Todo había acabado, solo se alcanzaba a ver de un tono gris por toda la ceniza de la batalla.

Estoico – ¡Hipo! ¡Hijo! – Se notaba la desesperación por encontrar a Hipo.

Los segundos pasaban y la niebla se empezaba a disipar, dando paso a una vista más clara.

Estoico – Pudo ver a la distancia al furia nocturna, - Ahh… Hipo… - se quedó plasmado por un memento… y empezó a correr, se escucha como jadea su respiración… cuando llega donde se encuentra chimuelo, se le forma una cara de sorpresa y preocupación, al ver que en la silla, no se encontraba su hijo.

El ambiente se encuentra tenso, el dragón se encontraba respirando pesado, todo el sistema para controlar la cola estaba completamente destruido.

Estoico – No podía creer lo que estaba viendo, sentía un gran vacío dentro de él, únicamente vio al dragón y ca tiro de rodillas mientras bajaba la cabeza. – ¡Ay, hijo!... – Empieza a sollozar – Yo hice esto… - Simplemente se quedó en esa posición lamentándose cabizbajo.

Gracias a que la niebla se empezaba a desvanecer, los demás vikingos, incluyendo a los del entrenamiento, se empezaron a acercar alrededor de Estoico y Chimuelo. Entre el tumulto de personas, se abría camino Astrid y Bocón, que rápidamente llegaron al frente, rápidamente ambos quedaron sorprendidos ante la escena que tenían frente a los ojos, mientras el resto de los vikingos inclinaban la cabeza por respeto y el pesar.

Bocón – Se limito a una sorpresa sin pronunciar ninguna palabra.

Astrid – Al poder ver al dragón en el suelo y a Estoico en el suelo, le llego un gran impacto, ¡Ahhhh! – Soltó un gran suspiro, podía sentir un gran dolor dentro de su pecho, sentía una impotencia de no poder hacer nada; ¡Noo! ¡Hipo!... ¡por favor!... yo… apenas te empezaba a conocer… Sus ojos se cristalizaron por las ganas que tenia de romper a llorar, simplemente no lo podía creer.

El ambiente se sentía pesado, todo estaba silencioso, lo único que había, eran suspiros, el tiempo parecía haberse detenido, incluso los dragones que había se asomaron sin realizar ninguna acción.

Chimuelo levanto la cabeza mientras soltaba un sonido de dolor y observo de rodillas a Estoico.

Estoico – Levanto la cabeza, miro a los ojos del dragón. – Ay hijo… perdóname… - Quedándose unos pocos segundos así.

Fue cuando Chimuelo decidió abrir sus alas, mostrando a Hipo abrazado por el dragón.

Estoico - ¡Hipo! – Grito mientras rápidamente se acercaba y tomaba al joven entre sus brazos, tomo su rostro.

El resto estaba impaciente por saber.

Estoico – Se quito rápidamente el casco, y se dispuso con gran esperanza poder escuchar el latido del corazón de su hijo. - ¡Ah! ¡Esta vivo! ¡Lo trajiste con vida! – Sintió una inmensa felicidad y alivio mientras lo observaba.

Todos los vikingos empezaron a festejar con gran alegría lo que acababa de decir el Estoico, inclusive los dragones también se acercaron más.

Astrid – Paso de tener una cara que representaba lo dolida que estaba, a tener una de felicidad por saber que el chico seguía vivo; El… ¡sobrevivió! Sin dudar, ese momento fue el más feliz que había tenido.

Estoico – Le puso la mano en la cabeza a Chimuelo – Gracias, por salvar a mi hijo.

Bocón – Se acerco e hizo una cara rara. – Bueno, la mayor parte.

Estoico – Únicamente volteo a ver a Bocón con enojo.

Todo el ambiente pesado, se empezaba a disipar dejando entrar un ambiente de alegría y alivio. Rápidamente Estoico empezó a dar ordenes para poder regresar lo más pronto a Berk, y así poder llevar a Hipo con Gothi.

Todo el mundo se empezó a organizar y con lo que quedaba de los botes, armaron y recuperaron lo que mas pudieron para emprender el viaje de regreso a casa.

Llegando, Hipo fue llevado con Gothi, Estoico lo llevaba cargando junto con Bocón, y también iba Astrid de tras de ellos. Cuando llegaron, los atendió de inmediato.

Bocón – Un momento jovencita, tendrás que esperar afuera. – poniendo su brazo frente a ella para evitar que entrara.

Astrid - ¡no! Espera, yo necesito entrar, ¡Por favor! El ya m… - Decía esto mientras trataba de esquivar el bloqueo de Bocón y poder entrar con Hipo.

Gothi con su bastón le dio un golpe a Bocón, y tomo de la mano a Astrid para llevarla adentro, al fin y al cabo, ella sabia el nivel de confianza que tenían ellos dos.

Astrid – Dime que se va a poner bien Gothi, por favor – Mientras se ponía a lado de él, a pesar de saber que estaba vivo, tenia miedo de que pudiera llegar a empeorar; No nos dejes Hipo… Inconscientemente sus ojos se notaban llorosos.

Estoico – Se encontraba mas tranquilo, y se sorprendió al ver la reacción de la rubia, se acerco a Bocón y le susurro. – ¿Desde cuando estos dos se llevan tan bien?

Bocón – Ni idea, en los dos últimos entrenamientos no se llevaban nada bien. – respondiéndole igualmente susurrando para evitar que Astrid los escuchara.

Gothi termino de cortar los excesos, de desinfectar y curar el pie de Hipo, le puso un liquido para ayudar a la cicatrización, tomo su bastón y escribió.

Bocón – Dice… que el pie no le sanará… - Recibiendo un golpe por parte de la anciana - ¡Ay! El pie le sanará… solo necesita un… ungüento… Eso es bueno, yo… creo que le empezare a fabricar una prótesis...; Esto va a ser difícil… conociendo el trabajo de Hipo. Se retiro para empezar a trabajar.

Gothi le dio la pomada que necesitaba a Estoico. Astrid reconoció que era el mismo ungüento que la de ella, y se sonrojo al recordar lo que había pasado, claramente eso no paso de manera desapercibida por la anciana.

Estoico – Muchas gracias Gothi… y ¿cada cuánto hay que ponerle… esto?

Gothi con ya no ganas de escribir, le dio un toque a Astrid, captando su atención y luego le señalo donde tenía su herida.

Astrid – Capto a que se refería y volteo a ver al jefe. – Dice que en la mañana y en la noche… supongo hasta que ¿empiece a cicatrizar? – Volteó a ver a Gothi.

Gothi Rápidamente asintió con la cabeza.

Estoico – ;¿Como es que supo?... Eso no importa ahora. Gracias de nuevo.

Estoico – Se acercó a Hipo y lentamente volvió a cargarlo para poder llevarlo a su hogar. Salió del lugar, pero se detuvo – Niña, algo me hace creer que Hipo te quiere a su lado – Dicho esto, siguió su camino.

Astrid – Se emocionó al escuchar eso; De verdad… ¿Seré importante para él? – Gracias Gothi, por salvarlo. – se retiró siguiendo al jefe.

Ambos, o mejor dicho los tres, se encaminaron hacia la casa del jefe, tan pronto llegaron Estoico subió a Hipo a su recamara, mientras que Astrid de manera penosa espero en la planta baja.

Cuando dejo a su hijo en su cama, bajo y se dirigió hacia la rubia.

Estoico – Hija, confío en que cuidaras bien a mi hijo, anda, sube y ve con el… yo tengo que ir a revisar unas cosas. – Terminó por irse.

Astrid – No le dio tiempo ni de responder cuando ya se había retirado Estoico. Vio las escaleras por lo que se dirigió a ellas y las empezó a subir. Al llegar a la habitación y entrar pudo ver a Hipo recostado en su cama y muchas otras cosas que llamaron su atención; ¡Wow! tiene muchísimos dibujos y notas… de Chimuelo y la cola que él había armado, claramente tiene un gran talento. Se dirigió a la cama de Hipo… Se quedo un rato viéndolo y decidió sentarse junto y de manera semi inconsciente, empezó a acariciarle el cabello; Hipo, como quisiera que estuvieras despierto, como quisiera regresar al pasado y evitar tratarte tan mal… Que vieras lo que acabas de lograr, te convertiste en el héroe de todo Berk… - Al mencionar esas palabras, revivió la sensación de cuando no lo vio y pensó que había muerto. Aunque no lo admitiera, ni lo aceptara, muy adentro de su ser, sabía que el representaba algo importante para ella.

Astrid siguió junto a Hipo, acariciando su cabello, esperando a que regresara Estoico.

Estoico por su parte se encontraba organizando a todo el mundo, siendo unos de sus objetivos construir nuevas naves, ya que en esos momentos se encontraban completamente indefensos vía marítima.

Terminando lo que tenia que hacer, se dirigió a su casa, ya que, aunque su hijo confiera en Astrid, el prácticamente no la conocía todavía.

Estoico – Entro a su casa viendo la planta baja vacía; Supongo que estará en la parte de arriba. Se dirigió a las escaleras y las empezó a subir, tan proto se asomó, vio a la chica rubia sentada a lado de su hijo acariciándole el cabello: Vaya, parece ser que si le tiene cariñó… pero ¿Desde cuando se hicieron tan unidos?Hola Astrid, no ha despertado ¿cierto?

Astrid – Seguía, distraída acariciando la cabellera del castaño, por lo que la pregunta del Estoico la saco de sus pensamientos. – Ah, jefe, lo siento, no lo escuche entrar. – Dijo poniéndose de pie y sonrojándose por que la vio acariciándole el cabello a su hijo. – No jefe, todavía no despierta.

Estoico – Se acerca a Hipo – Hijo, yo se que te recuperaras, estas en buenas manos. – volteando a ver a la chica.

Astrid – Yo… creo que me voy a ir a duchar… con tanto polvo que traemos puede infectar la pierna de Hipo. – Se empezaba a dirigir hacia las escaleras.

Estoico – No es necesario que te vayas, puedes darte un baño aquí, para que estés con Hipo.

Astrid – Anqué me gustaría aceptar y quedarme a lado de Hipo, - Se sonrojó; Le acabo de decir al jefe que quiero estar con su hijo… - y… además no tengo… ropa…

Estoico – De eso no te preocupes, ahora mismo voy a tu casa. – Volteo a ver a Hipo y le puso una su mano izquierda en él hombro de la chica. - Estoy seguro de que tus padres entenderán que Hipo te necesita.

Astrid – Internamente se alegró al escuchar las palabras de Estoico, provocándole un leve sonrojo agachando a la cabeza; ¿Sera verdad? – ¿U…us…ted cree eso?

Estoico – Bueno. – rascándose la nuca – Todavía no comprendo como es que se volvieron tan unidos… pero puedo ver que te importa mi hijo… Voy a visitar a tus padres, siéntete como en casa.

Astrid – Muchas gracias señor. – Dedicándole una sonrisa.

Estoico emprendió el camino hacia la casa Hofferson, mientras Astrid se quedo en el cuarto Hipo,

Astrid – Nuevamente se sentó a lado de Hipo, viendo las pequeñas cortadas que tenía en la piel, viéndolo con ternura, volvió a poner su mano en la cabellera del castaño, y mientras lo hacía, le dio una vista rápida a todo su cuerpo, pudo observar su mano derecha y una necesidad de tomarla.

El tiempo paso con rapidez en esa habitación, que tan pronto como se fue Estoico, ya se encontraba de regreso.

Estoico – Entrando a su casa y subiendo las escaleras. – Astrid, ya hablé con tus padres y están de acuerdo en que te quedes todo lo necesario. – le entrega un par de alforjas de cuero. – Esto te lo manda tu madre. – Se empezaba a retirar – ¡Ah! Una cosa más, si Hipo despierta, dile que no se preocupe por Chimuelo, Patapez junto con Gothi se están haciendo cargo de el y sus heridas… Por cierto, el baño esta abajo y… antes de irme, deje agua calentando en la chimenea. – Se fue, dejando nuevamente a los dos jóvenes solos.

Astrid – No dijo ninguna palabra. Abrió la alforja para encontrarse con 5 mudas de ropa completas y un jabón, en la otra había una pequeña manta junto a una toalla. Agarro una de las mudas, el jabón y la toalla, antes de bajar, le dio un pequeño beso en la mejilla a Hipo. Bajo, tomo el agua caliente vertiéndola en un bote y se metió al baño.

Astrid – Lenta y temerosamente por estar en un lugar desconocido, se empezó a quitar la ropa, quitándose primero su falda de picos, seguidos de sus hombreras, sus botas y calcetas, su blusa, pantalón, quedando solamente con su ropa interior. Segundos después, se animo a quitarse lo ultimo que le quedaba. Sonrojada por estar completamente desnuda en la casa de Hipo, prosiguió a tomarse la ducha, mientras lo hacía, llego al área de su estómago, recordando ella había dejado que la viera, pero lo que más hormigueo le hacía, era recordar como puso la mano del chico en su vientre y como él le había acariciado alrededor de su ombligo, recordar ese momento, le saco una sonrisa y revivió el sonrojo se sus mejillas, Con esa sonrisa también le llegaba el recuerdo de la mirada fija que tuvo el chico hacia sus pechos; Es demasiado pronto e inadecuado dejar que me vea o me toque otra parte. Poniendo sus manos en sus pechos.

Astrid – finalmente se dispuso a secarse con la toalla. Ya seca, se empezó a vestir, salió del baño y puso la toalla cerca de la chimenea para que se pudiera secar, con su ropa sucia en mano, subió y pensó que hacer con la ropa sucia, por lo que saco la manta y metió la ropa sucia.

Pasaron varios minutos y Astrid se entretuvo viendo todos los libros, apuntes y dibujos que Hipo tenia en su cuarto, leyendo algunas cosas que no entendía, hasta que oyó que alguien entraba y empezaba a subir las escaleras.

Resulto ser Estoico que llevaba cargando una cama, dejándola del lado izquierdo de la de Hipo.

Estoico – Como no sabemos cuando va a despertar, lo mejor es que te sientas lo más cómoda junto a él, Hipo… por… algún lado debe de tener otras cobijas. – intentando encontrarlas con la vista.

Astrid, - No se preocupe señor, yo las busco. Debería descansar, ha sido un día muy pesado y ajetreado. – Y no mentía, toda la aldea había pasado por mucho y era necesario un descanso.

Estoico – Es verdad hija, es hora de un momento de paz, Descansen. – Se retiro sin más preámbulos.

Astrid – Terminó encontrando las cobijas que le había dicho Estoico. Preparo la cama y se dispuso a descansar. – Descansa Hipo. – Dándole un beso en su frente. Apago las velas y se acostó sin su falda de picos.

Gracias a la cercanía de las camas, pudo tomar la mano del castaño, y así se durmieron.

Durante la noche Astrid estuvo muy inquieta por las pesadillas que estaba teniendo.

Astrid – En su sueño estaba reviviendo cada momento en el que trato mal al chico, sin pensar en el daño que le podría estar haciendo, pero sin duda el peor de todos fue tener que revivir el momento de la batalla con la Muerte roja. Se despertó a media noche muy agitada, todo estaba oscuro; Necesito que despiertes… tengo muchas cosas que decirte. Se dio cuenta que todavía estaban agarrados de las manos, así que se acercó más y estuvo a punto de ponerle la mano en sus pechos; ¡No! Eso está mal… Bajo mas la mano y la puso sobre su estómago para sentir como si la estuviera abrazando.

Ese simple acto fue suficiente para poder tranquilizar a Astrid y que pudiera pasar la noche sin más problemas.

Los días siguieron pasando, para un total de cuatro, como Astrid era la encargada de estarle poniendo el ungüento en la herida, gracias a la constancia y que se estaba aplicando de manera correcta, la cicatrización había avanzado considerablemente bien. Ya Bocón había terminado de fabricar la prótesis y se la habían puesto, pero todos se empezaban a preocupar, los días pasaban y el seguía sin despertar.

Para el quinto día, Chimuelo ya se encontraba con todo su control de cola nuevo y prácticamente curado de todas sus heridas, por lo que lo dejaron estar en el cuarto de Hipo.

Astrid – Gracias a los días, había agarrado ya gran confianza, se encontraba sentada en la misma cama que el castaño del lado izquierdo, ella lo tenia abrazado y le acariciaba el hombro y brazo derecho. – Sabes Chimuelo, nunca se lo dije a nadie por… porque no quería que se burlaran de mí, desde hace tiempo me llamo la atención, desde un inicio era diferente a todos, es especial y lo ha demostrado, pero yo siempre lo ignore, incluso lo trate mal. – Comenzó a soltar unas lágrimas. Ya quería que despertara que todo acabara.

Hipo – ¿Es… verdad lo que acabas de decir Astrid? – Alcanzó a escuchar todo lo que dijo Astrid; Es… increíble lo que Astrid acaba de decir.

Astrid – De la emoción y con cierta conciencia, ignoro la pregunta y se lanzó a abrazar a Hipo - ¡Hipo! ¡finalmente despertaste! – Comenzó a llorar y puso su cara en el hombro de Hipo, sin pensarlo tomo el rostro y le dio un beso en los labios; Bese a Hipo… acabo de besarlo… y fue muy lindo… ella siguió llorando durante unos minutos, pero no le importaba, mostrarse tal cual como era con el chico.

Después del tan emotivo momento, y haberse calmado, los tres finalmente salieron de la casa y se reencontraron con todos los vikingos. Tanto Estoico como Astrid, le explicaron todo lo que había pasado en lo que estuvo inconsciente.

Hipo -; Así que Astrid me cuido todo este tiempo, nunca me dejo solo… y me… ¡BESO! En los labios… creo que hare algo por ella… pero que sería bueno…

Fin.