Disclaimer: Por la presente, renuncio a todos los derechos y responsabilidades de los personajes titulares de esta exploración introspectiva... especialmente aquel que ha estado sólo por demasiado tiempo. Un gesto de reconocimiento va hacia Rumiko Takahashi por su destreza creativa.

Este drabble fue publicado por primera vez en Live Journal el 4 de julio de 2009.


Solitario

"¿Para qué hiciste eso?" ladró Inuyasha, mirando fijamente a una Kagome claramente apologética.

"Ehm… ¿oops?" balbuceó la susodicha. "No era mi intención..."

"¡Esa no es ninguna excusa!" protestó. "¡Malditas sacerdotisas estúpidas con sus malditos rosarios estúpidos! ¡Duele, maldita sea!"

Desde la muerte de su madre, Inuyasha había sido independiente — alimentándose por sí mismo, peleando por sí mismo, viviendo por sí mismo. Esa libertad era una fuente de orgullo que guardaba con recelo; era la única cosa que tenía que proteger. Si alguien se hubiera molestado en preguntar, él habría dicho que vivía como se le diera la gana, sin darles cuentas a nadie, sin necesidad de nadie más. Sí, eso sonaba bien. Hasta que confrontabas la verdad. La 'verdad' que protegía con tanta fiereza no estaba en peligro, porque nadie quería estar con él. Independiente era solo una forma más gentil de decir solitario.

La soledad no iba bien con ninguno de los lados de su naturaleza; su humanidad ansiaba compañía, y sus instintos aullaban por una manada. Pero aquellos de sangre mixta eran rechazados, y él no podía cambiar lo que era. Inuyasha odiaba el exilio desde el fondo de su corazón. Quizás por eso es que siempre andaba cerca de los límites de las villas. Era un salvaje, soñando con la comodidad de lo doméstico, pero que insultaba y ladraba si alguien le mostraba compasión. A lo largo de los años, había tratado de auto-convencerse de que si era solitario, no importaba; no tenía amigos ni familia, pero es que tampoco quería tener. Ese tipo de gente solo le atarían... robarían su 'preciosa' independencia.

Cuando el peso alrededor de su cuello amainó, Inuyasha se impulsó con sus manos y rodillas, poniéndose en cuclillas para inspeccionar la hendidura hecha por su impacto. Dedos con garras se envolvieron sobre las cuentas de violeta negruzco que ahora hacían de collar. Kaede había tenido éxito protegiendo a Kagome de su ira inicial, pero si la anciana pensaba que un collar era suficiente para amaestrarlo, estaba loca. El medio demonio se aseguró de que ambas supieran que el truco no lo haría manso — gruñidos, insultos, y continuas quejas sobre la afrenta a su dignidad que representaba el rosario en cuestión.

"Lo siento," susurró Kagome, rogando por su perdón con sus tiernos ojos. "Tendré más cuidado."

La disculpa borró la expresión en el rostro de Inuyasha en un instante, lo que le dejó tartamudeando un "Jum." Lagome inclinó la cabeza hacia un lado, obviamente desconociendo cómo interpretar su no-respuesta, así que asintió ligeramente y añadió, "Tenlo." La sonrisa que la chica le regaló era muy dulce para ser correspondida, por lo que desvió la mirada, aún sosteniendo las cuentas sagradas que eran viva prueba y causa del final de su independencia.


Posdata: Este drabble fue escrito para la comunidad de Live Journal iyfic(underscore)contest y su prompt para la semana 190 — Independencia. 419 palabras en inglés, 460 en español.