Albert se puso de pie con lentitud y así caminó hacia el matadero (según él); Candy sonrió, le dio risa imaginarse que un hombre así de alto le tendría temor a los dentistas, «es como los elefantes que le temen a los ratones, pero que guapo es». ― Pase, no tenga miedo, todo estará bien.

El ego de Albert se sintió herido y se apresuró― No tengo miedo, lo que pasa es que no traje mis lentes y debo caminar con precaución para no tropezarme.

El consultorio estaba un poco cambiado, una alfombra roja donde estaba la unidad dental, la escupidera estaba reluciente, así como el aeropulidor y demás instrumentos y equipo.

Candy se dio cuenta que Albert fijó sus ojos en la alfombra y comentó― : le sugerí a mi papá que cambiáramos la alfombra beige por una roja, ya sabe para que se confunda con las gotas que caen, así se disimula un poco las manchas de sangre, fue buena idea ¿no lo cree? ― Candy lo dijo de una forma que Albert tuvo escalofríos.

― Vamos al escritorio, quiero ver los datos que tiene mi padre de usted, ¿es cliente frecuente o todavía tengo que darle de alta?

―Vengo a mi consulta anual, cuido mucho mi salud incluyendo la bucal. Su padre es excelente, nunca me han causado dolor sus tratamientos, espero lo mismo de usted.

―Deseo que salga de aquí satisfecho, no quiero que mi papá pierda un paciente por mi causa.

― Por eso debe estar comprometida con hacer bien trabajo.

― Tome asiento por favor, Albert Andrew ¿Verdad? ―Candy buscaba en la base de datos.

― William Albert Andrew ―Albert lo dijo con mucho orgullo, esperaba que ella lo reconociera de inmediato por las portadas de revistas y sus apariciones en televisión, pero Candy no hizo ninguna expresión.

― Señor Andrew, déjeme retirarme el cubrebocas, es demasiado molesto.

Albert alzó los hombros, no la miró mientras se lo quitó, sino se entretuvo al quitar la astilla de su uña del dedo índice, de pronto alzó la cabeza, se sorprendió al ver aquel rostro níveo y angelical, parecía el de una jovencita de quince años demasiado hermosa según su tipo, el trató de disimular su impresión, a partir de ese momento le puso toda la atención.

― Según los datos de mi papá, usted tiene toda su dentadura completa, no tiene placas, ni implantes, después de que usó brackets estéticos le quedó una sonrisa perfecta. «ya lo sabía, que no era natural, de seguro también pasó por alguna cirugía plástica, no puede haber un hombre sin defecto alguno»

―¿Qué dijo? No logré escucharla, habló muy bajito.

― Perdone, pensaba en voz alta, ¿a que debemos su visita Señor Andrew?

― Me duele una muela, yo creo que me salió una caries, últimamente he comido mucha azúcar. ― Albert se dio cuenta que Candy miró su barriga y sonrió, él se cerró el saco para ocultarla.

―Tengo que actualizar sus datos, ¿es usted diabético? ¿hipertenso? ¿O tiene alguna enfermedad crónica?

― Estoy en perfectas condiciones, de hecho, practico deportes extremos ―dijo eso para impresionarla.

― Señor Andrew, como decía mi abuelita podemos parecer una manzana, rojita y hermosa por fuera, pero por dentro podemos estar podridos.

― Señorita, veo que también es inexperta en su trato con sus pacientes, así nadie querrá regresar, ¡usted hará que su padre pierda toda su clientela!

― Perdone, mi comentario estuvo fuera de lugar, sigamos, ¿sigue soltero?

Albert creyó que le estaba gustando, él ya estaba bajo el hechizo de sus encantos. ― Soltero, sin compromisos.

―¿Es usted homosexual?

― ¿Por qué me hace esa pregunta? Creo que de nuevo está fuera de lugar, obvio que soy heterosexual.

― Le pregunté por si acaso hay algún riesgo de contagio por enfermedades venéreas, algún movimiento imprevisto mientras le esté taladrando la muela y por su amigo que está espiando por la ventana, supongo que está preocupado por lo que pueda hacerle ―Albert volteó a ver hacia la ventana y vio que George tenía las manos en el cristal y sus ojos cerca de ellas.

― Le diré que puede retirarse, que no corro ningún riesgo.

―Hágalo, yo puedo llevarlo a su casa, usted es mi último paciente, me dará la excusa perfecta para no ir al cine, no tengo ánimo.

― ¿Por qué la dejó a cargo su papá? Él pudiera tener a alguien de mayor experiencia, no que arriesga su prestigio.

― Señor Andrew, yo asisto a mi papá desde que entré a la universidad, así como me ve tengo 30 años de edad, tengo especialidad en endodoncia, ortodoncia e implantología oral, fui una niña prodigio, aparte de eso soy investigadora, hace poco tuve que salirme de un proyecto porque querían usar células madre de bebés abortados para reconstruir las encías de los diabéticos, cuando en el proyecto inicial se usó nano-odontología. Usted juzgó mi apariencia solo porque ve gotitas en mi filipina piensa que soy una carnicera, estoy pintando un vitral en el cuarto contiguo, de seguro ya se secó. Mi papá no pudo dejar a nadie mejor que yo.

― Es que la recepcionista comentó que se llevó todo el día en una extracción, aparte de eso vi al paciente que salió huyendo. Pregunté por usted y me dijeron que estaba egresando de la facultad. ¿Es usted provida? le pregunto porque mencionó que renunció al proyecto por…

―Estaba sacando una repisa, quería ahorrarle a mi papá el albañil, mi amigo salió corriendo porque le dije que si encontraba boletos para ver la liga de la justicia lo acompañaría. Así es señor Andrew soy republicana, cristiana, provida, por lo tanto, también soy antifeminista, no me fui de vacaciones con mi papá porque no me gusta salir en semana santa, prefiero ir a la Iglesia, quizá la próxima semana si me vaya de vacaciones. ¿egresando? quizá le dijeron eso por mi tercera especialidad.

Albert sintió emoción, la mayoría de las mujeres que conocía eran progres, por fin encontró a una de acuerdo con sus ideales, lo que no sabía Albert es que a Candy le gustaban los de su edad y con carreras a fines a la de ella.

―¿Por qué no siguió con la nanotecnología? No me lo está preguntando pero yo también soy republicano.

―No hay quien done para la investigación, mejor así para que me quede con la patente.

―Espere ahora hablamos sobre ese tema, le diré a mi amigo que puede irse ―Albert salió, y le dijo a George que se quedaría con la dentista. George se retiró, cuando entró en el elevador hizo una llamada―: Señora Elroy, vi a William muy entusiasmado, al parecer le agradó la chica, no creí que llevaría acabo su plan tan pronto.

Al otro lado de la línea―: William se casa antes que termine el año o dejo de llamarme Elroy.

Hola chicas, se los dejo a su imaginación, aquí se termina este minific, a las que no quieren imaginárselo y desean que yo se los cuente, pueden seguirlo porque he decidido escribir más, recuerden nada de dramas, quiero que sea tranquis. Les agradezco sus comentarios, espero que hayan disfrutado de los días de reflexión, Jesucristo vino al mundo para darnos salvación.

Aquí andamos con las actualizaciones y los retos junto con Mayra exitosa le dije que quería Miss calzoncitos o apasionada.