Lasaña
Cuando Regina abrió los ojos, tardó unos segundos antes de darse cuenta del sitio en el que se encontraba. Después se enderezó, y se estiró ante de levantarse. Eran casi las nueve de la mañana, hacía mucho tiempo que no se concedía levantarse tan tarde. Tomó una ducha rápida y se vistió para después bajar, pero no encontró a nadie en el salón ni en la cocina. Hurgó en la nevera, pero finalmente cogió una manzana que comenzó a mordisquear mientras vagabundeaba por la casa.
Enseguida un ruido afuera llamó su atención. Salió por la enorme puerta de cristal que daba al jardín cuidado con mimo. Se guió por el sonido de los caballos y la voz de una mujer que parecía llamarlos con silbidos.
Caminó unos cien metros antes de encontrarse ante lo que parecían los establos. Entró y de repente el olor a heno y a caballo invadió sus fosas nasales. Esbozó una mueca, pero, sin embargo no sintió asco. Caminó, de box en box, en algunos de ellos había nombres grabados. Se inclinó en uno de ellos y vio un pequeño caballo, ciertamente un shetland, negro y blanco. Sonrió, parecía un pony para un niño.
Continuó su camino y llegó al otro lado de los establos para llegar a un cercado circular al aire libre en el que un magnífico semental negro galopaba. Y su mirada se desvió de repente hacia una silueta que sujetaba una correa unida al animal.
Regina fijó su atención en Emma, con un top blanco, los hombros y los brazos desnudos, mostrando sus marcados músculos, señal de que la joven rubia era atlética. Sus cabellos recogidos en una alta cola de caballo, y unos vaqueros indecentemente apretados que Regina se preguntaba cómo hacía para meterse en ellos. Y como toda cowgirl que se respetara, llevaba sus botas marrón, cubiertas de polvo y de barro.
No se dio cuenta pero su presencia fue advertida por Emma que le sonrió.
˗¡Hey… Hola!
Regina se sorprendió, pero le sonrió haciendo una tímida señal con la mano.
˗Hola…˗ se acercó al cercado y se apoyó en él ˗Es magnífico
˗Sí, tiene un fuerte carácter˗ sonrió Emma ˗Tiene que ser domado antes de poder trabajar
˗¿Trabajar?
˗Sí…Disculpe, tengo que…
˗Oh, claro
Ella se apartó y Emma abrió la pesada barrera para conducir al semental a los establos. Regina la siguió y admiró la destreza con que manejaba a esa inmensa bestia en su box.
˗Hey…Calma…
˗¿Es salvaje?
˗Rehabilito animales retirados, abandonados y maltratados…Todos aquellos que pueden servir para una mejor causa, yo los cojo.
˗Bien…Debe tener un gran palmarés de animales
˗Algunos encuentran un hogar, los otros se quedan aquí para acabar agradablemente sus días.
˗¿Solo tiene caballos?
˗Oh no, tenemos una pequeña granja con cabras, gallinas, burros…También tengo tres perros, dos gatos…Tenía peces rojos, pero murieron…Es como con las plantas, no logró mantenerlos.
˗Ya veo…˗sonrió Regina
Admiró los movimientos gráciles de Emma mientras se ocupaba en el cepillado del caballo. Sí, era admiradora de su destreza y habilidad manejando ese caballo.
˗¿Usted…Ya ha montado?
˗¿Hm?˗ Regina salió de sus pensamientos
˗¿Ya ha montado a caballo?
Regina esbozó una tímida sonrisa
˗En otra vida.
˗¿Le tienta?
Regina rio
˗Para nada
˗Algún día, quizás˗ sonrió Emma saliendo del box ˗¡Oh mierda, he olvidado el desayuno!
˗Por las mañanas como poco…
Emma echó una mirada a su reloj.
˗De todas maneras ya es la hora de comer. Ruby no tardará
˗Ruby…¿Dirige este rancho con usted?
˗Sí. Trabajamos juntas desde…Buf, tanto tiempo ya, que he perdido la cuenta. Nos conocemos desde la guardería.
˗¿Están…Están muy unidas?
˗Hay que estarlo para trabajar en este mundo. En fin, seguramente es menos estresante que su trabajo, sobre todo con un acosador pegado a sus talones, ¿no?
˗Sí, se pude decir…
˗Venga, vamos a tomar algo
Regina siguió de nuevo a Emma al rancho y se colocó tras la encimera de la cocina.
˗No soy la mejor cocinera del mundo, pero…Me salen bien las tortitas y los huevos revueltos. ¿Le apetece?
˗No quiero molestarla…
˗¡Soy su anfitriona!˗ soltó solemnemente Emma blandiendo una espátula de madera, lo que hizo sonreír a Regina
Emma lanzó una ojeada al reloj de la cocina.
˗No tardarán en bajar
˗¿Quiénes?
Como toda respuesta, escuchó abrirse la puerta de la entrada y risas de niños resonando de repente. Desorbitó los ojos, sorprendida por esa llegada repentina de dos niños que se sentaron en la gran mesa del salón.
˗¡Hey, Emma!
˗¡Hey, Nell! ¿Cómo estás?
Una pequeña niña de alrededor de diez años de rizos morenos y ojos almendrados, sonrió mostrando todos los dientes.
˗¡Muy bien! ¡Hoy voy a montar a Snowflake!
˗Ya˗ sonrió Emma. Se giró hacia Regina y le hizo señas para que se acercara ˗Venga, no se la van a comer.
Regina se acercó tímidamente a la mesa y los niños se giraron hacia ella. La pequeña morena, Nell si Regina no se equivocaba, la invitó a sentarse a su lado.
˗Buenos días, ¿quién es usted?
Regina rio ante la franqueza directa de la pequeña.
˗Me llamo Regina
˗¿También usted está enferma y viene a curarse?
Regina frunció el ceño, pero no respondió nada. Emma llegó trayendo las tortitas y respondió en su lugar
˗No cariño, ella no está enferma. Está aquí…Para ayudarme.
˗¡Oh…Guay! ¿Quiere?
˗Gracias˗ Regina extendió su plato y la pequeña le sirvió dos tortitas. Y de repente, alrededor de la mesa, Regina se encontró frente a dos niños, algunos padres, según le parecía, una pareja de mayores, de Emma y Ruby que acababa de llegar con una cesta de frutas frescas.
El desayuno transcurrió con una alegría y una algarabía a la que no estaba acostumbrada. Y al cabo de una hora, los niños se levantaron casi a la vez y Emma los invitó a que fueran al cercado a preparar los caballos.
˗Puede acompañarnos si quiere˗ dijo Emma girándose hacia Regina
˗Con…Con mucho gusto, sí˗ durante el camino hacia el cercado, la curiosidad de la bella morena tomó la delantera ˗No sabía que tenía huéspedes aquí
Emma sonrió
˗He aquí mis dominios, he aquí Storybrooke˗ dijo señalando con el dedo el paisaje alrededor de ellas, comprendiendo el rancho, las tierras de alrededor, así como un inmenso edificio que Regina no había visto antes.
˗Es…
˗Es para los invitados, los huéspedes como usted dice˗ Y ante la mirada inquisitiva de Regina, Emma le explicó, apoyándose en la valla exterior del cercado ˗Este rancho es un rancho pedagógico y terapéutico. Vienen personas, a menudo niños, que tienen problemas, en su vida, con su salud…Los animales ayudan mucho en los casos en los que el hombre es incapaz de actuar. Tienen una clase de poder fascinante…
En la mirada de Emma, Regina pudo reconocer la misma pasión que la animaba a ella por la música: adoración, placer, una vida.
˗¿Cómo tuvo esta idea?
˗Oh, es casi un asunto de familia. Este rancho pertenecía a mis padres. Cuando se conocieron, estaban en el instituto, llenos de ideas sobre el futuro. Mi madre se convirtió en maestra, mi padre en veterinario. Y finalmente, él invirtió en este rancho y vio la oportunidad de unir sus dos pasiones: los animales y los niños. Mi madre investigó sobre el aporte terapéutico de los animales y mi padre comenzó a construir esto. Yo nací y crecí en esta atmosfera. He visto lo que los animales podían aportar a la gente, es mágico, literalmente. Y quise perpetuar eso. Cuando mis padres quisieron retirarse, con toda naturalidad tomé el relevo y estoy feliz por ello.
˗Se nota˗ Emma la miró frunciendo el ceño ˗Quiero decir, se ve en su mirada, le apasiona lo que hace
˗Lo intento. Y hay que estarlo para mantener el ritmo. A veces puede ser agotador física y mentalmente trabajar con niños con un pasado complicado o difícilmente manejable.
˗Me lo imagino.
Entonces, Emma se estiró, elevando ligeramente su top, y dejando entrever así el nacimiento de un vientre firme y bien marcado, que no pasó desapercibido para la bella morena, quien giró la mirada rápidamente.
˗¿Cómo se divide su jornada?
˗Los niños y los huéspedes desayunan juntos, después comienzan los ejercicios con los animales. Comemos y por la tarde, libertad: paseos, juegos, descanso…
˗¿Entonces nunca está sola?
Emma rio
˗Wow, creo que jamás lo he estado, para ser sincera. Está claro que no sé lo que es la soledad. Imagino que a usted le pasa algo parecido. Quiero decir, en su trabajo, siempre tiene gente alrededor.
˗Pero mi papel es mucho menos altruista que el suyo
˗Hm, yo no diría eso… A su manera, usted transmite paz, felicidad y alivio a las personas que la escuchan.
˗Se puede ver así˗ sonrió Regina
Intercambiaron una mirada y una sonrisa antes de que Emma carraspeara y desviara la mirada.
˗Bueno, euh…Yo…Voy a tener que irme. Se puede quedar aquí si quiere, e incluso ayudar si se lo pide el corazón. Ya vuelvo.
Emma pasó bajo la barrera del cercado y se unió a Ruby, a un niño y a un pony sobre el que él estaba subido. Regina se quedó allí, admirando el trabajo de la bella rubia: sus gestos seguros, una mirada acogedora y los niños que parecían completamente en confianza.
Notó de repente una presencia a su lado y cuando se giró, vio a un pequeño de largos cabellos rubios y mirada vacía.
˗¿Tú no montas?˗ le preguntó ella
Él le lanzó una mirada oscura antes de mirar de nuevo a Emma y al pony. Regina se estremeció: ese pequeño tenía, en su actitud, algo muy extraño.
˗¿Cómo te llamas?
Pero el pequeño giró los talones y despareció en los establos, dejando a Regina asombrada.
˗No se asuste˗ ella se giró y vio a Ruby caminando hacia ella ˗Es nuevo. Necesita un tiempo de adaptación.
˗¿Nuevo?
˗Llegó hace dos días, un recién llegado, como usted˗ sonrió ella
˗¿Qué le sucede?
˗Oh, es confidencial. Algunos son pacientes verdaderos cuyos expedientes médicos tenemos en nuestra disposición. Y aunque Emma no es médico, tiene un deber de reserva y confidencialidad.
˗Oh, lo entiendo. En realidad no buscaba saber…
˗Lo sé˗ sonrió Ruby ˗A veces, cuando se les ve, uno se pregunta lo que ha pasado, lo que tienen. Nosotras estamos aquí parta apoyarlos, para ayudarlos…Emma es excepcional en eso.
Regina inclinó ligeramente la cabeza.
˗Se conocen bien las dos…
˗Nos conocemos desde nuestra infancia. La conozco de arriba abajo y cuando me dijo que iba a quedarse con el rancho, estuve al 100% de acuerdo.
˗Es un hermoso proyecto, en efecto.
˗Sí. El rancho, en estos últimos años, ha crecido mucho. Se ha hecho conocer gracias a una familia que estuvo aquí tras un accidente de coche. Su hijo había quedado parapléjico y su moral estaba por los suelos, no decía una palabra. Le apasionaban los cabellos. Buscaron por todo el norte del país hasta dar con este rancho…Trajeron a su hijo y trabajaron con él durante semanas. Al final, el muchacho se abrió de nuevo. Habló de nuevo. Sus padres estaban locos de alegría. Después el boca a boca hizo su cometido y familias de todo el país comenzaron a llegar. Incluso hoy, las demandas no cesan. Pero Emma rechaza muchas de ellas. Prefiere concentrarse en un puñado de niños más que hacer de este rancho una maquina sin alma. Hoy, ella puede concentrarse en ellos, tomarse tiempo con ellos, jugar, interactuar con ellos. Si aceptara a más gente, no tendría tiempo, la misma disponibilidad, y eso, ella, no lo quiere
˗Es totalmente comprensible y honorable
˗Sí, Emma tiene un corazón inmenso.
Regina no podía dejar de pensar que Ruby y Emma mantenían más que una fuerte y larga amistad: la manera en que sus miradas se cruzaban, cómo la una cuidaba a la otra. Ella suspiró y centró su atención en Emma que, ahora, hacía trotar al pony alrededor del cercado.
˗Mire, si mirar los ponys no le apasiona, hay una pequeña granja no muy lejos…¿Se la enseño?
˗Con mucho gusto.
Dejó el cercado y siguió a Ruby hacia la parte trasera de los establos, más allá de un huerto familiar.
˗Todo el mundo puede cultivar lo que quiera. Algunos se distraen aquí, otro aman los productos bio. Es otro modo pedagógico para crear lazos o renovarlos con los demás.
˗Es una brillante idea
˗Sí, una idea de Emma. Su próximo desafío es la cocina
˗¿La cocina?
˗Tenemos un huerto que crece de día en día, y tenemos manzanos, fresas, albaricoqueros y otro árboles frutales. Ella piensa agrandar el rancho para hacer una inmensa cocina y tomar y dar clases. La pastelería es un don del cielo, Emma tiene también ese talento.
˗¿De verdad? Sin embargo esta mañana me dijo que no era muy ducha…
˗Oh, siempre se infravalora, y aún más cuando se trata de la cocina. Ya verá los cupcakes que hace…
Regina frunció el ceño antes de ver la pequeña granja dibujarse a lo lejos. Consistía en un granero donde reposaban un burro, cabras y corderos. Más lejos, se veía un gallinero y entre los dos edificios, una charca con algunos patos chapoteando dentro.
˗Es mono
˗Fue la madre de Emma quien tuvo la idea- Regina entró en el recinto, y si por un lado los patos huyeron, el burro se le acercó. La bella morena dudó: jamás había visto un burro tan de cerca ˗ No la va a comer. Todo lo contrario, no es usted su tipo˗ rio Ruby
Regina se acercó entonces y tendió la mano. Se sobresaltó cuando su mano tocó el hocico del animal.
˗Se llama Darwin.
˗Encantada, Darwin
El asno se acercó más y más, empujándolo suavemente, lo que hizo sonreír a la joven.
˗Bah, entonces, ¿hemos hecho un amigo?
La voz de Emma resonó, haciendo sobresaltarse a Regina. El burro dio un cabezazo, empujándola. Regina perdió el equilibrio, tropezó antes de caer, sus nalgas primero, en la charca.
˗¡Oh, Dios mío!˗ gritó Emma antes de meterse ella y ayudar a Regina ponerse en pie.
Regina, completamente aturdida por lo que acababa de pasar, se quedó allí, postrada. Salió de sus pensamientos cuando notó las manos de Emma sobre sus hombros.
˗Hey, hey, ¿todo bien? Levántese.
˗Yo…Yo…
Emma, de un movimiento, tiró de Regina hacia ella. Se encontraron pegadas.
˗¿Todo bien?
Los rostros a algunos centímetros el uno del otro, el aliento de cada una sobre las mejillas de la otra…Ellas se quedaron así algunos segundos antes de escuchar que Ruby se aclaraba la garganta.
˗Hm…¿Chicas?
Emma se separó rápidamente masajeándose la nuca
˗Sí, euh…Debería cambiarse.
˗Sí, voy a hacerlo
Regina pasó por el lado de Ruby, dándole una débil sonrisa, antes de desaparecer para, seguramente volver al rancho.
˗ ¿Qué fue eso?
˗¿Qué fue qué?
˗Eso, entre ella y tú
˗Nada
˗¿Nada? Había más tensión sexual en el aire que tensión en mi tanga en estos momentos.
˗¿En serio? Comparas a nuestra invitada con un tanga.
˗No, comparo lo que ocurre entre las dos con una tensión tal que mis pelos se han puesto de punta con la electricidad que emana de vosotras.
˗Ni siquiera la conozco. Llegó ayer
˗¡Ah, ah, interesante!
˗¿Qué?
˗Entonces, ¿no niegas la tensión?
Ella reviró los ojos.
˗Me hartas
˗Ya, ya, ya hablamos en dos semanas. Aunque…Apostaría por una semana.
Ruby se alejó y dejó a Emma pensativa. Lanzó una ojeada hacia el rancho, y después sintió la cabeza del burro contra su espalda.
˗Ah, muy divertido Darwin….¡No empieces de nuevo, eh!
Como toda respuesta, el burro se puso a rebuznar y Emma se echó a reír ante de volver con los niños.
Después de haberse cambiado, Regina volvió al salón y caminó por la estancia, mirando la cuidadosa decoración, las fotos en las paredes y sobre todo el inmenso aparador de madera. Distinguió a Emma en muchas de ellas. Divisó a una pareja que debían ser sus padres, después una foto de Emma y de un joven, bastante musculoso y sonriente.
A continuación su mirada se desvió hacia la pequeña biblioteca y tomó un libro de cubierta de cuer, Cuento de Navidad, unclásico de la estación invernal. Sonrió y se sentó en un grande y mullido sillón, cubriendo sus piernas con una manta, y se hundió en la lectura.
No se detuvo sino cuando Emma y algunos niños regresaron, visiblemente para comer. Nell se acercó a ella y se sentó en frente.
˗¡Es mi preferido!
˗¿Ah sí?
˗Sí. Adoro a Scrooge
˗¿Y eso? Es el malvado
˗Noooo. Lo que está guay es el final, cuando él encuentra el espíritu de la Navidad.
˗Sí, es un hermoso cuento de Navidad˗ Nell le sonrió y Regina le preguntó ˗¿Hace mucho tiempo que estás aquí?
˗Hm…Hace dos meses.
˗¿Dos meses? Pero, ¿por qué?
El rostro de Nell se ensombreció de repente y desvió la mirada.
˗Yo…Me gusta mucho estar aquí
˗Nell. ¿Volvemos? Snowbell necesita un paseo˗ dijo Emma
La pequeña sonrió de nuevo y se levantó. Antes de salir, se giró hacia Regina
˗Hasta más tarde˗ dijo despidiéndose con la mano antes de salir del salón
˗No quería incomodarla
˗Hay temas difíciles. Debe saber que si están aquí no es sino porque, a veces, es su última oportunidad.
˗No quería ser intrusiva, de verdad
˗Lo sé. Ha sido solo una torpeza ˗ sonrió Emma ˗Si tiene hambre, en la cocina hay bastante comida
˗¿Usted no come?
˗Oh, no tengo tiempo…Más tarde seguramente˗ sonrió la bella rubia ˗Hasta luego
Emma desapareció, pero Regina frunció el ceño. Un sentimiento extraño la invadió: pareciera que Emma intentaba alejarla de los niños y de los caballos. ¿Era solo una idea? Se levantó, dejó el libro y se dirigió a la cocina. Abrió la nevera y reflexionó antes de coger algunos ingredientes. Le costó mucho encontrar todo lo que necesitaba, pero al final lo logró. Y al cabo de unos veinte minutos, salió del rancho y se dirigió a los establos para buscar a Emma que parecía mirar con atención al joven con el que Regina se había cruzado esa mañana.
Se apoyó al lado de la bella rubia en la barrera y le tendió un trozo de servilleta.
˗Tome
˗¿Qué es esto?
˗Un tentempié…
˗¿Un tentempié? ¿Para mí? Pero…
˗He pensado que no le vendría mal…
˗ Muy amable˗ sonrió tímidamente Emma
˗Dígame…¿Me lo estoy imaginando o intenta alejarme de los niños?
˗¿Qué? No, no, por supuesto que no.
˗¿De verdad? No es la impresión que tengo.
Emma se puso blanca.
˗No, no es eso…En fin, no es…
˗Oh, lo comprendo. Además usted no desearía que sus plantas mueran y sus caballos huyan por culpa de mi perfume…
Tras esas palabras, Regina giró los talones y dejó a una Emma completamente chocada.
˗Pero…¿Qué?˗ De repente, recordó dónde había escuchado, mejor dicho pronunciado, esas palabras y desorbitó los ojos ˗ Mierda…˗ ¿Había ella escuchado todo o solo esa parte, poco halagadora, de la conversación que había tenido con Ruby la noche pasada?
˗¡Hey, Emma! Voy a hacer algunas compras y…¿Todo bien?
˗Creo que la he cagado
˗¿Ah? Quieres decir como de costumbre o…
˗…Nos escuchó anoche
˗¿Quién?
˗¡La cantante, Regina Mills! ¡Escuchó lo que decíamos!˗ entró en pánico Emma
˗Quieres decir la parte en que decías que era tu tipo y que te gustaría mucho…
˗…¡No!˗ Emma resopló ˗¡Y tampoco dije eso! No, cuando dije que su perfume apestaba y mencionaba su lado urbanita…En fin esas tonterías antes de verla.
˗¿Y por qué te pones así? ¿Qué carajos te importa lo que ella pueda pensar de lo que tú pienses?
˗Es mi invitada…Sería un recibimiento de mierda
˗Oh, créeme, hay muchas posibilidades de que ella esté también llena de prejuicios y estereotipos sobre nosotras.
˗No es una razón. Sidney confió en mí para mantenerla segura. ¡Si ya nos enfadamos, querrá marcharse!
˗Bah, deja que se marche˗ soltó Ruby
˗No, Sidney me la ha confiado. Es un amigo de mucho tiempo, le debemos mucho…Es lo menos que puedo hacer. Aunque eso signifique ser la canguro de una estrella de Los Ángeles.
˗Encantadora estrella además
˗Para…
˗Hey, si a ti no te interesa…¿Tengo el campo libre entonces?
˗Haz lo que quieras, pero no me metas en eso˗ dijo ella masajeándose la nuca ˗Mierda, ¿ahora qué hago? ¿Crees que debería ir a excusarme?
˗Deberías dejarlo pasar. Ella tomará distancia, respirará un poco…Y tu encanto natural hará el resto
˗¡Qué tonta…!
˗Venga, ve a ocuparte de Milo, yo me encargo de la cena de esta noche. ¿Pasta? ˗ Emma rio ˗¿Qué?
˗Es domingo, siempre pasta, eh…
˗¡Evidentemente!˗ sonrió Ruby dándole un golpecito en el hombro.
Aunque siguió los consejos de Ruby y volvió al trabajo, las palabras de Regina no dejaron de darle vueltas en la cabeza. ¿Había sido ella tan vehemente con sus palabras? Tenía que excusarse…
˗¿Señorita Swan?
La hermosa rubia se giró hacia la joven mujer que acababa de aparecer.
˗¿Sí?
˗Yo…Lo siento si la molesto, sé que no le gusta que los padres estemos cerca cuando está trabajando con los niños
˗Exacto˗ sonrió Emma
˗Yo…Estamos aquí desde hace ya dos semanas y…˗ lanzó una mirada hacia el chico que parecía estático cerca del caballo ˗Me…Me gustaría saber si…Si va a cambiar algo.
En otra situación, Emma la habría mandado a tomar viento diciéndole que sabía lo que hacía, que no necesitaba a nadie metiéndole prisa…Pero comprendió, por la mirada fatigada y abatida de la madre, que esa mujer había pasado por mucho y sobre todo, había recurrido a muchos medios para volver a reencontrarse con su hijo, a quien había perdido ya hacía más de un año.
Entonces sonrió
˗Como le había dicho, está aquí desde hace poco. Los cambios son mínimos, pero notables. Mírelo: se acerca a los caballos.
˗Aún no le habla a nadie…
˗No se preocupe. Si los animales lo logran, él regresará a nosotros. Hace falta tiempo, paciencia, coraje y perseverancia.
˗…
˗Escuche…Sé por lo que ha pasado y…Creo que no le hará mal si usted entra también
˗¿Yo? Pero…Oh, ya sabe que los caballos…
˗No solo hay caballos: hay un burro muy afectuoso también, y ya no le cuento de mis perros˗ sonrió Emma ˗Todo esto para decirle que también debería trabajar sobre usted. Su hijo mejorará, pero si su madre está aún destrozada…Los esfuerzos serán en vano, ¿comprende?
La joven asintió ligeramente
˗Sí, comprendo
˗Bien, la dejo
Emma pasó sobre la barrera y se unió a Milo
˗Entonces muchachote, ¿os estáis conociendo?
˗…
˗¿Quieres montarlo?˗ Milo no dijo nada, apenas movió la cabeza. Siguió mirando al caballo. Emma sonrió ˗Ya, tienes razón…Da miedo.
Milo frunció el ceño y cuando Emma se alejó, el pequeño se giró hacia el animal y lo frunció aún más.
Ruby estaba atareada poniendo la mesa cuando Regina bajó para unirse a ella.
˗¿Puedo ayudarla?
˗¿Hm? Oh, no, no se moleste.
˗Por favor. Si supuestamente tengo que estar encerrada aquí, al menos déjeme que sea útil. Me voy a volver loca dando vueltas sin hacer nada. Y he comprendido muy bien que no soy deseada cerca de los animales…
˗¿Qué? Oh, eso…No, no, se equivoca. Emma no es mala, solo es…Torpe con las personas. Se defiende mejor con los animales, y con los niños. Pero los adultos…Puff, es otra historia.
˗Pero confiese que mi presencia no es de las más deseadas
˗Hay cosas peores…A la vista quiero decir˗ soltó Ruby guiñándole un ojo, lo que sorprendió a Regina: ¿acaba de coquetear con ella? Esbozó una sonrisa antes de ponerse a su lado ˗Entonces…¿Una mano? ¿Puedo ayudar con la comida?
˗Pensaba hacer pasta
˗¡Genial! ¡Con raíces italianas, la pasta es mi religión!
˗¿De verdad? ¿Usted cocina?
˗Que sea cantante no significa que no sepa hacer nada más
˗No he dicho eso…
˗Lo ha dejado entrever, pero acepto sus disculpas. Solo señáleme dónde se encuentran los utensilios
˗¡Bien chef!
Emma regresó caída la tarde totalmente exhausta.
˗Puff…Ese pequeño de Milo no es un paseo. Y mucho menos cuando sabes que tienes que manejar a la madre con…Es algo…˗ se calló inmediatamente cuando vio a Regina al lado de Ruby, atareada en la cocina.
˗¡Oh, hola! ¡Regina ha hecho lasaña! ¡Está de muerte!
˗Yo…˗ Emma miró a Regina antes de bajar la mirada ˗Qué…Bien…A los niños les va a encantar
˗¿Tú no comes?
˗No tengo hambre, estoy muerta…Voy a darme una ducha y me voy a acostar. Buenas noches.
Sin una palabra más hacia su amiga o Regina, subió a su habitación. Regina la siguió con la mirada hasta que despareció en el piso de arriba.
˗¿Hace eso a menudo?
˗¿El qué?
˗No comer. Este mediodía no tenía tiempo y ahora, no tiene fuerzas
˗Oh, sí, pasa a menudo˗ sonrió Ruby ˗Pero yo estoy ojo avizor
˗¿De verdad? ¿Entonces no tiene nada que ver con mi presencia?
˗No, para nada. Su ayuno es algo habitual…
˗¿Y eso es sano?
˗En realidad no, pero Emma es el tipo de persona que piensa antes en su deber que en su bienestar.
˗Me lo imagino…¿Los niños y sus familias cenan todas las noches aquí?
˗La mayoría de las veces sí. Algunos prefieren tomar el aire, cambiar de vistas. Algunas sesiones son duras y complicadas y las familias prefieren respirar un poco, estar juntos.
˗Comprendo˗ Regina reflexionó algunos segundos antes de tomar un plato y servir un trozo generoso de lasaña. Y, sin una palabra, subió las escaleras, bajo la mirada divertida de Ruby.
˗Joder, incluso cuando no las busca, se las ingenia para enredar en su tela a las más guapas˗ rio ella.
En realidad no era nada lista. Conocía poco ese rancho y cuando se encontró en el primer piso, no supo a dónde ir. Había cinco puertas. Tenía que recordar y hacer eliminaciones: había tres habitaciones y dos cuartos de baño. Tres habitaciones, una de las cuales era la suya…Se dirigió hacia la primera puerta y tocó, pero nada…Quizás era la habitación de Ruby. Es más, no sabía si la joven vivía ahí. Tocó en la segunda, pero otra vez nada. La abrió, y se encontró con un cuarto de baño. Entonces pensó: si el cuarto de baño era ese, quizás las dos estancias adyacentes fueran habitaciones unidas al baño.
Siguió su camino y tocó en la última puerta, sabiendo que las otras dos puertas eran su propia habitación y el cuarto de baño adyacente. Esperó algunos segundos y de repente la puerta se abrió revelando a una Emma en top blanco y pequeñas braguitas rojo escarlata.
˗¿Señorita Mills, algún problema?
Regina tuvo dificultades para mantener la concentración en la parte alta del cuerpo de la bella rubia y tragó en seco.
˗Yo, euh…Siento molestarla, pero…Tenga
Emma miró, incrédula, el plato de lasaña.
˗¿Es…Es para mí?
˗Es mi especialidad
˗ ¿La ha hecho usted?
Regina sonrió.
˗Ya verá lo bueno que está
Emma no supo qué decir. Entonces gruñó y Regina frunció el ceño
˗¿Algún problema? ¿No le gusta?
˗No, no es eso. Solo que…He sido un desastre con usted, y ¿va y me hace lasaña? ¿Qué pensará de mí?...˗ Se golpeó la frente con la mano ˗¡Lo siento! Siento si le hecho sentir que este no es su sitio.
˗Puedo entenderlo…Después de todo, Sidney le ha impuesto mi presencia, y supongo que no le ha dado mucha elección
˗Le debemos una…
˗Una boca que alimentar no es algo banal
Intercambiaron una sonrisa antes de que Regina sintiera que sus mejillas se ponían rojas.
˗Bueno, euh…¿Está segura de que no quiere venir a comer abajo?
˗No, yo…A veces necesito desconectar de una jornada bastante estresante
˗¿Quiere hablar de ello?
˗Esta noche no, pero gracias, le tomo la palabra para una próxima vez
˗Muy bien. Entonces, buenas noches
˗Buenas noches
Regina entonces bajó, feliz de que hubiera aceptado su plato, pero frustrada de que no hubiera bajado con ellos. Cuando se unió a los otros, todos aplaudieron.
˗¡Un hurra para la cocinera!˗ gritó Ruby
˗Oh, no, yo…Parad…˗ susurró Regina, algo azorada
˗¡En serio, jamás he comido una lasaña tan buena! ¡Hace honor en verdad a sus orígenes!
˗Gracias
Tomó asiento en la mesa al lado de la pequeña Nell y continuaron cenando. Regina pasó su mirada por los allí sentados: durante las semanas que vendrían, serían los rostros que vería cada día. Sonrió cuando Nell le tendió el pan con una sonrisa. Muchas preguntas rondaban por su cabeza, pero sabía que pronto tendría respuestas.
Emma se tragó su comida a una rapidez fenomenal. Tenía que admitirlo, había comido pocas lasañas tan buenas. Debería agradecerle a la cocinera al día siguiente sin falta. Y mientras estaba echada en su cama, giro la cabeza y vio el plato vacío: Regina había cocinado. ¿Por qué ese simple hecho hacía embalarse a su corazón? La sencilla idea de que una mujer hubiera cocinado en SU cocina un plato que ella había devorado. Era una tontería, cierto, nada del otro mundo…Y ella aún ni se lo imaginaba, pero esa lasaña sería el comienzo de muchas otras cosas
