Título: Tsunayoshi y el Poder de los Ancestros.
Género: Fantasía / Misterio / Humor / Drama.
Historia: Mundo Alternativo.
Historia Crossover Entre Katekyo Hitman Reborn! y Hechizada.
Resumen.
UA: Sawada Tsunayoshi, un niño torpe, malo en todo y un paria social tanto en su escuela como en casa. Cuando este lindo niño de tan solo 6 años de edad desaparece un día de la pequeña ciudad de Namimori, a nadie le importa, ni siquiera a su familia, o así era hasta que todos los herederos de la poderosa Famiglia Vongola son asesinados y la que creían su única esperanza, no hereda las llamas del cielo y éstos, sin más alternativa, necesitan al heredero perdido urgentemente. Así, una búsqueda incesante comienza, y cuando al fin logran encontrar al joven Tsunayoshi ya no es ese tímido y torpe niño que ellos esperaban y para su más grande
sorpresa tenía una nueva familia amorosa y misteriosa que no estaba dispuesta a dejarlo ir.
Disclaimer: el anime y el manga de Katekyo Hitman Reborn!, así como la serie Hechizada no me pertenecen, estos son propiedad de sus respectivos creadores, todo crédito para ellos. Solo los personajes oc son míos.
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Prólogo.
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Por las calles de la pequeña ciudad de Namimori, un pequeño niño de cabellos castaños que parecían desafiar la gravedad, corría lo más rápido que podía de sus crueles matones. Estos eran tres chiquillos con mala pinta y todos ellos eran más altos y corpulentos que el castaño. El niño de nombre Tsunayoshi, corrió y corrió hasta llegar a las fronteras del bosque y entró en él, con la esperanza de escapar de esos horribles niños, pero como siempre ocurría, la mala suerte y la torpeza que caracterizaba al pobre castaño se hizo presente y tropesó con una piedra que se encontraba en su camino y, antes de que se pudiera poner de pie para continuar huyendo, sus tres persecutores se pusieron al día con él.
"Bueno bueno, Dame-Tsuna. Parece que ya no tienes escapatoria, ¿verdad chicos?" El líder Mochida Kensuke se burló del oji-miel junto con su grupo de amigos, Katou Hideki y Hotaka Takeru.
Sin dejar de burlarse, dos de los chiquillos por orden de su líder, comenzaron a acercarse más al castaño y cuando los dos niños iban levantando sus puños para golpear a Tsuna, ambos puños fueron sujetados por un par de manos femeninas. Sorprendidos por esto, los tres agresores voltearon levemente sus cabezas, solo para toparse con una hermosa mujer de largos cabellos dorados, piel blanca como la porcelana, y ojos tan azules como el cielo, que miraba a los tres niños con desaprobación por lo que estaban apunto de hacer.
"Pequeños". Dijo la bella rubia con voz severa. "Eso no es correcto, deberían estar avergonzados por tan terrible comportamiento. Quiero que se disculpen en este instante con el niño".
Sin saber por qué, pero teniendo el presentimiento de que sería lo mejor obedecer a la ojiazul, los tres niños se inclinaron y se disculparon con el castaño al unísono , y después de disculparse, los tres niños salieron corriendo como si los fuera siguiendo el mismísimo Shinigami, para diversión de la rubia y asombro del castaño.
Mientras Tsuna estaba distraído con la repentina huida de sus matones más viciosos, no se percató de que la rubia se acercó a él hasta que una delicada mano estaba extendida delante de él, lo cual lo sobresaltó. Al mirar hacia arriba, vio que la bella mujer lo observaba con una dulce sonrisa posada en su bello rostro.
"¿Pequeño, Necesitas ayuda para ponerte de pie?" Preguntó ésta expectante.
Tsuna, con un creciente sonrrojo en sus lindas mejillas, asintió agradecido y tomó la mano que le ofrecía la rubia.
"M-muchas gracias, señorita". Dijo el castaño al estar ya de pie frente a la mujer.
"de nada pequeño. Por cierto, ¿cómo te llamas?" Le preguntó la rubia dulcemente.
Tsuna normalmente no le solía dar su nombre a ningún extraño, ni aunque dicho extraño lo estuviese ayudando, pero algo le decía que podía confiar completamente en esta mujer que ha sido tan amable con él, cosa que nunca había experimentado por parte de nadie.
"M-mi nombre es Tsunayoshi, p-pero todos me llaman Tsuna". Respondió de forma tímida el ojimiel.
"Es un gusto conocerte pequeño Tsuna, mi nombre es Gillian, y creo que debería acompañarte a casa cariño, ya es muy tarde para que andes solo a estas horas, tus padres deben estar realmente preocupados por ti". Sin embargo, Gillian quedó desconcertada por la reacción del pequeño niño, pues su rostro que antes mostraba timidez y alegría, al instante cambió a la inmensa tristeza.
"Dudo mucho que ellos estén preocupados por mí". Dijo Tsuna en un leve susurro que Gillian aduras penas logró escuchar.
"¿Por qué dices eso, cariño?" Lo cuestionó la hermosa mujer con preocupación.
"Porque a mis padres no les importo, ¡a nadie le importo!, t-todos dicen que no soy más que una molestia en sus vidas, m-mi madre me ignora todo el tiempo, mi padre se la pasa trabajando y casi nunca lo veo, y cuando él está en casa, se la pasa con mi madre y consintiendo a mi hermano menor Setsuna. P-prácticamente s-soy invisible para él. En la escuela es peor, mis compañeros me insultan, me golpean y los profesores no hacen nada para detenerlos, muchas veces me han dicho que debería desaparecer... que..." Pero el castaño no pudo continuar, debido a los fuertes sollozos que sacudían todo su pequeño cuerpo.
Gillian no podía creer todo por lo que estaba pasando el pequeño y adorable niño que lloraba desconsoladamente frente a ella. Sin dudar ni un segundo, levantó al pequeño y lo sostuvo entre sus brazos en un reconfortante abrazo. Poco le importó que su chaqueta se estuviese mojando con las lágrimas del niño.
Ella no podía permitir que tales actos de negligencia hacia este pobre niño continuaran, ¿pero qué podía hacer al respecto?" Se preguntaba así misma. De pronto, comenzó a formar un plan en su cabeza.
"Tsuna, ¿te gustaría que yo fuese tu nueva mamá?" Le preguntó ésta suavemente al pequeño cielo.
En un principio, Tsuna se quedó sorprendido por lo que le preguntó la hermosa señorita Gillian, y esperanzado le preguntó. "¿De verdad querría usted ser mi nueva mamá?"
"Por supuesto, cariño". Le respondió sinceramente Gillian.
"Sí, me gustaría que usted sea mi mamá". Le dijo Tsuna con una tierna sonrisa.
"Pues bien, todo está dicho mi pequeño Tsuna. Mañana haré todos los trámites necesarios para que tu seas legal e irrefutablemente mi lindo hijo". Dijo la rubia con una gran sonrisa astuta.
Al escuchar esto, el corazón de Tsuna saltó con emoción y felicidad. ¡Tenía una nueva mamá!, y aunque casi no comprendió todo lo que ella había dicho, tenía el fuerte presentimiento de que esto era muy bueno para él, algo dentro suyo se lo decía.
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Gillian estaba en su habitación de hotel pensando meticulosamente lo que haría mañana, mientras que Tsuna dormía plácidamente en una de las dos camas que habían en la habitación, después de una deliciosa pero ligera cena y un refrescante baño, pues el pobre niño había quedado muy agotado luego de ese largo día.
Tan inmersa se encontraba la rubia en sus pensamientos, que no se percató de la repentina aparición de una hermosa mujer de cabello rojo detrás de ella, hasta que ésta habló.
"Gillian, querida". Dijo la mujer.
Gillian, ya acostumbrada a las repentinas apariciones de esta mujer y del resto de su familia, se dio la vuelta para quedar cara a cara con la pelirroja.
"¿Mamá?" La interrogó la ojiazul curiosa. "No es por ser grosera pero, ¿Qué haces aquí?, creí que estarías en los Estados Unidos visitando a Samanta".
"Así era querida, pero ya sabes que me aburro muy fácilmente, y aunque molestar a Darren es muy divertido, la diversión se va perdiendo rápidamente".
Gillian solo rodó los ojos ante las travesuras de su excéntrica madre, imaginando las bromas que ésta había desatado sobre su pobre cuñado.
Mientras la rubia se volvía a perder en sus pensamientos, Endora, como se llamaba la pelirroja, inspeccionaba la habitación de hotel en donde se había quedado su hija, pero de inmediato, su atención fue tomada por completo en una de las camas de la habitación, específicamente en el pequeño niño adorable que se encontraba dormido en ésta.
"Gillian, si se puede saber, ¿quién es el pequeño que está durmiendo en una de las camas de tu habitación?"
Gillian fue sacada de sus profundos pensamientos ante la repentina pregunta de su madre.
"Ah, pues verás madre, el es Tsuna, mi futuro hijo adoptivo". Le respondió la ojiazul con calma.
"¿Hijo adoptivo, querida?" Quiso confirmar Endora lo dicho por su hija menor enmarcando una delicada ceja.
"Sí, madre. Mañana iniciaré con los trámites de adopción". Dijo la bella mujer.
"¿Ah sí?, ¿y qué te llevó a tomar esta decisión, Gillian?" Cuestionó la pelirroja algo intrigada por toda la situación.
"El enterarme del horrible caso de negligencia infantil por el cual se encuentra este pequeño". Contestó la rubia seria al recordar todo lo que Tsuna le había dicho.
Endora frunció el ceño ante lo dicho por su hija. Aunque ellos como hechiceros inmortales encontraran la vida mortal muy aburrida, razón por la cual solían interactuar muy poco con los mortales, casos como el maltrato familiar, abandono infantil y demás sucesos trágicos que ocurrían tristemente en el día a día en el reino mortal, no eran ajenos a ellos y cuando se topaban con estas horribles situaciones, trataban de ayudar en lo más que pudiesen sin que los desafortunados mortales se diesen cuenta de su intervención.
Al escuchar hablar nuevamente a su hija, Endora rompió el hilo de sus pensamientos para prestarle toda su atención.
"Tsunayoshi se encontraba cerca de las fronteras del bosque de esta ciudad siendo perseguido por tres niños más grandes que él, con estos teniendo toda la mala intención de querer golpear al pequeño. Afortunadamente me di cuenta de lo que pasaba, y pude detenerlos antes de que comenzaran a golpearlo".
Así, Gillian le fue contando a su madre todo lo que Tsuna le dijo y al terminar ésta, la pelirroja decidió quedarse en Namimori para ayudar a su querida hija y conocer a su adorable futuro nieto. Ambas mujeres estuvieron hasta altas horas de la noche hablando de todo lo que harían al día siguiente para conseguir la custodia completa de Tsunayoshi.
Definitivamente la vida del pequeño Tsuna estaba apunto de cambiar, y para mejor gracias a su nueva familia.
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Fin del Prólogo.
