~Rastro~
Rosie no lo entendía, estaba de pie en medio de un salón enorme y algo tenebroso, el miedo se podía respirar sin dificultad. Algo sucedería en ese sitio, estaba segura, una parte de ella le gritaba que saliera, que escape y no mire atrás, pero otra parte le dice que se mantenga firme, que no dude y que no tenga miedo. Rosie no lo entiende, ¿miedo a que? ¿Qué es lo que sucede? No entiende ese sueño ni un poco.
Siente algo en sus manos, sostiene un objeto. Baja la mirada y ve lo que sostiene, pareciera ser una especie de cetro con una joya azul en la punta. Después siente calor, un calor extraño provenir de su abdomen, así que baja la mirada a ese lugar, notando una mancha oscura en sus prendas. Sus ojos se abren en shock, un extraño dolor se instala en esa área y sus ojos van hacia sus manos, solo para notar que están bañadas en sangre. Tiembla, el frío recorre su cuerpo y mira a su alrededor aterrada, hay hielo subiendo por las paredes, el frío sube cada vez más.
"Lo hiciste. Me detuviste". Una voz. La voz de una mujer, tan conocida pero tan ajena, que provocó una oleada de emociones nada buenas en su sistema. Miedo, dolor, enojo, frustración. Rosie detuvo todo ese pensamiento y se centró en una única cosa.
"Te... ¿Detuve?" Cuestiona la de ojos plateados con voz temblorosa sin poder entender a qué se refería. Entonces la sombra de una mujer apareció frente a ella, solo a escasos centímetros. Esa persona era más alta que ella, haciéndola sentir tan pequeña e insignificante.
Ojos rojos. De pronto se vuelve más clara y ve esos ojos tan rojos como la sangre, mirándola seriamente hasta que recorren un camino hacia las manos de la joven, quien sigue su mirada solo para abrir sus ojos aún más con asombro.
Aquel objeto estaba incrustado en el abdomen de la desconocida, mientras Rosie lo sostenía en sus manos sin dudar. No lo entendía, ¿por qué lo había hecho? Y lo peor ¿por qué sentía que eso era lo que tenía que hacer?
Rosie abrió sus ojos abruptamente, respirando agitada y sentándose en su cama mientras la luz de la luna se colaba por su ventana.Tomó una bocanada de aire, el temblor en su cuerpo parecía no querer ceder y finas capas de hielo se colaban en las paredes de la habitación.
"Tranquila, todo está bien". Le dijo Penny con ese tinte de preocupación en su tono de voz. Preocupada de que la chica perdiera el control.
—Yo... No entiendo, ¿qué fue ese sueño? —cuestionó, las lágrimas no tardaron en humedecer sus mejillas —¿Una pesadilla? ¿Un recuerdo? ¿Solo un sueño? —las preguntas que había pausado por algún tiempo volvían junto a los raros sueños. No entendía, habían parado, pero ahora parecían dispuestos a volver a ella.
"Hey, todo estará bien, lo prometo". Le aseguró Penny con dulzura, pero algo en Rosie le decía que su amiga parecía estar preocupada por alguna cosa, como si hubiera algo más al fondo. Confiaba en Penny, la había guiado cuando más perdida y sola se sentía por su condición, pero tenía la sensación de que había algo más.
Rosie suspiró, calmando un poco sus sollozos que ni siquiera se había percatado que estaba emitiendo debido a la sumisión en sus pensamientos. Cerró sus ojos unos instantes, permitiendo que la calma viniera a ella, entonces, aquellas finas capas de hielo en las paredes comenzaron a ceder, desapareciendo eventualmente.
—Gracias, Penny —le susurró mientras una suave sonrisa se dibuja en sus labios.
Finalmente cedió, volviendo a la cama una vez más y arropando su cuerpo en las sábanas, intentando conciliar el sueño una vez más.....
Los restos del equipo RWBY y JNOR se encontraban sentados en un comedor a tempranas horas del día, una ligera tensión se irradiaba en el aire mientras los más jóvenes observaban al adulto con ellos, Qrow Branwen, el cual tenía el entrecejo fruncido y los ojos cerrados, cruzado de brazos mientras estaba frente a los chicos.
—¿Nos estás diciendo que pudo haber un avistamiento de Cinder? —cuestionó Oscar, rompiendo finalmente el silencio que se había disparado en el aire.
—Al parecer, lo último que sabemos es que ella está en Vacuo, algunos dicen que podría haberse dirigido a Luminas, un pueblo de las orillas y poco conocido, que cuenta con una población pequeña —respondió el adulto emitiendo un suspiro cansado. Había que decirlo, esos dos años habían desgastado al hombre y más por la pérdida que sufrieron.
—¿Y cómo están tan seguros de que podría haber ido a ese pueblo? —preguntó Nora, cruzándose de brazos y frunciendo el entrecejo.
—Y en todo caso ¿Un lugar llamado "Luminas" existe? —Weiss no había escuchado hablar de ese lugar en el reino de Vacuo, era extraño que de la nada saliera a la luz.
—Luminas es un pueblo muy poco conocido debido a lo pequeño que es, ahí viven familias que quieren mantenerse lejos del alboroto de la ciudad con la que tienen una conexión solo para reabastecerse —explicó Qrow, demostrando en su tono una pizca de irritación, intentando no perder la paciencia ante la avalancha de preguntas que los jóvenes le lanzaban —. Y respecto a sospechar de por qué Cinder se dirigió a ese lugar, puede ser por varios motivos. Quizás pasar desapercibida para ocultarse, o quizás atacar y sabotear la población, ya que según los rumores, en el último año no han tenido problema con Grimm, al parecer tienen un cazador personal o algo así, la verdad no tengo idea —murmuró lo último con cansancio, había sido informado de la situación de Vacuo y si bien, le parecía demasiado extraño que hubiera tal rumor de que había un cazador especial en ese pueblo, bien era cierto que no habían tenido ningún llamado por parte de la población para ayudarles.
—Entonces... —Jaune finalmente habló, rompiendo el silencio que había vuelto a caer sobre ellos —¿Qué hacemos ahora? —preguntó mirando a sus amigos.
—Vamos a por esa maldita loca y la arrestamos —gruñó Yang con cierta rabia en su tono de voz. Si algo maldecía bastante, era la libertad que tenía Cinder en el mundo, aun causando daño a otros y escapando de la justicia. Además, jamás borraría de su mente el hecho de que aquella mujer intentó asesinar a su hermanita, llegando incluso a provocar una quemadura horrible en su brazo.
El grito ahogado de su hermana acompañado de un disparo aún resonaba en su cabeza. Ella desvió su mirada de Mercury y la llevó hacia Ruby, quien había caído de rodillas al piso, soltando su arma y dejándola estrellar contra el piso.
La rubia sintió su sangre hervir, sus ojos se tornaron rojo como la sangre y volvió a Mercury, proporcionándole un fuerte golpe que lo alejó de ella y le permitió correr hacia su hermana, quien comenzaba a hiperventilar mientras las lágrimas empañaban su visión.
"Tranquila, está bien, estoy aquí". Susurró Yang sintiendo el pánico llegar a ella, el aura de su hermana se había roto por culpa del sabueso al que se enfrentaron anteriormente y por tanto no la curaría de esa herida.
"Maldita zorra". Musitó Cinder con rabia a espaldas de Yang. La rubia volvió la mirada a la mujer, con el fuego brillando en sus ojos. Cinder se agarraba el hombro derecho, que sangraba debido al impacto de la bala del arma de la cazadora, pero eso no evitó que comenzara a caminar hacia las hermanas.
"No... Te acerques". Ruby había hablado, aunque su voz era temblorosa debido al dolor, Yang notó la seriedad de sus palabras y se volvió a mirarla rápidamente, solo para notar el fuego color plateado que rodeaba sus ojos y como un remolino de viento helado comenzaba a rodear a ambas, alejando a Cinder de ellas.
"¡Tu! ¡Maldita! ¡Tienes los poderes de la doncella!" Bramó Cinder con furia. Yang supuso que no habían podido dar con la persona que tenía los poderes después de que Penny los dejó. Si era sincera, nadie lo sabía... Hasta ese momento en que vio a su hermana usándolos.
"Tenemos que irnos". Le dijo Ruby a Yang con respiraciones agitadas. Notó como la mano derecha de su hermana estaba sobre su brazo, emitiendo un brillo azulado. La rubia simplemente asintió, tomó el arma de su hermana, la cual enganchó a su cintura y la tomó a ella en brazos, dejando que la joven siguiera haciendo lo que sea que hacía para calmar el malestar en su brazo.
—Yang —el llamado de su pareja sacó a la rubia de sus pensamientos, dirigiendo su mirada a ella de inmediato, solo para encontrarse con una mirada preocupada por parte de la fauno.
—Ella seguramente estará buscando más poder, debemos detenerla —dijo finalmente Yang, recuperando un poco la calma al notar lo fuerte que apretaba sus manos sobre la mesa, escondiendo ambas finalmente en su regazo fuera de la vista.
—Entonces, ¡A empacar! ¡Nos vamos a Vacuo! —exclamó Nora, levantándose de su asiento de un salto. La pelirroja prefería romper la tensión de una vez, las cosas se estaban poniendo tensas y no quería que el ánimo decayera al suelo.
—Nora tiene razón, en cuanto antes nos pongamos en marcha es mejor —la apoyo Ren con calma, igualmente poniéndose de pie siendo imitado por el resto.
—Bueno, adiós a Vale y hola a Vacuo —murmuró Weiss, un poco disgustada ante el cambio notorio de clima al que se enfrentarían.
—¿La reina de hielo no puede con el calor? —cuestionó Nora con diversión, jugando con sus cejas mientras miraba inquisitiva a la peliblanca.
—¡No tiene nada que ver con eso! —exclamó Weiss, haciendo relucir su enorme orgullo para después acomodar la silla en la que estuvo sentada —. Será mejor empacar de una vez, no querrás olvidar nada como la anterior vez —la chica se retiró con porte elegante a la salida del comedor, siendo seguida por Nora y Ren.
—¡Oh vamos! Solo fue una vez —refunfuñó la pelirroja haciendo algunos pucheros, mientras a su espalda Ren parecía querer reír.
—En realidad... Fueron tres —corrigió el pelinegro, recibiendo una mirada amenazante de su pareja. Jaune pronto los siguió, uniéndose al alboroto.
Yang desvió la mirada hacia su tío, quien se recargó contra la pared al sentir un poco de calma por fin en el lugar cuando las voces escandalosas se alejaban.
—¿Estás... Bien? —Blake le preguntó al adulto, envolviendo los dedos de su mano derecha en su brazo izquierdo, mientras sus orejas decaían un poco. Era fácil darse cuenta que el hombre estaba cansado, quizás de trabajar, de luchar... o incluso de seguir adelante.
—Estoy cansado, simplemente eso —respondió el hombre, llevando sus dedos al puente de su nariz y realizando una ligera presión. Unas punzadas comenzaban a aparecer en su cabeza indicando que comenzaría a tener una migraña.
—Sabes que si quieres hablar estoy aquí, ¿no? —le dijo Yang, mirándole con una mezcla de preocupación y tristeza. Desde lo sucedido con Ruby, su tío simplemente se había apagado, manteniéndose con ellos, pero un poco más ausente.
—Lo sé, petardo, lo sé... —respondió el hombre comenzando su camino a las escaleras, brindándole una pequeña palmada en el hombro a su sobrina para después dejar a la pareja.
—Él no está nada bien —susurró Yang, soltando un suspiro para después mirar a Blake —. No ha hablado de ella desde lo sucedido y siento que se culpa más que nadie de lo que le ocurrió —la pelinegra se acercó a su pareja, envolviéndola en un abrazo, que rápidamente la rubia correspondió. Yang dejó que el gesto de su pareja la tranquilizara, no solo su padre había terminado muy mal por lo de su hermanita, también estaba en el mismo barco su tío y no tenía ni una maldita idea de cómo ayudarlo... Eso la frustraba.....
Rosie terminó de vestirse, colocando su capa negra sobre sus hombros. Vestía una falda de combate color rojo con mangas blancas, de falda esponjosa y corsé rojizo acordando con un listón negro, además, usaba unas medias largas oscuras por encima de las rodillas que iban a juego con sus botas hasta debajo de las mismas.
"¡Te queda genial!". Comentó Penny con emoción, haciendo sonreír de inmediato a Rosie, quien se decidió por mirarse al espejo de la habitación.
—¿Lo crees? —preguntó, balanceándose de lado a lado para mirar los ángulos de la vestimenta y sintiendo un inexplicable sentimiento de nostalgia —. Siento... Que esto ya lo había usado antes —susurró, frunciendo un poco el entrecejo. Le extrañó no escuchar repuesta de Penny, generalmente tendría alguna respuesta llena de lógica —¿Penny? —preguntó dudosa, pero antes de recibir alguna palabra de su amiga un fuerte dolor punzante atacó su cabeza, provocando que presionará la palma de su mano contra su cabeza y soltando un jadeo ahogado.
"¡Se te ve genial!" Gritó una chica con emoción, abrazando a Rosie por la espalda mientras ella se miraba en un espejo el atuendo que llevaba puesto. Rosie notó que la chica tenía cabellera corta y rojiza, pero no tenía visión alguna de su rostro. "¡Nuestra chica tiene nuevo look! ¡Todos teman!" Seguía exclamando la pelirroja, provocando que Rosie riera enérgicamente por la alegría de la chica.
Rosie abrió sus ojos abruptamente, retiró enseguida su mano de su cabeza y volvió a mirarse al espejo mientras respiraba jadeante.
—¡¿Qué-qué fue eso?! —cuestionó, intentando recuperar el aliento, el dolor la había aturdido demasiado.
"Eso... Era un recuerdo". Respondió Penny con tristeza, Rosie casi podría jurar que veía a la chica encogerse de hombros. "Ojalá pudiera decirte más, pero algo más fuerte me impide hacerlo, lo siento". Se disculpó con voz un poco temblorosa, mostrando la culpa que sentía por no poder ayudarla.
—No, no te preocupes, creo que entiendo —susurró en respuesta, intentando tranquilizar a su amiga. Si bien, era extraño que Penny en todo ese tiempo no le dijera algo respecto a quien era ella, o al menos una pista de quien fue, sentía que su amiga de alguna manera era privada de decir algunas cosas, ¿de quién?, no tenía idea, pero no iba a discutir con ella por ese detalle y Rosie se decía a si misma que debía encargarse de sus recuerdos por su propia cuenta.
Rosie tomó una bocanada de aire, logrando por fin tomar el control, solo para después hacer círculos con sus hombros en un intento de retirar la tensión de su cuerpo —. Bien, vamos a dar esa vuelta para vigilar —musitó, acomodando algunos mechones de su cabello corto, que le gustaba peinar con un poco de gel resaltando puntas rebeldes. Después de ello, tomó su bolso, se despidió de Aarón y Sasha, para al final salir de su casa hacia las orillas del bosque.
[...]
