Harry quería saber quién estaba detrás de los dibujos.
Una semana había pasado y nuevamente no podía dormir, nuevamente se encontraba en el bosque prohibido. Lo cierto es que no quería hablar con nadie. Si lo que Dumbledore quería era que Harry se sintiera solo, pues estaba haciendo un excelente trabajo.
Creo que Dumbledore ni siquiera se acuerda de mí...
Fue en ese momento que un pequeño avión de papel cayó suavemente a sus manos.
Harry sabía de qué se trataba: era otro dibujo.
Un trozo de mi alma, para el viento.
El joven leyó las palabras con cuidado. Cada día, en las mañanas salía a caminar por el bosque prohibido. Y de esta forma, cada día, un dibujo llegaba volando a sus manos.
Cada ilustración era diferente, y cada ilustración era hermosa a su manera. Tal vez fuera tonto, no tenía nada de sentido, pero... Le gustaba verlos. Sus imágenes le hacían olvidar, así sea por un instante, todo lo que estaba pasando a su alrededor.
Le hacía olvidar por un segundo la muerte de Cedric.
Con cuidado, Harry desplegó la hoja y pudo ver una pintura de lo que parecía ser un amanecer visto desde la torre de Astronomía. El uso de los colores con las formas era impecable. Sin duda, era una obra muy hermosa.
Harry nuevamente se preguntó quién podía estar detrás de todo esto.
Un momento… La torre de Astronomía.
Rápidamente alzó la mirada, ¿cómo no lo había pensado antes? De repente una intensa curiosidad invadió su cuerpo.
No perdía nada intentándolo, ¿verdad?
De esta forma, varios minutos después, Harry llegó a la torre de Astronomía y para su sorpresa no encontró nada peculiar.
Todo lucía normal, demasiado normal para su gusto. Una parte de él no pudo evitar sentirse decepcionado al no encontrar nada.
Tal vez había cometido un error.
—¿Te encuentras bien? —preguntó alguien sacándolo de sus pensamientos.
Harry se volteó hacia la dueña de esa voz.
Frente a ella se encontraba una joven de pelo rubio y ojos azules. La joven se encontraba sentada cerca del borde de la torre y le miraba con una intensa curiosidad, como si fuera la primera vez que alguien se encontraba con ella en mucho tiempo.
No supo porqué, pero sentía que la había visto antes.
—¿Ah? Oh no, sólo… Sólo pasaba por aquí. Perdón si te molesté —respondió Harry tratando de encontrar las palabras.
La joven negó con la cabeza, no parecía para nada molesta.
—Está bien. Soy la única persona aquí, no tienes que preocuparte por mí.
Dicho esto, la joven le hizo una seña para que pasara y lentamente Harry avanzó hacia el centro de la Torre de Astronomía.
Sí, no había duda: el lugar se encontraba vacío.
Sólo estaba la joven de pelo rubio, la cual Harry no pudo evitar observar. Se trataba de una Ravenclaw. Ahora que podía observarla mejor pudo reconocer que se trataba de la amiga de Ginny, así que era un año menor que él, aunque eso no era lo importante.
Lo más importante es que en sus brazos tenía una hoja, un lápiz y distintas acuarelas.
Esos colores...
De repente todo pareció encajar.
—Tú… ¿Tú eres quien ha enviado los dibujos?
Las palabras salieron por sí solas de su boca, y la verdad es que no podía aguantar más la curiosidad.
¿Por qué esta chica estaba aquí? ¿Y por qué le enviaba dibujos todos los días? ¿Cuál era el sentido de todo esto? Eran muchas preguntas que seguían sin tener respuestas.
Por su parte, la joven se limitó a levantar la mirada de su hoja.
—Oh, ¿así que alguien sí los ha recibido? —respondió ella en voz baja.
Ella parecía estar hablando más consigo misma que con él y Harry no supo porqué, pero de repente se sentía incómodo. Una cosa era imaginar encontrar a la persona que hacía los dibujos y otra cosa era realmente encontrarla.
Sin duda, no era una situación muy usual.
—No fue a propósito —aclaró enseguida Harry —. Pero… Siempre paso por el bosque prohibido en las mañanas y siempre terminan llegando a mí, lo quiera o no.
—Vaya, qué curioso.
Harry no sabía qué decir ahora.
Todo esto tiempo había sentido curiosidad respecto a los dibujos. Siempre parecían llegar en el momento más oportuno, lo quisiera o no. Parecía ser algo demasiado importante para ser una simple coincidencia. Aun así...
Ahora sólo tenía una duda:
—No eran para mí, ¿verdad? —preguntó Harry algo confundido.
Ella negó con la cabeza.
—No necesariamente.
—Ammm, ¿cómo dices?
La joven alzó su mirada hacia el cielo, como si quisiera mostrarle algo a Harry.
—Hice aquellos dibujos porque quería que alguien los recibiera, aunque nunca he tenido a alguien específico en mente —aclaró ella posando su mirada en él —. Sólo quería dejar ir mis dibujos con el viento, con la esperanza de ayudar a alguien.
Si antes Harry estaba confundido, ahora estaba más que confundido.
No terminaba de entender lo que acababa de escuchar. Esta muchacha parecía tener su mente en una realidad completamente diferente a la suya.
—Eso suena… Muy curioso —dijo Harry sin saber qué más decir.
—¿Sientes curiosidad?
—Un poco, supongo. Disculpa si te molesto.
—No te preocupes —respondió ella sonriendo amablemente —. A veces lo único que necesitamos es algo que nos conmueva y nos haga sonreír, incluso en tiempos oscuros como estos —la joven se volteó a verlo, era como si supiera exactamente de que estaba hablando —. No puedo guardar mis dibujos de todas formas, los Nargles siempre los hacen desaparecer. Así que pensé que podría ser algo bueno compartirlos con alguien…
Harry agachó la mirada.
Incluso en tiempos oscuros como estos…
Las palabras parecían estar dirigidas a él, al igual que los dibujos. Ahora que lo pensaba tenía mucho sentido que hubieran llegado a él.
En estos momentos, no había nadie más miserable que él.
—Al parecer esa persona soy yo —murmuró Harry más para sí mismo que otra cosa.
—Nunca quise incomodarte, Harry.
Harry levantó la mirada, algo sorprendido.
—¿Sabes mi nombre?
—Bueno, es difícil que alguien no lo sepa, ¿no crees? —dijo ella en tono de broma.
Por supuesto…
Una parte de él quiso golpearse por ser tan tonto. Había olvidado por completo que era una celebridad en la escuela y en el mundo mágico, sobre todo ahora.
Aunque bueno, no sabía si era correcto llamar celebridad a una persona que vivía bajo difamaciones constantes por parte del Profeta y el Ministerio de Magia.
Antes de que pudiera seguir dándole vuelta a sus pensamientos. La joven decidió volver a hablar:
—Si sirve de algo… Jamás pensé que les llegarían a alguien en específico —dijo ella sonriendo levemente —. Me gusta dejar ir mis dibujos porque sé lo que es estar solo. Creí que compartir mi arte con el viento sería buena idea.
Harry pensó en todas las veces que había salido en las mañanas.
Todas las veces que había caminado sin rumbo, porque simplemente no podía dormir. Porque las pesadillas no lo dejaban en paz, y porque nadie parecía entender que ahora estaba más solo que nunca.
Lo cierto es que era un poco agotador tener a todo el mundo en tu contra.
Me gusta dejar ir mis dibujos porque sé lo que es estar solo...
Aun así, los dibujos habían llegado a él cada día, como una especie de ritual. Al inicio le había parecido algo tonto, incluso extraño; pero ahora los esperaba con cierto anhelo.
Parecían ser las únicas cosas que lograban llegar a él.
—Sí lo fue —admitió Harry después de un rato.
—¿De verdad?
Él asintió, al mismo tiempo que una sonrisa se dibujaba en los labios de la joven.
Por un momento Harry no supo qué decir, era la primera vez que alguien le sonreía en mucho tiempo, ni siquiera Ron y Hermione...
—Me alegro de escuchar eso, Harry —dijo ella amablemente.
Harry guardó silencio, ignorando la extraña sensación en su pecho.
Era la sensación de calidez proveniente de la esperanza, la esperanza de que alguien parecía apoyarlo genuinamente. Una sensación que prácticamente había olvidado tras meses de pesadillas constantes e instigaciones contra su persona.
Quién sabe, tal vez esta joven podría ayudarlo a recordar aquello que había olvidado.
—Yo… Muchas gracias por todo, pero creo que tengo que regresar a desayunar —comentó Harry apartándose de ella. Tal vez otro día podría volver, sin duda quería hacerlo, pero por hoy ya había sido suficiente —. Aunque si no es mucha molestia, ¿podrías decirme cuál es tu nombre?
La joven sonrió levemente.
—Luna Lovegood —respondió ella extendiendo su mano —. Es un placer conocerte Harry.
Harry tomó con cuidado su mano.
Por primera vez en semanas se sentía un poco más liviano.
—Mucho gusto, Luna.
Este es mi intento de escribir un HarryxLuna un poco diferente. Si bien la historia tiene romance, quiero centrarme más que todo en los sentimientos de culpa de Harry y como los logrará sanar a través de Luna. Veamos que tal me va.
¿Algo interesante que decir? ¿Les gustó? Dejenmelo saber, si pueden claro.
Byeeee!
