Disclaimer: Harry Potter le pertenece a J. K. Rowling, yo escribo con fines recreativos y sin lucro.
Primer año
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- Primera parte -
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El comienzo
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Pronto llegaron a la orilla del lago, donde desembarcaron y fueron conducidos al Gran Salón para iniciar la ceremonia de nombramiento. Mientras caminaban iban embobados viendo las viejas estatuas, los espacios que parecían sacados de un cuento de hadas, así como también iban escuchando indicaciones como no separarse del grupo.
Lexie iba caminando muy entretenida al lado de Lily, la verdad esperaba quedar en Slytherin, no quería fallarle a su familia. Además, si se quedaba en la casa esmeralda, podría ver más seguido a Regulus, el mejor amigo de su hermano y el chico que tanto le gustaba. Pronto se abrieron las gigantes puertas de la entrada al Gran comedor y fueron recibidos por una decoración dorada, llena de velas y colgantes que se perdían en una fiel imitación del cielo nocturno en lo más alto del techo.
—Sean bienvenidos los nuevos estudiantes, es momento de que sean asignados a sus nuevas casas, serán su nueva familia y estarán juntos durante toda su estancia en Hogwarts. Es momento de empezar. —dijo una mujer madura, con un aspecto severo.
Y así comenzaron a llamar a cada uno de los alumnos del primer año, hasta llegar al chico que estaba junto a Lily.
—Snape, Severus
Apenas el sombrero rozó su cabeza cuando gritó Slytherin.
La mesa donde estaba su hermano rompió en aplausos y recibieron con cálidas palmadas en la espalda al nuevo miembro.
Siguieron pasando más nombres hasta que escuchó su propio apellido.
—Rockwood, Lexie.
Decidió respirar profundamente antes de dar su primer paso y caminó con la cabeza alta. Cuando le colocaron el sombrero le molestó escuchar una voz ajena en su cabeza, pero fueron las amargas palabras del sombrero las que hicieron que el gesto de nerviosismo se volviera un gesto de desagrado.
—¡Slytherin!
El sombrero seleccionador tardó un minuto en gritar, pero Lexie aguantó la respiración y frunció el ceño todo ese tiempo, para finalmente sonreír complacida. Corrió con emoción y tomó asiento junto a Severus, en espera de ver donde quedaba su nueva amiga. Después de asignar a otros estudiantes, por fin llegó su turno.
—Evans, Lily.
Lexie vio como la chica se tensaba y empezaba a caminar hacia el taburete donde estaba el sombrero Seleccionador.
—Slytherin... Slytherin… por favor que sea Slytherin… —escuchó a Severus rogar en voz baja.
—Interesante… —el sombrero murmuraba. —¡Gryffindor!
—No... —exclamó Severus mientras veía a la chica caminar hacia la mesa de los leones, donde el irritante sujeto del tren le hacia un espacio a su lado.
Entonces Severus dejó de escuchar todo y se sintió muy triste por haber sido separado de su mejor amiga.
—Anímate, igual la veremos en clases.
Lexie trató de sujetar su mano que estaba sobre la mesa, a lo que él reaccionó quitándola.
—Eres muy entrometida. —fue la respuesta del niño.
—He sido siempre muy amable, ¿Por qué no te agrado?
—Eres insoportable, no paras de hablar.
Y era cierto. Desde que la vio en el tren había algo en aquella chica de ojos azules y ropa impecable que no le agradaba. Podía entender por qué Lily la siguió, era linda y amable, pero Severus presentía que esa chica no era honesta y aquello le causaba repulsión. Era todo lo contrario a Lily, quien decía lo que pensaba y no podía ocultar nada a sus ojos.
—Vaya niño… —Miró al frente cuando llamaban a Rufus Winickus. —¡Suerte Rufus! —gritó Lexie desde su lugar.
—¡Slytherin!
Severus vio a la castaña levantarse y recibir con un abrazo al tal Rufus, era un niño de cabellos rubios, piel pálida y unos enormes lentes de pasta negros.
—Límpiate los mocos, Rufus, no puedo creerlo. —Severus escuchó a la niña regañar al recién llegado.
—Lo siento, Lexie… —lloriqueó el niño. —Aún tengo un poco de alergia luego del paseo del verano…
Severus frunció el ceño, no era justo que aquella chica si tuviera a su amigo en la misma casa, el enojo fluyó por sus venas, sobre todo al ver a James Potter rodear con su brazo a una pelirroja que trataba de librarse de su agarre.
Pronto terminaron las asignaciones de casa y continuó el discurso de bienvenida del director Albus Dumbledore.
Severus escuchó atento y decidió que tomaría esa oportunidad para aprender mucho, le demostraría a Lily de que él era la mejor opción para ella, que podría cuidar de ambos cuando salieran de la escuela y empezar una vida juntos sin las carencias que él tuvo de niño.
—¿Hay alguien en casa? —Lexie pasó una mano por su cara.
—¿Qué sucede? —preguntó Severus con molestia.
—Si no te das prisa, se acabará todo.
Severus recién se dio cuenta de que la mesa estaba llena de diversos manjares, pollo relleno de calabaza, cordero con jugo de manzana, distintas sopas y verduras para acompañar la comida
—Prueba esto. —Lexie le acercó un estofado de cerdo con ciruelas. —Estas muy flaco, necesitas comer Severus —miró a Rufus —Tu también Winickus, necesitas un poco de estofado.
Severus vio a la chica llenar el plato de su amigo.
—¿Tú no comerás carne? —preguntó Snape al ver su plato vacío.
—Por favor, yo soy muy saludable, solo como verduras y un poco de pollo, pero espero que tengan pescado en el menú, me encanta la comida mediterránea…
La cena transcurrió con tranquilidad, para dar paso a una fuente de postres que hicieron babear a todos.
—Come pastel de calabaza, no está tu padre — Severus escuchó que el niño de lentes llamado Rufus le ofrecía a su amiga.
—No gracias, además Albern está de acuerdo con padre con que debo evitar los dulces, así que continuaré así...
Rufus se alzó de hombros y comenzó a devorar la tarta de piña que estaba a su lado. Severus se sirvió un poco de melaza de fresa con algunos pastelillos de azúcar.
Como Lexie ya no estaba comiendo, se puso de pie y Severus la vio caminar algunos lugares para encontrarse con un chico mayor.
—Él es Albern Rockwood, es su hermano mayor. —Rufus sorbió sus mocos, mientras volvía a servirse pastel de frutas. —Es el heredero de su familia.
—¿Son muy ricos? —poco le importaba a Severus, pero supuso que aquel chico era mejor compañía que la castaña.
—Mucho, están al nivel de los Malfoy, los Black o los Lestrange, te conviene ser amable con ella, da buenos regalos en navidad, tienes suerte.
—¿De qué hablas? —Severus frunció el ceño.
—Ella trata de llamar tu atención, eso significa que está dispuesta a ser tu mecenas como lo es conmigo, si eres bueno en algo será genial, yo le hacía algunas tareas que le dejaban sus tutores.
—Eso es ridículo.
Rufus alzó los hombros.
—Así es Lexie, es lista así que algo debió ver en ti, tiene buen ojo para juzgar a las personas.
Severus decidió que no le agradaba ese chico, era solo un lamebotas de la princesa Rockwood.
—Muy bien, chicos de primer año, yo soy el prefecto de la casa de Slytherin, Neil Lament, necesito que hagan dos filas, les mostraré una parte del castillo y cómo llegar a nuestra Sala Común en las Mazmorras.
Se hicieron dos filas con cuatro niñas y cuatro niños. Avanzaron siguiendo a su prefecto, bajaron las escaleras y pasaron por las mazmorras del castillo, hasta que se toparon con un muro de piedra.
—Una vez que lleguen aquí, deben decir la contraseña para que puedan acceder a la Sala común —. Neil esperó a que los ocho niños estuvieran lo suficientemente cerca para decir en voz baja lo siguiente. —Ahora la contraseña es Viridi palus, no la olviden, cada quince días será cambiada la contraseña y la podrán ver en el pizarrón de anuncios de la sala cada lunes desde el amanecer.
El prefecto dijo la contraseña al muro, donde pronto se pudo visualizar una puerta de piedra negra, que dio paso a un agujero rectangular. Todos entraron y vieron a un hombre regordete con una gran sonrisa recibirlos.
—¡Sean bienvenidos, mis nuevos Slytherin! —Horace Slughorn estaba esperándolos —No podía esperar a conocerlos, somos pocos este año, pero creo que la calidad es sobresaliente... pasen, pasen... vamos a presentarnos y conocernos un poco mejor. Yo soy Horace Slughorn y soy el jefe de la casa de Salazar Slytherin —. Miró a Lexie. —Las damas primero, por favor.
—Hola, Soy Lexie Rockwood, me gustan mucho los encantamientos y pasear bajo la lluvia. —Le sonrió al jefe de su casa. —Estoy muy contenta de estar aquí.
—¿Eres la pequeña hija de Ambrosio Rockwood? Un gran hombre, tuve el honor de estudiar junto a él, además tu hermano no pierde oportunidad de hablar de ti.
—Así es, mi padre también me ha hablado de usted, dijo que es un hombre brillante..
Slughorn rio bonachón y Severus rodó los ojos, definitivamente esa chica le desagradaba.
—Me llamo Jody Jacknife —dijo impaciente una chica de cabellos negros y con las puntas de color rosa, sería más linda si no tuviera tanto labial, no lo necesitaba para ser una niña de 11 años, su acento extranjero fue evidente. — Me mudé de Rusia a Inglaterra parra estudiar enHogwarts, mi color favorrito es el morrado y detesto las arrañas.
Slughorn señaló a la siguiente chica.
—Mi nombre es Emma Vanit, detesto que se metan con mis cosas y siempre soy la mejor en todo lo que hago —. Su actitud era amarga y no contrastaba con su apariencia, sus cabellos negros y cortos saltando por todos lados, era muy fea en opinión de Lexie.
— Yo me llamo Lucinda Talkalot, me gusta el quidditch y de grande me gustaría ser sanadora. —dijo con timidez la chica de cabellos rubios, totalmente del color del trigo, Lexie pensó que, si se parara más derecha y sonriera, se vería más linda.
— Andrew Craggy —. Era un muchacho fornido, se notaba que cuando creciera un poco más sería de espaldas anchas y cuerpo atlético. —También me gusta el quidditch, espero poder entrar al equipo en segundo año, me gusta correr en las mañanas y comer hasta no poder más.
Slughorn asintió y señaló a Rufus.
—Soy Rufus Winickus, soy alérgico al polen de las flores, pero tengo una buena memoria, me gusta la historia. —Su cuerpo era menudo como el de Severus pero sus cabellos platinados recordaban a los Malfoy.
—Severus Snape. —dijo el chico de cabello negro y nariz prominente. —Detesto a los abusivos y me gusta leer. —dijo lacónicamente.
—Me llamo Steve Laughalot, tengo mal temperamento así que recomiendo no meterse conmigo, yo espero heredar los negocios de mi familia.
—Bueno, como siempre tenemos a gente astuta y ambiciosa, estoy seguro de que cada uno de ustedes hará importantes logros para su casa. Ahora van a ser una familia, espero que todos se lleven bien y se apoyen mutuamente, algo que caracteriza a lo Slytherin es la lealtad, así que espero que cultiven ese valor —. Hizo una pausa y trató de sonreír a los chicos. —Me temo que las otras casas tienden a apartarnos y podemos llegar a elegir el ostracismo, pero por eso mismo deben ser como una familia y cuidar de los suyos.
Slughorn le hizo una seña al prefecto Neil.
—Ahora el señor Lament les mostrará sus dormitorios, descansen muy bien, sus cosas ya están en casa una de sus camas, así como sus horarios de clase y alguna que otra indicación que necesitan. Si me necesitan, mi despacho está más adelante en las mazmorras. ¡Bienvenidos! —y salió de la sala.
—Del lado derecho está el dormitorio de las chicas y del lado izquierdo de los chicos —. Neil hizo una seña a los niños. —Supongo que no está de más decir que no pueden entrar en un dormitorio que no sea el suyo. Tampoco olviden que sus errores harán perder puntos a su casa, pero que sus aciertos y victorias serán recompensadas —, sonrió con malicia. —Es perfectamente aceptable que pierdan algunos puntos por molestar a los de otras casas, pero llevamos una racha de dos años seguidos ganando la copa, así que por cada punto que pierdan deben ganar cinco más. La perfección es otro rasgo que deben cultivar. —Finalmente retrocedió un paso. —En fin, es hora de dormir, las luces de la Sala común se apagan a las 10 de la noche, deben estar despiertos antes de las 8 am que es la hora en que se sirve el desayuno. Descansen.
Y los ocho nuevos estudiantes de Slytherin se dividieron para subir a sus habitaciones.
En el dormitorio de las chicas había cuatro camas con dosel y telas de terciopelo verde colgando de ellas.
Jody se lanzó a su cama y hundió su cabeza en las almohadas.
—Es muy suave el colchón y las almohadas son de plumas de cisne. —casi no se notaba su acento ruso cuando no usaba la letras "R".
Lucinda asintió.
—Será cómodo dormir aquí.
En cambio, Emma comenzó a desatar los nudos de las telas de su dosel.
—Espero que no ronquen, o solo serán una molestia.
Las demás chicas la ignoraron cuando se metió en su cama y estiró sus cortinas para ocultarse de las demás.
—Yo necesito una ducha antes de dormir. —Lexi sacó un cambio de ropa y un pijama de su baúl.
—Es muy hermoso el color de tu pijama. —exclamó Jody llegando su lado.
—Gracias, tienes buenos gusto Jody. —Lexie le sonrió, pero cuando entró al baño, arrojó todo sobre una mesa de madera que estaba ahí y volvió a mirarse en el espejo. Vio el mismo reflejo que en el tren, pero a diferencia de más temprano, estaba harta de sonreír.
Contempló su rostro serio y respiró con profundidad. No había nadie realmente interesante entre sus compañeros de clase, excepto ese chico Snape... ¿Por qué no le regresaba sus sonrisas? Todo el mundo lo hacía, además era tan atento cuando estaba con la niña llamada Lily. Le gustaba las miradas que él le dedicaba a la pelirroja, quería volver a ver el brillo que hubo en sus ojos cuando recibió un pedazo de chocolate.
Asintió para sí misma, conseguiría que él la mirara de la misma forma, ese sería su objetivo hasta que se aburriera de él o apareciera Regulus, pues el mejor amigo de su hermano era la persona de la que más disfrutaba su compañía.
Abrió el grifo del agua y esperó a que la tina se llenara de agua caliente. Qué agotador era fingir ser perfecta, pero era lo que su familia esperaba de ella, así que daría su mejor esfuerzo.
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Enemistades
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Todos los Slytherin de primer año salieron juntos de la Sala Común para ir a su primera clase del día: Pociones con su jefe de casa.
—¡Que horrible! —exclamó Jody mientras alisaba su falda. —Nuestrra prrimera clase tenía que serr con los alumnos de Grryffindor.
—Espero que no haya algún sangre sucia entre ellos, sería escalofriante. —comentó Emma mientras la seguía.
—Es lo de menos, mientras no nos traigan problemas. —Comentó Steve, desde que dijera que tenía mal temperamento todos tenían mucho cuidado con él.
—Clarro que no es lo de menos, pensar que el director le perrmite el acceso a gente que no tenía la menor idea de la magia hasta que rrecibieron su carta es una deshonrra, solo nos quitan la atención de los prrofesores a los verdaderos magos —. Definitivamente Jody era toda una snob.
—Me da igual mientras no se acerquen, mi ropa es nueva —dijo Rufus con poco interés.
Severus ignoró a sus compañeros y fue el primero en entrar al salón.
—Bienvenidos de nuevo chicos, es maravilloso verlos —saludó Slughorn. —Por favor, tomen asiento por orden alfabetizo según sus apellidos.
Severus se sentó en una mesa junto al estante donde estaban las pociones y sacó su libro de Filtros y pociones mágicos de Arsenius Jigger. Notó que los Gryffindor aún no llegaban, quizás se debía a que su sala común estaba en una torre, volvió su vista al libro y comenzó a leer un poco hasta que sintió una mano en su hombro. Se giró ilusionado, pero solo se encontró con el rostro de Lexie.
—¿Puedo sentarme aquí?
—Según el profesor me toca sentarme con Vanity —fue su respuesta.
—Emma me pidió cambiar el lugar, dijo algo sobre sangre mestiza, pero creo que el que más gana eres tú.
Severus se crispó al escuchar la denominación de sangre mestiza, aquello le molestaba.
—¿Cómo podría ganar sentándome contigo? Además, ya lo dijo Vanity, no querrás estar con alguien impuro.
Lexie sonrió mientras se sentaba.
—No tengo ningún problema con las cuestiones de la sangre, claro que tengo mis propias opiniones, pero prefiero juzgar a la gente por lo que dice y hace, no por algo que no decidió —susurró aquello en el oído del chico, quien la miró acusadoramente y se alejó para recuperar un poco de espacio personal.
—No te creo, Rockwood. Debes ser igual o peor de snob que Jacknife.
Lexie negó con la cabeza.
—Yo pienso que la pureza de la sangre da estatus, sí. —alzó un dedo como explicando una teoría muy compleja. —Pero si tienes magia, lo mejor es aprovechar y vivir como mejor puedas, claro, pero ese ya no es mi problema. —se acercó de nuevo al chico. —Pero es un secreto, no se lo digas a nadie o tendré que negarlo.
Severus negó con la cabeza y se alejó de la chica, dejando un asiento vacío entre ellos.
Lexie comenzó a tararear alguna melodía fastidiosa mientras sacaba su libro, cuando de pronto la escuchó levantarse del banco y gritar.
—¡Hey Lily! ¡Por aquí!
Severus giró de prisa y vio a su mejor amiga correr apurada a su lado.
—Buenos días Severus, Lexie.
—Siéntate con nosotros, seguro el profesor lo acepta. —La invitó Lexie.
—Gracias, ¿Qué tal dormiste Severus?
—Bien, gracias... fue una noche fascinante...
Lexie los escuchó conversar con animosidad, y aunque trató de unirse a la conversación, el niño de negros cabellos la excluía.
—¿Qué tal tú, Lexie? ¿Por qué no fueron a desayunar al Gran comedor? —preguntó Lily tratando de ser más cortés que su amigo.
—Dormí bien, gracias. —Lexie le sonrió. —No fuimos porque nuestro prefecto aún tenía que darnos algunas indicaciones y llevó algo para que desayunáramos en la sala común.
—¡Qué bien!
Pero entonces Severus volvió a robarse la atención de la pelirroja.
Pronto dio inicio a la clase y escucharon con atención a su profesor.
—El arte de las pociones es una de las cosas más bellas en el mundo, el éxito o fracaso está en sus manos, por lo que deben poner mucha atención y preguntar si tienen la menor duda... — Y así comenzó su estancia escolar.
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Iban saliendo de su clase doble de pociones y los dos grupos se dirigieron al gran comedor.
—¡Oye Lily! —Gritó James Potter desde la parte superior de las escaleras que estaban subiendo. De pronto lanzó una bomba fétida que golpeó a Severus y lo hizo retroceder unos escalones. En ese justo momento la escalera decidió cambiar de lugar, por lo que el chico estuvo a punto de caer si Rufus no lo hubiera sujetado de la solapa de su capa de segunda mano.
—Eso fue peligroso, idiota. —gritó Lily mientras esperaba junto a Lexi y dos Gryffindor más a que la escalera se detuviera. —Espera un poco Severus, ahora bajamos. —pidió la pelirroja.
—No, vayan a comer, yo iré a la mi Sala común a cambiarme. —y a continuación se marchó con la cara roja y el rostro enfadado.
—Potter es un idiota... —Lily iba enfurecida.
—Vaya que sí, debes gustarle mucho.
Lily negó.
—Rosmerta dijo lo mismo, pero, aunque fuera el último hombre en el mundo saldría con él, es insensible y abusivo con Severus y él es muy importante para mí.
—¿Se conocen desde antes del tren? —la curiosidad de Lexie salió a flote.
—Somos amigos desde hace un par de años, somos vecinos. —Contó con alegría. —Lo conocí en una pequeña colina que está detrás de nuestra calle, siempre ha sido un gran chico conmigo. Sobre todo, cuando descubrí que era una bruja, entonces Severus se encargó de enseñarme todo lo necesario para venir a Hogwarts.
—¿Tus padres no te lo enseñaron? —Se sentaron juntas en la mesa de Gryffindor, Lexie estaba muy interesada en el tema.
Lily bajó la vista un poco apenada.
—Severus me dijo que no lo revelara a nadie.
Lexie sonrió para tratar de darle confianza.
—Vamos, no tiene nada de malo decir que eres mestiza o huérfana, son cosas que pasan. —y la comida apareció en la gran mesa.
—En realidad mis padres son muggles. —Lily sonrió un poco apenada mientras Lexie seleccionaba algunos pedazos de verdura y unos trozos de pollo mientras los ponía en su plato.
—Severus tiene razón, sería mejor que no lo digas a todo el mundo. —respondió Lexie sin dejar de hacer lo suyo. —Hay mucha gente que ataca a los hijos de muggles, por lo que vi en clase eres lista, así que si no lo dices nadie se dará cuenta.
—Pero... ¿Qué tiene de malo? —preguntó la otra chica en voz baja, su rostro ahora reflejaba preocupación.
—¿Quieres la respuesta amable o la verdad?
—La verdad.
—En el pasado algunos muggles como Hittler y Stalin mataron a millones de personas, entre ellos a muchos magos y brujas... además mucha gente cree que los hijos de muggles son inferiores, es más común que un mestizo se integre a la comunidad y consiga un trabajo decente, para los demás es muy difícil sobrevivir en el mundo mágico, así que la mayoría regresa al mundo muggle, por lo que piensan que es un desperdicio que asistan a la escuela de magia.
Lily frunció el ceño.
—Eso no es justo.
Lexie alzó los hombros.
—Quizás no sea justo, pero así es. —Terminó con sus pedazos de fruta mientras Lily no había probado ni un bocado. —Pero no te preocupes conmigo, me agradas. Mejor cuídate de mis compañeros de casa, suelen ser los más radicales en esas cuestiones, estarás bien en Gryffindor, ellos aprecian el valor y no tanto la sangre.
—¿Por eso no me quedé en la misma casa que ustedes?
Lexie se rascó la cabeza.
—Que yo recuerde nunca ha habido un hijo de muggles en Slytherin, si hay mestizos, pero no gente como tú.
—Eso no fue muy amable... —se quejó la pelirroja.
—Lo siento, pero podemos ser amigas, si quieres. —le estiró la mano y Lily la aceptó. —Ahora, debemos pensar en una manera de devolverle el golpe a ese Potter... Pero antes come un poco.
Lily asintió y se sirvió un gran pedazo de pastel de carne, una empanada de Cornualles y comenzó a comer con gusto. Cuando terminó, sacó un pañuelo azul y envolvió un gran trozo de pastel de carne y dos piezas de pollo.
—Lexie —, la castaña la miró. —¿Podrías llevarle esto a Severus? Creo que no llegará a tiempo a comer antes de su siguiente clase.
—Claro, pero no te acostumbres, Lily, no soy recadera de nadie.
Lily se rio con ganas.
—Hablas como si fueras una señorita rica.
Lexie alzó una ceja y sonrió divertida, sin duda aquella chica le agradaba, era demasiado inocente.
—Soy la hija menor de la familia Rockwood, podría pagarle a Dumbledore para que nos baile un vals abrazado del gigante Hagrid. —Lily la miró impresionada y de pronto se cohibió. —Pero me agrada conocer a gente nueva, en casa eso pasaba una vez cada mil años.
Lily sonrió más animada.
—¡Rrockwood! —Gritó Jody desde la mesa de Slytherin. —¡Es horra de ir a clase!
—Yo tendré clase de vuelo, suerte y gracias por el favor. —se despidió Lily.
—Ten un lindo día, querida.
Y con la comida envuelta en el pañuelo azul y su mochila en la espalda, emprendió el camino a los invernaderos.
Al llegar vio a Severus y Rufus sentados en el pasto.
—¿No fueron a comer ambos?
—Me ensucié de la bomba fétida al agarrar a Snape, también fui a cambiarme.
Lexie alzó una ceja mientras contenía la risa al imaginar a Rufus.
—Tienen suerte, traje algo. —y mostró el paquete de comida, el cual depositó en las manos de Severus.
—¿Por qué me lo das a mí? ¿No sé supone que Winickus es tu amigo?
Lexie negó.
—No soy tan amable, esto lo manda Lily Evans, mi nueva amiga hija de muggles.
Severus pasó el paquete de comida a Rufus y se puso de pie, para dar un par de pasos hasta llegar a Lexie y sujetarla bruscamente del cuello de su túnica.
—¿Cómo lo sabes?
—Vamos, tranquilo, ella me lo dijo. —a Lexie le agradó ver una chispa de ira en los ojos del chico, no era tan bueno como la ternura que vio en el tren, pero era mejor que el desinterés.
—Díselo a alguien más y yo...
—¿Tú que, Severus? —preguntó la castaña de manera desafiante, más no hizo ningún intento por soltarse.
—Si lastimas a Lily, te haré lamentarlo... mucho.
—Basta, Snape. —Rufus había dejado la comida en el pasto. Sujetó las manos de Snape y trató de que soltara a la chica con pocos resultados.
—¿Por qué no tratas de liberarte tu misma?
—Siempre habrá alguien que lo haga por mí, ¿Para qué molestarme?
Severus la miró con ferocidad, pero la empujó al tiempo que la soltaba. Rufus sostuvo a la chica para evitar que cayera en el pasto.
—Tsk, y deja de llamarme por mi nombre, no somos nada.
—Claro que sí, somos familia ya que estamos en la misma casa, ¿No lo dijo el profesor Slughorn ayer? —Severus recogió la comida y se volvió a sentar. — Buen provecho.
—¿Y yo? —preguntó Rufus con consternación. —También tengo hambre.
—Dile que te invite, no sabía que tampoco irías a comer, de haber sabido le ordenaba a Jody que trajera algo para ti.
Severus le hizo una seña al niño, quien se sentó a su lado y recibió la mitad del pastel y una pieza de pollo.
—A este paso te vas a quedar sola, Rockwood. —Severus la miró con desagrado, sin saber que su profecía se cumpliría.
Lexie sonrió, definitivamente le encantaba hacer enojar a ese niño de largos cabellos negros.
—Ya veremos, Severus... —. Y se dio la media vuelta para entrar al invernadero.
—¿Por qué la defendiste? —preguntó Snape con recelo una vez que desapareció de su vista.
Rufus alzó los hombros.
—Si ella le dice a su hermano que no hice algo por ella, me darán una paliza él y sus primos. — De pronto se puso un poco pálido. —Si ella le dice lo que hiciste, eres hombre muerto, Snape.
—Qué lo intenten.
Rufus sonrió.
—Además no es tan mala, ya la oíste, si hubiera notado mi ausencia hubiera ordenado que me trajeran algo... —pensó un poco. —Y a ti te hizo el favor de traer esto de parte de tu amiga, eso no es algo propio de Lexie, ella nunca hace nada por sí misma si puede evitarlo.
—¿Por qué? ¿Es tan inútil?
—Ni idea, ella solo hace lo que quiere, nunca la he visto obedecer si no está de acuerdo. —tragó el último pedazo de pastel. —Bueno, si hay excepciones pero sé que su padre la castiga muy duro. —Snape lo miró aburrido. —En su décimo cumpleaños ella dijo que "no" a una orden que le dio su padre, no escuché de que se trataba, solo vi cuando el señor Rockwood le daba una bofetada enfrente de todo el mundo. —Limpió su boca con la manga de su túnica. —Ella no lloró, solo bajó rostro y asintió para después ir a otra habitación, no volvió a salir aunque era su fiesta... Aunque es fuerte, al día siguiente estaba como si nada.
—¡Chicos! —Lucinda salió del invernadero y los llamó. —La profesora Sprout quiere que ya entren.
Rufus fue el primero en entrar, Severus esperó a doblar cuidadosamente el pañuelo azul y una vez listo, entró a su clase.
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Ya era la hora de la cena y todos los Slytherin llegaron a su mesa para comer algo.
—¡Estúpidas mandrágoras! —exclamó Andrew mientras entraba seguido de Steve.
—¿Porr qué tarrdaron tanto? —Jody alzó una ceja al verlos.
—Necesitábamos enjuagar nuestras botas, esa bestia nos llenó de tierra. —respondió Steve mientras tomaba asiento junto a Lucinda.
Tomaron lugar junto a Snape y Rufus, frente a ellos estaban las cuatro chicas.
—¡Lexie! —un grito llamó atención de los novatos.
—¡Hermano! —Lexie se puso de pie y lo abrazó cuando él llegó a su lado.
—Se ven terribles chicos, ¿Herbología?
—Sí, mandrágoras... —respondió Rufus.
—No te ves sucia, Lexie.
—La profesora Sprout es joven y muy lista, no dejó que lo intentara para que no ensuciara mis manos.
El mayor frunció ligeramente el ceño.
—Bueno, no es algo que ocuparás así que realmente no importa. —volvió a abrazarla. —Espero que hayas tenido un gran primer día, hermanita.
—Seguro lo fue. —y miró de reojo a Severus, quien tenía su vista fija en la comida. —Por cierto, ¿Dónde está Reg? No lo he visto por ningún lado.
—Él está ocupado estudiando para nuestros TIMOs, le diré que te busque en la sala común cuando pueda. —Y se marchó.
—Es muy guapo. —exclamó Emma mientras Albern salía del comedor.
—Por supuesto que sí. —Lexie tomó un brócoli de su plato. —Es el heredero Rockwood, es perfecto.
—¿Podrías presentármelo? —Preguntó Emma con emoción.
Lexie alzó una comisura de su boca tratando de no reír de manera muy evidente.
—Querida, te haría un favor al no hacerlo. Albern solo podrá estar con una chica de alta cuna y me temo que unos nuevos ricos mestizos como los Vanity no impresionarán a padre.
El rostro de Emma se descompuso haciéndola ver más fea.
—Eres horrible, Lexie —. Y salió deprisa del Gran comedor.
—Ups, sensibilidad herrida. —Jody sonrió altanera.
—Eso fue muy celoso de tu parte, Lexie —Rufus la miró aburrido.
—Fui amable, no le dije la verdad de que no tenía ninguna oportunidad por su cara, así que debería estar bien.
Severus empezaba a formarse una opinión muy negativa de esa chica, no es que le molestara si hería o no los sentimientos de su compañera, eso le daba igual, pero esos modos tan prepotentes y confiados le causaban urticaria.
—¡Severus! —esa voz fue el cielo para el niño, quien giró y se dio prisa en llegar hasta ella.
Lexie los observó encontrarse en medio del Gran comedor.
—Oye Rufus. —Lexie se sentó a su lado. —¿Cuántos años tenemos de conocernos?
—Desde siempre, mi padre es socio del tuyo, así que hemos ido a los mismos eventos toda la vida.
—¿Y por qué no me miras con cariño? Siempre eres tan aburrido a pesar de ser mi mejor amigo.
Rufus alzó una ceja y miró a su amigo y la chica de rojos cabellos.
—¿Somos mejores amigos?
—Claro que sí, si no fuera así no te dejaría sostener mis cosas o entrar a mi habitación.
El niño se encogió.
—Supongo que así soy, pero siempre le pido a mi sirvienta que elija algo bonito para ti en navidad.
Lexie rodó los ojos.
—Este año quiero que me des algo personal, algo que te recuerde a mí, ¿Entendiste?
El rubio metió la mano en su mochila y sacó un pergamino y pluma.
—Ya lo anoté, está bien.
—Perfecto, si me gusta prometo que le pediré a algún elfo que te lleve comida cuando quieras.
Lexie volvió la vista atrás y vio la mirada de cariño que Severus le dedicaba a Lily al conversar sobre su día.
—¿Rufus? —Un escalofrío recorrió al niño, no le gustaba las exigencias que Lexie le estaba haciendo en esos momentos. —¿Soy linda?
—Eres un ángel, Lexie. —Sorbió el resto de su sopa y tomó su mochila entre sus manos, se puso de pie torpemente. —Tengo que ir a la biblioteca antes de que cierre, te veré mañana en clases.
Y salió casi corriendo de ahí. Para Rufus Winickus estar al lado de Lexie era algo que no había cuestionado. Toda la vida sus padres los habían juntado, habían compartido algunos tutores y hasta una vez hicieron una pijamada con otros hijos de nobles mágicos, pero si le preguntaban a él le daba igual. Ella solo era un contacto, pues haría negocios con su futuro esposo, hubiera preferido estar solo que escucharla hablar todo el día, pero se había acostumbrado. Su padre le dejó claro que debía cuidar su vínculo con ella, por el bien de la familia, así que no le importaba ir tras de ella como una sombra, mientras menos esperara de él mejor, pero tampoco quería recibir una paliza de parte de su hermano, ya lo había visto golpear a gente que no satisfizo las exigencias de la castaña. Él prefería observar y aprender.
¿La apreciaba? De alguna manera sí, o sea, iría a su funeral y llevaría flores, cosa que no haría por alguien más. Lexie era tan volátil y extrovertida, y sobre todo no sentía asco por los hijos de muggles, nunca la entendería, era rara y lo mejor sería que tomara espacio antes de que empezara a pedirle cartas o alguna otra cursilería inservible que no sabría hacer, ya tenía mucho con que lidiar con su propia alergia.
En cambio, cuando Lexie vio a su amigo de la infancia partir, suspiró. Al parecer él no sería su Severus, así que se volteó a donde estaba Andrew Craggy, por lo menos este era más guapo.
—Oye Andrew, ¿De dónde es tu apellido? —se sentó muy contenta a su lado.
—De Inglaterra, mi familia es descendiente de... —Lexie se aburrió apenas el chico empezó a habar. Miró de reojo a Severus y Lily hablar como si no existiera nada más a su alrededor. Suponía que no era fácil llegar a ese nivel de confianza, así que se iba a esforzar por lograrlo con Andrew, pero si en un par de semanas no lo lograba, lo intentaría con Steve.
—Debería preguntarle a Lily cómo consiguió que Severus la mire así... —Lexie tomó nota mental.
—¿Porr qué Snape y tú se juntan con una Grryffindor? —preguntó Jody interrumpiendo la charla de Andrew mientras colocaba su copa con jugo de calabaza en la mesa.
Lexie sonrió coqueta.
—Es linda e inteligente.
Jodi alzó una ceja.
—Es Gryffindor, en la tarde un par de ellos de tercer año me pusieron el pie, son odiosos.
—Pues véngate, es fácil y ya lo dijo el prefecto, es perfectamente aceptable. —respondió Steve con aburrimiento.
—Prefiero no ensuciarme las manos. —trató de imitar la pose de Lexie.
La castaña suspiró y miró de nuevo tras suyo y vio que Severus y Lily iban saliendo juntos del Gran comedor.
—Ya me aburrí, iré a dormir —. Se despidió con una sonrisa. Pero cuando salió del gran comedor y se sintió cubierta por las sombras del castillo, quitó la sonrisa de su rostro y pensó que era absurdo tratar de agradarle a todos, le gustaría poder ser como Severus de gruñón y que hubiera alguien como Lily que aun así lo siguiera a todos lados. O ser tan inocente como Lily y tener toda la atención de Snape.
¿Por qué pensaba en esas ridiculeces? Su mente debía estar enfocada en volverse la líder de su generación de serpientes, jamás se perdonaría que el Sombrero Seleccionador le hubiera dicho que estaría bien en Hufflepuff, ella no era una inútil, no, ella era la princesa de su familia, así que ahora demostraría que merecía llevar los colores de Salazar Slytherin.
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Travesura de Halloween
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Pronto llegó el viernes 31 de octubre y al llegar al desayuno, el Gran salón estaba decorado para la ocasión.
Los alumnos de primer año ya se habían adaptado a sus horarios de clase, aún se perdían de vez en cuando sí se trataba de llegar al aula de encantamientos o a la torre de Astronomía. Pero en general habían sido muy bien instruidos por sus compañeros de casa mayores y ya sabían cómo molestar a sus iguales de otras casas.
—¿Por qué no puedo asistir? —preguntó Lexie mientras entraba al Gran comedor escoltada por su hermano y Regulus Black.
—Los de primero no pueden asistir, así que sé una buena niña. —Albern le dio una pequeña palmada en la cabeza.
—Son fiestas muy aburridas, Lexie, no te pierdes de nada. —Regulus le sonrió y ella solo atinó a inflar los cachetes.
—Cómo la chica más popular de Slytherin, deberían hacer una excepción conmigo.
Albern rio con fuerza.
—Debo decir que estoy orgulloso de que líderes a tus compañeros, Lexie. —dijo el Black. —Winickus me dijo que lograste ganarle 20 puntos en clase de encantamientos a mi hermano menor.
—Sirius es muy listo, pero no se toma las clases en serio, se la pasa bromando con ese tal Potter. —tomó asiento entre los dos chicos y sonrió, amaba las miradas de rencor que le dedicaban las chicas de su casa al estar con los dos chicos más guapos de la escuela.
—Me temo que eso cierto, lamento las molestias que ocasiona ese cabeza de chorlito. —Black suspiró con cansancio. —Ojalá pudieras ser su amiga, necesita una buena influencia entre todos los payasos con los que se junta.
—Ese Potter es odioso. —recordó cómo había seguido molestando a Severus. Con presteza comenzó a llenar su plato con un poco de fruta y una copa de jugo de calabaza.
—Es una buena familia, es una lástima que no compartan nuestras ideas. —suspiró Albern. —En fin, ¿Qué tal te va con Suzanne, Reg?
—Bien, si todo sale bien será mi novia este año.
Lexie miró sorprendida a Regulus.
—¿Te gusta Suzanne Marlek? —sintió una punzada en su pecho.
—Nada mal, es la chica más bella del colegio —. Albern frunció el ceño al ver la copa de su hermana. —No bebas eso, tiene más azúcar de lo necesario. —y le retiró la copa para después servirle un poco de té. —Bebe esto sin miel.
La castaña quiso decirle que no, que había probado el jugo de calabaza hace un par de semanas y que le había encantado, pero se abstuvo, ya era lo suficientemente malo saber que Regulus estaba enamorado de una chica muy hueca en su opinión.
—No es tan bonita. —. Dio un trago a su té y continuó comiendo la fruta de su plato.
—¿Estás ciega, Lexie? —Albern rio, mientras Regulus se ponía un poco serio. —Sin duda yo la invitaría a salir, pero Reg la vio primero así que solo me queda desearles lo mejor. Además, es seguro que Suzanne no bebe jugo de calabaza.
—Yo soy más linda, cuando tenga su edad seré aún más bella que ella.
Regulus se acercó un poco más a la niña y le dio un amistoso jalón de mejilla.
—Lexie es la niña más perfecta del mundo, Sirius tendría suerte de que lo dejaras besar el piso por el que pasas.
Ella hizo una mueca.
—Me voy, tengo clase y antes quiero asegurarme de que Potter no está molestando a mis chicos, es el único que se atreve a contradecirme. —tomó su mochila con presteza y marchó a su clase doble de pociones de ese día.
Regulus miró fijamente a su mejor amigo.
—No me gusta que hagas esos comentarios frente a Lexie.
—¿Sobre tu y Suzanne? Mientras más pronto se le rompa el corazón más rápido lo superará.
—No, me refiero a lo del jugo de calabaza, creo que es ridículo que tú y tu padre la maten de hambre.
Albern Rockwood se cruzó de brazos y sonrió divertido.
—¿En qué destaca Lexie?
Regulus lo pensó.
—Es buena con los encantamientos, supe que dominó el hechizo de levitación el primer día.
—A Lexie le gustan los encantamientos para transformar su ropa, pintar o peinar su cabello o en su caso, hacer levitar las cosas para no tener que pararse. — Hizo una mueca. —Doblegar la voluntad de Lexie no es más que nuestra manera de desearle bienestar... es bella, así que podremos conseguirle un matrimonio adecuado, y cuando eso suceda debe saber obedecer y ser frágil, es más difícil someter a una mujer con kilos extra.
—Está creciendo, creo que deberías pensarlo un poco más o podría hartarse y rebelarse. —Regulus le restó importancia al asunto mientras se servía unas gachas con leche.
—Lexie no tiene el valor de llevarnos la contraria, ama ser perfecta así que... —tomó el jugo de calabaza que le había quitado a su hermana. —Tenemos otras cosas de las que preocuparnos, la fiesta de esta noche será el inicio de nuestro proceso de reclutamiento, necesitamos ser cuidadosos para pasar desapercibidos, el señor Tenebroso quiere que haya un bajo perfil hasta que decida que es el momento de declarar la guerra —. Regulus asintió.
—Tengo todo cubierto, los de primer año serán encerrados en sus habitaciones, podremos usar la Sala común. Lament ya tiene todo listo y en cuanto se marchen los elfos, podremos comenzar.
Albern sonrió satisfecho. Por fin había llegado el momento de compartir su doctrina a favor de la sangre pura y poner en su lugar a los sucios muggles que empezaban a invadirlos.
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La última clase del viernes para los Slytherin de primer año era Transformaciones con los chicos de Hufflepuff.
—Llegas tarde, Severus. —Lexie estaba en la puerta del aula esperando su llegada.
—No es tu problema, Rockwood. —él respondió con aburrimiento.
—Claro que sí, la otra vez nos quitaron cinco puntos porque decidiste llevar a Lily a su salón que estaba del otro lado del castillo.
Snape alzó una ceja y se cruzó de brazos.
—Si no te conociera, diría que estás celosa, Rockwood.
Lexie abrió los ojos evidentemente ofendida.
—Por supuesto que no, es mi deber que todos cumplan con su deber.
—No sé quién te nombró líder de algún grupo imaginario, pero no me mandas así que déjame en paz. —Severus se dio prisa a entrar en el salón y al pasar la golpeó con el hombro.
Lexie trató de jalarlo de la ropa, pero el chico se liberó fácilmente y ella quedó aún más molesta.
—Es un completo idiota... —murmuró mientras tomaba asiento junto a Jody.
—Es un mestizo, no esperres mucha civilidad de su parrte —comentó mientras revisaba las puntas rosas de su cabello.
Por otra parte, Severus tomó asiento junto a Andrew.
—Snape —saludó Andrew mientras continuaba haciendo un dibujo ridículo en un pedazo de pergamino. —Nunca había visto a nadie ignorar de esa manera a Lexie, tienes agallas, amigo.
Severus alzó una ceja.
—Dicen que está aprendiendo maldiciones con su hermano, mejor que no te metas en problemas con ella.
—Me tiene sin cuidado. —Severus sacó su libro mientras la joven profesora McGonagall entraba.
Al término de la clase, salieron los dos grupos listos para ir al Gran salón a cenar para poder ir a descansar a sus habitaciones.
—Tengo un asunto que atender, vayan a cenar.
Severus escuchó a Lexi despedirse de Rufus y Jody y marchar en dirección a la puerta de salida. Pero a él no le importaba, había quedado de cenar con Lily. Pronto llegó al Gran comedor, donde se sentó junto a su amiga en la mesa de Hufflepuff, nunca iba él a la mesa de los Gryffindor ni ella a la mesa de los Slytherin.
—¿Y cómo está Lexie? Hace unos días que no la veo —comentó Lily Evans mientras comía un gran bocado de tarta de melaza.
—Insoportable como siempre.
La pelirroja rio con ganas.
—El otro día me defendió. —Severus alzó la mirada y contempló a la chica que tanto amaba. —Estaba en los baños de segundo piso cuando unas chicas de cuarto año de tu casa comenzaron a burlarse de mi cabello. —bajó la vista un poco apenada. —Entonces una de ellas arrojó un bote de tinta roja que manchó mi falda por completo —ahora el rostro de la chica era tan rojo como su cabello. —Lexie debió escuchar los gritos, porque solo la vi entrar en puntillas, lanzó un hechizo que hizo que el grifo del lavabo se abriera a presión y las mojara por completo. —Ahora comenzó a reír. —Cuando estuvimos lo suficientemente lejos, juntas conseguimos sacar la mancha de tinta.
Severus frunció el ceño.
—Dime quienes fueron, les haré pagar...
—No, ya recibieron su merecido... además Lexie ya me había dicho que no anduviera sola por ahí... —Lily sonrió. —Jamás creí que pudiera ver otro Slytherin aparte de ti que fuera amable conmigo —. El chico hizo una mueca. —Ahí está Rosmerta, iré a dormir, Severus. Ten una linda noche.
Y la chica se marchó mientras se despedía con la mano.
Severus miró ambos platos vacíos y decidió que era hora de ir a dormir también.
Cuando salió del gran comedor vio a Rufus caminar de prisa.
—Snape, ¿Has visto a Lexie?
—No.
—Es que el prefecto dijo que todos los de primer año debemos estar en cama a más tardar en una hora y no encuentro a Lexie por ningún lado.
Severus pensó en las palabras de Lily, si no hubiera sido por la insoportable de Rockwood Lily hubiera pasado un peor momento.
—Echaré un vistazo afuera, ve a las torres para ver si está allá.
—Gracias, Snape. —Y el niño corrió hacía la zona de escaleras.
Severus comenzó a pasear por el patio interno y no había señales de la chica. Recorrió buena parte de los patios y hasta dio un vistazo por la orilla del lago negro. Como no vio a la chica en cuestión decidió marchar a casa hasta que escuchó la voz de la persona que buscaba hablando consigo misma. Caminó en dirección al Bosque prohibido y lo que vio le sorprendió.
—¿Qué estás haciendo?
Lexie estaba en el piso de rodillas sobre el lodo, con el suéter arremangado y las manos llenas de tierra y hojas de árbol. Al oírlo llegar, ella se paró de golpe y ocultó sus manos detrás de la espalda.
—¿No te han dicho que es de mala educación llegar sin avisar?
—Debo admitir que estoy intrigado, ¿Qué hace la princesa Rockwood en el lodo?
La chica quitó un mechón de cabello de su rostro y en el intento se embarró un poco de lodo en la frente.
—Busco cochinillas —. Al ver que Severus alzaba una ceja incrédula, continuó. —Quiero atrapar un Bowtruckle, pero no puedo acercarme si no le llevo algunas cochinillas.
—No es muy brillante buscar cochinillas en la noche a orillas del Bosque prohibido.
Fue turno de ella para irritarse.
—Bueno, hace diez minutos todavía había algo de sol, logré encontrar algunas. —señaló un frasco de vidrio con una tapa con agujeros que estaba en el piso. —¿Tú qué haces aquí?
—Vi a tu sirviente Winickus buscarte con desesperación, Lamert quiere que los de primer año estemos en nuestras habitaciones de inmediato.
Lexie frunció el ceño.
—Debe ser por la fiesta.
—¿Qué fiesta?
—Habrá una fiesta de Hallowen a la que no estamos invitados los de primer año. —mostró una mueca de disgusto.
—No me interesa. Vamos a la sala común. —Ordenó Snape.
—¿No te da curiosidad ver lo que hacen? —ella sonrió con malicia. —Además escuché que harían una demostración de magia oscura, debe interesarte.
—¿Por qué lo dices, Rockwood?
—No hace falta más que ver tu cara durante las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras, ahí realmente pareces un niño y no el amargado de todos los días.
Severus lo pensó. Sin duda le interesaba ver lo que los chicos de cursos más avanzados podían hacer con magia oscura.
—Suena tentador, quizá.
Lexie sonrió triunfante mientras guardaba el frasco cerrado en su mochila.
—Entonces deja me limpio esto... —sacó su varita y señaló el lodo que la cubría, el cual desapareció. —Listo.
—¿Dónde aprendiste eso? No lo hemos visto en clase.
Ella alzó los hombros.
—Hay algunos libros interesantes en la biblioteca, y la verdad me gustan los encantamientos tanto como a ti las pociones. —Lexie tomó su mochila y empezó a caminar.
—Las mazmorras están del otro lado... —señaló el niño con fastidio.
—Leí un hechizo en un libro, decía que ayuda a que las personas no te reconozcan por un corto periodo de tiempo. —entraron a la biblioteca casi corriendo.
—¿Vamos a usar un hechizo que no has usado antes?
—Así es, no puedo fallar, soy buena. —Severus no estaba seguro de eso. —Además es un hechizo muy simple, viene en los textos del segundo año para evitar que te encuentre una lechuza cuando no quieres recibir correo.
—¿Y si explotas como hiciste con la copa en transformaciones?
Ella hizo una mueca.
—Estamos cerca de la enfermería por si pasa cualquier cosa.
Aquello no animó mucho al chico, pero se sentía emocionado ante la idea de llevar la contraria a sus mayores y ver su espectáculo de magia oscura.
La chica encontró rápidamente un grueso libro de encantamientos.
—Debe estar por aquí... —Con su dedo recorrió el índice. —Aquí está, abscondere lux.
Severus se asomó.
—¿Qué hace?
—Básicamente hace que los que te vean no te reconozcan y no les interese mirar de nuevo, aunque dice que no funciona cuando te ve alguien que te conoce a profundidad como los padres o un familiar cercano.
—Tu hermano estará ahí.
Ella se encogió de hombros.
—Si me ve solo me mandará a mi dormitorio, en cambio tu podrás terminar de ver la fiesta.
—Solo me interesa su demostración de magia negra, después de eso subiré.
—Bien —sonrió mientras levantaba la varita. —Aquí dice que se debe agitar la varita tres veces en el sentido de las agujas del reloj y dos del lado contrario, luego media sacudida hacía arriba y tocar el objeto a ocultar.
Severus miró un poco preocupado a la chica mientras ensayaba los movimientos de varita.
—Voy a ocultar este libro. —murmuró la chica y el niño asintió.
Realizó los movimientos de muñeca, pero al final titubeó un poco, al punto que dejó una marca de quemado en la tapa del libro.
—No vas a intentarlo sobre mí. —Severus negó, pero entonces escuchó unos pasos. —La bibliotecaria viene...
—¡Vámonos! —Se agacharon y esperaron la oportunidad de salir corriendo de la biblioteca. —¿Qué hora es? —preguntó ella.
—Las nueve y media de la noche —. Ya había pasado un largo tiempo desde que salió del Gran comedor.
—De acuerdo, ¿Lo intentamos o no?
—Tú primero —Snape frunció el ceño. —No quiero que me quemes la frente.
Lexie rio.
—Eres muy divertido, Severus.
Él bufó ante su insistencia de llamarlo por su nombre
—¡Abscondere lux! —dijo mientras hacía los movimientos de varita y la chica tocaba su propia nariz.
Los dos se quedaron en silencio, pero Severus no vio ningún cambio.
—No veo un cambio. —fue la respuesta del niño.
—Tal vez no funcionó. —Lexie se sentía un poco tonta. —Bueno, tendremos que esperar hasta nuestro tercer año...
Pero entonces dobló por la esquina Rufus mientras se dirigía al chico.
— No encontré a Lexi por ningún lado.
Severus alzó una ceja, pero se mantuvo serio.
—Yo la vi entrar a la Sala común, ya debe estar en su dormitorio.
El rostro de Rufus mostró alivio.
—Menos mal, de la que me salvé con Albern... —Miró hacía la chica, pero continuó su camino. —Iré a dormir, es tarde, nos vemos.
Lexie miró a Severus e imitó su expresión.
—No me voy a ofender porque significa que mi hechizo funcionó. —Señaló al pelinegro. —¿Lo intentamos?
—Supongo.
Lexi hizo los movimientos y después tocó a Severus en la frente. El chico no sintió nada, pero después de lo sucedido con Rufus, se animaron a entrar a su Sala Común.
Dijeron la contraseña y al ingresar, vieron abarrotada la sala con estudiantes de todos los grados de la casa Slytherin. Habían movido los sillones hacía las paredes del lugar y en el centro había una mesa rectangular donde había una fuente de jugo y muchos aperitivos. Había poco menos de 50 personas reunidas, pero empezaba a sentirse el calor; la luz de las velas no ayudaba a mejorar el clima.
—Creo que fue una mala idea... —susurró la castaña.
—Esto es aburrido —dijo Severus. Ambos estaban sentados en un sillón lejos de donde estaba el hermano de Lexie. Un chico de séptimo ocupó el lugar de a lado de ellos, pronto llegó una chica a sentarse en sus piernas e iniciaron una sesión de besos.
—Qué asco... —exclamó Lexi con desagrado mientras se empujaba lejos de la pareja.
—Esto es deprimente, yo me voy —. Pero en cuanto Snape dijo eso, se escuchó el estruendo de una copa de vidrio quebrándose en el suelo.
Los niños alzaron la mirada y vieron a Regulus Black colocarse junto a la copa.
—Esta noche, hay algo muy importante que debemos anunciar a nuestros hermanos Slytherin —. Hizo una pausa mientras escaneaba a todos los presentes, Lexi, insegura, se escondió tras Severus. —Como bien saben, hace cinco años se marchó de Hogwarts el verdadero heredero de Salazar Slytherin... este hombre lleva en su sangre el legado de nuestros antepasados, y ha asumido su tarea de elevar a los magos y poner en su lugar a los asquerosos sangre sucia que nos invaden cada día más.
A su lado, Lucius Malfoy sonrió enseñando sus blancos dientes y continuó.
—El señor tenebroso es generoso y está dispuesto a compartir sus profundos conocimientos de las artes oscuras con todos aquellos que decidan apoyar su causa. —sacó su varita mágica y después de algunos elegantes movimientos gritó con fuerza. — ¡Protego diabolica! y un gran circuló de fuego lo rodeó, de manera que el calor en la sala común se incrementó, pero Severus y Lexie quedaron fascinados con la gran masa de fuego que parpadeaba y amenazaba con quemar todo.
—Han existido magos poderosos que intentaron hacer de este mundo un lugar donde los magos tomen las riendas del sentido común, uno de ellos fue Gellert Grindelwald... —Lucius incrementó el tamaño del aro de fuego. —Pero fue vencido porque a pesar de su poder, no tenía un ejercito lo suficientemente numeroso que lo respaldara en su noble guerra... Pero eso es algo que Lord Voldemort entiende y en su gran capacidad está en la disposición de compartir su poder con nosotros... —El gran aro de fuego se tornó morado.
—Resucitar a los muertos, volar, conseguir la gloria eterna y doblegar a todos los asquerosos sangre sucia, nada es imposible si le entregas tu fe y lealtad al señor tenebroso. —Albern Rockwood hizo una gran reverencia a todos los presentes, entonces Lucius hizo que el fuego dejara de emanar calor para refrescar la sala común con ráfagas de aire frío, en pocos segundos todos los que se abanicaban, ya respiraban aliviados.
—Lord Voldemort está decidido a compartir sus secretos de magia oscura así como el gobierno de nuestra nación con todos nosotros, los puros de sangre que somos superiores a cualquier sucio muggle o traidor a la sangre, así que graben este mensaje en sus corazones: nuestro señor está haciéndose más fuerte cada día que pasa, piensen seriamente en dónde estará su apoyo, para que así no duden en el segundo en que él nos llame a una gloriosa victoria y aniquilemos a todos los muggles de una vez por todas. —Lucius deshizo el aro de fuego helado y todos los presentes en la sala se quedaron mudos y quietos en su lugar.
Entonces Regulus alzó su varita y convocó un frasco de vidrio con un líquido verde, el cual al abrirlo, salió una neblina gris verduzca que pronto llenó a toda la sala, pronto pudo reconocerse entre la neblina la figura de algunas personas que se convertían en pájaros y volaban, mientras todos en la sala empezaban a gritar con mucha excitación. Albern empezó a caminar por la habitación a lo que Lexie bajó la mirada para que ninguno de los mayores que la conocía la reconocieran, pero fue justo en ese instante que sintió que Severus comenzaba a temblar en su lugar.
—Los muggles son escoria... —murmuraba Severus y Lexie vio que sus pupilas estaban dilatas al igual que la de los chicos que antes se besaban a su lado.
—Severus, debemos irnos... —le dijo muy bajito cuando vio que su hermano iba hacía la zona donde estaban ellos, pero antes de que pudiera hacer algo, sintió una mano en su espalda.
—Deberías estar en tu habitación. —era Regulus. — Ven, Lexie. —y la jaló pero la chica se sostuvo de Severus.
—¿Qué le pasa a Severus? ¿Y a todos los demás?
Regulus miró como la excitación en la habitación empezó a crecer.
—Por eso los de primero y segundo no pueden participar en estas reuniones, Lexi, esta neblina contiene adrenalina y en unos minutos esto se va a convertir en un lugar salvaje.
—¿Pero qué le pasa a mi amigo? —preguntó mientras Regulus los tomaba a los dos de la ropa y los jalaba hacía las escaleras de los dormitorios.
—Esta pócima suele potenciar tus emociones, si es cierto lo que he oído de este mestizo, debe estar lleno de furia en estos momentos...—llegaron a las escaleras. —Lo pondré a dormir y lo dejaré en su cama, sube pronto antes de que alguien te haga algo o Albern te vea, se pondrá furioso.
Las palabras del moreno la hicieron estremecer, quien con mucho miedo subió corriendo las escaleras y se metió a su dormitorio donde las otras tres chicas ya estaban durmiendo.
Definitivamente no volvería a querer ir a una de las fiestas que organizaban en su casa, aquel humo le estaba haciendo escocer los ojos y querer llorar.
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Continuará.
¡Gracias por leer!
Espero que les haya gustado este segundo capítulo, los invito a dejar un review.
¡Nos leemos pronto!
Miércoles 21 de mayo del 2021
