Advertencia: Escenas de Sexo. Leguaje vulgar. Consumo de drogas


2. Solo el Fuerte Sobrevive

Era una tarde como cualquiera. Calurosa y con olor a sangre. Así era todos los días en el Santuario. Los entrenamientos eran forzosos y tortuosos, todo aquel que quisiera irse del lugar solo tenía una salida.

La muerte.

Afrodita de Piscis y Mascara de la Muerte de Cáncer terminaban un entrenamiento donde hicieron que más de un pequeño aprendiz rogara por un pase directo al inframundo. Ambos disfrutaban con las suplicas y el llanto infantil alegando sobre lo débiles que podían ser algunos. Para los dos santos no había un mejor comandante como el patriarca Arles.

Su lema era sencillo 'El fuerte siempre gana y el débil debe ser eliminado'.

Así era la vida en el Santuario, bastante entretenida para dos santos de elite que a tan corta edad habían logrado sus relucientes armaduras doradas.

Esa tarde Cáncer se sentó sobre la tierra cálida y prendió un cigarrillo, a su lado un muy sonriente Afrodita tomo uno de los filtros y con mucha galantería lo llevo hasta su boca para degustar del humo de aquel pequeño cilindro.

— ¿Tenemos algo más interesante que hacer hoy? — Pregunto Ángelo — El entrenamiento de esta mañana dejo mucho que desear

— Cada día son más patéticos ¿Para qué quiere Arles a nuevos súbditos? Con nosotros es suficiente

— Sin esos aprendices no nos divertiríamos tanto

El humo de cigarrillo voló por los aires y ambos hombres contemplaron las figuras circulares por un momento.

— ¿Qué puede ser mejor que un cigarrillo? — Quiso saber el italiano

— Un cigarro después de follar

Ángelo dejo salir una sonora carcajada.

— ¿Tú lo has hecho? — Pregunto Mascara de la Muerte

— No

— ¿Entonces como sabes?

Afrodita se alzó de hombros y respondió.

— En el cine siempre lo hacen. El hombre siempre fuma después del acto. No me vayas a decir que tú eres virgen

— Sí — Contesto sin importancia. Afrodita lo miro entretenido — ¿Qué? ¿Tiene algo de malo?

— No. Es que siempre has sido muy…salvaje

— Ganas no me faltan, pero soy un desastre con las mujeres. Aparentemente una chica no quiere que le digas que si quieres tirar en el suelo de tu templo

— ¿A quién intentaste seducir?

— A una doncella. La "princesita" salió corriendo como alma que lleva el diablo cuando le dije tal cosa. Algunas mujeres son muy delicadas

— ¿Y qué esperabas? — Cáncer se alzó de hombros — ¿No te enviaron a una hetaira?

— No. La administración es un asco ¿Dónde está mi chica? — Afrodita se echó a reír — ¿Y tú? ¿Eres virgen aun o si te enviaron a una mujer de verdad?

— Virgen. La administración tampoco me ha enviado a la mía

— ¿Qué estarán haciendo esos flojos?

— Todas las hetairas están siendo enviadas al templo patriarcal

— Vaya — Sostuvo levantando los brazos — El Patriarca sí que la pasa bien. Nosotros deberíamos poder tener a la mujer que queramos. Oye. Tú y yo deberíamos intentarlo

Piscis abrió grandemente sus ojos.

— ¿Qué carajos dices Ángelo? — Bramo incomodo — ¡Qué asco!

— ¡No idiota! No me refiero a eso imbécil. Y no me llames Ángelo. Podrás tener cara de niña pero no me atraes en lo más mínimo. Es más, si fueras mujer serias una mujer muy fea

— No pues, hablo el más guapo de todos los hombres

— Cierra la boca

— ¿Entonces a que te refieres con que deberíamos intentarlo?

— Oye estoy siendo tan claro como el agua. Deberíamos buscar a un par de chicas e intentarlo

— ¿Y que sugieres? — Pregunto lanzando lejos la colilla del cigarrillo — ¿Aprendices? No es por nada, pero si tú no eres bueno con las mujeres, yo menos. Por alguna extraña razón todas piensas que soy marica o en el peor de los casos que soy una de ellas

— No entiendo el porqué de la confusión — Anuncio en tono sarcástico. Piscis rodo los ojos molesto — Pero tú eres el as bajo la manga. Si tú no atraes a las chicas, no hay forma de conseguir una

— ¿Por qué no las atraes tú?

— ¿No estás escuchando lo que digo? No sé tratar con el sexo opuesto

— No esperes nada de mí tampoco. Me pongo nervioso con las chicas y empiezo a hablar en sueco

— Serás imbécil

— Tú serás el imbécil

— ¿Entonces qué? ¿Nos vamos a quedar vírgenes para toda la vida? Qué lo haga el rubio inexpresivo del sexto templo. El mojigato de Aioria o el insípido de Mu ¡Pero yo!

— Bueno hombre. Ahí sentando no lograras nada, consigue a una mujer y tómala

— ¿Qué estas insinuando? No soy un maldito violador — Ángelo se cruzo de brazos molesto

— Pero sí un maldito asesino

— Una cosa a la vez para ser un desgraciado. Yo soy todo lo que una chica odiaría. Pero mi nivel de maldad no llega para tomar a una mujer a la fuerza

— De acuerdo. Volvemos al inicio. Debemos aprender hacer más afable con las chicas si queremos sexo

— ¿Oye Dita estas completamente seguro de que no eres gay?

— Te he dicho muchas veces que no lo soy

— Está bien. Sera seguir creyéndote. Tengo una idea para nuestro problema

— ¿Qué seria eso?

— Una profesional

— Una hetaira ¿Seguiremos esperando a que nos envíen una?

— No, no. Iremos por una

— ¿Iremos por una?

— Así es florecita. No necesitamos hablar con ellas. Solo vamos, hacemos lo que tenemos que hacer y listo

— Me parece una buena idea

— ¿Seguro? ¿No te echaras para atrás? Entiendo que te de miedo. Tener a una verdadera mujer sobre ti no debe ser algo fácil

— Tal vez seas tú el que tiene miedo. Que debajo de esa capa de cinismo se esconda un niño asustado que al ver un par de pechos se eche a llorar

— ¿Quieres apostar maldito pez? — Pregunto poniéndose pie y mirando a su compañero con disgusto — A que yo lo hago primero y tú no serás capaz de tocar ni a una sola chica

— Oh ¿Me estas retando? ¿Quieres verte humillado? — Anuncio ubicándose frente al canceriano

— Apostemos

— ¿Qué quieres perder?

Ángelo sonrió con cinismo.

— El que pierda se encargara de los aprendices por un mes. Estoy harto de escuchar a esos mocosos

— Acepto. Un mes sin escuchar llantos me haría muy bien ¿Cuándo empieza todo?

— Desde hoy

— Espera, estoy confundido ¿Iremos con una hetaira o qué?

— Eres estúpido ¿Cierto? — Afrodita elevo ligeramente su cosmos — Tranquilo amigo. Pero es que ya agotamos todo el tema y quedamos que la única forma que lo logremos será con una profesional. Así que sí. Una puta será. Por mi parte iré hoy

— Yo también

— ¡Oh, tú también! ¿Tienes las agallas para eso niño? — Pregunto dando un golpecito suave en la nariz del sueco

— ¡Sí! Vamos — Pronuncio caminando con paso firme — ¿O tienes miedo?

— No

Los dos santos se encaminaron rumbo a su destino. Cáncer seguía en silencio a su compañero, confundido miro en su en rededor sin entender exactamente a donde se dirigía esté. Intuyendo que su amigo solo quería tomarle del pelo se detuvo en seco y miro a su igual con disgusto.

— ¿Qué pasa? — Pregunto el sueco

— ¿A dónde carajos vamos?

— Por chicas ¿No quedamos en eso? — Contesto continuando con el recorrido

— ¡¿Y a donde carajos vamos?! — Bramo exasperado — Rodorio queda del otro lado

— No vamos a Rodorio. Ese lugar es de puritanos. Vamos al otro pueblo. Allá es donde está la diversión

— ¿Estás seguro de eso?

— Demasiado. Confía en mí. Allá esta lo que queremos

— ¿Tú como sabes? — Afrodita guardo silencio y resoplo incomodo — Oh, ya veo. Te has aventurado por ahí ¿Qué paso pececito? ¿Se te ha arrugado?

— ¡Cállate Ángelo!

— ¡Que no me llames Ángelo!

— ¡Bueno pedazo de animal ¿Quieres ir o no?!

— Sí — Contesto sonriente

— Entonces vamos

Sin decir una palabra más, ambos guerreros continuaron su camino.

Después de un largo recorrido el pueblo de Rude se presentó ante sus ojos. Este pequeño lugar no era tan colorido como Rodorio y a diferencia de esté, Rude se encontraba mucho más alejado y para llegar hasta allí era necesario pasar por una serie de sinuosas montañas.

A pesar de lo lejano, para los santo no presento problema llegar hasta allí y al igual que Rodorio, en Rude todos conocían de la existencia del Santuario. Los lugareños no se aventuraban en las tierras atenienses. Entrar allí sería un suicidio, pero cuando se necesitaba de algún servicio de la pequeña villa un guardián de la orden llevaba y traía el encargo correspondiente.

Finalmente los dos muchachos se adentraron en las calles de la aldea, dieron un par de vueltas por el lugar hasta hallarse por una cuadra completamente llena de distintas mujeres. Afrodita y Ángelo sonrieron al mismo tiempo.

Era el día.

Caminaron entre la pequeña multitud de féminas que los miraban con curiosidad y ellos sintiéndose contrariados empezaron a dudar sobre todo aquello. Intentado mantener la compostura y actuando como hombres de experiencia marcharon con la frente en alto. Sin saber exactamente que hacer decidieron parar y mirar con disimulo por todo lado.

— Esto emociona a cualquiera — Comento Ángelo intentado parecer entusiasmado

— Hay para todos los gustos — Contesto el otro en el mismo tono, pero ambos seguían quietos en su lugar — ¿Dónde quieres entrar?

— No lo sé ¿Tú donde prefieres?

— No lo sé — Ambos suspiraron — ¿Qué pasa Ángelo? ¿Se te arrugo?

— No me llames Ángelo — Pidió en voz baja — Es solo, que no estoy seguro a donde entrar ¿A ti que te pasa? ¿Estás asustado?

— Un poco sí — Cáncer se sintió más tranquilo con esa revelación — Me siento abrumado. Esas mujeres me intimidan

— Es más fácil matar a un enemigo

— Así es — Acoto mirando nuevamente el rededor

Unos ojos azules se clavaron en su persona y una hermosa pelirroja observo a Afrodita con descaro. El santo sintió que caería inconsciente en ese momento, la joven se perdió dentro de una pequeña casa antes de regalarle una provocadora sonrisa al sueco.

— Vamos allá — Anuncio Piscis.

Ángelo observo el lugar el cual no era distinto a los demás.

— ¿Por qué a ese? — Quiso saber, pero Afrodita seguía con la vista fija en el casa — ¿Viste algo que te gusto?

— Sí y mucho. Es bellísima. Vamos

— Espera, yo debería entrar al lugar donde también quiera — Refuto mirando por todo lado

— ¿Te gusta alguna chica? — Ángelo enarco una ceja — Está bien. Yo seguiré mi camino. Puedes esperarme en el Santuario si lo prefieres

— Espera maldito pez. No vas ganarme

Afrodita hizo un ademan e invito a Cáncer a seguir con el camino. El italiano acepto de mala y gana y ambos se adentraron en la pequeña casa donde minutos antes estaba la linda pelirroja. Una mujer de cabellos azabache se acercó al par de hombres y con porte seguro los miro en uno en uno.

Los dos muchachos eran bastante atléticos, muy altos y de extraordinaria belleza, aunque se veían mayores algo en su rostros inexpresivo no termino de convencer a la mujer.

— ¿En que les puedo ayudar? — Pregunto sin quitarles la mirada de encima

— ¿No es obvio? — Tomo la palabra cáncer — Queremos chica — La mujer sonrió de medio lado

— Sus identificaciones

— ¡Uy! — Expreso Afrodita — No pensé en eso

— Yo me encargo. Mire señora — La mujer subió una ceja ante el tono del canceriano — Somos del Santuario. Santos de Athena, del más alto rango. Así que atiéndanos

La mujer observo a los dos muchachos nuevamente. A diferencia de otros chicos, los dos hombres parecían en realidad aquellos guerreros de las tierras atenienses.

— ¿Y tú eres el santo de qué? ¿Del caballito? — Bromeo

Ángelo levanto una mano e inmediatamente, una de las chicas que estaba cerca cayó con fuerza sobre el suelo.

— ¿Qué fue eso? ¿La mataste? — Pregunto la mujer. Cáncer sonrió satisfecho

— Eso no era necesario — Bramo Piscis

— Ella quería pruebas. Espero que esa, no haya sido la chica que te gusto

— Trae su alma de vuelta — Pidió el sueco.

Cáncer rodo los ojos y con un rápido movimiento la chica recupero la conciencia. Unos segundos después está empezó a gritar muy fuerte.

— ¿Estas satisfecho? — Afrodita le miro molesto

— Estará bien en unas horas — Anuncio el italiano con su mejor sonrisa. La mujer en frente los miro resignada

— De acuerdo. Síganme — Pidió la joven

Cáncer miro a su compañero triunfante mientras Piscis negaba con la cabeza.

— De verdad no sabes tratar con mujeres

— Te lo dije

— Bueno caballeros, aquí tienen — Sostuvo la mujer señalando un grupo de chicas que se ubicaron en círculo para ser observadas por los dos santos — Elijan la que deseen. Señoritas, ellos son valerosos santos de Athena. Así que trátenlos bien

Ángelo y Afrodita miraron de una en una, no todas eran tan bella como se habían imaginado, pero una que otra estaba muy bien. Piscis escrudiño por todo el lugar, hasta que encontrarse con ese par de ojos azules que minutos antes lo cautivaron.

— Yo la quiero a ella

La chica sonrió con coquetería y tomando de la mano al sueco se marchó del lugar. Cáncer miro disgustado la escena. Él no podía quedarse atrás.

— ¿Y tú amiguito? — Pregunto la mujer y cáncer quiso matarla cuando ella lo llamo 'amiguito'

Tomo una gran bocanada de aire y miro nuevamente a las chicas.

— La quiero a ella — Señalo a una linda rubia. Luego su vista se giró ante una morena — No mejor a ella — Nuevamente sus ojos volaron y ahora se encontró con unos orbes esmeralda muy profundos — Tú no estás nada mal

La mujer de la entrada suspiro profundo, sin decir palabra señalo a una de las chicas y con un gesto le indico como proceder. La joven en cuestión tenía un bello vestido blanco y unos largos cabellos ondulados color miel. Sin demora camino hasta al chico y con sus largas manos acaricio al guerrero con deseo.

— Vamos amor, no seas garoso. Tienes que ir con calma — Comento cerca de su oreja — Déjame ayudarte

— Sí — Contesto él marchándose con la joven a una de las habitaciones.

Habitación - Piscis

— ¿Cuál es tu nombre cariño? — Pregunto la pelirroja cerrando la puerta

— Afrodita — Contesto él cerca de la cama. La chica lo miro con detenimiento

— ¿Eres una chica? — Interrogo analizándolo más de cerca

— ¡No! — Contesto molesto

— ¿Y qué hay con ese nombre?

— Es mi nombre

— De acuerdo no voy a pelear contigo. Mi nombre es Laura — Sostuvo ella retirándose el vestido quedando completamente desnuda. Afrodita la miro embelesado — ¿Te gusta?

— Sí mucho — Ella sonrió y se acercó más a él, el cual se echó hacia atrás

— ¿Estás seguro que quieres hacer esto? Puedes marcharte si lo prefieres. Pero no me hagas perder el tiempo

— Tú eres muy joven

— ¿Eso te preocupa? — Él negó — ¿Entonces cual es el problema? — Piscis bajo la mirada — ¿Es tu primera vez? — No contesto pero su silencio fue fácilmente interpretado — No te preocupes cielo. Eh atendido a varios hombres del Santuario con ese problema. No te preocupes, seré delicada — Le consoló tocando con suavidad su zona baja. Piscis dejo salir un fuerte suspiro — ¿Puedo? — Pidió permiso para retirar el pantalón del muchacho, él acepto enérgicamente — Que lindo — Anuncio ella mirando al joven y con delicadeza le quito la camisa — Muy lindo — Expuso besándolo con dulzura — Y no besas mal ¿Lo habías hecho antes? — Negó — Hare algo que te va a gustar mucho — Acoto arrodillándose para meter el pene del chico entre su boca

Afrodita soltó un ligero gemido y se aferró a los cabellos de la joven agradecido y complacido por esa caricia. La mujer era una experta envolviendo toda la forma masculina entre su boca. Por su parte el santo movía sus caderas y apretaba la cabeza de la joven para evitar que se detuviera.

Aquella felación era agradable y muy placentera. Laura era una maestra y Piscis gimió más fuerte al sentir como la lengua de ella lambia el tallo de su pene hasta la punta mientras sus manos se movían al mismo ritmo que su boca, tocando con delicadeza sus testículos. El santo sonrió complacido, acto seguido ella volvió a meter el miembro dentro de su boca chupando con más presión.

Afrodita empujo más fuerte y sintió como la eyaculación estaba cerca, desesperado con la manos la hizo ir más rápido mientras ella lo apretaba fuertemente de las nalgas. Sin poder evitarlo termino extasiado y Laura trago su semilla como si nada. Cuando por fin fue liberado, Piscis se dejó caer sobre la cama completamente agotado.

— No me digas que ya estás cansado

— Solo dame un par de minutos — Acoto tomando aliento

— Eres un hombre maravilloso — Expuso ella acostándose sobre él — No olvides siempre cuidarte si no quieres problemas — Le dijo mostrándole un condón — Él asintió encantando, mientras ella tomaba su falo entre las manos provocando rápidamente una nueva erección — Eso me gusta de los hombres jóvenes y de los santos atenienses más. Tienen mucha vitalidad — Expuso mordiéndolo en la oreja y luego sin ninguno problema deslizo el preservativo por el miembro duro del muchacho — ¿Estás listos?

— Oh sí — Expreso muy dispuesto, esperando por el fin de su inocencia

Laura se mordió el labio inferior, levantando una pierna, tomo el miembro masculino y sin dificultad lo introdujo en su interior.

— Esto es genial — Anuncio Piscis con una gran sonrisa

— ¿Quieres ir arriba? — Por toda respuesta Laura termino bajo el santo — Que ágil y rápido — Expuso apretándolo con las piernas

Piscis se sintió satisfecho y espero ansioso que Ángelo estuviera en el Santuario escondido bajo la cama perdiéndose de todo eso. Dejo de pensar en su compañero y se entretuvo en lo realmente importante y la bella pelirroja que le sonreía con lujuria. Sin saber que hacer se dejó llevar por sus instintos y empujo más adentro mientras apretaba los pechos de la chica.

— Más despacio — Pidió ella tomándolo del rostro — No quieres terminar tan rápido

Él obedeció y bajo el ritmo pendiente a los gestos de su compañera y se sintió más extasiado al verla abrir la boca y cerrar los ojos complacida. El orgullo del santo se inflo e intento hacer todo lo posible porque su amante disfrutara tanto como lo hacia él. Con un pequeño movimiento Laura levanto su pierna derecha hasta posicionarla por encima del hombro del muchacho. Piscis sintió que se adentraba más por lo que tomo la otra pierna de la joven y la subió también hasta su cuello.

— Aprendes rápido cariño — Apoyo ella, en lo que él seguía con sus envestida — Ahora sí, muévete más rápido — Piscis no se hizo del rogar y continuo completamente absorto en aquella sensación que como la anterior le avisaba que estaba a punto de terminar — ¡Oh sí cariño dámelo! — Comento ella al reconocer el punto exacto del orgasmo de su amante

Exhausto el hombre se dejó caer sobre el pecho de la chica, quien con delicadeza le acaricio su melena celeste.

— Bien hecho cariño. Lo hiciste muy bien — Afrodita sonrió entre los senos femeninos — Felicitaciones ya no eres virgen — Le sonrió y él se acomodó a su lado

— Eso fue genial, muy genial. Eres asombrosa — Acoto tomando grandes bocanadas de aire

— Puedes tirar eso en el cesto de basura que esta de ese lado — Señalo. Piscis hizo como se le indico — Y también puedes volver cuando quieras — Pidió levantándose para vestirse

— ¿Ya te vas?

— ¿Quieres que me quede otro rato? Yo pienso que deberías descansar. Puedes quedarte aquí un poco más

— No. Ya me voy — Sostuvo él buscando sus prendas — La pase muy bien Laura. Gracias — La chica sonrió con ternura

— No tienes nada que agradecer. Te espero cuando quieras y si quieres te puedo enseñar más cositas

— Me encantaría — Dijo terminando de vestirse, acto seguido camino hacia la puerta

— Adiós santo de Athena. Afrodita de…

— Piscis

— Que suerte la mía. Con que estuve con un santo dorado. Que delicia — Una última sonrisa y Dita desapareció del lugar

Habitación - Cáncer

Ángelo camino de la mano de la audaz mujer que lo arrastraba hacia una de las habitación, en el lugar ella cerró la puerta con llave para luego mirarlo de arriba abajo.

— Eres un hombre muy apuesto

— Tú tampoco estás mal — Comento él sin darle mucha importancia ella sonrió y tomo asiento en la cama

— ¿Cómo te llamas?

— Mascara de la Muerte de Cáncer — Contesto sentándose al lado de la joven

— ¿Mascara de la Muerte? ¿Qué clase de nombre es ese? — El italiano no contesto — Los santos de Athena tienen nombres extraños. Pero no te ves tan malo para ser un Mascara de la Muerte — Cáncer frunció el ceño — Yo me llamo Cinthya

— No vine aquí a charlar

— Eres un tirano. Vamos Mascara de la Muerte, quiero ver que tienes para mí — Expuso poniéndose de pie dejando caer su vestido. Ángelo se removió en su puesto al ver la belleza femenina en todo su esplendor — Utiliza esas manos querido — Le dijo tomándolo para que apretara sus pechos — ¿Qué pasa Mascara de la Muerte? ¿No sabes qué hacer?

Por toda respuesta Ángelo empezó a masajear los abultados senos de la chica con mucha brusquedad.

— No sabes tratar a una dama. Hazlo así — Le guio para que él acariciaría adecuadamente — Mucho mejor — le dijo mientras lo acostaba sobre la cama para besarlo — Menos lengua caballerito — Expuso ante el afán del guerrero — Déjame mostrarte — Lo beso nuevamente

Ángelo estaba en las nubes disfrutando del beso y de la sensación de tener un par de senos entre sus manos. Rápidamente se apartó de la boca de la chica al sentir como está masajeaba su miembro por encima del pantalón.

— No estas nada mal — le dijo ella al sentirlo abultarse — Déjame quitarte esa presión — Continuo bajándole el pantalón para tomar su pene entre las manos — Estas bien equipado caballerito

— Hablas demasiado — Le dijo cerrando los ojos y elevándose levemente para continuar con la fricción en su virilidad — Ya te dije que no vine a hablar

— Ah sí. Sé que es lo que quieres — Expreso y sin que Ángelo lo pidiera se dejó caer sobre él para que esté se adentrara en su ser — Vamos ¿caballerito que sabes hacer? — Pregunto cabalgando sobre él

Cáncer quiso protestar y decirle que se callara pero todo eso estaba siendo tan agradable que prefirió gozar de esa nueva sensación.

— Solo muévete mujer — Pidió y ella hizo como se le indico subiendo y bajando mientras el italiano la apretaba por las caderas obligándola a continuar — Así está mejor — Expreso al ver que Cinthya no tenía intenciones de seguir charlando — ¿Puedes moverte más rápido?

— Como ordene mi señor — Expreso aligerando los movimientos

— ¡Por todos los dioses esto es genial! — Dijo apretando nuevamente los senos femeninos — ¡No te detengas!

Cinthya resoplo molesta. Estaba usando todas sus estrategias para hacer que el hombre terminara cuanto antes. No porque ella no estuviera disfrutando también, sino que la actitud del chico la tenía indispuesta. Por lo que acelero más sus movimientos esperando hacerlo culminar pronto.

— ¿Ves mujer como lo haces mejor cuando estás callada? — La chica no dijo nada y continúo en su labor

Ángelo estaba disfrutando mucho de ese encuentro y no quería que acabara nunca. Cinthya aunque muy habladora era muy buena en lo que hacía y verla desde esa posición mientras sus pechos rebotaban de arriba abajo le pareció aún más excitante. Pero estaba harto de estar abajo y de un rápido movimiento tomo a la chica por las caderas y la dejo bajo su cuerpo.

— Lo siento linda, ahora quiero tener yo el control

— Haz como quieras

El italiano sonrió complacido y empezó a entrar y salir como su lujuria le indicaba. Cinthya lo apretó más mordisqueando su oreja y gimiendo en su oído. El muchacho estaba tan dispuesto que la chica no tuvo de otra que aceptar que lo estaba haciendo bien. Con él no tuvo que fingir.

Cáncer siguió empujando, besando y acariciando todo lo que encontró a su paso prometiéndose aprovechar ese momento como si fuera el último.

— Oh Mascara de la Muerte no te detengas — Ángelo sonrió complacido y continuo con sus embestidas esta vez intentando moverse en círculos — ¡No voy a aguantar por más tiempo!

Y era verdad, aquel muchacho inexperto la tenía al límite del éxtasis. Por lo que sus caderas se movieron al vaivén de él. Cinthya reconociendo el rostro del hombre que está a punto de terminar se adecuo más sus movimientos y procuro que tanto él como ella terminaran al mismo tiempo. No tenía ninguna intención de que él la dejara a medias. Se aferró a su espalda y lo apretó con fuerza para no dejar que se escapara y el orgasmo de ambos llego en completa sincronía.

— Sí — Sostuvo ella dejándolo libre — Excelente — Continuo completamente agotada y empapada en sudor

— No olvidare este día nunca — Dijo él haciéndose a un lado — Esto fue mucho mejor que cuando logre mi armadura — Cinthya sonrió divertida

— Lárgate caballerito

— Sí. Igual ya no quería verte más — Expuso tomando su ropa para irse cuanto antes

— A la próxima busca a otra

— Sí te quedas callada podría venir por ti

Cinthya sonrió aun tumbada sobre la cama, no tenia deseos de levantarse.

— Entonces tendras que usar tapones para los oídos

— Comprare un par entonces — Se despidió con un ligero gesto de su mano abandonando el lugar

Camino con paso fino por todo el recinto. Observo a las chicas a su alrededor y guiño un ojo. Se sentía diferente y complacido. Llego hasta la salida, pago la cuota indicada agradeciendo haber llevado el dinero suficiente. Y como todo un hombre se permito disfrutar del frio viento que azoto su cara al llegar a la calle.

— Te fue bien, por lo que veo — le dijo Afrodita acercándosele

— ¿Qué paso florecita? ¿No pudiste?

— Sí pude y fue genial. Salí hace poco, solo me quede para saber que no te habías ido

— ¿Entonces tarde más que tú? Por lo que veo yo gano

— No seas idiota. Yo salí apenas unos minutos antes que tú — Diez minutos antes exactamente pero se guardó su comentario — Y aquí ninguno gano. La apuesta trataba sobre quien perdería su virginidad antes que el otro y como no sé en qué momento iniciaron ustedes dos. Te puedo decir que quedamos empatados

— ¿Cómo sé que si lo hiciste?

— ¿Y cómo sé que si lo hiciste tú?

— Me acabas de ver salir

— Puedes preguntarle a Laura si dudas de mí

— Está bien, te creo florecita — El otro rodo los ojos molesto — ¿Volverás pronto?

— Desde luego que sí. Laura es maravillosa — Comento caminando al lado de Ángelo hacia el Santuario

— Bueno, aunque Cinthya estuvo genial, yo prefiero variar

— No estaría mal

Los dos guerreros caminaron completamente alegres hasta sus aposentos. Y como lo prometieron se aventuraron en la villa de Rude en más de una ocasión. Afrodita busco varias veces a su querida Laura, cuando sintió que ya había aprendido lo suficiente se dispuso a disfrutar de otras mujeres como su amigo le había indicado. Y después de un tiempo el pequeño pueblo de Rude quedo en el olvido, cuando Piscis descubrió lo bueno que era acortejando mujeres por las cuales no tenía que pagar por su compañía.

Siendo sincero acepto su imagen andrógina y admitido con descaro su inigualable belleza al ser está su principal arma en el campo de batalla. Las chicas en su mayoría se acercaban con la creencia de que fuera gay y él muy amablemente les demostraba todo lo contrario solo para sacarlas de su ignorancia.

Ángelo no se quedó atrás, aunque a éste le costó más trabajo salir de los burdeles por su forma vulgar de tratar a los demás. Cuando aprendió como usar su osadía a su favor, término enredándose con aquellas que lejos de asustarse parecían disfrutar de las caricias de un completo patán. Sin contar que el italiano encontró una perfecta forma de manipulación y cuando quería poner su mejor rostro lograba convencer hasta a la más pura del lugar.

Como aquella doncella que escapo alguna vez de sus encantos, en una noche la hizo suya sin ninguna queja.

La pequeña Nina se impregno del cuarto guardián, el cual sin ninguno problema la hizo a un lado porque ya había tenido lo que quería. La chica no tuvo de otra que irse para dejar de sufrir por el guerrero. Tanto Afrodita como él descubrieron lo molesto que podía llegar a ser una mujer enamorada, por lo que se prometieron tener más cuidado con las siguientes.

Los días en el Santuario fueron muy divertidos, entre misiones donde aprovechaban para conocer a otras mujeres y hacer lo que se les daba la gana como los santos del más alto rango. Pero el tiempo, con el paso les cobro con creces su osadía y ambos cayeron ante la guerra civil y también fueron los primeros en caer en la guerra santa.

Gracias a la diosa Athena, ahora todos gozaban de una nueva vida.

Ángelo y Afrodita llegaron con un poco de humildad. Sin proponérselo ambos se hicieron más amables no solo con sus compañeros, sino con la gente en general. Aunque jugueteaban con algunas chicas, sus encuentros eran mucho más maduros y más casuales para no generar ningún daño. Aunque no cambiaron del todo porque Ángelo siguió siendo un sínico despreocupado, todo esto quedo en el olvido cuando se enamoró.

Y con el paso del tiempo tanto Piscis como Cáncer descubrieron lo peligroso que era estar enamorado.

Saint Seiya es una obra de Masami Kurumada

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Hola, hola. Espero les haya gustado el capítulo. Como pueden ver esté a diferencia del anterior no quedo tan largo, pero siendo sincera no había mucho más que contar de estos dos. Por lo que les comento que solo profundizaré en las historias que lo requieran.

Por lo tanto algunos títulos serán muy largos y otros más bien cortos.

Como había advertido antes (para los nuevos lectores) no es necesario leer ¿De quién es el bebé? para entender esté fanfic. Pero si quieren enterarse que paso después con algunas parejas, pueden dirigirse allá. Solo si quieren.

El pueblo de Rude no existe en el manga ni en el anime. Me lo invente yo porque no creo que solo Rodorio este cerca al Santuario.

Vi una excelente acogida y espero no los esté incomodando mucho. Esté capitulo quedo un poco más subido de tono, pero tengan en cuenta que la situación lo ameritaba así, no solo por las hetairas, sino por los dos personajes en cuestión que al principio de la serie no eran los más amables del Santuario.

Nyan-mx, Natalita07, Noelle 153, Melka1, Monse, beauty-amazon, Ivonne Galvn, Jademia, ShainaCobra, Melody. Muchas, muchas gracias por sus maravillosos comentarios.

Tsuki-Ruyi Regulus muchas gracias por estar pendiente de mi historia.

Y a todos mis demás lectores muchas gracias por su apoyo.

Monse: jejeje Milo y Shaina son dinamita pura.

Melody: Te dejo respuesta en tu inbox.

Nos estamos leyendo.