaron en ese álgido momento, él tenía que buscarla, pedirle perdón y arreglar este gran problema.
Salió de su oficina en dirección a la floristería Yamanaka, quería pedirle a Ino que le preparara el más hermoso y frondoso ramo de flores; un ramo tan grande como su error, pero no le importaba gastar todo su sueldo en aquel obsequio que le permitiera redimirse ante ella. Ino comprendió que el asunto era serio y diseñó un hermoso buquet nupcial con lirios blancos y rosas lila. Cuando estuvo listo, Ino agregó: "No sé que habrás hecho Naruto, pero si deseas demostrarle a Hinata cuánto la amas entrégale lo que está envuelto en el capullo del lirio, es un regalo que te hago para que la reconquistes de nuevo". Sonrojado, Naruto dio las gracias y se dirigió a su hogar.
Le entró pánico cuando estaba por abrir el portón de su casa, algo no se sentía como de costumbre. Llegó a su casa y vio todas las luces apagadas; en ese momento recordó que Boruto y Himawari estaban fuera de la aldea. ¿Cuántos días llevaba Hinata sola en la casa familiar? La buscó por toda la casa y no la encontró, Naruto estaba sumamente preocupado por su esposa y salió en su búsqueda por toda la aldea.
El primer lugar donde la buscó fue en el cementerio de la aldea, pensó que probablemente estaría desahogándose junto a Neji, pero ella, al parecer ya había estado antes allí; los girasoles estaban frescos, al parecer puestos por ella horas antes; Naruto elevó una oración ante su amigo y le juró nunca olvidar aquellas palabras... Se dirigió a la Mansión Hyuuga, pero tampoco allí la encontró; los mayordomos le habían comentado a Naruto, que Hinata había estado revisando unos documentos oficiales del clan y luego de haber terminado esa tarea, ella había partido en dirección a la Torre Hokage; finalmente se despidió del clan de su esposa y desanimado por no haberla hallado, activó su modo sabio para encontrarla; revisó detenidamente la aldea hasta que ubicó la firma de chakra de su esposa y sorprendido se dirigió al lugar donde la había hallado.
No quiso interrumpirla, finalmente la había encontrado y se dedicó a observarla sentado en la rama de un árbol. Ella llevaba puesto ese hermoso kimono con su obi lavanda junto a ese pequeño short con medias veladas de seda y sus infaltables botas que hacían resaltar su hermosa figura y que hacía delirar de deseo a cualquier Shinobi. Naruto era su fan número uno y estaba feliz de verla así, vestida como hace algunos años cuando ellos viajaron a la luna y consolidaron su amor a la vez que salvaban al planeta; se veía agotada, pero era igual de vigorosa, fuerte y ágil como en el pasado y tomándose un tiempo para descansar se recostó tras el tronco donde hacía también muchos años, su hoy esposo le había dicho que era un bicho raro.
Recordó esas palabras porque fueron la antesala para recuperar a su Neji-Niisan de ese odio infame que lo atrapaba, derramó una lágrima y cuando estuvo a punto de desfallecer de cansancio, allí apareció su esposo para no dejarla golpear contra el piso.
- "¿Qué haces aquí Naruto-Kun?
- "Tenemos que hablar Hinata"
- "¿De qué? Tus órdenes fueron bastante claras y no te preocupes, no voy a desobedecerte Hokage-Sama" Hinata aun expresaba su enojo.
- "Esta vez no pienso caer en discusiones Hina, tengo razones de peso para prohibirte el servicio activo como kunoichi… Si deseas escucharme, estaré dispuesto a darte las explicaciones que necesites, pero si no quieres escucharme, no importa, estaré bien… Sin embargo… Yo… Vine hasta aquí a buscarte, para pedirte que me perdones por lo mal que me he portado contigo y tenerte algo abandonada, vine a decirte que eres la mujer que roba mi alma y mis pensamientos cada día y que sólo tu sonrisa me hace soportar las largas horas de trabajo… En fin… Vamos, te llevaré a casa…".
Hinata dejó caer unas lágrimas en el pecho de su esposo; él, la llevaba con orgullo en sus brazos por toda la aldea y respondía feliz y amablemente a los saludos todos sus habitantes. Finalmente llegaron a su hogar, Naruto llevó a Hinata -quien estaba dormida- hasta la habitación de ambos y la depositó suavemente en la cama y con el pulgar delineó suavemente su mejilla y besándola fugazmente en los labios, salió de la habitación hacia su despacho.
Hinata había descansado unos cuantos minutos cuando sintió que algo le hacía cosquillas en la nariz; somnolienta, se levantó para mirar bien y allí junto a su lado en la cama, encontró un esplendido arreglo floral, era particularmente grande y hermoso, pero algo dentro del ramo llamó su atención; había un lirio que sobresalía de todos los demás, abrió delicadamente sus pétalos y encontró una pequeña caja de música, dentro de ella había una nota que decía:
"Todo tiene una explicación. ¿Qué sería de mi vida si algo te sucediera? Básicamente mi existencia no tendría sentido. Si no te tengo a mi lado, sería mejor descansar al lado de mis padres. Hinata, mi vida entera te pertenece, te la entregué el día en que Neji me encargó tu cuidado y te lo confirmé aquel día de marzo cuando me casé contigo. Recuerdo cuando Neji me dijo que tú serías capaz de morir por mí. ¿Pero sabes algo? Soy un egoísta, no quiero que mueras por mí, quiero que vivas feliz a mi lado y junto a nuestros hijos.
Sé que te he fallado, pero déjame compensarlo.
Te amo. Naruto…"
Hinata corrió al despacho de su esposo y sin dejarle decir palabra alguna, se abalanzó sobre él y con lágrimas en sus ojos, lo besó con ternura como esa primera vez a la luz de la luna.
- "Perdóname, Naruto-Kun, no debí hablarte así esta tarde"
- "Perdóname tu a mí, Hinata, debí escucharte… Fallé como tu líder Shinobi y fallé como tu esposo… pero la verdad es que tengo miedo, mucho miedo…" Naruto comenzaba a llorar.
- "¿Miedo? ¿Por qué?" Hinata comenzaba a angustiarse.
- "Desde que nos casamos, siempre tuve miedo que algo te pasara en medio de las misiones; luego, cuando tuvimos a los niños y pediste ese tiempo sabático para atenderlos, mi alma realmente descansó porque te sabía a salvo junto a nuestros hijos y desde que me convertí en Hokage, me prometí tenerte alejada de los peligros de la vida del ninja… realmente, yo no podría soportar que me llegara una mala noticia de tu parte… si murieras en misión… Hinata… simplemente yo no lo resistiría…"
Hinata no podía controlar el llanto que le provocaron estas sentidas palabras de su esposo, no había duda que él, la amaba incluso más que a su propia vida; él, el ninja más fuerte de las cinco grandes naciones, también sentía dolor, miedo, angustia; no era indestructible, él también tenía corazón y sentimientos, esos mismos que tenían una marca imborrable en su alma: Hinata Uzumaki…
- "¿Podrás perdonarme algún día?" Naruto se ponía de rodillas mientras sacaba una rosa roja que había podido prensar en uno de sus pocos momentos libres y que había hecho pensando sólo en ella.
- "Te perdono, Naruto-Kun, pero también, perdóname tu a mi… no había comprendido la razón de tu prohibición, ahora la acepto sin condición" Hinata nuevamente mostraba su gentileza.
- "Te perdono, Hina. A partir de pasado mañana, deberás presentarte a la Torre Hokage para asignarte tu nueva misión" Naruto sonreía ampliamente.
- "¿Misión? Pero no dijiste que…"
- "Cuando te vi entrenar ahora, supe que estabas en condiciones aptas para retomar el servicio y pues ahora, la única vacante que tengo es como instructora de Taijutsu, ya que, Iruka-Sensei me pidió alguien talentoso para ese puesto, pero no había pensado en la mejor Tetsujin de Konoha…" Naruto le ponía la rosa roja en el cabello que puso detrás de su oreja.
- "Gracias, Hokage-Sama, acepto con gusto la misión que acaba de encomendarme, pero ¿Por qué debo ir a tu oficina en dos días?" Hinata preguntaba con algo de confusión.
- "Porque por el resto de la noche y todo el día de mañana, tan sólo serás Hinata y yo seré tu Naruto-Kun, el Hokage puede esperar hasta pasado mañana…"
