¿Que si quería contarle lo que le sucedía?

¡Claro que sí! En realidad, quería contárselo a todos...sobre todo a Gojo.

Pero no se animaba, Itadori había perdido fuerza en sus decisiones desde aquel momento nefasto en el que se había enterado de aquello que lo traía tan mal hacía prácticamente un mes.

¿Por qué? Porque tenía miedo. No, miedo no...pánico, un terror indescriptible que ni él mismo sabía definir cuándo había aparecido ni en qué momento se había adueñado así de su vida cotidiana.

— Lo siento, fui demasiado irrespetuoso.

— ¡No, para nada! Es que...es complicado.

Yuta lo observó con una expresión indescifrable en el rostro, las ojeras pareciendo acentuarse todavía más. Una especie de tic nervioso apareció en la ceja izquierda del mayor y eso, por alguna extraña razón, pareció relajar un poco a Itadori.

Sin saberlo, aquel sujeto la estaba pasando tan mal como él. Sí que era empático.

— ¿Complicado...en qué sentido?

Ambos caminaron un poco más; la pregunta había sido formulada luego de varios minutos de intenso silencio que no había resultado en realidad incómodo. Ya cuando se habían alejado bastante del edificio principal, Yuta había tomado asiento en uno de los bancos del jardín y había instado a Itadori a hacer lo mismo, ambos volviendo a suspirar como si estuviesen agotados del trabajo mental que cada uno realizaba por su parte.

— En que...no se lo he dicho a nadie, no sé cómo hablar de esto, lo siento, Yuta.

— No te preocupes, aquí nadie nos está oyendo. Bueno, eso creo.— el muchacho apoyó los codos en sus muslos y ladeó el rostro en su dirección, sonriéndole. Itadori no pudo sino devolverle la sonrisa aunque estuviese más nervioso que la mierda.— Sólo...me gustaría saber algo de antemano.

— Dime.

— ¿Estás planeando dejar a Gojo-sensei?

— ¿Dejarlo?¿Cómo?

— Terminar tu relación con él.

Los breves segundos de silencio que siguieron a sus palabras sí que fueron incómodos. Itadori se había quedado literalmente petrificado, sin habla ni pensamiento alguno mientras Yuta parecía haber dejado de respirar, los ojos fijos y sin parpadear sobre él.

— No, ¡no, claro que no! ¿Por qué haría una cosa así…? Espera, ¿cómo sabes que…?

Yuta soltó el aire que había estado reteniendo y de repente pareció aflojarse, tal y como si hubiese estado haciendo fuerza con el cuerpo aguardando su respuesta. Enderezándose, volvió a suspirar.

Menos mal. No me lo dijo directamente, pero creo que tiene miedo de que lo dejes. Y lo sé porque Gojo-sensei no deja de hablar de ti un sólo segundo, Yuuji.

El mayor sonrió y luego rió, probablemente por la expresión que Itadori tenía en esos momentos en el rostro. Dios, claro...seguramente le había contado todo a Yuta...como él lo había hecho con Fushiguro. Carajo, qué vergüenza

— Pues no, no es eso. En realidad, ni siquiera sé qué somos porque nunca le hemos puesto un nombre, así que no sabría decírtelo. Pero no, no quiero dejarlo.

— ¿Cómo que no sabes que son?¿No son...bueno, pareja?

De nuevo, la incomodidad. Itadori no había necesitado demasiado tiempo para comprender que Yuta era incluso peor que él en aquellas cuestiones. Parecía ponerse nervioso enseguida y con ello contagiaba a Itadori en el proceso.

— Bueno, sí. Creo.

— ¿Crees? Bueno. ¿Quién más lo sabe?

— Fushiguro.

— ¿Nadie más?

— Que yo sepa, no.

— ¿Por qué?¿Es porque eres un alumno? Gojo ya no es más tu profesor, ¿no?

— No...no lo sé.

Yuta volvió a observarlo con aquella expresión un tanto indescifrable; Itadori desvió la mirada, ansioso e inseguro porque de repente se sintió más expuesto de lo que creía, y eso que no había dicho nada.

— Creo que entiendo por dónde viene la cuestión.

— No, no es eso lo que me molesta, en realidad...no me había dado cuenta.

— Sí, sí que lo has hecho. El otro problema te incomoda tanto porque ni siquiera sabes qué tipo de relación tienes con Gojo...y creo que es solo cuestión de conversarlo, Yuuji. No creo que a estas alturas él te salga con algo menos que un pedido de matrimonio

¿Ca...casarnos?

— Fue alegórico. No lo tomes tan literal. Ahora…

De nuevo, Yuta adquirió aquella postura hacia delante y desvió la mirada hacia los árboles. Itadori también lo hizo porque sabía lo que se avecinaba.

— Vamos a suponer que son novios y que todo marcha viento en popa. Tienen una relación estable y no hay dudas…¿qué es lo que te preocupa tanto, Yuuji?

— ¿Lo digo rápido o…?

— Sí, estoy listo.

— Estoy embarazado.— Yuta parpadeó un par de veces y de nuevo pareció estar conteniendo el aire.

— No, no estaba listo.

Itadori guardó silencio, aguardando el veredicto. Increíblemente - o no tanto, en realidad - le había resultado menos complicado decírselo a Yuta que a cualquier otra persona, incluido Fushiguro. Quizás se debía a que acababa de conocerlo y eso lo volvía más fácil porque no había juzgamientos de por medio...o tal vez había sido la confianza casi inmediata que había sentido por el mayor, Itadori no lo sabía bien.

Aún así, la ansiedad comenzó a ascender con cada segundo que se sucedía y Yuta no emitía opinión alguna. Incapaz de soportarlo más, Itadori carraspeó, nervioso.

— Es muy grave, ¿verdad?

— Bueno, grave no. No ha muerto nadie, al contrario. Yo diría que es un asunto importante, no grave. Comprendo tu inseguridad, pero vas a tener que hablar con Gojo-sensei...ah...es de él, ¿no?

— ¿Qué cosa?

— El...el niño, Yuuji. Es de Gojo-sensei, ¿no?

— Y sí, ¿de quién más va a ser?

Yuta resopló y rió, descolocando a Itadori. Posando una mano en su hombro, el mayor parecía estar riendo y llorando al mismo tiempo.

— Es que...estás tan preocupado y asustado que pensé lo peor.

— ¿Qué pensaste?

— Déjalo ahí, no tiene sentido. Bien, ¿cuándo vas a decírselo?

— ¿Y sino lo quiere?¿Y si se enoja porque...no sé, porque no quiere tener hijos?

Soltando todo aquello de repente, Yuta no pareció sorprendido esta vez. Tomándolo por los dos hombros, lo zarandeó un poco para calmarlo.

— No vas a saber nada de eso si no se lo dices y vas a seguir rompiéndote la cabeza con pensamientos pesimistas. Si quieres mi opinión personal, va a ponerse muy feliz.

— ¿Tú...tú crees?

— Claro. Mira, esto es una percepción personal mía, pero...Gojo-sensei siempre ha estado solo. Y cuando digo solo es literal, Yuuji. No sé cuál es el verdadero motivo, pero no parece ser él quien repele a la gente adrede. Si está acostumbrado o no, ya es otra cuestión...pero desde que comenzó a hablar sobre ti lo noto diferente, más...más vivo que antes. No sé cómo explicártelo, pero es un cambio positivo.

— ¿En serio?

— Así es. Yo creo que contigo ya no se siente solo. No te conozco, pero...puedo decirte que le has tocado una fibra sensible que nadie más ha podido hasta ahora, por lo que estoy seguro que más que enojarse se alegrará con la noticia.

Itadori sopesó ampliamente sus palabras. Yuta parecía ser sincero y no había exageraciones en su tono de voz por lo que creía, realmente hablaba en serio. El Omega no había registrado a conciencia esos cambios...pero si Yuta lo supiera, parecía estar describiéndolo más a él que a Gojo. Itadori siempre se había sentido un poco solo, incluso cuando su abuelo aún vivía; no solía exteriorizarlo porque no conocía otra forma de vida y aquello se había acentuado un poco desde que se había tragado el dedo de Sukuna. La mayoría de las personas solía sentirse repelida y desconfiada hacia él...y ya se había acostumbrado a notarlo.

Sin embargo, Gojo había sido otra historia incluso desde el principio. No sólo no lo había rechazado, sino que lo había ayudado en incontables ocasiones incluso sin que Itadori lo supiese en ese momento; luego, habían aparecido los sentimientos en aumento que nada tenían que ver con el agradecimiento y todo había culminado en un descuido que los había terminado de decidir a ambos para estar juntos al fin.

Y vaya descuido lo que había traído.

A pesar del primer arrepentimiento que había sufrido, Itadori no se sentía del todo culpable con aquella situación. Independientemente de lo que ocurriese, Itadori estaba más que dispuesto a tener ese bebé por cuenta propia, incluso ante el peor de los panoramas.

Había estado dándole vueltas a la cuestión desde todas las aristas desde que se había hecho el test de embarazo y había resultado positivo, y pese a que Fushiguro había tenido una percepción bastante parecida a la que Yuta le estaba brindando...le resultaba distinto, nuevo, tal y como si la palabra del recién conocido tuviese más peso que la de su amigo…

...tal vez porque Fushiguro se había cansado de recriminarle el descuido enorme que habían tenido. Sí, probablemente era eso.

— Entonces...sí, se lo diré.

— Bien. Si necesitas hablarlo más, me avisas. Y...bueno, cuando vayas a decírselo, también.

— No estás tan seguro de lo que acabas de decirme, ¿verdad?

— Oh no, para nada. Estoy muy seguro de todo lo que te he dicho.

Yuta rió mientras se incorporaba finalmente del banco. Algo que se le estaba escapando a Itadori le hacía gracia y éste terminó levantándose más por suspicacia, entrecerrando los ojos sin entender.

— Es que quiero verle la cara cuando se lo digas.