Disclaimer: Bleach y sus personajes no me pertenecen, son creación original de Tite Kubo. La historia sí es mía.

Petición: Amablemente les pido que no fomenten el plagio, no sean mal rollo y no roben esta o cualquier historia que esté a mi nombre. (Las adaptaciones también quedan prohibidas.)


Especial de San Valentín

Mundo: Universo alterno

Summary: Ichigo nunca tuvo suerte con sus relaciones amorosas, es por eso que siempre se veía obligado a pasar el día de San Valentín soltero. Pero él no contaba con la grata sorpresa que llegaría a él, tener una cita con la ayudante de cupido era lo único que necesitaba para empezar a disfrutar el 14 de febrero.


~ TUTSIPOP (PARTE 2) ~


— Esto es... — murmuró ella.

— Demasiado elegante... — continuó él.

Las luces cálidas destelleaban como pequeñas estrellas, el golpeteo de las copas de vidrio y el de los cubiertos rozando con los platos de cerámica fina resonaba de forma sutil y elegante. Todo se veía tan fino y caro.

— Esto es vergonzoso. — dijo en voz baja la pelinegra.

— ¿Por qué? ¿Por el gran contraste que hay con nosotros y los demás? — le contestó con extrema sinceridad Ichigo.

— Sí... — de repente, Rukia sintió como muchas miradas caían en ella e Ichigo, murmullos negativos se oían, hace un par de minutos la gente los miraba con curiosidad mientras dejaban escapar uno que otro halago lindo, pero ahora sólo recibían miradas pesadas y opiniones molestas por parte de todos los presentes en el lugar.

— ¿Sabes?, Ahora sí me siento un poco rara por vestir así. — Rukia sentía como su seguridad se desplomaba, las miradas desaprobadas de las personas eran agobiantes, muchas de las chicas presentes lucían vestidos lindos y caros, con tela fina y joyería, una joven rubia de vestido rojo miraba de arriba y abajo a Rukia mientras hacía un aspecto de desagrado al mirar su vestido.

— Por aquí jóvenes. — les indicó el mesero.

— Vamos. — dijo Ichigo llevándose a Rukia consigo.

Rukia suspiró hondo y siguió adelante.

Sin dejar de lado a Ichigo, él por su parte también sufría de miradas, los chicos observaban la vestimenta nada formal del pelinaranja. Se veía tan desaliñado, todos los demás portaban un traje o una camisa con saco y pantalón formal, pero él era algo más simple, una camisa blanca, un pantalón entubado color negro y en su hombro su mochila de la universidad. Ambos eran un desastre peculiar.

Una vez estando en la mesa reservada para ellos, el mesero muy caballeroso ayudó a Rukia a sentarse, seguido de esto, el hombre les acercó a ambos las cartillas del menú.

— Por favor, revisen el menú y en un momento vendrán a tomar su orden. — comentó el hombre.

— Muchas gracias. — dijeron al mismo tiempo los dos.

Estando sentados en la mesa, las miradas de los demás no los dejaban tranquilos, Rukia se sentía agobiada e incómoda, Ichigo también compartía el mismo sentir que ella. Miró a Rukia y notó como intentaba esconderse con la carta del menú.

— Hey, ¿Estás bien? — preguntó en susurro Ichigo.

— Sí, ¿Por qué preguntas? —

— Porque veo que tienes el menú al revés. —

— ¡Oh! — expresó con sorpresa Rukia mientras giraba rápidamente el menú a su orientación correcta.

Los nervios y la torpeza de Rukia hacían sonreír levemente a Ichigo, le causaba gran ternura mirarla frente a él intentado esconderse de las personas, como una pequeña apenada por el exterior.

— Rukia, no tienes porque sentirte incómoda. — comentó, intentado bajar los nervios de su acompañante. — Ha decir verdad, ese vestido es muy lindo. —

La chica bajó la carta y levantó la vista hacia él.

— A nadie más le tiene que gustar tu ropa, yo soy tu cita esta noche, así que solamente a mí me tiene que gustar tu atuendo. — dijo con dulzura mientras la miraba de reojo.

Un pequeño shock eléctrico recorrió el cuerpo de Rukia, su cara ardía, se encogió de hombros después de procesar las palabras de Ichigo.

— Pensé que no te gustaba esta ropa. —

— Nunca dije que no me gustaba, sólo dije que era rara, eso no significa que no me guste tu ropa. — confesó.

La joven sentía como su cara ardía cada vez más y más, volvió a esconderse entre la carta del menú evitando un contacto visual con Ichigo.

— Gra-gracias. — dijo feliz y apenada.

Ichigo sonrió, miró al frente para intentar ver el rostro de Rukia, pero ella se escondía muy bien.

— ¿Ya sabes que vas a pedir? — preguntó Ichigo cambiando de tema.

— No. — contestó sin más. — Desconozco más de la mitad de los platillos que hay aquí. — agregó la joven.

— Creo que sería bueno pedir langosta, ¿No crees? —

— Nunca he comido langosta. — dijo sincera la pelinegra.

— Siempre hay una primera vez. —

Un poco dudoso por su siguiente acción, Ichigo hace leves señas a un mesero para que este se acercara a ellos a tomar su orden.

— ¿En qué puedo ayudarlos? — consultó cordialmente el hombre.

— ¿Nos podría traer dos platos de langosta? —

— Por supuesto, ¿Gustan que les traiga una botella de champagne también? — ofreció el mesero mirando primero a Rukia y después a Ichigo.

— Ah... — balbuceó indeciso.

Ichigo al no saber si pedirlo o no, busca una pequeña ayuda en Rukia, él la mira rápidamente y lo único que ella hace es negar con nervios.

— No, así está bien, nos gustaría que en vez de champagne sea sólo agua. —

— Entiendo, en un momento estarán sus alimentos. —

— Gracias. — agradeció el pelinaranja.

El mesero partió de la mesa para después regresar 15 minutos después con la comida solicitada, dos platos de langosta a la mantequilla con ensalada, un poco de pan y una jarra de agua con dos copas de cristal. Una vez estando solos, Ichigo fue el primero en partir su comida como todo un experto, Rukia miraba sus movimientos con atención, ella realmente no sabía como partir su plato, miró la langosta con desesperación, parecía que estuviera intentando partir la langosta con su mente o algo así.

— Oye. — llamó la atención de Ichigo. — No tengo ni la menor idea de como se come esto. —

— Es fácil, sólo intenta abrirlo por la mitad con el cuchillo. —

— No puedo, se ve muy difícil. — decía en susurro Rukia.

— Está bien, pásame tu plato. —

Rukia hizo a un lado la garra de agua, las copas y el pan que estaban sobre la mesa, deslizó su plato con cuidado hasta llegar a manos de Ichigo. Él, con bastante precisión empezó a abrir la langosta, cortando y destruyendo parte del caparazón del animal, rascando sólamente la carne de adentro.

— ¡Woah! — el asombro de Rukia era enorme, sus ojos se deleitaban con sólo ver sus movimientos. — ¿Ya habías comido langosta antes? —

— No. — respondió sin quitar sus ojos del plato.

— ¿Eh? ¿Entonces cómo es que sabes abrir una? —

— Acabo de ver un tutorial de YouTube. — dijo.

Intentó no reír con fuerza, pero el comentario de Ichigo fue tan gracioso que fue difícil aguantar la risa.

— ¿Es broma, verdad? — preguntó con dificultad por causa de la risa que estaba aguantando.

— No, no es broma. — dijo algo apenado. — Justo antes de sugerirte pedir la langosta, a escondidas ví un breve tutorial de como abrir langosta. — confesó el pelinaranja mientras alzaba su celular mostrando el vídeo que hace un momento vió.

— ¿Eh? — el chiste pasó a no ser uno, Rukia dejó de reír y sonreír torpemente cuando Ichigo dejó claro que sí había visto un vídeo tutorial para abrir langostas.

Ella se preguntaba; ¿Cómo lo había hecho? Fácil, él simplemente sacó su celular por debajo de la mesa y navegó por internet en busca de un pequeño tutorial de cómo comer adecuadamente una langosta, fue cuestión de segundos para que Ichigo pudiera memorizar cada paso que decía el vídeo.

— Debiste de haberme dicho que tampoco habías comido antes una langosta. — comentó Rukia.

— Lo sé, pero no hubiera sido nada caballeroso no ayudarte a cortar tu plato. —

Ella se ruborizó, Ichigo no sólo se tomaba enserio esta cena, sino que también hacía un buen papel como novio.

Después de unos minutos, él le devolvió el plato a Rukia, con los nervios en su máximo, los dos por fin comienzan a comer sus alimentos sin cruzar una sola palabra, de vez en cuando sus miradas se cruzaban por algunos segundos, pero sus nervios eran tantos que al instante desviaban sus ojos.

Después de soportar el silencio incómodo, Ichigo decide hablar.

— Rukia, ¿Puedo preguntarte algo? —

La pelinegra lo miró y asintió con la cabeza mientras aún tenía el bocado a medio masticar.

— ¿Cómo es que tu jefa se dió el lujo de regalar una cena en este lugar? — no quería ser un chismoso, pero era algo que le causaba mucha curiosidad. — No es por querer ser imprudente con mi pregunta, pero este lugar es algo caro. —

El bocado de Rukia estaba por acabarse, se apresuró a masticar para poder responder la duda de Ichigo.

— Rangiku es una amiga muy íntima del dueño de este restaurante, creo que ya te habrás dado cuenta que ella llega a ser muy impulsiva. —

— Sí, ¿Pero eso qué tiene que ver? — pensó por un instante — ¿Acaso ella le insistió tanto para conseguir una cena gratis? —

— ¡Exacto! — dijo Rukia seguido de que sacara el tenedor limpio de su boca. — Rangiku quería que la tienda tuviera más clientes y se le ocurrió la idea en regalar cosas cada que se cumpla cierta cantidad de ventas, en este caso, tú fuiste el primero en llegar a esa marca, quién sabe si hubo más. — alzó los hombros con despreocupación.

— Espera, ¿Tenían más premios aparte del mío? —

— Sí, pero los otros no eran tan geniales como éste, creo que había cupones para helados, llaveros y dos entradas para el cine. La verdad es que no teníamos mucho dinero como para invertir en buenos premios, acepción de esta cena que salió completamente gratis para Rangiku. —

— ¡Woah! — Ichigo dió un sorbo de su copa de agua. — Es increíble para mí que todo esto lo haya logrado un niño. — miró asombrado a su alrededor.

— ¿Un niño? — preguntó confusa la pelinegra. — ¿Te refieres a Hitsugaya, el dueño del lugar? —

— Ajá. — dijo él. — El chico es muy talentoso y todo, pero parece un niño de secundaria. — bromeó espontáneamente.

Rukia casi se atragantaba, intentó tragar el bocado con tal de no escupirlo.

— Eso fue un poco grosero. — comentó con las mejillas coloradas.

— ¡Oh, vamos! ¿Me dirás que jamás pensaste en que ese chico tiene más aspecto de niño que de un joven? — cuestionó burlón.

— ¡No! — negó con la cabeza nerviosamente. — No deberíamos hablar de eso, los demás podrían escucharte y eso nos causaría problemas. — Rukia miró a su alrededor, captó que mucha gente los miraba todavía, ¿Acaso hacían mucho ruido al hablar?

— Te apuesto a que ellos piensan lo mismo. — comentó Ichigo importándole poco lo que Rukia acababa de decir. — Igual, no creo que estas personas nos puedan ver peor de lo que ya lo hacen, ¿O si? — se sincero Ichigo. — Mejor que no se enteren que nuestra cena es gratis porque apostaría que aquí abría una gran disputa entre clientes y dueño. —

Rukia empezó a reír suavemente, Ichigo mostró una sonrisa torcida, la risa de Rukia era tan melódica que no llegaba a ser molesta o vergonzosa, la miró sin decir nada, apreciando sus gestos y ruidos con detalle.

— Lamento interrumpir su entretenida plática. — una voz poco gruesa y áspera habló, Rukia dejó de reír e Ichigo se sobresaltó al momento de darse cuenta que un joven de cabellera blanca y ojos azules se encontraba parado a un lado de la mesa en donde se encontraban sentados. — Sólo quería pasar a presentarme y para asesorarme que todo estuviera bien. — agregó.

— ¡Oh! Es un gusto para mí conocerlo. — Rukia estaba emocionada pero no sabía si debía hablarle de "tú" al peliblanco o seguir refiriéndose a él como "usted", era un gran dilema, ella apostaba que ambos compartían la misma edad. — La señorita Rangiku ha hablado mucho de usted. — dijo.

— ¿Rangiku? ¿Eres conocida de Matsumoto? —

— Soy una de sus trabajadoras. —

— Ah, Ya veo, y tu nombre es... —

— Soy Rukia Kuchiki. — sonrió carismática mientras daba una mínima reverencia de respeto.

— Un placer Rukia. — Toshiro desvió su mirada a Ichigo quien todo este tiempo se mantuvo callado. — ¿Me podrías decir tu nombre? —

— ¡S-sí, por supuesto, soy Ichigo Kurosaki, un placer! — Ichigo se levantó de golpe de su silla para poder estrechar la mano de él con la de Toshiro.

Rukia se sorprendió, Ichigo era muy alto, sus ojos mostraron brillo al mirarlo con suma atención, en todo este rato ella no había puesto sus ojos sobre él, era sin duda un chico exageradamente guapo.

— Bueno, la verdad es que no suelo venir a ver a los presentes, pero me han dicho que ustedes son las personas que hicieron uso del sobre con la cena gratis. — de su bolsillo, el joven saca el sobre dorado que Ichigo había entregado en recepción. — ¿Es cierto? —

— Sí. — contestó Rukia. — Él ganó la cena al hacer la compra número 100 en la tienda. — señaló al pelinaranja.

— Ya veo, ¿Y tú eres su invitada, no es así? —

— Ah... — Rukia balbuceó un poco, su mirada se desvió a Ichigo inconscientemente. — Así es. — desvió la cabeza un poco avergonzada.

Ichigo se sintió un poco extraño, intentó ver el rostro de Rukia, pero lo único que sus ojos lograron captar fue un leve rubor en las mejillas de ella. Su corazón se paró y sus manos comenzaron a sudar, tragó saliva y entonces siguió.

— Rukia es mi novia. — una voz fuerte y fluida salió de su boca.

Rukia regresó la vista de golpe, el rostro de Ichigo lucía confiado y para nada arrepentido de sus recientes palabras.

— Me lo suponía. — comentó Toshiro. — Bueno, los dejaré disfrutar el resto de su cena. — el peliblanco dejó el sobre sobre la mesa para posteriormente dar la vuelta, pero sin antes decir algo más. — Ah, casi lo olvido. ¿Serías tan amable de comentarle a Matsumoto que luego me pondré en contacto con ella? — preguntó en dirección a Rukia.

— S-sí, y-yo le digo. —

— Gracias. —

Toshiro se fue sin decir nada más, el silencio entre la pareja fingida duró mucho tiempo, con gran esfuerzo pudieron seguir comiendo, pero el ambiente ya era más que incómodo para los dos.

— ¿No tenías hambre? — Ichigo le preguntó al notar como el plato de Rukia seguía casi lleno.

— No mucho. — dijo ella. — No me siento muy agusto estando aquí. —

— ¿Por qué? —

— Nunca antes había venido a un lugar así, y venir así de manera espontánea es algo raro. —

La confesión de Rukia fue directa, Ichigo la sintió como un cubetazo de agua helada, tal vez fue mala idea haber dicho que ella era su novia, eso posiblemente fue la gota que derramó la ilusión de Rukia.

— Rukia, yo lo siento mucho. No quería que pasarás un mal rato, lo siento mucho. — apenado por todo, Ichigo se disculpa con ella.

— No te disculpes, tú no eres el culpable del mal rato, de hecho tu compañía es única, simplemente no estoy agusto aquí, quizá sea porque aún no es el momento como para venir a un restaurante elegante. —

— No entiendo, ¿A qué te refieres? —

— Bueno... — tomó un poco de aire. — Para una chica tener una cita en un lugar así es como un deseo a cumplir, venir aquí con tu pareja ideal y disfrutar de la comida es un sueño para la mayoría, pero también esto es tan cliché que puede que cuando lo vives termina no siendo tan genial como lo imaginabas. —

— ¿No es lo que esperabas? — preguntó dudoso Ichigo.

— Posiblemente. — Rukia sonrió, no sentía tristeza por aquello, al contrario, ahora estaba segura de algo. — Tal vez ese momento soñado llegue de otra forma y este tipo de cosas no son de todo mi gusto, podrán gustarme en las películas pero no es mi estilo. —

Las palabras de la pelinegra eran un acertijo difícil, Ichigo sintió alivio al entender que ella no estaba pasando un mal rato por él, de cierta forma compartía un sentir igual al de Rukia, no tan literal pero sí.

— Deberíamos irnos. — sugirió el pelinaranja.

— ¿Eh? — respondió incrédula. — ¿Quieres irte? —

— Sí, ¿Tú no? — sus ojos se fijaron en ella mientras daba una sonrisa torcida. — Podríamos ir a otro lugar que nos sienta mejor. —

La estadía ya no era cómoda para ninguno, después de todo este tipo de lugares aún no eran lo ideal para ellos, la comida no fue para nada mala, al contrario, era algo con no sueles comer seguido.

— Está bien. — dijo Rukia, quitándose la servilleta que reposaba en sus piernas. — ¿Y qué, sólo nos levantamos así sin más? — preguntó temerosa pensando que su acción sería grosera para los demás.

— Bueno, creo que sí. Esto es gratis, ¿Recuerdas? —

Ichigo también tenía duda, aunque no sabía como actuar en estos lugares. Ante la desesperación por salir del lugar, Rukia se levanta primero, seguido de esto, Ichigo imita sus mismos movimientos. Caminaron juntos como una pareja mientras los demás sólo los miraban desaprobados. Llegaron hasta la recepción donde un mesero les agradeció amablemente su visita.

Las calles estaban oscuras, pasaban de las 6:00 de la tarde y a esa hora la noche cae y el frío llega. Rukia e Ichigo caminaban sin intercambiar palabras, el rumbo era desconocido para Rukia, ella sólo seguía el camino de Ichigo.

— ¿A dónde vamos ahora? — preguntó la pelinegra.

— ¿Se te antoja algo frío? — Ichigo señaló con su mirada a su derecha.

— ¿Algo frío? — Rukia miró a donde él señalaba.

Un carro de comida se encontraba estacionado, una chica de tes blanca y cabello negro corto atendía animada a sus clientes.

— Puedo comprarte un helado o un café frío. — sugirió el pelinaranja.

— No te preocupes, yo puedo pagar lo mío. —

— Está bien, no me molesta. —

Ichigo frunció un poco el ceño.

— De verdad, yo invito. — sonrió carismático. — Si sigues negando mi invitación entonces me orillas a seguir insistiendo. —

— Eso no es muy lindo de un chico. — dijo Rukia entre risas.

— Oh, ¿De verdad? Entonces dime, ¿Qué es lindo para ti? — en su boca dominaba una voz dulce y melosa combinada con algo de atrevimiento.

— Ahhh... Quizá... — la forma en la Ichigo preguntó conmovió ligeramente el corazón de Rukia. — Otras cosas. — cortó la conversación de golpe.

Ella evitó nuevamente el contacto visual con Ichigo, esconderse de sus ojos color avellana comenzaba a ser una maña.

— Me gustaría un helado. — comentó de repente la chica.

— Oh, sí... Lo que gustes. —

Rukia se adelantó a pedir, se acercó al carrito y se paró de puntas para apreciar los carteles del interior del carro, Ichigo sonrió por la escena tan tierna que estaba presenciando. El joven caminó hasta ella para pedir algo también.

Rukia había ordenado un helado de chocolate con vainilla mientras que Ichigo había pedido uno de choco-menta. El pelinaranja terminó por pagar todo a lo que ella sólo le agradeció con una sonrisa cálida.

— ¿No entiendo como te puede gustar ese sabor tan horrible? — preguntó con burla.

— ¡¿Qué dices?! Este es uno de los mejores sabores que hay. —

— ¡Blaaaaaa! — se burló mientras sacaba su lengua. — ¡Es espantoso! —

— ¿Al menos lo has probado? —

— Sí, y me pareció horrible. —

— Oh, vamos. Al menos debes probarlo por completo. — Ichigo acercó su barquillo a Rukia junto con la cuchara que usa para comerlo, ella lo miró perpleja, la invitación era atrevida y a la vez tentadora.

— Tal vez para la próxima. — negó amable la curiosa invitación de Ichigo.

— Ohh... Claro. — el rechazó fue directo, la confianza entre ellos se formaba de a poco, pero el hacer esa indirecta invitación fue demasiado.

— Quisiera dejar de tener este tipo de momentos extraños, en todo el día no me hemos dicho nada de nosotros, me gustaría saber más de tí. — Rukia cambió drásticamente la conversación, como si no hubiera pasado lo de hace unos segundos. — ¿Estudias? —

— Sí, estudio la universidad. ¿Y tú? —

— También, no llevo mucho tiempo en la carrera de arquitectura. —

— Arquitectura, eh. No suelo conocer chicas que estudien esa carrera. —

— ¿Tan raro es? — soltó una pequeña risa.

— Un poco. — Ichigo también dejó escapar una risa. — ¿Puedes adivinar mi carrera? — le preguntó.

— Hmm... — murmuró un poco. — Luces como alguien que está en la área de medicina. —

— Estás en lo correcto, pero... —

— ¿Pero qué? —

— ¿En qué área me especializo? — volvió a preguntar.

— Ah...podría ser en...¿Médico general? — contestó indecisa.

Ichigo movió su cabeza con negación, de su mochila sacó una tarjeta y la levantó a la altura del rostro de Rukia.

— ¡Oh! — exclamó emocionada. — Eres un veterinario. —

— ¿No es fácil de adivinar, verdad? —

Rukia empezó a reír mientras su mano intentaba tapar su delicada boca, Ichigo se perdía solo en su risa, como un hechizo extraño.

— Tu risa es muy melódica. — dijo sin pensar el pelinaranja.

— ¿Eso crees? —

— Sí... —

Rukia bajó la mirada, sonrió por debajo, ocultando su ligera felicidad que le ocasionó ese cumplido.

El frío de la noche se intensifica, la piel de ambos se erizaba por el viento, era tarde, eso significaba que ya era hora de irse.

— Se está haciendo tarde, debería irme a casa. —

— Te acompaño. — su potente voz se escuchó, la idea de seguir disfrutando del resto de la noche con Rukia favorecía enormemente a Ichigo.

Ella asintió aceptando felizmente la amable acción del chico.

Hacía tanto tiempo que Rukia no caminaba a casa acompañada de alguien. Tanto la escuela y el trabajo la llevaba a no pasar tiempo con sus amigos, con el tiempo se acostumbró a su agridulce soledad, el sentir una sensación agradable a lado de Ichigo le provocaba un cosquilleo inexplicable.

Tristemente el camino terminó al momento de pisar la entrada de la gran casa de la joven, ella dió un paso al frente mientras que Ichigo permaneció justo detrás de ella.

— Gracias por lo de hoy. — agradeció con una sonrisa la pelinegra.

— No hay de que, yo también disfruté mucho el día de hoy. —

La mente de Ichigo estaba hecha un desastre, quería algo, pero no estaba seguro en si lo obtendría. Pero si más, toma aire y se arma se valor.

— ¿Se-sería prudente pedir tu número? —

Rukia sonrió y él también.

— No si fueras un completo extraño. —

— ¿Ya no soy un extraño para ti? —

— No. — sonrió.

Ichigo sentía que los colores se le subían a la cabeza, sacó su celular de su bolsillo para entregárselo a Rukia. Ella lo tomó de la mano temblorosa del pelinaranja y en menos de 10 segundos lo regresó al propietario.

— Espero volver a verte. — Rukia sacó una paleta de dulce de su vestido que había hecho en su trabajo como pequeños regalos para los clientes para este día de San Valentín.

— ¿Para mí? — preguntó incrédulo al ver como ella se lo daba feliz.

— Por supuesto. —

Sin dudarlo, Ichigo tomó entre sus dedos la paleta de dulce que Rukia le daba como regalo, él la miró sorprendido al sentir algo rosar las llenas de sus dedos, un papel adherido al dulce posiblemente, ella le regaló una sonrisa traviesa al captar la sorpresa del joven.

— Buenas noches, Ichigo. — su voz suave y delicada endulzaba el oído de Ichigo.

— Buenas noches, Rukia. — y la voz gruesa y varonil le erizaba la piel a Rukia.

Una despedida que atravesó los corazones de ambos, el sonido de la puerta cerrarse fue lo último que escuchó Ichigo antes de irse.

En su camino a casa pensaba las muchas formas en como la llamaría después, de repente, Ichigo recordó la paleta de dulce que aguardaba en su bolsillo, la sacó y la miró. Un pequeño papel enrollaba el palillo del dulce, lo desenrolló con delicadeza, sus ojos brillaron de emoción y su rostro se ruborizó por unos segundos, un corazón rojo estaba dibujado en ese trozo de papel. ¿Acaso eso significaba una señal? ¿O simplemente era algo sin tanta importancia? Aún así, eso no borra la pequeña felicidad que le provocó ese simple corazón. ¿Amor a primera vista?

— ¿La paleta sabrá bien? — pensó. — Seguro que sí. — se dijo así mismo mientras guardaba de nuevo la paleta dulce en su bolsillo.

Regresó a casa ansioso por volver a ver a esa joven de cabellos oscuros que se hacía llamar "la ayudante de cupido."

••••••

Febrero 14 del año 2022.

— ¡Hey, Ichigo! — su compañero lo llamaba con suma emoción. — Hoy llegaste tarde, ¿Por qué? —

— Estaba ocupado. —

— ¿Ocupado con qué? —

Ichigo alzó las cejas desentendido por la pregunta de su compañero.

— Mizuiro, ¿No tienes alguna cosa que hacer? — desvió le tema principal.

— ¡Oye, no cambies el tema! — gritó el chico.

— Ah... — bufó irritado. — Nos vemos luego. — el joven pelinaranja siguió con su camino dejando atrás a su compañero.

— ¡¿Por qué no aceptas que estabas con tu novia?! ¡Por eso llegaste tan tarde! — exclamaba con exaltación Mizuiro.

— ¿De qué sirve aceptarlo si ya lo sabías? — respondió antes de dar la vuelta al pasillo de su derecha.

Mizuiro frunció el ceño, soltó un par de suspiros mientras hablaba entre dientes para sí solo.

— Estúpido Ichigo presumido. — murmuró

••••••

Rukia estaba feliz, pasaba por todo el campus de la universidad dando saltos como una niña pequeña, en sus manos llevaba una bolsa de papel color rosa, sus grandes ojos violetas destellaban fuertemente, sus mejillas rojizas iluminaban su bello rostro. La salida de la universidad estaba a poco pasos de ella, su cuerpo ya ansiaba salir de ahí, su corazón comenzaba a latir con desesperación, salió de la universidad, miró a sus lados y ahí estaba, el joven apuesto de cabellos naranjas esperándola afuera. Rukia lo recibió muy animada, lo tomó de las manos mientras se paraba de puntas para darle un beso, Ichigo se agachó un poco para recibir el beso de su novia.

— ¿Te gustó el pequeño regalo de esta mañana? — preguntó Ichigo.

— Me encantó. — respondió ella. — ¿Te gustó el mío? —

— Por supuesto. —

Los dos intercambiaron sonrisas y gestos lindos. Rompieron un poco su burbuja romántica para regresar al momento real.

— Y bien, ¿A dónde iremos ahora? —

— Te llevaré a un lugar especial que te gustará mucho. — aseguró el pelinaranja.

— ¡Estoy ansiosa! —

Ichigo tomó con fuerza la mano de Rukia, formando de nuevo su burbuja, los dos tomaron su camino juntos tomados de las manos. El sol estaba por meterse, una hermosa y romántica noche estaba apunto de cubrir las largas calles. Dos enamorados flechados por un inusual incidente ahora compartían un momento único.

Se solía decir que el amor llega a las personas de diferentes formas, a ellos les llegó de forma dulce, como una paleta.

~ FIN ~


Mucho drama para terminar esta historia jajajaja pero mejor tarde que nunca. Ahora sí puedo decir que voy a pausar las historias IR y voy a ponerme las pilas con las historias de mi otro fandom, o quién sabe. Posiblemente terminé haciendo lo contrario y haga historias para ambos fandoms al mismo tiempo. Igual quiero traer mis demás proyectos lo más pronto posible, pero la flojera no me dejaaaa. UnU

Como sea, espero que les haya gustado este último capítulo, muchas gracias por sus comentarios, fueron muy lindos y alentadores, gracias a Nathaly por leer mi historia TuT y a las demás personitas por sus hermosos reviews, los aprecio mucho. Sin más que decir, ¡Muchas gracias por leerme! Salu2 Cali2. No olviden dejar un bonito review, no saben lo feliz que me hace recibir uno.