Día 2: Extrañando estar juntos

Su corazón ardía al pensar en su hija. Apenas empezaban a disfrutarla, y de repente tuvieron que tomar aquella decisión tan drástica con el fin de mantenerla a salvo. Aome lloraba en silencio, mientras InuYasha la abrazaba. Él también sufría, pero mantenía su entereza para confortar a su compañera.

- La extraño tanto…

- Yo también. Pero no pierdas la esperanza Aome. Volveremos con ella, y estoy seguro que debe ser muy valiente y gentil como tú.

- Y fuerte e intrépida igual que tú.

La sacerdotisa sonrió agradecida abrazando a su esposo. La unión de ambos les daba fuerza para superar toda adversidad. Y mantener fortalecido ese lazo, pronto los recompensaría.

- Moroha, volveremos contigo.

- Es una promesa.