CARTA I


París, 10 de marzo de 1811

Apreciado tío Cesar, escribo desde la ciudad de París, rezando que se encuentre dichoso y sano, siéndole franco mis obligaciones han aumentado desde que nos separamos, los peligros que se esconden en las sombras han aumentado de manera drástica y ese infernal demonio sigue suelto gobernando a aquellos de mente sin juicio. Sin embargo logré encontrar un rayo de luz para el mundo y el final para todos nuestros ayeres, por eso le escribo esta carta, para informarle que aún hay esperanza.

Hace unos 3 días conocí a una dama de alto renombre, ella me contacto para formalizar un trato al que no pude negarme, me ofreció arreglar toda la desdicha que nos a aquejado durante más de una década, si esto funciona seremos capaces de traer de regreso a mi padre, mi hermana ya la dulce tía Camille, incluso podríamos encontrar a mi madre.

Lo que ella pidió es algo que tengo en mi cabeza hace años, deseo de venganza, algo que comparto con la dama, ella cuenta que ese demonio mató a su madre a sangre fría, y su mirada revela su deseo de MATAR A ESE MISERABLE, sin embargo me encomendó a mi realizar dicha tarea, y de todo corazón puedo expresar que soy feliz de hacerlo.

Apreciado tío, lo que la dama me propuso es lo más descabellado e inverosímil que todo a lo que nos hemos enfrentado, más fantástico que cualquier vampiro o demonio que hayamos cazado en el pasado, sonará imposible, pero con mis propios ojos lo he visto.

Esta dama es una hechicera al igual que su madre antes que ella, con mis ojos he visto como altera la realidad misma, la he visto convertir objetos inanimados en animales que respiran. Al principio no confié en ella, pero nuestros objetivos son los mismos, terminar con esta tragedia que el tiempo solo conoce cuando comenzó.

Esta dama puede enviarme atrás, a los ayeres llenos de miel y flores, me puede regresar a Villeneuve, al pueblo de paz y no al cementerio que es hoy, allí planeo acabar con la vida del demonio antes que él siquiera planee terminar con las nuestras, incluso antes que yo naciera.

No tengo seguridad de que esto vaya a funcionar, pero es lo único que me queda, debo terminar con la desdicha que comenzó hace más de 11 años, no me produce pena si muero o si no puedo regresar a casa y le pido que usted tampoco la tenga, lo que importa es terminarlo antes que él termine con el mundo.

Con esto me despido, Dios lo guarde tío y de todo corazón espero volvernos a encontrar en esta vida o en la próxima.

Alain Dupont.


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