Hoy toca una historia doble hasta que pueda alcanzar y ponerme al día, espero que disfruten esta dinamica.

Debo confesar que esta historia vino debido a que leí un oneshot de manga en el cual era una idea similar pero al leerla sufrí una gran decepción, ya que esperaba más al respecto. Por lo cual decidí tomar la misma premisa poniendo mi toque y haciendolo de una forma más interesante.

Día 2: Escuela/estudiantes


Shepchet

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La puerta del metro se abrió permitiendo la salida de las personas que bajaban en esa parada. Una vez que se detuvieron, la gente comenzó a entrar al vagón, solamente un par. El vagón estaba medio vacio, solo un par de personas estaban dispersas en los asientos y había varios vacíos, tanto para poder elegir.

Tenten levantó la vista del suelo al ingresar al transporte metálico y su atención estudió todo el vagón para poder encontrar un asiento de su agrado. Una ligera sonrisa de medio lado escapó de sus labios y sus pupilas se dilataron al encontrar algo que había captado todo su interés. Caminó segura de si misma y se sentó en un banca corrediza del transporte, quedando enfrente de otra igual.

―Vsegda priyatno videt' tebya (Siempre es un gran placer verte)― Soltó esas extrañas y bruscas palabras que siempre solía emplear cuando se encontraba con él.

Hace más de cinco años que había decidido inscribirse a la escuela de idiomas de la ciudad. La idea de descubrir formas de comunicarse con personas de otros lados con la facilidad que le otorgaba el conocer otro idioma le era delirante. Siempre se había visto atraída a esa índole, además que tenía gran facilidad de aprendizaje con las lenguas. Ahora mismo hablaba fluidamente inglés, francés e italiano. Eran bastante apegadas a la lengua española, por lo cual aprender no había sido algo complicado. Este ultimo año había optado por irse por la lengua rusa, en vez del alemán, por decisión propia. Tenten Natto era una estudiante aplicada en cuando a idiomas se trataba.

Tenten se esmeraba en recibir y practicar lo más que pudiera los idiomas para reforzar su aprendizaje. Pero se había hecho un placer culposo hacerlo con él.

Aquel hombre que tenía enfrente suyo. Un peculiar cabello largo y castaño que contrastaba perfectamente con su piel parecida al marfil, tan clara y de apariencia suave. Y la característica que le robaba más de un suspiro, esos malditamente exóticos y atrapantes orbes malva.

Aún recordaba la primera vez que lo había visto, en el autobús de regreso de la escuela de idiomas Konoha. Se quedó pasmada unos instantes y clavada en su sitio. Una rápida evaluación a esa apariencia masculina, con una ropa tan casual pero que le brindaba una apariencia aún más fascinante. Por supuesto que el sintió esa mirada. Tenten, por la adrenalina en su organismo y la presión de la gente tras suyo solamente acertó a sentarse junto a él, ya que tenía el asiento de alado vacio. Sonrió un poco avergonzada y jugueteó con su móvil. Él leía algún tipo de libro y miraba por la ventana luego de un par de minutos. Estuvo gran parte del recorrido mirando de reojo y sintiendo una presión incrementarse más y más. Nervios con ansiedad de sentir su presencia tan cerca. ¡Era absurdo! Acaba de conocerlo, mejor dicho, de verlo. No había escuchado su voz, ni sabía cómo se llamaba ni una sola pista de nada. Pero ahí estaba, como una estúpida colegiala cohibida por el chico guapo que veía en el transporte. Era vergonzoso y lo era más por que era real y no podía controlarlo.

Tenten aún no comprendía si fue el calor del momento, su mente nebulosa porque todo había pasado tan rápido y su confusión de su sentir o por que tendría un examen pronto, que sin meditar las cosas, como solía hacer, las palabras salieron sin más de sus labios.

― Mne nravyatsya vashi glaza (Me gustan tus ojos) ― Salió en modo de susurro pero suficiente para que él pudiera escuchar.

Apretó los labios y lo miró tímidamente. Encontrando una expresión fascinante en ese rostro de marfil de confusión absoluta. Un aleteo satisfecho sacudió su pecho y sonrió con amplitud. No había pensado decirlo en tal idioma pero hacerlo le concedió dos cosas: la tranquilidad de externar lo que la calcomía en lo que llevaban del recorrido y que la aplastaba de tal forma que debía sacarlo y dos, apreciar las reacciones de tal hombre tan reservado.

A partir de ese momento el destino o alguna fuerza le esforzó en cruzárselo de vez en cuando.

La segunda vez que se lo cruzó fue tan gratificante verlo con una chaqueta de cuero café oscuro que iba tan de acuerdo a su imagen que motivaba por el placer de verlo tan bien solo atinó a hablar nuevamente en ruso. Estaban de pie en el metro, uno junto al otro.

― Mne nravitsya tvoya kurtka (Me encanta tu chaqueta) ― El masculino solamente levantó una ceja.

Una tercera vez se presentó en una tienda de comercio cerca de la academia de lenguaje. Tenten se debatía entre elegir unas galletas de chispas de chocolate o unas barras de amaranto que le gustaban mucho. Sintió alguien acercándose hacia su posición, dispuesta a hacerse aun lado se juntó al estante, pero la persona se paró a su lado. De reojo vio una cabellera larga y unos orbes malva evaluando el anaquel. Al sentir la mirada castaña encima suyo, volteó. Tenten fue espectadora de la sorpresa cobrando vida de una forma muy sutil, tan digno de él.

― Vau, ty menya presleduyesh'. ya tebe tozhe nravlyus'? (Vaya, estas siguiéndome. ¿Acaso yo también te gusto?) ― Siempre que solía hacer ese tipo de comentarios en ruso, sonreía de forma amable. En esta ocasión simplemente atinó a avergonzarse levemente.

No solía verlo diario, pero su presencia en su cabeza era arrolladora. Lo recordaba con el más mínimo indicio y se encontraba a si misma pensando y preguntándose cosas durante un tiempo bastante prolongado ¡Por una persona que apenas había visto un par de veces! Pudo intuir algunas cosas. Debía ser unos años mayor que ella por la madurez en sus movimientos y sus facciones. O no tenía el dinero suficiente para andar en un vehículo propio u odiaba el trafico que llenaba la ciudad, optando por irse en transporte público. Le gustaba leer, mucho. Siempre cargaba algún libro con él. Demasiado reservado, no lo había visto reir ni un poco, ni cuando venía acompañado.

En una de aquellas veces que vino acompañado escuchó por primera vez su voz.

Profunda, como un ronroneo en su interior, tan de acuerdo a su apariencia. Un estremecimiento la llenó al escucharlo. Y esa vez, estando en el metro, con el ruido de las platicas y de su propio acompañante, sus miradas se cruzaron unos segundos.

― Ideal'no (Perfecto) ― Dejó salir al sentir su pecho cálido saltar sin parar.

Él simplemente le sostuvo la mirada unos instantes, hasta que su atención fue requerida por aquella otra persona con la que venía, uno de traje verde.

Siempre tenía la esperanza de cruzárselo en cualquier sitio. Sea en el metro, caminando por la calle, comprando en la tienda de servicio fuera de la escuela de idiomas o en el autobús. Tenten se lo adjudicaba al destino, empeñado en satisfacer su placer visual de encontrárselo, aunque no supiera absolutamente nada de él. Y en cada ocasión soltaba alguna frase ocurrente que no sabía cómo tenía el valor de decir. Tal vez por su seguridad de no ser entendida. Era como un pensamiento, nadie tenía acceso a ellos, era su lugar seguro.

Justo ahora, teniéndolo enfrente del metro, no recordaba cuantas veces lo había visto, aunque no eran suficientes. Se reprendía a si misma por no haberse acercado a él y dirigirle alguna palabra que el pudiera entender, no era que no lo hubiera intentado ¡Se había sentado junto a él varias ocasiones con ese fin! Sin embargo, su voz se atoraba en su garganta y su mirada huía de aquella tan penetrante. Le entraba el pánico de pensar que por primera vez en todo ese tiempo podría ser entendida. Por lo cual en cada una de esas ocasiones que intentó decir algo en español, el ruso salía de su boca sin más. Era tan cobarde.

― Bylo by legche, yesli by ty menya priglasil (Sería más fácil si tú me invitaras a salir)― Se veía más seguro de si mismo, que eso sería más fácil.

Se encontró con la mirada perla encima suya al decir aquellas palabras. El metro se detuvo en su terminal y Tenten se levantó, saliendo del vagón. Caminando por los pasillos, hacia la superficie. Ingresó a la academia con libros en mano. Ese día empezaba su tercer semestre en lenguas avanzadas. Ruso y Alemán, solo acudía a esas dos clases, tenía libre el resto de la noche. Saludó a un par de estudiantes de la escuela con los que había cursado otras materias. Entró al aula encontrando a Temari y Kankuro en el centro y tomó asiento junto a ellos. Eran solo una docena de personas, algunos que conocía de vista.

La campana sonó, más que un llamado para meterse a sus salones, era un anuncio de que las clases iniciaban o finalizaban. La mayoría de los que estaban ahí eran bastante mayores. La puerta se abrió, los pasos de dos personas que ocuparon algunas sillas disponibles.

El sonido de unos pasos resonando y Tenten levantó la mirada. El leve sonido del plumón escribiendo en la pizarra blanca.

―Dobryy den' (Buenas tardes) ―Un perfecto acento ruso resonó en el aula.

Fue consciente de como el aire escapó de sus pulmones y su interior colapsó. Volteó a ver a los recién llegados y el miedo comenzó a invadir todo su cuerpo, sintiendo un entumecimiento en sus extremidades. Su lápiz cayó al suelo y se inclinó, deseando morir en ese momento para no volver a pararse. Quiso morir.

Oh mierda, mierda ― Su mente gritando en completa crisis

Enfrente del aula, con una camisa negra enrollada hasta los codos y un pantalón a juego estaba aquel hombre que había visto minutos antes en el metro. Palideció y sus labios temblaron al escucharlo presentarse y hablar tan fluidamente que era envidiable. El resto de la clase transcurrió en una especie de neblina, su mirada huyendo de lo inevitable y su pie moviéndose inquieto, listo para salir disparada del salón. Cobarde ¿Cuánto podría evitar este asunto y a él? ¡Era tan patética! Antes lo buscaba entre la gente para verlo y ahora quería correr lo más lejos posible de ahí.

La campana sonó y Tenten ya había guardado todos sus apuntes en la mochila. Pensó que el examen que le esperaba en Aleman era menos aterrador que seguir un minuto más en ese salón. Se levantó dispuesta a salir de ahí.

―Natto ― Su voz la estremeció y mordió los labios con fuerza.

Lo tenía frente a ella, en una cercanía que no habían tenido antes y con su total atención en ella. Los ojos malva estudiándola y con un índice de malicia. Lo vio inclinarse ligeramente hacia ella.

― Si hubieras prestado atención, hubieras notado, la primera vez que nos vimos, que el libro que leía estaba en ruso.

Tenten abrió la boca ligeramente al sentir su aroma filtrarse por sus fosas nasales y molestándose con ella al ver por primera vez una ligera sonrisa en aquel rostro reservado y a pesar de que era para molestarla, su corazón brincó desesperado. Su cercanía y presencia alteraban cada una de sus células.

Intentó rememorar aquella ocasión a la cual se refería, pero lo único que había pensado en esa ocasión era en su presencia imponente, su cuerpo reaccionando a él por primera vez y como su propia mente estaba hecha un caos. Pero sabía que en esa frase el estaba burlándose de alguna forma. Sabía perfectamente que en esa ocasión ella no se fijó en nada más que en él. Neji Hyūga claramente sabía y había entendido cada una de sus palabras, tal vez hasta se había burlado de su pronunciación o sus tiempos verbales.

Neji se alejó de ella y regresó a su escritorio para empacar sus cosas. Tenten hizo una mueca, recuperando la compostura y caminando hasta la salida.

―Budet priyatno uvidet' vas snova (Será un placer verte de nuevo) ―Soltó su ahora profesor con esas palabras bruscas.

Tenten simplemente salió del salón sintiendo el corazón en la boca e imaginando esa sonrisa torcida que podía quitarle el aliento de forma tan fácil. Ella misma había cavado su propia condena que tendría que soportar.

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Si, es evidente mi fascinación de maestro-alumna.

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