''Le permiten a Deissy sus abrigos, mis señores.'' La vocecita cantarina de un elfo doméstico se escuchó de la nada.

Draco Malfoy al verla parada frente a ellos se quitó su saco, bufanda y guantes dejando lucir su impecable traje habitual.

''¿Y usted señorito Potter? ¿quiere darle su abrigo a Deissy o prefiere quedarse con el?''

Le pregunto la elfina acercándose con los brazos ocupados teniendo que sostener las prendas del otro.

''Así estoy bien, gracias.''

Le respondió lo más amablemente que pudo pese a que las imágenes de Dobby cuando se tuvo que planchar las manos le seguían llegando a la cabeza, sin mencionar que sabía que era observado por las serpientes.

La elfina entonces se limitó a tomar su maleta y a su lechuza y desapareció con un simple puff.

De la nada apareció otro elfo doméstico vestido en harapos anunciando que la cena estaba servida.

Resignadamente volvió a seguir a los Malfoy hasta un salón-comedor del lado izquierdo de la casa. Había por supuesto un comedor enorme de al menos catorce asientos en ambos lados de la mesa de caoba sumados a los de dos de la cabecera. A parte de la gran mesa había una enorme chimenea que despedía un calor confortable debido a la leña que ardía en ella. No había nada más.

Como bien dijo el elfo doméstico, la cena ya estaba servida en los respectivos lugares por lo que inmediatamente tomaron sus asientos.

Draco Malfoy tomó la cabecera, Narcissa se sentó a su izquierda, mientras que por su parte, a él le tocó tomar asiento a la derecha del hurón. según explicó la bruja era por ser el invitado de honor que le corresponde tal derecho.

Benditos modales de la nobleza.

''¿Y bien? ¿Cómo estuvo el camino de regreso del colegio?'' Preguntó Narcissa Malfoy.

''Todo estuvo bien madre. No hubo inconvenientes.'' Habló el aparentemente nuevo jefe de la familia Malfoy.

''Que bueno. Hoy en la mañana me encontré con la señora Anderson y mencionó que estaba preocupada por la seguridad del pueblo.''

''Yo también me preocuparía si fuera ella. No todos los días vigilan a uno en su camino de regreso.''

Con esto el slytherin miró a su madre como queriendo saber si comprendía lo que quería decir. ¿Acaso quería decir sobre el regreso también de ellos? ¿Acaso Malfoy también había sentido lo que él había sentido o eran solo su imaginación? De cualquier forma, el ambiente frío y supremacista que podía oler en el comedor fue suficiente para evitar que abriera la boca.

No quería causar problemas cuando acababa de llegar. Claro que si fuera cualquier otro momento no dudaría en decirles algo, incluso a la señora Malfoy. Después de todo ya prácticamente se había enfrentado a Lucios Malfoy. Pero esta vez era diferente. Ahora se encontraba en el mismísimo nido de las serpientes y Dumbledore no estaba ahí para intervenir, por lo que, su supervivencia dependía completamente de él.

Al menos tenía que dar gracias que el resto del tiempo durante la cena no había sucedido nada más de importancia; apenas si habían hablado los Malfoys entre ellos de temas triviales a los que no les dio mucha importancia permanecido en silencio degustando de la cena de bienvenida la cual solo reflejaba la riqueza y nobleza de la familia.

Cuando la cena finalmente llegó a su fin, Narcissa Malfoy se ofreció a mostrarle la recamara donde se quedaría durante las próximas dos semanas.

Al parecer su habitación estaría en el segundo piso en la sección oeste tras pasar nuevamente por otro enorme vestíbulo. Era bastante obvio que los slytherins no podían vivir sin la menor presencia de lujos.

Una vez al entrar a su habitación se percató de que efectivamente sus cosas ya estaban ahí sobre la cama. Era una cama grande con una sobrecama de un color berenjena con algunos bordados plateados haciendo juego con las altas cortinas de la cama. A ambos costados de esta había dos pequeñas mesitas de noche así como también un pie de cama. Metros más allá, había un escritorio de una oscura madera junto con su silla a juego frente a una de las tres grandes ventanas que había. Del otro lado de la habitación había un gran armario para la ropa y junto a este una puerta que conducía a un baño privado.

En resumen: era una habitación oscura, fría y extremadamente elegante que hacía juego con toda la tendencia supremacista de la mansión.

Miro a Hedwig y esta le miro de regreso. Ambos sabían que las cosas serían realmente difíciles. Esto de tener que ser un verdadero Black apestaba en verdad.


Una vez su madre llevó a Potter a su habitación fue cuando por fin pudo retirarse a la suya, la cual se encontraba en la misma sección que la del niño que vivió.

Había sido un día realmente largo, fue una verdadera suerte que no ocurriera ningún percance en el camino, o al menos así había sido hasta que llegaron al pueblo cercano a la estación. Si bien, no era ninguna novedad que este se encontrara totalmente desierto a esas horas, la sensación que normalmente que transmitía era la de un lugar tranquilo y armonioso, pero esta vez era totalmente diferente. Podía sentir claramente que el ambiente había cambiado a ser el de una potencial hostilidad, sobre todo el último tramo en el que tuvieron que caminar entre los árboles en medio de la oscuridad.

Aunque no podía ver más allá en las sombras sabía perfectamente que había alguien en ellas vigilándolos ¿Un mortífago quizás? Lo más probable. Los muggles eran más descuidados y más notables por lo que era fácil de encontrarlos, los magos del señor tenebroso en cambio, eran más cuidadosos en evitar dejar rastros y no porque tuvieran miedo de ser encontrados, no, ellos sabían perfectamente que sabían de su presencia pero aun así lo hacían como una señal de advertencia de que los estaban vigilando.

Podía sentir su mirada a sus espaldas por lo que había sido una verdadera suerte que Potter trajera la capa de invisibilidad. Así que solo se había tenido que limitar a actuar como si nada pasaba y esconder lo fuerte que agarraba su varita en caso de que tuviera que actuar. Después de todo Dumbledore les había pedido protegerlo de los mortífagos durante su estancia en la Mansión Malfoy, pero para empezar ¿Cómo demonios se le había ocurrido enviarlo precisamente a ese lugar? ¿Qué acaso realmente había perdido la cabeza el viejo director?

Ya tenía suficiente con que lidiar como para también tener que encargarse de Potter. Al menos su madre también entendía la situación y había armado el plan de fingir que se irían a Francia durante las vacaciones. Eso sin duda mantendrá alejados a los mortífagos por al menos un tiempo. Y después... Bueno ya el tiempo les diría que hacer.


Harry se despertó a la mañana siguiente por el ruido de un suave puff. Estar en casa ajena o mas bien, estar en el mismísimo nido de las serpientes lo había mantenido alerta toda la noche, por lo que, cualquier ruido por pequeño que fuera lo despertaba. En conclusión, no había logrado dormir mucho.

Cuando despertó se dio cuenta que el ruido que había escuchado venía de la elfina Deissy que estaba parada frente a la cama esperándolo.

''Buenos días señorito Potter. A Deissy la han asignado a servirle durante su estancia en la Mansión Malfoy. Así que puede ordenarle a Deissy lo que desee. También Deissy lamenta haberlo despertado pero el desayuno será servido a las nueve en punto de la mañana y necesita estar presentable para entonces.''

''¿Que horas son?'' Dijo el pelinegro mientras se sentaba en la cama.

''Son las ocho y media de la mañana señorito Potter. Debe apurarse para poder estar listo así que Deissy se tomo el atrevimiento de prepararle el baño.''

Harry asintió con la cabeza e hizo lo que le indico el elfo, se bañó, se vistió con un cambio de jeans azules con una camiseta debajo de su chamarra roja y se peino lo mejor que pudo para estar justo a tiempo para la hora del desayuno.

La elfa doméstica entonces guio al chico a través de la casa hasta una habitación en el lado este de la mansión la cual la nombro como el salón del desayuno. Este era lo suficientemente grande para la existencia de una mesa de ocho lugares en el centro, dos sillones de dos plazas cada uno frente a los ventanales que daban al exterior. También había una chimenea y una pared de cristal que daba a un jardín interior.

A diferencia de la habitación del pelinegro, esta era de colores claros sobre todo abundaba el color crema en las paredes, la chimenea y los sillones; el negro podía ser observado en la mesa, las sillas y en el marco de los cuadros que adornaban las paredes; y el verde de las hojas de plantas, las cuales estaban distribuidas en varios puntos del salón. Si bien, el salón ya no tenía esa apariencia de frialdad aplastante seguía siendo bastante lujosa y supremacista como el resto de la casa.

Cuando Harry entró por la puerta al salón del desayuno se percató que Narcissa y Draco Malfoy ya estaban sentados en sus respectivos lugares esperándolo.

''Ya era hora Potter.'' Habló el hurón. ''Quizás tu no comas pero nosotros si, sabes.''

''Ya Draco.'' Dijo la bruja. ''Ven Potter, siéntate a comer.''

El dueño del nombre así lo hizo. Se sentó en silencio y empezó a comer mientras los otros dos también comenzaron a comer lo que parecía como desayuno de un restaurante de lujo.

''Por cierto Potter.'' Habló la señora Malfoy después de varios minutos. ''¿Hay algo que no comas?¿Algo a lo que seas alérgico? Para que los elfos se hagan cargo de eso.''

Harry rápidamente tragó un trozo de hot cake por su garganta antes de contestar. ''No se preocupe Señora Malfoy, como de todo y no soy alérgico a nada.''

''Por favor, llámame Narcissa. Con tantos Malfoy en la casa puede ser confuso.''

''Si, está bien.'' Respondió el pelinegro intentando sonar cortes, aunque sabía perfectamente que llamar a la señora Malfoy Narcissa era algo bastante extraño.

''De cualquier forma no tienes que preocuparte Potter, como le aseguramos a Dumbledore trataremos de hacer tu estancia aquí lo mas agradable posible.'' Hablo la bruja. ''También Draco te va a enseñar todo lo que necesitas saber para pasar el examen, ya que como sabes, Draco ya lo hizo en el verano anterior.''

El gryffindor solamente se limitó a asentir con la cabeza mientras miraba al slytherin quien solo comía su desayuno sin molestarse en lo más mínimo de participar en la conversación.


El resto del día se hizo bastante lento. Después del desayuno Narcissa Malfoy había pedido a su hijo mostrarle el resto de la mansión y como era de esperar, este lo hizo, guio a Potter por los pasillos de la gran casa mientras le explicaba orgullosamente cada una de las habitaciones.

En la planta baja, además del salón del desayuno y del comedor en el que cenaron la noche anterior, se encontraba también la planta baja de la biblioteca (ya que esta era de dos pisos), un salón de reuniones privados junto a un despacho, la cocina, a la cual no entraron ya que solo los elfos domésticos lo hacían. También había un salón de baile, otro especial para damas y un tercero donde se exhiben todos los trofeos y reconocimientos de la familia Malfoy.

En el segundo piso se encontraba además de la habitación del gryffindor en el lado oeste, también se encontraba la recamara del slytherin lo que sorprendió un poco al de negro. En el mismo piso también se encontraba la habitación de Narcissa y otras seis habitaciones mas para invitados. Había también un salón de música y otro específicamente para tomar el té.

De igual manera el tercer piso contaba con una gran cantidad de habitaciones para invitados, un salón para la elaboración de pociones y otra área especial para las lechuzas.

Después del largo recorrido por la Mansión Malfoy, habían regresado a la biblioteca, donde les esperaba la señora Malfoy con un par de libros viejos que parecían que los acababan de desempolvar y fue así como le asignaron su primera tarea al heredero Black.

Narcissa prácticamente le había dicho a Harry que esos libros habían sido escritos por anteriores magos de la Noble y Ancestral Casa de los Black, así que debía de leerlos y que en cuanto mas rápido les entendiera seria mejor. También hizo un recordatorio de las palabras que había dicho el chico rubio durante el tour por la mansión: las habitaciones tiene nombres específicos ya que están diseñadas para dichas actividades, por lo que tenia que respetar sus funciones. En pocas palabras, si quería leer tenia que estar en la biblioteca, si quería tomar el té tenia que ir al cuarto de té y así con el resto de las habitaciones.

Harry Potter debía admitir que hasta ese punto todo había ido bien, si bien, de ves en cuando tenia que rezar a los dioses para que le dieran paciencia para soportar al hurón, estos se estaban comportando bastante bien y no había ocurrido ninguna situación en la que se sintiera a punto de querer salir corriendo de la casa con sus maletas y Hedwig.

Si. Todo iba bien hasta que el de cabello azabache descubrió el truco. Le dejaron de tarea que leyera los dichosos, gruesos y viejos libros Black, cosa que para empezar no era alguien que se considera fanático de los libros, y ahora como tenia que leer los libros tendría que quedarse en la biblioteca hasta que terminara de leerlos, mientras que las serpientes bien podían estar haciendo cualquier otra cosa en cualquier otra parte sin tener que preocuparse del gryffindor.

Aun así, Harry no pudo hacer mas que asentir con la cabeza a la señora Malfoy y rezar para que el tiempo con los Malfoy pasara lo mas pronto posible.


Harry llevaba ya varias horas en una silla frente a una mesa en medio de la dichosa biblioteca leyendo el libro Black. Y este debía admitir que era una lectura un poco más complicada de lo que había pensado, pero obviamente eso jamás lo admitiría frente a las serpientes Malfoy o más bien ante Narcissa Malfoy.

Hacía varios minutos ella había entrado a la biblioteca y después de dedicarle una mirada sin emociones a su invitado tomó un libro y se sentó a leer en uno de los sillones cercas de la ventana, y no se había movido desde entonces.

''Ya llegue madre.'' Entró el hurón por la entrada vestido con lo que parecía una capa de viaje.

Potter se sorprendió un poco pero lo disimulo ya que no se había dado cuenta, ni tenía la menor idea, de que el slytherin ni siquiera había estado en la casa durante esas últimas horas. Quizás eso era una explicación del porque la casa había estado tan tranquila.

''¿Como te fue hijo?''

''Todo bien madre, tal como lo planeamos. Por cierto, de paso te compre los macarrones franceses que te gustan.'' Dijo el rubio mientras enseñaba una bolsa de papel café. ''Ah, y de paso también fui a hablar con Kingsley por lo del permiso. Dijo que se encargara personalmente de eso.''

Para este punto, Harry no solo había levantado la vista de sus lectura sino que miraba de uno al otro un poco extrañado y a la vez curioso por la conversación.

''Bien.'' Asintió la bruja y continuo. ''¿Y como le hiciste en el ministerio para que no sospecharan nada en los trasladores?''

Draco sonrió extrañamente. Sin embargo, Harry logro reconocer que era la misma sonrisa que hacia cuando estaba apunto de hacerle una broma o una mala jugada a alguien en el colegio. Pero para la curiosidad del pelinegro el chico rubio decidió en ese momento ignorar a su madre y se volvió hacia el gryffindor.

''Mira Potter, te explicare para que entiendas.'' Dijo con voz de alguien que lo sabe todo. ''Para asegurar tu seguridad se corrió el rumor en Hogwarts y entre las familias sangre pura que los Malfoy iríamos a Francia estas vacaciones, así que, para ser creíble la versión teníamos que utilizar los trasladores internacionales. Pero al igual que tu, yo igual tengo el detector ya que todavía no cumplo los diecisiete así que a fuerzas tenía que ir a Francia para que quedara registrado en el ministerio. Pero en cuanto a mi madre.'' Dijo empezando a sonar divertido mientras le dirigía una mirada a Narcissa. ''Con que la vean tomar el traslador en el ministerio nadie dudara de su viaje a Francia.''

''¿Que hiciste Draco?'' Dijo la bruja mirando a su hijo seriamente.

''¡Eros!'' Se limito a decir el chico rubio.

Al instante y de la nada apareció en el centro de la biblioteca un elfo domestico con un vestido azul que sin lugar a dudas no le pertenecía a el. El vestido le quedaba enorme en el cuerpo pequeñito del elfo quien parecía que iba a ser sepultado entre las telas.

''Poción multijugos madre.'' Dijo el rubio sonriendo orgulloso de su propio ingenio. ''Una simple poción multijugos lo soluciono todo.''

A pesar de la situación Potter no puedo evitar suprimir una pequeña sonrisa que se le formo en los labios al ver al elfo domestico y al chico rubio que en verdad parecía estarse divirtiendo. Sin embargo, Narcissa Malfoy no parecía para nada alegre y mucho menos conforme con la situación, en cambio solo los miraba como si fuera a matar a alguien.

''Eros, ¿Te doy un consejo?'' El slytherin rompió el silencio, a lo que el elfo lo miro con sus enormes ojos confundido. ''¡Corre!'' Y al instante el rubio salió corriendo de la habitación seguido por elfo, quien de alguna forma logro correr junto con las toneladas de tela del vestido.

Harry no pudo negar la cabeza mientras que sonreía abiertamente con diversión a la vez que trataba de cubrirse la cara con el libro, mientras Narcissa salía claramente molesta de la biblioteca en busca de los criminales.

Una vez que los dueños de la casa desaparecieron por completo, la biblioteca volvió a sumergirse en el silencio. Harry suspiro son resignación. Honestamente no sabia si era mejor estar con las serpientes o estar en soledad. De cualquier manera tendría que quedarse en la misma habitación leyendo el libro Black por el resto de la tarde y hasta quien sabe cuando ya que parecía que terminar el libro le tomaría meces.

Por lo que, el de cabello solo pudo hacer una cosa: volver acomodarse en la silla y seguir leyendo, aunque no logro concentrarse mucho en ello, puesto que seguía recordando lo sucedido con Draco y el elfo domestico, y para su novedad tenia curiosidad por saber que fue lo que paso con ellos y Narcissa.

Potter descubrió tiempo mas tarde, específicamente a la hora del té, que aparentemente no había pasado mucho., simplemente la bruja se había limitado a decirle al rubio que ahora necesitaba otro vestido nuevo en compensación por el que había, según ella, perdido.


Lunes 22 - DIC - 1997

Harry estaba enojado. Estaba frustrado y enojado. Estaba justamente en la Mansión Malfoy por Dumbledore para poder aprender a ser un verdadero Black, aunque eso implicaría tener que soportar a su némesis, pero justamente en este momento Harry Potter solamente tenía ganas de partirle la cara a Draco Malfoy.

Continuará...

Próximo Capítulo: La siempre pura, Noble y Ancestral Casa de los Black. Las discusiones en la mansión comienzan.