El guion de "Juego de Gemelas" (Remake de 1998), pertenece a David Swift.
02: El Campamento
El Campamento Walden para jovencitas, estaba dividido en dos bloques.
Bloque Uno: 10 a 12 años.
Bloque Dos: 13 a 15 años.
― ¡Buenos días niñas y jovencitas, bienvenidas al campamento! ―dijo una mujer mayor, de cabello blanco, pero que tenía mucha energía. ― ¡Vayamos por nuestras mochilas, tenemos un día lleno de actividades!
Un montón de maletas, fueron dejadas por allí.
― ¡Estupendo, encontré mi maleta! ―dijo una jovencita de quince años, de cabello rojo, y cuyos ojos, estaban detrás de unos lentes de sol, llevaba una camiseta negra de una banda de metal, una chaqueta tipo jean, y un pantalón igual, agarró su maleta, pero miles de otras, cayeron encima. La chica (llamada Hallie Parker), suspiró, tratando de no explotar de rabia y frustración. ―Ahora la cosa es... sacarla de este desastre. ―Trató de hacerlo, pero no tuvo suerte, la maleta estaba totalmente enterrada.
En eso, un vehículo negro, se parqueó y un hombre de unos 30 años calvo y bien vestido, descendió, una gentil y pequeña mano salió, el hombre auxilió a la chica, quien descendió del vehículo, vistiendo de blanco, de cabello rojo y ojos marrones. ―Gracias, Martin.
―De nada, ama Annie. ¿Viajamos desde Londres, para esto? ―preguntó el hombre.
―Es muy pintoresco ―dijo la niña, sonriendo.
―Revisemos la lista: ¿vitaminas?
―Sí las traje.
― ¿Minerales?
―También.
―Lista diaria, de frutas y vegetales.
―Todo el orden ―dijo Annie con voz cantarina.
―Fotografías de tu mamá, de tu abuelo y por supuesto: de tu adorado mayordomo, tu servidor.
Annie tuvo una risilla. Una risa de felicidad, por estar en ese campamento, pero también de añoranza, por volver a casa. ―Creo que tengo todo.
―Oh, y un pequeño obsequio, que te envío tu abuelo ―Martin, sacó una caja de cartón. ―Un paquete de naipes nuevos, tal vez encuentres a alguien en este continente, que pueda vencerte en el Póker.
―Bueno, no creo que eso vaya a pasar, pero gracias ―dijo Annie.
Los ojos de Martin, se llenaron de lágrimas. Él, había servido a la madre de Annie, desde que ella se divorció de su esposo. La abrazó cuando lo necesitaba, la aconsejó cuando lo necesitaba, calmó sus dudas cuando estas la envolvían, solía servirle hasta tres tazas de café, cuando trabajaba en sus diseños, hasta tarde. Y, con el tiempo, Annie se volvió su motivo para vivir, su motor de vida. No lo hacía por el dinero, que podía ganar de los James, lo hacía, por el amor que les llegó a tener, el amor de una hermana mayor (Elizabeth), el amor, a una hermana menor (Annie) ―Recuerda, si cambias de parecer, una única llamada bastará.
―Muchas gracias. Te veré en ocho semanas, querido amigo.
Martin, dio un saludo (o más bien: baile) secreto.
Era algo, que solo ellos dos tenían.
Martin se acercó al maletero y sacó la maleta de Annie, mientras que la joven, vio a una pelirroja como ella, tratando de sacar de entre un montón de maletas, la suya.
―Gracias ―dijo Halley, quien se colocó de inmediato una cachucha/gorra sobre su cabeza.
―De nada ―dijo Annie, quien se giró y recibió su maleta, se despidió de Martin y se fue.
Natación, esgrima, tenis, baloncesto, eso y mucho más, ofrecía el campamento Walden.
Y, como siempre ocurría, en los años y casi décadas, que llevaba el campamento en funcionamiento, las niñas y adolescentes hicieron amistad, muy pronto.
Hallie aprendía rápido.
Annie aprendió en una escuela.
Annie era la maestra de esgrima de Hallie, y la pobre ni siquiera se daba cuenta.
¿Cómo lo hacía Hallie?, ella no lo sabía. Pero, algo que sí sabía, era copiar los movimientos de sus rivales, y ambas, acabaron en el suelo, con dos toques.
Hallie, acabó derrotando, a sus restantes rivales, y prácticamente, lo mismo por el lado de Annie.
Ambas, se enfrentaron nuevamente, pero ahora, usaban todo el espacio que tenían, mientras trataba de conectar puntos, al "apuñalar" a su rival, y al mismo tiempo, trataban de no ser alcanzadas, por el florete de su rival, al desviarlo.
Esquivaban, subían escaleras o a mesas, saltaban, se agachaban, se movían, tanto como podían, y no daban tregua a la chica pelirroja, que era su rival, hasta que Annie hizo caer a Hallie, a un bebedero de agua para caballos.
― ¡Dios mío, perdón, déjame ayudarte! ―pidió Annie, alargando su mano.
―No.… déjame ayudarte a ti ―dijo Hallie, agarrando su mano y jalándola, haciéndola caer al agua.
― ¡Annie James, nuestra nueva ganadora! ―dijo la señorita Kulp.
―No luchaste mal ―dijo rápidamente Hallie, interrumpiendo a la otra quinceañera.
―Niñas, dense la mano, por favor ―pidió la señorita Kulp, cuando ambas se dieron la espalda, y se quitaron la careta. Se negaron a mirarse o bueno: Annie se negó a mirar a Hallie, por hacerla caer al bebedero. ―Niñas, dense la mano, como respetables señoritas y rivales... ¡ahora mismo!
Cuando se giraron, sus ojos se abrieron, era como estar, ante un reflejo.
