¡¿Por qué su hermana no había evacuado?!
Dobló en la esquina y apuró el paso. El sudor se formó en su frente, y el nerviosismo se apoderaba lentamente de él.
Kotori seguramente está muy asustada, sola en la calle, y llorando.
¿Por qué le había prometido que se encontrarían en el restaurante? Debería haber sido más estricto. Ahora, cabía la posibilidad de que ella pudiese morir.
Sintió frío de solo pensar en eso. Corrió lo más rápido que pudo.
Pero no fue suficiente.
Un destello iluminó la zona. Y una explosión sacudió la tierra.
—Entonces, ¿Cuánto tiempo llevas sin dormir?
Reine lo pensó, y levantó 3 dedos.
—Con razón, tres días sin dormir. Por supuesto que tendrías mucho sueño.
—... ¿Unos treinta años, más o menos?
Solo miró inexpresivo a Reine. Esperaba cualquier tipo de respuesta pero, ¿Treinta años? Reine ni siquiera parecía tener más de veinte. Además, nadie podía vivir sin dormir por tanto tiempo.
—Ah. Perdona, pero es la hora de mi medicina. —Dijo Reine, sacando de uno de sus bolsillos una caja de pastillas, para acto seguido, verter todas las pastillas en su boca.
—¡Mujer, ¿Tienes ganas de morir o qué?!
¡Esta mujer estaba loca! No había duda alguna. ¿Quién en su sano juicio ingiere tal cantidad de pastillas?
—¿Qué te pasa? Eres muy ruidoso.
«Dios santo.»
Se calmó relativamente rápido, no había necesidad de hacer escándalo. Si ella se moría, bien por él, una variable menos de la que preocuparse a la hora de intentar escapar. Necesitaba de todas las ventajas posibles si quería salir de ese lugar y retomar la busqueda de su hermana menor, Kotori.
«Kotori...»
Pensando en su hermana, abrió el GPS de su teléfono. Acababa de recordar algo, que si bien podría parecer insignificante, para Shido era relevante.
Viendo el historial del GPS, seleccionó su ubicación anterior (La preparatoria) y la comparó con la última ubicación de Kotori.
«Esto es más de lo que debería ser.» Pensó Shido. «La distancia entre el restaurante y la preparatoria es de por lo menos 1 kilómetro. Entonces, añadiendo la altitud a la ecuación, eso quiere decir que...»
Estaba en una aeronave. El GPS tomaba en cuenta la altitud del destino y lo que vió lo dejó callado por un instante.
Ahora mismo estaba a más de 15.000 metros sobre la ciudad Tenguu.
Una vez Reine se recuperó de aquel golpe que se dió contra la pared salieron de la enfermería.
El pasillo estrecho por el que caminaban estaba pintado de colores pálidos, alguna que otra imperfección había notado, pero se centró mejor en la puerta que estaba al final del camino.
Siguió por detrás a Reine, aunque estaba muy tentado de adelantarse. Ella se balanceaba inestablemente, y sus pasos resonaban fuertemente.
Habiendo revisado el GPS unas pocas veces para confirmar la posicion de Kotori, resultó que cada vez más se acercaba a ella. La posición de Kotori había estado inmóvil por quien sabe cuánto tiempo. La posibilidad de que la tuvieran de rehén era mínima, pero no nula.
—Es aquí.
Se detuvieron frente a la puerta. Reine dijo unas palabras, entonces el panel hizo un ligero pitido y se abrió la puerta.
—Hemos llegado. —Anunció, somnolienta, con la cabeza aún moviéndose inestablemente.
—Buen trabajo.
Un hombre se acercó a ellos. De cabello rubio ondulado, y de aspecto no nativo de Japón, parecía un personaje salido de una novela juvenil.
—Hola. Yo soy el Vice Comandante, Kannazuki Kyouhei. Encantado de conocerte.
Shido devolvió el saludo cortésmente.
—Comandante, la Oficial Murasame ha regresado.
Y entonces...
Ah.
El asiento en el centro de la sala giró lentamente, hasta mostrar a la persona sentada en ella.
—Bienvenido a 'Ratatoskr'.
Así que ella es la comandante.
