Fic
Escapémonos
Por Mayra Exitosa
Capítulo DOS
Merecidas vacaciones
La mañana desde su llegada fue unas ansias que no podía ocultar, se encontraba tan emocionado, que revisaba con su asistente sus actividades y separaba semanas de vacaciones, donde ya tenía espacio disponible, a lo que le ordenaba a su asistente agregarlo a su agenda, ya confirmadas debido a su prioridad.
Candy había almorzado con él y esperaba en la sala recepción para que finalizara algunas actividades, algunas personas se preguntaban quien era ella, más no era presentada, sin embargo, al salir William de su oficina y tomarla libremente de la mano, sonrieron al sospechar que era su novia, la hermosa joven que había traído junto a él.
William salía en su auto, a solas con ella, llevándola a hermosos lugares de Chicago, iniciaron por ir al jardín botánico de la ciudad, un paraje hermoso colmado de bellas flores y jardines finamente diseñados, ahí se encontraban mas de veinticuatro jardines hermosos. Candy y Albert no se dudaban de ser una pareja de novios, ella confiaba tanto en él que gozar de ese paseo, le corroboraba porque ambos se habían conocido siempre en lugares tan vegetativos como el bosque en Lakewood, en reiteradas ocasiones de lluvia y ahora ir a esos jardines en la ciudad, lo gozaron muy felices juntos. Las flores eran un toque hermoso que solo estaban ahí en primavera y verano imposible de ir a ese lugar en invierno.
- ¿Te gusta, Candy? - me fascina, es hermoso Albert. Ambos estaban juntos y él le dio un beso confirmando el accidental de la noche anterior, no sin antes mirarla con todo el cariño que sentía por ella, lo cual embebidos en sus miradas se dio con suavidad ese roce que inició hasta tomarse como ambos lo deseaban. - Me gustaría que pensaras si pudieras ser mi novia, Candy. - Me gustaría. - ¿eso es un sí? - ¡Si! Albert la abrazaba efusivamente, la pareja salía de los jardines para ir a comer al restaurant de la Torre Hancock, donde Albert le aseguraba que, ya que contara con el permiso de sus padres, la tenía que invitar a ese precioso lugar, pero en la noche, para ver las luces de la ciudad.
Al salir de la torre, fueron a la rueda de la fortuna en Ferris Wheel, subiendo a esta tomados de la mano y luego sentados abrazados viendo como ya el atardecer llegaba y ambos estaban enamorados. Las horas se iban volando y tenía que regresarla antes de las seis porque si no se preocuparía Isabel, a lo que ya no le daba tiempo de volver por el chofer y el otro auto, se iban en ese, hasta llegar al bosque e ingresar dejando a Candy en pasadas de las horas, más la cena los esperaba ahí y ambos no se despedían tan pronto, quedándose juntos más tiempo, en complicidad con la cansada de Isabel que les aseguraba irse a dormir mientras ellos conversaban.
Los besos iniciaron y el romance los cubría, la pareja de nuevos novios el amor descubría, no solo en ese bosque que a todas luces se obscurecía, sino a la vista de un par de enamorados que deseaban estar más tiempo juntos.
En las oficinas, la agenda marcaba cambios y lo mismo anunciaban a los socios, que debido a una oportunidad de negocios que había descubierto William, se había tomado unas vacaciones para ir a ver esa posibilidad de asociar a la empresa siempre y cuando les conviniera.
- Pero ¿cómo? ¿Con quién?
- me temo desconocer esa situación el señor William Andrew, hace sus investigaciones de manera muy particular, antes de presentarlas ante ustedes, si no les conviene no le arriesga a nadie su capital.
El amanecer en Lakewood era otro semblante, aun no era la hora del desayuno, más él ya había salido para ir por ella y llevarla a caminar por los bosques, el verano anunciaba amor sobre todo el paisaje y Albert no podía estar más feliz de poder tomarse unos días y tener el honor de conquistar el corazón de su ahora novia, la señorita Candy Britter.
El paseo fue reconfortante y los desayunos, comidas y cenas fueron estilo pick Nick que Isabel les había proporcionado previamente a la señorita, al saber que su novio venía a pasar el verano con ella.
Esa salida, de ellos, Isabel recibía la llamada de los padres y comentaba que la señorita estaba paseando en el bosque con su novio, el joven William Andrew.
- ¿Su novio? - ¿Querida? ¿Nuestra hija te comentó acerca de su noviazgo con William Andrew?
- No me había dicho nada, mi amor.
El señor Britter le pedía que continuara cuidando de su hija debido a que ellos no podían volver, pero que le anunciara al joven que ya estaban enterados de su relación y que deseaba hablar con él en cuanto regresaran de su viaje.
- Si señor Britter, se lo diré. El joven es todo un caballero, la señorita no sale de noche y han estado aquí antes del atardecer.
- Muy bien, comenté que ya fui informado y que tiene mi consideración y permiso para salir más tiempo, pero siempre respetando el lugar de mi hija.
- Si señor.
- ¿Usted los acompaña, Isabel?
- Si señor. Todo el tiempo estoy al pendiente. Mintió Isabel al pensar que podían llamarle la atención.
- Muy bien, no se acerque mucho, sé que William es un caballero, deles privacidad, después de que hable con él descubriré sus intenciones.
- Como usted diga, Señor Britter.
Al cortar la llamada se dejaba caer en el primer asiento y soltaba el aliento, ella no había estado acompañando a la señorita, era tan libre que siempre caminaba por horas y solo había estado en casa, pero e pasaría el mensaje de su padre a ambos.
Las fiestas programadas por Felipe Bentley y Edward Burberry se habían cambiado para cuando el joven estuviera de regreso de su investigación e negocios, pasando el verano, a lo que les daba la posibilidad de preparar todo lo mejor posible, asegurándose que no habría dolo quien fuera de sus hijas quien conquistara al socio mayoritario, siendo esto de dientes para afuera y escuchado pro el señor Robertson y George Johnson quien ahora confirmaba lo que le había advertido.
- Señor Robertson, el señor William, trajo a su novia aquí, a las oficinas, todo el edificio no habla de otra cosa, la joven es hija de un gran empresario, no creo que haya posibilidades para estas personas.
- Me alegro Johnson, déjalos caer por su propio peso, tal vez surjan otras negociaciones entre ellos en esos festejos.
El regreso de Candy y Albert del bosque y verlos tan contentos, hasta que les informaba Isabel que su padre había hablado y que tenían su permiso de su noviazgo para salir más tiempo, pero que cuando regresaran de su viaje deseaba hablar con el señor William Andrew, a lo que el aceptaba y confirmaba lo dicho, pero ambos estaban más contentos de poder salir más tiempo y quizás de noche a los lugares que habían estado platicando.
- Me alegra que le haya avisado, señorita Isabel, para que nos acompañe a un crucero por el lago Michigan al que deseo invitar a mi novia.
- Me encantaría acompañarlos, no conozco el lago Michigan y nací aquí en Chicago.
- Pues será muy bueno que vaya con nosotros.
- Seré una chaperona discreta. La pareja estaba ruborizada, porque ya les había dado mucho tiempo a solas y nunca se habían puesto a pensar que debían ir con compañía por la reputación de Candy, cuando ellos no tenían un noviazgo y siempre andaban juntos.
La cena fue exquisita y William al igual que otras noches estuvieron en el pórtico hasta pasadas las horas para luego regresar a la mansión de Lakewood. La pareja era compatible en gustos y al ser adoptada y educada por los Britter, Candy poseía un apellido de renombre y una solida educación que sus padres se habían esmerado en otorgarle, por lo que para ellos era bueno ser pareja y tener un lazo próximo al saber que sus padres ya estaban enterados de su noviazgo. Más William no quería alterar sus actividades ni anunciar nada aun a sus socios mucho menos a su Tía sobre su relación, por lo que ese verano deseaba disfrutar de la libertad que ambos siempre habían tenido con la complicidad de Isabel la dama que cuidaba de Candy.
Continuará...
Gracias por la espera y agregando ya este capítulo para la continuación y pronta finalización de este pequeño fic,
mil gracias por leer, comentar y dar una oportunidad a esta historia
Un abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
